tag:blogger.com,1999:blog-17436324617361632522024-03-05T04:58:21.379+01:00Viaje alrededor de mi cuartoEl blog de un sepulvedano: Antonio Linage Conde.
He utilizado como título el del libro de Xavier de Maistre.Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.comBlogger42125tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-28084541412901683502013-10-20T22:02:00.000+02:002013-10-20T22:02:26.160+02:00EN LA INFANCIA Y DESPUÉS. RECUERDOS DE LOS TÍOS Y DE LOS PRIMOS.<div class="MsoBodyText2">
<span lang="ES-TRAD"><b><u>EN
LA INFANCIA Y
DESPUÉS. RECUERDOS DE
LOS TÍOS Y DE
LOS PRIMOS.</u></b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi recordado amigo Fernando
Collado escribió un libro titulado <i>El
teatro bajo las bombas. </i>Es un estudio exhaustivo de la actividad escénica
en el Madrid de la guerra civil. En el día 5 de marzo de 1939 consta una
representación. Pero debe tratarse de un programa que no se consumó. Pues la
resistencia a la sublevación del coronel Casado hacía entonces muy difícil el
tránsito por la ciudad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Ese mismo día mi padre
estaba muerto en el piso interior del número cuatro de la calle de Arango,
donde nosotros hubimos de improvisar vivienda para los años de la
contienda al sorprendernos
inopinadamente allí su estallido. La funeraria no acudió precisamente con
puntualidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Veintitrés días después
Madrid cayó. La sierra dejó de ser una frontera entre la capital y nuestra
tierra. Enseguida vimos a algunos paisanos. Ramiro Rodríguez Vaquerizo, un
hermano militar de mi tío Eudosio, nos recogió y nos llevó a Cantalejo, donde
vivían mi abuela con mi tía Juanita, soltera, maestra, y mi tío Eudosio.
Hicimos el viaje por Segovia. En el restaurante donde comimos yo le pregunté al
camarero que a cuántos garbanzos tocaba. Me pareció que bromeaba cuanto me
contestó que todos los que quisiera. Mi
tío político Eudosio era farmacéutico y se había casado con mi tía Peñita
durante la guerra, en la que nació nació mi primo Jaime.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Enfermo ya de la
tuberculosis que acabó con él, mi padre presagiaba para él un futuro Aquejado
de la tuberculosis a la que sucumbió, mi padre se presagiaba un futuro enfermizo
y débil, y confiaba en que los ahorros hechos en los breves años de su
ejercicio profesional de procurador en Sepúlveda, nos permitieran subsistir,
aunque él tuviera que trabajar con menos intensidad. Pero el nuevo Estado
confiscó nuestro modestísimo patrimonio. Nuestro único recurso en la postguerra
iba a ser pues la caridad de la familia materna. Con esto no quiero decir que
la paterna se desentendiera. Pero naturalmente mi madre prefirió vivir con los
suyos y gracias a la buena acogida que encontró no fue necesario acudir a la
otra rama.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Llegamos a Cantalejo ya de
noche. Creo que dormimos en casa de mis tíos, que vivían en la Plaza, en la
misma casa de la botica. Despertaron a mi primo Jaime para que nos
conociéramos. Yo tengo el recuerdo de haber sentido entonces algo así como la
entrada en un mundo nuevo, de perspectivas insospechadas, y que la gran ciudad
y la vida anterior se quedaban en un panorama definitivamente ido y sin vínculo
ninguno con la realidad a la vista que acaparaba el futuro. No tener que contar
los garbanzos había sido un buen comienzo.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Días después, en casa de la
abuela descubrí una lata grande de azúcar. Había terrones gigantescos y muy
compactos, de una dureza deliciosa, incluso gratos a la vista, como si fueran
pequeñas obras de arte. El paraíso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">A pesar de lo relativamente
crecido de su vecindario, en Cantalejo era costumbre invitar en las bodas a un
piscolabis a todo el vecindario. Al poco de llegado, yo entré en un patio donde
se estaba rindiendo tributo a ese uso.
Los bollos de Cantalejo eran grandes, pesados, muy sólidos, harinosos, algo duros,
el extremo opuesto a los soplillos de Sepúlveda. Pero a mí me gustaban. No veía defectos en
esas cualidades. Y me atiborré tanto de ellos en esa ocasión que llegué a llamar la atención. Ahora bien, los
bizcochos borrachos que yo descubrí luego en una de las confiterías estaban en otro
ámbito. Su excelsitud me pareció milagrosa. No bocados de cardenal, sino de
Sumo Pontífice.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Una de las oportunidades
perdidas en Cantalejo de que me arrepiento es de no haber disfrutado más de la
seducción del pinar, no haberle aprovechado más como fuente de inspiración.
Tengo nostalgia de las turmas, unos tubérculos que se criaban bajo su arena.
Con ellas podían hacerse tortillas. Parece que ahora el pinar está más
descuidado, aparte de mermado, y se crían menos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">El día 14 de abril, el
párroco don Primitivo Galán Arribas me bautizó y dio la primera comunión en la
formidable iglesia de San Andrés. Me regaló una estampa en la que se veían la
Plaza de San Pedro y el papa Pío XI. Al reverso escribió a máquina “bautismo y
primera comunión”. En mi casa tacaron la primera palabra, para que no se viera
que el bautismo había sido tan tardío.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Enseguida aprendí el oficio
de monaguillo, entregándome a la seducción de la liturgia que me sigue
acompañando. El mayor atractivo por todos los acólitos compartido al ayudar a
misa era tocar la campanilla. Una vez en que mi compañero se adelantó y me la
quitó, yo le di unos golpe en la espalda con el apagavelas. Don Primitivo se
dio cuenta de que algo raro había pasado. Llegados a la sacristía nos hizo a
los dos algunas preguntas, pero antes de darnos tiempo a responder dio a mi
compañero una bofetada. Así terminó el episodio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi primera borrachera fue,
con ese motivo, en la Virgen del Pinar. Ésta se venera en una ermita alejada, y
algunas de las veces raras en que allí se decía misa de encargo, los interesados
llevaban provisiones para dar lo suyo a la mesa terrena después de haber
rendido tributo a la celestial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">No sé cómo había en casa un
pasamontañas que tapaba completamente la cara, dejando sólo la abertura de los
ojos. Su abrigo era una delicia, sobre todo para ir a la escuela algo alejada.
Pero mi tía Peñita le estimó antiestético, incluso ridículo, y le hizo
desaparecer. Cuando fui a Murcia a servir mi primera notaría, quedé cautivado
por esa tierra ubérrima. Pero el clima fue mi única sorpresa desagradable. Yo
estaba convencido de que allí la primavera y el verano eran continuos. Y pasé
frío. La explicación está en que sus gentes se acostumbran al leve frío que
tienen. Nosotros no podemos acostumbrarnos a nuestro frío horripilante. Y de
ahí que paradójicamente tampoco podamos estarlo al menor frío suyo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> -----------------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi abuelo Matías había
muerto a los treinta y siete años en la gripe de 1918. Años después de la
guerra y la postguerra que tantos sufrimientos la depararon, mi madre decía
que, a pesar de ello, el horror de esos largos años no había llegado al de los
pocos días de la epidemia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">El abuelo era tratante en
granos. Sabía disfrutar amablemente de sus ratos de ocio, sobre todo en la
Confitería, que también hacía de bar y era sede de tertulias. ¡Aquellas
discusiones de buena pasta en la guerra europea entre los aliadólfilos como él
y los germanófilos! A mí no se me apaga el sentimiento de no haberle conocido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi madre, la hija mayor,
tenía trece años al quedarse huérfana. La seguían las tías Fina, Juanita y
Peñita, ésta de tres años nada más. Mi abuela Felisa no continuó el negocio y
logró subsistir de la modesta renta heredada. Los años anteriores a la guerra
vivió en Segovia. Supo pues hacer frente a la difícil coyuntura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Cuando mi abuelo murió
estaba algo distanciado de su única hermana María. A pesar de ello para sus
sobrinos era una fiesta encontrársele por su generosidad con ellos. Ella
naturalmente fue a verle en su última enfermedad. No consciente del todo, a él
le sorprendió la visita, como un aviso de la gravedad de su estado. “¿Qué pasa?
Qué pasa?, contó mi madre que decía. Su hermana al despedirse de mi abuela la
dijo: “Salva a tus hijas”. Y ella así lo hizo. Él era hermano de la Cofradía de
Plagas y el año de su muerte le había tocado el menester de llevador de
cadáveres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi tía Peñita era guapa y
simpática y tuvo mucho éxito entre la mocedad de nuestra ciudad de provincia.
Su marido había tenido la farmacia en la misma Segovia, en el Azoguejo, pero
acabó echando en Cantalejo sus raíces profesionales y hogareñas. Él era del
vecino Fuenterrebollo. Me acuerdo de la simpatía que mi tía inspiró a mi
primera mujer en el corto trato que pudo tener con ella. La tía tenía un genio
vivo, y ello le hacía incompatible con cualquier asomo de rencor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi tía Juanita había
comenzado su ejercicio de maestra antes de la contienda. En casa estaba la gran
estampa de Cristo que retiraron en la República de su escuela de Fuentes de
Cuéllar. Un compañero suyo de las escuelas graduadas de Cantalejo, Joaquín
Duque, acabó siendo su marido; por eso
esos primos se llaman Duque Conde. Era de La Granja, donde su padre trabajaba
en la administración del Palacio Real, y un tío fue canónigo de la colegiata.
Antes de la guerra él había sido por corto tiempo maestro en Sepúlveda. A su
terminación pudo continuar en el ejército, pero prefirió la docencia, librándose así de las previsibles
servidumbres de esos años duros, a costa
de renunciar a oportunidades económicas pero en aras de la ética.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi tía Fina se había
independizado antes. Se hizo enfermera en el Instituto Rubio de Madrid, y en la
guerra sirvió en la sanidad militar. La oí contar una vez de cómo se conseguía
mantener el trato debido a los prisioneros heridos y enfermos, a pesar de
ciertas intervenciones en contra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> --------------------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Yo había aprendido en
Madrid, naturalmente en casa, a leer, y también a escribir pero sólo en letras
mayúsculas de imprenta. Mi primer maestro fue mi tío Joaquín en Cantalejo. Él
enseñaba en un grado superior al que me correspondía, pero me pasaron a él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">De aquellas escuelas
recuerdo un pequeño museo etnográfico que acababan de hacer los maestros, con
la sola ayuda de sus discípulos. Había en él naturalmente miniaturas de
trillos, el medio de vida del lugar, juntamente con la trata de ganados. Ambos
menesteres nómadas, pues los trillos de fabricaban allí, pero los cantalejanos
recorrían casi toda la Península
vendiéndolos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi tío me enseñó una vez el
Boletín Oficial del Estado en que figuraba su nombramiento. Quería que viera su
nombre en letras de imprenta. Todavía a estas alturas, yo sigo manteniendo la
misma ilusión por la impresión de mis textos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Cuando me llegó la edad del
bachillerato, se decidió que estudiara libre el primer curso. Mi tío Eudosio me
daría las matemáticas y las ciencias naturales, y las demás asignaturas mi tío
Joaquín. Mi tío Eudosio se había preparado para la academia militar y dominaba
la materia. Pero además era un formidable pedagogo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Enseguida mi abuela se
volvió a Sepúlveda a vivir, con mi madre y conmigo. El segundo curso le hice
interno en el colegio Corazón de María de los claretianos de Aranda de Duero. En
el primero me había sentido un privilegiado. Estudiando sin dejar la casa y
dando las clases literalmente en familia. Como un príncipe con sus peceptores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">De la tía Juanita, cuando
vivía con nosotros de soltera, tengo un recuerdo dulce y casi poético. Ahora se
me representa su estampa de entonces encarnando la doncellez, pero en el
espíritu con la maternidad en germen.
Toda la profundidad del eterno femenino.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Recuerdo que una vez entró
casi saltarina por el pasillo diciendo que se había comprado un reclinatorio,
pieza desde luego del ajuar en esos tiempos. Otra nos anunció alborozada una
visita del novio, que mi abuela vetó, lo que ella aceptó sin protesta. Un 28 de
diciembre fui temprano a pedirla un duro para un encargo de casa. Me le dio y
en medio de la escalera la grité que se lo pagarían los Santos Inocentes.
Entonces ya se había casado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">La nueva casa de mis tíos
estaba enfrente de la de mi abuela, hacia la salida del pueblo. Desde ella se
veía a algún trillero cuando trabajaba al aire libre, abriendo en la madera las
hendiduras con el escoplo para meter en ellas las pequeñas piedras a golpes de
martillo. Cuando eran varios, el conjunto tenía alguna musicalidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Abrieron también allí una
panadería nueva. Me sorprendió que el rótulo, “panadería mecánica”, se pusiera
pintando los moldes de las letras que había en un cartón perforado. En un
antiguo libro de texto de agricultura vi yo reproducida una de las máquinas del
establecimiento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">El primer parto de mi tía
Juanita fue una niña muerta. Llevaron a nuestro portal el pequeño ataúd blanco
para evitar a la joven madre la tristeza de los cantos latinos de las exequias,
por más que la Iglesia los celebre como jubilosos Pero a pesar de ello la
llegaron. Después nació Charito, mi única prima materna, seguida de Joaquín,
Quinito le llamábamos entonces, y Jesús Mari. Éste colaboró conmigo en los años
de mi notaría madrileña.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">En el otro hogar vino al
mundo Adolfo, un día de diciembre, San Dámaso. Luego Javier y Antonio, éste
algo tardío. Yo le saqué de pila. Ya no están con nosotros Javier y Jesús.
Javier y Jaime fueron hombres de mar, cual otros de tierra adentro. Adolfo se
casó con la nieta de don Conrado, un amable médico de Cantalejo, y ejerce la
profesión paterna en Cartagena. De don Conrado recuerdo yo que fue como
facultativo de visita a nuestra casa
cuando yo estaba en el soleado patio haciendo una traducción del francés, a la
que me ayudó. “En una región lejana”, pero él me apostilló que en castellano el
adjetivo se ponía antes que el nombre y había que modificarlo, “en una lejana
región”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi tío Eudosio era sosegado,
silencioso, pero si uno se fijaba podía advertirle cierta sabiduría tácita y
una honda asunción de la condición humana, determinante de un adecuado saber
estar en el mundo y entre los hombres. Mi tía Peñita había encajado con
plenitud en la sociedad del lugar. Ellos se quedaron allí toda la vida. Mis
otros tíos se trasladaron a Madrid
cuando les fue posible, buscando para los hijos oportunidades más asequibles,
como efectivamente consiguieron.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> Mi tío Joaquín murió todavía joven. Fue en los
años de mi primer matrimonio. Mi primo Joaquín estaba cursando la carrera de
ingeniero de minas. Mi primera mujer, Cata, se anticipó a sugerirme que si era
preciso debíamos ayudarle a completar sus estudios. Se lo dijo también a mi
madre. Creo que a nadie más. Pero no fue necesario. Ni siquiera se habló de
eso. Mi tía salió adelante como su madre en la generación anterior.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">La vida de Cata fue tan
corta que no llegó a conocer a casi
nadie de la familia. Por casualidad, Joaquín visitó con nosotros, habiendo
coincidido en Madrid, el convento de las Dscalzas Reales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Entonces se viajaba menos y
encontrarse algo lejos de la tierra nativa era un pequeño acontecimiento para
los paisanos. Esas escasas idas y venidas se aprovechaban para enviar recados,
o salutaciones sencillamente. Mi tía Fina vivía en Valencia ejerciendo su
enfermería y uno de esos contactos fue con un militar cantalejano, Claudio de
María. De ahí surgió su boda. Muy poco después de ella, mi tío tuvo que irse al
frente ruso. Yo recuerdo el halo algo misterioso de los sobres de su
correspondencia en que siempre nos decía que ni un momento nos olvidaba, <i>Feldpost, </i>correo de campaña. Tuvieron un
hijo único, como yo, José-Manuel. Mi tío era cariñoso, espontáneo, poseído de
los afectos familiares.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Para mí era un lujo contar
con su casa en Valencia. Allí descubrí las fallas. Me acuerdo de uno de los
imponentes desfiles, no de los más populares, diurno, de una oficialidad
municipal, pero que a mí me dio una formidable impresión urbana. Soy un hombre
de tierra adentro a quien siempre ha atraído el mar. Y la luminosidad
mediterránea.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">José-Manuel y yo hacíamos a
veces curiosos y aberrantes experimentos culinarios cuando nos quedábamos solos. Una vez coincidí
con Javier, que hizo escala en ese puerto. José-Manuel se acuerda de que la
primera vez que vi con él el mar dije: “Mare Nostrum”. Una de mis tontas
pedanterías, por sentida que fuese.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi tía era maternalmente
cariñosa. A diferencia de otros coterráneos ella se adaptó bien a la vida
valenciana. En sus últimos años frecuentaba más el pueblo natal. Para mí ha
sido una de las grandes satisfacciones haber tenido ocasión de acogerla, lo que
por las circunstancias con otros tíos y primos no me resultó hacedero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Me acuerdo de la
recomendación que mi madre me hizo a raíz de una operación suya de diagnóstico
muy pesimista que felizmente resultó fallido: “Si yo me muero, quiérelos que
ellos te quieren”. Estaba pensando en sus hermanas y sus sobrinos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> -----------------------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Cantalejo ha tenido un
formidable historiador, el clérigo Francisco Fuentenebro. En su monumental
historia del lugar ha tenido la generosidad de citar un texto de mi padre,
elogioso de la laboriosidad y empuje de aquellas sus gentes, que podían ser un
ejemplo para nuestra Sepúlveda un tanto adormecida. Yo estoy complacido de
haber prologado su libro. Y de haber dado el pregón de unas fiestas del pueblo,
evocando aquellos años, lo que ahora hago con más ternura que nunca, a medida
que se acerca la despedida. Mi padre tenía despacho en Cantalejo y le atendía
los viernes que era su día de mercado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Insospechadamente, un
recuerdo mio sirvió a Fuentenebro de fuente oral para su libro. Se trata del
enigmático bombardeo de Cantalejo en la guerra civil. Yo estaba con mi madre en
nuestro piso de Madrid, ya que mi padre estaba en el frente. Estaba dando la
radio las noticias. Recuerdo la voz sosegada de bajo del locutor: “H sido bombardeado
Cantalejo, pueblo de la provincia de Segovia”. No recuerdo el resto de la
información. Mi madre no pudo contenerse pensando en la suerte de los suyos.
Que la radio republicana diera la noticia de esa manera ha resultado
interesante para Fuentenebro y así lo menciona. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> ---------------------------------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Desde entonces hasta ahora
ha tramontado un mundo y ha emergido otro. Y se ha pasado mi vida. Muchas
páginas, muchos folios. <i>In angulo cum
libro</i>, con un libro en un rincón grato. Una estampa de felicidad. <i>Accipite librum et devorate illum, </i>coged
el libro y devoradlo, es una exhortación de la Sagrada Escritura. <i>No hay nada mejor que un legajo, </i>me dijo
un canónigo archivero. Es justo e inevitable que yo asocie ese paisaje a
aquellas primeras lecciones de mi tío Joaquín.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Una vez acompañé a éste en
Segovia a la entrega de un trabajo escolar que presentaba a un concurso cervantino. “Es sincero y tiene
su sello de originalidad”, recuerdo que le dijo el compañero que la recibió.
Siempre que yo recuerdo las realizaciones de entonces con tan escasos medios,
no puedo menos de cotejarlas con la decadencia de ahora en que tanto nos
sobran.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">De mi tio Eudosio recuerdo
que alguna vez me daba unas pastillas de goma de su botica. Eran medicinales
pero valían para golosinas. La memoria de aquella farmacia, y de otra que unos
parientes paternos tenían en Buitrago, creó en mí una estimación respetuosa de
ese menester, un tanto aureolado de algún poder mítico. Es un lugar común decir
que los boticarios de hoy sólo despachan, y que para eso sobran los estudios
universitarios. Pero es incorrecto este uso del verbo despachar, la palabra
específica es dispensar. Y no ha tramontado del todo la fórmula latina de las
recetas que les encargaba el médico, <i>fiat
secundum artem. </i>Alguna vez voy a la Academia de Farmacia y me he interesado
por suhistoria. Uno de los académicos, Albino Sacristán, es de Cabezuela.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Y cuando ahora veo a algunos de mis
primos en nuestra Sepúlveda, con más juventud que yo, con menos vejez en todo
caso, tengo la sensación de que estoy disfrutando de mis últimas victorias
sobre el tiempo. Charo con su marido Miguel, hombre de curiosidades y méritos, sólido
conversador de mente bien ordenada, en algunas escapadas desde su fronterizo
Badajoz, y los hijos que continúan esa presencia, ocupan la casa donde yo nací
y tuvo mi padre su despacho. José-Manuel disfruta de cuantas escapadas puede con
Gloria desde su Levante luminoso. Ir desde Madrid a Sepúlveda en busca de mesa
y sobremesa es siempre un pequeña fiesta para Jaime.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Y Joaquín es edil de nuestro municipio.
Como lo fue el abuelo Matías. Sepúlveda se ha enriquecido cuando ha plantado en
ella su morada, con la prima canadiense que por su sensibilidad y su cultura es
un lujo para la familia, venida de la otra orilla septentrional, pero tan
nuestra como las compañeras de la vida de los otros. En ella se conjugan la
mujer fuerte de la Escritura y toda la dulzura de la femineidad. Cuando la
oímos cantar gregoriano en El Salvador, ¿no sentimos que donde lo universal
está es en lo local? A uno de sus hijos le han puesto Matías, como el abuelo.
Un regalo este injerto de la <i>Nouvelle
France </i>en nuestra vieja Castilla. Autora su madre de un libro sobre teatro,
la unión en el espíritu creador a las dos orillas del océano que ya no es
tenebroso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText">
<span lang="ES-TRAD"> -------------------------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Se me viene a las mientes un canto a
los antepasados del poeta sueco Erik-Axel Karlfedt, premio nóbel el lejano año
de mi venida al mundo: <i>Sus nombres no se
mencionan en los </i>Anales<i>, vivieron en
paz y humildad, pero yo vislumbro su procesión perdiéndose en la noche más
oscura del tiempo. ¡Mis antepasados! En el tiempo del dolor y de la tentación,
vuestra memoria fue mi fortaleza. En mis mejores momentos de intenso bregar he
pensado en vuestro dolor, en vuestro pan escaso y duro. Ahora paso el verano y
el otoño buscando ritmos y rimas. Pero si algún día retumbara en mi verso el
eco de la tormenta o del oleaje del mar, si se oyera en él un trino, si algún
sonido del bosque profundo se hiciera un susurro, seriais vosotros, después de
tantas generaciones, vosotros con el hacha en la mano, tirando del arado y del
carro.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Eso lo escribía el poeta en 1931. Eso
lo podemos aplicar nosotros a nuestros trasabuelos, los que vivieron en el
valle del Pas y los que vinieron a Sepúlveda. Con ciertas enmiendas y
salvedades, también a mis padres y mis tíos.<i>
<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Yo hago mío el título de un
libro de Georges Simenon, <i>Je suis resté
un enfant de choeur, </i>yo sigo siendo un monaguillo. Todavía me deleita
recorrer las páginas tan olvidadas de los tratados ceremoniales. Y me ilusiona
que una frase del abuelo Matías podría haber facilitado la exposición de uno de
los ritos. Veamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">En la llamada misa de tres
curas, casi siempre los dos ministros asistentes, el diácono y el subdiácono,
estaban uno a cada lado del oficiante. Pero alguna vez se ponían en fila, uno detrás de otro. Pues bien, el
abuelo Matías hablaba de las misas <i>de
tres en ringle y dos con porra</i>. Tres en ringle aludía a la colocación que acabo de decir. Los dos con porra eran un
añadido a las misas que en Sepúlveda se llamaban de cabildo, en recuerdo de las
de capas y cetros del antiguo Cabildo Eclesiástico. Dos clérigos con capa
pluvial se mantenían inmovilizados durante toda la misa a sendos lados del
altar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Cuando el abuelo nos dejó,
las misas de cabildo eran ya un lujo raro. Yo no he conocido más que una. Pero
sí tuvo la suya de los tres en ringle. Y en esos días en que los muertos no
podían permanecer en la casa y se dejaban solos en el cementerio, enterrados
precipitadamente a veces, mi abuela se ocupó de que él tuviera dos veladores en
la noche anterior a su sepultura. Su esquela ocupó toda la primera plana de <i>El Adelantado de Segovia. </i>Acaso ese
dispendio fue la última página de la etapa precedente, inaugural de la
esforzada lucha por la viuda de la joven viuda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Me acuerdo de una breve
estancia en San Francisco. En un escaparate vimos un libro sobre la gripe del
Diez y Ocho. Le compramos inmediatamente. Y en el pasillo del hotel nos
cruzamos con una vieja dama que le llevaba en la mano. Estoy convencido de que
la habría traído algún recuerdo parecido al mío.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Las noticias a la fuerza
escasas de los muertos jóvenes nos resultan más valiosas, máxime si no hemos
llegado a conocerlos. Por eso traigo a colación un episodio de la vida de mi
abuelo. Era amigo del ingeniero Luis Carretero Nieva, destinado en Segovia después
de haber recorrido ampliamente las Españas. Es autor del libro titulado <i>Las nacionalidades españolas</i>. Exiliado
en Méjico, su hijo Anselmo Carretero Jiménez continuó el cultivo de ese tema.
Una nieta, académica correspondiente de San Quirce, es máxima autoridad en
tapices, conservadora de los del
Patrimonio Nacional.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Carretero Nieva pasó ocho
días en casa de mis abuelos. Mi madre le recordaba paseando de un extremo a
otro de la casa, a pesar de no haber en ella mucho espacio para el
peripatetismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> ---------------------------------------------------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Yo había ya dejado de ser joven cuando
pasé una noche en el piso madrileño de mi tía Juanita. Recuerdo el cariño con
que me puso una manta suplementaria sobre los pies. Ese detalle tiene para mí
valor de símbolo. A un médico humanista, Domingo García Sabel, le oí unas
conferencias sobre el momento de la muerte. De algunas de las posibles maneras
en que la parca nos podía llegar, él mismo decía que como médico le gustaría
tener alguna de ellas. Yo diría lo mismo de aquella escena junto a mi tía. Que
un sueño de esa memoria tan dulce como ahora me resulta fuese el último.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Las circunstancias de
nuestras vidas han determinado que mis contactos con los tíos y los primos
hayan tenido intermitencias. La que más lamento es la poca frecuencia de los
encuentros con mi ahijado Antonio. Acaso alguna vez yo haya podido dar la
impresión de haberse también debido esas relativas lejanías a mi inmersión en
el mundo de los libros. Mas os aseguro que no ha sido así. El abate Bremond lo
dijo a propósito de los valores humanos de los benedictinos mauristas: <i>El polvo de las bibliotecas no seca el
corazón.</i> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Yo fui un niño difícil de
nacimiento y la ausencia de mi padre no implicó precisamente un alivio, aunque
mis tías y mis tíos hicieron lo más posible por suplirla. Por eso no me mostré
tan cariñoso con los míos como hubiera
debido. En mi descargo lo único que puedo alegar es que nunca me ha faltado la
sensibilidad para lamentarlo. Cual otras cosas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Recuerdo una polémica de los
años Cincuenta en París sobre el entierro de la escritora Colette. Ésta era una
divorciada casada civilmente después. El arzobispo Feltin la negó las exequias
religiosas. Era la disciplina canónica de entonces. El escritor católico inglés
Grahan Green escribió una carta disconforme al prelado. Él le contestó alegando
la obligatoriedad de esas formas en el fuero externo, pero apostillando que en
el interior de cada uno sólo Dios sabía donde terminaban las culpas y donde
empezaban los méritos. Sólo Dios y cada uno. Y yo al penar esto último no me
busco una absolución fácil.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Por otra parte las aventuras
intelectuales que yo he corrido, aun reconociendo su valor, quiero decir el de
ellas en sí mismas no el de mis capacidades, no son un valor supremo. Acaso mis
primos se hayan acercado más a éste.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Volviendo la vista atrás,
recuerdo algunas críticas que en ciertos momentos hice a aquellas gentes,
lugares y tiempos. Por supuesto que las lamento y retiro. Pero de veras pienso
que algunas eran una censura desviada que me hacía a mí mismo, una excusa
subconsciente para absolverme de no haber correspondido como era debido a lo
que en todo ello había de riqueza, escondida o a la vista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Otras veces mis reparos
podían deberse precisamente a una valoración de las personas que eran su objeto
y un juicio superficial de haberse ésas quedado por bajo de ellas. Juicio
superficial digo. Sin llegar a lo altisonante, pienso en mi tío Eudosio. ¿Acaso
hay que lamentar que su farmacia estuviera en Cantalejo en vez de haberla
continuado en la Plaza del Azoguejo? El planteamiento no es de recibo. Me acuerdo
ahora de un amigo que enseñó en el Instituto y en la Universidad y confesaba
haberle dado mas satisfacciones aquél que ésta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Un cultísimo boticario de
León me aseguró una vez que el colegio de Valladolid al que mi abuelo Matías
había ido, una institución seglar francesa,
era el mejor de Europa. Desde luego unas puertas abiertas a campos muy
vastos. Pero ¿los echaba el abuelo de menos en la placidez del pueblo y la
tierra de nacimiento?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">De no haber sido
acogidos mi madre y yo por mis tíos a la
terminación de la guerra, mi vida habría cambiado forzosamente. Mi madre habría
tenido que buscar un trabajo que ni sus posibilidades ni las circunstancias
habrían hecho fácil. Eso no se entiende ahora, pero aquel mundo era muy
diferente. A mí me habría sido mucho más penoso y difícil estudiar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> -----------------------------------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Otra vez diré de mi familia
paterna. En Sepúlveda las tabletas de chocolate de la tía Esparanza, la tía
soltera; los bollos de la tía María. El primo Angelito sucesor de su padre en
la industria paterna del aguardiente sin salir del pueblo natal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">¡Y aquellos veraneos
luminosos en Buitrago! Ahí vivían mi tía Dominga y mi tío José-Luis, cada uno en
su comercio. Con éste último, diez años más joven que mi padre, convivimos en
la guerra en Madrid.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">El pleno de los estudiantes
de vacaciones fue una vez a ver al nuevo cura joven para preguntarle la
significación del lema del escudo <i>ad
alenda pecora</i>, “para alimentar a los animales”. Toda una estampa de época.
Y la brevísima aventura de mi primo el Chato, que así le llamábamos aunque le
habían puesto Ángel como al abuelo, parado por los maquis cuando volvía de una
de las compras que con mi tío político Bernardino hacía en Madrid para su
comercio, que luego él continuó, siempre una encarnación de la bondad, de la
buena pasta. Hace poco que nos ha dejado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Dos hermanos suyos fueron
médicos, el Epi, Epifanio en Jaén; José-Luis conocido de todos los pediatras de
España por su cargo en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Mi prima Nani se
quedó en el pueblo, en el llamado “Bar de Abajo”, donde paraban los coches de
línea de Sepúlveda a Madrid, los de La Ribereña. Espe recorrió España casada
con un funcionario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Mi otro primo José-Luis,
hijo del único hermano varón de mi padre y del mismo nombre, ha terminado su
carrera de secretario judicial en Tortosa, la ciudad episcopal. Una hija suya,
Eva, es notaria. De esa manera se mantiene en el escalafón del cuerpo nuestro
raro apellido. Su hermana Angelines nació en la guerra, el día de mi
cumpleaños. Mi madre hizo de comadrona. Y yo me las arreglé en un Diccionario
que teníamos en casa, el de Alemany y Bolufer, para enterarme de la
nomenclatura del parto y su ayuda. Su hermana más pequeña lleva el nombre de mi
padre. Mucho menos he visto a Vicenta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Eva autorizó un acta en el
monasterio de Montserrat. Allí la preguntaron que si eramos familia. La
sorprendió que en la cuna del catalanismo se interesaran por un sepulvedano, el
chico de la Petrita”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> <i> </i> Madrid-Sepúlveda,
octubre de 2013<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> JOSÉ-ANTONIO LINAGE
CONDE<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"> <o:p></o:p></span></div>
Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-16602400983401448802013-10-20T21:57:00.001+02:002013-10-20T21:57:12.096+02:00Viaje a Polonia. Una Crónica Parroquial.<div class="MsoNormal">
<b><i><u><span lang="ES-TRAD">VIAJE A
POLONIA. UNA CRÓNICA
PARROQUIAL<o:p></o:p></span></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="text-align: justify;">Cuando
llegamos Carmen y yo, en torno a la ventanilla correspondiente del aeropuerto
de Barajas alternan enseguida las caras felizmente vistas todos los días con
las todavía no conocidas físicamente o dejadas de ver hace muchos años. Pero no
es extraño nadie. Estamos en la doble familia de la feligresía y el paisanaje.
Tres parroquias de la diócesis de Segovia, la Villa de Sepúlveda, Duratón y
Urueñas. Un solo párroco, Slawomir Harasimowiz, “Suave” para nosotros, una
simplificación antroponímica de motivación pastoral, para evitar a sus ovejas
las consabidas dificultades fonéticas. Rumbo a su tierra de Polonia, que por
eso ya sentimos un tanto nuestra también.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Sabido es que
la vida de los monjes es retirada, claustral. Los benedictinos tienen además un
voto de estabilidad que hace excepcionales sus cambios de monasterio. Sin
embargo, dom Gerard Van Caloen, uno de los personajes formidables de su
restauración decimonónica, escribió que el monje cuando viaja se beneficia
incluso para su vida consagrada de la mayor libertad del espíritu De lo que a
nosotros no nos cabe duda es de la plenitud parroquial de este itinerario
nuestro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">María, la de
mi quinta, siempre bien escoltada por Beli, ilusionada aunque crea insuperable
su emoción en La Coruña, al ver por vez
primera el mar en un viaje también de la feligresía. Bienaventurada ella. Que
uno de los factores determinantes de que se haga cola en los consultorios
psiquiátricos de nuestro tiempo, es la perdida de la capacidad para el asombro
del hombre moderno. La vitalidad arrolladora de Petra, una constante. Junto a
Juan, y dos de sus hijos, que nos hacen echar tanto más de menos a los otros
dos, Rober y Aurora, y si se me permite, yo particularmente a los hijos de Rober
y Carmen, de quienes evoco con nostalgia la curiosidad fecunda y segura, sobre
todo esto, que a cada paso habrían sentido y manifestado y con la que nos
habrían acompañado. (Estas notas son para los compañeros de viaje y algún otro
coterráneo o amigo muy de cerca. Pero no me arredra que entre sus escasísimos
lectores los haya que no conozcan a las personas mencionadas. Sin vanidad creo
posible, si acierto a comunicar un ápice de la atmósfera respirada, hacerlos
tan partícipes de sus menciones y noticias cual si se los hubiera presentado.
Me acuerdo ahora, por contraste, de un homenaje póstumo a un cronista de Madrid
tan erudito como amable. Fue invitado un político hijo suyo. El cual, ni contó
nada ni tuvo en cuenta siquiera la tal dimensión filial. Prefirió hacer unas
consideraciones abstractas que parecían muy mal traducidas del alemán. Mi ideal
sería aquí conseguir exactamente lo inverso).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Personalmente,
a mí este viaje me parece una página de cuento de hadas. Por implicar los
desposorios de dos constantes en mi vida, el entusiasmo hasta el fanatismo por
la tierra nativa y la curiosidad devoradora y desbordante hacia todas las
demás. Por eso la valoro tan esperanzadoramente en los nietos de Petra. Un
itinerario abrigado por el calor de los paisanos. Pero a Polonia y guiados por
nuestro párroco polaco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Domingo, 30 de abril. Varsovia.-</span></b><span lang="ES-TRAD">El comisario Wallender, protagonista de la espléndida y profunda
serie policíaca de Henning Mankell, al poco de reflexionar que la vida en
Suecia cambió desde que las suecas dejaron de remendar calcetines, vio a una
señora remendando un calecetín en un
vuelo interior. Me acordaba yo de esto mientras nos comíamos, antes de subir al
avión o en él, los bocadillos traídos de casa. Como en los tiempos de aquellos
otros coches de línea. Tanto que me parecían un anacronismo las musas de ágiles
rodillas, como las poetizó Jaime Gil de Biedma, las azafatas que, a pesar de
todo, pasaron con su carrito, pero “de pago”. Mas cambié de opinión cuando, a
punto de aterrizar, nos dieron gratis un caramelo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Fui leyendo en
la prensa los detalles de la victoria del Celta sobre el Coruña- en mis tiempos
no se decía Deportivo-, el ahora llamado <i>derby</i>
que siempre me trae a la memoria un pequeño episodio anécdotico del internado
claretiano de Aranda, cuando los resultados de la jornada liguera nos llegaban
durante la cena del domingo, aportados por el fraile radioescucha de ello
encargado, un silencio sepulcral mientras nos los leía el padre director que
nos presidía siempre. Seguido del torrente de las emociones contenidas, a los
partidos de los equipos con muchos partidarios- se decía así, no “seguidores”;
tampoco estaba en curso la palabra “selección”-. Mas un silencio sepulcral ante
el “Coruña 1-Celta 1”. Griterío cuando el padre Morrás nos amonestó: “¿A los
pobres gallegos no los decíis nada”. Y el caso es que el Celta tenía entre
nosotros un “partidario”. Pero ésta es otra historia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Suave rezando
el breviario. Una continuidad en la impronta característica de la tipografía
sacra. (A propósito. Luego mencionaré a san Pedro Damiano. Comenta éste que los
monjes reclusos, los pocos que en la camáldula hacían una vida solitaria del
todo, al rezar el breviario decían <i>dominus
vobiscum</i>, teniendo que contestarse a sí mismos <i>et cum spiritu tuo. </i>¿Contradicón? ¿Frivolidad? No. Porque con ellos
estaba espiritualmente toda la iglesia. Se lo comenté yo a Suave una vez. Y me
dijo que el mismo caso es el del cura de Sepúlveda).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Nos recibe una
lluvia bienhechora. A Paul Claudel siempre le recordaba el agua del bautismo.
Yo confieso que nuestros últimos veranos tórridos me han reconciliado con el
fresco. Hasta estos mis años postreros no conocía otro enemigo climático que el
frío. En todo caso, la temperatura que en Polonia encontramos es grata, alejada
del sufrimiento de los extremos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La primera
visión al ir descendiendo ha sido de tierras, prados con algún trozo de bosque,
casitas. Ningún rascacielos hasta salir del aeropuerto. Camino del hotel, los
bloques de hormigón del régimen anterior. Alicia, la eficaz y amable guía que
nos acompañará hasta tomar el avión de vuelta, nos dice que un edificio muy
alto terminado en flecha a lo lejos fue el regalo a la ciudad de José Stalin. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El hotel se
llama Chopin. En el vestíbulo, el rostro romántico del compositor, muy agrandado,
nos evoca los viajes largos y sosegados de su tiempo, sosegados nada más que en
tiempo quiero decir. Por algo, por eso mismo entre otras cosas, era corriente
otorgar testamento antes de emprenderlos. ¿Os acordáis de <i>Un invierno en Mallorca</i> de Jorge Sand, la amiga del músico?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Enciendo la
televisión. Billar en la cadena de Eurosport. Ahora mi evocación es de otros
días sepulvedanos, aunque ciertos bares sean los mismos, tampoco los precios. Y
alguno queda, ¿no? ¿Con jugadores?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Primera vuelta
a la ciudad. Merece la pena mojarse para contemplar el monumento a Chopin.
Lograda la conjunción del arpa, las manos del ejecutante, éste bajo aquélla.
Todo en un conjunto de líneas que se evaden como el mejor Bernini,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La terrible
memoria de los desastres del siglo XX. A su vista aquí, el profundo dolor de su
vigencia ahora en otras latitudes. El gheto, Katyn. Pero en la iglesia de la
Santa Cruz, mejor dicho en las dos, pues se compone de la alta y la baja,
leemos <i>sursum corda.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Sentimos que
toda Europa pasó por un interludio fallido en las entreguerras, la etapa que
nos recuerdan los monumentos a Pilsudsky y Paderevsky el pianista presidente.
De ese tiempo el inmenso edificio del Parlamento, con forma de tienda turca. El
correspondiente chiste, a propósito de su analogía con los circos, sobre las
ocupaciones y mentalidades de los diputados. (Aquellos, literariamente, fueron
los del que yo he llamado generoso diluvio de las novelas cortas. Una de sus
colaboradoras habituales fue Sofía Casanova, una hispanopolaca, muy viajera
también. Estando yo ya en un curso de doctorado, en la década de los cincuenta,
en el que había un alumno polaco, el coronel Páramo, auxiliar de don Joaquín
Garrigues, le comentó haber leído la noticia de la muerte de aquélla en
Polonia. Pero tanto ésta como España se parecían entonces muy poco a las de
aquel antes).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">¿Y qué decir
de la postguerra? Monumento al primado Wyzinsky. Y a De Gaulle, como
domiciliado que estuvo en la ciudad, profesor en su Escuela Militar, para un
ejército naturalmente de nueva planta. Nos resistimos a comentar éste último,
evocador de nuestro vecino de país . No es de este lugar ceder a cuestiones
personales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Por su
impenetrabilidad amable, seduce el Jardín de Sajonia, con el verde pálido de su
fondo a estas horas de la tarde y esta leve luz. En su anchurosidad mansa, el
Vístula es tanto una lección de geografía como una invitación excursionista. En
el despliegue de la iglesia de San Lorenzo, junto al zoo, el encanto de la vida
urbana que nos hemos empeñado en dejar de sentir, es más, que nos hemos
propuesto perder. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Otras iglesias
esplendentes, que luego volveremos a encontrar. El estallido neogótico de la
catedral del barrio de Praga, la apoteosis de cúpulas de la ortodoxa, la
generosidad acumulativa de Santa Ana donde los estilos se desposan. A cada
momento nos salen al paso estampas de Roma. La fachada barroca del Ministerio
de Cultura y Tradición Antigua, antes Palacio de los Primados, es la definitiva
victoria sobre la línea recta. Como en la Ciudad Eterna, el Palacio Massimo
alle Colonne.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La de la
Biblioteca nacional nos hace fantasear sobre la relación entre el continente y
el contenido, cual el símbolo de una encuadernación gigantesca. Con el
trasfondo de algunas instalaciones esplendorosas de ciertas bibliotecas
monásticas germánicas, no tan lejos de acá. ¿Como no recordar al encuadernador
Galván, en su santuario luminoso de Cádiz? He dicho encuadernador. Porque el
fundador de la dinastía sigue estando con nosotros, y confiere una definitiva
unidad a todos sus sucesores. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">A propósito de
la impronta romana nos acordamos de que el autor de <i>Quo vadis </i>era polaco. Esa consagración literaria de la novela
piadosa paleocristiana, la ascensión definitiva de la <i>Fabiola </i>del cardenal Wiseman, nos trae a la memoria algunas páginas
de nuestro canónigo Horcajo pertenecientes al género, tal su relato de los
orígenes del cristianismo en la Villa: los dos discìpulos de San Segundo o de
San Jeroteo que vivieron donde ahora está la iglesia de Santiago, el neófito
que los advertió de la decisión pagana de darles martirio, su refugio en una
cueva del Cañón donde dejaron una cruz y una imagen de María, llegada la paz de
religiosa la edificación de la iglesia del Apóstol y otra de la
Virgen...Dispensemos a don Eulogio de la cita de las fuentes. Soñemos con él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Nuestro
párroco se complace de que la iglesia de los Camaldulenses nos salga al paso
dos veces en nuestro itinerario. Sugerentes memorias de esa familia religiosa,
a la vez de las alas de la anacoresis y el cenobitismo. De la dignidad
parsimoniosa de san Romualdo a la exuberancia literaria y doctrinal de san
Pedro Damiano. Fuera de la ciudad, sus hábitos blancos han dado nombre al
pueblo de Bielany. Como en el centro de Pomerania, el topónimo de Cartuja, la
orden monástica gemela de aquélla, las dos únicas en Occidente. Por cierto
camáldula y cartuja nombres geográficos ellas mismas, ahora hechos tan comunes
que por eso los escribimos con la minúscula de la familiaridad. Suave me invita
a que cuente algunas curiosidades monásticas. Hago ver que la unión europea no
es una novedad que hayamos de agradecer a los mercaderes de la política de
ahora. El mismo san Bruno era un canónigo de Colonia que fundó su orden en
Francia. Como san Norberto, el arzobispo de Magdeburgo, la suya de canónigos
regulares en Premontré.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Tres
monumentos, entre otros más que nos van saliendo al paso: Adán Mickiewicz,
Copérnico, Segismundo III. Esta escultura polaca al aire libre está en posesión
de un logro de proporciones y acoplamiento al entorno que no se da siempre por
doquier. La ingeniería de los tubos de la calefacción, llegando a modificar el
paisaje urbano, no vamos a decir que sea bella. Pero al parar mientes en su
finalidad nos reconciliamos con su pobreza estética, y hasta con lo inoportuno
del emplazamiento si es que se da.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El trozo de
paisaje anodino que se ve desde la ventana del hotel aloja entre construcciones
impersonales la cúpula de una iglesia. Es la hora de los perros. ¿Quién se ha
inventado eso de que éstos sean animales de campo? Tan urbanos como el hombre
por lo menos. Por cierto que vemos más abundancia de canes que hace catorce
años. Buen síntoma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El grupo
frecuenta el bar. Y se hace costumbre dar un paseo después de la cena,
naturalmente temprana para nuestro extravagante horario nacional. Paseos
fructíferos y evocadores por la situación lo bastante céntrica de nuestro
hotel. Otro de los logros de esta excursión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La otra
generación de Duratón, allí la vivaz Micaela, me habla de la de mis tiempos. Yo
les aporto algún dato ya olvidado, como haber estado el pariente de alguno de
ellos, siendo casi un niño, al servicio del Presidente del Gobierno, don
Alejandro Lerroux, en su chalet de la sierra. Por cierto que él me aportó en su
día un dato interesante para la historia contemporánea, el de recibir entonces
el <i>premier </i>del bienio<i>, </i>otrora revolucionario feroz.<i> </i>abundantes visitas de curas y frailes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Lunes, 1 de mayo. A Gdansk.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Camino del mar Báltico. Los árboles que encuadran el Vístula son
poco frondosos, pero bastan para la composición de lugar campestre de que ayer
decíamos. Al cabo de bastante recorrido, los trozos de bosque van sucediendo a
las tierras y los prados. De los lagos, a miles se cuentan en Mazuria nos
dicen, sólo vemos algunos botones de muestra. Son glaciares, como las pequeñas
colinas con que alternan. Algún nido de cigueñas. ¿Cómo no evocar ese genuino
rascacielos de cigüeñas que es la torre de Duratón? Difícil encontrar un tan
formidable canto a la vida, de veras digno de Beethoven. Seguimos, en los
árboles muchos y espesos nidos de grajinas. Esta vez los recuerdos son de la
Villa y sus riberas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Impera el
poblamiento disperso. Hornacinas con imágenes de la Virgen a la entrada de los caseríos, bastantes cruces
a la vera de los caminos, donde también están los cementerios. Éstos aquí se
visitan en la navidad, asociados así los que fueron a la reunión de los que
quedamos. Y el día de los Santos también se llevan velas para que ardan en las
tumbas abandonadas, porque ya no tienen a nadie. Como en Sepúlveda la de don
Pablo Santos Isabel, el Registrador de la Propiedad, con cuyo recordatorio de
inauguró la imprenta. Como notario, yo me creí obligado a que Juan-Emilio
restaurara su lápida. En el día de hoy, las imágenes están rodeadas de cintas y
flores por haber empezado el mes de María. Una pareja de bisontes. Pero les
habrán traído del Este para alguna exhibición. Hasta aquí no llega su
territorio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La
omnipresencia de la huella católica y su entroncamiento en la nacionalidad me
recuerda una de mis últimas lecturas historiográficas, la documentación del
tira y afloja entre el Papa y el Zar, de 1880 a 1882. Tengo, por ejemplo, una
nota sobre una de las reuniones, el 25 de septiembre de 1881, entre el cardenal
Seretario de Estado, Nina, y el enviado ruso Mossolow: “El Eminentísimo
Cardenal responde que la acogida festiva que los fieles hacen al obispo en su
visita a sus pueblos y ciudades, no tiene desde luego un significado
patriótico, sino que es una manifestación pública del respetuoso afecto que les
liga a su pastor, al cual no ven a menudo y que viene a administrarles el
sacramento de la confirmación, una manifestación de sentimientos que está
vigente en la costumbre de las gentes, como el mismo cardenal vio y tocó con la
mano en su viaje a Galitzia y la Polonia austríaca el año 1877...”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En el autobús,
nos conforta el tentenpié con que Alicia nos obsequia, <i>pierniki</i>¸ un pan con clavo, nuez moscada y canela, con o sin
mermelada y chocolate. Tiene varios nombres. Pero nos quedamos con el de
“catalino”, que viene de la hermana monja de Copérnico así llamada, dedicada en
Torun a su elaboración. Esas especies nos recuerdan que Indonesia se llamó
antes Indias Neerlandesas, la presencia flamenca con que nos vamos a encontrar
al llegar a nuestra meta de hoy, los lazos con la Liga Hanséatica, la Lübeck de
Thomas Mann. El <i>pierniki </i>se nos
antoja a medio camino entre el <i>plum-cake </i>y
los picatostes. Es bocado de invierno e interior. Hasta le atribuiríamos alguna
virtud de cordial farmacológico, aunque nada más que por añadidura. Sin
embargo, no viene mal a esta nuestra mediada mañana y campo traviesa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Ellbag</span></b><span lang="ES-TRAD">, pequeña ciudad
episcopal. El ladrillo de la catedral de San Nicolás. Algún atisbo del casco
antiguo, también reconstruido. (En este país todo está reconstruido mientras no
se demuestre lo contrario. Y no lo notaríamos si no se nos dijese ¡Que
lección!).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Comida en el
restaurante <i>Jsba Staropolska</i>=“Hogar
interior de la vieja Polonia”. Una fachada lisa y adocenada. Pero traspasado el
umbral, se nos despliega un espacio de dimensiones insospechadas, lleno de
rincones que atesoran esmeradamente la tradición viviente de la casa- tal una
cucharilla enmarcada-, profusa la decoración pictórica, entrega plena al <i>horror vacui. </i>Como ese secreto del
barroco, de ofrecer la sorpresa de los esplendores detrás de la vulgaridad del
plano y la recta. Tal por ejemplo en la sacristía de la Cartuja de Granada.
También cuidado aquí el arte de la mesa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Campo de
concentración de <b>Stutthof. </b>El
primero de todos. Se puso en funcionamiento preliminar quince días antes de
empezar la guerra. Confieso que no logro recordar a qué corresponde la cifra de
7.000 que en mis apuntes sobre el terreno he tomado. ¿El número inicial de
reclusos, los de las oleadas de autobuses que se trajeron a los polacos de la
región que el partido nazi tenía desde mucho antes en sus listas negras?. El
olvido me da pie para reflexionar en torno a la trascendencia o no de las
cifras del horror. Se ha dicho que las de esta historia del crimen no
interesan. No estoy de acuerdo del todo. Son realidades que no hay que
preterir. Pero eso sí, no las esenciales. <b> <o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Curiosamente
otra cifra, aquélla misma dividida por mil, 7, es la de los españoles que aquí
estuvieron. En Europa, sólo Irlanda y Portugal no hicieron ninguna aportación.
Aunque hubo también chinos y marineros americanos. La cifra de los registrados
llegó a ciento diez mil. Pero no lo eran todos. Se calculan unos veinte mil
más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El quilo de
pelo de mujer valía cuatro marcos. Vemos un montón de muestra de los zapatos
que a su entrada se quitaban a los presos, y eran enviados a Alemania para
aprovechar su escaso valor. El capítulo del asesinato no nos debe hacer olvidar
el del robo en ese libro negro de nuestro siglo XX. ¿Y si pensamos en la Unión
Soviética y en España? Pero no es éste el lugar. Los niños nacidos en el
recinto eran asesinados inmediatamente. La página nos entronca con las de la
infancia abandonada que guardan nuestros archivos sepulvedanos, los de la Casa
de Expósitos de San Cristóbal. Algún parentesco aunque remoto. Pero no conviene
pensar que el salto de una a otra abominación es infranqueable. Otra
asociación: aquí los hombres perdían su nombre. Éste era sustituido por un
número que tenían que saberse en alemán. Cotejemos su parecido con los cálculos
economicistas del siglo en que vivimos. Cada hombre es también sustituido por
una cifra. Tal a propósito de comparar el coste de la prevención de los
accidentes con el gasto causado por éstos si tienen lugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">No voy a
describir detalles. No se nos ahorra una pequeña cámara de gas, aunque aquí no
hubo muchas. Parece que la asfixiante agonía era larga y muy penosa. Pero la
visita nos ha sido una catarsis bienhechora. Y cuando Suave reza un
padrenuestro por aquellos muertos sentimos como si la atmósfera se purificara.
(Entre paréntesis. Desde marzo de 1945, los soldados soviéticos estaban a siete
quilómetros del campo y conocían su existencia. Pero hasta la capitulación
alemana en mayo no se les ocurrió franquear esa distancia).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">A la entrada
de Gdansk hay un cementerio símbolico, cual un anónimo cenotafio estilizado. El
de tantos polacos cuyas tumbas o son desconocidas o hubieron de ser abandonadas
a la fuerza en tierra que quedó fuera de la patria. En la ciudad, un monolito
recuerda a algunos de Ucrania. Con una cita de Mickiewicz, la imploración de
éste al cielo de ser olvidado si él se olvida de sus difuntos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Al volver al
antes llamado Dantzig, los pináculos de la estación neogótica de ladrillo. Mi
perenne nostalgia de la tremenda solemnidad ferroviaria. El hotel se llama
Evelius. Juan Evelius fue un astrónomo del seiscientos, descubridor de
estrellas, y cuyo mapa de la luna estuvo vigente hasta muy adentrada la
investigación contemporánea. Tiene cerca su monumento. Y su tumba en la iglesia
de Santa Catalina. En el vestíbulo del hotel, bien dibujado e iluminado,
integrado en el revestimento de cristal polícromo, el fragmento de una carta
latina suya al rey Juan III Sobieski, acompañatoria de su regalo al soberano de
un atlas celeste: <i>Sideris hujus novi
Gaedam nuper detecti utrumque numerum reliquorum astrorum [...] qualem hanc
declinationem in sempiternam gloriam Sacratisimae Regiae Majestatis. </i>Pedro
de Frutos y yo nos hacemos fotografiar encuadrando la epístola hecha
epigráfica. Juan Emilio por su parte lo hace en el monumento dicho. (Por cierto
que, el asombroso círculo de cultivadores de la latinidad creadora que hubo en
Alcañiz en la Edad Moderna, contó entre sus conexiones alguna polaca. Trataré
de hacerme con más datos de ella. Pero aprovecho para subrayar de paso que el
latín no terminó con Cicerón, Horacio y Virgilio. Por más que algunos
excelentes profesores ya tuvieran a Séneca por un tardío provinciano relegado a
una nota a pie de página).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La descripción
que el matrimonio De Frutos nos hace de la pantagruélica cena que en su casa le
dieron unos amigos del país, los parientes de Suave conocedores de Sepúlveda,
completa diríamos, sin que faltara la ensaladilla polaca y no os diré cuál es,
desbordados los condimentos, los adornos y los rellenos, nos hace una vez más
reflexionar en torno a la simplicidad de nuestro cordero. ¿Será pecado de lesa
sepulvedanía no estimar esa cualidad un mérito, sin detrimento de su suprema
coronación por el paladar?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En nuestro
paseo nocturno vemos trabajar a dos panaderos elaborando pequeños hornazos de
hamburguesas, del todo a flor de calle, generosamente iluminados, con humor
para sonreirnos abiertamente. Los de las <i>Vidas
sombrías </i>de nuestro Baroja estaban de peor genio en su faena.<i> </i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Martes, 2 de mayo. Gdansk-</span></b><span lang="ES-TRAD"> El breve recorrido bajo la lluvia por el casco viejo de ayer
después de cenar, le repetimos por la mañana con Eva, la estupenda guía local,
de un castellano impecable, ávida de aprender, pródiga en cortesía,
adivinándosela la curiosidad placentera hermanada con la superación en el
oficio, sin bajar nunca la guardia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Terminada la
guerra, hubo la propuesta mantener las ruinas, tal y como habían quedado, o
sustituirlas por una arquitectura nueva. Se optó por la reconstrucción. Tan
lograda que no es posible distinguir lo remplazado de lo auténtico. De paso,
¿por qué ese otro dogma de los bárbaros “restauradores” que padecemos en
nuestro país y nuestro tiempo, de la distinción ineludible en estos casos,
despiadada para la serenidad de la contemplación y la fecundidad de las
evocaciones, cuando no el veto liso y llano a la reconstrucción, tal la que en
Sepúlveda echamos de menos del Arco de la Villa? Obedece a la misma
exclusividad en la estimación de las obras del pasado, no viviente sino
museística, cadavérica nos atrevemos a decir, que ese otro dogma destructor de
la unidad de estilo. Nada más reñido con la imaginación y el ensueño. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Por cierto que
nuestro grupo es disciplinado, y muestra interés por ver y aprender, lo que en
estos tiempos, por exceso de facilidad viajera, no se da siempre. En otros con
más profusión de titulaciones, a veces asoman pedanterías delatoras de la
carencia de sensibilidad estética sin más, tal la condena sin paliativos de un
estilo o la confesión de sólo ser estimado otro. No vienen a cuento los
ejemplos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Competencia de
los patricios en la decoración de sus fachadas. Profusión de terrazas algo
elevadas sobre la calle, de esa manera holgado el sótano donde se almacenaban
las mercancías que venían por mar. Aquí se rodaron <i>Los Budenbrooks. </i>La abundosa presencia holandesa de que dijimos, en
los tejados. Donde por cierto se ven las tejas colocadas a la muy poco
frecuente manera invertida de Sepúlveda, si bien Iñaqui nos hace ver que tienen
un entrante. Dori dice que esta ciudad no tiene nada que envidiar a Praga.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El monumento
de las Tres Cruces a los muertos en la rebelión de los astilleros. La altura
alcanza un valor autónomo, saliéndose de la aritmética. Nada mejor que las
anclas en el remate. A lo largo del canal, visión de los mismos astilleros, en
la menguada actividad que los queda. Y otro monumento tan sobrio como poderoso,
conmemorativo de la acción militar con que convecionalmente se dice comenzó la
segunda guerra mundial, los disparos del acorazado alemán <i>Schlesvig-Holstein</i> a la minúscula guarnición del polvorín de la <i>Westerplatte, </i>el día 1 de octubre de
1939, resistiendo siete días sus ciento ochenta y dos defensores<i>. </i>(Hemos dicho convencionalmente, y no
sólo porque la ofensiva en masa a lo largo de toda la frontera empezó con
simultaneidad. Pues los alemanes llevaban varios días provocando a diario
continuos incidentes fronterizos irregulares.¿Es uno mal pensado si esto le
suena un poquito actual? Parece que en una de esas ocasiones se trató de un
ataque disciplinado del ejército, el cual había interpretado mal una orden y creyó
ya rotas las hostilidades).<i> </i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La actual
catedral de <b>Oliwa</b>, otrora iglesia
del monasterio cisterciense. Tenemos la sensación del paraíso a la vista de sus
naves. Las columnas de la parte inferior del retablo mayor son negras, recias y
lisas. En la decoración que impera sobre las mismas, desde el arranque de la bóveda,
se despliega la exuberancia de toda la gloria barroca. Veo no sólo el
contraste, sino también el ya calendado efecto de la sorpresa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La vista se
pierde en la hilera de altares de las dos naves laterales. Tanto que tenemos
otra vez la sensación de escaparse de la medida. Cediendo lo cuantitativo
accidental a la esencia de la ilimitación. El viacrucis pintado decimonónico
enlaza dos épocas. Recordatorio frente al trauma de la intolerante
discontinuidad prodigada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">No voy a
describir el órgano. Subrayaré sólo la preferencia de su acoplamiento a la
arquitectura. Mientras suena, también le disfrutamos visual y hasta
teatralmente. Pero no vemos avanzar a los ángeles hasta el centro de la nave, como
nos los mostraron en mi otro viaje polaco, invitado por el Consejo de Europa,
en su primer acto de presencia en el país, el itinerario de sus monasterios
cistercienses. Eva nos dice que nunca lo ha visto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En la basílica
de la Virgen María, en la ciudad, depauperada en la etapa protestante, hay una
excepción que llega a barroquizarla, en contra de la mentalidad y voluntad de
los imperantes entonces. Son los epitafios murales. Nos recuerdan la catedral
anglicana de Bombay. Un botón de muestra de la prodigiosa capacidad del estilo
para adueñarse de otros previos y configurarlos a su albedrío desenfrenado. Las
pinturas que fueron blanqueadas se van descubriendo lentamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Nos asomamos a
la región de Kastzube, la Pomeramia septentrional. Historias sobre el ámbar, el
oro de Polonia que aflora en las playas. Cura el tiroides, por ejemplo, y atrae
el amor. Cada uno de los doscientos cuarenta tonos que es capaz de manifestar, tiene
su propio nombre. En cuanto a su aroma, Eva recordaba su cita por don Quijote a
Sancho. Mientras que los colores de los bordados típicos de esta región son
siete nada más, tres de ellos azules, por el cielo, los lagos y el mar.
Dialecto, folklore, hayedos y a su vera carpinteros esmerados <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Junto a
Gdansk, <b>Sopot</b> y <b>Gdynia</b>. Sopot, la ciudad-balneario, obra de un médico del ejército
napoleónico, Haffner, que aquí se enamoró y casó. Gdynia, la sede escolar de
las dos marinas, mucho más moderna, construida de 1922 a 1936. Recuerdo
aquellos congresos de historia de las nuevas poblaciones de nuestro Carlos III.
En Sopot, profusión de miradores, los portales de las casas cubiertos- esto
frecuente en el país-, rejería, torretas en las esquinas de las viviendas.
Densidad de cisnes. La inmensa fachada blanca del Grand Hotel, de 1927, un
diluvio de balcones curvilíneos, nos reproduce en su neobarroco lo que ya
hicimos constar a propósito de algunos planos, palatinos u otros, en Varsovia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La comida
polaca me sigue resultando lo bastante familiar para apenas echar de menos la
propia, pero con la justa diferencia para disfrutar de alguna novedad. Por
cierto un capítulo en el que yo he sido tremendamente de campanario. Las
primeras veces que pasé la frontera francesa abominaba de la mantequilla y
suspiraba por el aceite de oliva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Miércoles, 3 de mayo.-</span></b><span lang="ES-TRAD">
Volvemos a salir al campo sin puertas. Esfuerzo por interiorizar el paisaje
continuamente ondulado de las pequeñas colinas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Mañana en el
Parque Etnográfico regional. Casas, cuadras, talleres. Comprobamos la unidad de
la civilización tradicional. Juan-Emilio me señala la identidad del aserradero
con el que tenía nuestro Mariano Morata. Un molino altanero es idéntico a los
de la Mancha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La iglesia
resulta deliciosa. Toda de arte popular. Muy pequeña, pero completa: púlpito,
coro, órgano, retablos, imágenes. En el altar mayor el misal impreso por
Pustet, en Ratisbona, el año 1904. Pedro de Frutos curiosea en él, pero sólo
inicia un cántico sacro cuando casi se ha quedado sólo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Comida,
también de la tierra. Los sabores de la sopa de patatas me seducen tanto que me
hacen reflexionar una vez más en la influencia de la búsqueda de las especias
en los descubrimientos geográficos. Sólo a un paso, como estimulante cordial,
de la frontera que da paso al vino. Aunque el secreto de esa sopa consiste en
un poco de harina que dos o tres días antes se deja fermentar en agua. Con el
codillo, una pasta hecha de patatas y harina con un barniz de leche, patatas a
simple vista aunque un tanto empalidceidas. Mientras tanto Isidro el <i>Diablillo</i> nos cuenta como en sus tiempos
del esquileo los pastores competían por ofrecer a sus amos e invitados el mejor
cordero del rebaño para el ágape final. Empezando por darle de beber de varias
madres. Por cierto que la frecuencia del cordero en los menús polacos debemos
sentirla como una fraternidad añadida los sepulvedanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En Gydnia, el <i>Bleyskawila, Relámpago</i>, barco que sirvió
en la segunda guerra mundial, ahora museo. El antiguo buque escuela, <i>Regalo de Pomeramia, Dat Pomorza. </i>A su
lado, el actual, <i>Dat Mlodziezy, Regalo de
la juventud. </i>A la entrada del puerto un monumento muy sugestivo de Joseph
Conrad. El escritor, un polaco de tardía lengua inglesa que da nombre a la
escuela naval, de medio cuerpo. emerge de la piedra como en algunas obras de
Brancusi y nuestro Barral. A la vista de esta seducción de la novela marítima,
entre mis paisanos, me acuerdo de Stevenson, y de la otra Samoa, nuestro bar.
Yo siempre que me sumerjo en su deliciosa penumbra me dejo llevar de las alas
de la fantasía y el ensueño. mecido por las palmeras y los corales de su
arrebatadora decoración. Ningún lugar mejor para esa evasión polícroma y sin
fronteras que nuestra villa de tierra
adentro. No pudieron tener mejor idea Luisi y Juan-Antonio que enriqucernos con
ella.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Ninguno
escribimos tarjetas. Petra dice que tiene una buena colección de las que otrora
la mandaban. Otro síntoma del cambio de los tiempos. Yo voy a hacer una
excepción. Para Juan-José Rojo. Un entrañable amigo que os voy a presentar. Ya
sabéis que yo sé algunas cosas de nuestro pueblo que no están en los libros,
porque llegué a tiempo de preguntárselas a los viejos. Pero está a la vista que
ya apenas me quedan algunos más entrados en años que yo a quien someter a
interrogatorio. Juan-José, general farmacéutico de aviación retirado es una
excepción. Él se dice “en lista de espera” pero todos lo estamos, y yo no
precisamente lejos. Después de una grata etapa en Melilla, se instaló y casó en
Murcia para toda la vida. Yo le he conocido en la Dehesa de Campoamor, uno de
la tertulia del medievalista Juan Torres Fontes, hombre a cual más de su
ciudad. Pero Juan-José es un paisano, de la ribera arandina, donde su padre fue
médico rural, lo bastante ilustrado para que sus resúmenes de la prensa
científica extranjera con destino a su colegio profesional contribuyeran a
redondear los ingresos con que sacar adelante a la familia. Una pequeña prueba
de que aquella España no estaba tan atrasada. Le gusta poner en verso sus
recuerdos de aquella vida tradicional definitivamente ida, tal de sus años en
San Juan del Monte: “Vidalillo me invitaba- a eso del atardecer- a que montara
en el macho- hasta el pilón de beber”. Juan-José me lleva unos cuantos años,
los bastantes para que todavía me pueda contar cosas. Pero hay otro motivo, más
específico, para que le mande una tarjeta desde aquí. Y es la un tanto
novelesca etapa polaca de su vida. Teniendo veinte años y estando en el Madrid
sitiado y revolucionario se refugió en la Embajada de Polonia con bastantes
compatriotas más. Se gestionó su salida para Polonia misma. Allí le hospedaron
en la mansión de campo de una condesa rusa donde pasó nueve meses. (Precisar
más detalles iría en detrimento de la atmósfera novelesca de la situaicón). Los
campesinos acudían con los pies desnudos a la misa del domingo y sólo para
entrar en la iglesia se calzaban. La maestra entraba en esa casa por la puerta
de servicio. Todavía se acuerda Juan-José de la primera estrofa de su himno
nacional. Al cabo los embarcaron en Dantzig para Lisboa. Y de ahí a la guerra.
Habían prometido no participar en la misma, pero su cumplimiento resultaba
imposible, pues habría llevado consigo la declaración de prófugos en su patria.
Todo es historia ya. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Jueves, 4 de mayo.-</span></b><span lang="ES-TRAD">
Estábamos desayunando con el matrimonio De Frutos. Le acababa yo de hacer a él
una pregunta sobre sus tiempos en el monasterio de la Santa Cruz, y la dimisión
del abad Pérez de Urbel. El teléfono no le dio tiempo a responderme. Era de
Sepúlveda. El mazazo de la muerte del padre de Margarita. La eficacia de Suave
para solucionar su vuelta inmediata sin perturbar el viaje previsto fue
admirable. Camino de Malbork, en el autobús, me permití exhortar a mis paisanos
a disfrutar de la solidaridad manifestada, aunque pareciese paradójico. Pedro
iba a cantar esta tarde en la misa. De alguna otra manera oiremos su voz.<b> <o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Malbork.</span></b><span lang="ES-TRAD">-Marienburg el
nombre alemán. Nuestro hotel es el antiguo Hospital para los servidores de los
Caballeros y las gentes del pueblo. De baja altura, Seductoras estancias
abuhardilladas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La imponente
fortaleza, el triple castillo de ladrillo de esos los Teutónicos, antes mucho
más grande, tanto que tras de algunas torres-testigo lo que hay son bloques de
las viviendas de ahora. Pero se le continúa definiendo como el conjunto feudal
más vasto de Europa. Por cierto que algunos bloques de hormigón fueron de
ladrillo, pero hubo que sacrificar este material para contribuir al “regalo” de
Stalin a Varsovia de que ya hemos dicho. Al acercarnos, no podemos ver la
imagen de la Virgen, de ocho metros de altura, que empotrada en el ábside se divisaba
otrora a las dos leguas. La iglesia es la única pieza por restaurar, mantenida
como la dejaron los bombardeos. Sobrevive del retablo una sola columna
salomónica. Las gentes del lugar anhelan que llegue la hora de dar en ella
conciertos de órgano. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Variopinto
museo a lo largo de sus salas. Algunas bóvedas tienen la decoración pictórica
bismarckiana, floreal y polícroma, pero de tonos suaves. Nos recuerdan los de
los bordados de que dijimos. Colosalismo en la cocina. Profusión de vanos en el
refectorio de invierno, mas extraña sensación de seguridad, pese a la claridad
opaca de los cristales, a los que el tiempo ha despojado de sus vidrieras. Sala
capitular. Estancias del Gran Maestre, Cloacas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Una custodia
de Königsberg, con ciento nueve piedras preciosas distintas, y el cubrecaliz de
litúrgico color pajizo, nos recuerdan los entusiasmos que ahora está viviendo
en Sepúlveda la Cofradía del Corpus.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">¿Deformación
literaria? Me es inevitable, y me atrevo a postular se trata de algo
generacional, ver este castillo con los ojos del lector de las novelas
históricas del romanticismo. <i>El señor de
Bembibre, El castellano de Cuéllar, </i>Sir Walter Scott siempre en el
trasfondo. De aquellos tiempos idos, sí, pero también una permanencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En las
tiendas, un libro de mi amigo y corresponsal de otros tiempos, el historiador
Karol Gorski. Otros sobre el Cuartel General de Hitler, y el atentado del 20 de
julio de 1944. Omnipresente el ámbar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">A fines de
julio, casi coincidiendo con la nuestra de los Fueros, una fiesta medieval
recrea aquí la batalla de Grunwald, el año 1410. El máximo campeón es llamado <i>pichichi</i>, como el mítico goleador en la
preguerra del Athlétic de Bilbao.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Pero para
nosotros, Malbork es ante todo el pueblo de nuestro párroco. Suave Nos enseña
la iglesia en que le bautizaron, donde bastantes mujeres están rezando sin
prisa y en voz muy alta el rosario. En su fachada alternan la madera y el
ladrillo, una manera prusiana, también en la cubierta, aunque al interior no
resulte visible, algo difícil pero parece que muy ventajoso. Este templo fue
protestante hasta el último cambio de esta tierra y la historia. Pero profusa
su decoración de escenas bíblicas. Por eso tienen el coro extendido a los dos
laterales de las naves. Posee un aire un tanto basilical. Su advocación ahora
es el Perpetuo Socorro. De gran tamaño las estaciones del viacrucis, como
venimos observando ser corriente por acá y ya hemos apuntado. Púlpito airoso de
madera labrada. Sobre la entrada al presbiterio un calvario, que igualmente
hemos observado ser una costumbre extendida. El párroco es un viejo monseñor
que nos recibe con un cariño de abuelo y recuerda la fecundidad de su
feligresía en vocaciones levíticas. La hierba crece sobre un campo inmediato.
Allí estuvo el cementerio alemán. Su inevitable abandono se salvó recogiendo
sus restos y dándoles una conjunta sepultura digna.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Camino del
barrio del nacimiento y la familia de Suave, otrora habríamos franqueado la
frontera entre Alemania y la ciudad libre. Dos pequeños cementerios juntos, el de
los soldados rusos y el de los pilotos ingleses.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Inmediata a su
casa natal, una minúscula capilla donde cantó su primera misa. Pero ahora hay
una iglesia nueva construida al lado. Largos cánticos del mes de las flores a
María. Recuerdo con pena nuestra prisa, determinante de que los gozos a la
Virgen de la Peña se canten después de las funciones, sólo por una parte de la
asistencia, mientras el resto se precipita indiferente a la puerta, desterrados
del puesto sosegado y solemne antes de la salve que tuvieron hasta hace unos
treinta años.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Suave
concelebra con otros dos sacerdotes. Llevan roquete los monaguillos, ambos
colocados al mismo lado de los oficiantes, pues también los hay, acólitos digo,
como el que hace de sacristán, y al alzar se toca la campanilla. El párroco
alude a nuestra presencia y la concurrencia local nos aplaude calurosamente.
Suave aplica la misa por nuestro paisano difunto, alude a cómo Pedro de Frutos
iba a cantar el avemaría, y reitera que a él y Margarita los llevamos en
nuestro corazón. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La parroquia
de Urueñas nos ha deparado una estupenda lectora de la epístola. Y a cada una
de las tres, la regala ésta de aquí una casulla. Después, Juan-Emilio
inspecciona el presbitero con vistas a poner en él una nueva mesa de altar en
piedra de Sepúlveda. Estaría puesto en razón que fuese un regalo, por
suscripción abierta a todos, de todas nuestras parroquias también. Mientras todos nos honramos con saludar a los
padres de nuestro párroco con todo el corazón. Piedra rosada de Sepúlveda, piedra
de los hermanos Barral, piedra de Juan-Emilio que sí sería una digna página de
crónica de este viaje, tanto que sólo san Frutos mismo la pasaría, como hace
todos los años el día de su fiesta con una más del libro que tiene en la mano
sobre la entrada a su catedral de Segovia. (Por cierto. Apenas he citado a
Juan-Emilio, si es que lo había hecho alguna vez antes de ésta. Pero es que de
hacerlo cada vez que merecería la pena tendría que escribir otra crónica por lo
menos de la misma extensión que la que va corriendo).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Después, nos
adentramos en el bosque profundo. Un mundo que nos falta allá, aunque a mí me
recuerda algo una etapa de la vida por el pinar de Cantalejo. Paseo en calesa.
Los hay que se atreven a hacerlo a caballo. Como Isidro que vuelve a recordar
sus tiempos de esquilador, pero ahora los castrenses, en su mili madrileña,
soldado del regimiento de infantería de León 38, dotado de ganados para portear
sus ametralladoras y morteros. Sus paseos ecuestres desde el cuartel de María
Cristina a las Ventas, con el sargento picador, son una de esas estampas
recientes que en la gran ciudad apenas se creen a esta hora de su desarrollo.
En este pedazo de campo de Polonia, yo me acuerdo de <i>Los campesinos</i>, de Wladislaw Reymont. Alicia me señala <i>La tierra prometida</i> que también he
leído. Pero la grandeza épica de aquélla, cimentada exclusivamente sobre la
vida corriente de la aldea de Liepce, es prodigiosa. Yo la viví, leyéndola en
la Villa y con el pensamiento puesto en las aldeas, entonces pobladas. Cuando nadie
se habría imaginado al párroco de Duratón recordando el día de San Isidro que
aún algún labrador por quien aplicar particularmente la misa queda en el
pueblo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En la cena
sopa de remolacha, abundantes carnes rellenas, ensaladas y bizcochos. Lanzo la
idea de un hermanamiento del pueblo de nuestro párroco con el de su parroquia.
Tenemos en el plano de la objetividad la coincidencia de nuestras fiestas
medievales. En el contexto, pensemos en esa dicha gastronomía del cordero, que
acá hace competencia a la caza. Yo me acuerdo también de la estrecha relación
que tuvo Martín Barral con el magnate y
esteta polaco Zamoisky.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Silencio y
soledad nocturnos en torno al hotel, aunque desde él se llega a ver un ángulo
de la fortaleza diurnamente tan concurrida por las muchedumbres turísticas.De
pronto oigo un rumor que se va acercando, como de oleaje o lluvia copiosa. Pero
es el tren. Tras un espacio verde y antes de que las filas de los edificios a
la medida del hombre se hagan compactas, la sucesión tan evocadora de los
vagones iluminados. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Viernes, 5 de mayo.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A
Varsovia, por <b>Torun. </b>Cuando Suave
nos dice que podemos mirar tanto a la derecha como a la izquierda, sabemos que
nos hemos encontrado de nuevo con el ya Vístula amigo. Nos anuncia, a los que
no lo sabían ya, que Pedro y Margarita están en Sepúlveda. Eficaz y rápido
todo, también en la segunda parte desde que los dejamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Por el camino,
a cada día de marcha, seis leguas, un castillo teutónico. Gniew, a lo lejos
Chelmo. Alicia reconoce que, dejado aparte el enfrentamiento bélico con la
población, los Caballeros fueron buenos colonizadores y urbanizadores. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Y en la ciudad
de Copérnico. Torun se define así. Contaba con muchos graneros, como Gdansk.
Alguno fue de la familia del astrónomo, por cierto ésa sin descendencia, con
dos hijas monjas, ya dijimos de Catalina, y dos clérigos. La grada circular que
rodea su monumento es lugar predilecto de encuentro para los enamorados.
Formidable su latín: <i>terrae motor, </i>por
una parte, y por otra <i>solis caelique
stator.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Visitamos su
casa gótica. Otra frase latina, pero ésta suya, en la pared: <i>In medio vero omnium residet sol. </i>Botones
de muestra de las capacidades y ocupaciones de este hombre integral, tal
escenificada en una vitrina su teoría económica de los precios y su inflación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Los edificios
emblemáticos. Efigie de la fortuna sobre el Banco, de granito, coronado por los
pináculos consabidos. (¿Sabéis que una de las inscripciones romanas de nuestra
Villa se dedicó a la diosa Fortuna? Pero este dato no es una invitación a
aproximaciones frívolas).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La lonja llega
a románica. Frente al Ayuntamiento, el violinista que atrajo a las ranas y a
los ratones, amenaza invencible para la ciudad entonces. ¿Eutanasia de estos
animales? ¿Lección para los cazadores? ¿O no llegamos, o no queremos llegar, a
eso? Otra vez el sello romano en la iglesia jesuita del Espíritu Santo. Una
inscripción en el suelo nos recuerda el paso por una de las calles
peatonalizadas del último tranvía, en 1970.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Copérnico
también está presente en la catedral. Es gótica. Se adosan tantos retablos
barrocos a sus columnas que, pese a la imposibilidad del acoplamiento espacial
entre los dos elementos constructivos, se ha logrado el efecto de la
naturalidad, llegándose a una visión de conjunto dominada por lo salomónico.
Los grandes lienzos en algunas capillas profundas, tienen de por sí
posibilidades paralelas de llegar a capillas ellos mismos. Así en el de san
Ignacio de Loyola. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Su torre tiene
la campana más grande de Polonia. Cuentan que al sonar por vez primera se
despertó Dios, y agradecido envió a sus ángeles para que protegieran a la
ciudad. Lo cierto es que en la primera guerra sólo murió en ella una vaca, y en
la segunda no cayó más que una bomba. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Junto al
monumento copernicano, Suave me confía sus esperanzas de hacer otro viaje para
que completen el suyo Pedro y Margarita, o facilitarles uno individual. Por la
noche nos dice que el matrimonio saldrá a la Plaza en Sepúlveda a esperar el
autobús de vuelta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Se anima la
gente a comprar <i>pierniki. </i>La forma
del <i>catalino</i> se ha hecho muy popular
en la ciudad. Es por ejemplo la de las placas que llevan los guías de turismo.
Las cajas metálicas en que se sigue envasando nos llevan a un mundo de idas
policromías, antes de todos y de todas las cosas y en renovación habitual,
ahora de los coleccionistas y preservado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Vueltos a
Varsovia, en el hotel nos encontramos el <i>Warsawa
Business Journal. </i>Un apartado de las páginas inmobiliarias se titula <i>Spanish Invasion, </i>sobre las inversiones
del sector.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Sábado, 6 de mayo.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De
nuevo ante el monumento a Chopin. Sauces llorones y tilos, los dos árboles de
Polonia. Cerca el de Pilsudsky, de pie. Aspecto de hombre poderoso y
preocupado. Recuerdo la frase de aquel arqueólogo, amigo de Emilio Sáez, tan
mimado por el poder comunista. “Cuando teníamos la dictadura de Pilsudsky o
casi”. Testimonio de lo que entonces se pensaba en ciertos ambientes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Aquí los
caminos que se cruzan se llaman cruces. Tres Cruces es en Varsovia- ya sabemos
su tan distinto significado en Gdansk- una encrucijada con la que nos topamos
enseguida. La iglesia de San Alejandro, y por eso a veces se toma por ortodoxa,
es redonda. Pero se trata de una imitación del Panteon de Roma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El monumento,
evocador de episodios y a la vez representativo de la población participante, a
los insurrectos de 1944, tiene tremenda fuerza dramática. A sus espaldas, las
muchas pilastras del nuevo Tribunal Supremo, cada una con un texto latino
alusivo a la justicia, tal el del jurisconsulto Ulpiano, que otrora nos
aprendíamos en la primera clase de Derecho Romano: <i>vivir honestamente, no hacer daño a nadie, dar a cada uno lo suyo</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Entramos en
Santa Ana. Las bóvedas policromadas en el setecientos, y después un siglo más
tarde. Parecen de estuco, pero son de madera. Los retablos de columnas doradas
han conseguido dominar toda la arquitectura, hasta el extremo de convertir el
interior en un anfiteatro. Ello porque en su colocación no se ha atendido a
cada capilla, sino a la misma visión de conjunto. El órgano avanza levemente
sobre la barandilla del coro, pero sin más entrantes que su continua fachada
ondulada. Nada que envidiar a la apoteosis curvilínea de otros. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">San Martín fue
hospital de los insurrectos de 1944. Destruido en un bombardeo. Reconstruida la
iglesia sin la decoración interior. Una de las hermanas franciscanas que en
ella tienen su sede fue la arquitecta. La torre barroca sobre el basamento
gótico. Notable el viacrucis, pero en este caso estilizado, pintado en negro en
la pared. En un armazón de alambre que le completa, un pedazo de crucifijo que
se salvó. (Por cierto que al entrar en las iglesias polacas es posible tomar
agua bendita).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Gótica es la
catedral, antes colegiata de San Juan Bautista. Muchas vidrieras altas y
estrechas, regaladas por los polacos de los Estados Unidos, llegan a sustituir
a los retablos que fueron dignamente. La tumba del cardenal Wizinsky, una
lápida nada más en el suelo de su capilla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El Castillo
Real. Bombardeado en el asalto a Varsovia de septiembre de 1939. En 1944, ya
sofocada la rebelión de la ciudad, dinamitado expresamente por los alemanes. El
número de agujeros que para ello hubieron de hacer es una cifra que marea. Fue
reformado neoclásicamente por el último rey, Estanislao.Augusto Poniatovsky, y
es obra italiana con algún aporte francés. Recuerdos de su paso, entre lo
público y lo íntimo, hasta irse destronado a San Petersburgo, cual prisionero
particular de su amante Catalina la Grande. Para la reconstrucción se
adquirieron cincuenta quilos de oro. El poco que queda original en los techos y
paredes es más oscuro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El a la vez
salón de baile y teatro real nos recuerda el similar multiuso del Teatro Bretón
de Sepúlveda en otros tiempos. Saloncito de las conferencias o de los monarcas
europeos, por los retratos que de éstos guarda. En sus paredes trece tipos de
madera. De tejo es el dormitorio. La cama es más bien una <i>chaise longue. </i>No era necesaria más longitud. La abundancia de
almohadones permitía dormir casi sentado. Bueno para la digestión, y una
distinción más de la plebe que lo hacía en la postura natural. El vestuario,
donde el rey pasaba dos horas a diario para ser ataviado. La capilla, que
estuvo cerrada por católica en la fase zarista, ha de conformarse por eso con
un mobiliario de fortuna. Muchos Canalettos, alguno de los cuales sirvió para
reconstruir la ciudad. Salita de los oficiales de la guardia. El pequeño
comedor de los almuerzos regios de los jueves a los intelectuales. Redonda la
mesa, como la de los caballeros del rey Arturo. Ellos tenían derecho a una copa
de vino. No así el monarca, quien había prometido a su madre en el lecho de
muerte hacerse abstemio. <i>Quique
sacerdotes casti dum vita manebant, </i>uno de los textos del salón del trono
alusivos a la población estamental del país.
Las pequeñas y abundantes águilas de plata que tapizaban el fondo del
salón del trono, tras este mismo, fueron robadas por el gobernador general
nazi. Sólo se recuperó una que envió un coleccionista canadiense. De aquel
personaje recuerdo su condena en Nurenberg, y la propuesta al fin rechazada de
que el lugar de su ejecución fuera Polonia. Tener muchos años lleva consigo la
carga de almacenar también recuerdos que pesan. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Animada la
Plaza del Mercado. El monumento a la Sirenita y su pescador, que se casó con
ella, los fundadores de Varsovia, así llamada por los nombres del uno y la
otra. Ya hemos visto otros ejemplos de la fecundidad del legendario urbano en
las ciudades polacas. ¿Explicada ésta capitalina por la nostalgia del mar?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">A unas once
leguas, Zelanowa Wola. La casa donde el 22 de febrero de febrero de 1810 nació
Federico Chopin, su padre preceptor de los terratenientes dueños. En medio del
parque Kampinos, merecidamente, en aras del músico mimado por los demás
jardines botánicos del mundo. Cuando tenía él un año, se trasladó la familia a
Varsovia, donde el padre dio clases, pero volvió de cuando en vez y se dice que
allí descbrió la música popular del país. A los acordes del piano- pero no del
“piano jirafa” que vemos- por las modestas habitaciones en penumbra nos damos
cuenta de la permanencia del romanticismo, pese a estos últimos cambios de los
tiempos que apenas si han dejado algo en su sitio. Como en los tiempos de mi despertar a las
sepulvedanas en flor, del baile de la Plaza al del Teatro...Tanto que los
detalles nos resultan secundarios: la copia del retrato de Delacroix, las
partituras, los muebles, algún apunte autógrafo... (En este viaje parroquial
viene bien recordar que el movimiento lento del <i>Segundo Concierto para Piano </i>de nuestro compositor se cuenta entre
los ejemplos de música instrumental que, pese a no ser litúrgica ni sacra, se
tiene por religiosa)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Vueltos a
Varsovia, Suave celebra para nosotros en la Catedral. Nos parece un privilegio
insólito esta concesión. Acaso no tanto si hubiese sido en la primacial de
Gniezno, de tanta grandeza histórica como sosiego actual amasado de olvidos.
Pero estamos en la capital...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Deambulando
luego en un breve tiempo libre, entramos en una iglesia donde unos pocos
dominicos están cantando en su coro del presbiterio. Luego nos encontramos con
la de Santa Casimira, de benedictinas, fundación de Juan III. Está cerrada,
pero el cristal deja ver el interior, y fuera hay un reclinatorio amplio para
rezar arrodillados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Algunas placas
modestas y nada relucientes nos indican pequeños reductos donde sopla el
espíritu. Tales el Museo de Historia de la Farmacia y el de Madame Curie. Al
ser ésta enterrada se la echó un pedazo de tierra polaca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Domingo, 7 de mayo.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Vamos
a ver el Palacio Wilanow, el de Juan III Sobiesky, el rey polaco de Ucrania que
defendió Viena del asedio turco. Muy cerca encontramos la parroquia de Santa
Ana, del ochocientos, construida por los condes Potovsky, los propietarios que
sucedieron a los Czartorosky, de paso breve en la mansión, que cedieron a una
de su linaje para que a un Potovsky la aportase en dote. Hablo con Alicia de
Alberto, el salesiano de aquella estirpe, pariente del Rey de España,
beatificado hace poco, del que yo escribí ha dos años en el Programa de las
Fiestas de San Miguel. Santa Ana es renacentista. En el campo inmediato, un
cenotafio neogótico evocador de todos los difuntos de la familia. En torno un
viacrucis monumental. Preciosos magnolios de grandes flores blancas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Al fin en la
fachada del palacio, el amarillo alternando con el blanco, hace parte esencial
del estilo, el que permitió al marqués de Lozoya hablar de aquella otra
internacional artística, a la que Sepúlveda aportó la piedra para la fachada
del Palacio de La Granja. Ángeles con trompetas triunfales encuadrando una
ventana, y relieves de la gran gesta vienesa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Y ahora pido a
mis compañeros de viaje que me lean la venia para evadirme a algunos detalles
nada más, liberado de la disciplina del plano y el alzado, de la geometría de estas paredes donde en el
ochocientos el estuco sustituyó al terciopelo que, además de ser más bello,
coadyuvaba a la calefación, ¿como la madera del suelo?. Cual si fueran
pormenores de ilustraciones de poemas de Rubén Darío o el conde de Foxá. De una
a otra geografía estética y creadora: la sala etrusca, los vasos holandeses de
estilo chino o japonés, la pareja de espejos de Bohemia que se dirían
venecianos, la caprichosa decoración de fragmentos de arqueología recordatoria
de viajes a Roma...La galería de Cupido, el bargueño de esmalte con un efecto
de profundidad que pretende llegar a lo inacabable, el oratorio barroco del
siglo XIX, los fruteros de bronce dorado, la estufa de porcelana cuyo destino
nos sorprende pero encontramos puesto en razón, ahí es nada en nuestros climas.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Nuestra última
visión es el Palacio sobre el Agua, la otra residencia real. De ahí al
aeropuerto. Entramos los primeros en el avión. Me siento inquieto a medida que
van llegando pasajeros sin que ninguno más de nuestro grupo aparezca. Pienso si
ha habido un mal entendido y nos están esperando peligrosamente. Hablo con el
comandante, Javier del Pino, quien me promete no irse sin ellos. Me enseña la
hoja de vuelo. Los pasajeros registrados somos ciento ochenta y uno. Al fín
vamos viendo sus caras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Hace buen
tiempo. Nubes y sol. A punto de llegar a Nurenberg y pasada Praga, el
comamdante nos lo dice, anunciándonos que pasaremos junto a Stuttgart, Ginebra,
Lyon, Tarbes y por los Pirineos a Zaragoza. En Barajas con algún adelanto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Llegado a
casa, mientras otros caminan hacia nuestra Sepúlveda, llamo en mi auxilio a la
literatura para entretener mi nostalgia. Releo el comienzo de <i>La muñeca, </i>esa formidable novela
realista, de la buena época del género, de Boleslao Prus, desarrollada en la
Varsovia todavía zarista: “Al empezar el año 1878, cuando el mundo político se
ocupaba de la paz de San Stefano, de la elección del nuevo papa, o de las
probabilidades de una nueva guerra europea. los negociantes de Varsovia y los
burgueses de la calle Krakowskie-Przedmiescie, se ocupaban con no menor interés
del estado del negocio de quincallería que funcionaba bajo el nombre de la
firma J.Mincel y S.Wokolski. En el afamado bar donde se reunían para la cita
vespertina los propietarios de tiendas de ropa blanca y de vinos, los
fabricantes de cervezas y de sombreros, los respetables padres de familia que
vivían de las rentas y los propietarios de inmuebles sin ninguna ocupación, se
hablaba con igual animación de los armamentos de Inglaterra y de la firma
J.Mincel y S.Wokolski”. ¡Siempre unidas la literatura y la vida y el milagro de
la novela perenne!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Además he de
ocuparme de atar algunos cabos que se quedaron sueltos. Había mucho barullo y
poco tiempo en la tienda del palacio Wilanov. Se me escapó un libro en inglés
de buen aspecto sobre los rebeldes polacos del romanticismo. Y un disco con
ofertorios y comuniones de Nicolás Zelenko en la vieja Silesia. En la menguada
cubierta de estos compactos, despertadora de penosas nostalgias del vinilo,
sólo el título en letras cuadradas de la partitura. Pero nos dice tanto
ahora...En fin, un pretexto para entretenerme en la búsqueda. ¿O de volver? En
cambio si me traigo una novelita en polaco de Simenon para la colección de
Diego Conte <i>senior, </i>pues bien lo
merecen el hombre y su acopio<i>.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Tremenda la
falsedad de la opinión de que el dinero gastado en los viajes no queda, a
diferencia del invertido en cosas materiales. ¿Nosotros no tenemos ya para
siempre las memorias de este nuestro, no somos gracias a ellas más ricos? A la
vez estímulo para los que vendrán. Algunos también parroquiales. Parece que la
Francia de Lourdes, la Salette, Ars, Lisieux, Paray le Monial, la hija mayor de
la iglesia, y la Alemania que tiene en Colonia la catedral de los Reyes Magos,
San Bonifacio en Fulda y la iglesia de los Catorce Santos, nos resultan demasiado
cercanas. Y nos acordamos de que otrora Polonia y Lituania estuvieron unidas en
una nación inmensa. Ir a ésta es complemento de nuestro habernos asomado a
aquélla. Yo conocí a un profesor polaco cuyo segundo apellido era lituano y
decías que <i>mater semper sancta est.</i> Y
no nos olvidemos de que la musulmana Turquía contó en la cuna del cristianismo,
y ahí está el itinerario de San Pablo. El polaco Juan Sobieski libró de los
turcos a Viena. Pero Suave recuerda la caballerosidad del Sultán, preguntando
por el embajador de Polonia en la recepción diplomática de todos los años,
cuando el país estaba privado de la existencia, para hacerse contestar: “No ha
llegado todavía”. (La historia política del siglo XX no abunda en gestos de
este desinterés). Estos días se ha representado en el real de Madrid <i>El rapto en el serrallo</i>, de Mozart, otro
turco clemente y misericordioso...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Esperemos pues. Y recordemos. No bajemos
la guardia. Y que la decoración de Samoa nos sea mágica.<o:p></o:p></span></div>
Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-72566280466199564602010-10-31T14:24:00.001+01:002012-03-30T13:58:21.120+02:00Dignidad egipcia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRSG7dogWcB18niN1sLHIAIM22HSv_e360D_OsRSxZgGrZ2i7lqNY9DpBw9ISDVfCw4VOex5tPC5mVgPCltzn6Hei-7UjSxEOwfszmzJt4bB-pWj8dllStP6ypY3iwuzC7bqOf9cXqw2g/s1600/Dignidad+Egipcia.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRSG7dogWcB18niN1sLHIAIM22HSv_e360D_OsRSxZgGrZ2i7lqNY9DpBw9ISDVfCw4VOex5tPC5mVgPCltzn6Hei-7UjSxEOwfszmzJt4bB-pWj8dllStP6ypY3iwuzC7bqOf9cXqw2g/s640/Dignidad+Egipcia.jpg" width="568" /></a></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-87632532610967937802010-10-31T10:58:00.001+01:002012-03-30T13:58:09.000+02:00Desde el Alto del León<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5brVzX0MBJNNCoTe_iJmV-D_pCXCPugKCTyVACDoWCvGAHDAPza38MPrQhmv9YtGGgQU1UZASlHXTohMMw76DY-o8kA-XxW18hVHFafHxwX3zVkqL2474ji5vi6DkvfoO9dQp5QaOXqs/s1600/Desde+el+Alto+del+Leon.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5brVzX0MBJNNCoTe_iJmV-D_pCXCPugKCTyVACDoWCvGAHDAPza38MPrQhmv9YtGGgQU1UZASlHXTohMMw76DY-o8kA-XxW18hVHFafHxwX3zVkqL2474ji5vi6DkvfoO9dQp5QaOXqs/s640/Desde+el+Alto+del+Leon.jpg" width="560" /></a></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-63118370154194845482010-10-31T10:28:00.001+01:002012-03-30T13:57:57.017+02:00Alberto Barral en la otra Cordoba<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1TjkQToxtQwRM0K_13j-LtUWia5404LPJx3nmv0NU_LN0lk2AMqKV4eu0eT3u7FzwY_kV7l7XFLEg12B3x52boM-hzfYHVbOYplgIVFRTNX0F6wfwyweOPGoIeT41f3izwqtIPLbJ_Co/s1600/Alberto+Barral+en+la+otra+Cordoba.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1TjkQToxtQwRM0K_13j-LtUWia5404LPJx3nmv0NU_LN0lk2AMqKV4eu0eT3u7FzwY_kV7l7XFLEg12B3x52boM-hzfYHVbOYplgIVFRTNX0F6wfwyweOPGoIeT41f3izwqtIPLbJ_Co/s640/Alberto+Barral+en+la+otra+Cordoba.jpg" width="572" /></a></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-41962221378677778092010-10-31T10:13:00.001+01:002012-03-30T13:57:43.709+02:00Sesenta años despues<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLgNa7Pi5gnXScp5mtsndHnTtSvQOeiWfuwwBes_FavQFS9jf16X3HSTyumfSHR71vZDRI8_efbDew7Bhb1rezL7vTl_BYQi03zJ4jdVZJVSakE8qh7rk1r5rBJrzRf3fvr0h1iKnOXOA/s1600/60+a%C3%B1os+despues.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLgNa7Pi5gnXScp5mtsndHnTtSvQOeiWfuwwBes_FavQFS9jf16X3HSTyumfSHR71vZDRI8_efbDew7Bhb1rezL7vTl_BYQi03zJ4jdVZJVSakE8qh7rk1r5rBJrzRf3fvr0h1iKnOXOA/s640/60+a%C3%B1os+despues.jpg" width="562" /></a></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-67046907997621412482010-10-31T09:20:00.002+01:002012-03-30T13:57:32.921+02:00La capa encantada<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMZanSdOKwQ8cR9TC73kDTn9aH-0XWF1PqKwNQwFbp9R6M5skdKlCBNRmmwB6UVS3FB10pwsc0nDMQKa6zsOynR8u4vP7ASdjJkzSbnCO325rTEN5PFOnRX9P4CJq6zAyA_aMIHHleDis/s1600/La+capa+encantada.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMZanSdOKwQ8cR9TC73kDTn9aH-0XWF1PqKwNQwFbp9R6M5skdKlCBNRmmwB6UVS3FB10pwsc0nDMQKa6zsOynR8u4vP7ASdjJkzSbnCO325rTEN5PFOnRX9P4CJq6zAyA_aMIHHleDis/s640/La+capa+encantada.jpg" width="460" /></a></div><span class="Apple-style-span" style="clear: left; float: left; font-size: x-large; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><br />
</span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-64044376886323294392010-10-09T10:29:00.002+02:002012-03-30T13:57:14.381+02:00Diario del Camino de Santiago<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><u style="text-underline: double;">CAMINO DE SANTIAGO</u></b><o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Querido Diego:<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"><br />
</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Escribo estas líneas entre la Virgen de Agosto y San Bartolomé, poco después de haberse cumplido el primer aniversario de nuestro viaje. Desde entonces han ocurrido ciertas cosas. Para mí sería algo más difícil hacer el Camino de Santiago. Pero me parece tan milagroso que en mis circunstancias y a mi edad le pudiera llevar a cogüelmo el año pasado, que a tu lado estoy seguro de que también en mi situación actual le habría emprendido y culminado.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Tú, Juan Emilio, Adela, Paco Sala, estáis logrando que vaya a dejar este mudno, cuando la hora llegue, más en paz con él, y con la seguridad de tener unos fieles legatarios. Pero nuestro Camino de Santiago fue una añadidura nunca soñada.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Estoy escribiendo su poemario. Uno de los poemas tiene por argumento a Andrés Iniesta en el Camino. Nuestro campeonato mundial, ¿otro milagro? De tanto hacerse esperar me lo parece.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">En cuanto a estas páginas, tú me has hablado alguna vez de su publicación. Acaso sería una buena idea llevarla a cabo cuando se cumplan sus bodas de plata. Entonces os beberéis en mi memoria un vaso de buen vino. Y no pienso tanto en vuestros hijos sino en vuestros nietos como vuestros más ilusionados acompañantes. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">¿Con qué os podré pagar ese aliento vuestro que me sigue dando la vida? ¿Sólo con palabras? También llevándoos en mi corazón.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Madrid, 19 de agosto de 2010. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> JOSÉ-ANTONIO LINAGE CONDE<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> PRIMERA ETAPA<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">23 de mayo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A las cinco de la tarde inicio mi peregrinación, en la madrileña Estación de Autobuses de la Avenida de América.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ante los largos vehículos impolutos, sus morros adentrados en el respectivo andén, con algunas ínfulas de solemnidad ferroviaria, me acuerdo de los coches de línea de otros tiempos. Como en tantas cosas, lo que va del lápiz en la oreja al ordenador en la mesa metálica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Paradas en Alcobendas y Buitrago. Todo nuevo, limpio y digno. Todo lo que vemos, quiero decir. En Buitrago evocación de aquellos días de veraneo, en casa de los tíos y los primos, entonces todavía virgen el ensueño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Crretera adelante, paralelas las vías del tren “directo Madrid-Burgos”, que tanto se hizo esperar. Sus obras muertas, que yo veía estando interno en Aranda, algún jueves o domingo en que íbamos por allí de paseo, teñían de desolación el paisaje, de una manera extraña. Pero al fin y al cabo llegué a tiempo de ir una vez en él hasta París. (De tanto como antes de su funcionamiento recorrió el trayecto el arzobispo de Burgos, Castro Alonso, antes obispo de Segovia, llamaban al prelado “El Directo). La boca de su túnel al acercarnos a Somosierra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En Robregordo he tenido que recordar al abuelo Linage, que de ahí vino a Sepúlveda a matrimoniar y establecerse, siguiendo la misma ruta de su hermana, la que se casó con el alcalde Hilario Gozalo de Dios quien, por mor de Venus, hizo pasar a su pareja la linde de la sierra y el arzobispado primacial de Toledo adentrándose en la diócesis segoviana. (Prefiero las referencias eclesiásticas añejas a las civiles de anteayer. Las de ayer son las autonómicas). No conocí al abuelo Ángel. Tampoco al otro, a Matías Conde, muerto en la gripe del Diez y Ocho. Le acababan de nombrar llevador de cadáveres de la Cofradía de Plagas, pero fueron otros hermanos los que tuvieron que cargar con el suyo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Yo fantaseo a veces con que el abuelo Conde me da un duro de plata, y que con el abuelo Linage converso, soñando con viajes, como lo hacía en mis primeros años, buscando alas para ellos en sus catálogos dormidos de ferretería y frutería. (Entonces Aldeanueva del Camino, pongamos por caso, la de las enormes latas de pimentón, no estaba cerca). Mientras que en su tienda, la que luego fue de Domingo Sanz, el bisabuelo Esteban Sanz me daría chocolate del suyo, muy espeso, con tostadas exprofeso fritas por la bisabuela Eulalia. Allí mismo, el tatarabuelo Cayetano Velasco, su antecesor en el mismo comercio, viudo, longevo y gruñón, me daría consejos para domar a las mozas, a las que él no había renunciado en su senectud.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A la bisabuela Eulalia sí la conocí, la única. La recuerdo muy blanca, suave, menuda, en el piso de la calle de Torrijos donde vivía con sus hijas solteras, a costa de Inocencia, la telegrafista Se hundió en la eternidad, imperante la guerra civil en el Madrid revolucionario. Un cura de paisano la llevó el viático en un reloj de pulsera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En los primeros días de la contienda, a los milicianos que subieron a inspeccionar su vivienda, les dijo una hija suya para explicar la abundancia de santos:"- Mi madre, con sus cosas. -Con eso no hace usté mal a nadie"-, dijo condescendiente a la vieja uno de ellos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El abuelo Ángel Linage era mellizo de Isidoro. Éste pasó de la Academia de Infantería de Toledo a la Isla de Cuba, muriendo en Remedios a los veintiseis años, dos largos antes del desastre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Fue el segundo de su promoción. Por ello tuvo derecho a un premio reglamentario. El Teniente Coronel 2º Jefe de la Academia le escribió, el 6 de febrero de 1895, preguntándole si deseaba espada o sable u otro objeto de utilidad para la carrera, como gemelos de campaña. No sé nada más. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El 18 de diciembre del mismo año, el Teniente Coronel del Primer Regimiento de Infantería de Isabel Segunda, número 32, hizo saber a su madre, la bisabuela de Bustarviejo, Juliana Arias, que la oficialidad de la guarnición había acordado sufragar los gastos de entierro y funeral, “sin pompa ni vanidad pero con el decoro debido” al “gran amigo, brillante oficial y cumplidor caballero, circunstancias a que la Providencia no nos tiene acostumbrados ver reunidas en una misma persona”. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Le tengo a la vista de cuerpo entero, gorra en mano; oscuro, severo y muy abotonado el uniforme. De haber sobrevivido, quién sabe si los hilos del destino le hubieran enredado, y de cuántas posibles maneras, en la misma guerra que impidió a mi otra bisabuela recibir la comunión de los enfermos con las solemnidades amplificadas del Manual Toledano que en España prolongaban las del Ritual Romano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volviendo al camino que sigo, éste es la ruta al revés de la mayoría de los sepulvedanos que salían al mundo. El cocktail agridulce de la esperanza y la nostalgia, en la ilusión fundidas la risa y el llanto. El espacio llano y abierto que se ensanchaba en esa salida, desde el Setenta, el quilómetro emblemático de la carretera de Segovia a Boceguillas. Ya un presentimiento de la general, Madrid-Irún, Nacional 1 que llaman ahora, alardeando de prosaísmo, a la Autovía del Norte. ¿Por qué la llamábamos nosotros la Carretera de Francia, si en esa dirección la recorríamos menos, mucho menos?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por mor del antiguo Camino Real de Bayona, el topónimo de esta ciudad bautiza una calle de Boceguillas y alguna empresa allí radicada. De la vastedad de la iglesia de Boceguillas, una iglesia barroca, lo que en Sepúlveda nos falta, se asombró el Duque de Angulema al oír misa en ella un domingo, cuando nos vino al frente de sus Cien Mil Hijos de San Luis.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El compañero de viaje que me ha embarcado, pero no como el capitán Araña, Diego, Diego Conte Bragado, entre fraternal y filial, me aguarda con su vehículo empresarial, también una esperanza ilusionada y realizada en su armazón y diseño, uno de los coches de Tuco, su empresa de Naturaleza y Patrimonio. Así llamada por aquel Quinto Valerio Tuco, oferente en Duratón a la diosa Fortuna, que también fue viajero, por lo menos desde el Duero hasta el Danubio, donde servía su legión. Aunque no fuera cristiano podemos rezarle un padrenuestro. Ocurrencias como la de Diego, de bautizar así su creación, con el nombre de Tuco, una sola de ellas, bastan para retratar a un hombre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La misa en la Virgen de la Peña, mi misa vespertina de los sábados. Cuando suena la última señal, la “entradera”, todavía se aglomeran en el Campo de la Virgen los invitados a la boda de la alcaldesa y el nieto de Cándido Herrero, el librero de Segovia. Tengo tiempo de dar a los novios mi enhorabuena fugaz. (-Tu padre compraba más libros que tú- me dijo una vez Cándido cuando yo me gastaba allí mis exangües ahorros en mis días de bachillerato).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esa circunstancia nupcial hace disminuir la asistencia. Estamos todavía más en familia. Mi sitio acostumbrado es el penúltimo banco del lado de la epístola, junto a la escalera del coro, al lado del muro. Pero esta vez la familia de Diego me lleva a uno más delantero al lado del evangelio. Tengo más cerca y más visible el retablo de San Vicente Ferrer. En el que Domingo Murcia, el cronista de Alcalá la Real, me descubrió la ambivalencia entre el clasicismo y el barroco. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me siento enriquecido entre los Conte. Charo, la mujer fuerte pero tanto en femineidad como en talento, dinamismo y eficacia callados, casi invisibles, audibles sólo un poco más. Carmen el capullo que se está abriendo, Diego el adolescente que a la vez anda y vuela, y lee y dibuja; Alejandro la criatura asombrosa que a uno le consuela de seguir viviendo en este mundo tan bronco y tan débil, revelada al afrontar su accidente de largos y penosos avatares, pero invulnerable su fortaleza humilde y dulce; su melliza Pauli la gracia infantil que acompaña a todos y siempre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Oficia Suave, el párroco polaco al que de esta manera hemos simplificado el largo nombre de complicada fonética, Slawomir Harasimovitz. Toma a su cargo las tres lecturas. Nines hace la colecta, un menester en el que nunca la he visto, salvo en la novena cuando fue comisaria. De su pelo rubio al oro de los retablos no hay solución de continuidad. La liturgia es de la Ascensión. La homilia de Suave es magistral: La Ascensión señala la madurez de los cristianos, al dejar de tener contacto físico con el Maestro, como los niños cuando crecen y al hacerse mayores acaban dejando la casa paterna.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hace mucho, muchos años, leí un distendido ensayo italiano titulado </i>Cuando yo figure entre los clásicos.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> No recuerdo el autor. Se refería a sus variopintos lectores en ese imaginado futuro. Yo ni en broma puedo sugerir nada parecido. ¿Quién leerá estos folios? Sólo puedo asegurarlo de Diego.</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pero no excluyo que haya alguien más, por casualidad claro. Y por pocos que sean, no es posible predecir las circunstancias, ni de su persona ni de la lectura. Puede que entre ellos esté alguien de otras tierras y tiempos. Que no conocerá los parajes y a las personas que voy mencionando. Aun así, podrá seguir leyéndome. Esos nombres desconocidos le sugerirán otros de su entorno. Y claro que pensar esto no es vanidad. Porque no se debe a mérito alguno de mi escrito, sino a la realidad genérica de la escritura y la lectura, del escritor y del lector. Me viene ahora una lejana memoria. En la etapa de mi vida en que estuve alejado de la tierra nativa, por casualidad capté una emisión en italiano de la Radio Suiza para los emigrados del cantón del Tesino. Pues bien, a mí me consolaba de mi propia emigración. Y naturalmente que ninguna semejanza material con ellos podía inventarme).</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En los tiempos de la liturgia latina, era sugestiva su presencia universal y universalizada en los rincones más humildes e íntimos, tanto como sus más esplendentes fastos. Recuerdo cuánto complació al hispanista Maurice Legendre, el señor de la Peña de Francia, oir en las Hurdes, aquellas Hurdes del viaje de Alfonso XIII y el cardenal Segura, las tres misas del día de Ánimas. Ahora, en circunstancias como esta tan doméstica de hoy, la lengua cotidiana se adapta a la solemnidad ritual con una virtud nueva, aunque a mí no logre cancelarme la nostagia incurable y perenne de la otra. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viri Galilei, quid miramini aspicientes in celum?. </i>Recuerdo aquel buen cura de Mezquita de Jarque, en mi etapa turolense, pariente de Elíseo Calomarde, mi oficial. Cuando pasábamos por su casa rectoral nos ofrecía vino de misa. Hablándole de mis discos gregorianos me citó este introito de la ascensión como pieza magistral, aunque él ya sentía la ansiedad de la misa castellana del padre Arrondo. ·Es un buen gorro”, decía de la cúpula de su iglesia, un tanto insegura su solidez. A Arrondo le conocí luego en mi notaría de Madrid, pero como tantos otros ya no era padre más que de familia, y se llamaba Eusebio Goicochea. Era hombre de pleitos. Con su antigua congregación tuvo uno por esa partitura pía, y también con el Ministerio de Cultura por un encargo recopilatorio de las músicas del Camino de Santiago precisamente, materia de la que desde luego sabía mucho. Había llegado hasta las islas Feroes.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se me aglomeran, a este extremo de la andadura, los recuerdos suscitados por este recinto, la Virgen de la Peña. Ante tanto pasado, la misma existencia del presente, sencillamente estar vivo aún, suscita asombro. La tentación es negar el futuro, que tentación será por avaro que sea éste.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y que aún las mujeres hermosas me hagan sentirme culpable de no estar exclusivamente atento al rito y mirando nada más que a la Patrona, es el único asidero a la voluntad de vivir, de seguir viviendo. (Después he contado esto en confesión, en la iglesia madrileña del Espíritu Santo, donde hay una imagen de san Josémaría Escrivá. El confesor me dijo que ese trueque de valores era excusable, porque una criatura viva es más llamativa que una estatua. No me esperaba tanta benignidad).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdo al salir una estrofa de Bécquer. Siempre de la mano la literatura y la vida, en este momento ésta resucitada en la memoria de las aulas, por los ejemplos de métrica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">24 de mayo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La acostumbrada radio para entretener el insomnio. Habla de la pesca fantasma. Es la que hacen las redes abandonadas en el mar por su mal estado. Una novedad para mí. Terrible su significado. Para colmo, comenta después de Irak y del Congo. No puede ser más abrumadora la responsabilidad del hombre del primer mundo.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Amanezco pues en Sepúlveda. Buen paseo. Barro y hierbas mojadas en el camino de Las Norias. Por eso me vuelvo desde <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Lorito</i>, y no me detengo en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Silla del Abuelo</i>. Así llamábamos en la familia al asiento de roca gris donde hacía un alto el bisabuelo Revilla, Anselmo. Éste dejó en el pueblo una amable fama de bonhomía y alguna ocurrencia. ¿Por qué decía “puerta, puerta, pajarito”, cuando iban a salir los toros del improvisado toril a la también improvisada Plaza?. Él estaba orgulloso de las dotes intelectuales de mi padre y esperaba en él. Yo no estoy seguro de que a mí me aprobara si a estas alturas le hiciera confesión general de mi vida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Paso el resto de la mañana solo y enclausurado en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Tinte</i>, la mansión empresarial y humanística de Tuco, la de Diego. Libros sobre el Camino. Me emborracho de citas literarias en prosa y en verso. De la nómina de peregrinos acogidos en el Hospital Real en el Ochocientos a vivencias edificantes de peregrinos del Dos Mil. Había olvidado que un romance al Apóstol, que yo ya tengo citado en la parte escrita de la introducción, era de Lorca. Y es que de veras se merece el anonimato y la popularidad: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esta noche ha pasado Santiago...</i>. Recuerdo la reciente conferencia de Luis-Alberto de Cuenca sobre la poesía y los poetas del Dos de Mayo. Los versos, pedantemente menospreciados, de Bernardo López García, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Oigo Patria tu aflicción, </i>habrían llegado a conquistar esa suprema difusión, de no haberse interrumpido la tradición oral.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">senior </i>me da el dibujo de nuestra concha de peregrinos obra de Diego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">junior. </i>Espléndido marco rococó que me quita las aprensiones. Después de comer en su deliciosa casona campestre, emprendemos la marcha. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fiat voluntas tua.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Cómo no acordarme de mi anterior Camino de Santiago? El de mi Universidad de Valencia, con nuestro medievalista, don Antonio Ubieto, a la llegada el botafumeiro, y la cariñosa recepción del cardenal Quiroga. Jornadas gratificantemente abrumadoras, disciplinas horarias mantenidas mediante multas. No sé de qué iglesia de la ruta arrancó el ocurrente Ulises un ostentoso impreso petitorio de limosna para la calefacción, que nos acompañó el resto del camino como insignia, en la cabecera del autobús. Hubo canciones, algunas improvisadas sobre aquellas gentes y cosas. Aún se cantaba entonces en ocasiones como ésa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdo a don Antonio en la pequeña imprenta que se montó en un rincón de la Facultad, todavía en la calle de La Nave, para empezar su tarea editorial de textos medievales. Cuando le vi dos años después me dijo que ya tenía empleadas a dos muchachas. Hay que reconocer que padecía la obsesión documentalista y hacía hincapié en los ataques a los grandes maestros, si bien con alguno a la fuerza tenía que quedarse corto. Pienso en don Ramón Menéndez Pidal, tratando de hacer vertebrar España al Cid, que no pasó de ser en la historia uno de tantos señores de la guerra por su cuenta, y en la epopeya un personaje escasamente imaginativo. La franqueza, no voy a decir baturra, aunque él lo era, de don Antonio, no tenía límites. Cuando nos ofrecieron el botafumeiro, se apresuró a preguntar a qué le obligaba. Y al informar al ayuntamiento de Nájera de su edición de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica Najerense</i>, lo hizo en una carta en la cual daba por supuesto que el interés de sus ediles estaba en el pimentón. Ellos reaccionaron comprándole cincuenta ejemplares. Era tímido y pasó su carrera erudita solitario. Fue uno de los más afectados por la rebelión salvaje de los alumnos en aquellos negros años, anti sí, pero no antifranquistas como era su disfraz. Se fue a Zaragoza y viéndose muy enfermo, en busca de médicos amigos, volvió a Valencia para morir. Había reaccionado con calor a la muerte de mi mujer. Otra prueba de la razón del abate Bremond al ocuparse de los benedictinos mauristas: “El polvo de las bibliotecas no seca el corazón”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pasamos Grajera. Donde el futuro general Herrera aterrizó a Roso de Luna, que por mor de aquel viaje tiene un puesto en la bibliografía sepulvedana. El avión le resultó ideal, abominando comparativamente de las molestias y peligros del transporte terrestre. Cual si a la inversa, fuese aquél el vehículo más natural y nuestra especie fuera del mismo medio que la de las aves. En ello coincide aquel ocultista que al testar abjuró de la rfeligión de su infancia con uno de los discursos de Pío XII a los hombres del aire. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otro pueblo, Milagros. El recuerdo de Vela Zanetti y sus murales. Y de José-Luis Alonso del Val, el franciscano erudito afincado en Santander que aquí se crió.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Fuentelcésped, diócesis segoviana. El pueblo de su a tiguo seminarista Ángel García Sanz, el estudioso de la historia contemporánea que dice verse reflejado en mi padre por lo que de él ha encontrado en los archivos provinciales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otros indicadores se me traducen a una canción, de los tiempos de la taberna sepulvedana de Farias: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo no soy de los Gumieles/ ni de Quintana del Pidio./ Soy de la Ribera Baja,/ a la orillica del río. </i>En Quintana nació un primado, el cardenal Sancha. Fundador de una congregación femenina, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">las Sanchicas. </i>Una muestra más de la generosidad desbordante de las vocaciones, inagotablemente diferenciadas, del Ochocientos.A las anteriores servidoras de la Residencia de Sepúlveda las llamaban <i style="mso-bidi-font-style: normal;">las malas</i>, por su fundador en Murcia, el franciscano Francisco de Paula Malo y Malo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Aranda. Pero si dejara correr la pluma a su conjuro necesitaría todo el libro, corriendo como un torrente hasta despeñarme por mis tres cursos de chico de los frailes, interno en el Colegio Corazón de María. Aquí la versión de la memoria no es a canciones sino a cánticos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y al cortar los eternos laureles,/ que el Colegio en su seno ofrendó,/ en sus ramas Aranda fulgure/ con el brillo de nuestra ilusión.</i> Y el que en los congresos de cronistas cantábamos en una de las sobremesas Miguel Moreno, el cronista soriano, y yo, haciendo de ello una tradición festiva consagrada en todas esas reuniones anuales: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gloria a ti, Corazón de María./ Hoy te aclama tu invicta legíón;/ Salve, augusta Judith invencible,/ Salve, salve sin par corazón.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De la pujante Lerma al Pancorbo escenográfico. Tanto que parece el capricho de un escenógrafo. Aunque tras él se presiente una sorpresa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Con el tapizado verde del suelo se empiezan a ver los ejemplos de la arquitectura vasca. El siguiente paso será a la frondosidad. El tren de Francia vuelve a hacer acto de presencia de cuando en vez. Una llamada de aquellos tiempos en que teníamos intacta la capacidad para el asombro. A la inversa, en su Burdeos, François Mauriac la sentía al silbido de la locomotora del tren nocturno de España, que dede su casa había aprendido a distinguir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vermos a unos pocos ciclistas peregrinos, de vuelta. Cuando aparecen trozos de selva perdonamos a las curvas. Llueve, a veces torrencialmente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En Burguete parada y fonda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">25 de mayo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Burguete</span></b><span lang="ES-TRAD">. El hostal, que lleva el mismo nombre del topónimo, es una casona vasca. Nada más entrar en el lugar, un pueblo blanco, el encanto de éstos, a esta latitud menoe esperados, nos empapa. Abundan los escudos, antiguos y alguno moderno. En bastantes dinteles nombres, fechas, y algún motivo religioso que a veces los encuadra, la custodia en uno de ellos. Un recuerdo más de la cofradía que en Sepúlveda hemos dejado y del inminente Corpus Christi, cuya procesión tratamos de hacer compatible con este nuestro programa de trabajo jacobeo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">San Nicolás, en pleno centro, tiene una fachada estrecha y alta. Mucho fondo. Oscura su pátina. Recia apariencia granítica. Está cerrada. Una contrariedad con la que nos vamos a seguir topando. El patrimonio clausurado, la define Diego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ayer por la tarde, aún de día, las calles estaban desiertas y el silencio era absoluto. Se paseaban unos perros grandes con plena tranquilidad, cuales genuinos vecinos. Los únicos visibles. Algún rumor de cencerros. Bastante frío. No vimos el sol.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego estrena sus cámaras. Es insaciable. A su lado es inevitable reconocer el hermanamiento de las nuevas técnicas con el mejor y más profundo humanismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El hostal es una supervivencia. Amables los pisos de madera, anchurosos algunos muebles de los ebanistas de otrora, generoso el espacio, parca la decoración; las comodidades, para mí bastantes. Hay el rumor de que se hospedó en él Hemigway. Pero nada más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La Radio Clásica, como habitualmente en Madrid- pues en Torrevieja, y Sepúlveda, donde tan bien antes se captaba Moscú, no es audible o casi-, alivia mi insomnio. Esta noche, de la Liturgia de San Juan Crisóstomo y otras piezas sacras de Tchaikovsky a composiciones rescatadas de las misiones jesuíticas en el Paraguay, Argentina y Bolivia, en sus tres lenguas indígenas; un delicioso barroco humilde.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Saludos afectuosos en el comedor. Incluso en la calle. Los peregrinos descansamos del panorama descrito por Mankell en su país pero desgraciadamente también aplicable al nuestro, el sentirse ofendidos porque nos dirija la palabra un extraño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hay conchas en algunas verjas. Se anuncia en varios restaurantes el menú del peregrino. Tomamos conciencia inmediatamente de lo vivo y abundoso del fenómeno en la actualidad, la mundialización del Camino, llegando incluso a una trascendencia económica decisiva para bastantes lugares y gentes. La mochila al hombro y los bastones a pares llegan también a paisaje humano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la calle, momentos de conversación con un matrimonio del Canadá francés. Llevan a su bebé en un cochecito. También hablamos con dos chicas maduras de Tarragona que se interesan por nuestra guía y a las que doy mi tarjeta. Se quejan de la excesiva materialización, critican la acogida avarienta que tuvieron en San Juan de Pie del Puerto, y elogian en cambio la situación inversa de Galicia y sus albergues.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Este panorama viviente me hace sentir eufórico. Hablo a estas chicas de la estancia del autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Por quién doblan las campanas</i> en el hostal, y las llevo al comedor a enseñarlas un retrato suyo. El hostelero no enciende la luz. Después me doy cuenta de que debí pedirle permiso. No tiene excusa a estas alturas de la vida dejarse llevar de la espontaneidad irresponsable, queriéndola contagiar a los otros. En la cena le dí mis excusas. “Ya ha pasado”, dice. Al fin y al cabo la peregrinación empìeza sirviendo para reconocer alguna culpa, aunque sólo sea en el trato social y no llegue a materia de confesonario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nuestro motor se pone en marcha. Una vez más el recuerdo de los versos de Alberti: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carretero,/ tienes cuatro mulas tordas,/ un caballo delantero/ y toda la carretera para tí./ Carretero, ¿qué más quieres?</i> Y de veras es deliciosa esta carretera entre árboles.¿Desde cuándo, cuántos años hace que no los disfrutamos así? Me parece que voy de excursión, a una huerta de la ribera del Duratón, en el espacio, en el tiempo unos sesenta y cinco añas atrás. Al cabo de un rato sale el sol. Su última visión la habíamos tenido ayer, pero muy al principio del viaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos encontramos la primera cruz de peregrino. La erosión de los siglos es el tinte de su piedra gris. En un alto, una capilla, también cerrada, de 1965. Es <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Salvador de Ibañeta</b>, donde estuvo la dependencia monasterial de Leyre que así se llamaba. Exenta la campana que tocaba para orientar a los peregrinos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sobre el desfiladero imponente, el monumento a Roldán. 778-1967, leemos en él. Es una piedra cortada con el borde irregular, una lámina vigorosa de granito. No echamos de menos ninguna decoración ni motivo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La retina goza con la profundidad del bosque y también el oído se emborracha de agua. “Misteriosa”, dice Diego de la penetración de la luz en la red tupida de los troncos y las hojas. Hay rincones en los que sigue siendo de noche. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En un recodo son una gozada unas torrenteras, pequeñas pero imponiendo la fuerza de su rumor. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levanté mis ojos a los montes, de donde me vino el auxilio. </i>Pero ante la hondura del abismo, aquí es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De profundis </i>lo que se recuerda. Una y otra dimensión dignas de la palabra del Espíritu Santo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ladran unos perros a lo lejos. Me siento acompañado. Es la inmersión en la ternura. Cuando creo percibir aullidos, más bien es una aprensión, son recuerdos dolorosos los que me anegan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Reanudamos la marcha. Cruza un arrendajo. Pasan varias caravanas a remolque con matrícula NL. “Los holandeses errantes”, dice Diego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La primera imagen de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Valcarlos</b> es un huerto en cuesta, entre la carretera y una casa. Nostalgias de la vida sencilla. Un viacrucis de 1965, discoidal. Como el monumento de Oteyza a los peregrinos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Las iglesias también son blancas. En el pórtico de una, la inscripción con los nombres de “los gloriosos hijos del pueblo que murieron en la Santa Cruzada”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Arrullo musical y lejano de unos pájaros que no vemos. Mientras el amarillo es un color que hace acto de presencia intermitente, como seguro de sí, casi siempre y por doquier. ¿Por eso le han escogido para las flechas señalizadoras del camino<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/Diario.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">[1]</span></span></span></a>? Buen acorde con el claro del agua.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me he dejado a sabiendas el D.N.I. Pero me entra algún temor al ver unos coches de la policía aparcados a la salida. Recuerdo al profesor Jolivet, el escandinavista de la Sorbona. Caducado el visado en uno de sus viajes a Suecia, prefirió parlamentar con los agentes a pagar un considerable recargo en el consulado por un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">laissez passer. </i>Yo también me dispuse a ello, y esperé me valdrían los servicios notariales que presté a la Mutualidad de la Policía, y los policías me pagaron con creces, y aún siguen; lo esperé hasta si me pillaban al otro lado de la frontera. Pero no fue necesario. No vimos ni un gendarme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El puente por el que se fue Carlos VII prometiendo volver. La visión del carlismo como la única alternativa que en España no fracasó porque no llegó a probarse. Eso mismo decía Chesterton del cristianismo. Reflexiones en torno a la ambivalencia del mensaje carlista, o si queremos de su hermenéutica, y a lo que pudo ser y no fue.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Bonhomía del viejo dueño de la amplia Posada Española, que es en realidad un comercio de todo. Diego me fotografía con él. Nos cuenta algunas cosas y comenta algunas novedades. Tiene muy buen recuerdo de Segovia. Una hija suya está en la televisión de Palma y la otra en la Universidad de Navarra. “Es la vida”. Él sólo cierra cuatro días al año. No tomamos su nombre. La irrepetibilidad de los encuentros fortuitos sólo se podrá remediar en la otra vida. Un anhelo que llega a argumento apologético de la inmortalidad y la resurrección.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia y el cementerio de<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Ondarrola</b> son españolas, de Valcarlos. Todo lo demás del lugar es francés. Una enmienda a la línea recta de nuestros tiempos, la tiranía funcional, diócesis igual a provincia, la imaginación decapitada y las mezclas y combinaciones sentenciadas a muerte por faltas de higiene, amenazantes de epidemias a cebarse en los cerebros mediocres y los alientos secos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ante el bar de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arneguy</b> me fotografía Diego acariciando a un perro cariñoso, negro, de ojos vivos, peludo, entre mediano y pequeño. De algunas casas bajan escalones al arroyo. Su lavadero pues. Pero las lavanderas se hablarían de unas a otras piedras divisorias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego me señala la lujuria de las dedaleras en flor. Llueve estrepitosamente cuando nos acercamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Juan de Pie del Puerto</b>. Es una delicia el golpeteo de las gotas sobre el capó.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Comemos fuera, más arriba, en el refugio de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ornison</b>. Pero Notre Dame d’Ornison está mucho más elevada y hay niebla. Luego me comenta Diego haber pasado miedo en la bajada, al borde del precipicio, temor aumentado por la información complementaria sobre la situación que le iba dando el G.P.S. Yo no lo advertí. Paradójicamente era la falta de visibilidad del relieve lo que me tranquilizaba. Por primera vez veo un hermanamiento, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">jumelage, </i>entre albergues o establecimientos similares, está escrito aquí, el de éste de Ornison con el de los Mathieux, cuya localización no se precisa. Comida sencilla. Crujen suavemente los huevos fritos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando bajamos al pueblo sale el sol y se abre el valle. Al fin vemos paisaje. Recuerdo la imagen que algunos psiquiatras- y enfermos- emplean para diagnosticar la mejoría de las neurosis obsesivas u otras, el espacio abierto que el paciente ve. Los bancos de niebla permanecen ambulantes, una navegación caprichosa. La estampa soleada es bucólica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De San Juan recordaba yo la cárcel de los obispos. Se sigue anunciando, existe y se visita. Pero ahora me entero de que con los obispos nunca tuvo que ver. San Juan fue diócesis merced a los papas de Aviñón y sólo mientras ellos duraron, y la prisión es del siglo XVIII. Me acuerdo del rector paúl de San Luis de los Franceses de Madrid, el padre André Azemar, monárquico entusiasta, vicario general en secreto del fugitivo obispo Eijo y Garay durante la guerra civil. “Se vivía bien bajo el báculo de los obispos, aunque a veces golpeara un poco”, comentaba como laude al antiguo régimen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El casco de San Juan, en cuesta, es delicioso. Su plano uno de los típicos del Camino, en función de éste. Barrio de España, Puerta de España, Puerta de Santiago. Amable profusión de flores en las fachadas. La actual parroquia, Notre Dame, se debe al rey navarro Sancho el Fuerte. La ciudadela es de Vauban, ¿cómo no?. Recuerdo el elogio de Balzac a la simetría de la arquitectura militar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Roncesvalles</span></b><span lang="ES-TRAD">. La parlanchina y sabihonda chica que nos guía cita a Ubieto, a propósito de la localización de la batalla, y si fue tal o se quedó en emboscada, o las dos cosas. En 1993 se suprimió la orden de sus canónigos regulares. Ahora la colegiata es secular con seis canónigos. En el museo el espléndido relicario aúreo y de piedras, conocido como el ajedrez de Carlomagno. Calaveras y números en el enigmático Silo de Carlomagno, no se sabe porqué se llama así ni lo que fue, hoy cementerio cubierto del pueblo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Venden en la tienda la traducción de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chanson de Roland</i> por Benjamín Jarnés. Yo recuerdo la que mi amigo Luis Cortés, el humanista de Salamanca, ¿el último?, hizo en solemnes versos castellanos, solemnes como no pudo por menos. Memorias de aquellas excursiones matinales los domingos, con él y con su Paulette, carretera adelante, alguna vez hasta las puertas de Galicia, coloquiando o soliloquiando de lo divino y de lo humano. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La misa de los peregrinos. Es la capitular, concelebrada. Alocución inicial, plática, alocución final, con todos congregados en torno al altar. Reflexiones atinadas que dejan entrever aprobatoriamente las distintas motivaciones de cada cual. Enumeración de la lista de nacionalidades presentes. Yo sólo oigo algunos nombres, Australia, Corea, Dinamarca. Ruega el cura a los no catolicos que no comulguen. Mi vecino de banco no sabe que hacer y me mira interrogativamente cuando llega el momento, y luego en la bendición.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por el Paseo de los Canónigos, entre fresnos. Paramos, ya de regreso, para fotografiar una cruz de peregrino, y lo hace también el coche de la Guardia Civil- aquí en Navarra con un camuflaje oscuro-, extrañados de nuestra actitud “con la niebla que hace”. Se lo explicamos, pero después comprobamos que nos siguieron un trecho. Otra cruz, la de Roldán, abatida en 1794, reconstruida el año Dos Mil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">26 de mayo</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dejamos Burguete. Por el valle de Aezcoa, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la selva de Irati</b>. Se merece el nombre genérico. “Parece que nos engulle”, comenta Diego. El haya se le antoja un árbol mágico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Las ruinas de la noble construcción que fue la fábrica de armas de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Orbaizeta</b>. Imponente el horno. Un pino ha nacido en una cornisa del muro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la plaza del caserío, entre dos torres, la nave de la iglesia. Soso neoclásico. En sus muros han abierto ventanas bajeras, indicio de su dedicación a otros usos. Emblemático, en la misma plaza, un trozo gigante de escoria. Recuerdo el libro de Julio Caro Baroja, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La hora navarra del siglo XVIII.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por doquier el agua que corre. Parece un pequeño milagro su cambio de color, del mate al blanco, cuando salta o sencillamente tropieza en unas piedras. Al fin, en la hondonada, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Irabia</b>, la presa y su embalse.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arrazola</b> vemos una pequeña tienda de acampada. No se trasluce nada de sus ocupantes. Reflexión sobre el escaso espacio que se necesita para configurar un pequeño mundo propio. Pequeño grande, naturalmente. Ello es posible hasta en cada rincón de una tienda de mercadillo, algo que a mí siempre se me ocurre ante la batahola de sus artículos que cierran el horizonte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esta soledad le hace a uno incluso evocar la historia del eremitismo. Se entiende aquí un poco la tentación panteísta. Me acuerdo de Roberto Novoa Santos, el catedrático de medicina de Santiago y formidable escritor. Su obsesión por sobrevivir mediante la integración viviente de su materia en la tierra y su botánica, y precisamente en la tierra nativa. Una extravagancia que es un canto patético a la vida. Por cierto que Martín Herrera, uno de los cardenales jacobeos, prohibió la lectura de su lección inaugural de curso, que había sido impresa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esta etapa del Camino es de bastantes pequeños pueblos. Diego no se cansa ni escatima sus disparos, aunque sí, se cansa del peso de su utillaje al hombro. De vez en cuando usa el trípode y se arrodilla, tal a la vera de un arroyo. Recordando su pasado arqueológico, me señala un cementerio colectivo. Es neolítico, en el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">valle de Sorongain</b>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Aribe</span></b><span lang="ES-TRAD">, una alegría de geranios. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Espinal</b>, una pequeña pradera llena de estelas discoidales, de la Edad Media. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Mezquiriz</b> lleno de portaladas. Una de un curioso barroco popular. Perros que naturalmente me son bien hallados.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El sol sale ya entrada la tarde. El paisaje parece otro. Ovejas de raza “lecha”, que tienen pequeños cuernos y se confunden con las vacas. En cambio alguna de éstas no los tiene. La lucha del sol que acaricia con el viento frío que hiere me recuerda los inviernos en la galería de la Romana de Sepúlveda, los años de mi carrera de Derecho que estudié por libre, salvo el último curso. “Te cierran la escuela”, me dijo el Panadero al darme la noticia de la venta de esa casa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">bosque de Musquildo</b> pudo valer para escenario de la novela de Urubayen, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bajo los robles navarros. </i>Pese a estar en territorio de hayedo, una excepción. Diego se fija en sus hojas, más grandes que las que hasta ahora conoce.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Siguen los pueblos. Todos son del Camino, están en él, pero no todos tienen su plano configurado a la medida de aquél, o sea una sola calle larga que es el esqueleto urbano. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Lizoain</span></b><span lang="ES-TRAD">. Un alero me devuelve la admiración por estas casas vascas que al ver tantas se me había debilitado. Recuerdo la adquirida por el CEU en la Moncloa. Aún no era suya en mis tiempos de docente en él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Erro</span></b><span lang="ES-TRAD">. Sólo no es blanca la iglesia, lo que por acá no es una excepción. En el caserío un tejado notable. En el dintel una custodia-sol. Por cierto que en toda la zona es costumbre poner un cardo seco en la fachada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Agorreta</b> aparecen los pinos. Cambia el sistema climático y la vegetación le sigue. De lo atlántico a lo mediterráneo. Aparecen también las solanas. Soberbia casa con dos estribos salientes entre los que se cobija una doble galería corrida sobre canes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pastan felices las vacas. En el último número de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Ark</i>, la revista católica por el bienestar animal, la de la esperanza en su inmoratalidad y resurrección, se expresaba el deseo de ver así a los cerdos. Ahora les tienen de mascotas algunos. Y algunas famosas. ¿Una compensación por la abrumadora deuda de sufrimiento contraída con su especie, por la nuestra, la de las "matanzas". "Al cerdo hay que matarle poco a poco", oí una vez pontificar a un fraile castellano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ilarraz</span></b><span lang="ES-TRAD"> escenográfico. Dos faroles, sobre una calle que se desvía, estan pidiendo personajes a nuestros dramaturgos del siglo de oro. Pero es de día.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una iglesia en lo alto. Nos dicen que estaba muy arreglada y tenía sus fieles. Un viejo cura celebraba en ella todos los sábados. Sustituido por otro, joven y moderno, éste llevó todo el culto a la parroquia del llano, y el obispo cerró la de arriba. Ahora casi no hay parroquianos ni en la una ni en la otra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ezquiroz</span></b><span lang="ES-TRAD">. Y el plano de la peregrinación se nos vuelve a aparecer en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Larrasoña</b>. Una larga calle con encanto. Un rosal que trepa. Una hermosa mujer que nos saluda sonriente. Se dan cita en su cara la sencillez aparente de las facciones campesinas y el refinamiento ciudadano. De Eugenio Hermoso a Sorolla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin en el hotel de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Aquerreta</b>. Es una casona impresionante. Madera, techos altos, viejos muebles. En mi habitación amasaban el pan. Una hornacina en la pared servía para guardar la levadura. El hostelero nos cuenta variopintas historias de la variopinta clientela que de maneras a cual más diversas hace el Camino.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Bonum est hic esse. Es bueno estar aquí.</i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">27 de mayo. </i>San Beda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Desde una ventana los montes suaves, el arbolado y la aldea. Desde la otra, las casas, también vascas, de enfrente, y el campanario de la iglesia de piedra gris, espectacularmente ancho y de poca altura. Los orificios de las campanas discretos, a un lado. Macizo el conjunto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">He superado el miedo que ayer tenía a no poder seguir el viaje. Por mor de sentir la fisiología. ¿Es frívolo recordar a este propósito a San Pablo? ¿<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quién me librará de este cuerpo de muerte?<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llamo a Juan, a Úbeda. De los pocos amigos médicos que me quedan. Tantos, tan buenos y tan dóciles que eran mi privada Seguridad Social. Pero al ir desapareciendo no han tenido relevo<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/Diario.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">[2]</span></span></span></a>. En Salamanca yo fui el único ajeno a la profesión que estuvo en alguna cena de su Facultad. Recuerdo un comentario de la B.B.C. de Londres a la reforma decisiva que fue el Servicio Nacional de Sanidad: “Todos tienen el mismo médico, pero sin el lujo que antes poseían algunos, la cita, la charla, la copa de jerez”. El problema estriba en que estos lujos hacían parte de la terapia, ¿no? A propósito de aquel Servicio, no me cabe duda de que el laborista Bevan, su creador, un minero del País de Gales, ha sido el político más ilustre y capaz del siglo XX. Aunque los monumentos y los premios los tenga el franquista Churchill. Y el que, a diferencia de éste, sí visitó a Franco en carne y hueso, De Gaulle, el general de la B.B.C., que se cobró en poder civil las victorias que sus compañeros ganaron en el campo de batalla, la del mariscal Leclercq preparada atravesando África. Bevan fue enterrado en la abadía de Westminster, asistiendo a la ceremonia muchos mineros paisanos con sus lámparas. Le recordé en Torrevieja en el magnífico concierto de un coro galés.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Las estampas de mis médicos en mis santas compañas. Antonio García Pérez, el dermatólogo. Llegado yo a Salamamca, con dos operaciones que me habían hecho cirujanos que no sabían medicina, él recondujo mis síntomas a su especialidad. Y yo le había conocido por su amor al canto gregoriano. Les hizo gracia cuando se lo conté a los benedictinos de Solesmes. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Y Mario Esteban, el oftalmólogo humanista? Una vez me vio los ojos estando acatarrado en la cama. Pero ante todo para mí ha implicado la realización prodigiosa de una de mis fantasías infantiles. Mi entusiasmo obsesivo por Sepúlveda me hacía ver como una idea inasequible, que en ella hubiese de todo. Universidad por ejemplo. El establecimiento de la consulta de Mario fue una consumación parcial del anhelo fantástico. Pero sigamos el Camino, así, con mayúscula.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando salimos del hotel, pasa delante la pareja tarraconense de ayer. Renovamos las manifestaciones de perseverancia en la amistad. Gracias a estas chicas, que nos indican haber oído de su fama, vemos la formidable cocina de la casa. La altura de su chimenea me recuerda la del monasterio de Alcobaça.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La apariencia de los cardos en las fachadas es solar. El cardo es el motivo de uno de los cuadros de mi cuarto: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grande carline. Carline acaulos magno flore purpureo.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El aire frío gana la batalla al sol. Es el imperio del “calor forastero”, que decía mi madre, en estas encrucijadas estacionales, cuando ya nuestro largo y endémico frío nos pilla fuera de lugar, a nosotros y a los árboles frutales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Zuriain</span></b><span lang="ES-TRAD">. Nos parecía una aldea vulgar y nueva. Pero hay que fijarse en todo, como remachaba Wenceslao Fernández Flórez en una de sus sátiras antifutboleras, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De portería a portería. </i>Pues la iglesia, con campanas pero sin campanario, tiene delante un jardín tan humilde como delicioso, sin que sea posible sacar al césped más partido, y sobre el dintel un cristo popular con el paño pintado de añil, color presente además en la archivolta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al tomar la senda de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Zabaldica</b>, vemos atónitos en un indicador la noticia de que la iglesia está abierta. Una vieja señora nos dice que la enseñan unas monjas. Tiene el encanto de la pequeñez enriquecida. El retablo es de santos. Nada más ni menos. San Bartolomé uno de ellos, con el diablillo encadenado a sus pies. San Estanislao de Cracovia (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">sic</i>). Junto a la crucifixión una media luna, que algunos achacan a la antigua mitología vasca. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una de las religiosas está hablando con un peregrino alemán. Nos habían dicho que eran del Sagrado Corazón y yo pensé en una de las muchas y minúsculas congregaciones femeninas fundadas en el Ochocientos, de ese capítulo que ya antes he mencionado. Pero me quedo estupefacto al enterarme de que se trata de las de Santa Magdalena Sofía Barat.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Son tres en la comunidad, al servicio del Camino. Sor Maríasun Escauriazo, vasca, nos atiende sin prisa. Nos enseña sus textos: la parábola y la realidad del Camino, las bienaventuranzas del peregrino y su padrenuestro. Sor Marisol Soler es navarra. Se asombra de mis conocimientos de la historia de su familia religiosa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El peregrino alemán canta un largo canto de peregrinación, muy poético, acompañado por la religiosa. Yo también me asocio un poco. Lleva un diario, ilustrado y con recuerdos adheridos. Se le deja fotografiar a Diego. Es estupendo este ambiente y las gentes que en él se moldean.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos luego al albergue, que es la residencia de la comunidad. No tiene límites para estas religiosas la fraternidad con los otros credos. Shintoísmo, hinduísmo, budismo, Islam. Maríasun estuvo en Gotemburgo, trabajando con los refugiados. Me cuenta de la generosidad y la ingenuidad incluso de los suecos, que se dejaban explotar por las mañas de bastantes inmigrados para burlar la ley, por mor de un mayor socorro, por ejemplo fingiendo separaciones matrimoniales para cobrar la asignación establecida. Cree que Suecia ha tocado ya fondo en los valores del mundo moderno y está abriéndose a los que hasta ahora había preterido. Aunque me habla de una sociabilidad escasa y una sociedad cerrada que ahora también está empezando a cambiar. Evocamos a Olof Palme. Le hablo de Mankell y me dice son tantos los que se lo recuerdan que va a tener que leerle. Me pregunta por un título y elijo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El chino. </i>Me habla de un mes de ejercicios ignacianos con pastores luteranos, a lo que tres obispos suyos se oponían. Fue para ellos un descubrimiento. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sor Marisol estuvo en el colegio de Godella, junto a Valencia. Me trae recuerdos de mi primer matrimonio. La otra religiosa, a la que no vemos, Pilar Meléndez Escorihuela, era del círculo familiar íntimo de mi primera mujer. Hablé luego con ella por teléfono.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esta presencia en el Camino es una mnifestación más del cambio radical que la Congregación dio en la década de los Setenta. Me dicen que las antiguas alumnas se sintieron entonces abandonadas. Sor Pilar me llegó a aludir a los muchos enemigos que entonces tuvieron en Valencia, los cuales buscaron refugio en otras instituciones de apariencia más tradicional.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La capilla es diminuta. Pero con pequeños detalles, escogidos para recordar a cada uno su manera de orar. Me cuentan algunas historias, tan dolorosas como consolatorias, de peregrinos. Las dejamos con pena. Pero son inexorables las exigencias del trabajo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Iroz</span></b><span lang="ES-TRAD">. Diego ve por segunda vez a una peregrina joven, de vecindad hispanoamericana, de la que ayer había observado la expresión transfigurada. La iglesia es rústica. Muchas ventanitas en la torre, dispuestas de una manera que sugiere sabiduría y equlibrio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">El puente de Iturgaiz</span></b><span lang="ES-TRAD">= Fuente de agua enorme o mala. Era el lavadero de las vecinas del barrio, que no podían ir al de Iturraldea, en el centro. Junto a él estaban el Hospital de San Miguel, una ermita de la Virgen de Montserrat, y un molino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El río es el Arga. Ya estamos en la comarca de Pamplona. A lo lejos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arleta</b>, asomando la iglesia entre los árboles, propiedad privada de entrada prohibida. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Villava</span></b><span lang="ES-TRAD">, el pueblo del ciclista Indurain. Alegría del agua que salta en chorros. Hubo ahí un batán. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pequeña iglesia de la Trinidad en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arre</b>. En el albergue anexo son los maristas quienes atienden a los peregrinos. En el retablo, al lado de las tres personas divinas, San Fermín y San Javier. Otra iglesia, de San Román. Curiosa la vieja prohibición: “No se permite poner enramadas y jugar a la pelota”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pasamos por nuestro hotel, en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Salinas de Pamplona</b>. Y entramos en la capital. Hemigway ante la plaza de toros. La calle de la Estafeta. ¿Qué sensación se tiene al estar de carne y hueso en ella en un día cualquiera como éste? Se ven peregrinos también en el dédalo urbano. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego tiene permiso para fotografiar en la catedral. No pueden ser más amables. El claustro, la nave, el museo. No oculta su emoción. Ni tenemos prisa ni nos la imponen. Densa paz en el claustro. El encanto de las vidrieras superando la desarmonía de su policromía en la piedra. Las capillas abiertas me hacen añorar las verjas de la catedral de Segovia, la perfecta. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mi entusiasmo por el barroco y mi <i style="mso-bidi-font-style: normal;">horror vacui </i>llegan a tanto que, cotejados con la tan distinta sensibilidad hacia él de sus enemigos icononoclastas, me hacen meditar en torno a ese misterio de las diferencias tan marcadas en la especie humana. Lo mismo aplico a mi complacencia en las mezclas de estilos, y en las delicias de lo complicado. ¿Hay que simplificar? De habérselo propuesto nuestros antepasados estaríamos en Atapuerca. Acaso habría sido mejor. Pero ésa es otra cuestión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volvemos a encontrarnos al peregrino alemán y renovamos las cortesías. Frente a la fachada catedralicia en obras, la calle de la Dormilatería, por el canónigo dormilatero así llamada, me trae la memoria del erudito Goñi Gaztambide. Recuerdo mi relación con él. Quise escribir su bibliografía para la revista de Montserrat, pero no me contestó. Hice un pequeño favor de papeleo universitario a una sobrina suya y me regaló unas latas de espárragos. Él hizo un amplio artículo reseña de mi tesis sobre los orígenes benedictinos peninsulares con un título presuntuoso, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Glosas a una obra deslumbrante. </i>Sólo por él conseguí algunas noticias de los autores de la formidable Gramática Latina de texto en Aranda que yo hice encuadernar a Galván en Cádiz, la de Goñi y Echevarría. Francisco Cantelar, que le ha dedicado el volumen de Pamplona en la colección sinodal que ahora dirige, me ha confirmado su índole retraída de eremita del trabajo intelectual. No sé si sigue en la calle de la Dormilatería o se fue por el camino de allá arriba.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Iglesia de San Lorenzo, con la imagen de San Fermín, la que se venera en las fiestas. San Saturio gótica y barroca. Plaza de San Francisco. Plaza del Castillo. La cúpula de la iglesia que hoy es la sala de exposiciones Conde de Rodezno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el camino al hotel, durante la cena y en el cuarto, la apoteosis del Barça, vencedor esta tarde del Manchester en Roma, tricampeón este año.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">28 de mayo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Madrugamos media hora más. Algo es algo. También a nuestro maratón se le puede sacar ventaja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Cizur menor</span></b><span lang="ES-TRAD">. El alto en el Camino inmediato a Pamplona. Sobre una iglesia la bandera de la Orden de Malta. Fue de los caballeros y hoy éstos se han hecho cargo de un albergue adyacente. Los voluntarios que le atienden no saben darnos detalles. Para abrirnos la iglesia tienen que consultar al caballero responsable de Pamplona, y las nueve de la mañana no es hora adecuada para hacerlo. Yo invoco el nombre del marqués de Sales, también de la Orden, al frente de ella en Madrid, y mi presidente que fue en Amigos de los Castillos. Quedamos en volver, pero a la postre no nos es posible. En otra altura enfrente, San Miguel. Las dos iglesias se adscriben a este románico rural, con el consabido crismón.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Angelita, una peregrina mejicana. Nos dice que, después de trabajar durante veintitrés años quince horas diarias en una oficina, llegó a la conclusión de no merecer la pena seguir viviendo así, sin buscar sentido a la vida misma. Entonces tropezó con el Camino, sobre todo en la red. Antes creía que se trataba meramente de historia medieval, y no se la ocurrió relacionar con él al apóstol Santiago de Querétaro. Tras el año de intervalo que se ha tomado, no la inquieta la cuestión material. Está segura de encontrar tarea. El Camino la está complaciendo. Está experimentando la combinación de la soledad y la cercanía de los demás, tanto para las posibles emergencias como en la misma cotidianidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Para identificar el Camino y sus modificaciones, le vamos recorriendo en el coche por los vericuetos más arriesgados, tanto que los trayectos en carretera nos resultan raros. No retrocedemos ante los arroyos ni las pendientes. Algo tan desacostumbrado como natural en los días que llevamos. Por eso no se me había ocurrido mencionarlo hasta ahora. Entre los campos, borrada la senda por las altas hierbas, es un espectáculo el río de los peregrinos. Naturalmente Él se ceba con su cámara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Galar</span></b><span lang="ES-TRAD">. La portada de la iglesia es humilde, como todas éstas, pero lleva consigo todo el mundo románico, de la vegetación a los personajes enigmáticos, hombres y animales. El césped en torno, del que tantos ejemplos vamos viendo, sosiega el espíritu y calma el cuerpo. Alguna de estas iglesias tiene aire de fortaleza, y sus torres pudieron servir de tal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Guendelain</span></b><span lang="ES-TRAD"> es propiedad privada y tiene cortado el acceso. Un vecino al que preguntamos casi se enfada de que no sepamos que pertenece a la familia Milá, la de Mercedes. Tiene razón en cuanto a la falta de conocimiento del entorno que hay en nuestros días, sustituido por los datos pretenciosos de la globalización. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Parada cabe un centenal. ¿Cuántos años hacía que yo no veía espigas de centeno? Diego retrata a lo lejos la iglesia y el castillo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una cotera con piedras encima, recuerdo de los montones que antes hacían los peregrinos, contribuyendo a señalar el camino, pero algo muy vivo en el camino actual como seguiremos comprobando a menudo.. Me traen a la memoria las que en Islandia servían para cobijar los mensajes que unos transeúntes dejaban a otros, en aquellas soledades donde el paso de cualquier hombre era un pequeño evento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos es inevitable cruzarnos con un aluvión de peregrinos. Diego tiene un cuidado exquisito en evitarles molestias, vigilando el polvo que se levanta. A pesar de ello, un español se nos acerca para exigirnos que no circulemos. Diego le pretende explicar nuestra misión. Él responde que le es igual, ante lo cual, interumpido el diálogo, la resultante consiste en dos monólogos, el nuestro silencioso, y es inevitable que también nos de igual a nosotros. Inmediatamente nos sonríen unos nórdicos y una negra. Otro nos dice: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dos cervezas</i>, aludiendo a lo fatigoso de la subida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Este incidente me recuerda un curso jacobeo del Escorial, en el que participé hace algunos años. Una congresista, hembra de las que dicen en el país vecino estar entre dos edades, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">entre deux âges, </i>nos interpeló pidiendo la promulgación de un código deontológico para el Camino. Rouco Varela, entonces arzobispo de Santiago, la replicó que los peregrinos indeseables eran pocos, por lo cual no era necesario extremar las cautelas. A la vista de nuestra experiencia le damos la razón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Zariquiegui</span></b><span lang="ES-TRAD">. Espléndidos los sillares de la iglesia. La torre con amplios vanos, circular uno. La portada es otro ejemplo más de la serie románica. Tras de cada detalle del plano y el alzado de una iglesia es posible imaginarse las variantes de su paisaje interior y el de los ritos sacros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Astrain</span></b><span lang="ES-TRAD">. Formidable la titulada “casa abacial”. Ignoro si es una manera de designar la rectoral, como en Galicia. Otras casas de piedra. La parroquia tiene por titulares a los santos Cosme y Damián.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Subimos a la ermita de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Virgen del Perdón</b>. Nunca había yo pasado tan cerca de los nuevos molinos de viento. Me parecen las muecas sarcásticas de un trasgo gigante. Diego para el coche y oímos su potente rumor. Me llama la atención en torno a la dimensión acústica del paisaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Desde la altura, a ambos lados, se domina Navarra. En la primera línea lejana, los Pirineos nevados. “Hay que subir los montes de la geografía para entender la historia”, nos admonía en su aula valentina y sobre todo en sus viajes, Ubieto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Michèle. Una peregrina de la Guayana Francesa. Oyó hablar de Santiago al estudiar español en el Instituto. Enferma de asma, los médicos la recomendaron andar. Y de ahí su decisión de hacer el Camino. Se la advierte alegre. Siempre presta a la sonrisa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Utergo</span></b><span lang="ES-TRAD">. Se despliega con amplitud el casco. La iglesia, construida entre el Quinientos y el Ochocientos, es atractiva. Esmero en los detalles. Dos chicos adolescentes sentados en el banco de madera del pórtico. Como ayer en el de San Román, en la misma cerámica azul, otro veto: “Se prohibe jugar en este atrio a toda clase de juegos”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un cartel anuncia en San Adrián, el 21 de junio, la trigésimotercera concentración de auroros de Navarra. No sabía yo que existiesen tan al norte estos “hermanos cantores”, que tan entrañables estampas me han deparado en Murcia y en Alcalá la Real.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Murazábal</b> la iglesia es monumental, a diversidad de alturas, con salientes, noble la torre. Un enorme palacio construido en el Setecientos por el obispo de Calahorra es hoy bodega. Se conserva el primer alero de madera. Nos parece casi un milagro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Obanos</b>, el pueblo de la Junta de Infanzones, la leyenda de los dos santos hermanos, Guillén y Felicia, de familia noble aquitana, ella fugada de su casa para peregrinar a Santiago, él converytido en su homicida luego de localizarla y no conseguir hacerla desistir de su propósito. Penitente a la postre con una cadena al cuello. Cada dos años se representa su misterio, obra de Santos Beguiristain, el clérigo “vago” en sentido canónico, errante de diócesis en diócesis predicando, en el último coletazo de la oratoria sacra de antaño. Una vez tuvo a su cargo en los Jerónimos de Madrid el sermón patronal de los notarios y registradores, San Juan Evangelista en su fiesta primaveral <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ante Portam Latinam.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia es pretenciosa. Rodeada de unas arcadas que parecen una girola exterior. Hacia lo alto la fachada de ingreso. Algún elemento es de 1912. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El pueblo es anchuroso. Obanos se empeña en ser el punto de convergencia de los caminos, disputándolo a Puente la Reina. Concretamente le localizan en la ermita del Salvador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Subimos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Nuestra Señora de Arostegui</b>. Quiere decir en eusquera lugar divino. Leo a la puerta del edificio anexo las palabras “paz y bien” y pienso se trata de una comunidad franciscana. En lugar de mover la campanilla hroziontalmente, tiro de ella, y se rompe la cuerda. Nos abre un joven con un hábito que recuerda el franciscano. Pero se presenta como ermitaño. Me recuerda que el actual Código de Derecho Canónico los reconoce, a diferencia del anterior. Tiene votos privados. El anterior arzobispo le aplazó los públicos. Se encuentra conforme con esta situación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A lo largo de la conversación me doy a conocer. Le impresiona mi presencia después de haberme leído. No encontró en Pamplona mi historia de los benedictinos, pero sí el último libro sobre la vida cotidiana de los monjes, que le dedico. Posee un estupendo y denso libro sobre todas las mitologías vascas, hasta hoy. Se muestra ávido de conversación. Me hace preguntas acerca de la situación actual del monacato, y sobre ciertos nombres. Se confiesa tradicionalista, escandalizándose, por ejemplo, de que en ciertos monasterios se lean periódicos en el tiempo de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lectio divina.</i>. Él es universitario y de San Sebastián. Asiste a una residencia de ancianos, de donde se trae la comida y la cena. Le compramos, para Juan-Emilio, un video del misterio de Obanos. Hay un mural con la leyenda de los dos santos. En un panel hay una noticia del canónigo Goñi sobre Juan de Undiano, el reformador de los ermitaños navarros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La ermita es de techo plano. Una verja la separa del atrio. Su seducción está en su misma simplicidad. A Diego le complace esta inesperada acogida y le hace mucha gracia el incidente de la campanilla. Llamamos a Juan-Emilio y se lo cuenta entusiasmado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El lugar fue teatro de la guerra carlista. Carlista fue el pequeño fortín inmediato. Vuelve a desplegarse el denso paisaje urbano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vemos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Eunate</b>. Borrachera románica. Y llegamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Jaca</b> de un tirón. El hotel es un chalét fuera del casco antiguo. La habitación liliputiense, a pesar de ser de dos camas. ¿Evitaré la angustia?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego contó luego tanto y tan vivamente el incidente de la campanilla, contagiándoselo inmediatamente a su hijo Alejandro, que se ha hecho en Sepúlveda todo lo popular que estas cosas pueden ser en estos tiempos, sustituido el boca a boca por el zaping.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">29 de mayo</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La noche en el minúsculo y agobiante hotel de Jaca ha sido toledana. He pasado gran parte de ella en el jardín. Un solo transeúnte en esas largas horas y casi ningún tráfico. Un coche de la policía estuvo unos minutos parado en la calle paralela. Me parecieron extraños de pronto unos ruidos hasta que los identifiqué; eran del riego por aspersión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La estación de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Canfranc</b>, con la que tanto sueña en el Archivo Histórico Nacional de Madrid mi amigo Luis-Miguel de la Cruz. Cuando llegamos al pueblo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sompor</b>t, se nos echan encima las cumbres pirenaicas. Algo más lejos, el cárdeno se hace violeta. La nieve se hace presente al azar de su facilidad para agarrarse, no coronando las cimas forzosamente. En las crestas peladas, la una y la otra excepciòn. En cualquier borde, la arquitectura militar, como el fortín del Col de los Ladrones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Soledad. Casi todo el tráfico va por el túnel. Una capilla helicoidal a la Virgen del Pilar, con memorias de los transeúntes. Además de la de Francia se anuncia la entrada al Consejo Regional de Aquitania. El puesto francés se llama Centro de Cooperación Policial y Aduanera. Veo la palabra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">deneignement </i>en una nave. Caigo en la cuenta de tratarse de la operación de quitar la nieve.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El sol acaricia. Muy pronto será excesivo. Descendentes los edificios de fachadas mates y negras, un emporio de miradores. Pizarra y uralita. La Escuela Militar de Montaña de la Guardia Civil. El río Aragón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se ven peregrinos. Diego ha hablado con un francés que vuelve de Santiago. Hacerlo en una horas de avion le parece incompatible con la asimilación de tantas vivencias como el Camino le ha deparado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos bajando a la hondonada. El panorama de la carretera a media altura es bello. Por la hondonada iba el Camino. “Aguas de altura”, se nos advierte. El río Sete es aquí un torrente que redondea y pulimenta las piedras. Pinos y abetos. Un dolmen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Según la guía de Aymerico Picaud, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Candanchú</b> competía con Jerusalén y Mont-Joux por el primer puesto en la hospitalidad de toda la cristiandad. Las ruinas de ese albergue, Santa Cristina, nos dejan reconstruir el plano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Junto al barranco Chiniprés, hay unas instrucciones sobre el barranquismo, incluido el complejo y abundoso equipo exigido. En la altura, subsiste el edificio de la ferrería a la catalana, luego borda ganadera, Anglase. También hubo en el paraje una venta, por mor del camino real, y una fábrica de peines, navajas y botones, con treinta obreros. O sea toda una aldea. Después se construyó un cuartel carlista, destruido en un golpe de mano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego consigue fotografiar una mariposa negra y amarilla. Me muestra las argucias de su mimetismo, para dar la sensación de ser un animal mayor. Senderos del agua deshelada que cae desde lo alto por la montaña. De cuando en vez huellas de la pasada presencia de los carabineros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El formidable edificio de la estación me recuerda los pabellones de las exposiciones universales del Ochocientos. En una reciente novela de Le Clézio, un personaje está obsesionado por vivir en el pabellón que tuvo la India Francesa en la de París. Recuerdo lo que de la inauguración de la estación oi a Maruchi Fresno. A su padre, el caricaturista Fernando Fresno, por cierto farmacéutico, le pidió Alfonso XIII las caricaturas de todos los ministros franceses que asistían. El problema era la necesaria quietud de los modelos. El rey se la prometió como cuestión suya. Y así fue.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Atractiva la estampa rural de la iglesia de Canfranc pueblo. Cerca de ella, en una plazuela, un mástil sostiene la bandera republicana. Pasan unos niños de la escuela y hablan y les oigo las palabras “república” e “independiente”. Una foto singular, dice Diego, que además me hace a mi otra con ese fondo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El puente por donde pasaron tantos peregrinos. Por abajo el agua y por encima el tiempo, comenta Diego. El cual persigue con lupa el trazado riguroso del Camino. Algunas sendas son tan empedradas que rozamos en el coche casi el miedo, aunque no el mareo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Antes de llegar a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villanúa</b>, la cueva de las Guixas. Su bocanada de aire helado llega a darnos aprensión. En el pueblo una fuente con sus caños. Las casas de una mampostería gris y recia. Como la iglesia, una iglesia de torre muy delgada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Desviándonos para ver la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Adrián de Sasabe</b>, pasamos el frondoso valle de Borau. Este románico es idéntico al de Sepúlveda. Concretamente, este ábside podría superponerse al del Salvador, sin necesidad de ningún ajuste. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Encontramos una pareja inglesa. Son turistas. Él tiene muchas ganas de hablar. En la cornisa asequible del templo, pone una piedra para nosotros, junto a la suya.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Borau</b> es achatada, la torre en medio y a su lado la boca del atrio, que así es justo llamarla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Castiello de Jaca</span></b><span lang="ES-TRAD">. Junto a la pequeña escalinata que sube a la iglesia, un arco da paso al pueblo. Una escalera exterior a la torre. Sus sillares y los de las casas se diría estuvieron familiarizados con sus obreros, y lo siguen estando con sus vecinos y feligreses. La piedra tomó confianza. Tres chimeneas cónicas, con anillos en torno. En una hay una concha.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">“Bingo”, canta Diego vuelto de una de sus cabalgadas. Por la ermita de San Cristóbal que venía buscando. La puerta entre dos ventanas cuadradas, y sobre ella un ventanal peraltado. La espadaña está sin campanas. Amplio el alero.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin Jaca otra vez. Diego feliz de nuevo fotografiando la catedral. La torre baja y ancha de ésta y la escasa anchura de su atrio pueden dar de este templo una idea errónea, por esplendentes que sean sus capiteles. Pero el interior tiene de veras grandeza catedralicia. La mayoría de sus capillas no tiene verja. Sin embargo se ha llegado a un equilibrio entre la participación de cada una en el conjunto y su personalidad de por sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos a ver a las benedictinas. La abadesa, María Teresa Ibáñez, había oído mi nombre. Nos da permiso para fotografiar. Diego se ceba, sobre todo en el sepulcro. Yo hablo mientras con Sor Gloria de la situación que viven. Para salvar lo que estaba a punto de perderse hay tres profesas nigerianas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Paseos por la Jaca antigua. En la calle peatonal y en la plaza, la calma solemne de la provincia, que dijo Balzac. Algún escaparate bueno, también en evocaciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego y yo nos quedamos trabajando toda la noche en mesas separadas, yo escribiendo este diario, él ordenando el material acumulado en las exhaustivas jornadas. Días intensos, comentaba hoy.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">30 de mayo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el mismo hotel he pasado buena noche. Disipados los fantasmas. Optimismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Santa Cruz de la Serós</span></b><span lang="ES-TRAD">. La antigua iglesia monasterial, hasta el siglo XVI, de las benedictinas de Jaca. Un románico que nos festeja, que nos sonríe. Bastaría para ello con el ajimez de la torre que vemos al acercarnos. Pero en las otras dos caras hay muchos ajimeces más. Delicioso el juego de los diversos volúmenes de su arquitectura. (Nuestro Emiliano Barral tiene una escultura titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regocijo de volúmenes. </i>Cuando yo me enteré pensé se trataría de libros. Pero eran curvas femeninas). Los canecillos son vigorosos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia parroquial tiene por titular a San Caprasio. A un lado del tejado la torre, con un ajimez también. Parece mirarnos y decirnos algo. ¿Nos sonríe? ¿Se siente ofendida? ¿Se ha acomodado a un enigmático mal trato después de pasar por una etapa de meramente sufridora? ¿Sigue sufriendo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Valles profundos. Peñas imponentes que a trechos forman cañón. Enfrente, en las cumbres pirenaicas, se despliega la nieve. Una copla cantada en aquella Sepúlveda: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En el alto el Pirineo/ soñé que la nieve ardía,/ y por soñar lo imposible/ soñé que tú me querías.</i> Las viejas canciones de unos días tan remotos e idos como vivientes. (Recuerdo al cronista de Melilla, Francisco Mir Berlanga, un viejo solterón, en uno de nuestros congresos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A todos nos han cantado, en una noche de juerga, coplas que nos han matado</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando llegamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Juan de la Peña</b>, me parece que en la lámina de la peña que cobija el monasterio se pudo escribir el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Génesis. </i>La primera arquería que vemos desplegada a lo ancho es un lujo decorativo. Como si se hubiera dispuesto para escena teatral. “Abodegado”, dice un turista que vuelve de la planta baja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Los alrededores parecen un cañón frondoso. Cuando se abren los valles nos llega un rumor que dudamos si es de campanas o de aviones. De veras. Me consuelo pensando que Stockhausen incluyó los ruidos de dos helicópteros para instrumentar una obra suya. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ante la muchedumbre en torno, pienso que el turismo ha desaprovechado sus posibilidades. Como la televisión. No es negativo en sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mientras Diego, al que llegué a perder hasta casi inquietarme, se ceba con sus varias cámaras, yo alterno entre el arte y la naturaleza. La generosidad de las arquerías continúa en la cabecera. Entonces ya me doy cuenta de que no se trataba de una escenografía dramática.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Reconstrucción plástica de la vida monástica y sus diversos menesteres, bajo el vidrio sólido, en el museo anexo. Por ejemplo, un barbero que afeita. Recuerdo al de San Anselmo de Roma, el colegio internacional benedictino. Era conocedor de las distintas formas de la coronilla según la congregación de que se tratara. Especialidad única en la peluquería mundial.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La retina goza dejándose sencillamente absorber por el paisaje forestal, cuando se disponía a hacer un esfuerzo para sumergirse en él. Acebos, pinos, encinas, robles.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volvemos a Santa Cruz para fotografiar. En un pequeño prado, convivencia de los burros con los caballos y las vacas. Las hojas de un tupido castaño descienden para darnos sombra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Comemos migas de pastor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y siguen los lugares de la etapa. Otra <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Vilanúa</b>. Su iglesia de piedra negra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Santa Cilia</span></b><span lang="ES-TRAD"> es un pueblo de carretera. No tenemos la hora y cuarto que se precisa para subir a la ermita de la Virgen de la Peña. De la iglesia parroquial sólo es visible la torre, pero con campanas en los dos cuerpos. Nos imaginamos la alegría de su volteo conjunto. En una calle estrecha se anuncia un horno de leña y huele a pan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">También es de carretera <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Puente la Reina de Jaca</b>, un pueblo reciente, surgido al fusionarse administrativamente dos municipios, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Santa Engracia</b> y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Javierregay</b>, para su nueva capital. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Enfrente <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Berdún</b>, ocupando horizontalmente toda la cumbre de un monte, entre otras alturas naturalmente. Muy espesas las nubes sobre los Pirineos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arrés</b>, junto al alto de la iglesia, otra fortaleza. Irregularidad del casco. Dos japoneses sentados a la puerta del “hospital de peregrinos”. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esta etapa se hace más deprisa, por faltarla pueblos. Es que se ha desviado por la misma carretera. Ello sirve para darnos una vez más cuenta de la enorme influencia de la peregrinación en la geografía humana del Camino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un caserío se llama la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pardina del Solano</b>. No vemos en él a nadie.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos ya notando un anticipo de Castilla. Cereales y tejas. Afloramiento de margas, la suprema expresión de la sequedad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Martes</b>, así se titula otro pueblo, alcanzamos el quilómetro mil, contando desde Sepúlveda. Atractiva la estampa de la pequeña iglesia. El atrio saliente, tan grande como el campanario humilde y digno. Una casona con una portada de madera del Setecientos, ornamentada en un barroco popular, cuyos motivos coinciden con los de las obras más espléndidas y refinadas. Buen alero.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos viendo pacas de la hierba seca ya segada. Es el verano. El que ya hoy nos hace sudar. Pasamos en coche <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">el barranco Calcané</b>, que fue separación en el siglo XI de los reinos de Aragón y Navarra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El vehículo de Tuco es un modelo Ranger, fabricado para Europa por Ford según el diseño del Mazda japonés. Con él al volante, Diego no conoce imposibles. El compañero, tengo que repetirlo, se me va configurando como la apoteosis del dominio de las nuevas técnicas pero también, no sólo del humanismo, sino de la encarnación de la audacia. Un matiz este último que tengo que añadir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se transfigura el fotógrafo ante la luz del crepúsculo, la más interesante. Ciertas estanpas del Camino le exigen un alto, sorpresas, para una u otra de sus cámaras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Mianos</span></b><span lang="ES-TRAD"> se despliega a media altura de la peña. Ventanas y balcones. Me recuerda Sepúlveda. Misterio de la novela que hay detrás de cada uno, que hay y ha habido y habrá. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De la iglesia, sólo las campanas son visibles sobre el caserío. Naturalmente está cerrada, pero una verja nos deja ver una pequeña capilla donde se venera el Corazón de María, bajo una cúpula con pechinas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Artieda</span></b><span lang="ES-TRAD">. Calle de Luis Buñuel. La iglesia, frontera de una casa cualquiera, al extremo de una calle, contrasta con esos espacios de césped en torno que hasta ahora estamos acostumbrados a ver en Navarra y Aragón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El pueblo abandonado de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ruesta</b>, por haber quedado sus tierras anegadas por el embalse de Yesa. Recuerdo un relato del notario Moure Mouriño en sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fantasías reales. Almas de un protocolo: </i>El habitante de una casa a sumergir que acude a la notaría en busca de un milagro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sos del Rey Católico</b>. El hotel es una casona del Seiscientos. De formidable piedra, como tantas otras en el trayecto hasta él, un largo trayecto que hay que recorrer a pie con los equipajes. La impresión es notable. Aquí el pasado sigue construyendo la geografía urbana.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Yo me voy sintiendo en este viaje como aquel canónigo de Ciudad Rdrigo que escribió en unas vacaciones: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vivo feliz, como el ciervo, saltando de risco en risco, sin suegra, sin cabildo y sin obispo. </i>La suegra designaba en el argot clerical el Breviario Romano de rezo obligatorio diario. El Dicionario le incluye como aragonesismo, pero yo le he oído también en Galicia y Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hoy hemos hecho dos etapas. Una ganancia de tiempo que antes de salir nos ilusionaba, pero se había revelado imposible. Bien vale un cansancio. Un cansancio más. No sé siquiera si mayor o ya la cuantificación se sale de la realidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">31 de mayo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pentecostés. No tenemos la seguridad de poder cumplir con el precepto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Aquí, en Sos, es hoy la romería movible de la Virgen de Valentinián, en un monte próximo. Desde 1900 están los agustinos recoletos. Me dicen que en su noviciado llegó a haber doscientos, procedentes del postulantado de Artieda. Éste fue vendido. Recoletos para mí de recuerdos entrañables. Los encontraremos en San Millán.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sos tuvo, tiene siete portales. Nuestro hotel, la casa de los Artieda, está inmediato al de Zaragoza. En él nació el jesuita Andrés de Artieda, que con su compañero de misión en la viceprovincia de Quito, Cristóbal de Acuña, se cuenta entre los que terminaron de descubrir el Amazonas. En 1641 publicaron el relato de sus andanzas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El plano de Sos es laberíntico. Pero en ningún recoveco ha abdicado de su protagonismo esta piedra color de las antiguas doblas, como escribió Juan Sanz y Saínz Pardo, Juanito Lagarto, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ríotaliso, </i>de las de Sepúlveda. Él añadía “castellanas”, pero aquí estamos en la frontera entre Aragón y Navarra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Emprendemos el recorrido, Diego trípode al hombro, y claro está que no sólo el trípode. El palacio de los Sada, donde nació el Rey Catòlico. La Casa del Común, junto a la antigua lonja, una casa de todos, levantada por los burgueses, su espacio propio frente a los estamentos nobiliario y eclesiástico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sobre la iglesia de Santa María del Perdón se levantó San Esteban, de manera que la iglesia antigua viene a ser la cripta de la nueva. Románico alto, como el sepulvedano. La portada coincide con la de nuestra Virgen de la Peña, aunque es más grande y está más decorada. La pila en que bautizaron al monarca. Un cristo del XI, la expresión ante todo reflexiva. ¿Es el impacto de la crueldad humana? En esta cripta deliciosos frescos medievales de vivos colores. A consecuencia de este doble piso, los ábsides son altísimos. Desafío fecundo al desnivel del terreno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hablamos con el cura. Éste da la sensación inmediata de ser avaro de palabras, y no dispuesto a tolerar que le hablen a él más de lo justo. Lo justo para negarnos el permiso de fotografiar. Diego se queda con los dientes largos ante sus cámaras paralizadas. Hay en el preste un levísimo asomo de sonrisa, cuya interpretación no nos resulta en un principio fàcil. Luego caemos en la cuenta de tratarse de la satisfación de la negativa. Una negativa que él acaso vea como actitud lógica frente a la intrusión de unos extraños amenazantes a un patrimonio propio, propio pero sin los riesgos y las cargas de la propiedad, pues éstos recaen en los contribuyentes. Una actitud clerical de las que no convienen a la Iglesia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Aquí se rodó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vaquilla</i> de Berlanga. El dueño del hotel nos acompaña un rato y nos enseña su comercio de todo, al que Berlanga llamaba El Corte Inglés. Un amago de pesadilla ante la fantasía de un acta notarial que le inventariara. Yo hice bastantes actas impertinentes y molestas, pero ninguna llegó a ese colmo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En Sos sólo son 551 habitantes. Una lección para nuestra menos pequeña Sepúlveda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ya a la salida nos sale al paso una pequeña y deliciosa ermita, colgada sobre la ladera, entre el verde. Parada y foto naturalmente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volvemos al abandonado Ruesta. La CGT se ha hecho cargo del paraje y de su albergue. Esta sorpresa no me la esperaba, Bakunin en el Camino de Santiago. Los sindicalistas nos dan de comer parcamente por 10 euros. Pintadas discretas en una pared recatada: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Acción directa. </i>Me recuerda los tiempos de la fortísima presencia anarqusta en Zaragoza. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece. Constrúyete un mundo nuevo en tu propio corazón. </i>Los colores rojo y negro de su bandera. Me viene a la memoria una vieja copla de Sepúlveda,que le oí a Mariano Morata, en los días de las ilusiones revolucionarias: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las izquierdas son muy malas,/ las derechas son peores. /Somos de la CNT. /¡Vivan los trabajadores!.</i>La CGT se separó de la CNT en un congreso de 1980. Ahora es la tercera fuerza sindical del país, y aspira a ser la segunda. La CNT se sigue negando a participar en las elecciones sindicales. Parece haberse quedado en un reducto melancólico que se paró en la guerra civil.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De sobremesa, vuelta a dar saltos por el Camino, o sea con el todoterreno por un terreno que desde luego necesita para ser descrito la ilimitación de ese adverbio de cantidad. Pasamos la frontera comarcal entre Jacetania y las Cinco Villas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El trabajo de Diego, el segumiento pisada tras pisada del Camino, necesario para el servicio a los peregrinos que se nos impone como el objetivo esencial del viaje y el libro, le convierte en un sabueso. Una manifestación por lo tanto, iba a decir del argumento policial, prefiero quedarme con la dimensión policial de la vida. De ahí el gancho que la novela policíaca tiene. En cuanto más que una especialidad es la condensación de una omnipresencia genérica. “¿Quién que es no es romántico?”, se preguntó Rubén Darío. ¿Quién que es no es de alguna manera y alguna vez policía?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego ha decidido en lo posible andar el Camino por la tarde, a fin de no perturbar a los peregrinos, pues éstos salen de buena mañana. Pero naturalmente hay algún rezagado. Le señalo una rubia solitaria. Me pone en guardia contra las fantasías rubias y nórdicas. Menciono a Santa Brígida. Él dice haberse creído eran otras más a ras de tierra. Le concedo que se ha tratado de las dos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A la vista el embalse de Yesa, que sumergió algunos pueblos y motivó como ya hemos visto la desaparición de Ruesta, aunque el caserío quedó sobre las aguas. Ahora se trata de ampliarle, y la oposición al proyecto la vamos viendo gráficamente en toda la comarca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Para descubrir el pueblecillo que tenemos enfrente, a la orilla de un afluente del Aragón, de losas diríamos que tiene el cauce, hay que fijarse. Pues es de color de tierra, un apéndice al montículo de tierra donde se asienta, que parece hecho de la tierra misma. Sólo se diferencian los dos ojos de la torre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El puente de esta etapa, y asomando entre el verde lo que de Ruesta queda. Por la altura estamos en el equivalente acá del alto de la Virgen del Perdón. El detalle nos hace sentirnos más en el Camino. Hay una fuente de 1766. Buscamos una ermita. Creemos encontrarla tras el rocódromo de un camping, pero no es más que un casillo. Sospechamos incluso que de alguna manera haya sido absorbida por las nuevas instalaciones. Pero al aparecernos nos damos cuenta de llegar a la categoría de iglesia románica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego me comenta que podré presumir ante mis colegas historiadores de ser el mejor conocedor del Camino. Si lo dejamos en pateador, no tengo más remedio que abdicar la falsa modestia y estar de acuerdo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otra vez se nos abre el valle. Diego se emociona al pisar el trozo de calzada romana que con el camino coincide. Ahí es inevitable que sea yo el fotógrafo para sacrle a él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Undués de Lerda</span></b><span lang="ES-TRAD">, el último pueblo antes de Sangüesa. El chico del bar nos da conversación amablemente. Nos dice que se conserva en buen estado una nevera o pozo de nieve. En castellano y alemán esta advertencia: “Prohibido quitarse los zapatos y curarse las heridas aquí dentro”. Entre Undués y Sangüesa sólo hay un árbol. Es un olivo. Pero a pesar de ello los peregrinos encuentran un encanto propio al trayecto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La torre de la iglesia, al acercarnos, parece la fachada. Y podría serlo de no haber otra a la vuelta de la esquina. Tiene una campana y un campanillo. Buena pareja sonora. Aunque para darse cuenta de su alcance hay que haber vivido los tiempos de las torres, de las campanas y sus campaneros. Diego nota la presencia en más de una iglesia de nuestro recorrido, como en ésta, de los estribos en ángulo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Emprendemos de nuevo la marcha. Vamos viendo abundantes arbustos. Apenas en algún intersticio llega a estar pelado el Camino. En algún momento, las ramas al apartarse hacen más ruido que el motor. Hasta que Diego decide dar la vuelta. Luego me confiesa haberlo pasado mal. Tanto que llamo a mi nieto Juan para contárselo, pero tiene apagado el móvil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuperado al poco el Camino, también nos apareció el olivo enseguida. Y al fin<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Sangüesa</b>. Lo primero que vemos es la mole del convento de San Francisco, muy poco posterior a la época del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">poverello</i>, del que la tradición asegura estuvo aquí cuando venía de Santiago. En la iglesia del Apóstol, éste, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Done Jakue </i>en vascuence, policromada su escultura, entre la doble pintura de unos peregrinos arrodillados. Sin campanas la torre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y tomamos la Calle Mayor, que es eso, respondiendo a su nombre, una genuina calle mayor de provincias. Miradores y escaparates. La casa de los Iñíguez Abarca, con los consabidos alero y arquerías. De ancho generoso el alero de la de los Sebastianes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sobre unos soportales el ayuntamiento. Por eso le llaman Las Arcadas. Un lienzo de la Virgen de la Soledad. Al fondo el palacio del Príncipe de Viana. Austeros ventanales. No sé porqué en él la sencillez resulta melancólica. Sobre todo hasta ver sus dos torres fortalezas a los extremos. Otra casona a la que remata su arquería, la de los Anjués. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al final, Santa María la Mayor. Cimborrio, ábsides, una ofrenda románica. Más profusa aún en la portada. Noto el recargamiento, la disposición en línea recta de los motivos entre el dintel y la archivolta. Un recargamiento puesto en razón y sentimiento en el barroco, pero no tanto en este otro estilo. Aunque también en el barroco necesita de un norte, tal la hornacina donde todo debe converger sin esfuerzo del espectador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la torre hay una colmena. Con que a este sacristán no se le podría aplicar el dicho de otrora: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">sacristán que vende cera y no tiene colmenar, </i>rapaverunt, rapaverunt, rapaverunt <i style="mso-bidi-font-style: normal;">del altar. </i>Diego ve representado en un capitel un cantero trabajando y le fotografía para nuestro Juan-Emilio. Esperando que se consume el crepúsculo para sacar la portada sin sol, a esa hora que hace las delicias de los fotógrafos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y parada con fonda en el monasterio de<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Leyre</b>. Paz benedictina también en la naturaleza. Encanto del tupido bosque. Le andamos hasta la humilde Fuente de San Virila, el monje que se quedó dormido oyendo el canto de un pájaro, para despertar al cabo de tres siglos. Yo pienso que hemos tomado una desviación y me quedo atrás. Diego me confiesa al volver que ha sido muy singular su experiencia solitaria en el paraje, donde ha bebido un trago por mí. Dios escribe derecho con renglones torcidos. Buena lección sobre el valor del eremitismo. Pero sobre todo en una situación como la nuestra en este itinerario, cuando se siente en medio de las ventajas de la compañía. Lo que Diego asegura es que después de haber estado ahí no puede dudar del milagro del santo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Buen ambiente en el hotel de dos estrellas en que se ha convertido la hospedería monasterial. Mi habitación individual tiene una buena ventana en la fachada posterior, pero en ella no sobra ni un milímetro. Sin embargo, la minúscula mesa me permite escribir con comodidad y sin esfuerzo. Cena abundante. En el postre hay kivis. Llevo casi una semana sin poder comprarlos. Por lo apretado de nuestro horario y la pequeñez de los pueblos del recorrido, no hemos podido encontrar fruterías a hora conveniente. Es inevitable ver en los dos que me sirven un regalo de San Benito. Después de cenar salimos para el último paseo, pero hace frío. Esto es una delicia en esta estación en la que tantos sudores nos esperan. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Leo poco. Por la falta de tiempo sobre todo, pero también por mis peculiaridades de lector, quiero decir la exigencia de determinadas circunstancias que en los viajes abundan menos. Además de los libros sobre el camino que Diego va comprando, he traído el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viaje a Sanabria</i>, de mi amigo el dermatólogo de Sevilla, Ismael Yebra Sotillo. Es una deliciosa obra maestra en su género. Lástima que la falta de marketing impida a libros como éste difundirse más allá de su círculo casi privado. Me da sana envidia no poder estar a su altura en este diario. Pero en realidad éste es un cuaderno de campo más bien. Habría que volver a hacer el camino de otra manera, libre, para competir con él. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">También he empezado la última novela policíaca del griego Petros Markaris, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Muerte en Estambul</i>. El comisario Kostas Jaritos, con su mujer y unos amigos, hacen un viaje turístico a la capital turca, que los griegos siguen llamando Constantinopla. Me resulta deliciosa la evocación del barrio griego y de los griegos antes de la limpieza étnica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una vez más recuerdo al canónigo Aguirre, el gijonés, canónigo de la catedral de Oviedo pero también archimandrita de rito bizantino. He aprendido de él curiosidades vitales y polícromas que no están en los libros, de sus viajes por Oriente, sus lecturas, sus relaciones. Las purgas del pasado siglo, iniciadas a fines del anterior, han acabado y siguen con una buena parte de ese panorama convivente de lenguas, etnias, ritos, trajes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Naturalmente he traído la radio, ya lo dije. Pero la hodierna situación de las ondas y la variabilidad, según la situación geográfica del radioyente, de las frecuencias de cada emisora, son un calvario para el viajero, incluso para el que cambia de su primera a su segunda vivienda. Antes era fijo el lugar de la aguja para cada lugar emisor. Así yo llegué a oír Taiwan e Indonesia. Ahora la Radio Clásica, a la que yo soy adicto, sobre todo a “Juego de Espejos”, ya lo dije, es un lujo o una casualidad afortunada fuera de Madrid. Conocí hace poco, en un recital de poesía en la Casa de Galicia, a Luis Suñué, el creador y mantenedor de “Juego de Espejos”, una emisión dominical, de noche y de madrugada. Una hora de entrevista a un amante de la música que no es músico, sobre sus preferencias, ilustradas por sus propios discos. Como notario me alegro de que una de las mejores haya sido la del registrador Antonio Pau. Otro entrevistado, el vasco Azaola, entre las piezas elegidas, incluyó una marcha procesional de Sevilla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">l de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Lunes de pascua.Volteo de campanas a las siete. Deben ser los maitines. Hora tardía, pero han cambiado en todo los tiempos. A las nueve la misa. Vestigios de la lengua y el canto antiguos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos recibe el nuevo abad, Juan-Manuel Apesteguía. Es un pamplonés que lleva treinta años en la casa, donde entró a los diez y siete. Me dice que intentó localizarme para su bendición abacial, que fue el mes pasado, el domingo del Buen Pastor. Duró dos horas y cuarto, y el besamanos una hora. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Desde el principio se muestra muy amable. Piensa poner mi historia benedictina de lectura en el refectorio, después de haberlo hecho con la de dom Colombás. Me cuenta la muerte repentina de mi amigo Tomás Moral, el erudito de la casa. Se le encontró cadáver, echado sobre la cama, con la cogulla puesta y los pies fuera para no manchar la ropa. Debió sentirse mal en la hora de meditación en la celda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos pregunta, ya en un tono concreto y enérgico, lo que en la práctica puede hacer por nosotros. Le hablamos de nuestra guía y le exponemos el deseo de fotografiar la cripta y lo demás que sea posible. Accede sin ninguna cortapisa, y nos guía el mismo por todo el monasterio, explicándonos cuanto vamos viendo al detalle. La prisa es sólo nuestra. Retira incluso del ábside el atril y el crucifijo, para que la foto salga mejor. Cree ver indicios de la herradura visigótica en sus arcos, en contra de la tesis carolingia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Fuera de la iglesia, un formidable retablo con la crucifixión y los santos benedictinos, dividido en dos partes, está en sendas salas de la clausura. En la sala capitular, la sillería plateresca. En el claustro, imágenes traídas de los pueblos inundados por el pantano, y lienzos de la leyenda carmelitana, por mor de los avatares de los tiempos, que establecieron vínculos ocasionales entre unas y otras familias religiosas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al entrar en el refectorio nos invita a comer, pero ello es incompatible con nuestra jornada de trabajo. La biblioteca da sensación de orden y cuidado. Tiene cincuenta mil volúmenes, entre ellos las grandes colecciones. El abad evoca el paso de San Eulogio por su predecesora, en su viaje de Al-Andalus a Europa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hablamos de hombres y de cosas, tal el padre Sanz, el de los aborígenes australianos. No podía vivir fuera de la selva, donde terminó sus días, dice dom Juan-Manuel. Diego nos hace bastantes fotos juntos. Hablando de la hospedería, lo que le preocupa es que no haya en ella alguna imagen que denote su condición monasterial. También para la cripta piensa en alguna liturgia. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Continuamos el viaje. El primer alto es el castillo de Javier. La rebelión de las almenas. El juego de los espacios tiene categoría de tal, aunque llegue a la mera yuxtaposición. Al lado, la iglesia del siglo XIX, con románico y gótico. La vida del santo misionero por lejanas tierras en la Edad Moderna imitando el estilo medieval en los capiteles, tiene encanto. ¿Más ingenuidad que en el románico auténtico? En todo caso, este templo, frente al castillo solar del misionero, simboliza y ejemplifica un destino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volvemos a Sangüesa, para fotografiar y ver el interior de Santa María. Nobleza en las proporciones de la arquitectura y esplendidez del retablo. En la tienda turística, encuentra al fin Diego algunas camisetas para sus hijos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Rocaforte o Sangüesa la vieja</span></b><span lang="ES-TRAD">. Se despliega a distintas alturas en un monte suavizado. Por eso apenas sobresale la iglesia. Llega a recordarme la torre de Santiago de Sepúlveda, empotrada en el caserío. Los geranios compiten con el ladrillo y la piedra. ¡Qué hermosura! Una casa con un solo ajimez, pero éste basta para hacerla el escenario adecuado de una novela entre sus muros. Las pendientes del plano de este lugar son de alpinista. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Enfrente, a lo lejos, mediada la ladera, se ve un edificio alargado, con muchas ventanas y un campanario. Puede ser la ermita de una cofradía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El caserío de Sangüesa, desde aquí es amable y poco pretencioso. Imponen las naves de la Papelera. Hay un formidable muro circular de mampostería que debe ser simplemente de contención del terreno, pero que a Diego le hace fantasear arqueológicamente. En la iglesia, de ventanas esbeltas, la concha y la estrella del Camino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Tomamos éste hasta<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Aibar</b>. La fuente de San Francisco, donde se dice que hizo él su primera fundación en la Península, en persona claro. Viñedos. Vamos por una variante de la ruta, para ciclistas. En la iglesia, el ajedrezado, que tanto nos está recordando el románico sepulvedano, es jubiloso. Casetones en la bóveda del atrio profundo. En el alzado, conjugación de lo horizontal y lo vertical. En la fechada, epigrafía del XVIII y el XIX. Nombres, y algunas admoniciones o desahogos píos. Éste se dedica al titular: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Muriendo, Pedro, al revés/ levantáis a vuestra alteza,/ pues que ponéis la cabeza/ donde Dios puso los pies. </i>Un crucero. El lavadero de arcadas, con todas las evocaciones que de cualquier lavadero hacen un pozo sin fondo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Izco</span></b><span lang="ES-TRAD"> es la estación siguiente. Un pequeño grupo de casas llovido del cielo sobre un cerro. Llovido en una lluvia mansa y menuda. Una casona formidable nos recibe. No faltan por acá ni en la aldea más insignificante. Vocación de construir primero y de conservar después. La portada de la iglesia es de transición. El labrado rústico. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego dice que ya lleva los ojos teñidos, tintados, de verde. El verde que nos oculta uno de los mojones del Camino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Abinzano</span></b><span lang="ES-TRAD">. En la consabida casona, la alegría de dos rosales trepadores. Como sonrisas de mujer. La subida es menos fatigosa. La iglesia se ofrece toda entera en su humildad: atrio, nave, torre, arcos apuntados. La pequeña sacristía detrás. A Diego le parece que el conjunto fue construido con la cabecera adosada a la torre anterior. ¿Muchas iglesias, muchos pueblos? Sí, pero ninguno, ninguna, igual a otro o a otras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Disfrutamos toda la jornada de una brisa deliciosa. Al fin y al cabo un día de la primavera, que ya creíamos no se haría presente este año, un año modelo para nuestro clima continental. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">“En esta etapa se enhebran los pueblos como si fuesen cuentas de un collar”, se le ocurre a Diego. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Salinas de Ibargoiti</b>. El lugar se alarga entre sendas ondulaciones. El frontón cual otros varios de esta tierra. La torre de la iglesia sobresale poco. El puente medieval, con escalera de acceso, tiene curvo el piso. Tan delicioso como poco funcional, máxime teniendo en cuenta la agresividad de su empedrado. Es de un solo arco muy alto. Tampoco hay un puente igual a otro. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdo la formidable historia novelada o novela històrica de Ivo Andritch, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hay un puente sobre el Drina</i>, del pueblo bosnio de Vichégrad. No sé si sospechaba que la página más terrible de la historia del país no se había aún escrito por el destino. Acaso sí. Recuerdo el horror ante la guerra, ya entonces lejana, del embajador yugoeslavo al que recibimos en el ayuntamiento de Sepúlveda, muerto luego en un sospechoso accidente de coche cerca de Guadalajara. En el libro de Andritch, el puente es el protagonista. Acuña la vida del pueblo hacia adentro y hacia afuera. Es un antes y un después. Y luego una constante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La portada de la iglesia es también de arcos apuntados. La vegetación que la decora sobresale exenta. Pintadas en la puerta: “La ignorancia de muchos da el poder a unos pocos”. Arriba el crismón, o sea una clave jacobea. Soberbias ventanas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Monreal</span></b><span lang="ES-TRAD">. Otro puente. Se confirma otra vez lo que de éstos acabamos de escribir. Alta pirámide el pico de La Higa. En la cima la ermita de Santa Bárbara. Suben en romería en el mes de mayo, pues en la fiesta de la titular, el 4 de diciembre la nieve no lo habría posibilitado. Incluso en mayo también aparece alguna vez. El pueblo se aglomera a lo largo. Abunda el blanco en sus fachadas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia altanera queda a un lado. Nos la enseña el párroco muy amable, Antonio Gogorza. Ha estado catorce años en la diócesis venezolana de Maracaibo. Se acuerda de los indios guajiros, cariñosos, piadosos, dadivosos. Los feligreses de su tierra no resisten la comparación. Espléndidas imágenes de escultura policromada en el retablo. A un lado otros dos neoclásicos, ya del Ochocientos, con las respetables imágenes de Olot.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">La foz de Lumbier</span></b><span lang="ES-TRAD">. El paisaje de nuestro cañón. Menos solemne por menos vertical, lo que le da más variedad. Dos túneles. Al que llaman corto preferimos decirle menos largo. Algún trozo sin luz. A la salida, el puente de Jesús o del Diablo, destruido en la guerra de la independencia, el año 1812. Un cartel advierte que acercarse a sus ruinas es muy peligroso, actuando bajo su responsabilidad quien lo intente. Diego avanza algo y queda en fotografiarlo mañana desde la carretera. El vuelo de un alimoche es un canto a la vida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vueltos a la hospedería, en el solitario salón de la televisión, veo yo solo la primera entrega de la continuación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Señora, </i>la serie que ha tomado Sepúlveda por escenario de un lugar marítimo del norte cantábrico. En esta entrega sale mucho el pueblo: la fachada del “Registro”, la calle del Conde, la Barbacana, la fachada del ayuntamiento, los soportales de la subida a San Bartolomé. Me distrae la sucesión rápida y alternante de las distintas situaciones y paisajes de la trama.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">2 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Martes de pascua. La jornada ha sido maratoniana. Diego pensaba que, al tratarse de pueblos de escasas menciones en su agenda, la tarea iba a resultar más hacedera. Pero ante la exhaustividad del recorrido que se impone, a la búsqueda de cualquier sorpresa, la noción de lo pequeño no existe. Y los pueblos eran más numerosos que en lotras etapas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Liédana</span></b><span lang="ES-TRAD">. Se trepa, trepan las calles y las casas, hasta el Barrio Alto. El atrio de la iglesia es un soportal. El retablo mayor, barroco, es un marco, sin salientes. Una variante que tiene su atractivo, sin abdicar de las cualidades del estilo. La iglesia está abierta, cosa tan rara en nuestra experiencia de estos días, el patrimonio clausurado ¿cuántas veces lo tiene Diego que repetir? El paisaje de los demás retablos da al conjunto una impresión viviente. Al fondo un Descendimiento o Piedad, de expresiones vigorosas. La torre no es muy alta y está almenada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hay una calle de la estación. Por el tren de Irati, de Pamplona a Sangüesa, Lumbier y Aoiz, que funcionó de 1911 a 1955.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Habíamos dejado Leyre con pena y volvemos para acopiar libros. Recordamos que el retorno del peregrino hace parte de la peregrinación, pero a su casa, no a la meta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin hace Diego desde la carretera la foto del Puente del Diablo. Providencialmente había dos personas junto a él. Algo muy importante para su objetivo. En el mismo paraje desde donde actúa están las ruinas de una villa romana. En el indicador la palabra villa escrita entrecomillada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Lumbier</span></b><span lang="ES-TRAD">. Sobre la torre de la iglesia un templete. Pórtico de arcadas blancas. Un arco de gótico flamígero en la portada. El pueblo está animado. Gente, comercios. Ello nos alegra, después de tantas aldeas sin nadie en la calle. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Las benedictinas de Santa María Magdalena dejaron en 1991 su monasterio y se refugiaron en una casa del lugar hasta irse a Pamplona hace poco. En la fachada del edificio que se ha construido en el solar monasterial hay un mosaico romano que estaba en la huerta. Queda la iglesia. Vemos por un cristal los arcos torales, la cúpula, San Benito. La portada es plateresca.La plaza se llama del Claustro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos. Vemos trigo a la vera del Camino. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El barranco de Jehesua o Diablozuelo</b>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Yarnoz</span></b><span lang="ES-TRAD"> es un caserío. Sencilla la iglesia rectangular. Poca altura tiene la torre aunque mucho fondo. Una cerca en torno. Macizo el pórtico. La fachada rematada en cruces curvílineas que la dan un encanto popular. Hay una torre fuerte del siglo XIV. Y un puente de tres arcos con planta curva. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdo los viajes “literarios” de dom Mabillon, a la caza de manuscritos. Pero sin perder la devoción, saludando con la oración y la postura cada iglesia matriz, cuidadoso de solemnizar el paso de una a otra diócesis. Vivir la geografía eclesiástica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Otano</span></b><span lang="ES-TRAD">. Al fondo del grupo de casas asoma la torre de la iglesia. Tiene ésta una escalinata de acceso. Abunda el ladrillo. Insectos y aves. Vejez en la puerta y óxido en su cerrojo. Pero en el muro hay un rosal. Un óculo denota la renovación barroca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En una casa un ajimez conopial. Se recuerda a un nativo, Javier Mina, guerrillero que luego tomó parte en la independencia de Méjico y está enterrado allá con los próceres.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos por el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">valle de Elorz</b>. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Esperuz</b> no hay iglesia siquiera, pero sí una gran casona.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Guerendiain</span></b><span lang="ES-TRAD"> es un pueblo muy cuidado. Detalles ornamentales en cualquier rincón, como un carro que a Diego le recuerda el de Manolo Escobar y no es el único. Un buho de madera con los ojos muy verdes. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia tiene espadaña. El pórtico, sobre pilastras, es muy sencillo. Tejado a una vertiente. Ladrillo y mampostería. Anchas dovelas en la portada, y un enorme ábside también de ancho círculo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Tiebas</span></b><span lang="ES-TRAD">. En un cerro, a la altura del caserío, pero dominando todos los valles en torno, los raigones del castillo que levantó en el siglo XIII Teobaldo II de Champaña. Enorme el impacto en la roca de la cantera explotada por Alaiz. Una vez más recordamos a Juan-Emilio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El atrio de la iglesia es peraltado y de planta trapezoidal. La torre poco elevada. Ventana gótica, portada sencilla y también ojival. En una hornacina del muro, la Virgen con el Niño, una compensación al cierre de la puerta. El suelo está empedrado de guijarros puntiagudos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Murariz de Erreta</span></b><span lang="ES-TRAD">. La vía del tren partió el pueblo en dos. El Camino pasa bajo ella. Dos casonas son de las mejores de nuestro viaje. La iglesia con espadaña.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Olcoz</b> tiene muy larga la fachada. La torre es de construcción anterior. El campanario leve. Por un lado, una cerca de contención del desmonte. Una buena portada, aunque sobria, con el arco barroco cegado, y roto a la manera del estilo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hay una hermosa torre fortaleza, con un ajimez gótico, y muy salientes los matacanes. Como un desafío, pero de ellos mismos, de por sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La calle de la Cofradía nos acoge en<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Enerz</b>. Monumento de hierro al Camino, con el motivo de las estrellas. </span><span lang="IT">Inscripción latina: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ecce stellarum via per quam ingens gentium multitudo iuxta finis terrae promontorium...<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia está abierta. En la torre las campanas se asoman un poco, como si el campanario fuese volado. Ello da una índole sonora a su propio paisaje. Están continuamente pidiendo la alegría de su movimiento. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En los retablos del interior alternan el oro y el negro. El efecto es sugestivo. Además, su labra llega al rococó. Nobles los tramos de la nave. Crucería. Vemos a un peregrino alemán que en Tiebas comió junto a nosotros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Puente la Reina</b>. La alegría y el encanto de la Calle Mayor, la de los peregrinos. Una calle que hace esquina es la del nativo Rodrigo Jiménez de Rada. Está abierta Santa María. Formidable despliegue de retablos dorados. Nos dan envidia. Unidad en la construcción gótica, salvo la galana torre barroca. Pregunto a un vecino con rasgos de ilustrado, y no me aclara el recuerdo que tengo del viaje con Ubieto, en el que un amable cura repitió para mí, llegado tarde, la explicación dada a los demás, creo que de las huellas allí de un obispo oriental, de Pátras. Me dice que puede tratarse de dos retablos relicarios cuyas puertas sólo se abren los días del Corpus y Todos los Santos. Se nota el cambio de los tiempos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ese mismo señor nos señala el inmediato convento trinitario. En la fachada, formidable el Padre Eterno, San Juan de Mata y San Félix de Valois. La iglesia de San Pedro, otrora parroquia, no tiene culto. La iglesia del Crucifijo es de portada primorosa, con seis labras de distinta manera cada una. Una archivolta es de conchas. Su cristo está pronunciadamente inclinado, violento, convulso, otra manera de revelar el sentido de su dolor. Soberbio el puente inmediato. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por el camino nos ha salido al paso el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Canal de Navarra</b>. Grande obra de veras. Es grato ver el agua en su cauce amplio y claro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Y no os había dicho ya que las desapariciones de Diego, obseso a la caza de cualquier detalle entrevisto y ávido de toda exploración, llegan a veces a inquietarme? Creo que sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">3 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al desearnos ayer mutuamente las buenas noches, Diego me propuso continuar un poco la agotadora jornada, adelantando la etapa siguiente. La proposición era tan horrenda que, aun no siendo necesario, aclaró inmediatamente ser de broma. Sin embargo, hoy sí hemos avanzado más allá de nuestras previsiones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Repesca fotográfica en el mismo Puente la Reina. Me doy cuenta de que el puente tiene unos ojos bajo los arcos, ojos sobre ojos si lo preferimos. Debo también consignar que en este lugar la piedra es del color de las doblas. Mientras él fotografía el ábside de la iglesia del Crucifijo, yo reparo en la humildad de la torre. San Pedro equivale a una Santa María en pequeño. Desde la entrada, de nuevo toda la sugestión de la Calle Mayor. Fachada de las Agustinas, tìpica arquitectura de clausura femenina.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Mañeru</span></b><span lang="ES-TRAD">. Tiene la iglesia de San Pedro unos ábsides tremendamente elevados, adptados a la configuración de su plano en planta de cruz. Pero la obra no es medieval, sino diecicochesca. Barroca la torre naturalmente. Un muro cerca el templo, con bancos donde sentarse. No se puede hablar de portada, sino sencillamente de puerta. Diego me comenta tratarse de una comprobación más de la naturalidad de la mezcla de épocas y estilos, en la línea de mis acerbas preocupaciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Calle del Correo. En la Plaza de los Fueros, el balcón central, de ancho vuelo. Pero no parece destinado a ver los toros u otras fiestas, más bien nos suena a proclama o proclamación. Aunque quizás estoy extrapolando. Blasones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Camino adelante olivos, vides y trigales. -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esta Navarra, la tierra prometida-,</i> se le ocurre a Diego a su vista. Dos guindos me traen el recuerdo de las huertas de Sepúlveda. Un caballo blanco, solitario, triste.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Cirauqui</span></b><span lang="ES-TRAD">. Caserío encabalgado y abigarrado. Calles sugestivas, en leve cuesta. Dialogan los balcones de ambos lados. Los faroles testifican, se diría que algo burlonamente. Un arco de los que dan carácter a una población. Plazuela porticada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia de San Román es recia y sencilla. Se accede a ella por una corta escalinata. Ojival el campanario. Profunda la portada. Dos báculos en la ornamentación, que deben corresponder al titular y a San Benito. Sólidos estribos. Una galería exterior, como para dar la bendición al pueblo, enlace entre la misa de campaña y la de todos los días. La primera archivolta de la portada está recortada pretenciosamente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vista de los valles, estos valles navarros que la vista tanto nos están alegrando. Una casona con geranios rojos. Reflexión en torno al adentro y afuera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Baja y ancha la torre de Santa Catalina. Portada de arcos apuntados. Una galería también. Un tejaroz sostenido por enormes ménsulas de figuras de animales, fantásticos, pero todos con cabeza y pies.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hacia <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Lorca</b>. Pequeño puente medieval. Otro puente ondulado. Calzada romana. Y otro formidable puente, romano también, aunque no es sino una pequeña parte de lo que fue. Enormes sillares, como las piedras de nuestro acueducto antes del último pulimento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vemos un burro pastando en el verde. Pensamos sería de algún campesino de la tierra. Pero el hombre que está sentado a su vera nos dice ser un peregrino que se le ha traído consigo. Es francés. Supongo que del mediodía y me acuerdo del viaje en burro de Stevenson por allá. Pero me dice venir del Norte, de Nantes. Se queja de algunas dificultades con la policía a este lado de la frontera, a propósito del animal. He aquí un habitante de nuestro mundo globalizado que no lo está. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El río Salado que envenenaba a los caballos, lo que los nativos del tiempo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Codex Calixtinus </i>se cuidaban de ocultar, para desollarlos una vez muertos. La torre de la iglesia se levanta sobre un porche. ¿Veis como ninguna es igual a otra? Altivo el ábside. Y una cornisa que no corona el ábside ni la nave, pues deja espacio entre ella y la cubierta. Diego me comenta a su vista que, a medida que se ven ejemplos vivos, hay que ir rectificando las simplificaciones de los manuales. Un huertecillo bien cuidado rodea el templo. También diferenciándose de otras cercas que ya dejamos descritas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un peregrino con su perro. Éste parece más cansado que el amo. Se anuncian masajes en el albergue donde comemos.Nos hablan de un disminuido psíquico del pueblo que se fue a Estella a atender un albergue, y vuelve de su jornada laboral con el rostro transfgurado. En la Plaza es emblemática una fuente con dos generosos caños, donde los peregrinos nos refrescamos a placer.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Villatuerta</span></b><span lang="ES-TRAD">. Un puente más. Se queja Diego en estos altos que hoy estamos haciendo de la luz durísima, casi a plano, sin sombras ni volúmenes. El pueblo se ensancha en una parte nueva.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A un extremo del casco se repliega la iglesia gótica, con potentes estribos. Ante ella una estatua moderna de San Veremundo. La torre tiene dos cuerpos, bastante separados, el superior generoso de espacio para las campanas, el inferior nada más que el justo para un campanillo. Pero en cambio hay unas ventanas llenas de gracia, complicidades también de una visión viva. ¿Cuál? Aquí nos adentraríamos en el terreno de los divinos sonámbulos, como Ortega llamó a los novelistas. Se me ocurren dos tan distintos como Baroja y Rodenbach.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En un montículo, demasiado visible desde el pueblo, entre olivos y encinas, aislada, una ermita del siglo XI, San Miguel. Llegamos a pie hasta ella. Por la mirilla vemos su sencilla bóveda, un banco de piedra corrido todo a lo largo de los muros, y la mesa de altar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y pasamos de largo por Estella, para dejar marcado el camino de la etapa de mañana, que llegará hasta Los Arcos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la falda del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Monte Jurra</b>, el monasterio de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Irache</b>. La anchurosidad de las construcciones monásticas del antiguo régimen vuelve a la memoria mis pasados desvelos historiando aquel mundo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La Fuente del Vino, entrada a las bodegas Irache. Un grupo de animados peregrinos extranjeros no se querían dejar fotografiar, pero acceden cuando Diego les dice que estamos haciendo un libro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Iguzquiza</span></b><span lang="ES-TRAD">. Una insospechada fuente románica, cubierta naturalmente. Atraviesa el Camino una larga culebra que ondula. Presagio de tormenta. Para mi otro canto a la vida a pesar de todo. La continuidad del verde en la retina. Una chopera nos vuelve a la tierra nativa que acabamos de dejar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La cañada de Moriones, el general isabelino vencido en Montejurra, pese a su superioridad numérica, vencido por el fango de la lluvia reciente. La cueva de los Hombres Verdes, mineros que vinieron de Mesopotamia, llamados así por el tinte que el óxido de cobre dio a sus esqueletos. La estudió el arqueólogo Maluquer. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me preocupa una de las audacias de Diego por sus posibles consecuencias para el sufrido coche. Pero se tumba para mirarlo y comprueba que ha salido impecable. Temió tener que llamar a un tractor. En un desierto de Marruecos, un amigo suyo, hundido en la arena, tuvo que desmontarlo, contratar a unos beduínos que se lo subieran al nivel asequible del terreno, y allí volver a montarlo pieza a pieza. Nuestra aventura no habría podido llegar a tanto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Espléndida impresión de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Los Arcos</b>. De arcos está rodeada la iglesia parroquial. Estallido barroco en su interior. Órgano-retablo. La delicadeza del rococó en la ornamentación de las columnas de los otros. Amplio claustro gótico, cuya función no me explico. Paredes policromadas. Diego se desespera por la iluminación al revés que tiene, para alumbrar el suelo y no el techo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Después de la cena, un paseo por la parte moderna de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Estella</b>, o sea la mayoría de su casco. Es sorprendente la conservación del casco de trazado lineal, el jacobeo, al otro lado del río Ega. Le dejamos para mañana. Fachada del amplio convento de las agustinas recoletas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la plaza de Santiago, una inscripción y un retrato esculpido recuerdan en la casa donde nació a Manuel de Irujo, el ministro católico de la zona republicana. Recuerdo sus problemas de conciencia y sus esfuerzos heroicos para conseguir alguna normalización del culto. También le llegaron para ello obstáculos del clero clandestino, aunque explicables. Sus conversaciones en Barcelona con el secreto vicario general Torrent son de lo más revelador para toda una composición de lugar tanto de aquella tragedia como de la disciplina eclesiástica coetánea.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sendas llamadas telefónicas. Ánimos. Uno de mis relatos para los programas de fiestas de Sepúlveda se tituló <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El teléfono lejano. </i>Esto es viajar</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">4 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Estella por la mañana. Echamos a andar por la antigua ciudad santiaguesa. Nos impresiona la iglesia de San Miguel. Visible la roca donde se apoya. El desnivel del terreno, salvado sencillamente, brutalmente si queremos, sin escatimar la altura, las alturas. Casi marea la contemplación desde abajo de esa gruesa lámina de piedra, para lo que hay que esforzar el cuello. En el interior, Diego identifica la manera cisterciense. El retablo mayor está pintiparadamente acoplado al ábside. De ese modo participa de la arquitectura, se hace arquitectura él mismo. Me recuerda el de la Virgen de la Peña. En la anteiglesia, una verja nos deja ver la capilla de San Jorge.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La casa en que nació Julio Ruiz de Alda, en la calle que lleva su nombre. Recuerdo la jota que recordaba esa su tierra: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Franco llevaba el volante/ y Ruiz de Alda los timones, / Rada cantaba la jota/ al compás de los motores. </i>En el Archivo Municipal de Sepúlveda consta la orden de dar a los niños de las escuelas una charla sobre aquella travesía. En Argentina conservan su avión, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plus Ultra, </i>junto al automóvil que el cardenal Pacelli, futuro papa, utilizó unos años después, en el Congreso Eucarístico de Buenos Aires. Dos vehículos diferentes, dos trayectos también distintos, las personas y las situaciones mucho más diversas. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Como lo venimos observando en toda Navarra, aquí también quedan algunas placas del Corazón de Jesús fijadas en las puertas. Antes las había por doquier y abundantes. Ahora son rarísimas en nuestra tierra y las demás. Vemos a un sillero- siletero se decía en Sepúlveda-, haciendo las sillas a la puerta de su cubículo. Nos dice que es el único que queda en la región.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El empinado puente medieval, junto a la calle de Curtidores. Y subida a Santa María de Jus del Castillo. Está cerrada. La planta es cuadrada y la torre se reduce al campanario. No vemos las ruinas del castillo, del que ya en el siglo XI hay menciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La portada plateresca de la casa en que nació fray Diego de Estella, el místico, es de una asombrosa primorosidad. No tanto como la efigie del fraile franciscano que anuncia un bar llamado fray Diego, con el que ayer nos tropezamos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A un lado del Palacio de los Reyes de Navarra, la Fuente del León. El palacio es un júbilo de ajimeces. Se diría que toda su arquitectura se ha puesto al servicio de ellos, como si fuesen la razón de ser de la mansión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En ella está el museo de Gustavo de Maeztu. Hay algunos óleos con garra, tal <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los novios de Vozmediano, Beethoven y el poeta, La copla andaluza. </i>Es un septentrional, de Vitoria, pero con escapadas al mediodía. Diego encuentra muy jacobeo el titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tierra ibérica. </i>Hacemos gestiones para que nos dejen fotografiarlo, pero a pesar de ello Diego solicita también que se le envíe la foto oficial. Me dice que para fotografiar bien un cuadro no es raro tener que invertir una hora. Por la luz que despide, un brillo de espejo.No ha traído el filtro con el que se elimina este efecto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos asomamos a la vetusta Puerta de Castilla, por donde acaba de pasar también con su burro el peregrino francés, y seguimos viaje. Luego nos damos cuenta de habérsenos escapado la iglesia del Santo Sepulcro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Irache</span></b><span lang="ES-TRAD">. En el claustro la consabida fuente. Gótico, como la iglesia, naturalmente de vastas proporciones. Había pasado la hora de los monjes, pero éstos retuvieron en el gótico también, sin esperar hasta la gloria barroca. En las talllas del claustro, Diego identifica la misma mano que en la casa de su tocayo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Azqueta</span></b><span lang="ES-TRAD">. La torre hace de fachada principal de la iglesia. La planta es cuadrada. Visión, otra más, de los valles, que nos alegran la vida, que nos están haciendo enamorar de esta tierra y este reino. Una casa rica en balcones, en rejas, en balconcillos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villamayor de Monjardín</b> una iglesia muy oscura. De una sola nave románica. Los arcos fajones dobles, como por acá se estilaba. La sola diferencia con el románico sepulvedano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Subimos al castillo de Monjardín. Una parte andando. Una verja cierra una ermita, que es la única parte edificada en pie. Pero la visión es fantástica, sí, llega a eso, a hacernos salir de la realidad aunque una realidad sea. Navarra de valles. Diego habla de la paleta de colores que tienen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Decidimos invertir la tarde en un suplemento al camino que nos sugirieron en la oficina de turismo de Estella, a saber una iglesia, una basílica, un santuario, un monasterio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Learza</span></b><span lang="ES-TRAD">. Una escalinata nos lleva a la iglesia románica de San Andrés. De una nave y con espadaña. El pórtico plano. Sillares gigantes. En el interior, a ambos lados de la cabecera, hay dos arcos salientes que hacen de crucero, teniendo su correspondencia fuera. Se nota la diferente piedra de las partes labradas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el término de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sorlada, la basílica de San Gregorio Ostiense</b>, que se edificó en el alto de Piñalba, porque allí se paró por última vez y cayó muerto el burro que llevaba el cuerpo del santo. En Los Arcos había habido que reanimarle para que prosiguiera. Ya se había acordado atenerse a esa señal de la providencia para la eleción del paraje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A mediados del siglo XI hubo en esos campos una plaga de langosta, y el papa Bonifacio IX accedió a enviarles este cardenal, señalado en una visión como el único que podía extinguirla. Allí pasó los cinco años últimos de su vida, haciendo apostolado. El 9 de mayo es la fiesta de su cofradía, cuyo edificio vemos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ante la fachada tenemos una sensación de milagro geográfico. Creemos estar en una calle de Roma. Aunque Roma no es tan rica en columnas salomónicas. Nunca podremos agradecer a Navarra tantas horas de júbilo como nos está deparando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Proseguimos. En<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Ontiñano</b> la consabida torre. Y un balcón diverso de todos los hasta ahora vistos. Está remetido y consiste en una sencilla balaustrada. Pero se nos impone como una evocación galante, femenina, entre la poesía y la novela. Una plaza está presidida por el altanero busto de un obispo de Vitoria y de La Habana.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el bosque un formidable cerro testigo, antes de hacerse visibles las peñas que cierran el valle. Y llegamos al santuario de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la Virgen de Codés.</b> Sobre un soportal. Una barandilla y un ventanal en la torre. La campana da a la fachada posterior. Hospedería amplia. Las piedras del color de doblas otra vez. Pero hoy hemos visto otras que para su descripción exigen una referencia al óxido de hierro. De crucería el interior. Hay flores frescas. Se nota la devoción vigente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El monasterio de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Jorge de Azuelo</b>. Se celebró su milenario en 1992. Nos encontramos ante un júbilo de campanas y campanillos en su paredón románico. Los tres estilos, además el gótico y el barroco, éste en una capilla, la de San Simeón, de cúpula muy labrada. En la portada creemos ver huellas de la estrella y la concha jacobeas. Aquí reivindican el antiguo Camino. Se asombra Diego de haberme descubierto un monasterio. No sé si estará en mi moansticon, pero aunque así fuera, al tenerle olvidado, un hallazgo ha sido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dormimos en un hotel del centro de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Logroño</b>. Retumbaba sinfónicamente la tormenta en el valle cuando salimos de la iglesia de Anzuelo. Al entrar en la Rioja llovía ligeramente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El hotel está frente a una iglesia del siglo XX, con cúpula, la torre y la portada neoclàsicas. con algunas reminiscencias de las maneras barrocas que pasaron y dejaron huella. Calles Menéndez y Pelayo y Huesca. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hay papel con membrete, la primera vez en todo el viaje. Aunque sólo dos sobres de distinto tamaño y una cuartilla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">5 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dedicamos media mañana a la ciudad que nos hospeda. Se anuncian las fiestas de San Bernabé y una concentración de gigantes y cabezudos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La fachada de Santa María la Redonda tiene su concavidad al servicio de su despliegue ornamental en torno a la Virgen, hacia la que todos los demás elementos convergen, pero sin necesidad de orientarse a ella en relieve, bastando para el efecto la superficie plana en que se insertan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Muy cerca un curioso café literario. Todas sus mesas llevan pintada en blanco una cita, anónima o de autor. Una es este proverbio rumano: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La casa arde, la abuela se peina.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Soportales en la misma plaza. ¿No es también una historia inagotable la que estos soportales de provincia guardan?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la portada de San Bartolomé, el martirio del santo y las demás escenas consiguen articularse en una escenografía pintiparada. En Santa María de Palacio, además de la torre, hay un pináculo entre pináculos. Nos sentimos mucho más al norte de nuestro pequeño continente. Una importación jacobea sin duda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos damos cuenta de las posibilidades del retablo plano, meramente las de la escultura. En cambio en Santiago, los tres cuerpos del suyo se articulan en ángulo. Esta disposición le hace a uno sentirse más arropado. Arropan los retablos, le oí decir una vez al que fue muchos años secretario perpetuo de la Academia de la Historia, don Dálmiro de la Válgoma y Díaz-Varela, el antecesor de Antonio Pereira como cronista de Vilafranca. Al fondo de la nave hay dos capillas, una de ellas de cubierta muy baja, sin más espacio que para su Virgen de la Soledad. Un efecto diferente. No sólo la Redonda, antigua colegiata, sino también estas dos últimas iglesias, tienen coro en la nave.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Continuamos el itinerario. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sansol</b> es nuestra primera parada. Un palacio que se podía definir como la teoría del hierro y la piedra. Tres hileras, respectivamente de ventanas, balcones y balconcillos. La fecha en el dintel, 1702, y un letrero borroso del Sindicato Agrícola. Sindicato se llama la plaza de su situación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia tiene su torre y su campanario. Pero a un extremo de la nave han abierto un orificio para cobijar otra campana. El plano es rectangular y hay estribos salientes. Desde la iglesia vemos el vecino pueblo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Torres del Río,</b> con sus dos templos y el caserío subiendo sin fatiga la ladera de su situación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Santo Sepulcro nos trae el inevitable recuerdo de la Veracruz de Segovia. Fue hospital, y en su único y reducido espacio se siente con más intensidad la fuerza del románico. Sus ventanas abocinadas agotan todas las posibilidades que una ventana puede llevar consigo. Enfrente el pueblo anterior, mucho más galana la torre desde lejos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la mesa del altar, un cuaderno donde se recogen las impresiones de los visitantes. Le hojeamos apresuradamente. Alemán (incluso en verso), francés, italiano, holandés. Es lástima que todos estos libros de visitantes, todos o casi, apenas se lean con sosiego, o casi no se lean sencillamente. No deja de ser un género, improvisado y fugaz, pero que puede deparar alguna sorpresa interesante e incluso valiosa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia parroquial tiene un pórtico profundo, y la portada de medio punto sin decorar. La cabecera poligonal presagia el gótico en un interior que no hemos podido ver. Fuera hay una pequeña pila de agua bendita, que se diría barroca pero es probable remonte al siglo XVI.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y al fin llegamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Viana</b>. Vengo pensando en ella por ser el pueblo de Navarro Villoslada. ¿Cómo olvidar nuestro entusiasmo en el colegio de Aranda cuando <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amaya o los vascos en el siglo VIII </i>se leía en el comedor? Tan inquietante como<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> El Señor de Bembibre. </i>En la calle que lleva el nombre del escritor está su casa de nacimiento y muerte, ahora la biblioteca homónima. La lápida le llama cantor de la raza vasca. También se titula Navarro Villoslada el comedor del restaurante Armendáriz donde nos han dado cardo y albóndigas. Esta calle y otras paralelas son estrechas y, aparte su sugestión en sí, articulan el plano jacobeo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la Plaza de los Fueros, el ayuntamiento barroco. San Pedro está parcialmente arruinado, aunque el titular se mantiene muy visible en la portada. Desde allí visión de la llanura, los valles y la montaña.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vemos la instalación de Kraft, la industria alimentaria. Cerca de Pamplona pasamos frente a dos editoriales, la ineludible para cualquier jurista, Aranzadi, y Salvat, enriquecedoramente variopinta, con un sello propio, sólo aparentemente demasiado serio, ambas por lo tanto en dos dimensiones distintas de mi vida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una amable chica nos da en la oficina de turismo un folleto excplicativo de un mural con la historia del lugar. Hay un cuadro dedicado a la guerra civil. Cuenta que las gentes del pueblo se unieron a las tropas del General García Escámez, que venía de Pamplona, y llegó a Sepúlveda, estableciendo allí su cuartel general para el resto de la contienda. El impacto de los navarros en la villa fue tan intenso que yo tardé mucho en enterarme de que también los hubo entre los perdedores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la calle Navarro Villoslada también está la Casa de la Cultura. Fue hospital y luego pasó a la Cofradía de la Veracruz, la cual no hace mucho tiempo cedió al ayuntamiento la basílica barroca en que le había convertido, a condición de seguir celebrando en ella su cena del jueves santo. Tras de esta historia se adivinan algunas complicaciones, una maraña de tiras y aflojas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El antiguo convento de San Francisco deja que en su fachada se recreen las curvas y se remata con bolas. Diego fotografía la puerta por la que se sale al Camino. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Viana también tuvo, como tiene Pedraza, y casi Sepúlveda, un balcón para ver los toros. Sobre un soportal. Igual que allí, un estrecho recinto detrás únicamente, lo imprescindible para su sustentación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Haciendo tiempo para que abran Santa María continuamos nuestra ruta. Enseguida encontramos, en el Camino, la ermita de la Virgen de las Cuevas, romería en mayo de los vianeses. Un recinto abierto con mesa y bancos de piedra y otros fuera de él. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Trabamos conversación con dos riojanos entrados en años. Nos dan algunos datos, por ejemplo de la competencia conservera china y peruana, en parte hecha allí por los mismos empresarios riojanos, que están mejorando mucho la calidad. Del camino que ellos hicieron, recuerdan por encima de todo la hospitalidad de las benedictinas de León, las Carbajalas, y a otras monjas de Carrión. Monjas que no se arredraban de ponerse a la guitarra. Uno nos pregunta que si somos sacerdotes, y a mi me dice tener cara de buena persona. Le replico que no todos los curas son santos, a lo cual naturalmente asiente. En cuanto a esa apreciación personal que de mi ha hecho, a estas alturas me resulta definitivamente imposible darle la razón. Me siento muy alejado de la proclamación que de su virtud hizo Antonio Machado en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Autoretrato.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Camino Viejo de Viana se llama este trozo del de Santiago. El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">embalse de Las Cañas</b> tiene el nivel demasiado bajo para ver las aves.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De nuevo Logroño tras de las viñas. A la entrada, un monumento de pilastras con relieves de peregrinos. Pero bordeamos la ciudad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Entramos en Álava. “!Qué bonito es Euskadi¡”, exclama Diego sin poderse contener, a la primera impresión. De nuevo las imponentes peñas de la sierra de Codés, otra vez Navarra. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> La Población</b>, o sea un pueblo que así se llama, vemos los muros del antiguo hospital de los peregrinos. Es un par de casas rústicas adosadas. Labradas con sencillez ingenua la calabaza, la concha y el sombrero. No es un monumento artístico. Pero en la historia de la Iglesia no tiene nada que envidiar a otros que sí lo son. Recuerdo por eso mi indignación ante el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dicionario de Historia Eclesiástica de España. </i>Para todas las diócesis tenía un apartado de “monumentos artísticos”, un apartado turístico. Faltaba el otro, para los que no merecen el epíteto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia tiene una portada que ha sacado, sin timideces, todo el partido posible a la geometría. Su puerta es una obra maestra de madera labrada y herrajes, incluidas la tiara y las llaves de San Pedro en el remate. La torre es tan ancha que ha permitido colocar horizontalmente todas las campanas, en fila.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sugestiones en el Camino que hay que desatender: un indicador anuncia la ermita de San Isidro y la Fuente Vieja, en Arrés la iglesia y una ermita, amén de otra arruinada, con un arco que ha quedado exento en un monte, otro arco indicador del hipogeo prehistórico de Longar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volvemos a Viana. La portada de Santa María es un viacrucis resumido, con mucha expresividad la perspectiva. El interior es muy rico de retablos y capillas. Una de éstas, la de San Juan del Ramo, por el convento franciscano de donde se trajo la imagen, con las pinturas de Luis Paret.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En esta iglesia encuentro el arquetipo de la armonía en la mezcla de estilos. Porque el retablo barroco está acoplado al espacio del ábside, pero sin ocuporle en su totalidad, dejando espacio para unas pinturas medievales supervivientes. Mientras que el gótico flamígero de la girola enlaza con el barroco mismo. En el cual hay que subrayar la ornamentación de las columnas, estrías nada más, pero poniendo de relieve- ¡sin relieve!- la capacidad del material en sí mismo para conseguir un efecto similar al de los otros recursos del estilo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Antes de la misa, el rosario dirigido por una feligresa, y la novena de San Antonio. Hacía muchos, muchos años, que yo no había oído en la iglesia el responsorio: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si buscas milagros mira. </i>(Por cierto, ¿en qué iglesia del recorrido estaba el altar de los santos Cosme y Damián, aparte de la que los tiene por titulares. Para encontrar la respuesta recurriré al archivo fotográfico de Diego, el que viene creando estos días). Aquí añaden al responsorio antoniano una o dos estrofas. Trataré de enterarme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sale el celebrante con ornamentos rojos. Pienso en la octava de Pentecostés, pero se trata de San Bonifacio. Dice unas palabras previas en las que recuerda su martirio y su condición de monje benedictino. Después de la misa la bendición de los peregrinos. Uno se había arrodillado e inclinado profundamente para comulgar. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El cura, que nos dice no es el párroco, sino uno del pueblo, es muy afectuoso y locuaz. Nos pregunta nuestras procedencias. La fórmula que lee recuerda la salida de Abrahán de su tierra y los cuarenta años pasados por los israelitas en Egipto hasta encontrar la suya prometida. Nos desea llegar a Santiago con el ánimo convertido y habiendo encontrado el camino interior. Recuerdo las palabras que nos dirigió Pío XII, en una audiencia general, un día navideño de 1958, exhortándonos a volver a casa “con el alma más pura, el corazón más ardiente, los pensamientos más altos y los propósitos más firmes”. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Este buen cura nos cuenta de las devociones que por el camino vinieron de Francia. Incluye a la titular de la iglesia, Santa María Magdalena y, además de San Roque y San Martín, San Nicasio de Reims y Santa Teodora de Amiens. En el retablo de Santiago, ante la imagen ecuestre del matamoros, dice exculpatoriamente tratarse de una leyenda...<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego ha encontrado la imagen definitoria del camino: -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Es un surco<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------</span></i><span lang="ES-TRAD">.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">6 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al amanecer, la radio habla de un viaje, a la Polinesia francesa. Sale un vasco cuya vida cambió al ir allí ya hace años, José-Manuel Alonso de Ibarrola, muy documentado, presente en la red. Me entero de la existencia de Radionómadas. Y de que Pierre Loti influyó en la decisión de Gauguin de recalar allá. En este Camino de Santiago me apena menos la frustración de mi viaje a la Samoa de Stevenson.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Notamos que en la Rioja la apariencia no es de tanto esmero ni respeto al patrimonio como en Navarra. Vamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Clavijo</b>. Está fuera del camino oficial, pero siguen indicándole las flechas amarillas. El castillo está en un cerro aislado y pelado, dominando un pequeño valle. La iglesia, rectangular, es del XVII. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La línera encimera de un barranco parece de castillos, como en el Duratón. Me acuerdo de la teoría desenfadada de Pedro Barral, de haberse inspirado en ellas la arquitectura de los castillos medievales mismos. Visión de los valles y de los pueblos una vez más. El verde es suave y de la lluvia pasamos al sol. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Meditación frente a un torreón. ¿Qué ha pasado con la leyenda de la batalla ganada milagrosamente aquí por el Apóstol, liberadora la victoria del ominoso tributo de las cien doncellas? ¿Se ha diluido? ¿O ha resucitado con otro disfraz? Se nos abre el valle del Ebro al subir. Visible la leve herradura en un arco. En esta sede de la leyenda desbordada y pretenciosa vuelvo a acordarme de Ubieto y su viaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos entre peñas. Oímos por la radio al erudito Patricio Celdrán mientras nos acercamos al <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">alto Gragera</b>. A ratos seguimos la autovía A-l2, la titulada del Camino de Santiago. Restos de todo el plano del hospital de 1185. Se ve el arranque de la escalera de caracol. Hay un coche de apoyo alemán, la intendencia que aligera el equipaje al hombro de los peregrinos. Éstos reponen fuerzas entre las mismas ruinas. Al fin y al cabo, el hospital servía para algo equivalente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">E n <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Alberite</b> nos sorpende en un bar un inesperado desayuno con churros. Y entramos en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Navarrete</b>.Toda una hilera de casas, con dos pisos de arcos, encima de un soportal elevado sobre el nivel del suelo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia es una maravilla dorada. El retablo mayor se prolonga a los lados hasta cubrir toda la cabecera de las naves. Me recuerda San Francisco de Oporto. Los retablos laterales están cobijados por un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">trompe l’oeil </i>pintado en el muro. La arquitectura es gótica, aunque también es barroca la amplia torre. Hay coro bajo y sobre él el órgano. En el retablo hay imágenes exentas, sin hornacina. Ello da al conjunto una apariencia más viva de teatro sacro. Los racimos parecen de genuinas uvas, de lagar, ningún convencionalismo en su representación y tratamiento. Asoma el neoclásico en la portada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la calle un escudo en ángulo. Diego fotografía la singularidad para Juan-Emilio. Blasones. Almohadillado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el cementerio la portada románica del hospital. Unas lápidas que recuerdan a peregrinos muertos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otro pueblo, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ventosa</b>. Portada renacentista de la iglesia. Anchurosa, como un abrazo de acogida. El titular es San Saturnino. Han dejado entre sus relieves una pequeña concha de recuerdo que Diego fotografía. Hojas de roble en la ornamentación. Atisbo mudéjar en la torre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llegamos al <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">alto de San Antón</b>. No sabemos la razón de su nombre. Hablamos con un pastor, que lleva la manta, como antes. Nos dice que ya no se hacen. Diego le pregunta si no ha pensado alguna vez ir a Santiago y se le nota parecerle totalmente ajeno a cualesquiera planes de su vida. Que son el paisaje de todos los días y el rebaño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Nájera</b> terminamos esta primera parte de las tres de nuestro plan. El lugar nos da alguna impresión de falta de cuidado. Al acercarnos, vemos un muro lleno de estrofas. Sólo tengo tiempo de leer el primer verso de la primera: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peregrino, ¿quién te llama? </i>Por cierto que completarla de mi caletre es un reto no fácil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nájera es uno de los nombres que suenan en la historia evenemencial, epíteto que no escribo peyorativamente. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Frente a Nájera, en un llano/ de rico verdor cubierto,/ inmóviles se contemplan/ dis poderosos ejércitos. </i>Luego nos encontraremos con la memoria del autor de los versos, Raimundo de Miguel. Pocos como él sonaron a su vez tanto en los años escolares. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otro blasón partido, de más envergadura que el anterior. Comemos frente al Najerilla. Tras de las inmensas paredes lisas, la iglesia, el claustro y el panteón. Otro ejemplo de la magnificencia benedictina tardía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al salir vemos la fachada de Santa Cruz, del Seiscientos. Y emprendemos el regreso. Amaina la tormenta y la atmósfera se queda limpia y templada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se retrasa un cuarto de hora el autobús de Aranda, que me recoge en Boceguillas. Noto en él una confortabilidad extremada. Claro, era el cotejo con las pasadas dos semanas de mi descripción. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">SEGUNDA ETAPA<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">13 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llovizna cuando llego a Boceguillas. En casa encuentro enseguida, cosa rara en mis libros, la novela de Aquilino Ribeiro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estrada de Santiago</i>, y leo algunas páginas, sin insistir en lo difícil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Voy a la Casa del Señor, la de la Cofradía del Corpus. Juan-Emilio, como su alcalde, me dijo que sería bien recibido por los cofrades y los interesados en la cata del vino subastado, que era el acto señalado para esta tarde. Y efectivamente, muy bien recibido fui, con una sola excepción. Pero no dejó de ser mi presencia algo excepcional. Yo compartí la merienda de los demás sin aportar nada. Algunas deferencias que se me guardan en mi pueblo remontan a los tiempos de mi retorno, después de los largos años de ausencia, siendo así que la actitud de los paisanos lógicamente debería haber sido la contraria. Está bien que las acepte, pero con cierta mesura. Pues en otro caso no podré enfadarme si alguien me pone en mi sitio, como hizo el hostelero de Burguete al comenzar la etapa anterior. Conversación pues de familia y paisanaje. Una caña en Paulino después.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">14 de junio: Corpus.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">15 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ayer hizo frío en la Casa del Señor. He amanecido constipado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Voy temprano a la misa de la Virgen. Llego cuando acaban de dar el primer toque. Suave y Periquín están en la sacristía. Ayudo a colocar unos estandartes sobre el retablo mayor. En su homilía, Suave insiste en los aspectos de la afirmación de la presencia real y en el deseo de hacer participar en ella a los demás, que tiene esta fiesta particular de la Eucaristía, ya que fiestas de la eucaristía hay, son todos los días. Procesión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Los palieros no tenemos este día obligaciones en ella. Al principio llevan el palio los concejales, luego los voluntarios del pueblo. Acaso cierta dama haya estrenado un nuevo vestido estampado. En el Salvador, tertulia en la sacristía. Homilía de Jose (así, sin acento, como a mí todavía me llaman algunos viejos por el primero de mis dos nombres). Empieza citando a San Agustín, la inquietud del corazón creado para Dios hasta que no descansa en Dios.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Breve y sustancioso piscolabis en casa de Diego. Y en camino. El cambio de color de los campos. Adentrados en la Rioja, variedad de ellos: marrón, amarillo, verde. Vemos los primeros peregrinos, algunos por la carretera, despistados en un tramo que no es el suyo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Millán de la Cogolla</b> están mis viejos amigos, los agustinos recoletos, la pequeña orden acogedora. Hondos recuerdos del funeral en latín y bien cantado que celebraron por mi mujer en su convento de Salamanca. La relación empezó por el dermatólogo García Pérez. Después he mantenido constante el contacto con el “romano” Ángel Martínez Cuesta, infatigable recorriendo los caminos de Hispanoamérica y la Hispanoasia, mantenedor de la espléndida revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recollectio. </i>Pero han pasado años y yo no sabía ya quienes eran ahora los destinados en San Millán. Ayer en Madrid el casi arandino Teodoro me dio algunos nombres.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Encuentro a Juan Bautista Olarte, y al superior, Juan-Ángel. Casí no se creían la realidad de mi llegada. No me esperaba tanto afecto, hasta estrepitosa la cordialidad. Diego está encantado. Me dicen que mi aspecto es juvenil. Me recuerdan algún pequeño favor que les hice en la notaría de Madrid, en un caso con repercusión en una modificación de sus constituciones. Yo lo tenía olvidado. Apenas me costó esfuerzo ese servicio. Lo que hay que agradecer es su agradecimiento. Hablamos de la muerte de Oroz Reta, el latinista que se pasó de San Agustín a Virgilio. Me dicen que sobre la estantería de su celda dejó una caja de botellas de vino para que sus hermanos de comunidad se las bebieran a su muerte, que fue repentina. Se me ocurre imitarle, aunque no lo tendré tan fácil topográficamente. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El paisaje de San Millán podría definirse como la idealización del valle. Así de genérico debe ser el elogio. Cuesta trabajo imaginarse que se trata de una realidad. Llegamos después de pasar el pueblo de Berceo. Me acuerdo del ejemplo métrico de su poeta que teníamos en el libro de texto del Instituto de Segovia, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quiero fer una prosa en roman paladino</i>, y la frase de don Ángel Revilla sobre el tetrástrofo monorrimo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">si se lo dicen a uno parece que es un insulto. </i>Se lo oi en la única clase suya a que pude asistir. No haberle tenido de profesor ha sido una de las carencias de mi vida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Subida al monasterio de Yuso. La herradura de abolengo visigótico impresiona por la inmersión en el pasado que lleva consigo. Eso no ocurre así, es de otra manera, ante el islámico. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Teodoro Lajarraga, el guarda, hijo a su vez de su predecesor en el oficio que fue uno de los protagonistas de la vuelta a la vida del monumento, es de veras un ilustrado. Corrige defectos paleográficos a los eruditos profesionales. Le suena mi nombre. Está ávido de conocimientos. Firmamos en el libro de visitantes. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Juan-Ángel nos habla del monasterio de Cañas. Las cistercienses son siete. Murieron hace poco sucesivamente dos hermanas que se habían sucedido en el abadiato. La única joven que hay está haciendo de enfermera de todas las demás, hasta el heroismo. Pero están celebrando el corpus sin regatear la exposición y la vela.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos allá, al pueblo natal de Santo Domingo de Cañas o de Silos. No sé que encuentro en la esbeltez y la claridad de este gótico que me parece estar viendo por primera vez un monumento del estilo. Formidable sepulcro de la abadesa Urraca López de Haro: la explicación catequética de la otra vida, hasta que San Pedro deja el regateo y se lleva el alma al cielo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Buen museo con las piezas de la casa. Ello gracias a su inintererumpida presencia de novecientos años. ¿Qué tendríamos en las demás de no haber pasado por la desamortización? El viejo monje capellán nos dice que no ha conseguido una fotografía completa del ábside, muy desplegado. Diego se la saca con mucho trabajo. Se queja de que los visitantes de San Millán no se desvían allí. Juan-Ángel le compra unas pastas, pues si <i style="mso-bidi-font-style: normal;">un grano no llena el granero, ayuda al compañero.</i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdo mi estancia en San Millán hace medio siglo. Con García Pérez y dos sobrinos suyos, y el buen padre Alfonso, el prior de Salamanca. En un cajón de la cómoda de mi celda me encontré unos ornamentos pontificales. Eran los del cardenal benedictino Aguirre. Uno de los sobrinos lo que encontró fueron los apuntes de un monje matemático, con la intercalación de una confesión: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo soy aquel, aquel que te adora. </i>Se disfrutaba de la calma, muy en familia. Variadas las estampas de los religiosos, simpáticas aunque alguno no lo fuera y lo disimulaba.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ahora la hospedería se ha convertido en un buen hotel autónomo. Cenamos tranquilamente y con poca gente, aunque hay una mesa grande ya preparada. Como si tuviéramos tiempo. Nostalgia de viajes sin prisa, y de otras cosas a su propósito....</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por cierto que hay papel timbrado, una de tantas especies que se acaban. Desde la ventana, entre el jardín y el bosque, cabe el leve monte, un pequeño huerto y una casa de aperos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Aquí sí que se oye la Radio Clásica: Dos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stabat mater, </i>el de Poulenc y el del estoniano Ava Pat. En el comentario recuerdan la vuelta a la iglesia del primero, tras una visita a Rocamador con un amigo barítono.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pienso en el fraile que aquella otra vez no nos dejó ver los marfiles. El padre Alfonso nos lo prometió para otra visita, dispuesto a gestionarlo con el provincial. Pero ahora la apoteosis de Diego es fotografiarlos, después de haberlos contemplado los dos a solas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdos de la historia de la casa, la reciente en los muros: el obispo recoleto Minguela, el nuncio Vico, una inscripción latina conmemorando el decisivo capítulo general de 1908.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La bóveda policromada, sin pinturas, de la sacristía barroca, se hace música. ¿Mozart? ¿Por qué no? Incluso cuando hubiera que sacar de la cajonería los ornamentos negros. ¿No abundan precisamente los textos funerarios de la liturgia en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lux aeterna</i>? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia está excavada, desmantelada. Sólo se puede fotografiar a medias el retablo. Juan-Ángel nos cuenta sus cuitas con los “restauradores”, uno de ellos, Maroto, mi compañero de Caja Madrid en la Junta de Amigos de los Castillos. Su criterio es el consabido arqueológico, la mutilación. (Ahí la destrucción de una plaza de Zamora de la que hacía parte integrada una iglesia, para dejar ésta sola, aislada, cadavérica). Juan-Ángel en cambio tiene en cuenta constantemente la índole viviente del edificio. Le costó mantener en el coro una estampa decimonónica del Corazón de María. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Aula de la Lengua está llena de recuerdos hispanoamericanos. Era el comedor de segunda, el de los filósofos. Junto al refectorio de primera de los profesores y los novicios. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Cuánto pesará cada cantoral de los que vemos empotrados, sólo su lomo con los correspondientes nervios? Parece que sesenta quilos. El único abierto lo está por la Ascensión. Entono el introito, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viri Galilei. </i>Juan-Ángel me pregunta si he sido seminarista.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El antecoro llamado “la preciosa”, por cantarse en él a diario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pretiosa in conspectu Domini mors sanctorum eius</i>, es ahora un almacén de imágenes y otras cosas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La biblioteca enteramente tapizada de libros encuadernados en pergamino, del suelo al techo. Un breviario bien impreso en Sahagún, el año 1538. Pido a Diego que fotografíe otro cantoral abierto, y le busco el día de la Virgen de Agosto. Y a mí me fotografía teniendo en la mano un tratado del cardenal Aguirre sobre los ángeles.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El general Moriones intervino en su concesión a la orden. Monteagudo, que ésta tenía antes, fue uno de los poquísimos conventos salvados de la desamortización, por su relación con Filipinas. Nos cuentan detalles del salvamento del archivo del monasterio desamortizado, los libros y otras cosas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Terminamos la sesión fotográfica en el interior. En la portada, es ejemplar la conjunción de lo medieval y lo renacentista. San Millán entre dos personajes del nuevo tiempo. Estos buenos padres no se creían que era Linage de veras. “Pues si llega a ser...”, les digo al despedirme, aludiendo a la continua atención que nos han venido dispensando momento tras momento de la larga visita. No le cobran a Diego los libros que escoge de la tienda. Todavía tengo otra ocurrencia para manifestar mi gratitud. Me dijeron que Crespo, el forense barbudo de Sepúlveda, era asiduo visitante de mi abuelo Conde. Cuando se entretenía demasiado, mi abuela ponía una escoba en la puerta del gabinete. A este paso me la tendrán que poner los frailes a mí. Efusiva despedida pues.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hacemos un breve alto en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Berceo</b>. El busto en bronce del poeta no es muy feliz. Este pueblo tiene un ejemplar alcalde socialista. Un concejal popular confiesa que le vota a él. Da el reloj la hora. No resiste el cotejo con las campanas jubilosas y virginales de ayer en Cañas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y en el Camino de nuevo. Breve vuelta a Nájera, de repesca. Estaba hablando con el nieto Juan y la comunicación se cortó por uno de los habituales saltos del Ranger. En un trozo de carretera nos avisan reiteradamente de la presencia de la Guardia Civil, no sólo con los faros sino agitando los brazos fuera de la ventanilla. Acaso la represalia por una sanción reciente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Entramos en el primer pueblo de esta ruta, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Azofar.</b> Nos recibe un ancho balcón, corrido sobre un ancho portal, tiestos abajo y flores arriba. El plano de la iglesia se abre en uve detrás de la torre. Ábside poligonal. Larga escalinata. Al lado el albergue fundado por doña Isabel de Azofar en 1168. Al salir, la Fuente de los Romeros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Muchas mariposas blancas. ¿Qué querrán decir? Porque no cabe pensar que anuncien los correos electrónicos, como antes las cartas. A la vera de la senda, un rollo. La Picota, dice su panel. Vamos entre viñedos y trigales. La tierra feraz. Muy acorde esto con la octava del Corpus: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Et implebuntur...</i> No hace falta saber latín para entenderlo. Pequeña pirámide de piedras de peregrinos. Se baja Diego, con la cámara naturalmente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Junto a un campo de golf y una urbanizzación, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ciriñela. </b>Queda muy poco del material anterior -algo más en la torre-, en la nueva iglesia. También las campanas parecen de herencia. Pero no es la modernidad lo que la hace poco interesante, sino la vulgaridad. El titular es San Millán. Se ve la uralita, aunque el panel dice que el templo del XVI sólo fue modificado en el XIX.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Cirueña<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></b>se puede decir lo mismo, pero allí no hay texto que rectificar. Hubo monasterio y el pueblo tuvo fuero. Su jurisdicción fue discutida en el siglo XII entre el obispo de Calahorra y la abadía de Nájera. Obligados a irse los vecinos en el XIX, pudieron volver acogidos a la protección del abad. Se localiza aquí un oscuro episodio de la vida de Fernán González. ¿Cogió prisionero al rey García de Nájera? ¿O fue al revés? ¿Se acogió al sagrado del templo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Santo Domingo de la Calzada</span></b><span lang="ES-TRAD">. Vuelvo a acordarme de mis tiempos de interno arandino. Esta ciudad fue la más claretiana de todas, salvo la de Vich por ser la primera y la de Roma por ser la central. Había en ella dos casas de formación separadas. Pero ni un solo claretiano queda. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hospedería cisterciense. Vieja monja portera. Me presento. Son veinticuatro, pero porque han recogido a tres comunidades extintas: Aranda, la oscense Casbas, y Oviedo. La abadesa lleva en el cargo cincuenta y dos años. Tienen dos postulantes de Kenia y seis profesas indias. Pertenecen a la Federación de la Corona de Aragón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Desde mi cuarto, el panorama es el adocenado de las casas nuevas de ladrillo y las puertas metálicas. Breve comida casera. Habas y albóndigas en sabrosa salsa. En la cena huevos con patatas fritas. Y ese lujo que era otrora el melocotón en almíbar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Monumento al peregrino. Una silueta deseándole la inmersión en el espíritu del Camino. Un albergue está en la parte trasera de la abadía de nuestro hospedaje. Hay también una típica iglesia del siglo XIII. Otro albergue en la casa de la Cofradía de Santo Domingo, donde se crían las aves para el gallinero de la catedral. En la calle larga y estrecha, una de las jacobeas, el palacio de los Salcedo, y otro donde vivió la hermana del marqués de la Ensenada, Sixta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La catedral está empotrada en el casco urbano. Lo cual tiene su encanto. La galana, y coqueta torre barroca, demasiado exenta. También demasiada heráldica en la fachada. Compensado por la audacia con que avanzan los tres santos, Emeterio y Celedonio además del titular. Buena idea la de hacer enfrente la ermita también ojival de la Virgen de la Plaza. Entre los dos templos, el Parador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El interior catedralicio, un espacio de espacios en que Diego se deleita: la cripta, el mausoleo del santo, sobre el gallinero la afirmación de estar construido con la madera de la horca del inocente ajusticiado. Consta que el gallo y la gallina vivos ya estaban en 1350, cuando ciento ochenta obispos indulgenciaron a quienes dieran una vuelta a la tumba y rezaran un padrenuestro. Así lo leo aunque me parece la cifra exagerada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Junto al puente, una ermita del santo, de 1917. El puente, largo, con muchos arcos iguales, parece un proyecto didáctico de la Escuela de Ingenieros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Grañón<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, </i></span></b><span lang="ES-TRAD">el primer pueblo de la etapa y el último de la Rioja. Otro blasón partido en esquina. Ojivas y óculos en la iglesia. ¿Hay dudas en torno a qué San Juan es el titular? La fachada vuelta hacia la calle que es el Camino, la impronta jacobea que exige Bango.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El cura está celebrando con otro sacerdote peregrino, húngaro. Pregunta la procedencia de los demás, luego de inquirir si alguno habla español. Hay una zaragozana y una tarraconense. Se esfuerza en hablar inglés. En su fórmula no hay nada histórico, como en la de Roncesvalles, de la historia de la salvación quiero decir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Magnífico retablo, acaso de la misma mano que el de la catedral. El cura no nos deja fotografiar la sacristía barroca. Tiene miedo a los robos. Hay cantorales y misales, un terno rojo, orfebrería, la Virgen de la Pera, un San Miguel retirado por indecoroso a causa de un tocamiento del diablo vencido a los pies del arcángel. Este pueblo tenía once curas en 1826.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dos ermitas. La de los Judíos, que sólo se abre el viernes santo, tiene un crucero en medio, que sube hasta la bóveda, pero apenas se ve a través de la mirilla. La de la Virgen de Carrasquedo, en un paisaje muy frondoso, de robles, quejidos y algún pinsapo, es el último coletazo del barroco, ya lineal. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Veo en mi cuarto la siguiente serie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Señora. </i>Pero las monjas han limitado el volumen y no capto todo ni mucho menos. Hay que adivinar. La hipertrofia melodramáticamente falsa de algunas escenas es insoportable. Pero con eso había que contar. Esta vez ha salido muy poco Sepúlveda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">16 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Después de una noche toledana-al fin y al cabo Toledo llega hasta aquí y más allá como sede primacial- madrugo. Una monja india me sirve el café con leche. Hay en el comedor dos grupos numerosos y ruidosos. En el ascensor, un cortés peregrino de Huesca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sigo leyendo la historia de los años infantiles del poeta Ángel González, escrita por Luis García Montero, que me regaló Carmen el día de mi santo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mañana no será lo que Dios quiera. </i>Magnífica reconstrucción del vecindario de aquella casa de clase media- con grados entre sí- de la calle ovetense de Fuertes Acevedo en los días republicanos o precursores. Mi debilidad por las historias de familia, de cualesquiera familiares</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y aparece, en la casa del pequeño Ángel- donde también había un cajón de historias ilustradas- otra debilidad mía: “una estantería en la que domina la presencia uniformada de la Enciclopedia Espasa. El niño no ha descubierto aún su inagotable poder narrativo”. Era la sucesión de los tejuelos dorados sobre negro que hacía brillar los ojos de Rionda, el adolescente socialista, como los de mi padre y aquellas gentes del Círculo Radical Socialista de Sepúlveda. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y la inauguración, el 23 de abril de 1932, del nuevo estadio Buenavista, sucesor del Teatinos, con un partido España-Yugoeslavia, del que España salió vencedora, mientras que en 1928 no había pasado en Gijón del empate con Italia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Terminamos de fotografiar esta ciudad destronadamente catedralicia. El convento de San Francisco está en la Plaza de don Bonifacio Gil. Adivinamos al resonar de este nombre el tejido de una vida en la calma aparente de aquella provincia, materia para la pluma de Azorín.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">San Francisco es de muros altos y recios. Visible el cubo de la escalera que da, a la altura de dos ventanas, sobre el presbiterio. Demasiada heráldica en la fachada; dos escudos llevan las borlas episcopales y los capelos cardenalicios. Una inscripción está dedicada a los claretianos. El claustro, mejor dicho uno de ellos, de arcos peraltados, está en el actual Parador</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Bastantes restos de la muralla de Pedro I. En la Plaza del Ayuntamiento, éste exhibe una galería corrida, sobre el correspondiente soportal. Una agrupación escolar lleva el nombre de Jerónimo de Hermosillo, el dominico calceatense misionero en Extremo Oriente, del que no sé más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Subimos a una terraza de la catedral, a la altura de su rosetón. Recorremos interiormente la muralla de su defensa, un estrecho pasillo. Panorama de tejados.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En una exposición instalada en el claustro , dedicada a los pecados y la penitencia, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anunciación</i> de Jost van Cleve, tiene un fondo de convencional paisaje con arquitectura gótica, que hace las delicias de Diego. Formidable pie de facistol con las escenas del pecado original, de la iglesia de Avalos. Un San Miguel, en piedra, muy por encima del demonio a sus pies, de Rincón de Soto. Un cristo filipino de marfil. Un Santo Domingo, con todos sus milagros, de grandes dimensiones, es de Autol. De Arnedo, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apoteosis de la eucaristía</i>, de Gabriel Franck. La exposición está enmarcada en un programa de efectismos estúpidos, como verse el espectador en el infierno cargado con la cruz. Me creo con bastante autoridad para criticar esto, pues entre otras cosas, no me ruboriza confesar que me gustan Las Vegas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El último recorrido. La casa en que vivieron dos generaciones de médicos, los Bueno, entre el XIX y el XX. La calle del Marqués de la Ensenada, Travesía de Ensenada llamada antes, según recuerda el consabido cuadradito de cerámica azul. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino. La alegría de un patatar. Y Castilla. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Redecilla del Camino</b> es un pueblo llano. Baja es la torre de la iglesia. El rollo del lugar. Una plaza de sauces llorones. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la oficina turística vemos que la Junta llama al Camino de Santiago la Calle Myor de Europa. Nos dicen que mayo es el mes de más afluencia de peregrinos, pero que algunos se ven hasta nevando. Y que hay más el año anterior y el siguiente al año santo que en éste mismo, dato del que sin más no hay que fiarse.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La portada de la iglesia es sugestiva, la Virgen amable en una hornacina profunda. Pintiparada decoración para cantar o rezar la salve. Sillería de coro. El órgano volado en su audaz tribuna. Anchas ojivas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dos hileras de retablos convergen en el mayor. Parecen la arquitectura de los muros de la nave. La imagen románica de la Virgen de la Calle, titular del templo. Ahora tienen a la patrona, la Virgen de Ayago, desde el día de San Isidro, en que se la trae de su ermita, hasta el último domingo de agosto, el de Acción de Gracias. El nombre alude a la tradición de haberse aparecido en una haya. Veo un ejemplar de la novena, impresa en Santo Domingo en 1906, escrita por Buenaventura Merino Rioja, doctor en teología y examinador sinodal del arzobispado de Sevilla. Fermín Labarga, el hombre de nuestros congresos de las cofradías sacramentales, colecciona novenas. Dice que a este paso va a ver pocos que sepan lo que la palabra quiere decir. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Adosadas a la pared hay dos columnas. Me dicen que son las del antiguo monumento del jueves santo, que ahora se quiere restaurar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esta iglesia tiene unas condiciones acústicas tales que cuando canta un solo peregrino parace tratarse de un coro entero. La pieza maestra es la pila bautiasmal románica. “Haría las delicias de nuestro Juan-Emilio”, se le ocurre a Diego. Su talla consiste en una sucesión de torres. Recuerdo la admonición inicial de la liturgia del bautismo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Entra en el templo de Dios.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Castildelgado. </span></b><span lang="ES-TRAD">La torre destaca discretamente sobre la iglesia. En ésta consta la fecha de 1796. La ermita de la patrona, Santa María Real del Campo, al lado de la iglesia, frontera y medianera del antiguo hospital de peregrinos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el interior de la iglesia, los retablos se despliegan a lo ancho, y el mayor es como el marco del tabérnaculo. Unas pinturas arrolladas en muy mal estado, son las del monumento también extinto. Estaban en las paredes, salvo el mismo día del jueves santo, hasta que cayeron en manos del correspondiente cura iconoclasta. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El pueblo se llamaba Villapún. Felipe II le cambió el nombre para premiar los servicios de uno de sus naturales, Francisco Gil Delgado, obispo de Lugo y Jaén, preconizado de Santiago, padre tridentino, muerto el 2 de octubre de 1576, y enterrado en la capilla de esta misma iglesia que de su peculio costeó. Nuestra guía se llama María del Carmen Carcamo y Zuazo Metola y Saéz de Quejada. Nos habla de sus parientes eclesiásticos que fueron, en los tiempos del género oratorio y el latín fluido de las oposiciones a canonjías. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Viloria de Rioja</span></b><span lang="ES-TRAD">, el pueblo natal de Santo Domingo. Sobre la piedra, el entramado de la arquitectura popular de bastantes casas. Y también en la iglesia. En ésta, muy pronunciado el alero y poco la torre. En cambio sus campanas se nos antojan de vocación locuaz. Sólidos contrafuertes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos abre la vecina a quien por turno toca tener la llave, Los retablos están sólo en la cabecera y el crucero. Éste también tiene su atractivo. El retablo mayor parece un tríptico que pudiera doblarse, como los portátiles.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sobre un facistol, un enorme y tardío infolio es el tomo VII de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Colección completa de misas, vísperas e himnos de canto llano para los domingos, ferias y demás festividades del año, </i> de Juan-José Santisteban, impreso en San Sebastián en 1854 por Ignacio-Román Baroja. Ninguna noticia tenía yo de esta obra colosal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Villamayor del Río</span></b><span lang="ES-TRAD">. El pueblo tiene detalles de esmero convencional, como el anterior, recordándonos ambos a los de Navarra. Sugestiva la parra que trepa todo a lo largo de una larga fachada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos envían al dueño del Restaurante León, para localizar el antiguo hospital. Una vez allí nos enseña un libro sobre las peregrinaciones que no lo concreta. A la puerta un veto terminante: “Ni palos ni mochilas”, o sea fuera peregrinos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia tiene un retablo neoclásico al que ha suavizado y enriquecido la policromía. El titular, San Gil, en postura un tanto violenta, entre dos santos obispos. Una fecha: 1773. Aleros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Belorado </b>era obligado fotografiar el letrero de la calle de Raimundo de Miguel, el autor del Dicionario Latino de los españoles, que durante mucho tiempo pudo así llamarse. A mí me lo prestó para el examen de reválida don Guillermo, el buen levita de Sepúlveda ordenado a título de patrimonio, su vida entera coadyuvando voluntariamente al ministerio en su villa natal. Otra obra de Raimundo de Miguel fue su atractiva y de alguna originalidad Gramçatica Latina, hispano-latina que él la tituló, por su didáctica comparativa de las dos lenguas. Ese camino siguió nuestro canónigo Eulogio Horcajo, en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nuevo método</i>, aunque menos afortunadamente. Raimundo era también poeta, y cantó a este su pueblo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Belorado! ¡Patria mía!/ Permítaseme un recuerdo/ de amor al hogar testigo/ de mis infantiles juegos./ </i>[...] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cada espina, cada piedra,/ cada flor, cada sendero,/ cada fuente es a mis ojos/ misterioso libro abierto.</i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Santa María tiene unas enormes columnas, y se puede definir como la iglesia de las capillas y las verjas profundas y cerradas, como si fueran varias en una. Tiene una pequeña cúpula. Da las horas un carillón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cerradas la gran ermita de Nuestra Señora de Belén, y San Pedro cuyo retablo es rococó.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino por un robledal demasiado espeso para Castilla. Me acuerdo de Julio Senador, el notario de Frómista, concretamente de uno de sus tremendos libros, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La canción del Duero. El arte de hacer naciones y de deshacerlas <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin se presiente el sol detrás de las nubes. Ha hecho frío todo el día y no había llegado a salir. Ha llovido. A última hora he claudicado y me he puesto el jersey. No lo había hecho antes para disfrutar de esta liberación del agobio que nos espera de aquí a Santiago. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El camino pasa por una trinchera del ferrocarril, el mismo que dio lugar al descubrimiento de Atapuerca. Vemos al fondo la Sierra de la Demanda, más cerca los Montes de Oca que hemos atravesado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una enorme concha filipina es la pila bautismal de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villafranca</b>, parecida a la del vecino <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villambitia</b>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La Virgen de la Peña es una ermita de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Tosantos</b>- la divisoria entre el Ebro y el Tajo, la Tarraconense y la Lusitania, toda la Península-. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ese roble es mío</i>, dice Diego parando el motor y sacando la cámara. Otros dos juntos, puden ser protagonistas pintiparados de una leyenda. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Agés. </span></b><span lang="ES-TRAD">La fachada de la iglesia es su espadaña. Rodeada de césped. Un perro labrado en la clave. Sencilla la escultura, atrayente por eso. En el interior, sendas capillas a los lados. Y un coro rústico, que nos evoca en su facistol a un sacristán de aldea cantando la epístola y en los bancos a los mozos, ávidos de mirar a las mujeres entrar en la nave.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Atapuerca. </span></b><span lang="ES-TRAD">La celebridad del nombre no nos deja olvidar que también fue y es otro pueblo, con sus gentes, sus casas, su iglesia. Ésta es un rectángulo con la torre adosada, peraltados los ventanales góticos, escalinata de acceso. Desde allí se ven la sierra de los hallazgos y unas lagunas. Una plaza ha sido bautizada del Antecesor sin más: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo Antecessor.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Intentamos seguir el Camino. No es fácil. Diego se adelanta a pie y decide retroceder. Ha visto una cruz de madera donde era tradición que los peregrinos colgasen algo. Había varios rosarios y banderas y el montón de las consabidas piedras, aquí algunas enormes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A la vuelta, lo que creíamos era el cielo, un cielo muy sugestivo, resultó ser el campo. Nuestro último pueblo de hoy, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Santovenia de Oca</b>. Buena foto desde lejos. -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canto de Castilla en primavera</i>-, se exalta Diego ante su altozano. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una cruz, salientes los estribos de la iglesia, altos ventanales góticos. Entre dos piedras rojizas de la fachada, ha anidado un pájaro. Suave el cercano paisaje del valle, desde el mirador que tiene detrás.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En Redecilla nos hablaron con mucho cariño y admiración de su cura y el de otros siete pueblos, don Mario. “Nos le quitaron”, dijeron, porque le han trasladado a otros cuatro pueblos de la zona de Aranda. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y termino el día con otra cita del Espasa en el libro de García Montero: “Las gentes del American Cirque habían pisado con sus propios pies y tocado con sus propias manos el vocabulario completo de la Enciclopedia Espasa”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dormimos en una casa rural de San Juan de Ortega, etapa que Diego había hecho solo, como un anticipo, antes de nuestro viaje. No hay en la habitación ninguna mesa, pero trabajamos en una confortable sala de estar de la planta baja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-right: -2.85pt; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">17 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Día lúgubre. Pero vayamos con orden.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Antes de dejar el lugar, entramos en la iglesia de San Juan de Ortega. La restauración ha sido digna, pero yo noto cierto aire de museo, no acabo de encontrarme en una casa de oración. Algo influye también la desacertada colocación de los sepulcros, incluso el del propio santo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El capitel de la Anunciación se ilumina en los dos equinocios. ¿Como no pensar en nuestra Virgen de la Peña? ¿Vendré a verlo alguna vez¿ ¿Habrá “alguna vez”? Desde luego que no muchas. Pero al fin y al cabo el número no es lo decisivo. Tengo que acordarme otra vez de dom Guéranger, el abad romántico que no podía soportar la brutalidad de una cifra. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Salimos con niebla. Casas nuevas y viejas. Vecinos que saludan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Zalduende. </span></b><span lang="ES-TRAD">Pueblo hermanado con su homónimo alavés. Fachada de espadaña tiene la iglesia de San Bernabé, precedida de césped. Triángulo de campanas. Figura la fecha de 1735, pero no puede ser la de la construcción ojival. La portada es renacentista popular. Una concha alada en el remate cobija a la Virgen. Otras conchas están primorosamente talladas. Bocas. Adivinamos el interior humilde. Está cerrada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando ya nos íbamos, sale una señora bonita y en buena edad, que se ofrece a abrirnos. Se llama María Jesús. No se lo podremos agradecer en estas premiosas líneas. Los retablos son a la vez sencillos y ricos, pero no por su materia, ya se me entiende. Eran las capillas que desde fuera presentíamos y tratábamos de adivinar. El de la Virgen del Rosario da la sensación de empotrarse en el muro, y eso le da el encanto de la integración en la arquitectura sin detrimento de la independencia. La Virgen de Villalbura, se trajo de su ermita románica de triple ábside, desaparecida. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el coro una sillería de asientos hondos, la barandilla familiar, un facistol con mucho polvo, y algunos libros de devoción en castellano o latín, faltos de hojas y presos de una humedad de decenios. A la subida la pila bautismal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la sacristía, las nostalgias de siempre ante la cajonería y el armario. El aguamanil. Sobre la cajonería un relicario con apariencia de tabernáculo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">María Jesús nos lleva al local social de la convecinalidad. Es estimulante su entusiasmo y el que nos transmite de otros paisanos suyos. La explico, en la clave feminista que responde a la realidad histórica, la jurisdicción sobre la iglesia y el lugar de la abadesa de Las Huelgas. Vemos anunciada para el 18 de julio una excursión a Sepúlveda, con comida en casa de Tolín. Dejamos con pena el pueblo y a la dama de los ojos bellos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ibeas de Juarros. </span></b><span lang="ES-TRAD">De su disputa con Atapuerca sólo salvaron el aula arqueológica Emiliano Aguirre. La llamada Cruz de Canto, que más que una cruz es una T, antes el mojón entre Castilla y Navarra. La torre de la iglesia es ancha y baja, cubierta a dos aguas. Tiene además de campanas un reloj. De la planta rectangular de la nave sobresalen los estribos. Grato desorden de los planos. No podemos ver cómo se corresponden en el interior.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">San Pedro de Cardeña</span></b><span lang="ES-TRAD">. Nos recibe el padre José-María Vidal Martínez, antiguo maestro de novicios, que está sustituyendo al hermano portero. Luego vemos al padre Dalmacio, el historiador de la casa, con el que coincidí en un congreso en Orense, y aquí mismo en la presentación del facsímil de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antigüedades de España </i>de Berganza. Me fotografío entre él y el padre leonés Roberto Carpintero. También con el padre Vidal. Pasamos revista al estado de cosas. El problema continuo de la adaptación de las vocaciones hispanoamericanas. Aquí se formaron unos mozambiqueños que están haciendo en su país una experiencia monástica sin vínculos jurídicos con el Císter. El padre Dalmacio me dice que se han inspirado algo en la fundación de los servitas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Villalbal</span></b><span lang="ES-TRAD">. Una fila de casas terrosas con alguna mancha blanca parece brotada de una ladera. De la iglesia quedan un amasijo de piedras, el esqueleto de la torre y las columnas de la portada renacentista. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abominación de la desolación. </i>Diego me dice que ese estado de cosas ya cae en el dominio del arqueólogo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Cardeñuela Río Pico</span></b><span lang="ES-TRAD">. Conchas también en la iglesia, y además una de piedra en la portada. Algo aislada, en el campo. Junto a ella, como vamos viendo en otras iglesias de esta tierra, el cementerio actual, el corral de muertos entre pobres tapias, encajando en esa definición de Unamuno. Está cerrada. Vemos una foto del retablo, henchido de estípítes. Santa Eulalia es la titular. También la han esculpido a la entrada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos a comer a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Quintanilla Río Pico</b>. Una de las campanas de la iglesia casi roza el tejado, sobre un balconcillo que arranca de éste. En la portada las llaves petrinas y dos labras vegetales, hojas a medio desplegar, a medio recogerse. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El restaurante es de un antiguo legionario. Su mujer es una negra monumental. Fotos de familia. Buenos garbanzos. Reflexiones en torno a la cojunción de lo cívico y lo militar...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">También está algo separada del pueblo y en lo alto, la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Orbaneja Río Pico</b>. La torre es una atalaya poco sobresaliente, pero ello da por contraste una apariencia más formidable a sus campanas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pasamos de largo por <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Castañares</b>, vista de lejos su iglesia nueva, de ladrillo y con espadaña.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Atravesamos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Burgos</b>. El puente sobre el Arlanzón debió ser para los peregrinos. A un lado de la carretera, un cura con sotana que ayer conocimos en nuestra fonda, creo que francés. Nada cómodo para el calor que ya azota, aunque es de bochorno y sigue presagiándose la tormenta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ante <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Tardajos</b>, un crucero de brazos bulbosos, 1793. Bodegas en el cerro. En el castro, en medio de los campos, los restos de Deobrigula, entre el Hierro y los días de Roma. La plaza es tan grande que no se puede llamar tal sin alguna puntualización. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La ancha torre es una buena mole de piedra. La Virgen en la portada románica. En el interior, los retablos están inmediatos al resto de la nave y juntos, absolutamente sin ninguna separación. Es otro encanto. Su hacer parte de la familiaridad del templo. Pintiparado cantar allí el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">parroquia querida. </i>Grandes columnas. Bóveda de crucería en el coro. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Rabé de las Calzadas</span></b><span lang="ES-TRAD">. Muy cerca del pueblo anterior. Pasamos el río Urbel. Alta y grácil y clara la torre. Ojivas que dejan sitio a la cúpula. Los retablos en la misma disposición de la iglesia anterior, pero más espaciados. Participan sin embargo de esa sugestión de que acabamos de decir. A la izquierda entrando se abre la capilla barroca de la Asunción. Su pequeño espacio se confunde enteramente con la decoración y el mobiliario. Empotrada una talla de la crucifixión con la Virgen y San Juan y el donante arrodillado. Vemos una revistilla titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El monaguillo. </i>Relata una excursión a París. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el Camino, la ermita que antecede al cementerio. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se nos abre la ancha Castilla. La senda ondula subiendo al pueblo siguiente. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Hornillos del Camino</b> se llama. Pisos muy saledizos. Aparece el adobe. Antes de llegar, la torre nos parece la misma iglesia que se asoma con ojos curiosos y saludadores. En un extremo el pórtico peraltado. El efecto de los retablos idéntico al de las iglesias antecedentes. Arcos concéntricos de medio punto en el coro detrás de las ojivas. En el retablo mayor, en tríptico, parecen las dos calles laterales el abrigo de la central. Bajo el coro, unas ménsulas marianas de una delicadeza que sorprende. No las habría visto de no enseñármelas Diego. Luego me confiesa que dudó si hacerlo o sorprenderme con las fotos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A la vista de estas últimas experiencias sugiere si no será el gótico más que el románico el estilo del camino. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos encontramos un rebaño. Cuatro perros, y un burro de raza murciana, raros por acá. El pastor nos dice que le usa para cargarle con sus cosas y también con algún cordero recién nacido. Cuando cumpla los sesenta y cinco se deshará del ganado y se retirará. Hilera de árboles que señalan el paso de un arroyo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Fontaniela. </span></b><span lang="ES-TRAD">Algo lejos aún no distinguimos si son almendros o frutales. Casonas al fondo. Al abrigo del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">valle Hontanas</b>. La torre nos saluda muy efusiva, tras un repecho, sin necesidad de recurrir a sus campanas. En torno a ella las casas como los polluelos con la gallina madre. Leves desniveles en los tejados. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Detrás el Camino que sigue en zigzag hasta desaparecer tras el monte. Campos con pocos árboles. Un palomar con techo más plano que los de nuestra tierra. Muchas cercas. La calle larga y estrecha en que el Camino desemboca sin solución de continuidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y termina el día lúgubre. Por la catástrofe que me rozó la piel y por dentro. Diego había dejado la mochila de sus cámaras en un banco de la iglesia de Cardeña. Yo tiré del asa creyendo estaba cerrada. Y las cámaras cayeron al suelo. Durante los momentos en que comprobó que no había daños nuestro estado fue angustioso. No hace falta otro epíteto, pero éste hay que tomarle en su literalidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El incidente es un símbolo de los desastres de mi vida. Me siento indigno de morenas y de rubias. Recuerdo cuando en el avión a Roma saludé a los obispos de Guadix y de Almería y uno me hizo ver que llevaba al revés la cruz de Santiago. Hasta la hora de dormir no se me pasa el sobresalto. Diego habla del enamoramiento del fotógrafo a sus cámaras en concreto. Analogías paleográficas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Parada y fonda en Castrojeriz. Luego de retroceder penosamente un par de quilómetros, ante lo difícil del Camino, y tomar la carretera. En los pasillos, el plano de Salamanca en 1858 que publicó mi amigo Cortés, y uno de Estocolmo, con una iglesia de Santiago. En el comedor, entre flores, un anuncio antiguo de los coches a la estación. La apariencia es sórdida, pero luego nos sorprendemos gratamente. Como la sorpresa barroca que cela la orgía de gloria tras de una puerta lisa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El libro de García Montero habla de Dimitri Ivan Ivanov, el legionario búlgaro que asesinó a Luis de Sirval, el amigo de Barral y de Carral. Me ilusiona que Diego me hable de un proyecto de novela policíaca desarrollada en la tierra nativa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">18 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Paseo por Castrojeriz. Es característica su piedra horadada. Una vez más pensamos en Juan-Emilio. No es una casualidad que el oficio y el arte de éste, a quien merecidamente llamamos El Hombre de Sepúlveda, sea la piedra, la materia más emblemática de nuestro lugar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">San Juan. La enorme fachada delantera, con muy pocos vanos, deja adivinar la penumbra misteriosa del interior. Recuerdo la reflexión de Jean Guitton sobre la ambivalencia que debe haber en la liturgia entre la luminosidad y la numinosidad. Pináculos. Paradójicamente son los que dan a la torre una apariencia achatada, o inacabada si queremos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Subida al castillo. La planta baja se conserva. Un torreón, de escasa altura, pero muy vigoroso y de largo diámetro. Se nos ofrece la geometría plana del paisaje. Los pueblos son evasiones a la geometría del espacio, pero que resulta indisciplinada y caprichosa. Me siento entre cardos, en una cómoda piedra. Una mariposa revolotea insistentemente en torno mío. Vuelvo tontamente a la carga. ¿Tanto empecinamiento revelará una carta superviviente? Recuerdo los versos de Pessoa, casi idénticos en su lengua y en castellano: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Oh naves felices que del mar vago, llegáis en fin al silencio del puerto, después de tanto nocturno mal. Mi corazón es un lago muerto. Y al margen mismo del lago muerto, sueña un castillo medieval.</i> En el castillo están trabajando. Hasta mí llegan, hechos ritmo, los golpes de azadón. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al bajar, vemos la fachada posterior de San Juan. Tiene tres largos ventanales góticos. Alternancia pues de la luz y la sombra. Entramos en el pueblo de nuevo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En una plazuela, una fuente clamorosamente sin agua. Un rótulo modestísimo en negro que dice “casino” y al que parece le falta el ex. Un largo soportal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dos calaveras de bulto en la fachada de Santo Domingo: 1802. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O mors, o eternitas. </i>En la hornacina de la portada, esplende la Virgen con el Niño. Las ruinas de San Francisco se pierden en la fronda, tras de los muros de una “quinta” privada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos a S<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">asamón</b>, la antigua y destronada sede episcopal. Tropezamos con tres entusiastas del pueblo, sus glorias y sus restos: Javier, de edad media y buena labia; Candelas, e Isidro, más entrados en años. Isidro fue maestro, y luego puso una ferretería en Melgar, hasta su retiro. Recuerdo la ferretería paterna de Antonio Pereira en Villafranca. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Tomo nota de los datos que me aportan, dejando para otra ocasión comprobarlos. Alfonso VII, al suprimir la diócesis, concedió el cobro de los tributos reales a Sasamón- la anigua Segixama romana, encrucijada de la Vía Aquitana y otras-, para engrandecer su iglesia. O sea que después de quitarles el obispo quiso que tuvieran “catedral”, fijándola en una nómina de veinticuatro clérigos. De esa manera empezó a levantarse la inmensa iglesia, con su claustro, a la postre de Juan de Colonia. Los franceses instalaron en ella una fábrica de armas, hubo una explosión y un hundimiento parcial, y los guerreros protagonizaron la consabida segunda parte. La sacristía fue prostíbulo, y los ornamentos sagrados se cortaron para atavíos de las hetairas. El pueblo quedó casi deshabitado. De unos cuarenta bautismos al año descendió a dos. Dicen que el párroco afrancesado fue cómplice de todo ello. Andando el tiempo se reanudó el culto en una parte del templo, quedando sin uso la otra, que ahora guarda el museo. El claustro se había convertido en un palomar. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Isidro recuerda sus tiempos de monaguillo. A veces iban a buscar nidos, y cuando el cura les sorprendía, se los confiscaba y les castigaba a buscar otros para él. Él conoció aún al párroco con dos coadjutores. Recuerda la misa en latín naturalmente. Uno de los curas, ya muy viejo, tardaba mucho en cantar el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dominus vobiscum</i>, a fin de tener tiempo para curiosear en la asistencia, de extremo a extremo. Luego interrogaba en la sacristía:- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Es nueva esa rubia que había en el segundo banco?</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Algunas piezas del museo: un bastón de cofradía en forma de serpiente. Un cantoral abierto donde se lee <i style="mso-bidi-font-style: normal;">laus tua in fines terrae</i>. Una cajonería con entrepaños de servilletas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ángeles músicos en el claustro. Púlpito de Simón de Colonia. La pila bautismal, desgastadas las tallas, que acaso por eso mismo tenemos la sensación de ofrecérsenos en una entrega incondicionada. Diego, para darle la luz más conveniente, maniobra con las llaves de su coche. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Los retablos están colocados de una manera que parece exhibirnos el orgullo de estar en su casa, de haberse hecho ésta para ellos. Nos hablan de un escultor local, ya con años, que vive en el campo cercano, y ha hecho la mesa del altar, Carlos Salazar Gutiérrez (=Salagusti). Queda alguna huella del color rojo de que estuvo toda la iglesia pintada cuando se construyó. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me había acordado de Alfonso Álvarez de Villasandino al pasar por su pueblo, y en el museo me encontré una cita suya, un loor mariano. Ramón Cabanillas, con una cita en gallego muy pesimista sobre el camino (genéricamente, no el de Santiago) no tiene aquí su puesto por más que le hayan colocado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La sacristía de 1733. Una inscripción en latín: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">He aquí la en otros tiempos iglesia catedral</i>. Retratos, naturalmente de la edad moderna, de los cuatro obispos que la diócesis llegó a tener. Sobre la cajonería un retablo. La puerta que dicen de la caja de caudales, y debió serlo, pues da a una escalera que sube a una pequeña estancia, de bóveda barroca, con un pequeño cuarto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ad hoc.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Isidro nos acompaña al puente y la calzada romanos. Y al despoblado de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Miguel de Mazarredo</b>, del que sólo quedan un calvario y la portada lisa de su iglesia. Varias ojivas concéntricas, que han sobrevivido totalmente exentas. Y al fin, la ermita de San Isidro, antes de la Veracruz, construida sólo para cobijar en su interior un crucero (=Cruz de la Calzada o del Humilladero). En el brazo principal tiene enroscada una serpiente. Ello se justifica por el relato del Génesis, que es el argumento de su talla, además de Cristo y María naturalmente. Algo insospechado que me recuerda el Laocoonte. Aquí volvemos a pensar en Juan-Emilio. Isidro nos dice precisamente que en el pueblo hay dos serrerías de piedra, y canteras en sus alrededores calizos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volvemos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Hontanas, </b>para ver la iglesia por dentro. En la torre, que nos da la misma impresión que la de Rabe, se abren dos altas hornacinas muy profundas, una para la portada y otra para el reloj. Es blanca, barroca la arquitectura. El retablo mayor bien acoplado, empotrado en el ábside, ábside-marco. No nos dejan fotografiar por miedo a que haya robos en una iglesia que tanto cuidan, pero está a la vista que esta segunda parte de la frase es falsa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el pueblo, la Fuente de la Estrella, que le da nombre, con dos caños. Un albergue, con pasadizo, se llama del Puntido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En las inmediaciones de Castrojeriz, las ruinas del hospital de San Antón, de los antonianos. La carretera pasa bajo uno de los arcos de la iglesia que fue.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Conversación con Paloma, una chica rubia de Irún, muy entusiasta del Camino y el voluntariado, que estos días trabaja en el albergue instalado en esas ruinas mismas. Es una persona abierta, comunicativa, con valores. Nos dice que Irún no es demasiado vasco. Hablamos del lienzo de Zuloaga en el ayuntamiento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La colegiata de la Virgen del Manzano. Convertida en museo, aunque no sé si tendrá algún culto. Insignias de las cofradías del Corpus y de las Ánimas, además de las de San Isidro. Hilera de los ornamentos que yo conocí en uso. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Las capillas parecen haberse hecho para los retablos y no al revés. La variedad de soluciones que su colocación, conjugada con la índole concreta de los retablos mismos, da al paisaje interior de una iglesia, es asombrosa. Recuerdo aquel compañero de la Facultad de Derecho, que veía un argumento apologètico de la existencia de Dios en la variedad de los rasgos que en el espacio reducido de una cara humana hay, todos distintos salvo los de algunos mellizos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia del convento de Santa Clara está degradada. Lo que fueron retablos se han quedado en imágenes, nada más que con sus hornacinas adosadas a las paredes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino. En el alto de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Mastelares</b>, un pájaro está posado tranquilamente sobre uno de los montones de piedras de los peregrinos. Diego le consigue hacer cuatro fotos cada vez más cerca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La torre afilada de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Itero del Castillo</b>, algo desviada de la ruta. Puente sobre el Pisuerga, junto al albergue que fue la ermita de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Nicolás de Puerto Fitero. </b>Aglomeración de bodegas, a eso responde el topónimo que señala el mapa, no a un lugar poblado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nada más pasar la linde de la provincia y entrar en Campos, tres palomares juntos, distintos entre sí. El canal de Castilla. Rumor del agua en una parada a la altura de Frómista. Nos hopedamos en el antiguo monasterio de San Zoilo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Carrión de los Condes.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pero la jornada ha tenido otras evocaciones y visiones. La concha con pies y manos. Diego que a su vista ha sorprendido el secreto de Walt Disney. ¿Por qué tesoro de los atisbados ofrecían sesenta y siete quilos de oro? San Geraldo esculpido...Pero le volveremos a encontrar. Y no olvidemos la “policromía roja” que la colegiata de Castrojeriz tuvo. Mas, ¿a la puerta de qué iglesia he visto la oración del perro? “Más que los curas de Logroño...”.¿En qué lugar lo oímos y lo dejamos apuntado? ¿A propósito de qué? El imperativo de lo local se nos queda impreciso, con la sugestión del romance del conde Arnaldos, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo no digo esta canción sino a quien conmigo va</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">19 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sigue la cadena de pueblos, los pueblos que el Camino enlaza. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Itero del Castillo. </span></b><span lang="ES-TRAD">Nos recibe una de las casonas del color de las antiguas doblas. Parece que ahora sí podemos añadir castellanas. ¿O no? Sobre un bonito blasón, la tiara y las llaves de San Pedro. Ventanas enrejadas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una torre cuadrada, con sólo un ventanal, es la que da nombre al pueblo. Tiene un encanto femenino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En lo alto, cercada por un muro, la iglesia. En la torre, una cúpula con su veleta, pináculos, óculos, ventanas. El ábside no corresponde al románico, sino al gótico. Ya hemos visto otro ejemplo en el viaje. Está gastada la piedra de la portada renacentista. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Itero de la Vega</span></b><span lang="ES-TRAD">. Sobre el pórtico de la iglesia un piso entramado. Decorados geométricamente los entrepaños. Nos dicen que es el almacen del templo. Interior gótico y barroco. Sabanillas en los altares. Sepulcros. De un obispo de Salamanca, Piña, y sus padres. Fue benefactor de la iglesia, pero Diego advierte agudamente que más en la apariencia que en la solidez. La colocación de los retablos no responde a ningún plan, puede parecer casual, pero ante ella vemos demostrada la adecuación de la misma a cualquier espacio. Es el vacío el que no goza de esta virtud, sino de su contrario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vemos el rollo, que es monumento nacional. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Boadilla del Camino</span></b><span lang="ES-TRAD">. Iglesia de San Nicolás. Domina la arquitectura. Los retablos están a su servicio, pero ello no quiere decir que la sean menos necesarios. La situación es la inversa que en la iglesia anterior. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El rollo, también monumento nacional, es afiligranado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Frómista</span></b><span lang="ES-TRAD">. Otra vez ante el pastiche que es San Martín. Una iglesia románica, construida a fines del siglo XIX, con materiales de la anterior y reproduciéndola parcialmente.No entro. Le digo a Diego que la tengo ya muy vista. Me bastó con una vez. Es de postal, dice un turista asturiano. Los museos han hecho mis delicias, pero no cuando cosisten en una pieza única, como en este caso. Parece que ésta abrió la sucesión. “Dejarla como cuando la hicieron”. La pretensión tiene algo de metafísicamente imposible. Por eso esta iglesia ha salido nueva, mucho más nueva que de las manos de los que antes la habían modificado vivamente, no con nostalgias cadavéricas. Bandada de vencejos en torno. Esos sí están vivos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Santa María del Castillo está dedicada a la exhibición de un video jacobeo. El joven que nos lo explica siente la historia, tiene más categoría que el montaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">San Pedro tiene un pórtico monumental. Sobre la torre con tres ventanales, una pequeña espadaña. Cigüeñas. Escalera y coro notables. Menos esplendoroso el conjunto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el museo, la bula de unión de la Cofradía del Cuerpo de Jesús a la Minerva, y otros documentos confraternales, entre ellos uno de la Cofradía de Ánimas. Dos viejos voluntarios, muy apasionados y con sensibilidad para el arte y las mentalidades que pasaron. Uno es un ebanista retirado que trabajó en Bilbao. En un retablo de Santiago hace poco descubierto, hay una pintura en la que se arrojan unos libros al mar. De momento un enigma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Aquí, el Canal de Castilla, tiene una compuerta con cuatro esclusas. Es una alegría refrescante ver caer sucesivamente los chorros del agua. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En Frómista nació San Telmo. Por eso está hermanada con Tuy.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Támara</span></b><span lang="ES-TRAD">. La batalla de 1037, otro hito en la historia leonesa, castellana y castellanoleonesa. Aquí nació Sinesio Delgado, y tienen el original de su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Himno a la bandera. </i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En un alto, el hospital de Alfonso VII. Las limosnas de los peregrinos sirvieron en parte para levantar la formidable iglesia de enfrente. La torre hace parte de la fachada. Exagerado saliente de los arbotantes. Algunos retablos son salientes de las columnas, sin más, pero aun así se ha conseguido su acoplamiento. Otros están en capillas profundas. También los hay en la pared lisa. Todos hacen del templo una casa viviente. Al empreder el viaje no pensaba que quedaban tantos. Valiosas tallas en altorrelieve de la pila, con escenas evangélicas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Población de Campos</span></b><span lang="ES-TRAD">. El pueblo de mi amigo jesuita, Manuel Revuelta, el historiador de la Compañía en la España contemporánea, la de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pequeñeces. </i>Encontramos a un primo suyo, Tomás, a quien llama todos los domingos. Se jacta de lo numeroso de sus hermanos. Viene con una yegua y unos machos hermosos y de apariencia noble.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia tiene el pórtico adosado a la torre cuadrada. El pegote del reloj, destaca tanto ante uno de los ventanales, que uno acaba sintiéndose indulgente con él, perdonándolo cual un desenfado casero. Ya hemos visto otros casos. El retablo mayor, su restauración quiero decir, fue costeado por la madre de Revuelta. Yo tengo el ejemplar de uno de sus libros que la había dado a ella y le tuvo mientras vivió.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Villovieco.</span></b><span lang="ES-TRAD"> El pórtico de la iglesia y su templete se cruzan sobre la línea de la torre y la nave.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Villarmentero de Campos</span></b><span lang="ES-TRAD">. La chata y ancha torre a un extremo del conjunto. En la fachada una hilera de sencillos contrafuertes. Atrio muy tosco. Delante un viacrucis, nada más que las cruces talladas en la piedra. Buen efecto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Revenga de Campos. </span></b><span lang="ES-TRAD"> Mucho ladrillo en la iglesia. Planta cuadrada. También el entrometido reloj.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y al fin, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villalcázar de Sirga. </b>Recuerdo la impresión sorprendida que me causó esta iglesia al descubrirla en el viaje de Ubieto. Era domingo y estaban en misa, los hombres separados de las mujeres. Hoy hemos llegado a la comunión, y después rezaron el mes de junio del Corazón de Jesús. A Diego le impresiona su grandeza catedralicia. De la portada, hay que notar la altísima bóveda que la cobija. La profundidad de las archivoltas es bastante para que el doble tímpano lineal no resulte meramente cuantitativo, una aglomeración de motivos quiero decir. En cambio así llega a teatro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Carrión de los Condes. </span></b><span lang="ES-TRAD">Pequeños detalles. Las llaves de nuestro hotel, que es el antiguo monasterio, penden de una concha pesadísima. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Continúo leyendo la biografía infantil y adolescente de Ángel González. Todavía otra alusión a la empresa editorial que tanto valor sentimental me sigue encerrando: “Admirador hasta la superstición de la Enciclopedia Espasa” era una de las víctimas de la guerra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hemos tenido hoy un día menos animado. No ha habido cánticos en el Ranger. Pero no por desaliento. Es quizás el cansancio acumulado, el transcurso del tiempo. Mas con la seguridad de comenzar mañana con nuevos bríos, desde luego también musicales. Devanando los versos de Pérez de Ayala: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cruzan por Tierra de Campos, desde Zamora a Palencia, que llaman tierra de campos lo que son campos de tierra.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Paso una noche toledana. Me levanto varias veces para pasear. Para eso me son pintiparadas las dos alas del claustro alto, mi habitación en su ángulo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El claustro en el que Diego se ceba por la mañana. Sus delicias en el inventario de las glorias benedictinas o sea los benedictinos más ilustres esculpidos refulgentemente en las claves.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La biblioteca del Camino me trae recuerdos de Millán Bravo y sus andanzas editoriales y otras. Y de Ángel Rodríguez González, el entrañable medievalista de Santiago. El empleado, que le conoció, me dice que su viuda vive y está bien, igualmente bien atendida, preservada de la soledad. Ángel era el único profesor de la casa a quien los alumnos no apeaban el don cuando hablaban entre ellos. La primera vez que se presentó a la cátedra le encontraron demasiado joven, la última en exceso viejo. Fue preterido por un jovenzuelo que llegó con un libro bajo el brazo en que demostraba saber manejar el ábaco. Ángel era cronista de Santiago y venía a nuestros congresos. Aunque éstos son muy variopintos y el rigor científico no se puede pretender del todo en ellos, a él le complacían más que todos los demás, los de las alturas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">20 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Visita a Carrión. Ya empieza a hacérseme familiar el ladrillo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una ermita alberga el Museo de la Semana Santa. Varias tablas de los hermanos de la Veracruz, o sea su censo. Sin escatimar la tipografía. Un signo de otros, cada vez más otros tiempos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La Virgen de Belén tiene una torre tan ancha, que casi parece otra nave. Es el anticipo, más exagerado, del panorama de este lugar, reñido con las torres gallardas. A la de San Andrés la salvan los pináculos y su templete, que hace de campanario. En el interior, las tracerías barrocas nos parecen una rebelión del esgrafiado. Ayer vimos otro ejemplo. En San Julián, la torre está disimulada detrás de la nave y con no mucha más altura que ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Portada de Santiago. El relieve adquiere la suficiente viveza para llegar a teatro sacro una vez más, la representación dramática y escenográfica de los misterios esculpidos. La torre está a la medida de la calle, quiero decir que tiene la bastante altura. Pintiparado ello para su encaje en la geografía urbana, en una calle, entre dos casas corrientes. Eso tiene tanto encanto como el aislamiento y la elevación. Enfrente, el ayuntamiento ocupa un lado entero de la Plaza. Dos turistas me preguntan por Correos; hay supervivencias. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En San Pedro, han reunido su mobiliario sacro en un museo variopinto y atractivo. Hay unos ornamentos rosados, chinofilipinos. Y enmarcado en madera, enorme marco claro está, un mantón de Manila. ¡Cuánto puede sugerirnos la presencia, sin duda votiva, de esta prenda en una iglesia!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Santa María dedica su portada a la adoración de los Reyes.Fuerza teatral también. Sí, no me arredro ante el empleo del epíteto, elogiosamente desde luego. En el interior, la rebelión del esgrafiado ha llegado al románico. Muy humilde uno de los ábsides. Se piensa en la pequeña capilla que cobijará.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Leyenda de las Cuatro Doncellas, parte del tributo de cien al rey moro- ya nos salieron en Clavijo-, cuota que correspondía a Carrión, y no llegó a pagarse porque, llegado el momento, cuatro toros bravos acometieron a los enviados para su cobranza.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la plaza inmediata, un monumento a la Inmaculada erigido en 1905, por el cincuentenario de la definición del dogma. Pensamos en 1954 y 2004.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Iglesia de las clarisas. Me quedo con la Virgen del Consuelo, pequeñita, ocupando sólo una mínima parte de su retablo dorado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino. Del monasterio de Santa María de las Tiendas no queda nada. Nos dicen que el propietario vendió hace poco los últimos ladrillos. De <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Benevivere</b>, poco blindado para ser dominio particular, una pared con dos puertas, una espadaña, un arco con blasón. Cerca una piedra señalando la Vía Aquitana, de Burdeos a Astorga. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Calzadilla de la Calzada. </span></b><span lang="ES-TRAD">Adobe en las casas. Le iremos viendo encofrado, revestido, en bloques. La iglesia de ladrillo tiene planta de cruz latina. Diego recuerda a su vista las barrocas de la campiña segoviana, si bien ésta puede ser neoclásica, ya que este plano se mantuvo al cambiar el estilo. Pero entramos y comprobamos que el interior tan barroco como humilde es. La espadaña es un minúsculo agujero. Santos ingenuos. El Niño de la Bola vestido de terciopelo. Una Piedad muy vigorosa. Una virgen atribuida a Juni, que dicen es réplica de otra que hay en Veruela.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Alto en la villa romana de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Quintanilla de Tejada</b>. Como siempre, me gustan estos mosaicos. Al que tiene una cabeza femenina le llaman Leda. Pero a mí no me habría recordado la poesía de Rubén, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">entre los blancos muslos de Leda.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ledigos. </span></b><span lang="ES-TRAD">El retablo dorado equivale al marco de un Santiago vestido de caballero del Seiscientos, el más grande de los cuatro que hay en esta iglesia, los otros tres representantes de los distintos aspectos de su iconografía. Humildad clasicista y neoclásica en los demás retablos. La Virgen de Vallejada traída de una ermita arruinada. Se han desquitado en las tracerías barrocas de las capillas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me dicen que se saca en procesión un Corazón de Jesús, que hay en la nave. Muestras de estas supervivencias devocionales, las vamos viendo a lo largo del viaje. Una Virgen del Rosario, de Olot, lleva dos, uno en manos del Niño. El muchacho que nos enseña todo nos explica lo que es un confesonario, cual si fuese algo desconocido o exótico. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Terradillos de Templarios</span></b><span lang="ES-TRAD">. La torre tan humilde como el resto de la iglesia, pero digna. Techo plano. Retablos actuales, que imitan las consabidas maneras. El mayor, clasicista. Doseles neogóticos. Una cruz de madera conmemorativa de la santa misión de 1906.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino. Junto a la flecha y la concha, este deseo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Buen camino, srta. Alicia.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Moratinos</span></b><span lang="ES-TRAD">. Al aproximarnos, casi la tierra oculta las casas. Pero han aprovechado el pequeño cerro al lado para hacer sus bodegas. La torre que antecede a la iglesia es su única fachada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se para Diego para fotografiar dos palomares. Uno está hundido, lo que permite captar su radiografía. Son redondos, pero distintos de los de allá, con el tejado hacia dentro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">San Nicolás del Real Camino</span></b><span lang="ES-TRAD">. Espadaña curvílinea en la iglesia. un tejadillo hace las veces de pórtico. La levísima elevación sobre la nave para la media naranja, denota la índole achatada de ésta. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ya a la vista de Sahagún, nos desviamos para ver el puente, junto a la ermita de la Virgen del Puente precisamente. La espadaña estrecha se yergue. Pero visto el conjunto de frente, nos parece como la caja de una imagen de las visitas domiciliarias que pasaron. Muchos años después me las recordó un sello de Mónaco.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">21 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Amanecemos en Sahagún. Desde la llegada, el lugar me ha parecido más atractivo, menos amorfo que Carrión. La luz es buena cuando salimos del hotel. Retrasamos el desayuno para que Diego fotografíe algunos exteriores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Asomando sobre los tejados inmediatos de un rincón que nos sale al paso, una torre de ladrillo y una espadaña de piedra. Ésta tiene dos pisos de campanas. Enseguida voltean. Deben ser las benedictinas que llaman a la misa dominical. Pero ese detalle de los dos campanarios me ha recordado Sepúlveda, el cambio de paisaje a cada paso que se da.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">San Tirso. Iniciación al románico de ladrillo que nos espera y del que ayer tuvimos la primera muestra en la Virgen del Puente. Sobre el ábside central, la torre es una alegría ajimezada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Continuamos el recorrido urbano. Dos espadañas son esta vez el campo óptico del transeúnte que mira al horizonte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Todavía son nobles las escasas ruinas del monasterio benedictino masculino: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Domnos Samctos </i>o Facundo y Primitivo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La torre de San Lorenzo es abultada, con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">embonpoint. </i>Avanza su centro en medio del pórtico corrido. Hay además una espadaña. Pero es la torre lo que nos inquieta. Tiene muchas ventanas. Estamos seguros de que nos mira. Mas, ¿de quién son sus ojos? ¿Qué nos quieren decir? En los ábsides otro festival, el de las arquerías. Tiene una herradura incipiente, aunque Diego observa que se ha buscado con artificio. Por lo tanto no hay base bastante para su diagnóstico, mozárabe o mudéjar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me asomo a la pequeña iglesia donde las benedictinas están cantando la misa. Luego entramos en San Juan de Sahagún. Alzado barroco y dignidad neoclásica de sus retablos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Enfrente, la Trinidad se ha convertido en albergue. Una vieja nos da conversación. Lamenta no saber idiomas para contestar a los peregrinos. Dice que sólo debía haber una lengua.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En su monasterio, nos recibe y atiende la abadesa benedictina, Anunciación Ríos Herrero. Al presentarme yo, extrema las amabilidades. Nos regala el librito sobre las mujeres de Alfonso VI, y siente no poder obsequiarnos con dulces porque se terminaron ayer. El retablo no se construyó para el espacio del ábside, pero su encaje es perfecto.Su dinamismo barroco ha llegado literalmente a la movilidad. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Los dos sepulcros al fondo, uno de Alfonso, y el otro de Inés, Constanza, Berta y Zayda, no pueden ser más sencillos. Sendos bloques lisos, sin siquiera inscripción. Pienso en la tolerancia que implica la admisión de Zayda, aunque el texto pone en duda si fue o no esposa legítima. Me acuerdo del jesuita leonés Miguélez, el de Formosa, donde vivía con los malayos en las montañas, su comentario sobre la rigidez del derecho matrimonial de la Iglesia, que acataba pero como al misterio de la Trinidad, tan incomprensible, aunque él se refería a la indisolubilidad. Mi condíscipulo el auditor de la Rora Romana, Serrano, lo ha tratado de amortiguar con manga tan ancha en las adulaciones que hay quien dice habría sido capaz de disolver las bodas de Caná.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el museo la custodia de Arfe, que fue de las monjas, hoy es propiedad del ayuntamiento. Y sale en el Corpus. La forma queda exenta, plenamente visible, pintiparada como reafirmación de la presencia real. La imagen de la Virgen Peregrina, obra sencilla, un equilibrio logrado entre lo natural y lo sobrenatural. Una representación bordada suya, en traje de mejicana. El sepulcro del monje Burgos, que tuvo una escuela de canteros: Juan-Emilio otra vez. La placa del horno, de fundición inglesa, con las armas de Felipe II y María Tudor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Entramos en la hospedería. Está a un lado de la capilla. Al otro lado, el albergue de los peregrinos. A éstos no se les pide nada, y echan sus contribuciones voluntarias en un cepillo, sin publicidad. Se invierten en el albergue mismo. La abadesa está contenta de esta obra. Nos enseña el texto de la bendición que se les lee, una fórmula irlandesa muy bella que implica a la tierra y la lluvia, a la cual ella ha añadido la muy breve de Aarón. Nos enseña también el libro de firmas, que fotografiamos por varios parajes. Nos cuenta de un peregrino que, al encontrarse a sí mismo en el camino, rompió a llorar y entonces sintió la necesidad de proseguirle en soledad. Llega la priora, Consuelo, más entrada en años. Me fotografío entre las dos. Son once en la comunidad. La abadesa la más joven.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La abadesa nos cuenta que Sahagún fue un foco de resistencia en la guerra. Hubo entonces gentes con bidones de gasolina dispuestas a quemar al cura con las monjas dentro. El alcalde les propuso hacerlo primero con San Juan y la Peregrina. Al negarse, encontró argumento para salvar a las benedictinas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Luego fue fusilado. Las instrucciones de Mola no estaban para bagatelas sensibleras No sé si admitían alguna excepción privada, como las de Queipo de Llano en Sevilla. Unos paisanos, de su pueblo vallisoletano fueron a verle allí, para lo que tuvieron que dar la vuelta por Portugal, y así evitaron unos fusilamientos. “En mi pueblo penas de muerte no”. Lo que sí consta en la historia sin más es que para Franco no había edsa excepciones particulares. Ante situaciones como ésa, su respuesta era que él no podía ocuparse de asuntos personales. Así le contestó a Paul Claudel, cuando le pidió que intercediera por su hijo Pierre, prisionero en Alemania. La propaganda del poeta en favor de la “Cruzada” no fue bastante para tentarle con la debilidad de una excepción. Pero ante la grandeza del Caudillo Claudel no se enfadó, acaso estimó que la respuesta manifestaba un espíritu de justicia inconmovible. Al Congreso Eucarístico de Barcelona vino con un libro dedicado a él. No sé si tuvo ocasión de doblar ante él personalmente el espinazo o hubo de conformarse con dar el regalo aun subalterno. En cambio si se ocupaba de asuntos personales un hombre a él muy allegado, su hermano Ramón. En su hora de gloria, la travesía atlántica del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plus Ultra</i>, pidió al Rey el indulto de un legionario del Ferrol condenado a muerte. Consumada ya la empresa, al felicitarle el monarca, incluyó en su mensaje la noticia del indulto. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino. Puente sobre el Cea y ermita de la Virgen del Canto. Un crucero nuevo. Se recuerda la Vía Trajana. Un corral bajo, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Payuelos. </b>Caserío de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Valdefocajos</b>. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Calzada de Coto</b> nos encontramos la vía romana a la que el pueblo debe su nombre y que se anuncia a la entrada. Recuerdo que en ese pueblo vivía el exclaustrado que hizo los últimos calendarios litúrgicos de la Congregación benedictina de Valladolid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Calzadilla de los Hermanillos</b> también hay un crucero moderno. El pueblo tiene un despliegue anchuroso. Por eso puede haber una ermita, la de la Virgen de las Angustias, en medio del casco. La torre de ladrillo tiene un ventanal bajo el campanario y dos en éste. Palomas en él. Esta vez dudamos si esos ojos nos dicen algo enigmático o son la última mirada de un agonizante. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">El Burgo Ranero</span></b><span lang="ES-TRAD"> nos sorprende con rejas en los ventanales de su torre. Vueltos a Calzada, los ventanales de la suya ahora parecen sonreírnos con indulgencia, de vuelta de nuestras debilidades. El pórtico corrido, con bancos adosados, tiene sus anchas arcadas abiertas sólo en la parte superior. Anticipo de la gracia penumbrosa de la misma iglesia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nuestra Señora de Perales, la ermita en el Camino, es un rectángulo con su espadaña. Cantos rodados en su pared. Pasamos la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Granja de San Esteban </b>y llegamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Bercianos del Real Camino. </b>Nidos de palomas en su iglesia arruinada. Ermita de San Roque.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Camino ha sido desviado, y se han plantado todo a su largo plátanos de sombra que van creciendo. Una hilera vital para los peregrinos. Diego fotografía un tren que pasa debajo. Muy distinta su estampa de la tremenda solemnidad ferroviaria que cantó Sánchez Mazas, en los días del vapor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villamarco</b>, las ventanas apuntadas de la torre sólo quieren ser eso, la respiración de las campanas, sin ningún mensaje añadido. Están contentas con prolongar visualmente el júbilo de su acústica. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Reliegos. </span></b><span lang="ES-TRAD">A la entrada nos reciben tanto el espectáculo de las casas como el de las bodegas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia, también del siglo XX, no tiene ni siquiera espadaña. Sólo la única campana. 1902 leemos, pero la nave parece medio siglo más moderna. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Atravesamos la vega del Esla. Alegría de cigüeñas en el monasterio de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Gradefes. </b>Delicioso el claustro doméstico, el encanto de lo pequeño que también puede tener el románico. En el cementerio de las monjas está recién cubierta la tumba de la última difunta. La monja que nos atiende es poco expresiva. Estuvieron unas postulantes peruanas que duraron poco. “Eran de papá y mamá”, incapaces de soportar la vida fuera de su ambiente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Comprendo la hermosura de la iglesia, su girola sobre todo. Pero la falta de retablos me hace sentirme fuera de lugar y triste. Como hay abundancia de sepulcros me parece estar en un cementerio contemporáneo. Diego me señala los ojos azules de la Virgen. Conchas en el escudo. Ya en marcha el coche, ve otra. “Una concha como un sol”, dice al parar para fotografiarla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Miguel de Escalada<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, </i></b>la extrañeza de la herradura en un monasterio cristiano. Al fin y al cabo las supervivencias del arte visigodo son tan pocas que no es posible la familiaridad con su dato histórico anterior al islam. Norberto, el joven que nos atiende, ha estudiado en León. Conozco a bastantes de sus profesoras. Me dice que saca los libros de la biblioteca de cuatro en cuatro, de temas muy variados, incluso los que ahora resultan raros por distantes. Le comento la creencia arraigada en España durante la segunda guerra mundial de que su desenlace iba a repercutir aquí. Me dice que, a la luz de sus lecturas, ello le habría parecido natural. Es curioso que aquel espejismo se mantenga en los que no lo vivieron.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">22 de junio<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Mansilla de las Mulas</span></b><span lang="ES-TRAD">. Recuerdo del aula perenne de literatura, la que en mis soledades me acompaña siempre, a la caza de un lugar prestigiado por un escritor o por una obra. A Mansilla ahora se la recuerda cada vez más, por mor de la moda, como escenario de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La pícara Justina. </i>Recuerdo también de los veterinarios de la promoción de Molinero, nuestro arqueólogo, con los que hice un viaje en un aniversario suyo. Los que habían estudiado en León aprendieron a bailar en este pueblo. Eran los días de Alfonso XIII. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Entramos por el arco de Santa María. Buen inicio. ¿Entraremos alguna vez por el Arco en nuestra mutilada Sepúlveda? La ermita extramuros de Nuestra Señora de Gracia. Roja y blanca, muy blanca y muy roja, es galana y airosa. Me recuerda el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dolce stil nuovo</i> de la música sacra, del que me llegaron los últimos ecos vivos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Torreones dispersos en el nuevo caserío, alguno cual si fuese adorno de un chalé. El imperio de los cantos rodados en los lienzos que quedan de la muralla. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El convento de San Agustín es la sede del Museo Etnográfico, cerrado hoy lunes. Una sencilla portada renacentista y calaveras en los medallones. La puerta de Santiago y la iglesia de Santa María, con una torre a la medida de la geografía urbana circundante, como si sus campanas fueran llamando, aunque sin moverse, muñidoramente, casa por casa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">También en el interior del templo se nota la convecinalidad, pintiparada se nos antoja la identidad parroquial, por la fluida comunicación entre las naves barrocas, la naturalidad de la colocación de los retablos. Una sabanilla de altar repite el motivo de Jesús con la cruz a cuestas. Una igual tuve yo a la vista muchas horas y muchos días, cuando era monaguillo, en uno de los altares donde ayudaba, no recuerdo en qué iglesia de Sepúlveda, incluso no descarto que fuera en la de Cantalejo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me fijo en el nombre de un reciente difunto, que leo en una esquela, repetida por doquier, Heradio. Ayer vi la placa de un Enedio. Mi antecesor granadino en la notaría de Salamanca, el melómano Espina Manzano, que había conocido a García Lorca, se propuso hacer una lista de los nombres raros que le salían en la clientela y el protocolo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La torre de San Martín, hoy Casa de Cultura, es más alta. Y sin embargo, por su colocación recóndita entre la vecindad circundante, parece ser sólo de su rincón. Hicimos una cuestión de pundonor buscarla, aunque luego sólo la portada, por otra parte bien sencilla, mereció la cámara, una de las cámaras de Diego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino. Los cimientos de la Lancia romana. El gran monasterio de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sandoval</b>. La cabecera es un modelo románico, pero más alta, y desde luego superior a esa tarjeta postal que es Santa María de Frómista. Una de las portadas exhibe el júbilo de los ángeles músicos. Lo que vemos del interior, polvo y ruinas, almacén de imágenes, antología de las herencias disipadas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sigue la sarta de pueblos. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villamoros de Mansilla</b>. Una casona. La iglesia con su torre mínima, pero felices, apuestas, seguras las cigüeñas en su sitio. A su hora, como en aquella poesía optimista de Jorge Guillén. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Puente de Villarente</b>, el que le da nombre, ingente que le dijo Aymerico Picaud. Y lo es. Formidable su hilera de estribos. Un crucero llamativo, la sorpresa ingenua en el dolor del crucificado, hasta la incapacidad para entender la presencia del mal en el mundo, la entereza en cambio de la Virgen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Valdelafuente</span></b><span lang="ES-TRAD">. Un nombre de repoblación, como tantos otros en nuestro país. Una ermita.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Trobajo del Camino</span></b><span lang="ES-TRAD">. La iglesia de San Juan Bautista se despliega todo a lo largo. Como si no pudiera deparar ninguna sorpresa su interior. Está cerrada. ¿Mejor adivinar que ver? En la ermita de Santiago, el techo plano de madera de la nave de los fieles, y la separación natural del espacio abovedado del presbiterio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego sufre por la necesidad de trabajar atravesando la carretera, en tramos del camino peligrosos y densos de accidentes. Nos hablan de la muerte reciente de una italiana, ciclista, peregrina con su marido que quedó maltrecho. Algo a tener en cuenta, muy en cuenta, en futuras desviaciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por cierto que vamos viendo y nos van hablando de las guerras de la flecha amarilla. Hay lugares de las variantes que se disputan encarnizadamente su señalización.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia moderna de la Virgen del Camino, del arquitecto dominico Coello de Portugal. A su vista, Diego está seguro ser el mismo de su colegio marianista de Madrid, aunque luego comprobó que no era exacto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Valverde de la Virgen</span></b><span lang="ES-TRAD">. Campanas y cigüeñas en la espadaña. Una fachada acogedora, de fiesta sana. Las cigüeñas también aquí muy seguras de sí. Observan en torno. ¿Custodias del lugar? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Miguel del Camino </b> a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villadangos del Páramo</b>. Huesos humanos alternando con los cantos en el suelo del pórtico. Tremendo el Santiago ecuestre del retablo mayor, como si cargase contra nosotros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Amables las gentes que nos van enseñando estos pequeños templos. Ante la fotografía de uno de los recientes beatos de la guerra civil, natural del lugar, nos dice la señora de turno. por cierto viajera, lectora, espabilada, que son tantos y tantos aquellos muertos...como su padre que murió después de la contienda, pero definitivamente inutilizado en ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Fresno del Camino</span></b><span lang="ES-TRAD">. Balcón y tejadillo en su espadaña. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Oncina de Valdoncina</b> se trata de toda una galería. La iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Chozas de Abajo</b> es novísima. Hay hasta obscenidad en las campanas que se exihiben casi al alcance de la mano dispuestas en una armadura metálica que antecede al templo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villar de Mazarife</b>, a la entrada, un mural jacobeo. Alto muro de canto y ladrillo rematando la espadaña de la iglesia. Dos campanas y un campanillo. Tres cigüeñas. La misma separación que vimos atrás entre la nave y el presbiterio. Marcos más bien, pero por eso espléndidos en su género, los dos retablos laterales. Santiago peregrino en el mayor. Su leyenda y la imagen de San Froilán en las pinturas en torno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villavante</b> hay una escuela de campaneros. El campanillo, sobre las dos campanas, vuelto hacia arriba, del revés. Y como adosada otra iglesia, también con su pórtico y espadaña, y campana, un saliente. 1698 y un corazón toscamente labrado. La piedad barroca pues.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Astorga</b>. El Hotel Gaudí. Mi balcón está enfrente de un restaurante de luengas mesas. Pero la catedral y el palacio episcopal me abren paso. La ermita que hay junto a aquélla en primer plano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Presente en mi memoria viva su cronista Luis Alonso Luengo. Me tomó un cariño por mi parte inmerecido. Sólo era unos pocos años más joven que mi padre. Mi vida y el enfoque de su fin serían ahora mucho menos ásperas de contar aún con su tertulia en la Casa de León. Se jubiló de magistrado del Supremo, pero sus delicias estaban en la radio, la literatura- el saber tintado de imaginación- y Astorga.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">La ciudad entre mí</span></i><span lang="ES-TRAD"> se titula el libro de sus crónicas, las “astorganas de su tiempo”: todo el paisanaje pasando a diario por la calle de Postas, el Casino, las tertulias, el Hotel Moderno, el teatro al que dedicó un libro aparte. ¿Por qué se llaman imperiales esos bizcochos de La Bañeza¿ ¿Por qué en el cocido maragato la sopa se come al final? ¿Y quién duda de que Poncio Pilatos fue gobernador de Asturica Augusta? En cuanto al priscilianismo, ¿qué tiene exactamente que ver con las morcillas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pocas gentes han gozado en su ciudad de tanto prestigio como él. Aunque en sus años juveniles estuvo a punto de ser excomulgado. Por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Guía sentimental</i> que escribió con Leopoldo Panero y Ricardo Gullón, dando noticias de piezas artísticas diocesanas escondidas, que pudieron fotografiar subrepticiamente, aprovechando estar Su Ilustrísima de vacaciones. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdo unos días que pasé en su casa, mediado agosto. Salió a esperarme al autobús con el viejo canónigo historiador, Quintana, y el joven clérigo, su sucesor natural, aunque no lo acabó siendo y se fue de archivero diocesano a Orense, Miguel-Ángel González García. En casa de Luis, yo madrugaba y subía a una terraza. Desde ella podía contemplar el panorama urbano. Y en el cuarto aledaño había una biblioteca olvidada que hacía mis delicias de curioso impenitente por su generosidad en evocaciones tan recónditas como para mí cercanas. Títulos, por ejemplo, como éste: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Velada literaria en honor de Enrique Gil y Carrasco, insigne escritor y poeta leonés, hijo de Villafranca, celebrada en el Teatro Villafranquino en la tarde del 17 de septiembre de 1924.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">23 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Martín del Camino</b> proseguimos el Camino. No es posible esta vez evitar la cacofonía. El pueblo tiene una iglesia de 1963 que ha salvado alguna huella clasicista en el retablo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mientras que en la de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Puente de Órbigo</b>, las cigüeñas desbordan júbilo en la espadaña. Sobre el río Órbigo nos parece haber dos puentes formando ángulo, pero es uno solo el que une este lugar con <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Hospital de Órbigo</b>, con su torre al otro extremo, tras amplias explanadas. Es una alegría el río que corre y suena. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El pórtico de la iglesia es por su parte un júbilo de ventanas vacías. Está cerrada y envidiamos su sombra. Sendas orlas con los retratos de dos obispos de la edad contemporánea, uno de mis días, el de Málaga, Balbino Santos Olivera. Debieron ambos ser bautizados en esta iglesia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A través del páramo que los regadíos han convertido en vergel: trigo, cebada, girasol, maíz, remolacha, patatas, el lúpulo sostenido en cañas. Un viejo campesino agradece que nos interesemos por estos detalles. Se queja del escaso precio a que se vende el fruto de la tierra, de manera que él tiene que vivir de la pensión. Sólo el lúpulo se paga bien. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerda sus otros tiempos, cuando el baile duraba de tres de la tarde a once de la noche. Ahora a las once es cuando tiran los cohetes para anticipar su comienzo a las doce. Su padre le daba los domingos un duro, hasta que se casó. El baile valía tres pesetas y había que estirar las otras dos. Sostiene la sinrazón de que entonces no se bebía ni había vicios.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Villares de Órbigo. </span></b><span lang="ES-TRAD">Es el pueblo de los ajos. Como en la tierra zamorana Santa Clara de Avedillo y Fuentes Preadas. Y los del aguardiente Villar del Ciervo y Narros de Matalayegua. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Está abierta la iglesia. Visto de lejos, el Santiago matamoros parece un peregrino ecuestre. Muchas molduras. Nos la enseña una persona de sexo indefinido, aunque luego nos parece ser hombre por alguna desinencia de su conversación. Nos dice que en el pueblo habìa muchas capillas, pero todo desapareció con Napoleón, y por eso se trajeron a este templo imágenes salvadas de aquéllas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Él ha hecho el Camino cuatro veces. Dice que engancha. Uno se aleja de la agitación del mundo actual. Y es una delicia oír a tantos peregrinos con ganas de hablar. Aunque reconoce que hay el peregrino deportista, por ejemplo esos ciclistas maratonianos que sólo tienen tiempo de pedalear, o los indiferentes al Camino mismo, sólo interesados en llegar a la meta sin ver nada ni cambiar impresiones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Santibáñez de Valdeiglesias. </span></b><span lang="ES-TRAD">Nos recibe una casa con ventanas azules, de la arquitectura popular que vamos viendo en esta tierra. En la espadaña de la iglesia, el ladrillo se muestra recio sobre la pared de argamasa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">No conseguimos ver ningún abejarruco, aunque sí un cernícalo en torno, pero Diego está seguro de su presencia, al pasar junto a unos taludes horadados de arena. Nos encontramos un rebaño de ovejas merinas recién esquiladas. El pastor trae en brazos un cordero acabado de nacer. Luego le vemos intentando mamar de la madre. En un despiste por el movimiento de las otras reses, el animalito se acerca a nuestro Ranger en busca de leche. El pastor nos comenta su superioridad sobre los neonatos humanos. A las pocas horas será capaz de volver solo a casa. También se queja de los precios. El esquileo le costó mil euros y por cada cabeza sólo le dan doscientos. Nos dice que ya no queda trashumancia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pasamos el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arroyo del Valle de la Calzada</b>. Detrás de un crucero, el inicio del camino empedrado que baja a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Justo de la Vega</b>. Se nos aparece Astorga y detrás la cadena de los montes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia de San Justo es del año 1967, y de 2003 las pinturas del retablo, obra de un artista local.El juego de alturas en la cubierta está logrado. No voy a decir nada de las vidrieras geométricas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos quedamos en esta jornada con unos nombres de calles tan sorpendentes como ejemplares: del Viento, del Aleluya. Y el recuerdo del fundador de la Universidad de Santo Tomás de Manila. Nos anima ver en los indicadores el número de quilómetros que nos faltan para Compostela. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otra entrega televisiva de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Señora.</i> Pero me resulta demasiado cruel un episodio y decido no ver las sucesivas. Este infantilismo me anima. Es un síntoma de la supervivencia de algún aliento juvenil. Para ello la capacidad de lector o espectador de novelas es una buena piedra de toque.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">24 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">No se ha oído ningún rumor de noche sanjuanera. Diego madruga para su repesca fotográfica. Desayunando en el hotel, oí que preguntaba una linda camarera a un señor de la ciudad: -Don Francisco, ¿a quién le importa eso más que a usted? Me pareció dirigirse a mí, naturalmente. Pocas veces habría tenido nadie tantos motivos para hablar así a alguien.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mi sorpresa en la ciudad episcopal es el reencuentro de mi capacidad para el asombro. Fotografiamos capillas de cofradías: el Desenclave, hermanada con una de León; la Veracruz, los Caballeros del Silencio, la Cena. Astorga me parece más sugestiva, y más hermosos sus detalles que las veces anteriores. Por ejemplo, la portada de la catedral. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego se ceba en ésta con sus cámaras y el trìpode. El sacristán, Alfredo, es de Estebánez de la Calzada, el pueblo del cronista, Martín Martínez. Está orgulloso de las glorias diocesanas. Nos abre un momento el coro, que continúa en su sitio, en el centro de la nave. Cuando ya los canónigos no le usaban, se abrió al público, como el de Segovia, hasta que robaron una misericordia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Tumbas: la del obispo Grau, el rey mago que echó a Astorga lo que nunca se habría atrevido la ciudad a pedir a ninguno de los tres, el palacio de Gaudí, ni en sueños siquiera; la del obispo Briva, “alto y cardenalicio, intelectual y popular” en la definición de Pereira; las de las tres enfermeras asesinadas durante la guerra en Somiedo. Algunos documentos y piezas del Museo me le muestran también más rico de lo que yo recordaba </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el Museo Romano, una novedad para mí, las inscripciones funerarias de un soldado que tocaba la trompeta y de un “gramático”. Recuerdo epígrafico del reciente bimilenario y del hermanamiento con las otras ciudades augustas: Mérida, Zaragoza, Braga y Lugo. Yo tampoco conocía el nostálgico y dulce Museo del Chocolate.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ante el Palacio de Gaudí, recuerdo aquel torreón del palacio episcopal de Senlis, cerca de París, que me pareció responder a la etimología griega de la palabra, episcopo, el que otea lo que hay en torno. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dejo en el ayuntamiento una tarjeta al alcalde Perandones, y Diego tendrá que volver mañana a mejor hora para otro foto de los maragatos del reloj. Esta mañana tampoco vino contento de la tomada a Pedro Mato en la cúspide de la catedral. Recorremos también lo que queda de las murallas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos abrieron en el Palacio de Gaudí media hora antes que al público. Como me ha ocurrido con los otros monumentos astorganos, incluido el ayuntamiento barroco, también he valorado más la sugestión de éste. La luz del interior, combinada con el aislamiento total del entorno, a través de la policromía del vidrio en algunas estancias, roza lo mágico. A Diego le parece más el palacio de un rey medieval que de un obispo del siglo XIX. Don José, el canónigo director, nos pondera ser la última obra en piedra, antes del imperio del hormigón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En cuanto al contenido, el llamado Museo de los Caminos no tiene de tal sino la planta baja. Las superiores vienen a ser una ampliación del diocesano. El sòtano es el de la historia religiosa de la comarca, de y antes del cristianismo. Tiene piezas muy valiosas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Desacorde Gaudí con los que tomaron las riendas al morir el obispo Grau, no terminó la obra. Uno de los arquitectos que la remataron fue Guereta, el padre de aquel curioso vecino de Sepúlveda, el médico Miguel Guereta García-Benito.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Éste apareció un buen día de la postguerra por Sepúlveda y fue muy bien acogido. Le gustó el lugar y se instaló en la Fonda de la Luisa. Decía estar desterrado por izquierdista, pero luego se empezó a rumorear que había otros motivos, irregularidades profesionales, tales como abortos. Pasaron los años y cada vez su situación era peor. Se iba cansando la gente de invitarle o sea de mantenerle. Llegó a pasarlo mal. Estaba divorciado y tenía poco contacto con sus hijos. Salió tardíamente un juicio que tenía pendiente por falsificación de recetas y estuvo en la cárcel algún tiempo. Se pasaba la vida de taberna en taberna aunque sin beber demasiado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hablaba con admiración de su padre, que hizo una capilla en su casa de Santander para que pudiera celebrar cuando iba a verle un amigo arzobispo de Santiago. Los falangistas cogieron los ornamentos que había y se los llevaron al cura. Cuando a éste se los reclamó la familia, les respondió que sabía eran suyos pero no podía devolvérselos sin la autorización de quienes a él se los habían entregado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Miguel decía que Sepúlveda era un oasis en Castilla, pero añoraba el paisaje atlántico de su tierra. Empleaba algunas palabras propias, como cufolia y escotofia para las chicas. Se acordaba de un marinero que siempre hablaba en tèrminos marinos: “Parece que ha habido que reforzar amarras”, al ponerse el jersey de invierno; “llenámele hasta los imbornales”, al pedir un vaso de vino. Mis tiempos de la Sepúlveda pasada por vino, más de noche que de día. Largas, largas horas en la taberna de Farias. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En Sepúlveda Miguel sólo clandestinamente visitaba a algún enfermo amigo. De los médicos sólo tenía una relación cordial con Tiburcio Alonso, el alcalde que fue destituido por no acudir a Segovia en una visita de Franco para no desatender a una enferma grave. Otro médico, Cabrerizo, denunció a Miguel condicionalmente al enterarse de una de esas visitas, por posible ejercicio ilegal. El juez, Bernardo Álvarez, tremendamente serio, pidió al denunciado sin agobios que le justificara tener el título, pues las cuestiones del Colegio de Médicos no eran asunto suyo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un episodio de la cotidianidad de aquellos tiempos: Estaban unos cómicos en Sepúlveda. En un intermedio, dialogando con el público, pidieron que alguien dijera el número de un tranvía de Madrid. Un espontáneo intervino. Miguel propuso una alternativa:-O el 61. A la salida la pareja de la Guardia Civil le detuvo. Pasó la noche en la cárcel. Al dìa siguiente el capitán le preguntó el motivo de haber elegido ese número. Miguel contestó que era el que más tomaba cuando vivía en Madrid. El capitán le replicó- Pero también es el número que va a Porlier. Ésta era la residencia benéfica de la calle de Torrijos, frente a la casa de mis tías, entonces convertida en cárcel. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin se fue a ejercer a un pueblo. Antes me dijo que iba a hacer una medicina de jornalero: -¿Le duele el estómago? Tome servetinal. Murió pronto. No hace mucho, en el programa de Loles Díez Aledo en Radio Nacional, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Club de la Vida, </i>una chica pedía datos de un abuelo arquitecto sobre el que intentaba hacer una tesis. Yo estuve seguro de ser sobrina nieta de Miguel. Me puse en contacto con ella. Nos vimos una vez en Madrid. Por mí se enteró de que su abuelo, un hermano radiólogo de Miguel muerto joven, había sido de izquierdas. Después la llamé y me dijo que había dejado el proyecto. En Teruel, los arquitectos a quienes hace poco vi en el Congreso de Cronistas Oficiales, valoraban la restauración de las torres que Guereta había hecho. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Compramos chocolate, protegiéndole con una bolsa térmica de los rigores del viaje veraniego. Intentamos ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El faro Astorgano</i>, mi periódico. Pero se ha trasladado al centro. Su local en la calle de la Prensa Astorgana está en alquiler o venta. Ya se nos hizo tarde y proseguimos el Camino. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ayer tuvimos una grata cena con el cronista y su mujer, Gema. Se habló un poco de todo. Nos enteramos de la relevancia que en el fomento del Camino tuvo la labor del cura del Cebreiro, Elías Valiña, a quien yo sólo conocía por figurar en la bibliografía jacobea, sin saber que se lanzaba con su pequeño Citroen, Europa adelante, heraldo de la peregrinación. Recordamos al arriba citado Augusto Quintana, el erudito canónigo asturicense, tío de Gema. Pasando una vez por Sepúlveda, donde no me encontraron, vieron mi casa, Santa Escolástica, de lejos. Estuvo atinado don Augusto al parecerle una locura. Es duro mantener la antorcha encendida cuando tantas gemelas se han apagado ya, y la propia supervivencia puede reflejarse en el almanaque como una prolongación obscena.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el término de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Valdeviejas</b> la ermita del Ecce Homo, que tiene en su interior un pozo donde tuvo lugar el milagro del niño salvado de morir en él. Ahora está tapiado, pendiente de unas obras. Vamos viendo piedra en las construcciones de estos pueblos, una novedad. Atractiva una galería de madera. La piedra oscura de la espadaña la da empaque. Su balcón llega a templete. Las cigüeñas se conforman con uno de los lados.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En cambio, estas aves en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Murias de Rechivaldo</b>, se han adueñado de todo ese espacio. Se las nota el aplomo. Hay una escalera exterior y también un balcón. Unos postes sotienen el pórtico. Pueden parecer monótonos estos datos, pero cuando las iglesias están cerradas no es posible ofrecer mucha variedad. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego me señala una piedra erguida en el punto del tejado donde se juntan las aguas. Me dice ser característico de la tierra de Mondoñedo. Otra llamada pues de Galicia.¡Mondoñedo, en la botica recetas de la fantasía de Álvaro Cunqueiro!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A la entrada de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Santa Catalina de Somoza</b>, un hombre está talllando un bordón. Se llama Bienvenido. Nos cuenta su historia. Tenía allí un puesto donde vendía conchas, otras menudencias y también sus propios bordones. Pero le denunció uno de sus vecinos, aunque en el pueblo sólo son veinte habitantes, y hubo de dejarlo, ante el temor de perder su pensión, pues tiene setenta y cuatro años. La policía local tampoco le dejó ofrecer esos artículos por la voluntad del adquirente, que a veces era superior al precio fijado. La policía nacional le aseguró su permanencia en el lugar, sin poder adentrarse en la otra materia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el pueblo vemos un busto del tamboritero de la maragatería, Aquilino Pastora. La iglesia cerrada tiene las fechas de 1708 y 1982. Los volúmenes ofrecen un cierto juego al exterior, pese a sus escasas dimensiones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El Ganso</b>, es alto el tejado del balcón de la espadaña. Llega a la solemnidad. Leemos también una fecha, 1605. Las dos cigueñas nos parecen arrullarse. Hay un reloj de sol<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llegamos a mediodía y con pleno sol a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Castrillo de los Polvazares</b>. Se saborea el encanto del pavimento que se ha conservado de cantos y piedra. La iglesia con cúpula, no sólo por su pequeñez, resulta demasiado íntima. Pero no me atrevo a sentenciar si se trata de un exceso defectuoso. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego se malhumora por la imposibilidad de hacer buenas fotos del pueblo. El sol cae a plomo y las sombras de los aleros son fatales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">TERCERA ETAPA<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">29 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Día de San Pedro. Aquellos mercados de Sepúlveda donde acudían gentes del Cardoso de la Sierra, pongamos por caso, aquel río de mozas en el baile ¿qué se hizo? ¿qué se hicieron?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llegamos a<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> León</b> poco después de terminado el entierro de Victoriano Crémer, el poeta que seguía manteniendo en el periódico su columna <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crémer contra Crémer</i> a los ciento dos años. Vemos en su residencia del Museo de San Isidoro a Antonio Viñayo, medio siglo abad de la Colegiata. Hay que ayudarle a bajar los escalones. Va con muletas. Sale poco. Ha hecho el esfuerzo de venir a pie del entierro, y por los cambios habidos desconocía algunas calles del trayecto. Está diabético. Come poco y mal guisado. Por eso no acepta nuestra invitación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recordamos viejos tiempos. Los suyos en el Seminario de Oviedo, donde fue discípulo del citado canónigo Aguirre, el enamorado de Oriente que se pasó al rito bizantino. Dice que exigía más en hebreo que en griego. Los congresos, los amigos comunes. Le recuerdo que nuestra perra, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Boni</i>, se hospedó gracias a él en la habitación que en la hospedería había para los cardenales y el nuncio, donde una noche había dormido también “el caudillo”, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hospes clarissimus</i> que dice todavía una inscripción latina. Le hablo de nuestra creencia en la resurrección de los animales. La ve consecuencia lógica de su principio vital y sus sentimientos, a veces superiores a los de los humanos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A Diego le apabulla verse solo con su cámara en el Panteón. Después de comer, en la catedral. En San Marcos, la iglesia y el claustro. Un nacimiento, con unos espacios entre columnas que dan perspectiva, nos recuerda a Juan-Emilio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el camino hasta León, y desde aquí a Rabanal, nos ha extrañado hacer tan deprisa por la carretera trayectos que sólo con mucho tiempo y esfuerzo pudimos cubrir en las etapas anteriores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Rabanal del Camino. </span></b><span lang="ES-TRAD">La casa donde vivieron Charo y Asunta, las entusiastas del arte de la encuadernación a quien por eso conocimos en Madrid, se ha convertido en el monasterio de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Salvador del Monte Irago</b>, dependiente de la Congregación benedictina alemana de St. Ottilien. Son tres: el superior Juan-Luis Torres Prieto, que estando en Silos escribió un libro sobre la espiritualidad de las peregrinaciones, José-Carlos, un manchego restaurador de arte, y Ambrosio, éste de Nürenberg. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se respira inmediatamente una atmósfera claustral. Llegamos un poco tarde y nos habían dejado la cena en el refectorio minúsculo. Abundante y saludable la refacción, mientras ellos atienden a los peregrinos en el refugio inmediato.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la iglesia de enfrente cantan las completas, parte en latín. Revivo los textos de la octava del corpus en El Salvador, cuando es preciso haciendo la traducción inversa. Del himno <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Te lucis </i> ha sido sutituida la estrofa<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Procul recedant somnia</i>, la que Antonio Pereira me consultó para su relato <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stevenson en Sepúlveda. </i>Después, la oración y la bendición de los peregrinos. La celda tiene lo necesario. A través de un pasillo da a un pequeño patio amablemente ajardinado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La mayoría de los peregrinos que pasan, salvo en este tiempo estival, no son españoles. Hoy están el colegio jesuíta de Zaragoza y el marianista de Vitoria. Diego está impresionado de esta paz claustral. Le ha venido como anillo al dedo. Había salido en esta etapa con menos ánimo, por lo corto del interludio de descanso y lo denso de las ocupaciones que se le llenaron. Mi habitación se llama Santa Escolástica; la suya, San Fructuoso. Las otras dos de este pasillo, San Valerio y Santa Otilia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En un salmo de las completas se cantó el versículo que da la seguridad de librarse del terror de la noche y de las preocupaciones que asaltan en las tinieblas. Yo me sentí también seguro al oírle. Pero nada más lejos de la realidad. Al haber un pasillo entre la celda y el patio y ser éste pequeño y oscuro, aun abriendo toda la ventana hay poca luz. Quizás haya estado oscura la noche- no me había fijado en la fase de la luna-. Entonces encendí la del cuarto de baño, pero era demasiada. Apenas dormí. Avanzando la noche con lentitud angustiosa, me sentí más inquieto. Me levanté y di algunos pasos por la misma celda angosta. Tenía la llave de la puerta de la calle, pero no estuve seguro de encontrar el camino con seguridad y sin hacer ruido. Me calmó algo la radio, aun al mínimo volumen para no perturbar, aquí donde el silencio es ley según dicen las instrucciones que hemos encontrado sobre la mesa. La Ser propuso dos problemas detectivescos a resolver por los oyentes. Buena idea. Al fin me levanté antes de las cinco. Tiuve envidia de los monasterios que yo conocí donde ésa era la hora de los maitines. Aquí hasta las siete y media no son los laudes. Y mientras escribo estas líneas el amanecer se hace esperar. Me conforta evocar las gentes, las situaciones, los lugares, hasta las esperanzas de Sepúlveda. Los recuerdos de esperanzas, llevando consigo alguna esperanza también.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Amanecido ya, veo el patio. Es estrecho y son altos los muros. En una esquina un árbol que parece trepar. A la derecha del pasillo hay una cubierta inclinada de cristal, sobre un tramo de escalera muy adornado con flores y tiestos. Ello explica la escasez de la luz nocturna. En cambio la eléctrica en la celda está óptimamente programada, sobre la mesa donde sí se puede escribir y caben papeles y libros, a la cabecera de la cama, y en el techo. Hay hoteles lujosos donde no se disfruta de esta inteligente confortabilidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin, a las siete y cuarto toca la campanilla. Unos toques nada más. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Te Deum laudamus.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al asomarme a la escalera, veo que hay en el patio un pequeño surtidor. He empezado a leer <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mundo</i>, de Juan-José Millás. Veo que la celda de Diego da a la calle. Acaso de habérsela cambiado, mi noche toledana habría tenido algún consuelo de tracería mudéjar o repostería de mazapán monjil. Aunque él lo niega</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">30 de junio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Los laudes casi todos en latín. Es posible mantener la dignidad gregoriana con este coro de tres. Incluso han grabado un buen disco. Desayunamos en el refectorio Diego y yo solos. Sin el mareo de la elección en los complicados buffets, pero con buena calidad y la bastante variedad. A las nueve la misa. Se comulga con la hostia mojada en el cáliz, el cuerpo y la sangre de Cristo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">José-Luis nos enseña el pequeño monasterio. Los espacios de la casa de Asunta y Charo se han distribuido y ocupado con un plan inteligente. Naturalmente que nada sobra. Los cultos son en la iglesia parroquial, ahora en trance de su recuperación románica. La Veracruz está en obras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">José-Luis tiene que dejarnos media hora, comprometido con una visita del Colegio Lasalle de Valladolid, organizada por la televisión pública japonesa. El Gobierno de ese país encargó el programa dentro de su campaña para prevenir los suicidios de los adolescentes. Hubo un concurso entre varios centros españoles y salió éste ganador. (Por la tarde, vemos a algunos de sus escolares consumiendo cantidades enormes de cerveza. Supongo que no los filmarían).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">José-Carlos, que continúa ejerciendo su menester de restaurador en el monasterio, fue ordenado hace poco. Trajeron de Munich para la fiesta muchos litros de cerveza y no menor acopio de salchichas. Nos acompaña mientras José-Luis cumple ese otro servicio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vemos la iglesia de San José, costeada por el arriero Calvo, que allí está enterrado con su familia. Cada retablo tiene su nota. En éste la calle central parece un único marco, como si las imágenes de las otras dos se veneraran aisladas y no hicieran parte del mismo conjunto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El libro de José-Luis se titula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tu solus peregrinus.</i> Esta vocación suya por la pastoral de las peregrinaciones, misionera pues, le llevó a establecerse en la diócesis de Astorga, coincidiendo casi con la decisión de Charo y Asunta de dejar su casa, lo que al converger las dos situaciones dio lugar a su oferta y la fundación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hablamos largo y tendido del Camino y los caminantes con los dos monjes españoles. Coinciden en que los peregrinos compatriotas tienen menos curiosidad. No sólo no nos cobran, sino que nos regalan los libros y el disco que cogimos en la tienda. Diego les habla de su título en la red, “Peregrino.es”, y de los proyectos aparejados.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me veo obligado a reanudar mi lucha con la escritura a pie, a medida que nos van surgiendo estampas, mi boli rebelde sobre las papeletas que cogí en un hotel de Tánger. A veces me ocurría lo mismo en mi ejercicio notarial, tomando sobre el terreno notas en las actas de presencia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Foncebadón</b>, es notable el contraste entre la evocación documental e historiográfica y el estado actual, una aldea mínima. Una vieja del pueblo impidió que se llevaran las campanas a Astorga, aunque los operarios que fueron a descolgarlas estaban acompañados por la Guardia Civil. De manera que las campanas mantienen su presencia en la espadaña, como si se bastasen a sí mismas, aun sin gentes a quienes llamar. Continúa esta mampostería encajada, con pretensiones de sillería, como en aquellas cercas salmantinas que tanto admirábamos en las excursiones domingueras con Luis Cortés y Paulette. Al dejar el lugar, subido un repecho, el campanario queda a nuestra altura, detrás de una tierra de labor, sólo el campanario como plantado en la tierra misma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La cruz de hierro. Delgada, alta, sencilla. Una ermita de 1980 en que viene celebrando la fiesta del Apóstol el Centro Gallego de Ponferrada. En un panel leemos, además de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hierro, fer </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ferro, </i>también<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> fierro. </i>¿Palabra berciana?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Recuerdo la exhortación a tragar paisaje que nos hizo Ubieto al llegar al Bierzo. Desde aquí es formidable el despliegue de los altísimos montes y sus valles. Diego repara en que desde los montes de Oca no habíamos tenido un cambio tan radical de geografía. Recuerdo el título del libro de Gil y Carrasco, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bosquejo de un viaje a una provincia del interior.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Manjarín</b>, jinetes con sus caballos peregrinos. “Aquí debió estar la iglesia”, conjetura Diego como arqueólogo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando damos vista al panorama de los tejados de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El Acebo</b>, nos parece un juego de construcciones de pizarra. Estalla la policromía encendida de los tiestos en los balcones de madera. Un restaurante anuncia comida vegetariana, a pesar de llamarse <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La trucha del arco iris. </i>Recuerdo la expresión de Isidro Barral al rechazar no sólo la carne sino también el pescado: “Yo no como cadáveres”. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Riego de Ambrós. </span></b><span lang="ES-TRAD">La espadaña parece enseñarnos la iglesia ella misma, franquearnos desde lejos su puerta como un guía. El retablo ocupa toda la superficie del frontis recto del muro del presbiterio. Tanto que llega a otra tipología. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un guindo arrastra sus ramas cargadas de fruta a una de las calles. Hay en este pueblo una plétora vegetal. Pero no es el campo invasor del casco, sino el desbordamiento de las huertas. En la ermita de San Sebastián, el pequeño retablo nos parece en cambio un altar portátil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando nos acercamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Molinasica</b>, el pueblo nos parece estar entre dos torres, las de las sendas iglesias a cada extremo. El pináculo de su torre y el cupulín sobre la nave de una de ellas, dan una resultante de airosidad. Está cerrada, pero por la mirilla vemos la trascendencia de la verja en su paisaje interior. Es expresiva en la fachada la labra de la Virgen. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la Plaza una fuente, el surtidor cayendo en una gran concha. Un puente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Neoclásica parece la otra iglesia también cerrada. San Nicolás está en su fachada. La llamada Casa de las Torres parece un pazo gallego. Blasones de esquina, como ya hemos anotado en el viaje. En un escudo, una concha con cabeza, prosiguiendo pues nuestro enigma. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otra presencia fronteriza, el primer anuncio de pulpo. La ermita de San Roque convertida en albergue. Se nota el dinero de la vecina Ponferrada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Campo</span></b><span lang="ES-TRAD">. Así se llama el pueblo siguiente. En la iglesia, las fechas de 1927 y 2005. Vino, el del Bierzo, presentido en los viñedos del contorno. Una fuente que dicen romana, la seriedad del manar del agua bajo la alta bóveda oscura. Una iglesia cierra un frontis del paisaje urbano.La iglesia grande se corresponde con una gran encina.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nuestro hotel en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ponferrada</b> está junto al castillo. Yo veo desde mi ventana la iglesia de San Andrés, elevada sobre el nivel de mi calle, al otro lado de ésta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego fotografía el exterior del castillo. Recorrido a la busca de los permisos para mañana. Compra de libros, uno sobre el Bierzo, de Hernán Alonso, el amigo villafranquino de Pereira que estuvo en el congreso de mi homenaje en Alcalá la Real.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cena con Jesús Alonso y Carmen, su mujer. El contacto y la conversación no pueden ser más entrañables. Ponferrada sólo tiene un defecto, nos dice este paisano médico, estar a 325 quilómetros de Sepúlveda, situación agravada por el rigor de la Guardia Civil al quitar puntos si se sobrepasa la velocidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al descorrer las cortinas me fijo en la torre de San Andrés. Graciosa, un derroche de pivotes. Entre ella y mi calle un desorden de techumbres de lajas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">1 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El sacristán de la iglesia de La Encina nos indujo ayer a atravesar Ponferrada, hasta la iglesia nueva de San Antonio, donde un cura podría darnos permiso para fotografiar Santo Tomás. No le encontramos. Además no habría sido necesario. Para Diego fue dura la travesía, con la mochila a las espaldas. La jornada de hoy se presentaba muy densa, caso de ir a Peñalba, San Pedro de Montes y Las Médulas. Ello explica el malhumor con que se ha levantado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Era necesario buscar a don Antolín, el párroco y rector de La Encina, que parece tiene todas las llaves ponferradinas sacras. Al fin le encontramos en su despacho media hora antes de lo previsto. Fue muy atento y se dispuso a escribirnos una carta de recomendación, extensiva incluso a Villafranca. Pero lo hizo con una increible lentitud. Diego se puso nervioso y se fue a fotografiar el Museo del Bierzo. Al fin don Antolín me dio la carta a mí. Entonces dijo haberme leído, y me presentó a un estudioso recién llegado que estaba en el mismo caso. Le pregunto por los Templarios, pues en el castillo, que ya recorrimos esta mañana, nos dijeron que iba a haber una ordenación de ellos, si bien la chica de la taquilla me respondió que no era tanto como una ceremonia religiosa. Don Antolín me dice que los de Ponferrada, fomentados por el ayuntamiento, o sea los que iban a la fiesta de los Fueros de Sepúlveda, son meramente folklóricos. Pero en Orense hay una asociación civil, de la que hacen parte eclesiásticos, más cerca de la jerarquía, y que hacen funciones de iglesia. Más serios aún le parecen algunos franceses de que le han llegado noticias y que le han encargado misas, y ha oído incluso de la intervención de algún obispo. Luego me contó de su participación en la reunión pastoral de obispos españoles y franceses con vistas al año santo, y de su posible extensión a toda Europa, incluso a la ortodoxia, de lo que ya ha habido algún intento y hasta realización. Me invita a colaborar en su revista patronal de La Encina y me da unos números que tienen buen aspecto. Persiste el disgusto de Diego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin, en la pedanía de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Otero</b>, fotografía Diego en la iglesia de la Virgen de Vilbayo. Tramos y cuarto de esfera románicos. Una versión rural del románico sepulvedano. Conserva el coro de madera. En la iglesia hay un mastín al que acariciamos. Un chato ajimez es original, y atrae por su misma tosquedad. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Luego vamos a Santo Tomás de las Ollas. Otra vez la sugestión de los arcos de herradura cristianos. Al fotografiar La Encina nos fijamos en el Cristo de la Fortaleza. Su misma inexpresividad aparente es lo que le hace más expresivo. Si cada retablo tiene algo diferenciado, cada crucificado mucho más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Las Concepcionistas tienen un buen artesonado. La recomendación del doctor Alonso y su mujer resulta muy eficaz. La madera oscura de su retablo también es sugestiva. Al fin y al cabo es una posibilidad distinta del dorado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y seguimos el Camino. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Columbrianos<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></b>hay una ermita muy rústica de San Roque y San Blas. En el interior de la iglesia, el juego de las naves entre sí se me antoja llegar dentro de su sencillez a unas posibilidades escenográficas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Fuentesnuevas</b> la ermita del Divino Pastor me parece un oratorio para solo el celebrante. Echo a volar la imaginación tras la novela de un levita con su historia a cuestas, secreta o no tanto, o a medias. Su retablillo es neoclásico. Con su consabida espadaña la iglesia de la Asunción.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y al fin <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Cacabelos. </b>A la entrada se nos informa de que está en la red de las ciudades europeas del vino. La larga calle de Santa María es plenamente jacobea. Me cuesta trabajo imaginarme, en una configuración tan lineal del plano, la articulación de las relaciones entre las unas y las otras partes de la calle misma. ¿Intromisión de otras geometrías en esa recta? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la ermita de San Roque no se adivina lo medieval tras la sencillez inocua de sus muros de mampostería. La Quinta Angustia está en obras. Vemos su cúpula nada más. En Santa María las tres naves, en la perspectiva orante y litúrgica, me dan la sensación de quedar reducidas a una sola, la central, donde está el Cristo de Cacabelos. Pero no lo digo peyorativamente. Es otra manera de sentir y ver. Sí, un mundo cada iglesia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la sacristía hablamos con don Jesús, el párroco. Usa con vehemencia mis mismas palabras para condenar el purismo. Me dice que para la restauración de la Quinta Angustia, donde unas pinturas de entre los siglos XVIII y XIX estaban en muy mal estado, tarea que hacen la Complutense y la Universidad Vasca, está teniendo que actuar a espaldas de la Junta. Piensa que en dicho purismo, que trata las piezas sacras como objetos de museo, late la falta de fe. Le parece bien que no se restaure la Victoria de Samotracia, pero si a la patrona le falta un dedo es necesario ponerle otro. También tiene mi misma frase para los museos, almacenes de cosas bellas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Carracedo. </b>Yo le he visto varias veces y no tenía interés personal en volver. Son unas ruinas forradas de otras y así sucesivamente. Aunque estos monasterios nuestros tan septentrionales ya me evocan a Sir Walter Scott. Un estudiante que trabaja ahí temporalmente es de Ponferrada y me cuenta de sus ganas de viajar y abrirse camino en la carrera de turismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Antes de Villafranca, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Piornos<i style="mso-bidi-font-style: normal;">,</i></b> con su iglesia aislada de piedra oscura, y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Valtierre de Arriba</b>, con su arquitectura popular desvencijada a veces.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Villafranca del Bierzo. </b>El recepcionista del Parador, que lleva aquí veinticuatro años, me cuenta de su trato con Antonio Pereira, el villafranquino. Todos los años venía en Semana Santa, el Cristo de septiembre, y las jornadas de la poesía. Recuerda su pregunta a Úrsula, antes de pasar al comedor y decidir si debía o no lavarse las manos: -¿Se la habré dado a algún indeseable?”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El matrimonio Pereira tenía en el Parador siempre su habitación preferida, sobre todo hecha ya costumbre. Una vez se presentó sin avisar y le recibieron consternados. Estaba ocupada por el Gobernador. Pero se quedaron meditabundos y le pidieron una pequeña espera para tratar de solucionar el problema. Al fin le dijeron que ya la tenía, la suya. Al Gonernador le mudaron pretextando una avería que necesitaba allí mismo la intervención urgente del fontanero. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Como Alonso Luengo de Astorga, Pereira recogió también en un libro sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónicas de Villafranca.</i>Abunda más en las relaciones con el lugar de otros personajes de las letras y en evocaciones literarias. Pero no falta la savia del paisanaje, haciendo desfilar a los conocidos que ya pasaron en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Suceso del sábado en la colegiata.</i> Recuerdo au complacencia en Segovia, invitado a una de las tertulias de los martes de Ignacio Sanz, porque en el público había tres villafranquinos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una de esas crónicas se titula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un rapaz vilafranquino evoca a Gil y Carrasco. </i>Termina contando que Dionisio Gamallo Fierros, “el escritor de Ribadeo, la villa bien hermanada con Villafranca por viejos sueños románticos de un ferrocarril”, le regaló la primera edición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Señor de Bembibre</i>. Yo puse en el ejemplar unas palabras de fedatario. También adquirí esa primera edición. Pero mis recuerdos de la novela son mucho más remotos. Estando interno en el colegio de Aranda, fue una de las lecturas del comedor. Si a alguno se nos castigaba fuera de éste, era corriente sentirlo más por la intriga en curso que por la comida. A la vez, en la biblioteca del ayuntamiento de Sepúlveda, había una edición en papel de hilo de las obras completas del autor, mucho más lujosa y esmerada que aquella príncipe, ésta sin atractivo ninguno formal. Algo después, hubo una emisión radiada de la novela. De entonces ahora, del rosa al amarillo, una vida una literatura, un libro en varias vestes. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Abetos ante mi ventana. Los montes al fondo. Preocupaciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">2 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Tranquilo amanecer en estas afueras de Villafranca. Otro recepcionista me habla de Antonio Pereira también, de su gusto en darle conversación. y de la maestría de sus ocurrencias orales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llamé a Hernán Alonso, el citado estudioso villafranquino, a quien por indicación del mismo Pereira llevamos a Alcalá la Real, para que tratase de esta colegiata. Yo apenas hablé con él entonces. Por eso me congratula esta ocasión de desquitarme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Es hombre sencillo, bondadoso, cordial. Nos señala los espacios muy profundos que tras de las cortas fachadas tienen las casas villafranquinas. Nos lleva al castillo, sin previo aviso a los Halfter. María, la mujer de Cristóbal, nos recibe como si nos conociéramos de toda la vida. Nos precedieron dos perros muy cariñosos. Baja Cristóbal, aunque acaso estaba componiendo. Los dos se muestran tan terrible como merecidamente críticos de la cultura actual. Les parece un síntoma decisivo que los altos valores sólo se utilicen en cuanto tienen rendimiento turístico. Una de las crónicas de Pereira contaba un triunfo suyo en París.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Está cerrado Santiago. Nos conformamos con el ábside y la portada. Pero una evocación confraternal: la llave la tienen los hermanos de la Angustia y Caballeros del Apóstol.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">También está cerrado San Nicolás, jesuíta. Adivinamos el discurrir de los hijos de San Ignacio bajo la tutela de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ratio studiorum</i> a lo largo de los claustros que se adivinan tras de la larga fachada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hernán consigue que un coadjutor nos abra la Colegiata. Con la llave en la mano, a propósito de Pereira, le recuerda dando vueltas mentales en torno a la definición, por ejemplo de eso, de una llave. Se muestra muy crítico con las autonomías. El incumplimiento por la Junta de las obligaciones que asumió para tener los monumentos abiertos es el motivo de este cierre hoy. Dice que a Valladolid sólo fue una vez y que Soria le suena lejanísima.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A Diego le impresionan las imponentes columnas de esta iglesia, el espacio del coro con el que la vista tropieza inmediatamente, que hace sentirse oprimido, pero para notar la compañía en cuanto se traspasa su muro. El órgano en que a veces toca Cristóbal Halfter. Profunda la capilla de la Dolorosa. Entro en la sacristía y parece un almacén de la Semana Santa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por su parte, una chica de la oficina de turismo nos abre San Francisco. El retablo es del tipo que yo llamo marco. Pero tiene un impulso ascensional, como si el marco mismo se moviera siguiendo la vertical, hasta evadiéndose de la arquitectura. La tumba sencilla de Gil y Carrasco, al fin traído no hace mucho de Berlín.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El convento de las Clarisas de la Anunciada, donde está el sepulcro de San Lorenzo de Brindisi. El artesonado, el coro, los enterramientos del nivel inferior. El ciprés viejo de cuatro siglos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pasamos frente al albergue de Jato. El hombre que cuida los libros de firmas de su establecimiento, y con el que no es raro se queden algunos días peregrinos ayudando. Cuando sopla el vientecillo que alivia el calor, Diego dice que es el Apóstol quien nos lo manda. Vemos la antigua farmacia llamada de Cela, intacto el botamen en la botica y la rebotica, un espacio profundo. No nos dejan fotografiar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego pierde los nervios por el peso de su mochila. No hay tiempo para ver el teatro modernista que está dentro del ayuntamiento. Hernán nos presenta al alcalde, sentado en una terraza.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Proseguimos después de comer. Entre Villafranca y Corullón, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Juan de San Fiz. </b>La baja espadaña parece haber brotado de la nave. Esta iglesia es de planta cuadrada. Está en una hondonada. Lujuria del verde. Nos recuerda, aunque no hay viñedos, el espeso desbordamiento ayer de éstos en torno a Cacabelos. Hay muchos cerezos. No tuvimos tiempo esta mañana de aceptar la invitación de Marisa Halfter, también con buena cosecha.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el valle, la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Grullón</b>, junto a la carretera. La torre es muy rústica, ensanchándose desgarbadamente su base. En cambio su arquería ciega a media fachada y la delicadeza de las labras raya lo palaciego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El otro templo del lugar está cerrado, con su jardín verde también. En la torre, el ventanal sobre el ajimez, y un cucurucho de pizarra por techumbre. De la nave avanza un saliente, capilla o sacristía. El consabido motivo ajedrezado no falta en la portada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Pereje. </span></b><span lang="ES-TRAD">Se fija Diego en que también las hortensias son un anuncio de Galicia. Asomado a la carretera, un balcón curvo de madera. Antonio escribió el cuento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una ventana a la carretera. </i>Como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">leitmotiv </i>del argumento, el balcón me parece mucho más difícil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Castaños. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La moza del castañar</i> se titulaba aquella novela asturiana de Alfonso Camín. Diego se deleita fotografiando el impresionante tronco de uno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Trabadela</span></b><span lang="ES-TRAD">. En lo alto. Llegamos tragando paisaje, o sea obedeciendo a don Antonio Ubieto. Al fondo la iglesia de pizarra y piedra oscura. Estamos pues en el valle de Valcarce.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">La Portela</span></b><span lang="ES-TRAD"> es un pueblo de carretera. Diego compra un bordón de avellano. Buen humor de la vieja pareja vendedora. “Los bercianos somos gallanos, para fastidiar a los gallegos y a los castellanos”, nos dice él. La ermita es pequeña, pero nos parece estar hecha también para los que no caben en ella el día, los días de la fiesta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ambasmestas</span></b><span lang="ES-TRAD">. Graciosamente pintado el retablo de la parroquia, en 1878. A diferencia de la iglesia anterior, ya el espacio no es único y permite diferenciar ámbitos. Un documento de un general de los carmelitas del XIX para su cofradía. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Vega de Valcarce. </span></b><span lang="ES-TRAD">Levantando la vista al viaducto de la autovía, llego a retrotraerme a mis avideces de viajar, a las primeras, las de la infancia, y a mis elucubraciones en torno a las maravillas de la ingeniería que me imaginaba había por los anchos mundos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un hórreo. (Recuerdo el empecinamiento en que fuera San Millán declarado patrono suyo, de Félix Sánchez Mediero, el yerno del poeta José del Río Saínz. Para ello trató de contactar con el obispo de Oslo). </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un árbol sobre el que han puesto una cara de bruja. En la iglesia, el coro está tras de un arco toral. Vemos asomar a su altura los libros del archivo. No tenemos tiempo de subir al castillo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sarracín.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la pequeña iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ruitelán</b>, el cura está leyendo la bendición del peregrino a tres chicas norteamericanas. Cuando las pregunta la parroquia a que pertenecen parecen dudar, al menos en cuanto a la precisión del nombre. Hay una imagen de San Froilán. El cura nos señala una ermita en las inmediaciones, a más altura, dentro de la cual está la cueva en que vivió el santo. Subimos y la vemos. Una escalinata contribuye a la seducción del paisaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Las Herrerías. </span></b><span lang="ES-TRAD">Puente romano. El pueblo da la sensación de haber sido plantado en el valle. En la iglesia de San Julián, adivinamos por el exterior el juego y partido de sus volúmenes. A una casa que tiene una galería verde, la señalan como el Hospital Inglés. ¿Por qué está aquí, fuera de su propio camino?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Feba</b> tiene dos capillas laterales que dan la sensación de personalidad propia, hasta el aislamiento. Parece que a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Laguna de Carracedo<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></b>le han quitado la segunda parte del nombre. En todo caso es el último lugar hasta pasar la raya de Galicia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El paisaje no hace sino deparar alegrías a la retina y el espíritu a medida que subimos hacia el Cebreiro. Diego me pide le tenga en mis rodillas la cámara para aprovechar las sucesivas ocasiones de dispararla sin pérdida de tiempo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El Cebreiro</b> al fin. Iglesia de piedra, casas de piedra. De esta piedra ya inequívocamente galaíca. Atmósfera limpia. Bastante gente pero poco ruidosa. A pesar del predominio juvenil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la Hospedería de San Geraldo de Aurillac, que así la bautizó don Elías Valiña por el titular del monasterio francés del que dependió éste. Al principio temí estrecheces y agobios, pero mi cuarto está bien. Casi planta baja, amplia ventana doble, techo bastante alto de vigas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">3 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La ventana de mi cuarto es pintiparada de luz. Graduación óptima- Está en el difícil justo medio de mis preferencias. Si pudiera me la llevaría a casa y conmigo en todos mis desplazamientos. Pero a pesar de ello he tenido otra noche toledana. Me levanto dos veces y paseo en el cuarto y por el pasillo, por no encontrar la salida, aunque había quedado abierta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por la mañana, en la tienda, donde Diego compra libros, despacha un sobrino de don Elías, que nos añade algunos datos de éste y nos regala sendos llaveros con la flecha amarilla. Hace frío. La sepultura de don Elías, en la iglesia de piedra, oscura como aquí es norma pero no demasiado. Hablo con la chica que sella las credenciales de los peregrinos y vende pequeños recuerdos. El recinto abierto donde tiene su acomodo está tapizado de estampas que han ido dejando distintos transeúntes. La prometo mandarle alguna y la doy mi tarjeta. Dice que en Madrid sólo estuvo dos días y hace ya muchos años.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego naturalmente vuelve a dar a sus cámaras una sesión de paisajes y peregrinos, resguardado del frío que todavía hace. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Liñare</b> la parroquia de San Esteban. Desde la entrada del pueblo, un leve desnivel hace que la torre, por supuesto muy baja, y sus campanas, estén casi al alcance de la mano. El cementerio sin ninguna solución de continuidad con la iglesia. Está abierta. Es pequeña, pero me da la sensación de haber sido construida de estas dimensiones con la seguridad de que se quedaría fuera una parte, desde luego conforme, de sus feligreses. Me fijo en la inscripción de un panteón: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Casa do capador de Celeiro</i>. A 1270 metros, en el llamado Alto de San Roque, el monumento al peregrino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Hospital de la Condesa</b> es gemela de la anterior, incluso en el color claro de su piedra. Su retablo es muy pequeño y tiene poco relieve. A mí me habría venido pintiparado en los tiempos ya tan remotos en que jugaba a decir misa. Pintiparada también para ello la imagen de una santa de los laterales que yo tomé por Santa Rosa de Lima, pero veo es Santa Gertrudis. Aprovechando sendos huecos, los rostros uniformados de dos caballeros de Malta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Padornelo</b> se vuelve al tono oscuro de la piedra. Diego fotografía a dos vacas a su placer, una de ellas bebiendo. A mí me mira demasiado fijamente la que tiene mejor cornamenta, y entro en el coche.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Santa María del Poyo</span></b><span lang="ES-TRAD"> es un pueblito llano que se ha ido haciendo a la vera de la carretera. Como otros altos a la del Camino, pero con muy poco de común en el proceso salvo la decisión de ese impulso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La altura de la nave y la torre de la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Fonfría<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></b>es escasa. Pero ha logrado la separación normal entre el espacio de los fieles y el presbiterio donde se desarrolla el rito. Hablo desde la óptica tridentina, claro, la de mis tiempos de monaguillo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Viduedo, </b>el pórtico de la iglesia está abierto por tres lados, y sin embargo resguardado. En su construcción se deja ver fácilmente un prodigio de lajas. Le falta la campana, aunque queda su yugo. El espacio me parece el justo para el celebrante, y el oferente del estipendio y sus allegados.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Más vacas. En el paisaje, a veces la mancha de bosque entre la geometría de las tierras cultivadas. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pasantos</b> tiene una capilla, la de los Remedios, muy humilde, como una casa más de una de las deslavazadas callejas de su plano. Dando sobrentendido el peso, un letrero fija el precio de la frambuesa, la grosella y las moras. Es delicioso caminar en el coche entre árboles. Tanto que a mí esos trayectos me quitan el abrumador sueño atrasado. Enormes troncos de castaños que cobijan una casa de la entrada del pueblo, de esta arquitectura de mampostería magistralmente encajada y con la cubierta de lajas que ya conocemos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Trabamos conversación con Anselmo, de ochenta y un años. Nos señala dos casas que llevan en el dintel el nombre de Samos, y la fecha de 1788. Nos dice que eran las oficinas recaudatorias en el pueblo de las rentas del monasterio. Y que la cuenta se estipulaba de común acuerdo, con el correspondiente regateo. Es un hombre que siente necesidad de hablar. Nos dice que su hijo está en Bilbao. Ante su insistencia en que tomemos juntos un café, Diego le da dos euros para que lo haga a nuestra salud. En una de esas casas de la abadía, nos indica una piedra en la puerta, a altura media, muy pulimentada. Dice deberse ello a haberse afilado las navajas ahí en aquellos tiempos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La torre de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Triacastela</b> es galana y labrada. El presbiterio tiene dos tramos. Buena diferenciación pues. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La Balsa. </b>Pasamos por esta aldea, sin encontrar nada que subrayar. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Abanzo</b> nos ladran pacíficamente los perros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos notando el olor del ganado, pero no es ese del cuero, que a la cuadra del molino de Giriego, entre Sepúlveda y Duratón, daba ese aroma que tanto gustaba a José-Luis de la Serna. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La ermita de la Virgen de las Nieves es un rectángulo blanco. Por la mirilla vemos un arco, un banco, una mesita, reclinatorios. El pórtico tiene un tejadillo. El retablo abriga una hilera de cinco santos. Está hecho para que cada uno reze y prometa al de su preferencia. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Siguiendo el camino, una fuente grande, la de los Lameiros. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Xil</b>, otra aldea. Risueña la espadaña al fondo del valle. Su diseño tiene una belleza sonora antes de sonar. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Montán. </span></b><span lang="ES-TRAD">La iglesia aislada, nos parece en su modestia segura de sí misma, al exhibir su fachada coronada por la espadaña. En el pueblo mucha mampostería de la que ya conocemos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Más topónimos, algunos sorprendentes: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Fontealcudo, Mondaverga, Zoo.</b> En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Furela</b>, la capilla de San Roque se ha quedado en las dimensiones mínimas para su destino. Sencillamente lo justo para una familia numerosa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otro nombre, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pinotín. </b>De <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Calvor</b>, la iglesia y el cementerio han quedado pegados a la carretera. El espacio que vemos por la mirilla deja respirar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Aguiede</span></b><span lang="ES-TRAD"> nos recibe con la exhibición de su muro tapizado de yedra. Canto la consabida canción, de las más bellas: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quisiera volverme yedra, y subir por las paredes, y entrar en tu habitación, por ver el dormir que tienes.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En la ermita de la Asunción varios reclinatarios. Se me antoja el oratorio de Doña Rosita la Soltera y sus amigas. La casa hospital se ha convertido en una nave de almacén. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un hórreo en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Mamede del Camino</b>. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Pedro del Camino</b>, cuya casa inicial y aislada nos señalan, tremenda superficie de esta mampostería de acá. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Atravesamos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sarria</b>, donde compro kivis, y me espera nuestro hotel a más de una legua. (Comprar kivis sigue siendo un problema. Salimos y regresamos a horas no comerciales, si es que en el lugar de nuestro hospedaje hay fruterías. En el recorrido es corriente pasar sólo por aldeas donde nada más que periódicamente va un frutero, si es que va). Mi cuarto da al jardín, limitado por un trozo de bosque, y a la piscina, que aún no tiene agua.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">4 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Un autoestopista, casi de negro y con una cruz en el pecho, me parece clérigo. Le paramos. Resulta que no pasó de seminarista, concretamente del primer año de filosofía. Por falta de medios. Es de la aldea de Reiriz. Iba a ver a un monje de Samos. Se llama José-Manuel Núñez Alonso. Profesiones suyas las de vendimiador en las temporadas de Francia, y maestro particular para las aldeas que no le tenían oficial.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Frente a Samos, la fachada oscura me parece tener color de tradición. No la antigua y medieval sino la de la Congregación de Valladolid, en los días barrocos que hicieron las delicias de la prosa gallega de Otero Pedrayo, el autor de ese delicioso inventario, “el baúl de la bisabuela”, un baúl lleno de cahivaches varipopintos, la batahola que no podía faltar en ninguna de esas casas religiosas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Entre la barandilla de conchas de hierro de la carretera y el monasterio se extiende un huerto. Me quedo pensativo ante los balcones del cenobio, largas balconadas algunos. ¿Para qué? El novelista siempre al acecho de argumentos, siquier de estampas. En la escalinata que lleva a la fachada de la iglesia y la cornisa de ésta, un verdadero juego de bolas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Antes de entrar en la santa casa, cubrimos un trozo de Camino. Se nos despliega un texto de Kipling: “Si piensas que no te atreves, no lo haces”. Diego se deleita fotografiando el agua que corre y salta, la del río Oribio, con algunos peñascos en su pequeño valle que tienen cierto parentesco con los del Duratón. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">San Cristobal del Real</span></b><span lang="ES-TRAD"> tiene su iglesia. Cerrando una plaza. Y es blanca. Blanca también la casa fuerte de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Lusio</b>, entre medias columnas todo a lo alto, su portada y su balcón. También fue blanca la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Renche</b>, pero está oscurecida. Lajas en la techumbre, de piedra la espadaña. Ello en medio del pueblo, tanto que, por el cementerio anexo, los muertos siguen conviviendo y convecinalmente con los vivos. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Lastre</b> castaños y un hórreo. Apenas los hemos visto desde la raya de Galicia. Yedra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Freituxe</span></b><span lang="ES-TRAD"> tiene un caserío que no parece plantado sino sencillamente brotado del suelo. La pequeña y también blanca iglesia en un alto. Es de la Virgen de la Salud. Su tamaño me parece, como ya de alguna otra he dicho, el justo para una familia numerosa, pero sin demasiados nietos. Un matrimonio que llegara sin pasarse a las bodas de oro. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hablamos con unos campesinos. Nos dicen que el arbolado ha invadido los centenales, y que es difícil recoger las castañas, por lo caro de la mano de obra y el escaso precio del producto. De la capilla cuentan que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">misó</i> en ella el arzobispo de Pamplona, de paso para una ordenación en Lugo. Sería la primera vez de un tal oficiante, les comentó él mismo. Debió ser Fernando Sebastián, el claretiano que me conoce.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esta parte del camino es la más grata de cuantas llevamos recorridas. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Locus amenus</i> de veras toda ella. Por algunos trechos hay tanta frondosidad que nos parece ser de noche.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Samos. </b>Nos recibe el prior conventual, José-Luis Vélez Álvarez, un manchego, de Lillo. No hay abad desde hace casi medio siglo. No ha tenido sucesor el último gran señor eclesiástico de Galicia, Mauro Gómez Pereira. En la portería, dom Agustín no daba crédito a tenerme delante en carne y hueso. Recuerdo a dom Rosendo Salvado, estando en San Pablo de Roma, en la enfermería donde un novicio, el futuro cardenal Schuster, estaba desolado de no poder conocerle. Dando vueltas en torno a la cama y diciéndole: -¿Me ha visto ya bien? Dom Agustín es de cerca de La Bañeza, y fue monje en el Valle de los Caídos, en los días de fray Justo. Nos fotografiamos, él con su bordón preferido. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El prior está en posesión de una sencillez campesina. Hablamos de la historia de la última etapa samonense. Algunos detalles me hacen percibir cierta atención de la comunidad a su tradición. Y desde luego nostalgias vallisoletanas. Por ejemplo, la reproducción por los orfebres Mayer, de Santiago, de una cruz idéntica a la de la Cámara Santa de Oviedo, que tuvo la casa y fue robada por los franceses en la guerra de la independencia. Vemos el fémur de San Benito que el arzobispo de Valladolid dio al restaurador del monasterio, el abad Villarroel, quien había colaborado con él largos años al servicio de su diócesis como exclaustrado. Los peregrinos besan otra reliquia del santo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego se ceba fotografiando la iglesia y la sacristía. La iglesia, que el prior nos dice se hizo con los derechos de autor del padre Feijóo. Y luego decían que los escritores se morían de hambre. Vemos la sala capitular, convertida en iglesia monástica de invierno. Presencia de las conchas jacobeas, con variantes en alguna clave del claustro. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me encuentro con el general Castrillo, al frente de la peregrinación militar que hace todos los años, “Orden de Peregrinos del Camino de Santiago” que se titulan. Soy vecino de su sede, que es la del Tribunal Militar Central en la calle de la Princesa. El prior nos invita a comer.Cuando salen los monjes del refectorio nos presenta y entramos nosotros, con otros dos monjes que se colocan enfrente. Me sacio de verdura y patatas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El prior está contento de la situación de la comunidad, pues hay algunos novicios. Entramos en la biblioteca. Ha habido inundación en una esquina y es penoso el estado de algunos libros. La edición maurista de San Agustín tiene además mucha polilla. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La llamada sala del piano es pintiparada para tertulias, tanto por sus dimensiones como por la posibilidad de compartimentarse. Tiene una balconada. Inmediatas las casas del pueblo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dom Agustín sigue atendiéndonos después. Se queja de que algunos peregrinos no se creen que él no sabe sus idiomas y le tildan de hosco por eso. Diego termina su faena en el claustro. Dom Agustín nos sorprende cantándonos la jota de las vírgenes de nuestra tierra: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En Sepúlveda la Peña...</i>Tuvo contactos con Segovia por un hermano en el seminario y una hermana en las concepcionistas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una chica simpática que trabaja para la Archicofradía de Santiago, al servicio del Camino en toda Galicia, nos abre la llamada Iglesia del Ciprès, por la altura del que tiene delante. En cambio la iglesia es pequeña y quizás tengan razón quienes la dan un abolengo visigótico, el principio pues del Samos monástico. Me reconoce con mucha simpatía y alegría una de las concejalas de Autol que nos atendió en el congreso de cofradías. Me resulta confortadora tal amabilidad a estas alturas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dom Domingo, a quien le digo que me recuerda físicamente a dom Maximino Arias, el pequeño y piadoso erudito, y me replica será por la estatura, nos da la llave de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Martin del Real</b>. Conserva algunos restos de su primitiva pintura. Una pareja galana debe ser la de Adán y Eva, a los sendos lados de un estilizado árbol. La fachada está revocada, salvo los toscos canecillos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Teiguín</b> una ermita de Santo Domingo de Silos. Esta vez, lo que me recuerda por sus dimensiones, es el altar de la Casa del Señor de Sepúlveda, espacio pues para los cofrades sólo, los oficiales, no el grueso de los hermanos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nombres de aldeas en el camino: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Oteiro, Gontán, San Uxiá de Pascais</b>. Subimos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Reiriz</b>. Iglesia románica también. Profusión de las hojas de acanto. Vacas estupendas que conduce la vaquera, pues cae la tarde. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Perros</span></b><span lang="ES-TRAD">, así se llama la aldea siguiente, tiene en su iglesia un campanillo que recuerda el municipal sepulvedano. Es muy pequeña. Sin embargo ha habido en ella sitio para un confesonario. En el pueblo señalan también un pequeño pazo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Al fin <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sarria. </b>Buena librería en la que compra Diego. Ya la conocía por la red. Veo el título de una novela policíaca, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peregrinos de la herejía</i>, de Tracy Saunders. En torno a la hipótesis de ser el sepulcro compostelano de Prisciliano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La Rúa Mayor me reconcilia con el pueblo, que ayer a la entrada me pareció ser nada más que de una actualidad amorfa. Del neorrománico pasamos al románico, lo que va del techo a la bóveda, luego de subir una escalinata, desde luego pintiparada para dar personalidad al lugar. Al fin de una calle la torre a que llaman castillo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y a Santiago sólo quedan 111 kms.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">5 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Por primera vez en esta etapa consigo oír la Radio Clásica. Casualmente, era una emisión dedicada al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Códice Calixtino. </i>Lamentablemente no era bueno el sonido, y para colmo le hacían competencia esos ruidos de las instalaciones modernas, eléctricas u otras, que se han convertido en el inevitable tributo acústico a nuestra confortabilidad. No me enteré de nada nuevo, casi no era posible en esas circunstancias sacar partido, pero me resultó grato. El programa se disfrazaba frívolamente bajo el título “La màquina del tiempo”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A la luz de la mañana, la pendiente sesión fotográfica en este lugar. La pequeña ermita de San Lázaro, del XVIII, del antiguo hospital de leprosos. Y al fin, la luz conseguida también en la torre. Mucha yedra en ella. Al fin de la Calle Mayor, está abierta la iglesia románica del Salvador. Una moza vieja está echando monedas en el cepillo de San Antonio. ¿Una supervivencia? ¿O un significado diferente? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nos abren el convento de la Magdalena. Los mercedarios están ahí desde 1896. Me seduce el pequeño claustro, con el piso bien empedrado. Es admirable el partido que se saca al granito. El retablo apenas tiene relieve. Más bien parece una agrupación de doseles, una sucesión independiente de santos, cada uno para la propia devoción. ¿O los capiteles románicos, próximos y encuadrándole, son el marco del conjunto que le da unidad? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pajaritos confiados en el claustro, pero no tanto como para no revolotear. A un fraile joven le pregunto por Amadeo González Ferreiros, el obispo en el Brasil, de Monforte de Lemos, que confimó a mis hijos y a los de mi amigo el doctor Villarán, de éste tendría que escribir todo un libro y voluminoso- infatigable escritor y hablador en latín, impenitente curioso de credos, de liturgias, de lenguas-. Dice el fraile que el obispo murió en Madrid y le enterraron en la aldea.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Proseguimos el Camino. Diego, teniendo en cuenta que el patrimonio es menos valioso en las jornadas que nos quedan, pensaba que iban a ser más tranquilas. Yo, al recapacitar en nuestra obsesión por entrar en todas las aldeas y fotografiar por lo menos todas las iglesias, no estuve de acuerdo. Y la experiencia de hoy me ha dado la razón. Aunque él, por su conocimiento de otras tierras gallegas, llama a esta etapa la de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Corredoiras</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El poblamiento de Galicia puede que no sea disperso para los geógrafos. Pero tampoco está concentrado a la manera de nuestra tierra. De ahí la proliferación de los lugares y la dificultad de identificarlos. Casi siempre es necesario preguntar. Los topónimos se le multiplican a uno a cada legua. De algunos yo no puedo asegurar si hemos pasado por ellos o simplemente leído su nombre en un indicador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Perom no voy a hacer ningún comentario toponimico. Lo dejo para otros. Ya hemos visto Perros y Zoo. Ahí van algunos de hoy: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Meixente, Peruscalle, Mosón, Sixto, Lavandeira, Casal, Brea, Francos, Couto, Rozas, A Pena, Moimentos, Cotarelo, Mercadoiro, Villalvise, Montras, Guimarais, Parroche, As Cortes, Vilachá, Paredes, Mercado da Serra, Hasta, O Mosteiro.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El primer indicador de granito de los plantados por la Diputación de Lugo dice <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sancti Michaelis. </i>Diego se adelanta a reconocer el Camino, por ver si es posible seguir en coche. Yo me quedo junto a una vía ferroviaria única, bajo un viaducto. No pasa ningún tren. Los peregrinos saludan. Parece que en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Vilei</b> hay un castro céltico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Bardadelos</span></b><span lang="ES-TRAD"> es nuestro primer alto. Fue hasta 1835 priorato de Samos. Para llegar a la puerta de la iglesia hay que pasar por el cementerio. El remate de los muros de éste es una hilera de cruces. La mayoría de las inscripciones funerarias están borrosas. La torre está cubierta a una vertiente. Este detalle da la falsa sensación de faltar algo. Los dos ajimeces, tienen una apariencia vivaz, pero no llegan a interrogarnos. Vemos representados todos los elementos del románico. Podría ser un ejemplo escolar. En el interior hay un recinto para el hueco de escalera de la torre, del todo a la vista. El retablo no está dorado, pero sí policromado sin timideces. Los capiteles guardan entre sí una armonía que no siempre se da en la decoración del estilo. El ajedrezado es por acá a menudo menos macizo que el de Castilla y Aragón, con entrantes y salientes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Yo voy tomando el gusto, andando la senda que señala la flecha amarilla, a la alegría de andar ni más ni menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Velante</b> otra iglesia románica de planta cuadrada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ante <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Miguel de Biville</b>, Diego me señala la variedad de los colores que aquí tiene el granito. La portada neoclásica está fechada en 1796. Hay en ella dos ábacos salientes, lo que le da el encanto de lo popular.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Miray</b> tiene un ajimez a medias en la portada, y las archivoltas sencillamente ajedrezadas, sin más. Comenta Diego que cuando en uno de estos pequeños templos son distintas las épocas y los estilos, el granito les da unidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cerca de la aldea de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Morgade</b> hay una capilla muy pequeña abierta, abandonada exactamente. Tiene una pequeña imagen del Corazón de Jesús. La mesa del altar y los muros están totalmente cubiertos de firmas o expresiones de los transeúntes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Entramos y salimos de la Ribeira Sacra Lucense. La asignatura queda pendiente para otra convocatoria.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En nuestro recorrido nos llega de lejos el himno nacional y alguna otra música. Hay funciones por ahí. Nos dicen que a veces hacen el baile y lo demás junto a un albergue y así participan los peregrinos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">A Laxe</b> la iglesia de Santiago parece que tiene los muros de la nave hechos de las de las tumbas de su cementerio. La espadaña es airosa. Debe ser del XVIII. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego se deleita fotografiando un hórreo gótico y barroco, demostrativo de la posibilidad y las posibilidades de mezclar lo útil con lo dulce como decía Horacio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Una tórtola nos sobrevuela en el valle del Loyo. Y al fin el del Miño. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Portomarín</span></b><span lang="ES-TRAD"> se despliega a lo ancho de una elevación. Sus colores claros y la abundancia de sus miradores evocan ya la Galicia marítima. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En lo alto la iglesia pareciendo más bien un castillo. El pueblo es amable. Celebran las fiestas de Santa Isabel. Hay gente, de dentro y de fuera. También en nuestra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pousada. </i>Junto a ésta, una capilla románica. Diego la fotografía y también la iglesia. La escultura de una de sus portadas es jubilosa: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Non impedias musicam.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------------<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">6 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Fotografiando San Nicolás, la iglesia-fortaleza de Portomarín, conocemos a una sexagenaria navarra que está haciendo el Camino en coche, pero acabado de sacar el permiso de conducir. Ha sido traductora, entre otras lenguas del urdu y el dialecto véneto. Frente al puente, la elevada escalinata que lleva a la ermita de la Virgen de las Nieves. Con la de San Pedro, inmediata a nuestra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">posada</i>, se completa el Portomarín sacro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Antes de emprender la etapa de hoy, nos desviamos para ver por añadidura tres recintos más. Dejamos el Miño, generoso de caudal, y vamos a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Loyo</b>, junto al río que también lleva su nombre. Esta cuna de la Orden de Santiago no ha dejado ninguna huella visible sobre el terreno. Una pequeña iglesia blanca, la del pueblo. Prado y bosque. Y eso sí, silencio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">San Facundo de Ribas de Miño</span></b><span lang="ES-TRAD"> es un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">locus amenus</i>. Su sugestiva iglesia ofrece la mejor transición de la piedra de su cerca a su propia mampostería. Fue primero benedictina, fundación tardía, del XII, y cisterciense después. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Castro de Rey de Lemos</span></b><span lang="ES-TRAD">, también monásterial, conserva sólo su iglesia, como la del lugar anterior englobada en el cementerio, achicada la espadaña en medio de la amplia fachada, el ábside revelador de unos problemas de construcción que sin ver el interior sólo se pueden atisbar. Camino de Paradela, un crucero barroco, con los instrumentos de la pasión, muestra la Dolorosa atravesada por una espada metálica. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Paradela</b>, la iglesia de San Miguel. Una de las que por fuera ni siquiera permite catalogarla. En el cementerio hay un panteón municipal para los hijos ilustres. Sólo hay enterrado uno, el escritor Manuel-Oreste Rodríguez López. En la tumba una estrofa de un canto suyo al pueblo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Camino de romeiro a Compostela</i>, leemos de ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y seguimos. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Cortapezas</b>. Dos rostros llegan a ser inquietantes en su ingenuidad. ¿Nos dicen algo¿ ¿O somos nostros mismos quienes lo decimos al mirarlos, pero a quién, a ellos o a nosotros mismos? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Gouzor</b> la espadaña sólo tiene una campana. ¿Por qué pues lo subrayo si no es único el caso? La soledad tiene un significado mayor en unos seres, en unas cosas, en unas situaciones que en otras. ¿Acaso aquí precisamente?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Castromayor</b> hay un espléndido hórreo con su roseton y pináculos. La portada de la iglesia románica está sin ornamentar, pero en toda la iglesia hay muchas marcas de cruces, estrellas y otras. Ya es la segunda vez que hoy vemos el problema del dintel resuelto por una arcada maciza. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Hospital de Cruz</span></b><span lang="ES-TRAD">. ¿Basta el nombre, no? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ventas de Narón. </span></b><span lang="ES-TRAD">Capilla de la Magdalena.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Previsa. Os Lameiros</span></b><span lang="ES-TRAD">. Un blasón sobre la puerta de la ermita. Sillares y blasones civiles.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ligondo.</span></b><span lang="ES-TRAD"> Recuerdo de la noche pasada por Carlos V y Felipe II, a decir verdad sólo la tradición de haber sido en la Casa de Carneiras, de la que vemos la fachada con escudo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Airexe</b> ha conservado al nivel del suelo un friso con la escena de Daniel en el foso de los leones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Portos</b>, en una explanada sobre las amplias casas, por doquier con huellas de la labranza y el campo, tres perros conviven pacíficamente. Me parece el sueño del mundo que no es. (Del Archivo Municipal de Sepúlveda en el siglo XX un capítulo para mí agrio es el de las recompensas por matar animales dañinos).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Lestado</b> la casa rectoral es casa rural. La iglesia de Santiago, vista sólo por fuera, se nos queda en un interrogante. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Ave Nostre</span></b><span lang="ES-TRAD">. El nombre que faltaba en esta sorprendente sucesión. Un robledal tiene todos sus árboles tapizados de hiedra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Vilar das Donas</b> la iglesia románica, con remates góticos e ingredientes barrocos, además de pinturas murales del siglo XV, es un plato fuerte. Nos la enseña Jesús García, pozo de elocuencia historiográfica. La nave está llena de laudes y sepulturas. Un retablo de piedra relata el milagro eucarístico del Cebreiro. En otro retablo dorado el Padre Eterno. Hay cruces de Santiago, pues fue de la Orden, pero también de la de San Juan. Por mor de la prepotencia de sus dueños, los Ulloas. Sentimos el viento de la historia. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando nos íbamos, se nos acerca José-Manuel, un joven que nos observaba mientras trabajaba en eliminar una muestra del feísmo gallego. Nos entera de su asociación, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pro aris et focis </i>cual otras, y de su grupo de teatro en gallego, de crítica social y humor, que recibe visitas de otros y se las devuelve. Han actuado en Cuba, ponderándonos el entusiasmo de sus gentes por la escena. Nos aclara que, aunque se haya pretendido, no se localizan en este lugar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los pazos de Ulloa, </i>de la Pardo Bazán.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hace frío. Llegamos a nuestra casa rural, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A pousada das bestas</i>, en piedra, luego de cruzar Palas de Rey. Botones de muestra de la afluencia variopinta son sendas furgonetas aparcadas: una del ayuntamiento de Daimiel, otra de la Universidad de Utrecht.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">7 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La peor jornada y no precisamente por la nostalgia de Pamplona en este día de San Fermín.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De la iglesia románica de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Palas de Rey</b> sólo queda la portada. El párroco, de Lalín, nos explica que aprovechó la caída de un rayo para hacerla nueva, vidrieras inclusive, consiguiendo un suplemento al presupuesto para la torre, al principio no prevista. No nos localizan acordes y con precisión el Campo dos Romeiros, donde se juntaban ya para la recta final a Santiago. En todo caso no ha subsistido como tal. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Emprendemos la ruta. Sauces llorosos a su comienzo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ulloa</b> hay un pazo. Y en el Centro Comarcal tienen las obras de la Pardo Bazán. Pero parece que la novela, como ya ayer nos dijeron, se desarrolla en la comarca de La Estrada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Camino de Pombre encontramos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Cebrián. </b>Sorprende en la iglesia románica una cruz a la manera de las ortodoxas. La humilde imaginería llega a lo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">naïf.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llegamos al castillo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pombre</b>. Consta su fecha, 1375. Las ménsulas proliferan tanto que se apropian todo el orgullo de la fortaleza. Silencio alrededor, que el prado y el bosque contiguos no quebrantan. No me atrevo a reflexionar en torno a las ventajas e inconvenientes de estas torres cuadradas, cotejadas con las circulares. En todo caso aquí guardan armonía entre sí, sin detrimento de su vigor. La yedra que trepa me sugiere otras situaciones y personajes. No es preciso detallar más. Detrás, un cañón incipiente y el ruido de las torrenteras que convergen. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Julián del Camino</b>, crucero, hórreo e iglesia. Un solo ventanal en el ábside románico y sin decorar los canecillos. Deambulan gallinas. Por aquí queda pues algún pollo de corral.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Diego pasa unos momentos de tensión mientras decide si pasar o no un puente estrecho y sin muros de contención. Ello después de un trayecto penoso. Afortunadamente se puede dar la vuelta, sin la tortura de una larga marcha atrás, como ya tuvimos otra vez. Pero a mí esta circunstancia no me empaña la alegría de andar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Comemos al poco de pasar la raya provincial y entrar en La Coruña, cuando Diego se da cuenta de haber perdido su cámara pequeña. Desandamos lo andado inútilmente. Felizmente sólo tenía las fotos del interior de la iglesia de Palas, y las había tomado únicamente para documentar negativamente su falta de interés.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Leboreiro</b> un crucero es el protagonista de una plazuela. Hay hórreos y también algunos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cebeceiros</i>, que son cónicos y no tienen el suelo hueco. La iglesia tiene una portada muy mariana, la Virgen entre los ángeles. Está completa según su estilo románico Atractivas las cruces trapezoidales del remate. ¿Hay en este lugar una calzada medieval? No faltan motivos para dudarlo, mejor dicho no se esgrimen para creerlo. El puente es suave.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Furelos</span></b><span lang="ES-TRAD"> tiene uno notable. De su iglesia sobresale sólo la espadaña. No tiene atrio y se sube a ella por una escalera circular. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Mellide</b> se juntaban el Camino Francés y el de la Costa. ¡Diego ya está pensando que cuando hagamos éste, al llegar aquí podemos disponer de nuestro tiempo!. Mellide tiene pocos, muy pocos balcones, y muchos miradores. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La portada de San Roque y San Pedro es una exhibición geométrica. Cerca un crucero antiquísimo, todo cristológico, dicen que el más antiguo de Galicia. Versos de Xavier Vázquez Pintos que hablan de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los andares fermosos de mañá de xaneiro, </i>los femeninos claro. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La parroquia fue convento de franciscanos terciarios. La parte superior de la calle central del retablo mayor sobresale agresivamente. Es la dramatización. Otra posibilidad pues de los retablos en el barroco.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La Plaza del Convento, donde la iglesia está situada, es posible que sea ahora más conventual que en los otros tiempos. La casa de la obra pía que fundó el arzobispo Segade es hoy ayuntamiento. Subsiste la capilla de San Antón. En Santa María, la ornamentación románica pasa de la geometría lineal a la del espacio. Vivas pinturas murales del XV. Cementerio de peregrinos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Entramos en el término de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arzúa</b>, y así en el diocesano de Compostela también. En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Boente</b>, delgadísima la espadaña. La diríamos apapelada. Abovedada la madera de su techumbre, aunque subsiste la piedra de sus arcos fajones. En el retablo neoclásico un Santiago popular. El coro está muy volado. La iglesia es blanca como la mayoría del casco. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y hasta Arzúa la consabida sucesión toponímica: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Castañeda, Pedrido, Río, Rivabiso </b>y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Río de Arriba.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Pazo de Santa María, el de nuestro alojamiento, es prometedor de un buen descanso. Ayer mi noche fue otra toledana. De claro en claro a través de la Radio Clásica: Albéniz, Franck, Vaughan Williams, jazz, Sicilia, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El extraño</i> con música de Schönberg.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">8 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Arzúa</span></b><span lang="ES-TRAD">. Iglesia de Santiago, abierta. Capilla de la Magdalena, cerrada. Parece que consignar nada más estos nombres es inocuo para el lector. Mas no. Cuesta mucho dejarlos consignados, y con más motivo si no hay en ellos nada que subrayar. Porque tienen un valor de por sí, el valor que en definitiva más cuenta en todos ellos, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la tradición sahumada en incienso</i> que dijo Unamuno, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el aliento de medio pueblo</i> prefirió el anticlerical Aquilino Ribeiro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En la Plaza un busto en bronce del “alcalde mártir” del lugar (+1936) y un recuerdo de las demás víctimas de le represión. En el cuartel hablamos con el sargento de la Guardia Civil por el extravío de la cámara. Nos dice que hay una delincuencia específica del Camino, peregrinos disfrazados para robar la mochila de otro. Al fin y al cabo siempre suelen llevar el móvil y unos trescientos euros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Intentamos seguir el Camino, pero al estrecharse atisbamos el riesgo de no poder continuar, y la marcha atrás a una hora de tanta gente sería catastrófica. Vamos por la carretera pues, pero a la búsqueda de sus salidas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Calle, </b>que así se llama la primera aldea, nos preguntamos qué fotografiar. Naturalmente dejo la solución a Diego. Vacas en la carretera. Y un ternero que sólo tiene dos horas. La madre se despistó, el neonato se quedó llorando por la separación, y ya localizada la están esperando. Es formidable la vitalidad del recién nacido, cotejada con nuestra especie.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pegado a Calle está <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Outeiro</b>. Y sigue el rosario de topónimos: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">San Verísimo, Suso, Boavista, Aldea de Baixo, Salcedo, Cabo, </b> otra <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Brea.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Santa Irene, </b>a la vera del camino, pero más baja, la iglesia es un remanso. Cerca una fuente, medicinal para las enfermedades de la piel.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La Rúa</b>, estando fotografiando el enorme dintel de una casona, por supuesto de una pieza, se nos acerca una señora que hasta casarse vivió allí, donde había nacido, con otros ocho hermanos, como aparceros de los dueños. Nos habla de unos libros antiguos encuadernados en cuero que contaban la historia de la comarca, una pertenencia conventual o algo así, que del todo no nos lo aclara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hórreos en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pedrouzo</b>, pero también sin hueco bajo el suelo. Una señora de pecho marcado nos dice que en el bajo se guardaba el trigo y en el alto el maíz. Este último uso sigue. Trigo ya no tienen. La escalera no llegaba hasta el piso superior, por el mismo motivo que se dejaba el hueco, los roedores. A veces se ponía un tronco para subirse y entrar. Dice también que el hueco es más común en Asturias y que los hórreos varían mucho según los lugares. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Más aldeas entrevistas (pero iglesias no nos dejamos ninguna): <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Amenal, Cimadevila. </b>En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Arco</b> es anchurosa. Es de 1896, como sus distintos retablos (el mayor de los mercaderes de Santiago), y las piezas del mobiliario. Ese año se concentraron allí peregrinos de cincuenta parroquias gallegas, doce mil. La colecta iba a ser para la guerra de Cuba. Por la sacristía empezó un incendio que arrasó todo el templo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Algo más lejos está la iglesia de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Lardeiros</b>. Nos la abre muy atento el párroco, José-María García Vázquez, que tiene dos hermanas y una sobrina benedictinas en San Payo, nuestro hospedaje en la ciudad del Apóstol. La torre sustituyó en 1900 a la espadaña anterior. Mantiene la gracia barroca. Enfrente un olivo donde los viejos dicen se colgaron las campanas mientras duraron las obras. La iglesia parroquial sólo ocupaba la nave central. A la derecha estaba la capilla de la Concepción, y a la izquierda la de la Dolorosa y San Román (éste se festeja más que el titular, San Julián). Comunicaban con la iglesia pero tenían entrada independiente y capellán propio. Al incorporarse se mantuvieron algunos cargos, pero su patrimonio no se desamortizó. El retablo de la Dolorosa, con poco relieve, da sin embargo una sensación de plenitud sacramental. Seduce a la retina de manera un tanto peculiar. El mayor tiene unas puertas notables con escultura policromada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Seguimos el Camino. Hasta entrar en Santiago no se nota la resaca abrumadora que es la prolongación de las grandes ciudades. Hemos venido discurriendo entre árboles, también en esta última parte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">Lavacolla</span></b><span lang="ES-TRAD">. La capilla de San Marcos y el monumento en el Monte del Gozo que recuerda a dos peregrinos, San Francisco y Juan-Pablo II.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El aparcamiento más próximo dista 350 metros de nuestro hospedaje monástico. A Diego le cautiva este pernoctar en el corazón de la ciudad y en el inmenso cenobio de piedra de las benedictinas. Aun con la limitación horaria de la entrada; además de la nocturna hay algún interludio diurno de cierre. Las habitaciones son bastante amplias e iluminadas y confortables.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando se ve con la cámara ante el Obradoiro se le saltan las lágrimas. Y entre tanta piedra era imprescindible hablar con Juan-Emilio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------------------------------------------- </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">9 y 10 de julio<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me ocurre en Santiago como en Astorga, pero aquí es aún más chocante, por mi mayor conocimiento del lugar. La realidad es superior a mi recuerdo. Siento la punzada angustiosa de no poder quedarme. Con eso está dicho todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La abadesa María Blanca nos recibe amable. Recuerda mi nombre. Me da la noticia de la muerte en Montserrat de dom Colombás, el autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La tradición benedictina. </i>A diferencia de la abadesa de Sahagún, ésta apenas menciona el Camino. Nos regala unos dulces de su obrador. Una monja india ayuda a la hospedera. En el archivo está Sor Mercedes Buján, tan pequeña de talla como alta de otras cualidades. Me recuerda más. Ha publicado algunos libros sobre el monasterio en el antiguo régimen, las abadesas y las profesas. El capellán es el penitenciario de la catedral, José Fernández Lago. Nos regala a cada uno una novena de Santiago de su autoría. ¡Qué raro un autor vivo de novenas y una novena no "agotada"! Su padre era de Barahona de Fresno- su madre de Muros- y él conoce nuestra geografía comarcal que recuerda con ternura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Llamo a Francisco Cantelar Me dice que está a punto de salir el sínodo de Alcalá la Real, y ya está preparado Toledo. Recuerda la noche de aquel veintitrés de febrero. Les pilló a él y al padre Antonio García en el Cuartel de la Guardia Civil de Zamora, donde él tenía su destino y vivienda, como capellán militar. Hablamos tristemente de Antonio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">La catedral abre a las siete. Pero hasta las ocho hay muy poca gente en ella y en la calle. Se va consolidando en nuestra costumbre occidental la hora tardía. En cambio, bastante antes, estaba el ayuntamiento abierto. Me asomé y vi que una rubia opulenta subía la escalera. Por la postura entrevista de sus manos tanto podía llevar una bandeja como una masa de documentos. ¡Y qué distintas la una y la otra hipótesis! Argumento bastante para una novela corta de cierto género. ¿Y por qué no larga?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Fotografiamos la iglesia y el museo del monasterio, el Cristo, las reliquias. También en San Martín Pinario la iglesia, el claustro y el museo. En éste se hace hincapié en el tiempo en que fue seminario, después de la exclaustración. Nostalgia de aquella formación levítica, tal los ejercicios de improvisación y tono. Hay un librito sobre sus actividades musicales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el claustro evoco los pasos juveniles de dom Rosendo Salvado. Precisamente don Segundo Pérez, el director del Instituto Teológico Compostelano, me da las primeras pruebas de mi librito sobre éste. Nos regala publicaciones de su editorial. Saca el tema de los templarios. Opina de manera diversa que don Antolín.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En San Francisco, la severidad neoclásica llama a la disciplina. Vemos una peregrinación italiana con un obispo al frente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">San Martin exhibe la magnificencia benedictina, tal sus columnas exentas. En San Pelayo ésa se conjuga con el encanto de una cierta intimidad a pesar de las proporciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Otras iglesias compostelanas en la ciudad pero a lo largo del Camino: Ánimas, la Virgen del Camino, la Quinta Angustia. Para fotografiar la catedral hemos obtenido un permiso que nos costó trescientos euros. Diego ironiza cariñosamente sobre la diferencia de este viaje mío de ahora y el que hice con Ubieto, en éste nos recibió el cardenal Quiroga, ahora entro humildemente y pagando. Pero con tal pase se nos dan todas las facilidades, por ejemplo abrir todas las capillas, y saltarnos todas las barreras. También en el Museo: el coro de piedra, el pequeño retablo medieval inglés donado por un párroco peregrino de allá, las tumbas de López Ferreiro y Amor Ruibal. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Pórtico de la Gloria está en restauración. Una tarea lenta. Nos desagradó el contratiempo, cuando en casa tuvimos su noticia. Pero sin solicitarlo, nos ofrecen subir al andamio. Y de veras que al ver tan de cerca aquellos rostros románicos tuve una impresión como nunca creyera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ha merecido la pena llegar tarde a Sepúlveda, en contra de nuestros planes, y con el agobio de llevar muy justa la gasolina cuando ya los surtidores estaban cerrados en nuestro despoblado contorno. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(Al comenzar hice unas consideraciones para los posibles lectores que no conocieran a las personas mencionadas. Todas desde luego conocidas por mí, casi siempre con repercusión en mi vida. He añadido unos breves datos de cada una, bastantes para lo que pretendía, evitar la extrañeza del lector, no suscitarle una curiosidad insatisfecha, algo que a mí me ha irritado tremendamente cuando he sido la víctima. <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Pero no he vuelto a tomar la pluma para repetir lo que ya dije. Sino para dejar constancia de una comprobación abrumadora. Que no se puede viajar, recorrer un espacio, prescindiendo del tiempo. Y no sólo del tiempo en que el viaje transcurre. Sino de los tiempos que el viajero lleva consigo. Tiempos que fueron los de otras personas, otros lugares, otras cosas que con él convivieron y de alguna manera lo siguen haciendo. El viaje puede potenciar esa presencia al recordarlos. Pues a esto es propicio).</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="mso-element: footnote-list;"><br />
<hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/Diario.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">A lo largo de éste nos darán otra explicación.</span></div></div><div id="ftn2" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/Diario.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">En el septiembre siguiente a nuestro Camino se rodaron en Sepùlveda las escenas iniciales de la película <i style="mso-bidi-font-style: normal;">There be a Dragon. </i>Una de las extras, mi prima política Lucila, acogida en la Residencia, se ilusionó con el minuto escaso de su participación, según sus palabras un regalo inesperado de la vida en su crepùsculo. Parelelamente yo tengo que decir lo mismo de los tres cuartos de hora que me ha dedicado en su consulta el profesor José-María Ladero Quesada. Un retorno igualmente inesperado a aquellos tiempos idos, la recuperación de la relación entre el médico y el enfermo, por cierto éste un tema que analógicamente yo traigo a colación cuando trato de explicar la motivación del auge de las peregrinaciones jacobeas en nuestro tiempo..</span></div></div></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-43756388698322271682010-10-09T09:57:00.009+02:002012-03-30T13:56:06.605+02:00De aquellos discos que fueron<div class="MsoNormal"></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;">DE AQUELLOS DISCOS QUE FUERON</u></i></b><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El ojo escucha</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Si yo hubiera de elegir entre dos descripciones de sendas novelas de Thomas Mann, me decidiría por una de ellas, desde luego, pero confieso que tras unos momentos de pensarlo y por supuesto prescindiendo de la otra con pena. Están, respectivamente, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doktor Faustus</i>, y en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zauberberg </i>o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La montaña mágica. </i>La primera es la de una tienda de instrumentos músicos, los instrumentos de la orquesta sin más. La segunda- todo un capítulo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ondas de armonía-</i>, es la del gramófono y la discoteca que llegan cual una novedad, mágica también claro está, al sanatorio antituberculoso que es a la vez marco y protagonista de la obra. <u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La tragedia se mascaba desde allí, desde aquel rincón suizo de Davos Platz, faltando poco para que estallase la chispa de la primera gran guerra civil europea. Cerca de 1914 pues. Por lo tanto se trataba de aquellos pesados y vertiginosos discos de setenta y ocho revoluciones, necesitados de unas agujas de duración efímera. Pero el aspecto era el mismo que nosotros hemos conocido en los de vinilo. Sin embargo, no habían aparecido aún las carátulas que tuvieron éstos, a veces genuinas obras de arte, en todo caso mensajeras de la ilusión, una promesa óptica del festín acústico encerrado en los surcos microscópicos de su negra superficie.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A la hora de decir adios a mi colección de música sacra<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[1]</span></span></span></a>, por la nostalgia de las mismas me empieza la melancolía de lo que fue y no volverá a ser. Siendo lo bastante sensible a ellas para valorarlar por sus méritos exclusivos, con independencia de la calidad del contenido musical que envolvieron. Yo no pierdo la esperanza de que se hagan libros reproduciéndolas. ¿Acaso no podrían llegar a materia de tesis doctoral, debidamente acotado académicamente su argumento erudito?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Es obvio que la elección del motivo de ellas, mejor aún de su composición, exigen para llegar a nuestra estima alguna originalidad, su búsqueda específica, no la mera reproducción de algo preexistente por alta que su belleza sea. En otro caso, pocas podrían rivalizar, pongamos por caso, con una lisa y llana reproducción del Cristo de Velázquez. Aunque alguna vez, un motivo ajeno a la elaboración de la tal cubierta, resulta pntiparado para ella, como el sello de correos dedicado a Perosi. La encuadernación en cuero de un cantoral, pero sin que veamos más que la tapa, es también un acierto en un disco de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Schola Hungarica, </i>si bien nos parece haber habido un esmero más personal en el medallón, que es una letra capital, enmarcando a un monje músico, aunque éste tocando un instrumento de cuerda, en otro del veneciano San Giorgio il Maggiore, en plena heterodoxia gregorianista pues.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando nuestras carátulas consisten en fotografías, exigen los primeros planos. De algún rincón del monasterio, por ejemplo. Si son los monjes quienes aparecen, su indiscutiblemente índole fotogénica es una ventaja. Así, una procesión difuminada a través del claustro, en En-Calcat, candelas en las manos de ellas el día de las Candelas precisamente en Argentan; ahí mismo, unos sillares salientes, grabada la cruz en uno, y un cirio que los alumbra, para la fiesta de la Dedicación de la Iglesia. En el kyrial de Silos, una esquina de la sillería del coro; y el disco fénebre una sección de los monjes cantando el oficio de difuntos, bien visibles los cortes encarnados del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liber usualis</i>. En Tyburn, una monja blanca de espaldas adorante ante el sagrario, de espaldas también un trapense de pie en Cîteaux. En Engelberg el pasillo de las celdas; y en Saint-Benoît-du-Lac un clérigo en sotana y leyendo el breviario en el claustro, anunciando la misa del Sagrado Corazón. Cierto que hay casos en los cuales a la simple fotografía, que reproduce ni más ni menos que un detalle de la iglesia donde el disco se cantó, por traernos a las mientes toda la tradición entrañable de la misma, no la cambiaríamos por ninguna otra imagen. Tal el retablo neoclásico, con una virgen casi de Olot, del convento carmelitano <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stella Maris</i>, en Israel, o un cristo yacente en Comillas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Genéricamente, un motivo óptimo es sencillamente la música, un fragmento de partitura. De veras que las notas tienen un valor decorativo que seduce. No tanto los neumas, además a menudo en un soporte de pergaminos oscuros. Viéndose ellas desde luego muy a menudo, por ejemplo en discos de Ligugé, En-Calcat, Einsiedeln, Fontgombault, Le Bec-Hellouin, Fontenelle, Melleray, Montserrat, Timadeuc, Münsterschwarzach, Silos María Laach, Saint-Benoît-du-Lac, los espiritinos de Chevilly, Milán, Munich, Viena, la Schola Antiqua, el conjunto de Guillermo Dufay... Es preferible también en este ámbito el detalle, tal en San Anselmo de Roma, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">jubilate Deo universa terra. </i>O la simplificación hasta la ingenuidad, como en Nantes y en Calais. Y en Ecône, cubriendo toda la superficie, con las letras del título magistralmente armonizadas. En otro disco de San Giorgio el Maggiore , nos capta su esplendor aunque ya sea renacentista. Mientras que en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dixit Dominus Domino meo </i>de Vivaldi, el título en el papel pautado difícilmente admitiría cualquier mejora.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Solesmes recibió un premio en el Japón por la presentación de un album antológico, en papel de arroz claro está. Sin embargo, no cuidó con un esmero particular sus carátulas. Éstas fueron muy variadas en el dominio fotográfico y polícromo, pero hay que subrayar el acierto de algunas estilizaciones, que además en cuanto algo repetidas, llegaron a sello distintivo suyo. Tales las letras del titulo sencillamente, un pontífice celebrante, u otro con una paloma sobre su cabeza y los monjes cantores con sus partituras. En blanco, negro y malva, estuvo logrado el encabezamiento de una procesión en Prinknash, los monjes empuñando los ciriales. Verdinegra la geometría de la iglesia de St.John’s Abbey, sendas notas entre el mismo templo agudizado, no se si se me perdona o me perdono yo este participio. Por estos caminos de las estilizaciones, sugestiva la fila de monjitas cantoras en el coro canadiense de Mont-Laurier. Y la Anunciación, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">et salutavit Maria Elisabeth</i>, predominando el gris sobre el blanco y negros sólo algunos contornos, en todos los discos de las monjas de Ozon. La policromía consigue llegar al argumento del drama de la redención cuando presenta el viernes santo bizantino en Saint-Julien-le-Pauvre de París a cargo de la coral de Trajano Popesco.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Será mero apasionamiento postular la índole decorativa del latín mismo, de por sí y nada más? Pues creemos en ello, por ejemplo en un disco solesmense de los maitines de navidad, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">impleti sunt dies ut pareret. Peperit...<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Un incensario y su naveta, holgadamente llenando toda una carátula, para un disco de Roermond, son el detalle mejor que pudo elegirse para darnos la imagen del gran culto que fue. En esta misma evocación, los discos de Beuron, grabados para la colección Archiv Produktion, de la Deutsche Gramophon Gesselschaft, eran de una sobriedad intransigente. Sobre fondo ocre la solemnidad del título oficial de la fiesta litúrgica en cuestión, y nada más, sin decoración ninguna. Pero el efecto resultaba insuperable: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tertia missa in Nativitate D.N.Jesu Christi, Ad completorium, Missa in festo Assumptionis B.M.V.,Exsequiarum ordo, Solemnis palmarum processio, Prima missa...</i>Nos da la sensación de estar aún en la sacristía, consultando gravemente la epacta. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En una serie de pequeños discos de la casa milanesa Eco, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toni communes missae et officii juxta ritum Sanctae Romanae Ecclesiae</i>, merced a una buena plumilla, negro sobre amarillo, un levita con dalmática tiene las manos juntas y de pie contempla el facistol con su libro. Decimos que contempla pues aunque obviamente se le ha querido representar cantando la epístola o el evangelio, tiene una expresión ensimismada que es todo un poema de la melancolía sufridora de los espíritus entregados a la vocación de los elegidos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo cotidiano entonces entre nosotros de las ceremonias a las cuales los cantos grabados correspondían, no las hacían adecuadas para su reproducción. En cambio resultaba ello más sugestivo en algunos dicos litúrgicos orientales, como la misa bizantina eslava en Leningrado y en Zagorsk. Acaso por eso su discografía no se cuidó demasiado de una búsqueda que ya tenía hecha en esa parcela. Ya mencionamos una iglesia griega de París. Un manuscrito etiópico con sus instrumentos de percusión y sus cantores nos deja respira el misterio que envuelve esa vieja iglesia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los discos de órgano se prestan mucho, sin más que acotar primeros planos del instrumento rey, para la feliz elección. Por ejemplo uno de los que Maurice Durufle tocó en Saint-Étienne-du-Mont de París para su propia música. Y el esplendoroso de Otoobeuren, con su medallón pregonando el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laudate Deum in tympano et choro.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">La polifonía y el despliegue instrumental, en principio cuentan con un ámbito más rico donde encontrar los motivos. Pero ello con la contrapartida de hacer paradójicamente más difícil la originalidad. Los instrumentos de la orquesta en el frontispicio de una edición príncipe de los Motetes de Charpentier, el sello de la Biblioteca Real incluido, son gratos a la vista para presentarnos su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Misa para los instrumentos en lugar de los órganos</i>,. Pero en la Biblioteca Real estaban. Un fragmento de partitura en un medallón vale para Scarlatti. Las alturas de una nave gótica, con un imponente candelabro en el primer plano, nos inroducen bien al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Te Deum </i>de Berlioz, como el órgano anchuroso en una orla levemente floreal de color amarillo pálido al de Charpentier otra vez, un báculo con un lebrel en la empuñadura a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dos grandes motetes </i>de Delalande<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[2]</span></span></span></a>, y los ángeles músicos sosteniendo una paloma al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave verum corpus </i>de Mozart. La solemnidad, pero de catafalco, del oro sobre el negro, no admite tampoco mejora como portada de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Misa por los que pasaron </i>y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Miserere de los jesuitas</i>, del mismo Charpentier.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hecho ya el prodigio de la metamorfosis de los diminutos surcos negros a la vista en la música al oído, bastantes de estos discos la anuncian con el sonido de las campanas del recinto sacro donde la grabación se ha hecho<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[3]</span></span></span></a>. ¿Siempre una alegría? Es impresionante el clamor que entrevera el comienzo de un entierro en Ligugé. Pero lo corriente es el volteo. Desde San Pedro de Roma hasta Belén. Ahí las catedrales: la Giralda, Notre-Dame de París, Rennes, Saint-Brieuc, Friburgo de Suiza, Monza, San Alejandro Nevski de Sofía, la ortodoxa griega de Jerusalén, hasta la ortodoxa rusa perdida en San Francisco de California. Los santuarios marianos de Lourdes, el Rocío y la Madonna del Sasso. Las sencillas iglesias de Port-Marly, Fornace en el Trentino y Maresso. Echternach, en Luxemburgo, perdió su monasterio pero conserva su procesión danzante<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[4]</span></span></span></a>. ¡A qué profundidades en la entraña de la condición humana y la residencia en la tierra es posible así viajar de una a otra tradición sahumada en incienso! Muchos monasterios, naturalmente: Saint Maurice d’Agaune, Solesmes, Beuron, Montserrat, Einsiedeln, Engelberg<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[5]</span></span></span></a>, Silos, María Laach, Chevetogne, Ottobeuren, En-Calcat, Saint-Wandrille, Kergonan, Fontgombault, Randol, Le Bec-Hellouin, Hauterive, Saint John’s de Collegeville en Minnesota, Saint-Benoît-du-Lac en el Canadá, . En Haifa, los carmelitas de Stella Maris, y en Lecároz los capuchinos navarros. Las monjas de Argentan, Nuestra Señora de la Buena Esperanza en Echouargnac, y Rüdesheim-Eibingen que fue la casa de santa Hildegarda. Los monasterios de Oriente, con Xenophontos en el Monte Athos, San Sergio de Zagorsk, en Moscú Novodevichy, también en Rusia Pskov-Pechersky, San Antonio de Qozhaya en el Líbano. Una iglesia ortodoxa de París, San Sergio; un santuario en Geogia, Gudani. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El síntoma de un cambio profundo<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Empezábamos aludiendo a la novedad inquietante que en el sanatario mágico de Thomas Mann supuso la aparición del gramófono. Por aquellos mismos tiempos, una monja norteamericana, al cambiar de tren, entró en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">drug store</i>, cuyo dueño, al verla de hábito, la obsequió con la audición de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ave maría</i> en el reciente invento. El episodio se comentó mucho en aquellas clausuras, era la época en que hasta los monjes de ambps sexos hablaban, y una de Minnesota dio en cavilar en torno a la posesión del aparato, lo que consiguió cuando se la hizo priora, siendo estrenado el día de su santo. Esto lo contaba su antecesora, Wilibalda Scherbauer (1866-1914).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> No mucho después, algunas comunidades monásticas, masculinas primero y a la postre femeninas también, no solamente oían discos, sino que los grababan. La casa SM, de París<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[6]</span></span></span></a>, tenía dos series de música sacra, tituladas respectivamente monasterios y catedrales. En éstas también había gregoriano, pero nunca solo, sino alternando con polifonía y acompañado del órgano<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[7]</span></span></span></a>. Por su parte, los monasterios en la suya no estaban representados exclusivamente por las casas que canónicamente tenían esa condición, o sea las de monjes, sino que también habían sido grabados coros de conventos de frailes e incluso de comunidades de religiosos. Pero hay que reconocer que sólo los monjes tenían el canto gregoriano como una particularidad tipificadora. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De los frailes es preciso tener en cuenta que mantuvieron la obligación del coro, el cual ya los clérigos regulares suprimieron. Esa presencia coral implicaba en principio alguna conexión con el canto. Pero éste era una disciplina que se impartía en sus noviciados y casas de estudio, para practicarse después sólo cuando tenían a su cargo algún santuario concurrido o en alguna ocasión solemne y extraordinaria.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo estudié en el internado claretiano de Aranda de Duero en los primeros años cuarenta. Allí sólo se cantaba la mia el día de la fiesta del fundador. Recuerdo además que me sorprendió, pareciéndome esplendoroso hasta un grado para mí insospechado entonces, el canto gregoriano que tuive ocasión de oír en el entierro de uno de los religiosos. Y el ejemplo que cito no era una excepción. Un carmelita amigo me ha confesado la nostalgia que tuvo siempre de los claustros benedictinos por esa posibilidad de la complacencia coral. En su orden no se concebía una vocación particular de quedarse en una casa de estudio para seguir cantando... </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A propósito de la evolución de esta discografía, que en definitiva es mi argumento aquí, yo recuerdo una anécdota personal muy significativa. En el Aula de Música de la Universidad de San Pablo de Madrid, por cierto un rincón de intensa y plena expansión espiritual un día a la semana, recatado en la gran ciudad, yo pregunté al compositor Mauricio Sotelo si, a su juicio, entre un canto litúrgico grabado por el mismo coro de monjes que le cantaba en la liturgia, o por un coro ajeno a ella como mero concierto, podría atisbarse alguna diferencia desde el punto de vista estrictamente artístico. Y el joven músico apenas entendió mi pregunta. Tan acostumbrado estaba ya al gregoriano como música nada más, abstracción hecha de su ìndole sacra. Un detalle que nos pone en el camino de la diferenciación entre las diversas etapas de la discografía gregoriana, la cual comenzó con el siglo XX.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un siglo de discos</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los datos y las impresiones que siguen tienen por argumento el estado de cosas anterior a la conquista del mundo y de las masas por un disco gregoriano del monasterio de Silos. De ese sorprendente fenómeno no voy a tratar aquí.</span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El primer disco de este canto, que lamentablemente no se conserva, fue efectivamente grabado el mismo año de 1900, por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Compagnie Génerale des Cinematographes et des Phonographes<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[8]</span></b></span></span></a></i>de París, en la iglesia de San Gervasio. La interpretación fue de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Schola Cantorum </i>que allí tenía a Charles Bordes por maestro de capilla. Un benedictino, dom Georges Guerry, intervino como solista, función que también desempeñaba en el monasterio de dom Joseph Pothier, pasado éste de Solesmes a Saint-Wandrille de Fontenelle. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tribune de Saint-Gervais </i>publicó<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[9]</span></span></span></a> con ese motivo un artículo titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los descubrimientos científicos y su aplicación mecánica al servicio de la propaganda del canto religioso.</i> Posteriormente, la radio se sumó tambien a la empresa. En 1888, un grupo de londinenses había fundado la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plainsong and Mediaeval Music Society<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[10]</span></b></span></span></a></i>, la cual consiguió en 1928, al celebrarse su cuadragésimo aniversario, que la BBC diera su primer concierto gregoriano. Nosotros, en la década de los cincuenta, recordamos haber oído por el Servicio Español de esa misma emisora, en la tarde del viernes santo, algunos fragmentos de gregoriano interpretados por los benedictinos de Downside.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En 1891 y 1904 se celebraron en Roma sendos congresos conmemorativos de dos efemérides centenarias de san Gregorio Magno. Entre los gregorianistas y en la Iglesia sin más había entonces mucha tensión, según su postura en torno a la restauración del canto que paleográficamente estaban llevando a cabo los benedictinos de Solesmes, una revolución respecto de las melodías en curso monopolizadas por el editor Pustet, de Ratisbona. Dicha restauración era ecualista, contando poco en la práctica la adversa tesis mensuralista. Pero el ecualismo se escindió después entre el ritmo musical libre, de dom André Mocquereau, que acabó predominando en Solesmes, y el ritmo oratorio de dom Joseph Pothier, quien se exilió a otro monasterio como ya dijimos. Los festejos corales, desde luego polifáceticos, del congreso de 1904 fueron grabados por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gramophone and Typewriter Company </i>en doce discos dobles<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[11]</span></span></span></a>. Cuatro años más tarde se hizo lo propio con el coro de la catedral de Westminster, emporio entonces del rubricismo y sus secuelas. De esta grabación no tenemos más noticias<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[12]</span></span></span></a>. En 1928 se hizo la primera en un monasterio benedictino, el inglés de Ampleforth, dirigido el coro por dom J-Bernard McElligott, casi simultáneamente con otra en el alemán de María Laach por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christschall</i>. Dos años después, o sea en abril de 1930, menos de tres meses después de la muerte de dom Mocquereau, salían los primerros doce discos de Solesmes para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Víctor </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Voz de su amo<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[13]</span></b></span></span></a></i>. Por lo tano dirigía ya el coro dom Joseph Gajard.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tres etapas</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así las cosas, hasta después de la segunda guerra mundial, la discografía gregoriana era, además de escasa, patrimonio de unos cenáculos muy restringidos dentro de la Iglesia, y más todavía fuera de ella para exquisitos cultores de la belleza acústica. En la segunda etapa, que duró hasta la aplicación de la reforma litúrgica decretada por el último concilio, el gregoriano se fue dando a conocer a un público más amplio, a la vez que en el mundo católico ganaba terreno la ilusión de vivirlo más extensamente, a lo que contribuyeron los espectaculares resultados del método Ward, de una asequibilidad sorpresiva. La última fase, desarrollada ya cuando el gregoriano ha dejado de estar vivo en la liturgia, implica una transformación profunda, de sus grabaciones queremos decir, única materia que aquí nos ocupa. Pues sus intérpretes ya no son coros religiosos que actúan dentro de una ceremonia sino cantores, sea cual sea su procedencia, de piezas musicales integrantes de un concierto. Y en cuanto a su público, a partir de la muy tardía difusión mundial de un disco grabado en Silos casi hacía un cuarto de siglo, se ha ampliado<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn14" name="_ftnref14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[14]</span></b></span></b></span></a> hasta poder competir con los éxitos más populares <i style="mso-bidi-font-style: normal;">all ober the world, </i>incluso mezclándose con músicas muy dispares y hasta entonces tamn alejadas de él como el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rock. </i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sin demasiada precisión, podríamos hacer equivalentes esos tres períodos discográficos a correspondientes fases en la historia material del disco, o sea englobadas las dos primeras, a saber los meramente acústicos hasta 1925 y luego los primeros eléctricos<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn15" name="_ftnref15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[15]</span></span></span></a> de las setenta y ocho revoluciones<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn16" name="_ftnref16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[16]</span></span></span></a>; el vinilo<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn17" name="_ftnref17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[17]</span></span></span></a>, y el compacto. Los últimos años del vinilo coincidieron con la transición entre el gregoriano viviente litúrgicamente y su transformación en materia de audición musical. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a los discos de música litúrgica de las iglesias orientales, recordamos que, en unas emisiones de Radio Nacional de España en la década de los cincuenta, consistentes en visitas a discotecas privadas, como curiosidad rara de una de ellas, se citó un fragmento de una misa ortodoxa. Pero, todavía durante el vinilo las grabaciones en cuestión, sobre todo las del ámbito bizantino y dentro de él el eslavo, se encontraban por doquier<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn18" name="_ftnref18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[18]</span></span></span></a>. Dos discos que fueron grabados en Tierra Santa, respectivamente por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deutsche Gramophon Geselschaft </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Folkways, </i>uno en navidad y otro en pascua, con cantos latinos y orientales e incluso alguno protestante, son particularmente sugestivos<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn19" name="_ftnref19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[19]</span></span></span></a>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Algunas grabaciones de la primera etapa, a partir de 1928, son asequibles en el nuevo soporte<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn20" name="_ftnref20" style="mso-footnote-id: ftn20;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[20]</span></span></span></a>. Tal la de ese mismo año en María Laach, dirigido el coro por dom Anselm Ross y al órgano de una manera un tanto exuberante<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn21" name="_ftnref21" style="mso-footnote-id: ftn21;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[21]</span></span></span></a> dom Urbanus Bomm. Y la de Beuron, como la anterior para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Electrola, </i>en 1929, bajo dom Pius Bihlmeyer. Ese mismo año fueron grabados los coros de los Padres de San Irmenino en Tréveris, por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Columbia DH</i>; el de la Pius X School of Music de Nueva York, dirigido por la propia Justine Bayard Ward (1879-1975), con Achille P.Bragers al órgano y celebrando el dominico Vincent C.Donovan, por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gramófono AE</i>; el Conservatorio Municipal de Dortmund, por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Polydor</i>, dirigido por un benedictino, dom Romuald Pfeffer; de San José de Coesfeld, y la escolanía de la catedral de Paderborn, por la misma firma, dirigida por Gustav Schauerte y al órgano el sacerdote diocesano Paul Hebestreit<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn22" name="_ftnref22" style="mso-footnote-id: ftn22;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[22]</span></span></span></a>. Se han notado, el solesmensismo de Tréveris, y el romanticismo de Dortmund. En cuanto al coro norteamericano, ya se sabe que su directora fue la mecenas devota de dom Mocquereau.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En 1930 grabaron los franciscanos holandeses de Venray, dirigidos por uno de ellos naturalmente, Eliseus Brüning, para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">His Master’s Voice</i>. Jerome F.Weber tiene su interpretación por arcaicamente fiel al romanticismo de los primeros tiempos de Solesmes, cuando aún vivía dom Guéranger. Volvieron a grabar los benedictinos de Ampleforth, bajo la batuta de dom J-Bernard McElligott, como dos años antes, para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Columbia</i>, habiéndose notado su vigor ánglico. Y los de Montserrat, siendo dom David Pujol su maestro de capilla, para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Electrola<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn23" name="_ftnref23" style="mso-footnote-id: ftn23;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[23]</span></b></span></span></a>. </i>Un coro de religiosos, los Verbitas o del Verbo Divino, concretamente el de su seminario de Mödling, cerca de Viena, cantaron por su parte para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Polydor.</i> Mientras que por primera vez lo hacían unas monjas, las benedictinas de Santa Ehrentrauda de Nonnberg, en el mismo Salzburgo, para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christschall, </i>por cierto interpretando algunas composiciones de la autoría de dom Pothier<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i> En ese monasterio había sido novicia María von Trapp, por lo cual el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">music-hall</i> que contaba su vida, en 1961<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn24" name="_ftnref24" style="mso-footnote-id: ftn24;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[24]</span></span></span></a>, comenzaba con el canto gregoriano, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dixit Dominus Domino meo, </i>cantado por esa misma comunidad.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>Y todavía cuenta en el haber de ese año la aportación de dos coros seglares, la Schola Cantorum de parís, de Amédée Gastoué<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn25" name="_ftnref25" style="mso-footnote-id: ftn25;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[25]</span></span></span></a>, y la Academia del estado de Berlín de Hermann Halbig para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Parlophone. </i>Esta última interpretación es la primera mensuralista que pasó al disco. Es obra de Guillaume de Van<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn26" name="_ftnref26" style="mso-footnote-id: ftn26;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[26]</span></span></span></a> (1906-1949), el cual en 1936 volvió a grabar con otro coro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Les Paraphonistes de St-Jean-les-Matines, </i>para la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anthologie Sonore AS 34<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn27" name="_ftnref27" style="mso-footnote-id: ftn27;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[27]</span></b></span></span></a></i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El coro del colegio internacional benedictino de San Anselmo de Roma grabó por primera vez<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn28" name="_ftnref28" style="mso-footnote-id: ftn28;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[28]</span></span></span></a>en 1933, dirigido por un monje de Einsiedeln, dom Beatus Reiser, aunque la manera es de Solesmes. De este disco hacía parte el ofertorio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Terra tremuit</i>, siendo la primera vez que un ofertorio se grababa. Este género fue escogido luego por Karl Orff para una recopilación de ciento diez de sus ejemplos<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn29" name="_ftnref29" style="mso-footnote-id: ftn29;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[29]</span></span></span></a>. La parsimoniosa delectación en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Incarnatus </i>del credo nos despierta una nostalgia intensa, la de lo definitivamente ido. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ahora bien, estas dos etapas discográficas que dijimos, la acabada de exponer y la siguiente, coincidían en ser grabaciones de una música viviente, que se seguía interpretando en los ritos litúrgicos para los que fue compuesta. Alguna vez la grabación era de la ceremonia directamente, compensando los ineludibles defectos por esa su vitalidad misma. Pero en el otro caso más común era interpretada casi siempre por los mismos que lo hacían en la liturgia dicha, y se tenía en cuenta esa destinación incluso desde el punto de vista del oyente o receptor<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn30" name="_ftnref30" style="mso-footnote-id: ftn30;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[30]</span></span></span></a>, lo cual no quiere decir no fuese estimada por los amantes de la música ajenos a su contenido religioso. Esa índole vigente explica los discos grabados en una iglesia que alternan el gregoriano con la polifonía como de hecho se hacía habitualmente en ella<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn31" name="_ftnref31" style="mso-footnote-id: ftn31;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[31]</span></span></span></a>. También era determinante de la creatividad en la música litúrgica inspirada en la matriz gregoriana<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn32" name="_ftnref32" style="mso-footnote-id: ftn32;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[32]</span></span></span></a>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por eso escaseaban los discos de interpretación mensuralista<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn33" name="_ftnref33" style="mso-footnote-id: ftn33;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[33]</span></span></span></a>. Hay que tener en cuenta que ésta apenas se usaba en la práctica<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn34" name="_ftnref34" style="mso-footnote-id: ftn34;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[34]</span></span></span></a>. Por otra parte, es un caso llamativo el de los franciscanos de Friburgo, coro en el que ejercía una influencia decisiva el musicólogo mensuralista Peter Wagner. Pero quienes los oían cantar notaban poca diferencia con Solesmes. Ello puede explicarse por la libertad amplísima que al intérprete concede de hecho el mensuralismo, desde luego más emparentado<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn35" name="_ftnref35" style="mso-footnote-id: ftn35;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[35]</span></span></span></a> con las músicas orientales<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn36" name="_ftnref36" style="mso-footnote-id: ftn36;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[36]</span></span></span></a> y con la moderna.<u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Solesmes llegó al refinamiento. Por eso grabaciones como las de los benedictinos de Ligugé y En-Calcat y los franciscanos de Busto Arsizio, nos parecen de una pureza más impresionante aún. En Beuron notamos la magistralidad oratoria que puede reivindicar la herencia de dom Pothier. Otros coros tienen un aire más monótono, acaso demasiado austero, pero su abolengo cantollanista nos sabe por encima de todo a la tradición que se sucedió a sí misma sin pretensiones<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn37" name="_ftnref37" style="mso-footnote-id: ftn37;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[37]</span></span></span></a>. ¿Qué decir desde esta óptica de los benedictinos suizos, quienes no conocieron la exclaustración? Se ha hablado de la virilidad seductora del gregoriano de los jesuítas de Comillas, una casa que tanto cultivó la polifonía, componiéndola también. Pensemos en el de los espiritinos de Chevilly. Como en la sencillez sin embargo artísticamente muy elevada de otro coro de religiosos, el de los Paúles de París. Desde el punto de vista geográfico, hemos de subrayar la intensidad y la fecundidad gregorianistas, a la vista exclusivamente de su plasmación discográfica, de la ciudad de Estrasburgo.<u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La afirmación de que el gregoriano no está hecho para las voces femeninas no se puede justificar más que partiendo de una petición de principio, la de una noción de tal canto exigente de la masculinidad. Pero la realidad objetiva no está de acuerdo. En el mundo del disco, las monjas de Argentan, de Ozon, de Moint-Laurier, de Varensell, las Oblatas de Cristo Sacerdote de Madrid, y no somos exhaustivos, le dieron horas excelsas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A la vista está que, habiendo dejado el gegoriano de ser un canto viviente, y en consecuencia interpretado por coros ajenos a su uso religioso, ello había de repercutir incluso en la composición de los discos<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn38" name="_ftnref38" style="mso-footnote-id: ftn38;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[38]</span></span></span></a>. Lo que se busca en ellos es el conjunto determinado por criterios estrictamente musicales, no el litúrgico. Puedo citar un ejemplo. Mi colección de compactos gregorianos es considerable. Sin embargo, el último domingo de ramos no encontré ninguno que contuviese los textos completos de la procesión, la bendición y la misa, como en el vinilo había<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn39" name="_ftnref39" style="mso-footnote-id: ftn39;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[39]</span></span></span></a>. <u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cambio, la investigación musicológica, al margen de las preferencias tradicionales o incluso pastorales que antes podían jugar, va siendo capaz de alumbrar nuevos campos<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn40" name="_ftnref40" style="mso-footnote-id: ftn40;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[40]</span></span></span></a>. En ese sentido es notable la labor del conjunto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Organum </i>de Marcel Pérès. Y se han cubierto lagunas, como la del canto dominico, antes que sepamos apenas grabado<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn41" name="_ftnref41" style="mso-footnote-id: ftn41;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[41]</span></span></span></a>. También se presenta el gregoriano en un mismo disco, en paralelo con esas otras músicas a que aludíamos, algunas religiosas, como el canto budista, otras profanas como el flamenco. A este propósito hemos de llamar la atención otra vez hacia el aludido éxito insospechado y muy posterior a la fecha de su grabación y publicación del disco de Silos que señaló esta nueva época masificada. Merecería una densa tesis doctoral la explicación del fenómeno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y a la vista de este panorama, tan distinto el comienzo del siglo que acabamos de estrenar del que había sido el anterior, señalado en el gregorianismo por la ilusión de la primera grabación viva, hemos de reconocer al menos que los creadores y cultores de aquella música hicieron suyo el imperativo escriturario: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laudate Deum in tympano et choro, laudate eum in chordis et organo.</i><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------- ----------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> SELECCIÓN DISCOGRÁFICA<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn42" name="_ftnref42" style="mso-footnote-id: ftn42;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[42]</span></span></span></a></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">1.- <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ROMA.:</b> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Gregorian Congress of 1904. Plainchant and Speeches recorded in Rome by “The Gramophone Company”</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Discant, </i>Exeter).-Misa de San Gregorio, Roman Schola dir.don Antonio Rella; de la misa de la Asunción (int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudeamus</i>; al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Assumpta est</i>; com. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Optimam partem</i>), coro de San Anselmo dir.dom Joseph Pothier; antología (1 res.mat.nav.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hodie</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Puer natus in Bethelem</i>, popular; int.asc., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Veni Sancte Spiritus, </i>tr.dif., e <i style="mso-bidi-font-style: normal;">In paradisum</i>), coro de agustinos dir.barón Rudolph Kanzler; parte de la misa de San Gregorio (int.,al.,of.,com.), coro de San Anselmo dir.dom Laurent Janssens; antología (int.mi.San Gregorio, int. , gr. y al.pas., al.Patrocinio de San José, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fac nos innocuam</i>), coro del Seminario Francés dir.dom André Mocquereau; alocución inaugural del jesuíta Angelo De Santi; palabras de Pothier, Mocquereau y Kanzler; introducción a un curso de gregoriano, con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vidi aquam</i> de Rella; tx. dom Jean Prou, abad de Solesmes.</span></div></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A.-DIDÁCTICA </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">2.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Método de canto gregoriano</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">FL,</i> F-203).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SI</b>, dir.dom Julio López Iglesias, “supervisión religiosa” del abad, narrador José-María Requena: 1.Salmodia cantada; 2. Tonos comunes de la misa.</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">3.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toni communes missae et officii juxta ritum Sanctae RomanaeEcclesiae</i> (ed.don Piero Damiano y Eugenio Consoni; **<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ECO,</i> 2045-50).- 1:Tonos or.(fes., fer. y antiguos ali.sim. y sol.).2: De ep. y ev.(uno <i style="mso-bidi-font-style: normal;">antiquor</i>).3: sol.y fer.pre.y pro.; co.gl.cr. e <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ite missa est</i>; de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pax Domini</i> y la bendición pontifical. 4: sol.ali, y antiguo lec.; del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">capitulum</i>, y horas in., vers. y lam (dos). 5: Del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ecce ligum</i> y al.sabs; de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">passio</i> (Cristo: p.Luigi Dolci; sinagoga, don Giovanni-Battista Genesio). 6: del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">exultet.</i> Coro del seminario de Fossano, cantor.p.Giovanni Rossi.</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">4.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gregorian Chant</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">LOL,</i> OL 50209).-Tono ev. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vos estis sal terrae),</i>salmodia antifonal, y otras piezas. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">CARM, </b>tx.A.R. </span></div></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">5.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Initiation au chant grégorien</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMmon.</i>, 30 S-515).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">KG</b>; introducción, línea melódica, ritmo musical y acento latino, vocalización, variedad del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tempo,</i> notas señaladas, ambiente modal y conclusión.</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">6.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rythmique grégorienne</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, sin).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBL</b>, dir.dom Georges Mercure, autor del libro del mismo título.</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">7.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Les modes grégoriens. Le Protus et le Deuterus; le Tritus et le Tetrardus</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D, </i>7.518A).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA.<o:p></o:p></b></span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">8.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le chant grégorien</i> (**“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">MTT</i>, 47; 1968,l).- tx.Nanie Bridgman, Michel Huglo, M.de Veyre y Marc Vignal; al.pas (c. parafonistas de St-Jean-des-Matines, dir. Guillaume de Van +1949, interpretación mensuralista; y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>), <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b> (sec.pas., s<i style="mso-bidi-font-style: normal;">alve festa dies</i>).</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">9.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tenth-Century Liturgical Chant in proportional rythm. Masses for christmas day and easter sunday</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">NON</i>, H-71348).- Schola Antiqua (hombres: Alexander Blachly, Jeffrey Gall, Patrick Mason; mujeres: Katharine Edmonds, Iris Hiskey, Imogen Howe, Dora Ohrenstein) dir. y tx. R.John Blackley. Mensuralista.</span></div></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">10.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Officium rythmicum Sancti Juvenalis [Biblioteca Capitular de Fosssano], sanctus et agnus dei. Chant grégorien au temps du Guillaume de Machault, XIVe siècle</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">EO,</i> bodas de plata; STU 71143).-ed. y tx. Pietro Damilano; coj. “Guillaume Dufay”, dir. Arsène Bedois; grb.8, 1977, Villevieille (Gard). Mensuralista.</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">11.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le chant du Thoronet. Splendeur du grégorien pour soliste dans la plus belle résonance romaine. Iegor Reznikoff</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>-37 30 1119): vr.gr.al.of.; salve en francés de base precist. y cist. Mensuralista.</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"> <u><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> B.-EL KYRIALE O LO COTIDIANO </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> a.<u style="text-underline: double;">La misa</u><u><o:p></o:p></u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">12-18.- :<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Missa VIII (de angelis) cum Credo III in festis</i>72 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Missa VIII (de angelis) cum Credo III in festis duplicibus.</i>- (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFG, Bmi</i>; 37112). <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA</b>; grb.12-4-1956; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kyriale: ;Messe VIII de angelis</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, 462.525).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe VIII de angelis</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMcath.</i>, 45-K8).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">RENN</b>, dir.ab.Orhant, org.can.Legrand; 4:Me<i style="mso-bidi-font-style: normal;">se des anges</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 35 30-511).-Con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christus vincit</i> y ps.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laudate Dominum omnes gentes</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Veni creator, Lauda Sion, Benedictus, Magnificat, Pange lingua, Attende Domine </i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve </i>sol. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ESTRU, </b>tx.Michel Wackenheim<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">.</b> (Hay dos ediciones, con distintas portadas, una, en rojo, reproduce un manuscrito: otra, en azul, un friso escultórico de ángeles. La numeración es la misma, pero la primera se ha adscrito erróneamente a la serie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mon</i>,núm.11); 5 :<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messa “de angelis”, Messa “Lux et origo”</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ECO</i>, 570).- c. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">probandi</i> ben.San Giovanni de Parma, dir.dom G.Nocilli y dom G.Molinari; 6: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kyriale 1: Misas “de angelis”, “Lux et origo”, "Fons bonitatis”; Credos 1, 4 y 3</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SIG,</i>1; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">PAX</i>, 3 DL 1-303).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SI; </b>7:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Misa de angelis, Misa de la Virgen, Kyrial hispano, Antífonas mariales</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HX</i>, HHS 10-411).-esc. y sch.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">VC.<o:p></o:p></b></span></div></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">19.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gregorian Chant in a Village </i>[Gyöngyöspata y Gyöngyös] <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Church</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HU</i>, SLPD 127 42).- mi.av.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rorate; </i>ram: proc.vr. ant., hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gloria, laus et honor</i>, int., ep. y trp. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Triunphat Dei filius.- </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SH<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, </i></b>dir. Janka Szendrei y László Dobszay (tx.de éste), cel. László Kuncz.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: left;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><span lang="ES-TRAD"> b.<u style="text-underline: double;">El oficio</u><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">20.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Psalmodie récitée</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, 462-526).-se.fv;.Sagrado Corazón.- <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: left;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">21-23.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vêpres et complies à l’abbaye de Solesmes</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i> 43, 30 11 89).-tx.Maurice Zundel, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA</b>; 2: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sonntagsvesper in der Abtei María Laach</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PSAL</i>, 25-081 065 PSB); 3: <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Komplet</u> </i>(**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PSAL</i>, 49-141 067 PSA).-grb.14-10-1967,<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">HK</b>.</span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: left;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">24.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Complies cisterciennes</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMmon</i>, 4586.- Con la entrada de los monjes en el coro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve, </i>ángelus.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> SF</b>; </span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> c).-.<u style="text-underline: double;">La bendición con el Santísimo</u></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">25-27.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canto gregoriano. Melodie gregoriane. 4, Eucaristía </i>(**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CC,</i> 33-1005).- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pange lingua </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tantum ergo</i> 1 y 2, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ave verum, o salutaris hostia, adoro te devote. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">VR</b>; 2: <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Les saluts du</u> <u>Saint -Sacrement</u></i><u> </u>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, 7.519A).-Cantos de exposición y de reserva, y motetes usuales: ant. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christum Regem, O quam suavis est, Pax aeterna, Laudate Dominum, Venite adoremus eum, Sanctus, Gaude Dei Genitrix, Sub tuum, Beata Dei Genitrix</i>; mot. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adoro te devote, Panis angelicus, O salutaris hostia, Tantum ergo </i>(m.3 y 1); hi. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Te laudamus, Te decet laus, O quam glorifica</i>; trp. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave verum, Inviolata</i>; sec. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ecce panis; </i>res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo quidam</i>; com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Panis quem ego, Panem de caelo, Gustate, Cantate Domino. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA</b>; 3: <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Benediction at Tyburn sung at </u><u>Tyburn Convent </u><u>by the Nuns, </u> <u>The Adorers of the Sacred</u> <u>Heart, O.S.B.</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CCO</i> 23).- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O salutaris hostia, Adoro te devote, Tantum ergo, Adoremus in aeternum, Ave verum</i>, let. mar; de ofo.nav (con lec. mat.), jus.vs. (con lam.) y pas.; cel. Michael Ware. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">TY.</b></span></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: left;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> C.-ANTOLOGÍAS </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">28.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Traditions chrétiennes, </i>2<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. Chant grégorien</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">EY</i>,2). <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">TIU, </b>grupo de novicios y monjes jóvenes: com. mrs. tp. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laetabitur</i>; vers. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">In salicibus</i> (del of. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Super flumina). </i>Se incluye <a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn43" name="_ftnref43" style="mso-footnote-id: ftn43;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[43]</span></span></span></a> el “transitorium” ambr. (procesión de la comunión de los fieles) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Declinant</i>; y ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Benedicat nos</i> y “salutatio” <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gratia Dei</i> gal. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EY; </b></span>tx. dom Maur Cocheril<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">.</b></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">29.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La journée monastique</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMmon,</i> 30A-116).-De mat.nav. (ps.94) y lau.dom.(ps.50); proc.mar.pri.mi.; mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Terribilis</i> y vís.(hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Urbs Jerusalem)</i> ded.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">; </i>cánt.com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo quidam</i>; comp., ángelus. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EC.</b></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Salve, </span></i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ORV.</span></b><br />
<br />
<div style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"></span></b>30.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lesplus beaux chants grégoriens à Notre-Dame de Paris</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">FY </i>095).-miscelánea, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ut queant laxis </i> a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viri Galilaei; </i>mt.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>dir.Jehan Revert, org.Pierre Cochereau (imp.al Gran Örgano); grb.5-1980 y 6-1981.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">31.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Le chant grégorien du soliste</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM,</i> 3011-95; 1983).-vr. (gr.res.al.of.), a base de cant. gal. y antiguos romanos.- dir., mz. y tx.: Marie-Claire Billecocq, mz-sop. Géneviève Krier-France, sop. Marie-Reine Walkowiak.</div></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
<div style="text-align: left;"><br />
</div></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> D.-EL AÑO LITÚRGICO </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">32-36.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gregorianischer Choral. Die Grossen Feste des Kirchenjahres: Proprium primae missae in Nativitate, [..] secundae, [..] tertiae, In epiphania Domini, Feria Sexta in passione et morte Domini, In Dominica Resurrectionis, In Ascensione Domini, In Dominica Pentecostes, In dedicatione ecclesiae, In Assumptione Beatae Mariae Virginis.</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Archiv Produktion</i>, 2565, 199-203).-k.gl.sc. y ag.4, l4 y 15; vs.del tr.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Domine,exaudi orationem meam</i> a la ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crucem tuam adoramus</i>, con la pasión según San Juan.- tx.dir y Heinz Wildhagen. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MSCH</b>; 2: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Das Kirchenjahr in Gregorianischen Chorälen</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">OP</i>, 3139).-Del int.2dom.av.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Populus Sion</i> al al. y sec.pen.; c.San Rombaut, de Malinas [seminaristas, jóvenes sacerdotes y escolanos], dir.can.Jul.Vyverman, tx.Paul Douliez.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">37.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gregorian Chant.Maria Einsiedeln</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ATG</i>, 2533 131).-sch.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EIN</b>, dir. y tx.dom Roman Banwart.- mi 1nav.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dominus dixit</i>, epi.,pas. y asc (al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ascendit Deus </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dominus in Sina</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">38.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messes “Gaudete” du 3er dimanche de l’avent, et “Laetare” du 4er dimanche de câreme</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, 174.080A).-resv.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ostende nobis</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Conditor alme siderum, Rorate caeli, </i>k.17 (y 6 m.), sc. y ag.17.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">39.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vêpres et salut du 1er dimanche de l’avent</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">RCI</i>, 437).-Bd.:mot.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Panis angelicus, Rorate caeli desuper</i>, vers.or.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tantum ergo</i>, vers.or.mot.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Venite adoremus eum, Alma redemptoris mater,</i>res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aspiciens a longe. </i>grb.2, 1976.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBL.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">40-43.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Premier, deuxième, troisième et quatrième dimanches de l’avent</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45-P, 1-4).-Mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ad te levavi </i>(con ps.84), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Populus Sion, Gaudete </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rorate.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI</b>; 2: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messes de l’avent: Premiére et deuxiéme dimanches. Troisième et quatrième dimanches</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 7.555 y 7.559; 1975 y 1977).-mi. del disco anterior, trp.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sanctissimus</i> 8m., prosula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regnantem</i> lm.; k.17,sc. y ag. 6 y 14.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">44.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Les matines de Nöel</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SKL 20 184).-Inv.vr.ant.res.sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laetabundus.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">45-46.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Primae vesperae in Nativitate Domini Nostri Jesu Christi</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGa</i>; 13 005 AP).-Grb.6 y 7-11-1952; tx.del dr.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA</b>;2: 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Secundae vesperae in Nativitate Domini Nostri Iesu Christi. Ad compleorium</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFG,</i> APM 14 110).-texto del dir.grb. 2-9-1957.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">47-49.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> 1</i>: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Prima missa in Nativitate Domini Nostri Jesu Christi</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGb,</i> 198 153).-k.gl.sc.ag.9; mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dominus dixit ad me</i>: or.ep.ev.or.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">super oblata</i>, pr.dox, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ite missa est </i>9.tx.del dir.; grb. 7 a 9-9-1959.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe de minuit. Messe du jour</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, CCL 38000).-Mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dominus dixit ad me </i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Puer natus est nobis</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ecce nomen Domini</i>, sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave Maria.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tertia missa in Nativitate Domini Nostri Jesu Christi</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGb</i>, SAPM 198 036).-k.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">altissimus, </i>gl.2, sc. y ag.3. Completa como el núm.241; grb.9 y 10-9-1959. tx.del dir.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">50.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dimanche dans l’octave de Noël</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM,</i> 45-96).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dum medium.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">51-53.-1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Épiphanie du Seigneur</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM, </i>45-98).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ecce advenit. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ESTR; </b>2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Epifanía</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> SDGE 80338-9).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ecce advenit, </i>k.1, gl.6, sc. y ag.7.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantus gregorianus. Erscheinung des Herrn</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PSAL</i>, 27-071 O65 PSB).-Mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ecce advenit</i>; org. Erich Ackermann: “Preámbulo gregoriano”, interludio, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toccata, Kleine Ciaconna</i>, y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canzona</i>, de Georg Trexler (1957). cantores <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MAL.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">54-55.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deuxiéme et troisiéme dimanches après l’épiphanie </i>(**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45 P10).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Omnis terra </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adorate Deum.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ESTR.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">56.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe de la Septuagésime</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SXL 20.507).-k.11, or.ep.ev.cr.1.pr.sc.11 y ag.,<i style="mso-bidi-font-style: normal;">pater noster</i>, postcom.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Benedicamus Domino</i> 11. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">57.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantus gregorianus. Hochamt von Sonntag Sexagesima 26 Februar 1965 aus der Abtei Maria Laach</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PSAl</i>, 18-260 265).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exsurge, </i>k.16, or.pref.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">pater noster</i>, postcom. c.y cantores, cel.dom Ambrosius Dohmes, org.dom Pius Merendino.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MALW.</b></span> rios del vs.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SI.</b></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">58.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le temps du carême. Premier et quatrième dimanches</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SF1</i>, Nantes; DAT, 2 500 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">SONY</i>).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Invocabit me </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laetare</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Attende Domine </i>5m.,k.sc. y ag. 17, cr.1, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve</i>; sc. y ag.15, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pater noster </i>mozárabe. De vís.4dom:resv.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scapulis</i>, e hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Audi benigne conditor</i>. Coro gregoriano de Nantes; dir. Murice Tillie, tx.él mismo y el sulpiciano Clément Morin.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">59.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dimanche de la Passion</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM,</i> 45-P 19).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Judica me</i>. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EC.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">60-63.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Solemnis palmarum processio in honorem Christi Regis</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGd</i>, 13 041 AP).-Bd.y distribución de los ramos, ev., proc.-tx.del dir.grb.del 14 al 16-4-1956.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rameaux=2e dimanche de la passion</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 33-30).-Proc.,mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Domine ne longe.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le dimanche des rameaux</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 174.150A).-Proc.,campana, mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Domine ne longe</i>, res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Collegerunt.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>; 4: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gesänge am Palmsonntag</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ATG</i>, 2533 320).-vr.ant; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gloria, laus</i>; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ingrediente</i>; mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Domine, ne longe;</i> tx. dom Rhabanus Erbacher. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MSCH.</b> </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">64.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tenebrae factae sunt</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">*<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn44" name="_ftnref44" style="mso-footnote-id: ftn44;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[44]</span></b></span></span></a>SM</i>, 25A-165).-vr.ant. y res.ti.jus,vs., y sabs.; lam.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quomodo sedet, Cogitavit Dominus </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recordare Domine-Jerusalem, Jerusalem.</i> c. y st.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">65-67.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jeudi Saint</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM,</i> 33-31).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nos autem gloriari</i>, lavatorio de los pies, proc.con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pange lingua</i>. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI; </b>2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">In Cena Domini: de missa solemni vespertina</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">DGG,</i> 139 169 SLPM).-int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nos autem,</i> gr. y of.de la mi; “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">de lotione pedum”, Ubi caritas et amor;”De solemni translatione ac repositione Sacramenti”, Pange lingua; </i>cant.penitencial, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Parce Domine, parce populo tuo;</i>de cch.:hi.lau.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Verbum supernum prodiens</i>, sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lauda Sion.</i>- c.:Capella papale de San Francisco, Asís; dir.y tx.padre maestro Alfonso del Ferraro, tx.; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jeudi Saint: Messe et répons</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 174.029).- mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nos autem</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ubi caritas; </i>ti.:res.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">68.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jeudi Saint et Vendredi Saint: Les répons des ténèbres</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 174.029 y174.047A).-1.lam, res.,<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vexilla regis.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.</b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">69-70.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vendredi Saint</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SXL 20.506).-pasión según san Juan; improperios, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crucem tuam, </i>hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pange lingua gloriosi praelium certaminis.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA; </b>2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Orationes solemnes et adoratio crucis in feria VI in parasceve</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGb, </i>14034 APM).-resp.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tenebrae facta sunt</i>.grb.2-4-1954.tx.del dir.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">71-73.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liturgia paschalis. Vigilia paschalis ( Benedictione et praeconium; Promissio baptismalis et Missa solemnis). Missa in Dominica Resurrectionis</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGb, </i>14104-6 APM<i style="mso-bidi-font-style: normal;">).-</i>grb. 27 y 28-6-1953 y 3 a 5-9-1957. tx.dir. y Bruno Stäblein.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">74.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exsultet</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM,</i> 45-57).-diácono y coro, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">75-79.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pâques. Surrexit Dominus vere</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMmon</i>,10; 30-583).-de vig., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lumen Christi, Exsultet, Sicut cervus</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vidi aquam, </i>mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Resurrexi</i> (int.al.k.gl.); <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Surrexit Dominus vere, </i>res. y ant.ofo.pas., ps.150, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ad cenam agni providi.</i> dir.dom Olivier Bossard, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pâques</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> CCL 38001).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Resurrexi</i>; del ofo: inv.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Surrexit Dominus,</i>hi.lau.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aurora lucis</i> y vís.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ad cenam, </i>vr<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i>ant, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve festa dies.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Easter at Prinknash. The Mass of Easter Day</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">A Saint Paul Disc</i>; sin;df.un monje de Prinknash; 1962). c.ben.; 4:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pâques</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AMU,</i> 30 1037, SM 37).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve festa dies, </i>mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Resurrexi,</i> k.y gl.1; vís.-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">FONT; 5</b>:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dimanche de Pâques</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45-P 20).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Resurrexit</i>. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EC.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b> </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">80.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pâques.Messe de Pâques, Messe de Quasimodo</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i> 43, 30 1021).-pp.mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Resurrexit </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quasimodo, </i>ritmo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exsultemus; Salve festa dies.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA,</b> tx.dom Guéranger; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dimanche de Quasimodo, 3er dimanche après pâques</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SXL 20.512).-m.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quasimodo </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jubilate Deo:</i>k.6 ali.; sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve dies rerum gloria</i>; de la vig.pas, al<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.Confitemini Domino </i> y tr.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laudate Dominum</i>. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">81.- 2<i style="mso-bidi-font-style: normal;">me,4me & 5me dimanches après pâques</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 173.988).-m.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Misericordia Domini, Cantate Domino, Vocem jucunditatis</i>; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christus resurgens.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">82.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Messe complète du 7me dimanche de pâques, Exaudi Domine</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 7.554). <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">AR.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">83.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">L‘Ascension du Seigneur</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45 P26).-m.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viri Galilaei</i>.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LAN.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">84.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dimanche après l’Ascension</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45 P27).-m.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exaudi Domine.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LAPA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">85-92.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pentecôte. Fête-</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dieu </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D, </i>CCL 38003).-k.3.gl.2.ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Venite populi</i>.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>; 2: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe de la Pentecôte. Messe de la Fête-Dieu</i> (FC 531).-m.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Spiritus Domini </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cibavit eos.</i> k.3.gl.2. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pentecôte </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AMU</i>, Am 8408).-mi.:k.2, gl.sc.ag.3; de la vig.:int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dum, sanctificatus</i>, of.com.,hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Beata nobis gaudia, </i>ant.del ofo,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Veni creator.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">FONT</b>; 4:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pentecôte, Spiritus Domini</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMmon</i>, 18; 30 717).-de mat.lau. mi. y vís.:hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Iam Christus,</i> ps.47 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magnus Dominus, benedictus</i>, sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Veni Sancte Spiritus</i>, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Veni creator Spiritus.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI</b>; 5:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Missa in festo Pentecostes</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGb</i>, 14 303).-k.gl.sc.ag.3, cr.5.or.ep.ev.or <i style="mso-bidi-font-style: normal;">super oblata</i>, pr.dox. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pater noster, pax Domini, ite missa est.</i> grb.22 a 28-7-1962.cel.dom Aurelian Weiss.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">VAR</b>; 6:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O lux beatissima. Gregorianisches Hochamt zu Pfingsten</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PSAl, </i>143-070 773 PET).-k.gl.ag.1, or.lec (dos).ev.or.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">super oblata, prex eucharistica,</i> postcom.bd.-org.imp.Theodor Peine, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">praeludium, meditatio, interludium, toccata</i>.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">HNV</b>; 7:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dimanche de la Pentecôte</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45 P28).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Spiritus Domini</i>. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">LI</b>; 8:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe de la Pentecôte</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AMS</i>, 12.001).-id. grb.4-1959.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MONTC.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">93.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Semaine de la Pentecôte</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> SXL 20 224A).-int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Deus dum egredereris </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Repleatur</i>; vr.:hi.al.ant.com; sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Veni Sancte Spiritus,</i> of.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Emite Spiritum tuum. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">94.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vêpres de la Sainte-Trinité. Salut du Saint Sacrement</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, 7545).-ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Venite populi, Virgo Maria, Tu es pastor ovium, Te laudamus; tantum ergo</i>. Org. Schwenkedel, dom Claude Gay: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Praeludium pedaliter </i> de J.P.Sweelink (1562-1621), interludio: fantasía décima del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Arte de tañer fantasía</i> (1566) de Tomás de Santa María, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chacona de </i>Louis Couperin (1626-1666).<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">95-98.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fête-Dieu</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AMU</i>, MA 103-8 108).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cibavit eos</i>; vr.euc.:hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pange lingua </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Verbum supernum</i>, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Venite populi</i>, res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homo quidam </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Unus panis, </i>sc.trp<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Ave verum.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">FONT</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gregorian Chants for the Feast of Corpus Christi</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">LPR</i>, sin).-Campanas; mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cibavit eos</i> y vís.; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ubi caritas</i>, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O quam suavis</i>.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SJA</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Fête-Dieu à En-Calcat</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM,</i> 30A-200).-mi.pof.del abad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cibavit eos</i>, proc. y vís.-Org.dom Clément Jacob.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EC</b>; 4:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Fête-Dieu</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AGR</i>, sin).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cibavit eos,</i> hi.:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adoro te, Jesu dulcis memoria, tantum ergo</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O admirabile.</i> dir.can.Jean Jeannetau, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">OZ.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">99.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe du Sacré Coeur</i> (*sin).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cogitationes cordis</i>; k.ángeles, gl.cr.sc.5m.ag.6m.; hi.lau. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cor arca</i>, resv.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ego dixi</i>; Palestrina: hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesu rex admirabilis</i> y mot.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pars mea.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBL.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">100-101.- 1: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Les messes des dimanches après la Pentecôte. 3, 12 et 18 dimanches</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D, </i>SXL 20.218).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Respice in me, Deus in adjutorium </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Da pacem</i>; resv.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inclina</i>, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aeterne rerum conditor.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quatrième et cinquième dimanches après la Pentecôte</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45 P32-3).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dominus illuminatio </i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exaudi Domine</i>.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> LAPA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">102.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cristo Rey</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> SDGE 80344-5).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dignus est agnus</i>; ac.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christus vincit.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> E.-LOS SANTOS </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">103.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Mass at Downham Market</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CCO,</i>CCI sin).-Mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudeamus</i> de ss., completa, incluido el último evangelio. Grb. ese día, el año 1975, en esa pequeña parroquia de Norfolk. Mensaje del p.Baker, tx.Michael Davies.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">104-105.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Todos los Santos</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D, </i>SDGE 80346-7).-la misma misa; resp.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vidi Dominum</i>, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sub altare Dei </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O quam gloriosum.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">106.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apôtres et martyrs</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM,</i> 43 30 12.77).-int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mihi autem </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Judicant</i>, com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amen dico vobis </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ego vos elegi</i>; vr.ant.lau. y vís., hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exsultet</i>.-int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Justi epulentur ,</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salus autem </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sapientiam</i>, com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dico autem, Et si coram,</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Justorum animae </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laetabitur</i>; vr.ant.lau.tp.,<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vestri capilli </i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudent in caelis</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sanctorum meritis. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">107.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Commun de plusieurs martyrs en dehors du temps pascal</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 7.537).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Intret, Sapientiam </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Salus autem</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudent in caelis</i>, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sanctorum meritis </i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rex gloriose martyrum.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">108.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Évêques et docteurs de l’Église</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM, </i>43, 30,13-27).-int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Statuit, Sacerdotes tui </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sacerdotes ejus</i>, of.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inveni </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bonum est, </i>vr.ant.lau.,hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Iste confessor Domini</i>.-int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">In medio, Os justi, Lex Domini </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Meditatio</i>, al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Spiritus </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Disposui</i>, com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tu mandasti, Quod dico,</i>y<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Qui meditabitur</i>; ant. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O doctor optime</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aeterne sol.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">109.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Saint Pierre, Saint Jean Baptiste</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D, </i>174.064A).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nunc scio vere</i> (com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tu es Petrus </i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Simon Johannis</i>), hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aurea luce, Petrus beatus</i>, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tu es pastor, Hodie Simon Petrus</i>.-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">De ventre</i> (int.vig.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ne timeas)</i>, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ut queant laxis, O nimis felix</i>, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Puer qui natus est. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">110.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Saint Michel</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, 174.164A).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Benedicite Dominum</i>; k.4ali.gl.ambr.sc.ag.13; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ascendit fumus</i>; int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">In excelso throno </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adorate Deum</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dum sacrum, Stetit angelus, Dum praeliaretur, Archnagele Michael, Angeli Domini, Angeli archangeli, Factum est, Princeps gloriossisime, Laudemus Dominum, Sanctus</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tibi Christe</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Te Deum </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave regina.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA.</b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">111.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Saint Paul, Saint Jean [Évangeliste]</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D, </i>SXL 20.186A).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Scio cui credidi</i>, al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magnus Sanctus Paulus </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sancte Paule</i>, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doctor egregie</i>, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vade Anania </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sancte Paule apostole</i>.-mi.de San Juan Evangelista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">In medio</i>, k.9, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exsultet caelum laudibus </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ubi caritas et amor, </i>ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Congregavit nos in unum, Congregavit nos Christus, Diligamus nos invicem.</i>-tx.J.G<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn45" name="_ftnref45" style="mso-footnote-id: ftn45;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[45]</span></span></span></a>.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">112.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chant grégorien en l’honneur de Saint Jacques</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, 0582).-campanas; mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mihi autem</i>; gl.4 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">in festis apostolorum</i>, sc.8, ag.6; or.ev.pr.; inv.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regem apostolorum</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aeterna Christi munera</i>; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Isti sunt.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">113.-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Messe des Saints Joachim et Anne</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">IPG</i>, 7561; 1978).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sapientiam</i>; k.gl.sc.ag.10; lit. de la palabra y euc.;ac.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quia tuum est regnum</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">.AR.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">114-116.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grégorien à Montbenoît </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">MABE, </i>CC 80 224).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudeamus</i>, de San Benito, sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laeta dies</i>; ant.mag. Santos Inocentes e hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salvete flores martyrum</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve festa dies.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MABE</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chant grégorien en l’honneur de Saint Benoît</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, 0979).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudeamus</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laudibus cives </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Claris conjubila</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O coelestis norma, Exsultet omnium, Fuit vir , Gloriosus, Sanctus Benedictus, Sanctissime</i>; cant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Benedictus</i>.-org.dom Richard Gagné, lc.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">RB,</i> Jean Deschamps. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBLA</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chant grégorien et orgue: Saint Benoît</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM, </i>43, 30 977).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudeamus </i>(sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laeta dies) </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Os justi</i>; lau.ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuit vir, Beatus vir, Gloriosus, Erat vir Domini, Vir Domini</i>; ant.de cant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sanctissime, O coelestis norma; </i>cánt.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hodie Santus Benedictus,-</i>org.dom Claude Gay: Jean Langlais, J.S.Bach, Henri Dumont (1610-1684).<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">117.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messes de Saint Benoît et Sainte Cécile</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, 174.066A).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudeamus</i> con sec.; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> O coelestis norma</i>, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inter aeterna.-</i>mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Loquebar, </i>hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesu corona virginum</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Est secretum, Virgo gloriosa </i> y las de la consagración de las vírgenes; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regnum mundi.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">118.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">-</b> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sainte Cécile</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">IPG</i>, 7562; 1978).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Loquebar</i>, k. 7ali.; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Terrena</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantantibus organis, Valerianus, Caecilia, Triduanas, Est secretum</i>; mag.sol.-org.dom Claude Gay: L.Rossi (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pasacalle en la menor</i>), A.van den Kerchoven (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Erbarm dich mein, O Herr Gott</i>), an., D.Buxtehude y J.S.Bach.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">119.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">-</b> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe de Saint Martin</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, 383).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Statuit,</i> k.gl.sc.ag.14lit.de la palabra y euc.; org.Titelouze, Buxtehude, Krieger. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBL.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">120.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Saint Martin, Saint Laurent</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D,</i> 7.546).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Statuit</i>, cr.5; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dixerunt discipuli, Domine, O virum, Oculis ac manibus, Martinus, O beatum virum, O beatum pontificem</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Martine, par apostolis</i>.-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Confessio</i>; k.gl.sc.ag.15; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Laurentius ingressus, Laurentius bonum opus, Adhaesit, Misit Dominus, Beatus Laurentius, In craticula, Levita Laurentius, Beatus Laurentius.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> AR.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> F.-LAS ÁNIMAS BENDITAS </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">121.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exequiarum ordo</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGc</i>, 37139 EPA).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libera me Domine, In paradisum</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Ego sum resurrectio et vita</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">benedictus.</i>grb.13-4-1956.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">122.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La messe des morts, les funerailles</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D, </i>SXL 20 217).-campanas a clamor; mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Requiem aeternam</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Subvenite, Libera me, In paradisum, Ego sum, Memento mei, Qui Lazarum, Credo quod redemptor</i>. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">123.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">-</b> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe des morts et office des défunts</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 43 30 1063).-mi; al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">De profundis </i>e <i style="mso-bidi-font-style: normal;">In exitu</i>; inv.; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Credo, Memento, Ne recorderis, Libera ...de viis; Subvenite</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">In paradisum, Chorus, Ego sum, Habitabit. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">124.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Difuntos</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SIG, 6; PAX</i>, 3DL 6-314).-mi.; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">In paradisum, Qui Lazarum, Ne recorderis, Subvenite.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SI.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">125.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>La liturgie des défunts, les funerailles</u></i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SXL 20.518A).-mi.k.6m.sc.ag.8m.; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Subvenite, Libera me, In paradisum, Ego sum, Benedictus</i>; ant. y vers. vís, ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Omne.</i> tx.J.G.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">126.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe des défunts</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, sin).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exsultabunt Domino, Subvenite</i>; mi.; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libera me Domine, In paradisum, Ego sum.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBL.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">127.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Prima missa in commemoratione omnium fidelium defunctorum</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGc,</i> 14002 APM).-mi.completa. grb.1-4-1956.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">128.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Requiem aeternam. Gregorianische Totenmesse</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PSAL,</i> 156-180 574 PET).-mi. con dos lc.,<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libera me.-</i> org.Günther Berger: impr:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toccatina infernale super “Domine Jesu Christe”, Intonatio con fuoco.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">HNV.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">129.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Solemn Requiem Mass at Westminster Cathedral</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMS</i>, SM 82).-mi. con canon; mot.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave verum</i> (Des Près), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantate Domino</i> (Hasler); cel.can.Francis Bartlett, 15-11-1975; c. y cantores; tx.Colin Mawby. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">130-131.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aus der Totenmesse</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">GGH,</i> 6-7).-mi., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Subvenite, Libera me Domine, In paradisum.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">CLER.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> G.-LA VIRGEN </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">132.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Laudes a la Madre de Dios</u> </i>( <i style="mso-bidi-font-style: normal;">PAX, </i>3DL 10.370).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave Maria </i>(y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave Maria </i>of.), af., mag., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sub tuum praesidium, </i>sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave mundi spes, Flos virginum, Salve virgo florens; Maria, mater gratiae; Preces marianae: Ab hac familia tu propitia, Ave mater salvatoris, O virgo pulcherrima; Sancta Maria, te decus, O Maria, vitae via; Ave Mater.-</i> Oblatas de Cristo Sacerdote, Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">133.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave Maria </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HM</i>,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>B 5115; 1982).-vr.mar. de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Repleatur os meum laude tua </i>a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave maris stella</i>; vr.Gr. del inv.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Venite exultemus </i>al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Te Deum.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MUN.</b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i> </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">134.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“A Marie, mère de Dieu”</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">KG</i> 3; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">AR,ASE</i>).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave maris stella, Salve</i>; concepción y natividad: de al. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tota pulchra es </i>a ant. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nativitas tua</i>; anunciación: de la prosa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mittit ad Virginem </i>a res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaude</i>; maternidad: de hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Virgo Dei Genitrix </i>a res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Descendit</i>; compasión: hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jam toto subitus</i>; asunción: de ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Virgo prudentissima </i>a ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paradisi portae </i> y ps.44.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">K.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">135.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Die ältesten Marienproprien</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CAL</i>, 30 884).-mi.mar.av.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rorate caeli,</i> k.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">alme pater</i> ; int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vultum tuum</i>, k.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">cum jubilo,</i> gl.9. de la fiesta del disco anterior, 1 de enero; vís.anu. grb.5 a 8-9-1988; tx.-del dir.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">STO.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">136.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Mystères de Notre-Dame. Présence de Notre-Dame au monde</u></i><u> </u>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">OZ</i>, 2;<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> CEP</i> 153).-del int.ic.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Venite, audite</i> a la ant.2vís.asu.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hodie Maria Virgo</i>; y de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vidi civitatem</i> a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve </i>sol.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">OZ.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">137-138.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Les mystères du rosaire</u></i><u> </u>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SXL 20.225A).- Gozosos: del of.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave Maria</i> a la com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fili quid fecisti; </i>dolorosos, del res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">In monte Oliveti </i>al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stabat mater; </i>gloriosos: del al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lapis revolutus est</i> a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave regina caelorum</i>.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le saint rosaire</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">MM,</i> 3386-7).-Del mag.al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave maris stella; </i>bd.euc.; cant.en francés: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vous demandez que le rosaire; Nos prières, Sainte Madona</i>; org.Henry Veysseyre, sin indicación de coro ni lugar.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">139.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gesänge zu Marienfesten</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APT</i>, 2533 310; 1976).-pp.mi.ic.anu.asu.; af.- sch.”Francesco Coradini”, Arezzo; dir.Fosco Corti, tx.Bruno Stäblein; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fêtes de Notre-dame</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 43 30 1081).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vultum</i>; k.gl.9; af.sim y sol.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">140-142.-1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe “Salve sancta parens”</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45-C 53).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EC</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Id. </i>(**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AMS</i>, 12 002).-grb. 4, 1959. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MONTC</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Id. </i>(**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, sin).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBLL.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">143-145- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">L’Immaculée Conception</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 45 PS 52).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudens gaudebo</i>.dir. dom David, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SWF</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Id. </i>(*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, sin).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">id.</i>; ord.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cum jubilo, </i>cr.4; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regina caeli, Tota pulchra es.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBL</b>; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Inmaculada Concepción</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SDGE 80342-3).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">id.,</i> sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave mundi spes,</i> hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O gloriosa Domina.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">146.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <u>Purification de la Sainte-Vierge; Notre-Dame des Sept Douleurs</u> (D</i>, 174.092<i style="mso-bidi-font-style: normal;">).-</i>mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Suscepimus</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lumen, Adorna</i>; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obtulerunt</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stabant juxta crucem</i>, k.8al.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">147.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe de l’Anonciation; Messe de Saint Joseph</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, SXL 20.514).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vultum tuum</i>, k.gl.sc.ag.9; mi. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Justus ut palma</i>, k.gl.sc.ag.12.-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">148-149.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ascension, Assomption</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">D</i>, CCL 38002).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viri Galilaei</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesu nostra redemptio</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aleluya,</i>ps.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Omnes gentes</i>; hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Optatis votis omnium.-</i>mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Signum magnum</i>; ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Virgo prudentissima</i>, mag.sol; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paradisi portae</i>, ps.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Eructavit.</i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOGA</b>;2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Id.</i> (FC 530; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">MUR</i>, 311; 1972).-id., ps.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Omnes gentes plaudite manibus</i>; res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vidi speciosam. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SOCLA.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">150-153.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">15 Aôut. Messe solennelle et procession du voeu de Louis XIII</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 25M-125).-mi., proc.,vís: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Monstra te esse matrem</i>, let.mar.; cánticos populares en francés.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EC</b>; 2:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Missa in festo Assumptionis B.M.V.</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APFGb</i>; 198046 SAPM).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Signum magnum</i>, k.gl.sc.ag.9, cr.3; or.ep.ev.pr.or.super oblata, dox.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">pater noster</i>; vers.com.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Recordatus.</i>- grb 10 a 16-3-1960. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">BEMA</b>; 4:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chants de l’Assomption</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AMU, </i>AM 7306).- de mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Signum </i> y vís.-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">FONT.</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">154.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantus mariales</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SBL</i>, sin).-sec.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O mira caritas </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mittit ad Virginem</i>, prosa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inviolata, </i>ritmo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Concordi laetitia</i>, hi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ave maris stella, </i>ant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Sub tuum praesidium,</i> al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rosa vernans, Ave Maria</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve</i>, cánt<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sancta Maria</i>; melodías de dom Pothier: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Memorare, Resonet in laudibus </i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve mater misericordiae.</i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SBL</b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">155.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Musique à l’abbaye de Hauterive</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">KKK, </i>FGL 25-4318).-Campanas; vr. de 1vís., mat., mi., se. (ps.122, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ad te levavi)</i>., 2vís. y compl.; org.:Jean Pachebel, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magnificat (tonus peregrinus).</i>grb. 20-5-1964 (bodas de plata, 1939-1964).; c. y sch.cist. dir.dom Stanislas Barbey, org.dom Jean Moll; tx.abd.Bernard Kaul.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> CON POLIFONÍA </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">156.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cathédrale de Saint-Malo. Grand’messe du 15 aôut</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">IRQ</i>, 30 192; 1981).-Delalande: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regina caeli, In te Domine speravi</i>; Dumont: sc.mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Royale</i>.-mt. Aleth, dir.Bernard Orhant; org.Henri Chesnais.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">157.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Semana Santa en la Universidad Pontificia de Comillas</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PAX</i>, l3 DLC-381).-Gr.; Victoria, Prieto (n.1900): ps.23, res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">In monte Oliveti, Una hora, Omnes amici mei, Sicut ovis, Sepulto Domino</i>. gl.mi.pas.; Goicoechea, lam.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cogitavit, Christus factus est</i>; Otaño (1880-1956): res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Velum templi.</i>- sch.dir.José-Ignacio Prieto. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">158.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe polyphonique au monastère “Stella Maris” [Haifa], Notre-Dame-du-Mont-Carmel</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">VG,</i> MC 20166).-Campanas; Gr.:int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quam pulchri sunt, pater noster,</i> al.com.-Stadler: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ecce sacerdos </i>(entrada y salida del obispo), Perosi, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Missa secunda pontificalis</i>: k.gl.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">et incarnatus</i>, sc.bc.ag.; Wambach, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Prière.-</i>dir. Gr., Cayetano Iriarte, O.C.D.; pol., Manuel Migueens, O.F.M.; org., Elías Friedman, O.C.D.: mc., Arcángel Rodríguez, O.C.D.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">159-160.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Polyphonie grégorienne de dom Georges Mercure </u></i><u>(1905-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">1993</i></u> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">BML, </i>2; 1959).-kyriale añ., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christi Crucifixi ultima verba. </i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MLM.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">161-162.- 1.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grandes heures liturgiques à Notre-Dame de Paris</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">RCA, </i>FY 001).-Campanas de la torre norte y bordón, carillón de las horas, pen.10-6-1973; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O fili et filiae, Sancta et immaculata, </i>mag.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, Te Deum, Tantum ergo, De profundis</i>; prosa pas.ded. y pen.- mt.cs.y organistas, coj.”Contrepoint”.; grb. 16 y 18-6-1973, tx.Jean-Gabriel Gaussens. 2.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Semaine Sainte à Notre-Dame de Paris </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">RCA,</i> FY 052).-Carillón; Gr., Victoria, Palestrina, J.S.Bach, Van Berchem, C.Mawby, Gelineau, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O croix très sainte</i> (antigua mel.vasca, arm.Doze-Lesbordes).-mt. y c.dir.Jehan Revert, org.de c., Jacques Marichal, grandes org.Pierre Cochereau; grb.2, 1977.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">163.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe de la dédicace. Saint-Brieuc</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMcath.,</i> 33-49).-Campanas; mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Terribilis</i>: ord. Du Mont, gr.al.Métayer; sec. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jerusalem et Sion filiae</i> (arm. Métayer).- orq. dir. Michel Drouart, c.dir.ab.Emmanuel Le Coat, org.Henri Métayer.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">164-165.- 1.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messe, Pange lingua. La Fête-Dieu, Polyphonie de Victoria</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SMmon </i>22, 30 779).-Campanas., org:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pasacalle </i>de Cabanilles; de mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cibavit eos</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> O sacrum, </i>mag.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Pange lingua, Salve, Virolai. </i>2. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Fête-Dieu au </i>Montserrat (SM, 33-17). Polifonía de Victoria: mi. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vidi speciosam, </i>mag.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O sacrum convivium, Pange lingua</i> moz., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve </i> a cinco voces. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">MONTI.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">166- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gregorian and Polyphonic Chants from Medieval Hungary</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HU, MGY </i>4-6; SLPX, 12050, 12169-70; 1980-1981).-de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inventor rutili </i>a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regina caeli; </i>de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Domine ad adjuvandum </i>a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Humili prece </i>(al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sancte Rex Stephane, Ave beate Rex Stephane, Nicolai solemnia</i>); de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve Sancta Parens </i>a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si bona suscepimus </i>(sermón sobre el sepulcro en húngaro).<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SH.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>167.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">-</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tomás-Luis de Victoria: “Officium Hebdomadae Sanctae”</i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">EO, HX</i>; STU, 70863-5).-ram.js.vs.sabs.-sop.sor María-Begoña Martínez, at. sor María-Lourdes Gabilondo, trn.dom Francisco Lara, bj.dom Constancio del Álamo; lc. dom Pedro Alonso, Lara, Álamo, dom José-Luis Angulo, dom Baudilio López; st.pss.Lara (sinagoga) y dir (Jesús y cronista); ed.dom Felipe Fernández; tx.el dir, Álamo y Roberto Pla.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SIL.<o:p></o:p></b></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><br />
</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">168.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Musik aus der Jesuiten-Kirche, Solothurn</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">KKK</i>, FGLS 30-4704).-int.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudeamus omnes in Domino</i>; J.F.Dandrieu, J.Pachelbel, H.Distler.-sch.cath., dir.Josef Graf; Cäcilienverein Solothurn, dir.Albert Jenny; org.Hanni Widmer, vl.Urs Joseph y Rita Flury.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">169-170.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mozart </i>[y cantos del celebrante]<i style="mso-bidi-font-style: normal;">: Requiem</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AP</i>, APM 13111-2).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Missa quotidiana pro defunctis</i>.-orq.sinf.de Viena ,dir.Eugen Jochum; c.Staatsoper, dir.Richard Rossmayer; org.Alois Forer; sop.Irmgard Seefried, at.Gertrude Pitzinger, trn.Richard Holm, bj.Kim Borg.-celebrada en la catedral de Viena en el aniversario de la muerte del autor, cel.mons. Penall.-tx.Alfred Einstein.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> CORAM POPULO</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">171-172.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">L’office paroissial au Mesnil-Saint-Loup</i> (sin, 1973).- Primeras comuniones: mi.vís.renovación de las promesas del bautismo, consagración a la Virgen, compl.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">173.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ciociaria, una terra di antichi silenzi</i> (ed.Ettore de Carolis; Ricordi, SMRL 6084).-Disco muy cuidado, evocación de los vivos y de los muertos de esa tierra. Uno de los intérpretes es Florio del Signore, “autor de música de iglesia, que en el lecho de muerte, a los veintisiete años [1930] cantó el último canto gregoriano”.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><span lang="ES-TRAD"> OTRAS MONODIAS <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">174-179.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">I canti del sacerdote e dei ministri secondo il rito ambrosiano</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ECO</i>, 2037-9 y 2073).-1: Tono de lección y epístola, tono de evangelio. 2:Pasión, deposición y oración; prefacio, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pater noster </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">libera nos</i>. 3: Lecciones del “Éxodo” y pasión, preconio pascual. 4: Canto de la parte central del canon para la concelebración, variaciones del canto del canon para la concelebración vespertina del jueves santo.- mons. E.Moneta Caglio.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">178-181.- 1.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hispaniae Musica. Altspanische Liturgie</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APT, </i>198 459).-Misa mozárabe y melodías litúrgicas.-grb.los dos del 7 al 12.10-1968. tx.del dir.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>2. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Santo Domingo de Silos</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">APT, </i>2533 163).-”prolegendum, lauda, preces, nomina offerentium, illatio, ad confractionem panis” kyriale, lam.etc.-tx.Bruno Stäblein. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SIL</b>; 3: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El canto mozárabe</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">MHME,</i> MEC 1009).- vr.del al.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Benedictus </i>a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gustate et videte.</i>as.José María Llorens, tx.dom Germán Prado.c.Antics Escolans de Montserrat, dir.Leo Massó York; dir.Noah Greenberg; 4: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Códice Calixtino. Antifonario mozárabe</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">MAE</i>, 4; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">HX</i>, HH 4).-del res.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O adjutor omnium </i>al cant.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dum pater </i>familias; lam. antf. de Silos, gl.antf.de León.-tx.Roberto Pla; st.cantor de Silos, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">SIL.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">182.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Música en Toledo</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PH</i>, 844 177 PY).-mi.moz<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn46" name="_ftnref46" style="mso-footnote-id: ftn46;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[46]</span></span></span></a>.apud p.González Barrón.-c.seminario de Toledo y Colegio de Infantes, dir.p.Alfonso María Frechel.tx.Ricardo Fernandez de la Torre.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">183.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hildegard von Bingen: Ordo virtutum</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HM,</i> WDR LC<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>0761).-Sequentia, coj. para la música medieval, dir.Barbara Thornton, Carmen-Renata Köper y William Mockridge.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><span lang="ES-TRAD">LAS POLIFONÍAS DERIVADAS <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">184-185.- l. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Messa corsa in Russiu. Polyphonies sacrées traditionnelles de Corse </i>(ed.Félix Quilici; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ADES</i>, 10.007).-”Messe des vivants [int.of.com.kyriale], messe des défunts [<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dies irae</i>, of.com.kyriale, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libera me</i>].-Charles Rocchi y otros cantores, tx.mons.Anghjulu Giudicelli.-2.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Religious Music of Oral Tradition from Russiu, Corsica</i> (ed.misión Alain Daniélou, con ab.Suzzoni y H.L.de La Grange; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">PH, UN</i> xiii,1; 6586 033).-mi.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve sancta parens </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Requiem aeternam</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">O salutaris hostia, Laudate Dominum omnes gentes, </i>cant.corso en italiano, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dio vi salve Regina.-</i>c.Cantarini di Russiu, tx.Jacques Chailley.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">186.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Missa Luba</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PH</i>, 428 138 PE).-kyriale.- c.Les Troubadours du roi Baudoin, Kamina, Congo Belga, dir. Guido Haazen, O.F.M.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">187.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abbé Pierre-Michel Pango:Messe des Lagunes </i>(**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">FF;</i> sin).- kyriale.-c.sem. Anyama, cg.Notre.Dame d’Abidjan; dir.y tams.tams, el autor, fl.Étienne Dehambre; olifante, vecinos de Agran.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">188.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u>Misa Bantú</u></i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">FG</i>, 421-988PE).-k.gl.cr.arr.sor Lucrecia; c.Hermanas Blancas de Katana, Congo.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">189.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abbé Robert Wedraogho: Messe des Savanes</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">PH; </i>B,76.079R).-kyriale, bd.con el Santísimo.-c.africano a cuatro voces del seminario menor de Pabré, Alto Volta; dir.el autor; tb. y tam-tam.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">190.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Maurice Durufle (1902-1986): Messe “Cum jubilo” para barítono solo, coro de barítonos, orquesta y órgano, Quatre motets des thèmes grégoriens pous choeurs a capella, op.10: Ubi caritas, Tota pulchra es, Tu es Petrus, Tantum ergo</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">EO,</i> Stu 70502<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn47" name="_ftnref47" style="mso-footnote-id: ftn47;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[47]</span></span></span></a>).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ORTF</b> dir.el autor, tx.Norbert Dufourcq.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">191-192 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Perosi (1872-1956): 1. Missa prima pontificalis; 2. Missa secunda pontificalis </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CC, 3308-9)</i>.-las dos “a tre voci dispari ed organo”; grb.San Anselmo y Santa Francisca Romana de Roma. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">VR</b>, sts.P.Besma, F.Viola y F.Tasin.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> EL INSTRUMENTO REY<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">193.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Francisco Correa de Arauxo (1575-1663) en el órgano de la catedral de Segovia, siglo XVII</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CMAE</i>, 9; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">HX</i>, HHS14; 1972).-Clemente Terni (y tx.) al org.del lado de la epístola; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Seis</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tientos</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tres glosas 69 sobre el canto llano de la Inmaculada Concepción</i>; vr<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">194.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Maurice Duruflé: Pièces pour orgue</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">EO</i>, Ste 50081).-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Preludio, adagio y coral variada sobre el “Veni creator” op.1 </i>con versículos gregorianos cantados, vr: el autor y Marie-Madeleine Duruflé-Chevalier a los org.Beuchet-Debierre de Saint-Étienne-du-Mont de París y a los org.González cath.de Soissons; tx.Norbert Dufourccq. </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">195-196.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Orgues de Castille: </i>l.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Villasandino [Nuestra Señora de la Asunción], Melgar de Fernamental [id.]; </i>2.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Paredes de Nava [Santa María y Santa Eulalia]</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HM</i>, 1.208-9).-Francis Chapelet; anónimos del XVIII, Correa de Arauxo (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canto llano de la Inmaculada Concepción con sus glosas)</i>, Miguel López, Frescobaldi, Jean-François Dandrieux, Cabezón, François Roberday, Antonio Mestres, Casanovas; tx.Daniel Birouste.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> LAS IGLESIAS ORIENTALES<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">197-198.- l. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chants des églises orientales</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HM, </i>HMO 30.628).-De los ritos caldeo, sirio, armenio, maronita y bizantino (griego, rumano, y ruso).-bj.Mario Haniotis, sop.Iris Bulbulian y Francine Janin; <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">TRAPO</b>; 2. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hymnes à la Vierge</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Id., </i>25.102 A).- Los mismos ritos, coral y sopranos; tx.Trajan Popesco. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">1. Rito etiópico<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">199-200.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ethiopie.Liturgie de l’église chrétienne orthodoxe Ethiopienne</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HM; ORF</i>,558-9; 1980).-mi.: Pre-anáfora, y anáfora de San Gregorio 2; grb.1969 ( y tx.) por Jean Jenkins (sin más detalles).</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">201.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ethiopie</i> (**<i style="mso-bidi-font-style: normal;">MTT</i>, 52; 6, 1970).-Cantos de los sacerdotes de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">deptera</i>, con tambor, en la iglesia; tx.Hans Helfritz.</span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">202.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Christi Geburt in der Liturgie der Äthiopier</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CHR</i>; CLP 73 327).-Preparación, bendición del pan y del vino, cánticos trinitarios y angélicos, evangelio, sanctus, padrenuestro, elevación, canto final e himno de navidad; c.Pontificio Colegio Etiópico de la Ciudad del Vaticano dir. (y celebrante, asistido por Woldeghiorghis Ijdeggo) Augustinus da Hebo; tx.H.B. </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 2. Rito copto<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">203.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Coptic Music </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">FK</i>, FR 8960; 1960).-Selecciones de la misa; P.Morkos y sem., ig.de Matay, Egipto Medio; tx.Aziz S.Atiya.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">3. Rito armenio<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">204.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Armenian Mass=Badarak</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">WM</i>, W 9608).-The Cosmopolitan Chorale dir.Florence Mardirosian, Nueva York; sts. y septeto de sop. y at.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">4. Rito maronita<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">205.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">CLEO: Noëls maronites</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 30 11.69).-Campanas del monasterio de San Antonio de Qozhaya; c.Universidad del Espíritu Santo de Kaslik (Líbano), dir.P.Luis Hage y Yossef Tannous, sts.vc.in.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 5. Rito bizantino<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">a).-en griego<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">206-298.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Easter on Mount Athos</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AP</i>, 2533: 413, 443 y 446; 1978).-Campanas, noche pascual, vs. y sabs., vís.dom.; c.mon.Xenophontos abd.Alexios.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">209.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Semaine Sainte en Grèce</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CHM</i>, LDX-A 8352).-hi.:c.cath.Sainte-Trinité de París, st.Nicolaos Gregoriadis; ev.:arch.Dyonissios Bairaktaris, arc.Athanassios Tsoumaris.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">210-211.- 1. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kyrigma. Chants traditionnelles des paroisses grecques catholiques</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Uni Disc</i>, 25.105S).-de ljc; c.St-Julien-le-Pauvre de París, di.Gabriel Henry; tx.arch.Joseph Nasrallah y François Coudreau; 2. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vendredi Saint (=Epitaphios) à Saint-Julien-le-Pauvre</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 35-59).-tx.id. y S.M.Robreau; <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">TRAPO.</b> </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> b).-en rumano<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">212- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liturgie roumane de Saint Jean Chrysostome</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM, </i>33-52).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">TRAPO.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">c)-en eslavo<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">213-214.- 1:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Divine liturgie orthodoxe au monastère de la Trinité Saint-Serge à Zagorsk</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CHM</i>, LDX 78691-2).-pas.pen (con mat.), asu.; ljc., fiesta de San Sergio de Radoneje; campanas.-c.laura (=mon.) y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ACAM</b> dir.arch.Nikolaï Vassilievitch Matfei; tx.N.S.; 2: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pontifikalamt, Zagorsk</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AP</i>, 2533 451; 1980).-grb.mon.ss.1979, tx.P.D.; 3:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Russiches Pontifikalamt</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SW, AMS </i>2580).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">KNE,STH,ROM</b>, cel.dom Irenäus Totzke y dom Theodosius Hanick de Niederalteich y Chevetogne, di.dom Gabriel Bunge de Chevetogne; tx.Johann von Gardner; 4:<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Divine liturgie orthodoxe à Leningrad</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CHM</i>, LDX 78693-4; 1977).-nav., presentación, entrada en Jerusalén, pss., car., semana santa, pen.;c.de la diócesis y c.mixto cath.de la Trinidad en la laura Alejandro Nevski dir.Pavel Guerassimov; tx.arzobispo Pitirim y arch.Matfei dir.c.Zagorsk. </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">215.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Russische Kloster-Vesper</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SW, ASMS</i> 64; 1964).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">CHE</b> dir. dom Philippe Baer; tx.Johann v.Gardner.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">216.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mariae Himmelfahrt in der Ostkirche</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HM</i>, 25 130).-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">CHEB.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ab Oriente et Occidente<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">217.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Weihnachten im Heiligen Land. Altchristliche Liturgien aus dem Jerusalem der Gegenwart</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">AP, </i>198 421).-campanas de Belén, mi.latina: int. al.com. (c.Hermanas de Sion, dir.sor Maroussia); griega católica : Négalynarion, ep. (hombres y niños con el arch.Nathanael Shahadé y st.Nicolás); griega ortodoxa: ev. 1º y 3º modo (c.sem.arch.Cesarius); rito etiópico:hi.de San Yared, ev., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hoy es la alegría</i> (st.Marguéta Amda Michaél y monjes, con sistro y tambor, patriarca Anba Joseph); armenio: hi.mar.ant (sem.patriarcal de Jerusalén dir.Sahag Kalaydjan), copto: hi.Trinidad, ev.lc en árabe del patriarca Basilio (niños y hombres con campanas y triángulo), sirio:al.ev.(cel.Abuna Ya’aqub y c.), maronita: sc.ps.42. (mons.Jacques Ra’d, c. y st.Étienne Kuri).</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">218.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Easter Ceremonies in Jerusalem</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">FK, </i>FR 6951; 1957).-Rito griego ortodoxo: campanas, lavatorio de los pies; católico latino: bendición del fuego, misa pontifical; en la iglesia caldea; etiópico: procesión: viacrucis; cántico pascual episcopal; oratorio de la pasión luterano; tx.H.Gaster.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">219.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yugoslavie de tous les temps</i> (*<i style="mso-bidi-font-style: normal;">HM</i>, HMO 25 307).-mot. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quam pulchra es</i>, del franciscano croata Ivan Lukacic (n.1574; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sacrae cantiones</i>, Venecia, 1720); <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Versículo espiritual 4 </i>(=dox.ps.150), del servio Marko Tajcevic (n.1900).-c.”Joza Vlahovic” de Zegreb dir.Emil Cossetto, cv.Sylvanie Billier; grb.ig.alta de Vaison la Romaine (Provenza).</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La piedad judía</b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">220.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Music of the Spanish and Portuguese Synagogue</i> (ed.John Levy; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">FK</i>, FR 8961; 1960).-Sábado y año nuevo; grb.sinagoga Bevis Marks de Londres.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD">221.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ceremonial Music of the Synagogue </i>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">CIA</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">EMI</i>, 33CX 1418).-bj.Emile Kacmann, c.org.; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yom Kippur</i>, boda, sábado y días santos.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> SIGLAS<a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftn48" name="_ftnref48" style="mso-footnote-id: ftn48;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 13pt;">[48]</span></b></span></span></a><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ab abate</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AB Albatros</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">abd abad</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ac aclamaciones</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ACAM </span></b><span lang="ES-TRAD">c.Academia Eclesiástica de Moscú</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">achi archidiácono</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><div style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD">af l</span>as cuatro antífonas finales de la Virgen: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salve Regina, Alma redemptoris mater, Ave regina</i></div><div style="text-align: left;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> caelorum, Regina caeli</i></div></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ag <i style="mso-bidi-font-style: normal;">agnus dei<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AG Argo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AGR Agorila, éditions musicales; </span></i><span lang="ES-TRAD">Bayona</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">AK </span></b><span lang="ES-TRAD">Quatuor Kedroff<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">al aleluya</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">alb</span></i><span lang="ES-TRAD"> “album sonoro de monasterios y catedrales”, serie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">PAX<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">ALH Alhambra<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ali <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ad libitum</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ambr ambrosiano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">AMBR </span></b><span lang="ES-TRAD">The Ambrosian Singers, dir.John McCarthy</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">amn armonio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">AMO </span></b><span lang="ES-TRAD">Atrium Musicae, dir.José-Luis Ochoa de Olza</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">AMOP </span></b><span lang="ES-TRAD">“ “ “ Gregorio Paniagua</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AMS Lumen, Archives sonores de la musique sacrée</span></i><span lang="ES-TRAD">; dir.ab.Carl de Nys, París<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AMSD id.11.Documents<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AMU Art et musique<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">an anónimo<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANG Angelicum<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANG </span></b><span lang="ES-TRAD">Orq. Angelicum de Milán<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANR </span></b><span lang="ES-TRAD">mt.cath.de Angers, dir.can.Poirier<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ant antífona</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">antf antifonario</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">anu anunciación</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">añ año litúrgico</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ap apóstoles</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AP Archiv Produktion</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">APFG [DGG]ArchivProduktion.1,Forschungsbereich.Gregorianik:</span></i><span lang="ES-TRAD">a.oficio; b,misa; </span><br />
<span lang="ES-TRAD"> c, entierro; d,varia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">APT AP. Die Tradition der gregorianischen Chorals</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AR ARION<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">AR<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></b><span lang="ES-TRAD">Argentan, Notre-Dame, bena; véase <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ARGA</b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ARBA</span></b><span lang="ES-TRAD"> c.ig.armenia de París, dir.Ara Bartevian, sop.Iris Bulbulian, org.Marie-Louise Girod</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">arc arcipreste</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">arch archimandrita<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ARGA </span></b><span lang="ES-TRAD">Argentan, Notre Dame; dir.dom Joseph Gajard</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">arm armonización</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">arp arpa</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">arr arreglo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">as asesoramiento</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Asc Ascensión</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">ASE </span></i><span lang="ES-TRAD">colección dirigida por Ariane Segal</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">asu Asunción, Virgen de Agosto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">at alto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">ATG Archiv Produktion. La tradición del canto gregoriano<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AUV Auvidis</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">av Adviento</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AXA Brunswick,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Nueva York</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AW Das Alte Werk<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">AY Abbey Records</span></i><span lang="ES-TRAD">; Eynsham, Oxford</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BB </span></b><span lang="ES-TRAD">c.basílica de Beaune, dir.Jean-François Samson</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">bc <i style="mso-bidi-font-style: normal;">benedictus<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">bd bendición</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">BE Belter</span></i><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BEMA </span></b><span lang="ES-TRAD">Beuron, St.Martín,ben.; dir.dom Maurus Pfaff</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ben benedictinos</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">bena benedictinas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BH </span></b><span lang="ES-TRAD">Bec-Hellouin, ben y bena</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">bj bajo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">BK Balkanton</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">br barítono</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BRES </span></b><span lang="ES-TRAD">c.rad.Wroclaw, dir.Edmund Rajdasz</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BRI </span></b><span lang="ES-TRAD">Bricquebec, cist.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BUS </span></b><span lang="ES-TRAD">Busto Arsizio, franciscanos; dir.Filippo Cavalleri e Illuminato Colombo; tx.Carl de Nys</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BUSV </span></b><span lang="ES-TRAD">id.; tx.Luigi Rossi</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">c coro; seguido de fecha, circa</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">can canónigo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cant cántico</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">car cuaresma</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARM </span></b><span lang="ES-TRAD">Londres, priorato carmelita; dir.John McCarthy</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cath catedral</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">cath cathédrales</span></i><span lang="ES-TRAD">, serie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CAU </span></b><span lang="ES-TRAD">Collegium Aureum</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cbj contrabajo<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CC Casimiri-Capra, edizioni musicali</span></i><span lang="ES-TRAD">; Roma</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cch Corpus Christi</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CCO Coimbra Recordings</span></i><span lang="ES-TRAD">, Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cel celebrante</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cen ceniza</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CEP Cepedic<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cg colegio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CG Calig, </span></i><span lang="ES-TRAD">Munich</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">CGMPF “Cantos gregorianos de la misa para uso de los fieles”,Montserrat</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHAR </span></b><span lang="ES-TRAD">c.Saint-Nicolas du Chardonnet, París; dir.Gr.André Butet, org.Patrice Holiner, arp. Ghislaine</span><br />
<span lang="ES-TRAD"> Viaudey, vo. Jacques Svec</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHARM </span></b><span lang="ES-TRAD">id., sin arpa ni violón</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHARME Chants liturgiques de l’église arménienne apostolique</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHE </span></b><span lang="ES-TRAD">Chevetogne, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHEB </span></b><span lang="ES-TRAD">“ dir.dom Grégoire Bainbridge</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHEV </span></b><span lang="ES-TRAD">Schola cantorum del Gran Escolasticado Espiritano, Chevilly-Laure; dir.Lucien Deiss</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHM Le Chant du Monde</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CHR Christophorus, Schallplatten; </span></i><span lang="ES-TRAD">Friburgo de Brisgovia<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CIA Columbia<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cir circuncisión<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cist monjes cistercienses</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cista monjas cistercienses</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CLEO Chants liturgiques des églises orientales</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CLER <span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">C</span></span></b><span lang="ES-TRAD">lervaux, Saint-Maurice et Saint- Maur; ben; tx. fr. B.Brockbernd</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cm cámara</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cma capella a musica</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CMAE Colección de música antigua española</span></i><span lang="ES-TRAD">, ed.Roberto Pla</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cmu coro de muchachos</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cmua coro de muchachas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cn coro de niños</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">CND Club National du Disque</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CNT </span></b><span lang="ES-TRAD">coro de niños de Tolz</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">co común</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">coj conjunto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">coji “ instrumental</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cojv “ vocal</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cojvi “ “ e instrumental</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">com <i style="mso-bidi-font-style: normal;">communio<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">comp completas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">con conservatorio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">conf confesor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CORL </span></b><span lang="ES-TRAD">c.cath.rusa ortodoxa de Londres, dir.arc.Michael Fortounatto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CORP </span></b><span lang="ES-TRAD">c.cath.San Alejandro Nevsky de París dir.Eugène Evetz</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CORPS “ </span></b><span lang="ES-TRAD">dir.Piotr Spassky<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">COTE </span></b><span lang="ES-TRAD">c. Concinnite, Lovaina; dir.y tx.Karel Aerts.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cr <i style="mso-bidi-font-style: normal;">credo<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">cs coros<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cta contralto<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cv clavecín</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">cu cuarteto<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CX </span></b><span lang="ES-TRAD">Cîteaux, cist</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">D Decca<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Da id., aristocrate<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DECO </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Deller Consort,</span></i><span lang="ES-TRAD"> dir.Alfred Deller, Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DECOV </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">id.,</span></i><span lang="ES-TRAD">contratenores Alfred y Mark Deller, tenores Paul Elliot y John Buttrey, barítono Maurice</span><br />
<span lang="ES-TRAD"> Bevan</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ded dedicación de las iglesias</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DEL </span></b><span lang="ES-TRAD">c.Michel-Richard Delalande<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">DEL Deller Recordings<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DELL </span></b><span lang="ES-TRAD">Deller Consort, Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">df dibujo de la funda</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">DGG Deutsche Grammophon Gesellschaft<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">DH Deller Recordings, </span></i><span lang="ES-TRAD">dir.Michel Huglo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">di diácono<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">dif difuntos</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">dir director</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DJ </span></b><span lang="ES-TRAD">mt.cath.de Dijon.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">DL Discolux. Editiones Epternacenses,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Luxemburgo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">dom domingo,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> dominica<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">dox doxología</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">DS Delysé Envoy, Recording Company, </span></i><span lang="ES-TRAD">Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">DU Dureco,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Benelux<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EC </span></b><span lang="ES-TRAD">En-Calcat, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">ECO ECO, casa musicale,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Milán</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ed editor científico</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EG Edigsa</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EIN </span></b><span lang="ES-TRAD">Einsiedeln, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EM Ember Classics<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EMI E.M.I. Records; </span></i><span lang="ES-TRAD">Hayes, Middlesex<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EO Erato<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ep epístola</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EPH </span></b><span lang="ES-TRAD">c.masculino del Ejército Popular Húngaro</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">epi epifanía o reyes magos</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">esc escolanía</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTR </span></b><span lang="ES-TRAD">Estrasburgo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maîtrisse </i>de la catedral, dir. Michel Wackenheim</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTRK </span></b><span lang="ES-TRAD">id., coro de seminaristas en la catedral, dir.ab.Kirchhoffer</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTRS </span></b><span lang="ES-TRAD">id., ”Psallette” gregoriana, dir.Benoît Neiss</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTRU </span></b><span lang="ES-TRAD">id.,sch.gregoriana de la Universidad, dir.Michel Wackenheim, org.Jean-Joseph Rosenblatt</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">euc piezas eucarísticas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EUF Eufoda<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EUR Eurodisc<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EUS Euro Sound</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ev evangelio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ex final</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">exq exequias</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EXS Explorer Series</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">EY </span></i><span lang="ES-TRAD">“Encyclopédie des musiques sacrées”.4: Documents sonores”; (ed.Labergerie; París,1968)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">f fiesta</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">FAT Festival des Arts Traditionnels, </span></i><span lang="ES-TRAD">Rennes</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">FC Festival classique<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">FEPO </span></b><span lang="ES-TRAD">c.rusos de Féodor Potorjinski</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">fer ferial</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">fes festivo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">FF Francivoire Films, Abidjan<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">FG Fonogram<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">fk folklórico</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">FK Folkways<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">fl flauta</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">FL Fonópolis<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">fm filarmónico<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">FO Fonit<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">FONT </span></b><span lang="ES-TRAD">Fontgombault, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">FOR </span></b><span lang="ES-TRAD">Ensemble Venance Fortunat</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">fr hermano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">fv fiestas de la Virgen</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">gal galicano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">GAU Gaudeamus Music,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">GCH Gregorianischer Choral</span></i><span lang="ES-TRAD">, serie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Archiv<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">GG Gregorianische Gesänge</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">GGH Gregorianische Gesänge, Hymnodia</span></i><span lang="ES-TRAD">; serie de Clervaux</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">gl <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gloria in excelsis<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Gr gregoriano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">gr gradual</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">grb grabación, grabado</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">hi himno</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">HK </span></b><span lang="ES-TRAD">Hl. Kreuz, Herstelle (Weser), bena; dir.dom Vitalis Steinruck</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">HL Heliodor<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">HM Harmonia Mundi<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">hmj hieromonje<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">HMU </span></b><span lang="ES-TRAD">coj.”Hortus Musicus” de Tallinn, dir.Andres Moustonen<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">HNV </span></b><span lang="ES-TRAD">Schola cantorum St.Godehard, Hannover; dir.Peter Kaufhold, cel.dom Martín Uhlenbrock, Gerleve ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">HOF </span></b><span lang="ES-TRAD">c.Hofburgkapelle, Viena; dir.Josef Schabasser</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">HU Hungaraton<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">HX Hispavox<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ic Inmaculada Concepción</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ig iglesia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">IGM </span></b><span lang="ES-TRAD">c. de la Iglesia de Moscú ’<i style="mso-bidi-font-style: normal;">na Ordynke</i>, dir.Nicholas V.Matveev</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">IK Ikon</span></i><span lang="ES-TRAD">, catedral ortodoxa rusa de Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">imp improvisación</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">in instrumental</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ine principio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">int introito</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">inv invitatorio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">IPG Societé Française du Son<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">IRQ Kelein<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">JM Jalons de la Musique<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">JMS Jalons de la musique sacrée<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ju jueves</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">jus jueves santo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">JVD Les Joyaux de votre discothèque</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">JY Joyaux de la musique française</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">k kyrie eleison<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">K </span></b><span lang="ES-TRAD">Kergonan, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">KG “Le chant grégorien en l’abbaye de Kergonan”, dir. y tx.dom Louis Le Feuvre</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">KKK Aus schweizerischen Klöstern, Kathedralen und Kirchen; Fono-Gesellschaft,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Lucerna</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">KNE c</span></b><span lang="ES-TRAD">.sem.misionero “Spiritaner Knechtsfeden” dir.Joseph Wipper CSSP</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">lam lamentación</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LAM </span></b><span lang="ES-TRAD">orq.Concerts Lamoureux, París</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LAN </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Manécanterie</span></i><span lang="ES-TRAD"> de Saint-Joseph de Lannion, dir.ab.Goasdoué</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LAPA </span></b><span lang="ES-TRAD">Paúles o lazaristas de París, dir.ab.Bihan</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">lau laudes</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">lc lectura</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">lec lección</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">let letanía</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LI </span></b><span lang="ES-TRAD">Ligugé, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">lit liturgia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ljc “ de San Juan Crisóstomo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">LOL L’Oiseau-Lyre<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">LPR The Liturgical Press<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">lt letra<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">lto lector<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LY c.</span></b><span lang="ES-TRAD">Institut Saint-Grégoire, Lyon (o Lyon-Saint-Étienne);</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LYB id.,</span></b><span lang="ES-TRAD"> dir, ab.Bouiller<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">m modo<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MABE Musique pour une architecture; </span></i><span lang="ES-TRAD">Manécanterie Ste.Madeleine de Besançon, dir.René Merillot</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MAD </span></b><span lang="ES-TRAD">Madrigalistas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MADR </span></b><span lang="ES-TRAD">c. Madrigal, Budapest</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MAE Música Antigua Española</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mag <i style="mso-bidi-font-style: normal;">magnificat<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MAL<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></b><span lang="ES-TRAD">María Laach, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MALW </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir.dom Willibrord Hekenbach</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MAM Mille ans de Musique<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mar mariano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mat maitines</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mc maestro de capilla</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">md monodia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MDY Melodiya, </span></i><span lang="ES-TRAD">U.R.S.S.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mel melodía</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MEM Mestres de l’escolanía de Montserrat<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">met metropolita</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MGY Magyar Gregorian<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MHME Monumentos históricos de la música española</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mi misa</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MLM </span></b><span lang="ES-TRAD">Mont-Laurier, Preciosísima Sangre, bena; dir.dom Georges Mercure</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MM Monde Melody</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">mon Monastères</span></i><span lang="ES-TRAD">, serie de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mon monasterio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mons monseñor<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MONT </span></b><span lang="ES-TRAD">Montserrat, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MONTC </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir.dom Odilón Cunill</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MONTE </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir.dom Gregori Estrada</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MONTI </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir.dom Irineu Segarra</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mot motete</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">moz mozárabe</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MP Music Parade, Cetra<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mr mártir</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mrc miércoles</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mrs varios mártires</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ms manuscrito, códice</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mt <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maîtrise</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MSCH </span></b><span lang="ES-TRAD">Münsterschwarzach, ben; sch.dir.don Godehard Joppich</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MTT Musique pour tous les temps, </span></i><span lang="ES-TRAD">Saint-Michel-de-Provence</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MTV-MRR Musiques traditionnelles vivantes-Musiques rituelles et religieuses</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MU Murray Hill, </span></i><span lang="ES-TRAD">Nueva York</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MUN </span></b><span lang="ES-TRAD">Capella Antiqua, y Choral Schola de Munich; dir. y tx. Konrad Ruhland</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MUNS </span></b><span lang="ES-TRAD">Id, sin texto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MUR Musidisc Europa<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mus música</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MY Movieplay<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mz mezzo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">MZE Musik und ihre Zeit</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">mzs mezzo-soprano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">n nacido</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">nat nacimiento de la Virgen</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">nav navidad</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NEV </span></b><span lang="ES-TRAD">c.cath.Alexander Nevsky de Sofía, dir.Angel Konstantinov</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">NON Nonesuch<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">nt nocturno<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">of ofertorio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ofo oficio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">or <i style="mso-bidi-font-style: normal;">oratio </i>ord ordinario</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">org órgano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">orp “ positivo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">orq orquesta, orquestación</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">orqf “ filármonica</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">orqs “ sinfónica</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">orqt “ de cámara<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ort oratorio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ORV </span></b><span lang="ES-TRAD">Orval, cist</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">OSB </span></b><span lang="ES-TRAD">Orquesta Sinfónica de Budapest</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">OZ </span></b><span lang="ES-TRAD">Ozon, bena (=colección <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Les Haut Lieux</i>”)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">p piano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">par parroquia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pas pascua de resurrección</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PCA </span></b><span lang="ES-TRAD">Pro Cantione Antiqua, Londres; dir.Bruno Turner</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PCR </span></b><span lang="ES-TRAD">c.Pontificio Colegio Ruso (=Russicum) de Roma dir.Ludwig Pichler S.J.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pdi protodiácono</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pen “ “ pentecostés</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">PH Philips<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pm prima<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">po pontifical</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">PO Polydor</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">POB </span></b><span lang="ES-TRAD">Poblet, cist</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pof pontifice</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pol polifonía, polifónico</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pop popular</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pp propio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">PPH Parlophone</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pr prefacio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pre preludio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pri antes de</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pro profecía</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">proc procesión, procesional</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ps salmo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">PS Prodisc, Estras</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">PSA Psallite<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">psm salmodia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pss pasión</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pt después de</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">PTM Pathe Marconi<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pur purificación de la Virgen</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">PY Polydor</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Q Qualiton</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">qui quincuagésima</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">qt quinteto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">rad radio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ram domingo de ramos</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAN </span></b><span lang="ES-TRAD">Randol, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAT </span></b><span lang="ES-TRAD">catedral de Ratisbona, dir.Hans Schrems</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">RCI Radio Canadá Internacional<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">REI<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></b><span lang="ES-TRAD">St.Hildegard, Rüdesheim-Eibingen (Rheingau), bena</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">REM Disques Rem,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Lyon; dir.Jacques Guillaubez</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RENN </span></b><span lang="ES-TRAD">mt.cath.de Rennes<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">res responsorio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">resv “ breve</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROCM Russian Orthodox Church Music<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROM </span></b><span lang="ES-TRAD">c.oriental Romanos de Essen,dir. Winfried Pentek</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ros rosario</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">rt radio-televisión</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">s siglo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sab sábado</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sabs “ santo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SAK </span></b><span lang="ES-TRAD">Schola Antiqua, dir.y tx.R.John Blackley</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SBL </span></b><span lang="ES-TRAD">Saint-Benoît-sur-Lac, ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SBLA </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir.dom André Saint-Cyr</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SBLL </span></b><span lang="ES-TRAD">id.,dir.dom Édouard Lemieux</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SBLM </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir.dom Georges Mercure</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sc <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sanctus<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sch schola</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">SDNM Society for the Dissemination of National Music</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">se sexta</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sec secuencia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sem seminario, seminaristas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sep septuagésima</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sex sexagésima</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SF </span></b><span lang="ES-TRAD">Sept-Fons, Notre Dame;cist</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SH </span></b><span lang="ES-TRAD">Schola Hungarica; dir.Lászlò Dobszay, mc.Janka Szendrei</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SI </span></b><span lang="ES-TRAD">Silos, Santo Domingo; ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">SIG</span></i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><span lang="ES-TRAD">id.,Canto Gregoriano, serie</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SIL SI, </span></b><span lang="ES-TRAD">dir.dom Ismael Fernández de la Cuesta</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sim simple</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sin sin indicaciones</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sinf sinfónica, sinfonía</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SJ </span></b><span lang="ES-TRAD">Coral Sant Jordi</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SJA </span></b><span lang="ES-TRAD">Saint John’s Abbey, Collegeville; dir.dom Gerard Farrell</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SJD </span></b><span lang="ES-TRAD">c, San Juan Damasceno para la liturgia oriental de Essen dir.Karl Linke</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">SM SM, Studio</span></i><span lang="ES-TRAD">; París</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">SMS Sound New Studies,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SO </span></b><span lang="ES-TRAD">Solesmes, Saint Pierre; ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SOGA </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir. dom Joseph Gajard</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SOCLA </span></b><span lang="ES-TRAD">id.,dir.dom Jean Claire</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sol solemne</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sop soprano</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ss Todos los Santos</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SSP </span></b><span lang="ES-TRAD">coj.Instituto e ig.San Sergio de París dir.Nicolas Ossorguine</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">st solista</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">STE </span></b><span lang="ES-TRAD">c.Stéphane Caillat</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">STH </span></b><span lang="ES-TRAD">esc.St.Elisabeth de Essen, dir.Theo Schäfer</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">STO </span></b><span lang="ES-TRAD">Schola de St.Ottilien, ben; dir. dom Johannes Berchmans Göschl</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">sts solistas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">SW Schwann</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SWF </span></b><span lang="ES-TRAD">Saint Wandrille, Fontenelle; ben</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">TAR Trésors de la liturgie arménienne</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">tb tambor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">tc cuatro témporas, témporas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">TDM Thèmes de drames liturgiques</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">te tercia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">TF Telefunken<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">TG Tangent</span></i><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">THO </span></b><span lang="ES-TRAD">c.abadía de St.Thomas (no localizada, Estados Unidos); dir.fr.Mourey, org.Herbert Tachezi</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ti tinieblas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">TI </span></b><span lang="ES-TRAD">Timadeuc, cist</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">tp tiempo pascual</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">tpr trompeta</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">tr tracto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">TRAPO </span></b><span lang="ES-TRAD">coj.vc.Trajano Popesco, dir.él mismo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">trb tambor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">trn tenor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">trp tropo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">tx texto explicativo del disco</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">TV Turnabout Records,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">TY </span></b><span lang="ES-TRAD">Adoradoras del Sagrado Corazón, bena, Tyburn; con </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> c.masculino dir.David Read</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">UD Uni Disc</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">VA Vergara, </span></i><span lang="ES-TRAD">Barcelona</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">var variaciones</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VAR </span></b><span lang="ES-TRAD">Varensell, Unserer Lieben Frau, bena</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vc vocal </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VC </span></b><span lang="ES-TRAD">Valle de los Caídos, ben; esc. y sch. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VCL </span></b><span lang="ES-TRAD">Id., dir.dom Laurentino Saénz de Buruaga</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">VÉ Véga</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vers versículo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vg viola de gamba</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vi viernes</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vig vigilia </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vír vírgenes</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vís vísperas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vit visitación</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vl violoncelo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vn violín</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vo violón</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">VO Vogue</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vr varios</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VR </span></b><span lang="ES-TRAD">Coro Vallicellano de Roma; dir.A Sartori, org.G.Agostini</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">vs viernes santo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">VSA La Voz de su Amo<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">VX Vox Productions,</span></i><span lang="ES-TRAD"> Nueva York</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VZ </span></b><span lang="ES-TRAD">San Giorgio Maggiore, Venecia, ben; sch.dir.dom.Pellegrino M.Ernetti</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">WAJ </span></b><span lang="ES-TRAD">“Schola cantorum van her Ward-Institut”, Roermond; dir.Jos Lennards</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">WAK </span></b><span lang="ES-TRAD">id., dir.Louis Krekelberg</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">WM Westminster</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZAM </span></b><span lang="ES-TRAD">c. monástico de Zagorsk, dir. arch. (hmj.) Mateo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ZR <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Argo,</i> Londres</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.45pt; text-align: justify; text-indent: -35.45pt;"><br />
</div><div style="mso-element: footnote-list;"><br />
<hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Donada al Conservatorio de Madrid, y en prensa su catálogo.</span></div></div><div id="ftn2" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Maqueta de Tapiero.</span></div></div><div id="ftn3" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Cfr., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eine Reise durch Glockeneuropa mit Kurt Kramer</i> (Motete, Düsseldorf, 1997; CD 12311).</span></div></div><div id="ftn4" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></span></a><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Echternach. La procession dansante</span></i><span lang="ES-TRAD"> (DL, 1003; EPD).</span></div></div><div id="ftn5" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Sendos discos dedicados a los monasterios de Einsiedeln (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">KKK,</i> FGL, 25-4302), Engelberg (4304), la catedral de Friburgo (FGLS, 25-4324) y la Madonna del Sasso (25-4326) dieron una visión de toda la música sacra que allí se vivía, gregoriano y polifonía más usual.</span></div></div><div id="ftn6" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[6]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Filial de La Procure du Clergé.</span></div></div><div id="ftn7" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Naturalmente que las parroquias buscaban la simplificación casi siempre. Véase el elenco de la misa de ángeles: 12-8. Y el ejemplo húngaro: 19. </span></div></div><div id="ftn8" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[8]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">98, rue de Richelieu.</span></div></div><div id="ftn9" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[9]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">6 (1900,1); véase J-F.WEBER, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Lost Collection of Chant Cylinders</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ARSC Journal </i>29 (1998, 2)..</span></div></div><div id="ftn10" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[10]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Uno de sus miembros más activos fue un benedictino anglicano de Nashdom, dom Anselm Hughes; puede verse su postura en torno a algunas críticas al “absolutismo” de Solesmes en su librito <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Septuagesima</i>, publicado en 1959 por la misma entidad, pp.46-7.</span></div></div><div id="ftn11" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Véase el número 1 de la discografía que acompañamos. En lo sucesivo, los números en estas notas remitirán a la misma.</span></div></div><div id="ftn12" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[12]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Por lo que incluso la ponemos en duda. Ese mismo coro fue grabado por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Parlophone </i>en mayo de 1928.</span></div></div><div id="ftn13" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[13]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">H.M.V.</span></div></div><div id="ftn14" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref14" name="_ftn14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[14]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Acaba de publicarse una novela (ed.Picador; Londres, 2000), desarrollada entre Colorado y Nebraska, que tiene por argumento la crueldad de la vida americana suplantadora del espíritu por los valores materiales. Ha elegido el título de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plainsong</i>. Su lema se refiere a éste, “el usado en la iglesia cristiana desde los tiempos primitivos, cualquier melodía sencilla y sin adornos, o aire”. El autor es Kent Haruf.</span></div></div><div id="ftn15" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref15" name="_ftn15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[15]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Los primeros gregorianos de éstos parece son de 1927, grabados por Nicola Montani para la casa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Víctor.</i></span></div></div><div id="ftn16" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref16" name="_ftn16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">A propósito de la terminología, tenemos a la vista un catálogo titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Discos eléctricos Regal. Impresión viva-tonal </i>(Noviembre de 1931). Era una filial de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Columba Gramophon Company.</i></span></div></div><div id="ftn17" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref17" name="_ftn17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[17]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Argumento ya de una literatura que llega a novela histórica. Estamos pensando en la novela de Nick Hornby, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alta fudelidad </i>(Barcelona, 2000).</span></div></div><div id="ftn18" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref18" name="_ftn18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">197-216.</span></div></div><div id="ftn19" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref19" name="_ftn19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[19]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">217-8.</span></div></div><div id="ftn20" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref20" name="_ftn20" style="mso-footnote-id: ftn20;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[20]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Cfr.,<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gregorian Chant: Early Recordings</i> (Parnassus Records, PACD 96015-6: Woodstock, Nueva York, 1998); buen estudio, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cien años de canto gregoriano</i>, de Jerome F.Weber; y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Le chant grégorien retrouvé. Les premiers enregistrements du choeur de Solesmes en 1930. Direction: dom Joseph Gajard</i> (Solesmes, 1994; CD, 12 14 09, SM 62; en 1952 fueron pasados a LP: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">RCA Víctor </i>LCT 6011, y luego por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Voce del padrone </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Schwann Music</i>). A Weber debemos una exhaustiva obra titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A Gregorian Chant Discography </i>(2 tomos; Utica, Nueva York, 1990). Para los detalles de las referencias que siguen nos remitimos a este indiscutido autor. Dom Adélard Bouviliers había publicado otra discografía gregoriana en la revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Caecilia</i>, en 1935.</span></div></div><div id="ftn21" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref21" name="_ftn21" style="mso-footnote-id: ftn21;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[21]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">193-6.</span></div></div><div id="ftn22" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref22" name="_ftn22" style="mso-footnote-id: ftn22;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[22]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">(1897-1962).</span></div></div><div id="ftn23" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref23" name="_ftn23" style="mso-footnote-id: ftn23;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[23]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Habían ya grabado mucha polifonía para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Voz de su Amo.</i></span></div></div><div id="ftn24" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref24" name="_ftn24" style="mso-footnote-id: ftn24;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[24]</span></span></span></span></a><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">The Sound of Music </span></i><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">VSA, EMI</i>;CL 1453): música de Richard Rodgers y letra de Howard Lindsay y Oscar Hammerstein (según el libro de María-Augusta Trapp, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Trapp Family Singers</i>); dir.Jerome Whyte (con Joe Layton y Robert Lowe).</span></div></div><div id="ftn25" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref25" name="_ftn25" style="mso-footnote-id: ftn25;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[25]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Éste vivió de 1873 a 1943. Uno de sus fundadores había sido el antes citado Bordes. La fidelidad solesmense del conjunto es indiscutida.</span></div></div><div id="ftn26" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref26" name="_ftn26" style="mso-footnote-id: ftn26;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[26]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Llamado Willian Devan cuando nació en los Estados Unidos hasta expatriarse.</span></div></div><div id="ftn27" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref27" name="_ftn27" style="mso-footnote-id: ftn27;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[27]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Ésta obra del musicólogo alemán Curt Sachs (1881-1959), creador también para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Parlophone</i> de la serie <i style="mso-bidi-font-style: normal;">200 Years of Music</i> (el mismo año Percy Scholes daba a luz la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Columbia History of Music by Ear and Eye</i>). </span></div></div><div id="ftn28" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref28" name="_ftn28" style="mso-footnote-id: ftn28;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[28]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Descontada su intervención en el citado centenario de 1904.</span></div></div><div id="ftn29" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref29" name="_ftn29" style="mso-footnote-id: ftn29;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[29]</span></span></span></span></a><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Offertoriale, sive Versus Offertorium </span></i><span lang="ES-TRAD">(Tournai, 1935; reimp.<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Offertoriale Triplex</i>; Solesmes, 1985).</span></div></div><div id="ftn30" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref30" name="_ftn30" style="mso-footnote-id: ftn30;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[30]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Ahí están los discos (1-7) contenidos en el apartado didáctico de nuestro elenco.</span></div></div><div id="ftn31" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref31" name="_ftn31" style="mso-footnote-id: ftn31;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[31]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">156-70.</span></div></div><div id="ftn32" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref32" name="_ftn32" style="mso-footnote-id: ftn32;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[32]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">187-193.</span></div></div><div id="ftn33" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref33" name="_ftn33" style="mso-footnote-id: ftn33;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[33]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">8-11; y son de los últimos tiempos del vinilo.</span></div></div><div id="ftn34" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref34" name="_ftn34" style="mso-footnote-id: ftn34;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[34]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">La fase siguiente, cuando ya no se grababa en y para la iglesia, ha de ser propicia al mensuralismo por ello mismo.</span></div></div><div id="ftn35" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref35" name="_ftn35" style="mso-footnote-id: ftn35;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[35]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">No vamos a aludir al abolengo hebreo del gregoriano. Al final damos noticia de algunos discos litúrgicos judíos.</span></div></div><div id="ftn36" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref36" name="_ftn36" style="mso-footnote-id: ftn36;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[36]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Notemos la tradición corsa: 185-6.</span></div></div><div id="ftn37" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref37" name="_ftn37" style="mso-footnote-id: ftn37;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[37]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">20.</span></div></div><div id="ftn38" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref38" name="_ftn38" style="mso-footnote-id: ftn38;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[38]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Notemos las antologías elencadas, 28-31; y la serie de discos marianos, 132-9. Ahora el criterio para asociar las piezas será ante todo meramente musicológico.</span></div></div><div id="ftn39" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref39" name="_ftn39" style="mso-footnote-id: ftn39;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[39]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">60-63; para el resto del año litúrgico, 32-102.</span></div></div><div id="ftn40" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref40" name="_ftn40" style="mso-footnote-id: ftn40;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[40]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Por supuesto que el mismo caso es el del ambrosiano y el mozárabe. De la discografía anterior de estas otras monodias hemos dado sólo algunos ejemplos.</span></div></div><div id="ftn41" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref41" name="_ftn41" style="mso-footnote-id: ftn41;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[41]</span></span></span></span></a><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Liturgie dominicaine</span></i><span lang="ES-TRAD">, dir. André Gouzes, O.P. (homenaje a Thomas Patfoort, O.P.; Jade, 1994); <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“O spem miram”. Ufficio e messa per S.Domenico secondo il canto dell’Ordine dei Prdicatori, sec.XIII </i>(Cantilena Antiqua, dir.Stefano Albarello; Symphonia, Bolonia, 1996).</span></div></div><div id="ftn42" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref42" name="_ftn42" style="mso-footnote-id: ftn42;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[42]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">El subrayado indica un coro exclusivamente femenino; los dos, asteriscos el tamaño pequeño del disco, y una sterisco el tamaño mediano.</span></div></div><div id="ftn43" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref43" name="_ftn43" style="mso-footnote-id: ftn43;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[43]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">En la cara B que corresponde a cantos no gregorianos.</span></div></div><div id="ftn44" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref44" name="_ftn44" style="mso-footnote-id: ftn44;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[44]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD"> Existe en el formato mayor, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tenebrae. Semaine Sainte</i> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">SM</i>, 30-575).</span></div></div><div id="ftn45" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref45" name="_ftn45" style="mso-footnote-id: ftn45;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[45]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">Todos los textos de los discos por él dirigidos, aun no firmados, son de dom Gajard, y han sido recogidos en libro.</span></div></div><div id="ftn46" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref46" name="_ftn46" style="mso-footnote-id: ftn46;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[46]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">El disco contiene además cantos sefardíes, un recital de vihuela y canciones del XVI.</span></div></div><div id="ftn47" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref47" name="_ftn47" style="mso-footnote-id: ftn47;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[47]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">La segunda cara es profana.</span></div></div><div id="ftn48" style="mso-element: footnote;"><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/Rafael/Documents/Mi%20familia/Antonio%20Linage%20Conde/catalogo2.doc#_ftnref48" name="_ftn48" style="mso-footnote-id: ftn48;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 10pt;">[48]</span></span></span></span></a><span lang="ES-TRAD">La negrita indica los coros y sus lugares; la cursiva las editoriales discográficas y sus colecciones.</span></div></div></div><br />
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<div style="mso-element: footnote-list;"><div id="ftn75" style="mso-element: footnote;"></div></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-90942563547379796172010-09-18T13:30:00.001+02:002012-03-30T13:53:31.991+02:00Puntería a distancia<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">PUNTERÍA A DISTANCIA<o:p></o:p></span></u></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En las sociedades basadas en el principio de la desigualdad entre los hombres, a los privilegiados y poderosos no les es necesario humillar explícitamente a los inferiores. En cuanto la condición de unos y de otros está ya determinada y es visible. En cambio, cuando se ha adoptado el principio de la igualdad legal, los conquistadores o poseedores de las desigualdades de hecho, se sienten espoleados a recordar su índole preeminente. Un caso particular es, en las democracias, el de los gobernantes a quienes falte la nobleza del espíritu. Deben su poder al voto de la mayoría. Pero tienen el orgullo secreto de haber sido accidental el papel de las elecciones, dependiendo su fortuna de sus buenas cualidades, así como de una cierta predestinación que les ha llamado a una nueva y extraña aristocracia, como un derecho divino resucitado para ateos si la contradicción se me permite. Entroncando así con el irracionalismo que fue uno de los pilares de la concepción fascista del mundo. Y desde su punto de mira, los hombres que han tenido que hacerse un puesto en la vida mediante el trabajo y el estudio, se ven como otra casta, servil y por eso despreciable. Tanto va pues de un primer ministro a un notario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esa mentalidad configura a la persona. Y se puede traducir muy adecuadamente en su estilo político, cuando no se acierte a disimularla por convenir a los propios intereses individuales o de partido. Así, las medidas de gobierno injustas, despóticas, basadas en presupuestos falsos o sin más justificación que el abuso de poder, suelen enmascararse bajo la capa de actos de estado. La excepción es que aparezcan descarnadas, sin veladuras al cinismo de la mera imposición de la voluntad del fuerte sobre el débil, ora por la mera complacencia de manifestar el poder caprichoso, ora al servicio de convivencias bastardas que contingentemente puedan resultar favorecidas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo gané las oposiciones en la dictadura. Recuerdo las palabras satisfechas de otro compañero aprobado:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Nadie nos podrá quitar esto, aunque sí echarnos de España o meternos en la cárcel. Otras profesiones son menos afortunadas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El padre de quien así hablaba, por observar la ley, había sido despojado de su carrera fiscal por los vencedores de la guerra civil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero en los días de nuestra conversación, los poderes eran políticos, eso sí, de muy distinta calidad ètica. ¿Cómo es que no veíamos venir los nuevos mandos nada más que económicos? Ésos sí que iban a poder arrebatarnos la fe pública, dejándonos el título vacío de contenido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">1.-De la encuadernación de los protocolos...</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Santiago Velarde había servido las notarías de Riaza, Villafranca del Bierzo, Campo de Criptana, Teruel y Valencia, jubilándose en Madrid, su despacho en el número 135 de la calle de Claudio Coello. No estaba de acuerdo con la afirmación de que todo notario lleva consigo el germen de un poeta. Reconocía que podía haber en ella algo de verdad, pero no tanta como en la inversa, la de haber en todo poeta el germen de un notario. Lo que no se cansaba de repetir convencido era la provocativa pregunta rubeniana: ¿Quién que es no es poeta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De cada notaría recordaba una escritura y una sombra. Claro que las tales escrituras no eran típicas, no resultando en modo alguno representativas de su trabajo cotidiano. En Riaza había protocolizado un suplemento a la ya antes lograda concordia con Sepúlveda, el pueblo de siempre rival, sobre el aprovechamiento del monte <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Comunes</i>, o sea el de ambas Comunidades de Villa y Tierra. En el instrumento se mencionaba el otorgamiento por Alfonso VI y la reina Inés del Fuero en el que constaban los linderos del alfoz sepulvedano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En Villafranca, Antonio Pereira le había requerido para dar fe de la donación que el singular y atrabiliario erudito Dionisio Gamallo le hizo de la primera edición de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Señor de Bembibre</i>. Un libro materialmente tosco, que parece no llegó a ver salido de la imprenta el autor, pero por eso mismo ungido de un óleo más en la entraña.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En Campo de Criptana fue la venta de uno de los molinos a una pareja formada por un japonés y un americano, muy ilusionados con hacer del paraje un símbolo del encuentro de Oriente y Occidente, la fe de erratas del siglo XX que le llamaban.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En Teruel volvió a levantar acta de la exhumación de los huesos de los Amantes. Ya lo había hecho en el siglo barroco un predecesor suyo, Juan Yagüe de Salas, no sólo escribano sino poeta longíncuo, autor de la más extensa obra escrita sobre la pasión y muerte de aquéllos, y en verso: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">que yo con mi grosera y tosca lira el amor cantaré casto y platónico de dos, a quien el nieto de la espuma...</i>Fue con ocasión del mausoleo esculpido por Juan de Ávalos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En Valencia levantó acta de las pertenencias de un convento de clarisas que dejaba su emplazamiento antiguo, en una de las calles enrevesadas del dédalo que se forma a la izquierda de la de las Barcas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De Madrid ya no tenía la memoria singular de ningún documento, sino el día a día del incremento convecinal de su protocolo, de las testamentarías inexorables del barrio a las segundas viviendas de la costa de Torrevieja pasando por las serranas de El Tiemblo, y así sucesivamente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los contratos administrativos dejaron de ser competencia notarial antes de que él se jubilara. Su eliminación un signo de la polarización de los tiempos, logrando un minúsculo enriquecimiento de los magnates de las contratas a costa de un empobrecimiento considerable de los notarios medianos. Pero en los que él alcanzó a autorizar buscaba la evasión idealizadora de su contenido, por ejemplo vidas salvadas en la adjudicación del material para detecttar la alcoholemia, o el vigor de los estadios en la mejora del barcelonés de El Español antes del mundial de fútbol de Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a las sombras, en Riaza fue la de su compañero el Registrador, arquetipo que habría podido el tasl ser del escrupuloso, atenazado en su función calificadora por el miedo a la responsabilidad; en Villafranca, la competitividad de los compañeros del distrito; en Campo de Criptana la necesidad de vigilar para que el alcalde no le escamotease la documentación pública de los asuntos municipales cuando era preceptiva; en Teruel, el furor recaudatorio de un abogado del estado maníaco. En Valencia, el escollo había sido pintoresco, nada menos que una disputa lingüistica en torno a la ortografía de la lengua de la región, en la que trataron de envolverle a última hora con el Reglamento Notarial en la mano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras que en Madrid ya se trató de tinieblas, en el ojo de la ofensiva de los poderes bancarios que dominaban el mundo y de sus alevines políticos de las llamadas izquierda y derecha,-inesperadamente más los de la última-, sin estar él seguro de que ni la una ni la otra lo fueran. Un pobre notario no podía ser siquiera visto desde las excelsitudes de esas potestades, pero la visión no las era necesaria para dejarse caer sobre el protocolo y el título como los meteoritos que acabaron en su día con los dinosaurios y parece que en una ocasión anterior con la mayor parte de la vida que entonces había sobre la tierra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Santiago era un buen lector. De manera que también adoptó un escritor o un libro como símbolo literario de cada notaría de su ejercicio. En Valencia fue Blasco Ibáñez, y en las tres anteriores, las elecciones de Enrique Gil y Carrasco, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quijjote</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Amantes</i>, le vinieron impuesta por el protocolo mismo. En Riaza, todavía quedaban en su tiempo quienes se acordaban del veraneo en la preguerra de dos consuegros, el historiador Rafael Altamira y el otorrino humanista García Tapia. Éste había sido médico militar en Filipinas, fue luego el clínico más afamado de la época y estudió la sordera de Beethoven. Para Madrid escogió a Galdós, pero lamentando que no hubiera sido por algún tiempo oficial de notaría, como Balzac lo fue. Decía convencido que la ausencia del tema en sus novelas era una laguna que hacía resentirse el vigor de su captación profunda de la realidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y, claro estaba, que si para él la literatura era tan esencial como la vida, la explicación estaba en hacer ella parte de la vida misma. Por eso no situaba en una dimensión distinta la otra realidad por la que había ido pasando a medida que avanzaban los años en el calendario y sus números en el escalafón. La del eterno femenino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sus padres habían sido fusilados en Paracuellos y él se había criado con un tío cura en la Ribera del Duero: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo no soy de los Gumieles ni de Quintana del Pidio; soy de la Ribera Baja a la orillica del río. </i>Hizo el bachiller interno en el colegio Corazón de María de Aranda y la carrera tranquilamente en Valladolid. Las oposiciones las preparó bajo la disciplina prusiana de un registrador que era también del Cuerpo Jurídico de la Armada y no prodigaba precisamente la admisión de candidatos en su academia artesanal de la calle madrileña de Don Ramón de la Cruz. Las aprobó a la primera, teniendo la edad mínima de los veintitrés.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En Riaza conoció a Laura Rico. Era valenciana, pero sus padres veraneaban allí. En aquellos tiempos del cotilleo se rumoreaba deberse esa lejanía a enfermedades del pecho, aunque sin concretar a quien afectaban del matrimonio y sus cinco hijos. Era rubia, espigada, vivaz, alegre aunque con algún poso de melancolía que asomaba sólo de vez en cuando pero por el contraste con lo habitual en ella impresionaba más, no tan coqueta como de ello presumía, y de una preferencia acusada por los colores graves. La creencia común era que se había enamorado del joven notario. El juez de primera instancia le conminaba constantemente a que se la declarase, y por doquier le ponderaban tanto la esbeltez de la doncella como el buen partido que se la suponía, parece que a la vez anclado en El Grao y la Huerta. Pero Salvador se sentía voluble, y no se propuso luchar contra su frivolidad, al contrario. De manera que cuando él se trasladó a Villafranca, ella entró en el noviciado de las Esclavas del Sagrado Corazón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En una de las tan acreditadas fiestas de la poesía villafranquina, se hizo novio de Mary Kennedy, una poetisa escocesa hasta entonces dedicada a recorrer el mundo con estadías en los rincones más insospechados. Seria, con el pelo rojo, el pecho liso y algunos modales un tanto hombrunos. Se casaron enseguida, y ella volvió a viajar muy pronto, rara vez acompañada de él. Hasta que, al poco de establecerse en la Mancha, le dijo que no volvería, incapaz de soportar la nostalgia de su tierra, por más que nunca había pasado en ella muchos meses al año desde que salió de la adolescencia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Siguió un período de larga y densa tristeza que fue momentáneamente roto por la aparición de Elvira, una estudiante de letras que para su tesis cervantina investigaba en el archivo histórico de protocolos, entonces todavía a cargo del notario local, aunque al tema le fuesen muy tangenciales sus fondos. Era rubia como Laura, pero opulenta, desgarradas la mirada y la voz, se diría que un tanto exhibicionista de la propia independencia. El enamoramiento a lo colegial del ya maduro notario daba un poco de lástima. En una conferencia que dio en el casino sobre los molinos, aludió a ella como un ángel de candor y de hermosura aparecido bajo sus aspas en los días en curso para refrescar la poesía eterna. La situación y el tiempo eran muy diversos de los primaverales de Riaza. Esta vez el juez ponía cara de tal cuando, estando o no Santiago delante, salía explícitamente o en fárfara el tema. Hasta que Elvira desapareció silenciosamente de aquel mapa. Teruel fue la etapa de la sensualidad escondida, protagonizada por la viuda Villalba, que así llamaban a la de un rico minero, en ese estado desde muy joven y con un historial muy poblado de hombres. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras tanto había venido teniendo alguna que otra noticia de Laura. La cual había pasado bastantes años en el Japón, donde su congregación había fundado muy tempranamente y tenían un buen colegio. Y al poco de trasladarse a Valencia recibió una carta suya en la que le decía que había dejado su condición religiosa. La manera de vida, el ambiente, la mentalidad y la sensibilidad de los conventos eran tan distintas de las que a ella habíanla atraído que, sin entrar en valoraciones, estaba segura de no tener su puesto allí. La noticia rejuveneció a Santiago, que ya iba dejando de ser maduro. Ella le dijo en alguna entrevista que la resultaba anacrónico pensar en cualquier relación con un hombre, tanto como su permanencia en la congregación y en definitiva por las mismas causas. Sin confesárselo, a él le fue cambiando día a día saberla libre, y sentirse lo mismo él para pensar en ella. Pero un cáncer se la llevó sin hacerse esperar mucho.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y así llegó el notario Velarde a Madrid, con la única ilusión desvaída que le daban las imágenes de unas y de otras, que fueron siendo las rozadas al azar de sus relaciones corrientes e incluso de su trabajo. De flor en flor pero por tiempo efímero y sin llegar a fijarse nunca más que en la ilusión primera. La cantera que de esta manera hiperbórea más le nutría era la de las empleadas de las otras notarías que iban a la suya por mor de legitimaciones, sustituciones y peticiones de copias de su protocolo. Así le llegó la jubilación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un compañero, lector de Thomas Mann, dijo de Velarde llevar una de esas formas de vida elevadas, selectas y melancólicas que también se daban en el Cuerpo. Como en la vida. La frase hizo fortuna en los restos que quedaban de esos fenómenos a extinguir que eran las tertulias y sencillamente las conversaciones. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su situación económica era modesta. No había ganado casi nunca más de lo mínimo en su menester, gastó sin llevar cuentas y no había sido inversor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al aproximarse su retiro se obsesionó con la idea de dar alguna continuidad notarial a su despacho. Éste ocupaba el piso primero, antiguo principal. Él tenía su vivienda en el ático del mismo edificio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con esa condición, que dejó sin concretar, ofreció a la Junta Directiva del Colegio la donación del piso, propuesta que le aceptaron constituyendo además a su favor una pequeña renta vitalicia a cambio aunque él no la había pedido. Se decidió instalar allí la Subdelegación que el distrito de Madrid tenía en aquel barrio, siempre de una densidad notarial muy alta, y además los archivos que los notarios que se fueran estableciendo en él no quisieran tomar a su cargo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sin esfuerzo se estableció un régimen de uso a satisfacción de ambas partes. El notario jubilado tendría una llave y se reservaría el cuarto interior del fondo. Otras dos llaves estarían en poder del Subdelegado y del Archivero de Protocolos. Éste podría autorizar la entrada a los empleados de las notarías que precisaran de alguna copia. Para sacarlas materialmente se destinó uno de los antiguos despachos de la oficina. En otro se instaló la Subdelegación. Y todos los muros estaban tapizados del pergamino solemne de los protocolos. Antes de abrir la puerta se llamaría al timbre tres veces prolongadamente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras tanto, Santiago Velarde había decaído físicamente. El reúma le atenazaba. Se instaló en su cuarto hilo musical y un equipo de alta fidelidad, con una discoteca muy abundante y variopinta desde el gregoriano a la música étnica pasando por la clásica y el bel canto. Adquirió un sillón de ruedas para poder desplazarse por el interior del piso con más celeridad. Siempre que se sentaba en él, lo hacía acompañado de su transistor. Continuaba leyendo, e hizo una obsesión del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quijote</i> de Avellaneda y el descubrimiento de su autor. Francisco Rico había sido uno de sus últimos clientes y amigos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Le asistía Miriam, una rifeña entrada en carnes y en años, tan eficaz como parsimoniosa en gastar energías. Las horas que se señalaron de oficina fueron de diez a dos y de cinco a siete. Y puntualmente, ella se encargaba de bajarle y subirle puntualmente a las mismas como si tuviese la obligación rigurosa de fichar sin retraso. Con cada empleado que aparecía tenía un ratito de charla. Con más sosiego en esos malos tiempos que en los buenos de las contratas esplendorosas y las frondosas testamentarías pasando por la iluminación de los problemas de conciencia y hasta los secretos de los corazones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su favorita era Montse, su antigua secretaria de ojos achinados y pelo castaño. El nuevo jefe la dejaba ir a Claudio Coello 135 siempre que algo se necesitara del miniarchivo. Una vez el jefe anterior la dijo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Noto que la cabeza se me va yendo. Si se me llega a ir del todo, no sé si seguiré sintiéndolo o no. Pero ahora sí lo siento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde entonces fueron frecuentes sus ausencias sin moverse del sillón o la butaca, también sin dejar de pasearse por el largo pasillo en ángulo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Eso de puertas adentro. De puertas afuera la historia tenía prisa. Su velocidad desbordaba el ritmo de los protocolos y su pesada encuadernación artesanal. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
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</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">...al poder que envenena a los muñecos</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un cardenal de la curia romana que padeció las tremendas reformas del último concilio tenía en su escudo el lema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Semper Idem</i>, “siempre el mismo”. Una postura que tiene su grandeza. Como también la de la defensa a ultranza de la propia condición privilegiada. Pero son difíciles y poco gratificantes de ostentar en estos tiempos vertiginosos, cuando la agresividad ha devorado el conservadurismo de sus propios promotores. Más compatible con ellos es la lucha de clases al revés, la de los de arriba contra los de abajo. Pero también disfrazada. Al fin y al cabo la máscara es definitoria de esta nuestra última época. Por ejemplo, ¿qué dictaduras quedan que se llamen así, tal y como con naturalidad lo hacían antes de 1945?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un amigo a quien oí tocar la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Internacional</i> en un concierto de piano, me confesó: “Siempre que lo hago me doy cuenta de cómo los de derechas somos unos miserables al lado de los otros”. No sé si le acabé de entender, ni le pedí ninguna aclaración.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ahora los financieros y los empresarios no valoran la experiencia. Por eso imponen en sus negocios jubilaciones tan anticipadas. Sólo les resulta rentable la agresividad adolescente. La sabiduría no les vale.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En la misma dimensión, a los poderosos no les basta con la defensa del sistema establecido para consolidar su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">status</i>. Les hace falta declarar la guerra, golpear. De no tener enemigo delante, inventárselo no es problema. Fijémonos bien en que ése no fue el caso de don Quijote. Pues éste sí tenía enfrente los molinos cuando vio a los gigantes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De esa manera, el mantenimiento del privilegio se traduce en su aumento. Conservar nada más carece de sentido, y es un postulado no haberse llegado nunca al beneficio y el poder máximos, ni contentarse con cualesquiera favores de la suerte o la propia actuación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta filosofía práctica y la anulación de esos viejos valores tiene su paralelo en el desmantelamiento de los antiguos frenos morales que eran antes la carga ineludible para conseguir el adorno dado por el respaldo social y religioso a la condición superior. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así las cosas, cuando las ex alumnas del Sagrado Corazón aplauden al Jefe que, barnizado de revolucionario, promete la multiplicación de sus bisones, y por añadidura sabiéndose ellas libres de las limitaciones de otrora a los caprichos de su piel, se ha llegado a la apoteosis del siglo XXI en pañales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-Donde se ve que la risa sólo podía ser aparente</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Era en Don Benito. La tierra extremeña de Felipe Trigo. ¿Habría agradecido ese novelista en busca de sus personajes la cantera de aquel auditorio? Quizás no. ¿Le habrían resultado escasamente eróticos, ellas y ellos?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En el viejo teatro, el rojo de los palcos y las butacas ponía en su justa medida la nota del lujo y el color en el armazón austero de la madera sin barnizar. A ninguno de los asistentes al mitin anhelosamente aguardado se le vinieron a las mientes las evocaciones literarias y vitales desposadas con el recinto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Abriéndole paso los guardaespaldas y rodeado de mocerío de ambos sexos, llegó el Primer Ministro. Miró sin ver a lo ancho y a lo largo, sonrió mecánicamente y se colocó en su puesto del medio de la tribuna. No duraron demasiado los aplausos pero fueron muy intensos. Adelantaban los bustos las hembras y los varones se sentían serenamente satisfechos. ¡Qué bien se estaba allí con aquellas esperanzas!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La expresión natural del rostro del Primer Ministro era la impavidez. Por ser la del convecimiento de la seguridad de su poder, sin otra motivación que la identidad de su persona misma. Tal inconmovilidad implicaba la burla tácita de todos los demás que no se conformaran con rendirle pleitesía. De ahí, a causa de tanto aplomo, el aire fúnebre que se le notaba si se le miraba con algún detenimiento. En esa situación, la sonrisa había de resultar postiza. Venía a ser tan anodina como un estornudo. Pero eso sí, era compatible con la petrificación de las facciones cuando estaban inmóviles. El bigote desafiaba complementariamente. Como el peinado a raya. Uno y otro sonaban a desafíos. Daba alguna nostalgia de su manifestación expresa en los tiempos del fascismo explícito.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Empezó a hablar con la misma voz imperturbable que correspondía a su cara. Y sólo de tarde en tarde subía de tono, levemente y sin perder ni un ápice la serenidad. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Era el canto al porvenir de la España próspera en la poesía de las cifras, del que aparentemente desentonaban algunos párrafos hechos de palabras extrañas, que perdían cualquier significado por mor de hacerlo difícil o ambivalente. Pero se conseguía el resultado de que cualquiera lo pudiera traducir al suyo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estaba cayendo la tarde abrileña. En Madrid hacía frío. Ese helor de algunos días de falsa primavera que hace acordarse con añoranza del verdadero invierno noble, el de la nieve y las castañas asadas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En su sillón de ruedas iba y venía a lo largo del pasillo el notario Velarde con el transistor en la mano. Terminado un exquisito programa de música protestante finlandesa abrumadoramente influida por el gregoriano, pasó la aguja de la Radio Clásica a la Nacional Uno. Se había quedado en el despacho a pesar de haber pasado la hora del cierre. Se sentía abrigado por tantos lomos de protocolos, la severidad de la cronología y los nombres de los colegas autorizantes en negro sobre el ocre del pergamino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En el auditorio de Don Benito había un boticario también jubilado que no se perdía ninguna ocasión de curiosear el mundo en torno.. Llevaba la penitencia en el pecado de comparar continuamente este tiempo y los otros. Desde pequeño, y ya era muy mayor, había tenido amigos de mucha más edad, asaeteándoles a preguntas. Llegó a conocer a un abuelo que le habló de Cánovas y Sagasta, su padre de Canalejas y de Maura, y él mismo tenía una idea de Azaña y de Gil Robles.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mirando al Primer Ministro, pensó que su cara sólo podía parecer maciza en aquel ambiente. Era nada más que una impresión creada por su propia aura. Fuera de allí habría en cambio resultado fofa, aunque pintiparadamente grata en un tendero de ultramarinos, no tanto para el de una pescadería. Cuando el boticario se aburría, se daba interludios consistentes en ojear sin recato los escotes y las faldas de las señoras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Radio Nacional empezó las noticias dando cuenta del mitin de Don Benito y prometiendo una breve conexión enseguida. El notario Velarde dudó si buscar cualquier otra emisora o volver a la Clásica. Habían pasado, como tantas cosas, los tiempos en que se podía soñar a través de la onda corta con las mismas geografías lejanas que eran la ilusión de los coleccionistas de sellos usados de entonces. A él le irritaba el vicio de dar primero en tercera persona el texto de una intervención y después repetirlo en directo. Eran los inconvenientes del exceso de medios y facilidades. Pero al fin se quedó en su sintonía, con desánimo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Algunos habían detectado en la impasibilidad de la cara del Primer Ministro una vertiente circense. Pero se trataba de una extrapolación. Esa sugerencia sólo se justificaba en el contexto del contenido de sus palabras o de su misma presencia en ciertas situaciones, cuando ésas o éstas resultaban particularmente carentes de sustancia o contradictorias con la realidad. Haciendo abstracción de la composición de lugar, había que convenir en que no estaba en posesión de ninguna de las gracias de los payasos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Llevaba bastantes minutos hablando en términos genéricos de sus buenos propósitos y los de sus gentes. Insistiendo en su ideario renovador, en la conquista del futuro de las alas de la producción bien distribuida y alerta siempre a la última hora del reloj. El viejo boticario llevaba ya algún tiempo con los ojos clavados en una militante ya entrada en años que había sido religiosa de Jesús-María y enseñaba generosamente los hombros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El notario Velarde se sobresaltó al oír la noticia de que en Afganistán iban a ser destruidas todas las estatuas preislámicas. Había bastantes del budismo, labradas en piedra arenisca y empotradas en rocas. Pero el Profeta había recibido el veto divino a la reproducción de la imnagen humana. Siguieron unas declaraciones de un hispanista norteamericano relativas al País Vasco. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El Primer Ministro hizo una pausa. Fue perfecto el silencio en la sala. El viejo boticario se acordó de los ejercicios que daba el jesuíta Laburu ya hacía mucho. Él había oído alguna de sus conferencias en la iglesia madrileña de la calle de Maldonado, esquina al número 135 de la de Claudio Coello precisamente. De vez en cuando, el orador golpeaba el púlpito con un pequeño martillo que producía un sonido estridente. Lo hacía para evitar las distraciones de sus oyentes. Pero el Primer Ministro no necesitaba recursos de essa naturaleza. La veneración de sus fieles, y también de los que no lo eran, resutaba demasiado elevada como para permitirles ausencias. Además, las repercusiones de sus palabras eran mucho más sustanciosas que las escatológicas de los predicadores de antaño. De éstas no había que tomar nota urgente ayudándose, ahora de las calculadoras, antes de las cuatro reglas nada más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El Primer Ministro anunció que iba a pasar a anunciar la lista de las medidas concretas, con números ya, por lo tanto aparentemente inteligibles para todos, a diferencia de la prosa anterior, raro patrimonio de unos pocos iniciados entre quienes paradójicamente no se contaban los lingüistas. Aunque, ¿se entienden los números en sí, despojados de su carnación, mero esqueleto, a no ser en las elucubraciones de las aulas de ciencias exactas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando el Primer Ministro, luego de un respiro lo bastante prolongado para repercutir en los nervios de los asistentes- el erotismo sabe bien de las ventajas de estas sensaciones en los trances decisivos- anunció la primera decisión, el viejo boticario se dio cuenta de que su intención había sido adoptar un tono de rugido, ni más ni menos que rugir. Pero que no lo había conseguido. ¿Sería por el contenido concreto de lo que estaba diciendo? El caso fue que esa observación le distrajo, volvieron sus ojos a los hombros de la ex-monja y no percibió esas primeras palabras de la nueva fase del discurso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Entonces uno de los asistentes, que estaba en la fila segunda, se levantó y se salió precipitadamente. Se le quedaron mirando sorprendidos. Alguno cuchicheó que era el notario del lugar. ¿Fue ese pequeño incidente determinante de que a esa primera medida no se aplaudiera? Porque a continuación, cada medida de las que el Primer Ministro siguió anunciando, era coreada por muy repetidas palmadas de las que hacen enrojecer las manos. ¿O es que se dieron cuenta de que aquélla no tenía fuerza enardecedora? Enardecedora, no me gusta la palabra. ¿Qué habría pensado don Ángel, mi primer profesor de literatura? ¿Me estoy contagiando del estilo del Prémier?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La Radio había dicho que el discurso de Don Benito había llegado a la parte concreta e iba a conectar. A Santiago Velarde le llegó la voz impertérrita pero más fuerte del Primer Ministro, que a él le pareció sin llegar al rugido pero lo bastante para entrar en el género de la amenaza:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hemos bajado el arancel a los notarios y a los registradores.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Había suprimido la preposición “a” antes de la segunda mención? El Primer Ministro no dominaba su idioma. Una vez vapuleó a su antojo los tres términos de infligir, infringir y afligir. El caso es que aquel detalle lo único en que se fijó el notario jubilado. Porque le pareció no entender lo que había oído. Pero se sintió asfixiado por toda la ingente masa de protocolos que había en el piso, primero con miedo de que se le cayeran encima y le aplastaran, enseguida seguro de que eso iba a ocurrir. Notó calor en el pecho y falta de aire. Entonces se acordó de su primera nochebuena en Teruel, acabada de tomar posesión de la nueva notaría. Le llamó un abogado a quien acababa de conocer para invitarle a cenar en su casa, evitando que se quedara solo en el hotel. Luego, ya en su siguiente destino, se enteró de que le hicieron alcalde de la ciudad, y más tarde de que había muerto. ¡Cuántos muertos ya! Se le vino tamién a la memoria que Ortega y Gasset, a él se lo había dicho uno de sus hijos, estimaba las cualidades de lectores de los notarios. Como en un fogonazo vio a Laura, y las fotos de sus padres el día de su boda, pues de ellos sólo fotos podía recordar. Se le cayó el transistor al suelo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Las palabras del Primer Ministro se siguieron oyendo pero interferidas las idas y venidas de su sonido con ráfagas de rock y ruidos de tormenta roncos. Al notario Velarde se le cayó la cabeza en el pecho.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cándido Amestoy, su compañero de la esquina de Padilla, era su albacea. En su día había tenido noticia del testamento en cuestión , un recargamiento de pequeños legados simbólicos y una institución a una entidad benéfica hispanojaponesa. Los parientes eran muchos y muy despegados, aunque se mencionaba a todos los más próximos. El entierro debía ser en el camposanto de Aranda de Duero. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero hasta que no fuera expedido el certificado del Registro de Actos de Última Voluntad, el conocimiento que del contenido del instrumento y de su misma condición de testamentario tenía el notario Amestoy era estrictamente privado y teóricamente inseguro. Y tomó la decisión de que incineraran a su colega. En su ejercicio profesional tenía muy presente la cláusula tácita de los actos jurídicos, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rebus sic stantibus</i>. Valen mientras la situación no cambie, si se mantienen las mismas circunstancias. Y así las cosas, en el nuevo mundo que se estaba forjando a velocidad vertiginosa, ¿iba a haber sitio para camposantes y menos en un lugar de tanto empuje como Aranda de Duero?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una enfermera de la Sanidad Militar que había asistido terminalmente a un capitán general en el Hospital Gómez Ulla me contó que, en sus últimos días, quien había confortado más al moribundo, hasta llegar a una genuina terapia espontánea, fue un guardia civil también enfermo, con el que aquél se había encontrado en una de sus salidas de la parte reservada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mucho va de un capitán general a un guardia civil. Pero no tanto como de un primer ministro a un notario jubilado. Tengamos en cuenta que a aquél le bastaría descolgar el teléfono y abrir la boca para pulverizar la pensión de éste. Y, sin embargo, no es posible que los hombres que peregrinan sobre la tierra estén integralmente aislados unos de otros, por abismales que sean las diferencias que los separan en la escala de los poderes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por eso, entre el Primer Ministro que aspiraba a rugir en Don Benito y el notario jubilado del piso madrileño de Claudio Coello 135, tuvo lugar ese contacto. Aunque hiciera descender al Primer Ministro a la categoría de verdugo. A distancia, sí, pero ¡quién sabía...! El mundo es tan complicado y el hombre un ser tan complejo...Y al fin y al cabo, los primeros ministros no dejan de pertenecer a la especie. Por no extender la sugerencia a las otras, a las especies también de nuestros primos primates al menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Madrid, Sepúlveda, China, Campoamor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Año Dos Mil Uno, centenario de Clarín</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-7142678700818540752010-09-18T13:29:00.001+02:002012-03-30T13:53:43.341+02:00Alcalá la Real<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">ALCALÁ LA REAL<o:p></o:p></span></u></i></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 1.-De cómo hay nietos fieles<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></b></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando, al fin, el abuelo Selma me dijo que era de España, yo me sentí importante. Fue el día en que cumplí siete años, y pensé que seguía siendo un niño, pero no pequeño. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El abuelo evitaba en cuanto podía que le preguntaran por su origen. Y cuando a pesar de ello se veía precisado a responder, decía ser del Extremo Occidente. Al preguntar yo a mi padre dónde estaba éste, me dijo que ya lo aprendería a medida que me fueran enseñando más geografía en la escuela.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y precisamente por valorar como era debido la confidencia, al llegar ésta yo no pedí al abuelo más detalles. De haberlo hecho, aunque claro está que me quedé con muchas ganas, me habría dejado de sentir mayor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tanto que a la postre, de algunos datos decisivos de su vida yo me enteré investigando en los archivos. Así fue como supe que había llegado a sargento en el ejército americano, ascendido y citado en un orden del día de la batalla de Okinawa y propuesto para no sé qué condecoración pensionada. Pero cuando, al poco de terminar la guerra, en la conferencia de Postdam, los Grandes no mandaron a las tropas aliadas pasar los Pirineos para derribar a Franco, escribió a su general renunciando a la tramitación de ese expediente y devolviéndole los galones de suboficial. No esperó al guirigay que para disimular su inacción y su complicidad montaron luego en la ONU. Yo leí la carta. Al general le decía dirigírsela a él no por mor de la disciplina del cauce reglamentario, sino porque hacerlo al Presidente de los Estados Unidos o siquiera a Mac Arthur habría sido ingenuo y presuntuoso objetivamente y para él más desagradable todavía..</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Eso fue bastante después de que yo oyera hablar por primera vez de Franco. Lo que ocurrió en la clase de literatura castellana. Por cierto que al abuelo no le oí hablar nunca en esta lengua. En aquella ocasión, estábamos traduciendo de una novela de Sender, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los cinco libros de Ariadna.</i> Un párrafo describía así a un hombre: “Pequeño, panzón, de color aceitunado, cara de garbanzo y pies de paloma”. La profesora nos dijo que era Franco. Pero entonces un condíscipulo la preguntó quién era éste. Ella le dijo que un dictador español amigo de nuestro Tojo que aparentó enfadarse con éste cuando tenía ya la guerra perdida. Otro preguntó entonces si Franco y los españoles eran cobardes, a lo que ella se encogió de hombros. Y pasó al árrafo siguiente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A mí se me ocurrió hacer un muñeco de trapo según los rasgos de la cita literaria. Y creo que me salió bien. Pero le puse la cabeza levemente inclinada hacia el suelo. Cabeza asentada en un cuello negro, de marrón el resto del cuerpo, menos los pies rojos. Cuando vi una foto de Franco, me di cuenta de que mi muñeco se le parecía salvo en esa postura. Pues Franco tenía la cabeza tan erguida como si llevara una plancha de acero que se la levantara inmovilizándole la mamola. Andando el tiempo, conseguí poner al muñeco un resorte en la tripa que permitía bajársela y subírsela. Pero yo se la mantenía siempre subida, salvo cuando el abuelo pasaba. Entonces se la bajaba. Y a él nunca le dije nada, ni siquiera a quién representaba la figura. Tampoco él hizo ningún comentario. Fue mi padre el que encontró el parecido, cuando Franco salió en el periódico al lado del presidente Eisenhower que había ido a España. Algún tiempo después, Eisenhower iba a venir a Tokyo, pero nos echamos todos a la calle impidiendo la circulación, y a última hora renunció a visitarnos. Yo no estaba muy enterado de los motivos que teníamos para no querer recibirlo, pero me animé a contribuir a ello con mi grano de arena pensando en las buenas migas que había hecho con mi muñeco en Madrid. Y claro, el abuelo no me dijo nunca que Franco no le era simpático. De lo que no tengo memoria clara es de cómo lo adiviné.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y ahí van quedando estas confesiones. Cuando todavía no he estado en Alcalá la Real ni he llegado a España. Y no mal escritas. Que a mí me hace a veces gracia oír hablar una lengua a medias, con dificultad, mal en una palabra. Porque a veces la espontaneidad es un valor añadido. Pero escribirla de esa manera nunca. Por eso me las corrige María Antigua, mi compañera de Valladolid. Es leísta y laísta, pero en ese extremo yo la doy la razón sin ningún respeto para la Academia. Sí, “la doy la razón”, que no me corrijan el caso del pronombre. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De algunas cosas me enteré pues en los archivos de los Estados Unidos. Pero de otras desde el propio pueblo del abuelo. ¡Quién me lo iba a haber dicho entonces!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sin embargo, yo estoy seguro de que es el abuelo quien me las ha contado, y me las va a contar, ahora sobre todo y ya definitivamente. Lo cual tiene el aliciente de que así, mientras yo viva, puedo esperar que me cuenta más detalles, siempre alguno más. Incluso cuando ya estén muertos todos los que le conocieron. ¿Por qué lo creo así? ¿Por mis partes japonesas o por la andaluza? ¿Por lo de católico o por lo otro, los otros si queréis? Pero eso es lo de menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En vísperas del Mundial japonés, no me acuerdo del abuelo más que de ordinario. Porque tampoco él se habría sentido demasiado jubiloso ante el evento. ¿Por orgulloso? No. Sencillamente por haber estado convencido desde que llegó aquí de que ése caería con la naturalidad con que lo hace la fruta madura y se recoge la cosecha. ¿Y su propia aportación? Quizás alguien haga una tesis doctoral sobre ello. Claro está que yo le ayudaría. Pero le cedo el argumento. En este caso sí, quizás por orgullo. Ya que estoy convencido de que la obra del abuelo está misteriosamente por encima de las cifras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y por qué la tía Keiko se enteró de más cosas de él que la abuela Omi? La tía me dijo una vez que el abuelo pensaba que todo lo anterior a su llegada acá era una deuda que tenía con la abuela. De no pagársela se sentiría infiel. Pero, ¿en qué moneda podía hacerlo? ¿Sólo en la del silencio? Aunque yo estoy convencido de que a ella se lo contaba cuando dormían juntos cuando tenían sueños los dos. Claro, de la misma manera que ahora lo hace a mí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y aunque tampoco me lo dijo, sé que estaba satisfecho de no haber ganado un solo yen fuera de su oficio improvisado de animador del fútbol europeo en Tokyo. Así como de no haberle a pesar de ello faltado un yen nunca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> También me enteré al cabo de que, los primeros años, rehuía ir a los centros donde había españoles. Hasta que por toda la ciudad, sí, en Tokyo entero, vamos, es una manera de hablar, se supo que no había que hacerle preguntas. Desde entonces acudía a aquéllos con la misma distensión que a los ingleses o franceses. Incluso a la embajada, aunque a ésta tardó bastante más. ¿Y eso que quiere decir? ¿Se sentiría complacido de haber ganado esa batalla? No me atrevo a contestarme. ¿Acaso al revés? ¿Y hablaba español con la tía Keiko? Esto es lo único que todavía no me atrevo a preguntarle a ella. Lo cierto es que el español la ayudó mucho a ascender en la casa de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">geishas.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Yo le oí al abuelo su última conferencia. Daba muy pocas. Era de historia. Mencionó la Olimpiada de Amberes de 1928. Dijo que un monje benedictino de Castilla había escrito entonces una poesía dedicada al buen lugar conquistado por España. Yo estuve seguro de que daba esos datos con la misma objetividad que cuando se refería al balance de los encuentros internacionales entre Inglaterra y Escocia. Pero ni yo mismo sé si lo lamenté o me alegré. Todavía ahora, cuando tantas cosas he aprendido sobre él, cuando tantas voy a aprender sobre todo y, en ello insisto, contadas por él mismo desde el otro lado, el abuelo Selma se me aparece saliendo de un telón impenetrablemente oscuro, detrás del cual sólo hay un enigma. ¿De veras? Y ya está bien de esto. Que no quiero buscar disculpas a mi torpeza en seguir contando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a presumir de sobrino de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">geisha</i>, creo podré hacerlo en España más y mejor que aquí. Ahora, cuando me han dicho que allí han cambiado algunas cosas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y qué pensarán de mi cara? ¿De veras que se me puede tomar por un occidental puro? No me lo creo. Pero me consta que entre los que me lo han dicho los hay sinceros. ¿Acaso han querido halagarme? A eso no quiero responderme, que a mí mismo me debo neutralidad, por el abuelo español sobre todo. Romperla en su beneficio sería faltarle el respeto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y de veras que ya entiendo a Lorca? <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Verde, que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. </i>Eso me sabe al Extremo Occidente, sí. Pero lo que sigue, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el barco sobre la mar y el caballo en la montaña, </i>¿no convierte los cuatro versos en una estampa japonesa? Desde mi mestizaje, ¿qué quiere decir esta exégesis? ¿Y por qué mi hermano Muramatsu se ha ido a los Estados Unidos? ¿Un suicidio por mor de la neutralidad heredada? A la postre, de lo que estoy seguro es de que la tía Keiko supo escoger la mejor parte? ¿Mejor que mi madre? Pero ésta ya cumplió al darme a luz. ¿Será verdad como alguna vez la tía Keiko me dijo que ella, su hermana, ha pasado temporadas en la Alhambra de Granada? Sin salir de su Tokyo, claro está.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por cierto, la tía me dijo también en una ocasión que el abuelo Selma era el japonés que mejor y más pronto había entendido al padre Arrupe, ese vasco al que cayó la bomba en Hiroshima y luego llegó a mandar en los jesuítas de todo el mundo. El detalle bastaría para darse cuenta de hasta dónde a su vez la tía conocía a su padre. En cambio, ¿qué sabía de esas cosas el tío Ryô? ¿No tenía bastante con seguir respirando entre las cuatro montañas de ordenadores que se le caían encima, una por cada punto cardinal? Claro que, al fin y al cabo, el quince de agosto se metía pacientemente en la caravana de autos que marchaban hacia el sur a venerar sobre el terreno los cementerios de los antepasados, hasta llegar al remoto de los de la abuela Omi. ¿Pero algo más? ¿Y no se acordará Maramatsu del quince de agosto desde Chicago? Un día por cierto que también es fiesta allá. De María, la Virgen. Les pregunté a los benedictinos de Nagano y me dijeron era la fecha en que subió a los cielos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Falta un buen rato para Londres. Me informaron que acaso allí pueda coger otro avión directo a Granada. ¿Qué trayecto habría preferido el abuelo para este mi primer viaje a su pueblo? Es curioso cómo ahora, cuando tenemos unas posibilidades antes insospechadas de variar nuestros itinerarios, no lo concedemos trascendencia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Quién estará en Granada esperándome? Me dijo la tía Keiko que sería quizás una sorpresa. ¿Y por qué ella no quiere venir? Pues que de allí nadie haya hecho el camino inverso sí me lo explico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-La hora de una monja intrépida</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Claro. La tía Keiko sabe cosas de este presente. Ella es la que ha atado los cabos de mi viaje y no quiero privarla de apurar su gusto por las sorperesas. Además, tampoco tengo mucha curiosidad por ello. En cambio por el pasado, sí. ¿No será de alguna manera mi futuro? Que ahora ya estoyt volando a Alcalá la Real. Y yo sé que ella tiene del pasado de su padre muchas más noticias. Sí, noticias aunque sean pretéritas. Que desde luego no quiere reservarse. Lo que no sé es si me las guarda para otra ocasión o prefiere que algunas me las den en su lugar de origen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Porque yo, concretos, con pelos y señales, tengo muy pocos datos más. Lo curioso es que a pesar de ello me invade la sensación avasalladora de haber descubierto ya la entrada al misterio, de haber empezado a penetrar en el silencio del abuelo. ¿De haberlo vencido? No. De ser el instrumento de su propia victoria sobre sí mismo. ¿Habrá tenido algo que ver la revelación del nombre? Pues es lo único nuevo que la tía Keiko me ha dicho. Que el abuelo se llamaba Anselmo, siendo Selma la japonesización que se le ocurrió.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo demás se reduce al último acto. El que todos conocemos. Su despedida en el hospital de nuestro barrio de Akasaka-Mitsuke. Llegó una señora blanca, muy negro el pelo, vestida de oscuro y con la falda muy larga. Dijo que era de uno de los colegios donde el abuelo animaba el fútbol, aunque ellos dos no se conocían. Recuerdo cuál. El de las Mercedarias de Bérriz. Éste es un nombre vasco. La abuela y la tía se sintieron tremendamente embarazadas. La visita las pareció de una impertinencia peligrosa. Llegaron a tener miedo de que le quitara al abuelo la paz de esa hora postrera.Vieron algo en ella de violación. La señora tenía un aire de generosidad noble, de entrega impetuosa y valiente. Se acercó a la cama del abuelo, le puso la mano en la frente y le dijo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Yo me llamó Mercedes Castillo. Soy de Alcalá la Real. De la familia del Teniente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Entonces él la cogió la otra mano con las dos suyas y estuvo un largo rayo en silencio, sin sonreir pero beatífica la cara, seguro que así, beatífica, para él y para los demás. Al cabo, ella se desasió, sacó de una bolsita una pequeña medalla, y la puso en la mano izquierda del abuelo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Es nuestra patrona, la Virgen de las Mercedes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Él asintió con la cabeza. Volvió a su ensimismamiento pero a la vez para todos, con la voluntad de ensimismarlos a todos en él mismo, y mirando a la abuela y la tía pero dirigiéndose a la visitante, las dijo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Hay que repoblar la Mota. Que me entierren.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y así se hizo. El permiso gubernativo se ocuparon de conseguirlo las religiosas. Fue concedido a condición de que le lleváramos al cementerio europeo de Yokohama. La medalla la puso la abuela en el altar doméstico de los antepasados. ¿Quién habría podido imaginarse que el abuelo iba a pretender una excepción a la incineración obligatoria del país que había querido ser el único suyo? ¿Qué estaría viendo cuando de aquella manera estuvo a punto de sonreír? Yo sé que la tia Keiko se lo está preguntando constantemente. Todos los días ya que no a todas las horas. Pero yo pienso enterarme en Alcalá la Real.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">3.-El equipaje invisible</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando fui a despedirme de mi antigua profesora de literatura, ésta me entretuvo leyéndome un cuento de un escritor de Villafranca del Bierzo- yo naturalmente sé dónde está este pueblo aunque soy japonés, que algo de hispanista tengo-. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El toque de obispo</i>, de Antonio Pereira. Un silbido largo y dos cortos “con gravedad casi solemne”, de las locomotoras cuando entran en una ciudad de las que tienen obispo y no tienen gobernador civil. Particularmente seductor en la de Mondoñedo. “Luego supe que en Mondoñedo no hay tren, pero eso importa poco cuando la historia es bonita”. Y me aseguró ella, la profesora Setsuko Kubo, que había estado en Madrid en la presentación del libro que ese cuento encabezaba. Recordando alguien entonces que un cardenal gallego había estado a punto de conseguir para esa ciudad mitrada el tren en los tiempos del catolicismo de las marchas militares. Concluyendo Pereira con la confesión de su fe en que le tendría en el futuro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y claro, tiene razón el Villafranquino, lo que importa es lo bonito de la historia. Sólo que, en ciertas historias, es muy difícil no tener también en cuenta la importancia de la carne y el hueso. Lo que sobre todo pienso yo cuando tengo delante a la prima Mercedes, a propósito de la historia del abuelo Selma y de esta otra historia que es la de la investigación de la misma, la cual de por sí ha resultado, está y estará resultando, de denso argumento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Empezó cuando a Sor Mercedes, para entretener en Barajas la espera del avión que iba a llevarla a Londres y allí transbordar a Tokyo, la dio por sintonizar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Club de la Vida</i>, un programa bisemanal y tempranero de Radio Nacional para los entrados en años. En sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas Entre Amigos</i>, oyó la petición que hacía un ex combatiente republicano desde Barcelona de noticias de un compañero de la batalla del Ebro llamado Anselmo, que se pasaba la vida hablando de fútbol y era de la provincia de Jaén. El comunicante sólo había sabido después que se fue de España antes de acabar la guerra, y muy lejos, fuera de las rutas comunes del exilio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sor Mercedes no volvió a acordarse del mensaje hasta tener noticias en Tokyo del apostolado futbolístico del abuelo. Pero tampoco entonces intuyó una conexión entre éste y aquél, sino que sencillamente volvió a acordarse. Por eso, sabedor del empecinamiento suyo en el silencio sobre su procedencia, no se imaginó que al respetarle podía perder la oportunidad curiosa de enterarse de algo poco corriente.De manera que ahí se habría quedado todo, de no haber sido porque una concertista de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">shamisen</i> y cantante, Junko Ueda, fue a hacer a Sor Mercedes unas preguntas sobre su pueblo, donde ella iba a participar en el festival <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etnosur</i> de músicas del mundo, cantando fragmentos de la epopeya de los Heike, cuando en la Edad Media lucharon con los Geiji, al sur de Tokyo. Durante mucho tiempo, sólo la habían cantado monjes ciegos. Y Junko lo quería hacer a la manera de ellos. Por eso había aprendido el canto budista japonés llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">shômyô.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">La entrevista fue larga. Sor Mercedes aprovechó para dar a su interlocutora unas cuantas cartas a buzonear, con unos pequeños paquetes de juguetes para unos sobrinos y golosinas para una abuela. Se puso muy contenta al conseguir entender la sustancia de unos versos que Junko la recitó a su petición: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En recuerdo de una flor muerta, las nubes blancas descansan sobre la montaña lejana. Las hojas verdes dan los adioses de la primavera en la cima de los árboles. </i>Entonces, sin dejar de tener ante y para sí la estampa de su Alcalá la Real naturalmente, se acordó otra vez de la petición radiofónica del viejo soldado. Junko terminó con un verso estimulante: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hacia el mes duodécimo de </i>Uzuki<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, que es el cuarto de la luna, por doquier brota profusamente la hierba del verano. </i>Y Sor Mercedes, sin pensarlo más, la enteró del mensaje, sugiriéndola que aquel lugar de la provincia de Jaén podía ser su pueblo, y ella hacer de detective del primer capítulo de la continuación<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Al volver al Japón se llevaba consigo los retazos de una evocación evanescente. Una figura alcalaína muy dinámica de los días republicanos había sido José Antonio Marañón, un joven profesor de literatura destinado en un instituto de Canarias, que pasaba las largas vacaciones en ese su pueblo, donde continuaba la constante peregrinación de taberna en taberna que había sido su vida de siempre, pero manteniendo la sobriedad, a la busca de la creatividad de las gentes sencillas. Había dejado el recuerdo de un genio oculto, entregado a la oralidad, que para excusar su pereza de escribir decía sólo le sería posible plagiando a sus compañeros vinales qe en cambio desconocían la gramática. Pasó la guerra en Valencia y de allì se fue a los Estados Unidos, donde se hizo amigo de Ramón J.Sender y murió prematuramente. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y se sabía que junto a él estuvo algún tiempo en Chicago un miliciano de la familia Romero, su amigo más próximo de aquellas felices correrías, por coincidir ambos en el entusiasmo balompédico. Marañón consiguió gestionarle el visado, y decían que también allí se ocuparon ambos algo del deporte rey. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Todo puede estar en el fútbol</i>, era una frase compartida por los dos amigos de la que todavía se acordaba algún viejo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero nada más. Las tentativas de Junko de localizar a los Romero alcalaínos habían fracasado. Cuando intentó verlos se la dio a entender que no les iba a complacer tratar de una materia que por otra parte también a ellos mismos les resultaba incógnita.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con que desde ahí hasta hoy, yo desde luego prefiriendo que la historia haya sido verdad. Además, he de tener muy en cuenta que en el otro caso no habría quedado bonita, en cuanto la pluma de Pereira no es mía. No sólo pues por no haber podido tener a la vista, ya que no al tacto, las curvas de la prima Mercedes. Que siendo prima segunda no he de retraerme de su contemplación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y el deshilarse de la historia de la historia que yo ya me he aprendido aquí, sobre su terreno, sin saber qué capítulos de ella ya se sabían allá antes de mi partida. Los que sabía Sor Mercedes Castillo a mí no me lo quiso decir. Como tampoco la tía Keiko. Ni siquiera sé si una y otra compartían sus saberes, o cada una se guardaba los suyos o lo hacían a medias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">4.-Desde antes del Atlético Aviación</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Antes de la guerra, el fútbol se iba abriendo paso lentamente en el favor popular. Estaba dejando de ser un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sport</i> meramente elitista.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mamá, futbolista quiero ser<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> del equipo de Linares.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Linares, Jaén.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">¿Por qué habían cantado esta coplilla hasta las muchachas en flor de latitudes y longitudes peninsulares muy alejadas de Linares? Y en Alcalá todavía quedaba alguno que se acordaba de aquella ponderación, desde luego no del todo ripiosa: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando saca el balón Romero, lo lanza fuertemente hacia el portero. <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Pero los Romero habían sido dos. Y ambos jugadores. No siendo a estas alturas fácil a los pocos supervivientes deslindar los recuerdos deportivos del uno y el otro. Aunque se convenía en que Anselmo era un tanto teórico, mientras Genaro resultaba el más contundente del equipo. Éste sin embargo derrotado por uno a tres en un partido contra las aldeas del término que tuvo el aliciente de que Anselmo, eso sí, fue él, exhibiera una foto de Samitier dedicada con palabras de estímulo. Ello ya en tiempos de calentura, 1936 y junio. Por cierto, ¿se llegó a jugar el partido por entonces pendiente con Checoeslovaquia? Anselmo, que se había hecho celador de telégrafos, consiguió publicar a propósito de la competición local una crónica bastante literaria en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Voz Granadina</i>, que Marañón le elogió calurosamente. Y Genaro se fue inmediatamente a Burgos, incorporado al destino que le había cabido al aprobar unas oposiciones a la banca. Los dos Romero salieron despejados, eso no lo negaba nadie, bien anclado en la realidad el orgullo de su padre que era el alguacil municipal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y en adelante, el tío Genaro guardó acerca de su hermano un silencio tan rígido como el de éste por todo el pasado anterior a su llegada a América. Sólo a la monjita que le fue a ver cuando ya no salía de casa y respiraba con mucha dificultad, aquélla comisionada por Sor Mercedes desde Tokyo, la dijo no haber vuelto a tener noticias suyas desde que, estando a punto de embarcarse en Burdeos, le confesó a otro paisano exiliado haberse pasado toda la guerra esperando que él, Genaro, se pasara a su bando, y que nunca le perdonaría no haberlo hecho.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De lo que yo no tuve duda es de que, cuando el abuelo adoptó el nombre de Selma hizo una concesión que contradecía toda su conducta. Y ése es el misterio de su legado. Que yo no intentaría desvelar aunque me fuera posible. Pues al topar con él comparto el respeto que él consiguió infundir a la postre a todos. ¿Y esa asociación Selma-Anselmo acabaría por alertar definitivamente a Sor Mercedes? No es imposible. Aunque ella me aseguró que, sin haber conocido al abuelo, la descripción que la hicieron de su manera peculiarmente sincopada de hablar el japonés, la convenció sin más, a la vista de los otros hilos ya desmadejados, de que era de su pueblo. Y entonces se decidió a enviar a esa hermana en religión para aquella comprobación a boca de jarro. Poco después de la entrevista murió silenciosamente el tío Genaro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sólo unas horas antes confió a la prima Mercedes, su nieta mayor, un cuadernillo en dieciseisavo de hojas cuadriculadas y pastas de hule negro, firmado por su hermano Anselmo, también de su puño y letra claro, titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hacia la repoblación de La Mota. </i>En él sostenía el abuelo que el descenso en altitud del vecindario, el abandono de la cumbre, había sido una decadencia. Y que su generación, la de los tiempos nuevos, el amanecer del mundo, tenía que reconquistarla. Copiaba una carta del profesor Marañón en la que éste se mostraba de acuerdo y valoraba el proyecto a la vez como realidad y como símbolo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">5.-La música también tiene recovecos</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y mientras tanto, yo doy mañana en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Etnosur</i> mi concierto de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">biwa.</i> Muy contento, hasta inspirado espero, porque la prima Mercedes, que naturalmente me ha oído tocar el instrumento a solas, me ha confesado que lo prefiere al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">shamisen</i>. Se acuerda de la intervención de Junko el año pasado. Y me ha dicho que la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">biwa</i> crea otra atmósfera. Interponiéndose entre ella y el aire, de manera que sólo a medias se respira éste. De esa manera, la música llega a envolver la vida y el destino. No es una muralla que aisla, pero sí una compañía que da alguna seguridad. Por eso no le hacen falta ni el argumento ni siquiera el canto. En cuanto los lleva consigo, y para todos y cada uno, concertista u oyente. En cambio el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">shamisen</i> la parece más de acompañamiento. Lo que no resulta compensado por el protagonismo más individualista de su ejecutante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sí, todo esto siente la prima Mercedes antes, durante y después de que yo pase el plectro por mis cinco cuerdas. Primero, siempre en mi cuartito de la pensión <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abadía</i>, en la plenitud de la calle Real, luego también en la salita de ésa donde, ¡qué milagro!, han pedido alguna vez apagar la televisión para oírme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ella se licenció en letras en Granada y de momento se ocupa aquí del aceite, de su promoción, esta es la palabra que me han enseñado. Desde que me estaba esperando en el aeropuerto, que tal imponente morena era la sorpresa que me dejó entrever la tía Keiko, yo creo que alimentó la ilusión de que el primo Kenjiro la llegase a enseñar japonés. A muy largo plazo se propone doctorarse. Y está librando una batalla académica para que se la admita por tesis la aportación de Joaquín Sabinas a la historia contemporánea. Sabinas es un cantautor inconformista. Nació en una ciudad no lejana de ésta, en la frontera andaluza con Castilla, Úbeda, adonde ella ha hecho unos cuantos viajes de los que se ha traído sabrosas noticias. El padre del cantante fue allí comisario de policía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mercedes es también del equipo de hockey sobre hierba, una gloria local. Ahora se queja de que su abuelo Genaro no le hablase de su pasión futbolística juvenil. ¿Por qué yo no me quejo del terrible silencio de mi abuelo Selma? ¿O Anselmo? Aquí se celebra todos los años un congreso de historia, alternándose el argumento entre la frontera, pues lo fue de los moros de Granada, los del último suspiro, y la abadía. Esta era una potestad religiosa independiente que imperaba en la comarca. Y ahora Mercedes se ha empeñado en que se haga una liguilla de fútbol, a su vez integrada por una división fronteriza y otra abacial, relacionada con esas asambleas estudiosas. Pero se querja de que la gente se interesaría más por los partidos televisados del Barça y el Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta tarde, después de mi último ensayo, hemos paseado largo y despacio. Por el Paseo de los Álamos naturalmente. Es la maravilla cotidiana de este lugar. Ella me ha preguntado por la reencarnación. Yo he esquivado lo estrictamente religioso del tema. Hablar de mi fe me resultaba embarazoso, y disertar de los credos de mis compatriotas pesado y aburrido. El caso es que curiosamente, los dos, como si nos arrastrase un viento inesperado, hemos caído en un laberinto de sugerencias hasta el equívoco, relacionando reencarnación y encarnaciones, o sea aquélla con la reproducción buscada de propósito para dar vida a alguien desaparecido que se tiene en la mente y el corazón. ¿Desaparecido nada más? ¿O también frustrado?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Entonces se me ocurrió regalarla <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cara de Franco</i>. Por cierto que también en ese momento me vino la idea de designar así ese el muñequito de mi autoría. Y a fe que la denominación es exacta. Aunque yo no traté de retratar a Franco sino al personaje de Sender que la profesora Setsuko me dijo se parecía a ése. Pero lo que son las cosas. Cuando fui a despedirme de ella, se lo quise dar, como recuerdo de su magisterio. Pero se negó a tomarlo, pensando que en España resultaría más gracioso. La prima Mercedes lo ha aceptado sin ningún comentario, hasta extrañamente seria. Yo diría que todo cuanto de algunsa manera se relaciona con el abuelo Selma, es decir su tío Anselmo, la pone melancólica. Una vez la cité la opinión de un poeta francés, Claudel, que vivió en nuestros países, de que “el chino quiere tener siempre sobre sus muertos el rumor de una hoja emocionada y del viento que pasa”. Y entonces ella me elogió la humanidad del abuelo al empeñarse en ser enterrado. Humanidad para con los supervivientes, claro. ¿También con ella? ¿Está pensando hacerle una visita en el cementerio de Yokohama? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hemos quedado en que mañana estará en el escenario. Dirá unas palabras de presentación. Hará valer lo que de alcalaíno tengo en la sangre. Por lo tanto un paisano a medias, pero que no sólo viene de lejos sino que también es más que a medias muy lejano. Dejará entrever horizontes novelescos en el exilio y la segunda vida del abuelo. Y de vez en cuando, entre unas y otras partes, según lo que vaya captando de la temperatura del auditorio, tratará de adecuar a ella las vibraciones prolongadas de mis cuerdas. Confía en comunicarles esa la interpretación que ella ha sentido del instrumento. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las aguas que van al Este llevan peces de las aguas del Oeste.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con la pandilla de la prima he pasado una tarde deliciosa. Alcalá la Real entre los capullos y las flores. Los olivos haciendo música de la geometría, y el aceite erotizando la poesía. Fuimos al campo, hasta una legua como aquí se dice, a un olivar. La paella estaba suculenta. ¿Que no es un plato de esta tierra? Ya sí, por derecho de conquista.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras encendían las brasas, ella me dijo que no funcionaba el resorte de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cara de Franco. </i>De manera que, para no padecer sin remedio su mamola inconmoviblemente erguida, habría que quemar el muñeco cual un alimento más de la paellera. Yo accedí. Después, un estudiante de francés en Granada, me hizo ver una contradicción entre Sender y un escritor católico del país vecino, François Mauriac. En un terrible párrafo que una vez habían comentado en su clase, ése decía que Franco no tenía cara. Pero estas son viejas historias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo me empeñé en que la prima comiera con palillos. Pero era tremenda su obstinación en mover los dos a la vez. No conseguía convencerla de que uno ha de estarse quieto mientras el otro trabaja. Habrá que darla más lecciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En un aparte hablamos del abuelo Selma. Yo cité a su propósito la frase de un monje poeta del siglo XV, Ikkyu, según la cual las flores del cerezo, a pesar de todo, cuando se caen dejan su rastro perfumado. Me sorprendió ella cuando me dijo le había contado la trayectoria de nuestro antepasado a un viejo médico de aquí, del todo retirado, lejos de unos y otros políticos, pero meditando siempre en la última historia. Se quedó perplejo ante la obstinada japonesización de su paisano. Y al fin la interpretó opinando que habría preferido, a la vista de lo que después ocurrió, otro resultado de la guerra mundial. Que hubiesen ganado los enemigos contra los que él había luchado ingenuamente. Eso habría provocado una reacción, a la postre más beneficiosa. De la otra manera...En fin, no volvamos sobre lo que pasó. Por eso el abuelo se quiso quedar con los perdedores. Al fin y al cabo éstos expiaron de alguna manera sus culpas. En tanto los otros se cargaron con culpas nuevas. Algo a ser muy valorado, desde luego. Ya conoceré a este doctor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Otra chica me preguntó por Pearl S.Buck. Me dijo había leído <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mujeres sin cielo</i>, y la interesaba mi punto de vista sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viento del Este, viento del Oeste.</i>La contesté que también era una vieja historia, pero éstas son muy a tener en cuenta siempre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y a medida que se vaciaban para volver a llenarse los vasos de vino, la prima sacó el tema de la repoblación de La Mota. Se la ocurrió comenzarla por una casa de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">geishas.</i> ¿No podría venirse la tía Keiko a ponerse a su frente? ¿No sería algo tan original como insospechado y quizás eficaz en la aproximación de las culturas? Que las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">geishas</i> no tenían porqué ir ligadas al arcaísmo de una cierta condición superada de la mujer. Y nada mejor para su trasplante que una frontera como ésta, la alcalaína. Entre las fuentes de Granada, las rejas de Córdoba y el castillo de Jaén. Y en lo alto. Además una vuelta al pasado pero para el futuro. ¿Quién podría dar más? Sin contar con la recuperación acá de una rama de la tierra y la sangre alejadas por mor de los desastres de la postguerra, ésta fue una guerra también, perdidas que habrían sido de no haberse conjurado benéficamente unas azarosas circunstancias de última hora.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a mí, ni que decir tiene que estoy irremediablemente contagiado. ¡Ahí es nada, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">geishas</i> en La Mota de Andalucía! <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Shamisen, fuel </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tsutsumi</i>. Laúd, flauta y tambor. ¿Y acaso el aire que crea mi <i style="mso-bidi-font-style: normal;">biwa</i> no sabe a aceite?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">5.-Otra vez lo inagotable de un hotel</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estoy en Madrid. En el cuartito de un pequeño hotel acabado de inaugurar en una calle deliciosamente corta y estrecha del bario de Chamberí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta tarde voy a dar un concierto en el salón de baile de un palacio hecho museo, el Cerralbo. Es de un neobarroco que deslumbra. Pero por la manera que yo tengo de ver la música de mi <i style="mso-bidi-font-style: normal;">biwa</i>, no me va a entorpecer. Al contrario. Esa otra atmósfera será un buen marco para el otro aire mío y de mi instrumento. De acuerdo sorprendentemente con la interpretación espontánea de la prima Mercedes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ésta ha venido aquí. Cierto que también tenía que hacer una gestión de las suyas olivareras. Se hospeda muy lejos, en uno de esos hoteles falsamente campestres que ahora proliferan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero yo espero acostarme con ella después del concierto. Creo que así rindo mi tributo definitivo al abuelo Selma. Al fin y al cabo, toda la vida de éste, desde licenciarse, fue una continua lucha contra sus tantos deseos de volver a su pueblo. Y ahora está en él. Y se va a quedar. Pero sin volver a ser derrotado, sin tener que perder también la otra guerra, el trago por el que de ninguna manera quiso pasar. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo de su sobrina nieta y yo será esa otra manera de reencarnación que un día ya entreveíamos los dos premonitoriamente. Y también creo en las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">geishas</i> de La Mota. Ya no sé si pájaros de hogaño en los nidos de antaño. Esa responsabilidad no es nuestra. Pero yo me sentiría feliz de salirme un nieto como en mí tiene el irreductible abuelo Selma. </span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-59147367564714269682010-09-18T13:27:00.003+02:002012-03-30T13:53:56.385+02:00El avión endemoniado<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">EL AVIÓN ENDEMONIADO</span></u></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “De Havilland D.II.89.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Velocidad máxima: 235 kms.h.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Techo: 5.100 m.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Autonomía: 895 kms.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Capacidad: 1.010 kgs (¿=8 personas?)”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Este avión se llamaba <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Abirón profundo</i>. ¿Inadecuado el adjetivo para una aeronave? ¿Más propio de un submarino? Pero, ¿no hay una profundidad de altura? En cuanto al sustantivo, recordemos que, en muchos documentos medievales, se conminaba a los infractores de las obligaciones contraídas en ellos, con sufrir las penas eternas junto a los diablos Datán y Abirón. Y en esos diabólicos años treinta, aunque había llovido bastante desde los días de Sir Walter Scott- claro que muchísimo menos que desde los años treinta hasta ahora-, la Edad Media no había pasado de moda en Inglaterra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">1.-Meigas y hombres de acción</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La linde que abarcaba el manzanal, el maizal, el huerto caprichosamente variopinto, y el prado para las tres vacas- negra la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Niña, </i>parda la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Suave</i> y blanquinegra la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pandera</i>; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Prado </i>se llamaba el conjunto-, la casa en medio, una de las dispersas que integraban la parroquia de Santa Eulalia de las Ermitas, el contorno acotado era un equilibrio de geometrías por la alternancia de la curva y la recta, lo racional y lo barroco de sus entrantes y salientes. La frondosidad de los árboles abrigaba la visión, evitando percibir su pequeñez de una vez. Y eso era todo cuanto la vieja Fructuosa poseía en este mundo. Pero la sobraba. Había sabido salir adelante y siempre con algún parvo desahogo. Hasta dar a su único nieto nada menos que la carrera de letrado del Consejo de Estado. ¿Qué era eso tan importante? Lo que fuese, al fin y al cabo ella tenía bastante con haber conseguido aprenderse de memoria el título, sin equivocarse y en buen castellano. ¿No era quien se lo había dado, aunque con un socorro decisivo de la Divina Providencia?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estaba lloviendo y el aroma de la tierra mojada se respiraba por todo el cuerpo. No hacía frío. Se sentía venir la primavera. La puerta estaba abierta. Ser alcanzado por alguna de las gotas que caían mansamente era un deleite. El corpachón de la vieja, su moño negro y el mate de su piel arrugada y oscura, contrastaba con las curvas, que se escapaban a la mirada, de la joven Jane, contenta de lucir sus rodillas, acaso más que la delicadeza de su piel blanquísima, junto a la cual hasta el rubio casi albino de su propio peinado ceñido desentonaba.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Era una inglesa que llevaba algún tiempo moviéndose incansablemente por Galicia, antes y después de la muerte de Don Ramón-María del Valle-Inclán y Montenegro. En las ocasiones más inesperadas, sin dar ninguna explicación, sobre todo sin decir nunca de dónde venía, algunas veces adónde iba sí, aperecía por el horizonte de las cercas de piedra gastada por la lluvia, incansablemente saltarina. Una vez trató de hacerlo en un Ford deportivo, del que no dijo si era suyo, y se aproximó bastante, desembarrando para la vuelta las ruedas con un tesón ique no podía menos de ser infalible. Sus manos posadas sobre su falda violeta transmitían una sensación de seguridad traviesa. Sus dificultades en el castellano se traducían insistendo en los extremos clave de su conversación, con lo cual sus opiniones y afirmaciones salían vigorizadas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En los ojos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i>, el mastín echado a los pies de las dos mujeres, se leía una resignación casi filosófica. Jane estaba convencida de que los perros son más expresivos que los hombres. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Tu vida, mi vieja, ha sido un sueño largo, larguísimo, así toda ella. Sólo unos pocos momentos, en algunos trances, has estado despierta, como si te hubiese hecho abrir los ojos un fogonazo. De tu primer revolcón- ¿el único?- en la romería de San Benitiño, vino Rosalía. Del hombre no volviste a saber. ¿Por qué? ¿Seguro que tuvo la culpa la guerra de Cuba? Y se te acabaron también los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fillos de solteira.</i> Al hombre que vino a por Rosalía sí le viste la cara. Pero nada más. Se te la llevó a Madrid. Se hizo un tiempo de silencio. Hasta aquí, desde tan lejos, te llegaron algunos ecos de gemidos. ¡Eran tan delgados los tabiques en Vallecas y en la Corte había tantos gallegos1 Alguien dijo que te la había dado una paliza por acostarse una noche con los pies fríos. Pronto supiste que ella ya no era de este mundo, le vieron a él un día en el puerto de Vigo, y a esta misma puerta te dejaron enseguida a Antoñico, sólo de unos meses. Y tu soñabas, seguías soñando, ante ti pasaba la vida toda hecha sueño, la vida de los otros y los recuerdos de la tuya. El mejor escritor de mi lengua creía que estamos hechos de la madera de los sueños. Tú desde luego que sí. Soñabas tanto que eras un sueño también. ¿Y ahora te ha despertado Antoñico? ¿O te ha endulzado el sueño y sería mejor? Pero sí estás soñándote el futuro en él. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Ahora quiero estar despierta para verle bien. Para seguirle. ¿Tú le vas a enseñar el inglés?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Ya ha aprendido bastante. Pero sí. Algo más le puedo decir y contar y leer. Aunque a su lado soy muy vieja, por eso mismo le puedo ser mejor maestra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Si eres una estudianta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Lo seré mientras viva. Y acaso siempre como ahora, matriculada y todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Él también.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Cierto. Le has conocido. Acaso por estar soñándole, por ser él tu sueño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pero sí, de veras tuvo la culpa la guerra de Cuba. ¿Por qué hay hombres que traen guerras?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y por qué yernos como aquel tuyo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La vieja se santiguó, besándose ruidosamente los dedos pulgar e índice al terminar. Se oyó el poderoso mugido de las vacas. ¿La convicción de una fuerza por encima de las circunstancias? ¿Miedo? ¿Un presagio? Pero <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i> no se movió, ni siquiera los ojos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Por qué lo hacen tan fuerte?- se preguntó la vieja en voz alta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿No será que se oye mejor con el aire húmedo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Nada más que eso?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y las dos se quedaron mirándose pensativas. El manzanal, aunque se extendía caprichosamente en torno a la pequeña casa, era lo bastante tupido para no dejar distinguir a los animales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Quédate a dormir aquí. Tengo buena leche. Y queso y miel. Y bastante de un pollo. El pan está metido en harina, tan blanco y prieto como te gusta a ti.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Jane se acostó en la cama de Antoñico. Ésta se encontraba tabique por medio de la cocina, la estancia más amplia, mientras el otro dormitorio, donde la vieja tenía una cama grande cual si estuviera casada, que casi le ocupaba todo, se hallaba en el extremo opuesto, parecía que de propósito distanciados ambos. Y eso era todo, demasiado ancho el pasillo para tan poco plano. Fructuosa la puntualizó que las sábanas eran nuevas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y durmió muy mal. Se pasó casi toda la noche en una pesadilla única. Que fue el martilleo constante de las palabras enigmáticas que Don Ramón habíala dicho el último día del año:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Viene el Bastardo. Le siento ya demasiado cerca. Se lo avisé antes a los que mandaban. Pero no tienen ningún brujo en la plantilla. Y era lo que más necesitaban, lo único, en el Ministerio de la Guerra. Lo que a mí el Bastardo no me quitará es la muerte. Y aquí, en Santiago. Siento ya su ruido. Y como no tiene cara, veo la máscara de su espectro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La muerte le llegó la víspera de los Reyes Magos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ella sólo se lo había contado a su viejo profesor Bell, el director de su tesis sobre Don Ramón precisamente. Y su reacción la inquietó más aún:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No lo publique por ahora. Esperemos qué va a pasar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero si el profesor Bell y Don Ramón se parecían tanto...La diferencia estaba en que aquél no creaba, vivía las creaciones de los otros. De haber tenido Bell el pelo negro, o ir por Santiago con sombrero y bajo el paraguas en día denso de lluvia, se les habría podido confundir. En el cotejo de algunas posturas podía pasar desapercibida la falta del brazo de Don Ramón o tenerlo Bell.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La mesilla era muy tosca. Las junturas dejaban huecos tan irregulares como generosos. Era demasiado baja pero muy ancha. Jane adivinó que Antoñico estaría contento de poder colocar en ella fácilmente varios libros y de tamaño más que regular. Para ella, la vieja había dejado allí la novela por entregas que estaba leyendo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Las viejas novelas por entregas eran la pasión de Fructuosa. Se aficionó a ellas de joven. A decir verdad, en ellas aprendió a leer, pues en otro caso se le habrían olvidado pronto las nociones de la escuela, a la que sólo pudo ir muy poco tiempo. Luego, cuando empezaron a salir muchas colecciones de novela corta, casi todas semanalmente, con portadas bonitas y dibujos abundantes, no quiso pasarse a esa moda. ¿Acaso por lo que le habían contado de sus argumentos algunas lectoras atrevidas la iban a recordar demasiado aquel revolcón y sobre todo los revolcones que pudieron ser y no fueron? El caso era que, aunque a veces a costa de andar leguas a campo traviesa, conseguía seguir aprovisionada de aquellas novelas de antaño que ya hacía medio siglo habían casi dejado de publicarse.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Antes de intentar dormirse, Jane acarició la oscura pasta española de la encuadernación, que no habría desentonado en un severo libro de jurisprudencia. En el primer folio, en blanco, había un vulgar sello en tinta, en cuyo círculo se leía: “José Fernández D’Anglada. Ex-libris.Nº 782”. En el ángulo exterior derecho se entrecruzaban esas iniciales F.D, barroquizadas las letras góticas. ¿Quién sería o habría sido este hombre, acaso del otro extremo de la inmensa Península? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El folio siguiente era una ilustración, con la palabra “portada” al pie. El primer plano de un interior, candil sobre la mesa, sillón frailuno, un alto armario asomando. Una mujer joven, que arrastraba los pliegues del vestido opulento y la sobrefalda que a medias le cubría, abiertos los brazos en ademán de susto, se alejaba de la ventana, cuyo vano dejaba ver una noche de relámpagos, pero estaba casi todo ocupado por el medio cuerpo de un hombre con visera, jubón y calzas, que llevaba una máscara negra y se disponía a saltar. Uno de los cuarterones estaba a medias arrancado. Y al fin, en el folio inmediato, el título: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una gota de sangre o el escudero de Satanás</i>. Novela histórica original de D.Ramón Ortega y Frías. Madrid, Biblioteca Ilustrada de José Salvador, Claudio Coello 5 (barrio de Salamanca), 1880”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Título que sobresaltó a Jane. En serio. Porque el otro Don Ramón también habíala dicho:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -La Muerte está en el Bastardo. Éste es el hombre de la Muerte. Y de las muertes. Éstas le sientan bien.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se quiso distraer con la literatura. Intentó concentrarse en la lectura. El primer capítulo se titulaba <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un paje, un querubín y un demonio</i>: “Era muy escasa la luz, como que no había más que el resplandor del vespertino crepúsculo, pero el cielo estaba despejado y transparente y cuando las tinieblas acabaran de invadir la inmensidad del espacio, brillarían las estrellas y tal vez la luna dejaría ver su nacarada y redonda faz”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se acordó de la extravagante opinión de Antoñico, según la cual las novelas por entregas no eran un género carente de valores literarios, por más que las ignorasen los profesores de literatura, y además, en las novelas más estimadas por ellos, se podían descubrir “entregas” también. Sí, en las del mismo Valle-Inclán vetas de Ramón Ortega y Frías, por ejemplo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i> se subió a la cama y Jane le hizo siito. Cerró al fin el libro y, gracias al animal, una vez conseguido el acoplamiento de los dos cuerpos y el buen ceñido de los cobertores, consiguió dormirse. Contenta como si no tuviera miedo e ignorante de la pesadilla, hecha de miedo nada más, que la esperaba.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Presumían en aquel Simpson de entonces de no verse en el suelo sino alfombras afganas y nada más que madera en los muros y el techo. Ni un centímetro cuadrado quedaba por cubrir. Y la madera era del mismo roble americano que se prefería para envejecer el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sherry</i>. MacGregory, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maître</i>, no iba más allá en su ponderación. Él se jactaba de lo que a la vista estaba. Si en el Strand, en Londres, en Inglaterra, en Europa o en el mundo había o no excelsitudes capaces de rivalizar con las propias, no era de su incumbencia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y el botones Picwick? Desde luego que MacGregory no le incluía en las excelsitudes de la casa. Pero por supuesto llegaba a la singularidad que la clientela más habitual y mejor conociera al quinceañero tanto como a su jefe superior, siendo el único del numeroso y selecto personal así privilegiado. Sí. De veras extraño en la crema de aquella sociedad tan jerarquizada y desdeñosa. Pero siempre hay excepciones. ¿Y sólo las que confirman la regla? Mas no, MacGregory no presumía de Picwick precisamente. Al contrario. De haber sido por él habría sido despedido hacía tiempo. MacGregory estaba afiliado al partido fascista de Oswald Mosley. Y Picwick tiró la casita por la ventana el día en que al fin le dieron el carnet del partido comunista, para colmo de ventura con la firma del vicepresidente del Sindicato de Mineros. Pero había que reconocer al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">maître</i> que en el oficio no se dejaba llevar de filias ni fobias políticas. Al fin y al cabo no todos los conservadores, por descontado los mejores clientes de la casa, miraban al fascismo con buenos ojos. ¿Y de las otras fobias y filias? Uno de sus cargos contra el chico era que éste echaba a las damas alguna que otra ojeada descarada. Pero la guardaropera sostenía lo contrario. Que lo que a MacGregory irritaba era que las señoras se fijaran más que en él en Picwick. Pues de que algunas damas no se recataban de mirar al botones no cabía duda. Uno de los mejores novelistas de los mejores tiempos de la novela observó en la mejor de las suyas que las señoras no hacían caso de los criados mientras a los señores les gustaban las buenas mozas hasta en la sopa. Pero eso es también la regla. Por lo tanto con su excepción al menos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> También la misma guardaropera, cincuentona ya, le miraba. Pero sin celos. Las palabras y ojeadas que se intercambiaban el chico y ella eran una buena armonía entre el juego recíproco y la complicidad en los juegos de los demás. Fue ella la que le dijo que Dorothy, la peliroja que iba siempre con la rubia Diana, que no llevaba bolso y que fumaba mucho, se metía los cigarrillos entre las bragas. Pero era muy difícil vérselas. Sin embargo, Picwick lo consiguió. Por lo menos lo bastante para darse cuenta de ser de color de rosa. Y, sin poder explicarse el motivo de intuir otra dimensión en su interés por tan atrayente pareja, contó en el Partido que las dos chicas iban a irse a las islas Canarias en un avión particular. ¿No era demasiado avión para una pareja de chicas guapas? Y España era tan diferente...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde entonces, los ojos y los oídos de Picwick estuvieron alerta hacia todo lo que con aviones tenía que ver. Y tanto más en una comida angloespañola, para la que MacGregory había reservado la mesa más recatada del establecimiento, en un ángulo que gracias a un grande aparador noble que llegaba hasta el otro de esa pared quedaba aislado de las más próximas. La guardaropera le dijo que uno de los tres comensales era un aviador español antipático y engreído que se jactaba de inventos desatendidos y al que ella ya había visto un par de veces.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Extrañamente, empezaron bebiendo vino del Rhin. Hablaban en voz acusadamente baja y a pesar de ello se les escapaban algunas ojeadas para asegurarse de que nadie había cerca. Pero precisamente el único que no les despertaba sospechas era Picwick. Quien pudo darse cuenta de que los que acompañaban al Aviador Español eran el Agente Español y el Agente Británico. El Aviador tenía un rostro ancho, lleno, muy despejada y amplia la frente, con alguna vaga reminiscencia mulateña. El Agente Español era rubio y de ojos azules, la expresión fría y un aire de seguridad que irritaba, llegando a insolentemente irónico su gesto permanente. El Agente Británico miraba siempre a la expectativa, observando constantemente cuanto tenía en torno y de ahí paradójicamente su aire despistado, siendo a veces posible sorprenderle en los ojos algo atormentado, cual si suspirase por ellos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se les sirvió abudante solomillo al rojo. Era la especialidad de la casa. Y MacGregory fue a decirles que les había reservado un vino también muy rojo de Aragón, muy poco corriente fuera de España.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al día siguiente, Picwick aseguró en el Partido que el viaje del avión de las dos chicas era una empresa fascista y peligrosa. Un crítico literario que escribía para el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Daily Worker</i> le dio entonces una cajetilla de cigarrillos filipinos como anzuelo para Dorothy. Y él se las arregló para ofrecérsela a los pocos días, en una cena de la pareja con dos atildados hombres maduros. La guardaropera fue también su cómplice en la ocasión. Y el botones pudo contar en el Partido que el avión iba a volar sin radiotelegrafista. No hacía falta, porque el piloto podía hacer funcionar la radio sin problemas desde su asiento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sin embargo, en los días sucesivos se enteró de que los camaradas tenían un radiotelegrafista de confianza, que a sus dedos les vendría como el anillo si consiguieran convencer a los expedicionarios de contratar los servicios de alguno. Eso sí, el candidato bebía mucho, siendo el límite de su estado sereno la ponderación exagerada de su preferencia del Oporto sobre el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sherry</i>. Pero esa cualidad no sería para el viaje en cuestión un inconveniente. Al contrario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras tanto, a ese teléfono londinense, el que se ponía en movimiento cuando Picwick contaba algo, llamaba también de vez en cuando Jane desde las cabinas de la Telefónica en La Coruña, Vigo y El Ferrol, alguna vez incluso desde Santiago. La comunicación inversa era más difícil, pues rara vez estaba ella localizable. Irritando sus mensajes a sus compatriotas:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -De veras, desde aquí sólo puedo transmitiros sugerencias embrujadas. No hay nada más. Pero eso es todo, os lo aseguro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Por qué no nos las aclaras?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Me acusaríais de no tener consideración con nuestro presupuesto. Y estoy de acuerdo en que no os sería útil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Entonces?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por eso me quedo. Por ver si mis brujas pueden a las de ellos. Para eso no tengo sustitución.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Acaso te estás haciendo una señorita pequeñoburguesa?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Ah, no! Antes militante fascista. Y a este riesgo ya sé no me créeis expuesta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Conoces a alguien en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Olley Air Service</i>?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sólo a uno. Pero del otro bando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Claro. Son muchos los del otro bando allí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Ninguna posibilidad?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Nada. Le gustan los hombres. Pero ahora es a mí a quien tu misma pregunta ha parecido peligrosa para la causa. Yo soy romántica. Mas por eso sé hasta dónde puede llegar en el servicio el romanticismo, y la valla de que no puede pasar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Un beso a las brujas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí. Pero sólo a las nuestras. Que hasta estos terribles curas de acá tienen las suyas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-Una huérfana espabiada</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cumplidos ya los nueve años, desde quedarse sin padres a los tres, Martinilla iba viviendo de casa en casa de la feligresía. Aunque era en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Prado</i> de la vieja Fructuosa donde más recalaba. El padre murió de una infección cuando segaba en Castilla. La madre tuberculosa sin hacerse esperar mucho. Habían vivido en el antiguo casillo de una huerta que luego se parceló entre las colindantes de modo que ése ya no era útil a nadie. Al quedarse huérfana, Martinilla dejó guardados en él sus trastos, incluso su jergón. Pero casi nunca dormía allí, sino en las casas donde iban turnándose la ayuda que ella ofrecía y el cobijo con que los demás la compensaban. A Fructuosa la llamaba abuela, y primo a Antoñico. Su mejor amigo era <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego,</i> pero la conocían bien la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Niña, </i>la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Suave </i> y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pandera.</i> Antoñico habíala prometido enseñarla Santiago cuando cumpliera los diez, y Madrid cuando llegase a moza.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Fue la mañana de San Juan cuando la encargó una vecina llevar una tarta grande de chocolate al señor abad, que vivía en su casona de piedra junto a la misma iglesia de Santa Eulalia. Allí llamaban abades a los curas párrocos. El ama de aquél la invitó a quedarse todo el día. Iban a venir invitados y la sería muy útil. A ella la hizo ilusión, naturalmente. Pero cuando volvió a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Prado</i>, ya al día siguiente, se sentía impura. Necesitada de que la echasen los demonios del cuerpo, y no precisamente los hombres de sotana. De momento ni a la abuela siquiera se lo pensó decir, aunque a la postre lo hizo, de tanto miedo como en el alma habíala entrado. Y el caso es que ella no había entendido todo lo que alcanzó a oír. Pero estaba segura de haberse quedado con lo único que importaba, a pesar de ser los interlocutores tan graves y solemnes, además de mayores, y ella de tan pocos años y condición. Como que algunos retazos se los aprendió de memoria, se la quedaron sin proponérselo, para cuando fuera preciso comunicárselos a quien de veras pudieran ser útiles si la ocasión lamentablemente llegara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En la reunión hubo bastantes curas. Los dos viejos percheros de la entrada, estilo renacimiento español, parecían hinchados de tantos manteos y sombreros de teja. Los señores vestían de oscuro y había un militar de uniforme. Ninguno era del contorno, para Martinilla todos desconocidos. De vez en cuando se mentaba al señor arzobispo de Santiago y a los jefes que mandaban los barcos en El Ferrol. Y sonaba mucho Madrid, como si estuviera cerca. Nada más una señora entre todos ellos. Entrada en años pero esbelta, conseguía hacer provocativa su larga y cerrada indumentaria monjil, yendo y viniendo continuamente de un corrillo a otro. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">-He venido así porque hay que dar la sensación de tranquilidad. De que no nos preocupa nada, ni nada va a pasar-dijo el uniformado al abad anfitrión a guisa de saludo previo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y va a pasar?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El militar no respondió y pareció quedarse pensativo, pero sonrió levemente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Martinilla entraba y salía con bandejas y botellas, muy a menudo pues había que renovar los platos, los vasos y las copas. Pero sólo se dio a aguzar el oído cuando se dio cuenta de estarse hablando de Antoñico:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Se lo digo yo-le susurraba en un aparte un cura viejo, de talla ascética, alto, huesudo, como de cera fósil, al más joven de los invitados, el único que llevaba un traje gris con alguna apariencia veraniega, rígido el bigote y obsesivamente fija la mirada-, ahí está el peligro. ¿Sabe que el niño prodigio es de Izquierda Repoublicana? Y esto es peor. De haberse hecho anarquista o comunista, de entrada se le podría disculpar. Por lo de los mendrugos y los celos. Pero de esta manera nada. Es la abominación de la desolación que dijo el Profeta. El mal profundo está ahí, en los despachos y las bibliotecas de los liberalotes, no en las manifestaciones ni en las huelgas ni siquiera en los tiros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Parece que tiene talento de veras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por supuesto. También Lutero era muy listo. Como Lenin. Y yo reconozco que no es tonto Azaña. ¿Pero qué me dice de su protector, el boticario de la Rúa Nueva?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Creo que ya está muy retirado. No sale de la rebotica, y eso cuando baja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pero ahí está la raíz. ¿Sabe que en sus tiempos juveniles agitaba toda Galicia de republicano federal? Y no fueron los abogados, fue él quien desempolvó los papeles que quitaron a las monjas de Santa Clara la tierra donde por las bravas habían hecho la escuela de San Cristóbal de Salgueiro. O sea que con lo de Mendizábal no habían tenido bastante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y Antoñico es hechura de Don Perfecto?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí. Y fíjese qué nombre, Perfecto. Lo digo sin ironía. Ésa es la imagen de todos ésos. Que sí, nos quieren dar lecciones. Y lo malo es que lo consiguen. Si supiera lo que me han contado de Madrid, entre la Institución Libre y el Instituto Escuela. Pero hablábamos de nuestro Antoñico. La abuela no es mala mujer. Mas habría que ver quién la sugirió le colocara en esa farmacia cuando era tan crío. Porque no me fío de las casualidades. Una vez allí, enseguida Don Perfecto vio en él un filón, su sucesor en esa estela del librepensamiento. Con que a Madrid y hasta ahora.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y no sería recuperable?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Santo Dios...¿Sabe que en el Seminario tuvimos en serio un debate sobre si convertir a un francmasón es posible? Respetando el milagro, claro. Pero sólo de Dios, y Él no los hace sin necesidad. Esto sí lo enseña la Teología. Pero le tengo que decir una cosa en confianza. Ya sabe cuánto los estimo y admiro y los apoyaré. Mas estoy convencido de que ustedes, los falangistas, pecan de idealismo. Claro. Son demasiado jóvenes, nuevos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Entonces?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En ese momento, Martinilla estaba poniendo, precisamente en aquel ángulo de la mesa, una botella de quina, pero el cura bajó la voz tanto que no pudo seguir oyendo nada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A la postre, tuvo la sensación de que, los demás trozos de las conversaciones que captó, encajaban entre sí como las piezas de aquel rompecabezas que el primo le había traído de Madrid y formaban las figuras de los aperos de labranza. La bastó saber que ya su campo no estaba tranquilo y que Antoñico corría mucho peligro. ¿No sería mejor que se fuese a Madrid? Pero, ¿quién era ella para lograrlo? ¿Y si se hiciera para él un milagro como de los que había dicho aquel de la sotana?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El ama apenas si había salido de la cocina. Allí tenía bastante tarea. Sólo un par de veces a guisa de inspección y al final para recibir los plácemes. Era opulenta, con aire de marimandona, dicharachera. Ella no tenía ningún interés en aquellos asuntos elevados en que los invitados parecían enfrascados, en cuanto su repercusión en el presupuesto de la casa no la parecía inmediata. Sin embargo, de su segundo viaje volvió a la cocina con una noticia:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Oye, ¿sabes lo que estaban diciendo de Antoñico? Que si fue él quien quiso quitar la cruz de la caja de muerto de aquel escritor que murió a primeros de año en Santiago, ése tan raro y tan conocido según dicen, que vivía en Madrid, al que le faltaba un brazo. Que si se la echó encima cuando ya estaban cayendo las paletadas de tierra, como que algunas le cayeron a él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Don Ramón?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí, ése, Don Ramón, ¿cómo lo sabes tú?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Antoñico vino desde Madrid al entierro y nos lo dijo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y fue él?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Precisamente nos lo contó, y no fue él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues ahí dentro no están de acuerdo. La señora y el del traje claro porfían que no. Pero tres curas los llevan la contraria. Además del señor abad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Martinilla se acostó en la casa rectoral. Cuando terminaron la faena era muy tarde. Dio mucho que hacer el fregadero. Latosas las jícaras de chocolate de la última hora. Pero ella naturalmente no durmió nada. Cuando tuvo delante a la abuela Fructuosa, ya entrada la mañana, a pesar de su decisión inicial de guardar silencio, sintió tantos deseos de contarla lo que había oído como una mujer salida de cuentas de dar a luz. Pero la encontró desencajada y en una situación que intuyó parecida. De manera que fue la vieja la primera en descargarse el habla:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No te asustes, hija. Tú tienes el tiempo contigo, por larga que vaya a ser la pesadilla. Verás. Ayer me dormí muy pronto. Me pareció que el sueño me venía pesado, demasiado profundo, pero además algo más raro que eso. Y noté al momento dentro de la cabeza una cosa rígida, dura, primero se me figuró como un alambre, luego una barra de hierro que se partía una vez y otra y otra, toda la cabeza muy pronto que no daba abasto a trocitos de hierro. Quise llamar a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i>, pero no podía hablar. Y estaba todo en silencio, pero era el silencio de la muerte. Hasta que se oyó como el ruido de un motor, el de un coche, pero haciéndose más fuerte, más fuerte hasta hacerme daño por todo el cuerpo. Y venía un aire unas veces abrasador y otras helado. Y yo me ahogaba. Me parecía como si me llevaran en cambio el aire de todos los días, el del cielo, el de la tierra, el de las hierbas, el que nosotros y las vacas respiramos, que me lo quitaban, sí. Y cuando noté que venía un pájaro de hierro todo se me aclaró. Trayendo al Bastardo que Don Ramón le dijo a Jane. Volví a ver entonces la cara negra, la máscara quiero decir, que tiene la portada de la novela que estoy leyendo y que a ella le dio miedo, me lo dijo, la de la gota de sangre. Y me desperté cuando la gota fue tiñendo toda la máscara hasta no dejar negro ni un puntito. Yo ya soy vieja, hija. Pero tú tienes por delante toda la vida. Que a ti no te importe.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y Antoñico, abuela?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se estremeció la anciana, irguiendo con tanta violencia la cabeza y tan ostensible el temblor de todo el cuerpo como si fuese a propósito:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Él también tiene pocos años- dijo con una voz muy baja, que sólo por la tristeza habíala salido así.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pero abuela, ayer me he enterado en casa del señor abad, seguro, de que hay gente muy poderosa que le quiere muy mal, por acá y hasta en Santiago.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Ya lo sé. hija. Pero tú no tengas miedo. El Bastardo es el hombre de la Muerte. Y viene con ella, y con muchas muertes. Con las muertes se irá algún día. Pero yo también tengo conmigo otras muertes, que son buenas, las de mis ánimas. No tengas miedo. Tú eres una niña.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">3.-¿Dónde estaban los otros brujos?</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Para el robusto andar de Fructuosa el mar no estaba lejos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Prado</i>. Pero ella no le había visto nunca. Ni habíasela ocurrido. Como si cada uno tuviera su sitio en la vida y el mundo y el suyo estuviese aquellas leguas tierra adentro. En cambio sus paisanos que salían de Vigo y a Vigo volvían le tenían por todos los mares y todas las tierras. Si alguna vez Antoñico la llevase a Madrid sería otra cosa. Para esa ocasión si la darían permiso la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Niña,</i> la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Suave, </i>la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pandera </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y sin embargo ahora tenía que ir a la orilla del mar. Aunque desde luego no se la despertó ninguna curiosidad por éste. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde hacía mucho tiempo sabía que, en una casita a la que llegaban las olas todos los días, seguía viviendo Don Barandán. Don Barandán era un cura que hacía rescriptos. Decían que por algún tiempo le habían tenido sin decir misa, e incluso que tuvo entre ceja y ceja excomulgarlo el señor arzobispo de Santiago. Después le dejaron retirarse allí, donde la tierra termina, el finisterre sí. Porque aunque hay otras tierras más allá, ésas ya son del mar y a él hay que pedírselas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y qué era un rescripto? Sí, la vieja Fructuosa pronunciaba perfectamente la palabra, cual si fuera una letrada, y no en virtud de las tantas novelas por entregas en su haber. Naturalmente, ella no era capaz de dar una definición. Sabía que el rescripto consistía materialmente en un trozo de papel amarillo y fuerte -no como esos papeles de las nóminas hechiceriles más delgados que los de periódico-, y que tenía escritos unos ensalmos en una lengua que no se entendía. Y, además de las letras, unos signos y unos dibujos. Y que era el arma más poderosa contra los demonios malos. De esta manera lo pensaba y lo decía. ¿Era que acaso hay demonios buenos? Esto no se lo preguntaba. Pero el rescripto sólo se debía pedir cuando el peligro era muy grave. En otro caso, ya no serviría si surgía en la vida del peticionario una necesidad mayor. Y es más, podía eso ser castigado, precisamente ni más ni menos que haciéndola aparecer. Por eso Don Barandán los hacía gratis a los pobres. En cambio decían que algunos señores, y sobre todo señoras, de La Coruña y de Vigo y hasta de Madrid, le habían dado por los suyos sus buenos cuartos. Tanto que no faltaba quien creía tenía sus buenos tesoros escondidos Dios sabía dónde. Aunque el pavor a pedir el rescripto caprichosamente estaba tan inculcado que Don Barandán no tenía demasiado trabajo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero, naturalmente, esa vez la vieja Fructuosa no dudó de que había llegado la terrible ocasión. Y no sólo por ella, y Antoñico, y Martinilla, y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i>, y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Niña</i>, y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Suave</i>, y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pandera</i>. También por todas sus gentes. ¿Y cuáles eran sus gentes? Todas, sentía ella, de una manera vaga, extraña, hasta entonces nunca notada. Las que hablaban gallego, los castellanos que las contrataban para segar, los maestros que Antoñico había tenido en Madrid,, las chicas bonitas y simpáticas como Jane de otros países, también las de las tierras que eran del mar a la otra orilla. La vieja sentía sobre todo, sobre todos, la sombra del Bastardo, tan universal en su inquietud como si fuera el mismo Santo Padre de Roma. ¿Y podría para tanto valer el rescripto de un cura sospechoso, aislado en el fin del mundo de su tierra gallega? ¡Quién sabía...! Tampoco se habría podido pensar que el Bastardo iba a ser el dueño de la Muerte. Y de tantas muertes. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con que amaneció el día ocho de julio cuando la vieja llegó a la orilla del mar. Era una aldea de pescadores. A la puerta de una de sus casas humildes había un mozo remendando una red. Ella le preguntó por Don Barandán. Él señaló a la izquierda, donde se veía en la lejanía un puntito blanco:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Eso que asoma es su casa. O lo era. Que ayer mismo se lo llevaron en un barco de Irlanda. Algo que nadie se esperaba. Y de que aquí ya preferimos no acordarnos. Como si hubiera pasado mucho tiempo. No sé si han soltado los demonios ya.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Fue en ese momento cuando la vieja posó por primera vez la vista sobre el mar. Y la sensación que tuvo, la única, fue de que ya no era suyo. No sólo como antes, cuando sabía que su puesto no estaba en él. Porque notaba que tampoco era ya de sus paisanos que de Vigo salían y a Vigo retornaban. Como si el mar y el aire hubieran librado una batalla y la hubiera ganado el aire pero ya envenenado. Por eso no la entró ninguna curiosidad por enterarse de los detalles del suceso. Precisamente porque a la luz de sus cavilaciones no era extraño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De manera que le preguntó sin perder tiempo al mozo por el camino más corto para ir a La Coruña. Que resultó sencillo. Un sendero con dos desviaciones y enseguida la carretera por donde iban los autos. A campo traviesa sería muy difícil, para ella imposible, y además apenas se atajaría. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando llegó eran las once de la noche. Hacía cuarenta años que se sabía ese camino aunque nunca lo había hecho. De otra vez que la hablaron con angustia también de esa señas. Pero era aquella una historia vieja definitvamente ya, y también el motivo por el que a la postre no tuvo que andarlo. De sereno en sereno dio con el cuartucho de una antigua vecina de Santa Eulalia que vendía barquillos en la calle. Vivía sola. Durmieron juntas en la única cama que tenía. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y en cuanto amaneció, Fructuosa se fue en busca de la meiga Carimira. Habíanla dicho que ésta misma mandaba sus clientes a Don Barandán cuando notaba ser la hora decisiva del rescripto. Y ella había oído susurrar a un señor elegante, precisamente en la farmacia de Don Perfecto, una de las pocas veces que había estado allí, que Carimira era la última meiga. ¿Y sin meigas qué iba a ser de Galicia y del mundo? Por mucho que supieran los maestros de Antoñico en su Madrid y los profesores de Jane en su Inglaterra. ¿No era un síntoma que ya no salieran novelas por entregas y ella tuviera que procurárselas de puerta en puerta, ya las hojas no sólo descosidas, sino recortadas de tanto manoseadas de lectoras en lectoras, noche tras noche en vela a lo largo de más de medio siglo colmado? Ella no había visto a Carimira nunca. Pues tampoco era cosa de importunarla con frivolidades. Aunque no se la había olvidado aquella dirección invariable, una buhardilla muy escondida desde donde se veía la playa de Riazor, pero a la que en cambio era muy difícil que distinguiera nadie. Y que hacía sus conjuros preparando y consumiendo una queimada, pero hecha de hierbas que sólo ella tenía, y eran unas del mar y otras del monte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A la buhardilla se llegaba sorteando un laberinto de rincones sin aparente salida, tan bajo el techo que no era preciso siquiera ser de estatura mediana para tener que agacharse, y el cual se disimulaba tras un hueco del último rellano, toda esa planta del ático sólo de cuartos trasteros. Saber las señas era poder llegar hasta la puerta, si es que tal podía llamarse de puro angosta, y al extremo de unos escalones desvencijados que crujían a la pisada más leve o aun sin ella, pues bastaba el viento si soplaba fuerte y estaba abierto el ventanuco que no era sino una rendija horizontal a ras del techo. Fructuosa llamó fuerte a aquella hoja de pino arañada por doquier. Y lo hizo durante mucho rato sin que nadie la respondiera ni se percibiera rumor alguno desde dentro. Desandando ya el camino, con miras a recibir alguna información, se la dio espontáneamente otra vieja, despeinada y con delantal de faena, que se disponía a abrir uno de los trasteros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Buscaba a Carimira, no? Se ve que no sabe la noticia. Anteayer vino muy temprano una pareja de la Guardia Ciivl. Y se la llevó. Era de noche todavía. Si no es por el pescadero de la esquina que estaba recibiendo unas cajas no nos enteramos. La gente anda muy revuelta. Quiero decir la suya. Que yo soy una de ellos, a mí me ha tenido confianza siempre. Claro que somos muy pocos, que ella no se la daba a cualquiera, ya se lo puede figurar. Y todos de poco pelo. Pero no hay enemigo pequeño. Dicen que se la van a llevar a Tuy para que un juez la pregunte. Todo esto es muy rrao. Nadie se había metido con ella nunca, aunque bien sabíamos de muchos que la tenían envidia. Pero no para contar con los tricornios. ¿Y sabe una cosa? Yo conocí a Don Ramón, ese escritor que se murió en Santiago, al que le faltaba un brazo. De haber él vivido no habría pasado esto. Pero así...Dicen que el Presidente es un paisano. Pero Madrid está muy lejos y cambia a la gente. No sé qué va a pasar. La víspera de llevársela había estado mucho tiempo con ella una chica extranjera, muy blanca, tirando también a blanco el rubio del pelo, muy bonita, daba gusto verla. Se pasó arriba casi toda la tarde.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Fructuosa no paró de andar hasta llegar a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Prado</i>. Salvo para comerse unas pocas sardinas con mucho pan en una venta del camino y dormir unas horas a la vera de uno de tantos hórreos. Había vuelto a hacerse de noche cuando llegó. Y esa vez su pesadilla consistió nada más que en aquel ruido horrísono del motor endemoniado. A <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i> le notó que no se apartaba de ella ni un momento. Algo tanto más extraño cuanto se salía de lo cotidiano sin alterar su marco ni su ritmo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Todavía en la noche del once, Jane salió de su pensión con cuarto de baño y agua caliente, pero comida casera, en la Plaza de María Pita, para instalarse en una de las cabinas de la Telefónica pidiendo frenéticamente conferencias con Londres. Así la amaneció. Salía tan sudorosa que uno de los no muchos madrugadores con quienes se topó la expresó el anhelo de ser testigo de la ducha de agua fría que necesitaba. Desayunó a su gusto en una churrería tan tosca como de calidad genuina y después del café con leche se tomó una copa de orujo orensano. Se pasó un momento contemplando dos pequeñas fotos que llevaba en el bolso. Una era de Antoñico, otra de Martinilla. Antoñico era espigado, la cara adelgazada como un resumen de todo el cuerpo, largas las manos y siempre móviles, tanto que ello parecía verse hasta en la foto. De la ceja izquierda a la nariz le corría una raya morada, la cicatriz de una caída de niño en una cerca vecina. Una falta de simetría en la que las mujeres solían ver un atractivo. El rostro de Martinilla era por su parte abultado y redondo y muy pecoso, en la expresión una inocencia a prueba de todos los vientos de la vida. Y también de la muerte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Volvió a Telefonos con la sensación del guerrero que se lanza a pecho descubierto al asalto de un enemigo de armas y número desconocidos, aunque sin la intención expresa de suicidarse. Dio un número de Madrid y se quedó esperando en la cabina apoyada sobre la tablilla que soportaba el auricular, paradójicamente sin prisa.¿Por qué? Al fin sonó lejana una voz ronca y gruesa desde el Ministerio de la Guerra:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Quién llama?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Es un asunto muy personal y urgente. Soy una amiga extranjera que sabe cosas. ¿No se puede poner el Señor Ministro?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No está. El Señor Ministro es el Presidente y viene poco por aquí, casi nunca a hora fija.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y el Subsecretario?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Está comunicando por otra línea.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Puede usted decirme su nombre?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Soy un coronel ayudante, señorita. Está prohibido facilitar más datos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Coronel, sólo quiero hacerle una pregunta. Soy una amiga de su país y de los suyos, créame. ¿Está tranquila la fuerza aérea? ¿No han recibido ningún aviso?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por favor, señorita, dése cuenta del tema de su pregunta y no me seguirá pidiendo que la conteste. Gracias por su llamada, muchas gracias. A estas horas, con este tiempo y en este ambiente, de guardia toda la noche, una voz como la suya es una bendición hasta en una república laica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿En guardia me ha dicho, coronel?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Nada más que de guardia, señorita.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Me gustaría, coronel, quedarme a sus órdenes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y colgó. El ruido del aparato al hacerlo le sonó a Jane a algo extrañamente definitivo. Sintióse entonces intensamente erotizada. Mala señal. Se fue a la pensión para bañarse. Se acordó de Don Ramón. Si él no se hubiese muerto... </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La noche del trece, Fructuosa se sintió extrañada al ver que se acostaba tranquila, una novedad desde que había empezado a sucederse toda esa serie de cargados días. Sabía que Antoñico estaba en Santiago, en casa de su buen farmacéutico. Martinilla se había ido a dormir a casa del señor abad. El ama valoraba su capacidad de trabajo y ella aprovechaba cualquier ocasión de prestársela por ver si así se enteraba de más cosas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando, a las dos en punto de la mañana, todo cambió. La vieja sintió de repente el ruido horrísono. Pero esa vez más amenazador de lo que un estruendo puede ser, o sea no sólo capaz de ensordecer y enloquecer, sino también de golpear, de herir. ¿Y de matar? Ella creía que no, pero en su situación esa exclusión la parecía todavía más siniestra, lo más alejado de cualquier alivio que se podía imaginar. Forzosamnete tuvo que despertarse pronto. Mas al volver a la realidad, las sensaciones del sueño se la mantuvieron sin ningún cambio. Se dio pues cuenta, por más que la sorprendiera, de que el ruido era real. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i> estaba a sus pies. Temió entonces por sus vacas, se vistió de prisa y salió al prado. La noche estaba muy clara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y vio a las tres tumbadas y muy juntas, en un tocamiento tan extenso que daba una sensación obscena. Se acercó a ellas, las tocó la cabeza una a una, y sintió al contacto algo rígido, más pétreo que metálico, aunque por lo helado un tanto cristalino. Estaban muertas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Claro. De vez en cuando había vacas a las que daba un aire. Daban en caerse, dejaban de comer, se arrinconaban. Aunque en esos casos no había visto morirse de repente ninguna. Pero ahora era del todo distinto. Era el aire del Bastardo con el que iba envenenando todo el pájaro de hierro. Estuvo segura de tener a éste cerca. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y se echó a andar a campo traviesa aullando, corriendo hasta que fue perdiendo las fuerzas. Con tanto ímpetu al principio que los vecinos a quienes despertó sólo ya de lejos la pudieron ver cuando se asomaron. Pero siempre con las manos extendidas hacia el cielo, como los ojos, queriendo que sus maldiciones llegaran al ave siniestra. De vez en cuando, se abofeteaba, cuando se la representaba más agobiantemente de cerca la portada de la novela de Ortega y Frías, temerosa de verse ya en la mejilla la gota de sangre del escudero de Satanás que rezaba su título.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y de ella nunca más se supo. Ni hasta hoy se ha sabido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al día siguiente, por la tarde llegó Antoñico, que decidió quedarse allì después de haber movido en La Coruña los hilos de rigor. Confiaba en la querencia de la vieja a la tierra, también llamada a ser la última suya. Martinilla ya sabía hacerle de comer.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">4.-¿Hubo algo después de aquel día de julio?</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así llegó el día diez y ocho.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La radio Philips del señor abad era, según él gustaba de decir, de estilo románico. Un arco peraltado y, saliente del fondo de lona cálida, un trío de arcos también peraltados, el de en medio más alto, la madera otra vez.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde que volvió de decir misa, el ensotanado no había despegado de ella el oído. Casi siempre la voz resultaba un poco débil, pero se oía con nitidez:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Atención, atención, siguen las noticias. Después de aclarados algunos despachos confusos, se ha confirmado que la Guardia de Asalto se ha apoderado de un avión extranjero que trataba de introducir en España a uno de los cabecillas de la rebelión. Esperamos poder facilitarles más detalles muy pronto. Permanezcan a la escucha. Seguirán las novedades.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y a pesar de eso, vibraba el señor abad al vigor exaltante del latín sagrado hecho impulso de guerra: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus Sabaoth. Santo, santo, santo es el Señor Dios de los Ejércitos.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a la radio, no volvió a mencionar el avión capturado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La noche del 24, el ama que Martinilla se quedara en la casa, a fin de madrugar las dos juntas y preparar ya la merienda de la tarde del Apóstol, en la que también habría invitados, aunque no de tanto grado ni a distancia como en San Juan, pues en los tiempos que habían empezado a correr las gentes de mando estaban muy ocupadas y había menos medios de comunicación y libertad de movimientos. Pero ella no quiso dejar solo a Antoñico. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A las tres de la mañana les despertaron unos golpes muy fuertes y violentos, que más que manotazos parecían patadas. Mientras él terminaba de vestirse le pidió a ella que abriera. Cuando lo hizo, entraron con el mismo impulso de todo el cuerpo que si lo hubieran hecho derribando la puerta, tres hombres maduros, forzudos y de expresión basta, y otro muy joven, pálido y aniñado, con aspecto inequívoco de seminarista, vestido precisamente de oscuro, en tanto los demás estaban en mangas de camisa. El joven la preguntó si había algún cuarto que tuviera llave. Ella dijo que no. ¿A quién se le podía ocurrir eso? Entonces entraron los otros tres en el dormitorio de Antoñico, que se estaba abrochando la camisa, y le sacaron de la casa arrastrándole de los brazos y dàndole empellones. Una vez todos fuera, cerraron a Martinilla con la llave de fuera. Ella oyó el ruido de un motor que se alejaba.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al alba, le encontraron a él muerto, junto a las tapias del cementerio de la feligresía, muy cerca de la iglesia y la casa rectoral. Tenía tres agujeros de bala en la raya que le marcaba el rostro, y éste se le había quedado petrificado en una mueca que lo deformaba y hacía indescifrable su última expresión, como atrapado en un cepo, empezada a remeter la mandíbula.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Martinilla siguió viviendo como antes, de casa en casa y de cama en cama. Para cultivar su recuerdo, a pesar de sus pocos años, se atrevió a suceder a la abuela en la petición por doquier de novelas por entregas en préstamo. Y mantenía la casa de la vieja, en la que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego</i> dormía todas las noches, no traspasando de día los límites de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Prado.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Adonde no volvió fue a casa del señor abad. Y no se preocupó más de ir los domingos a misa. Algunas veces no sabía el día de la semana que caía. Sólo hacía una excepción cuando la pillaban en alguna casa en que la comprometían a ello.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero en sos casos, nunca pudo oír una misa completa. Pues, en unas u otras partes de la misma, a veces ya en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">confiteor</i> y nunca más tarde del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sanctus</i>, vomitaba sin poder contenerse, después de muchas arcadas que la convulsionaban todo el cuerpo. Al correrse la noticia, hubo algún cura del contorno que opinó estaba endemoniada y era preciso exorcizarla. Y ya estaban considerando la cuestión en la curia arzobispal de Santiago. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando se presentó Jane una tarde de octubre. La preguntó si quería irse a Inglaterra y ella respondió afirmativamente enloquecida de alegría. Entonces Jane la dijo que antes de terminar la noche inmediata llamaría a su puerta un falangista que la preguntaría qué santo era. Ella respondería que San Benitiño y se la daría hecho todo lo demás. Debía llevarse a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lego.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y así fue. El falangista los dejó en el puerto de Vigo, donde Jane los estaba esperando y los subió a un barco lleno de cajas de fruta que se hizo enseguida a la mar poniendo rumbo a Plymouth.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una vez llegados, Jane los dejó en una casa de campo, donde vivía un matrimonio entrado en años y había también un prado con vacas y otro perro. El primer domingo la llevaron a misa, a un pueblo cercano que a ella parecióla una ciudad grande y estrepitosa. Cuando el cura la empezó, por mor del acento creyó ser otra cosa, pero al responder el monaguillo con mucho ímpetu <i style="mso-bidi-font-style: normal;">emite lucem tuam</i>, se dio cuenta de que era la misma misa de su tierra y de Santa Eulalia. Y así se inició su segunda serie de vómitos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ante la persistencia del síntoma, Jane se la llevó a Londres, alojándola en una residencia de niños necesitados de alguna atención particular. Hasta que, a la vista de sus portentosas disposiciones para aprender inglés, la consiguieron una plaza en un colegio anglicano. En su capilla, al no ser oficiado el culto en latín, se pudo comportar como una feligresa cualquiera. Al contrario, se mostró tan piadosamente dispuesta que entró en una congregación de las que se venían empezando a fundar en aquella Iglesia, la de las Diaconisas de Oriente, aspirantes a un carisma con la huella de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mother India</i>, muy adelantadas para su tiempo. Y andando éste, a la India se la llevaron, dejándose ella hacer de muy bien grado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pasados unos años, la invitaron a un monasterio benedictino. Al ver la imagen del Santo y de su hermana Escolástica, aunque en un estilo que no se parecía ni al barroco ni a los convencionalismos figurativos de su tierra, notó que la imagen de ésta tomaba cuerpo ante sus ojos, como pasando de lo abstracto a lo concreto y del esqueleto a los músculos. Y sintió cómo a la vez una recuperación del pasado, no un retorno, y una reconciliación con el tiempo y con el espacio. ¿Acaso era que ya estaba limpio el aire de Galicia del veneno del Bastardo y el vuelo del pájaro de acero?, se preguntó mientras un monje inglés la servía té y otro francés tenía en las tenacillas un terrón de azúcar esperando su asentimiento. Se acordó de la romería de San Benitiño. Y nunca se sintió tan entre Oriente y Occidente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y ya era vieja, su indumentaria de monja seglar adecuada a la manera de llevar sus años pero también sencillamente a éstos, cuando volaba en un avión de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Indian Air Lines</i>, camino de Madrid. Era la primera vez que volvía a España. Para dar una conferencia en la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia, sobre <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los derechos humanos en la tradición hindú. </i>Allí mismo donde Antoñico llegó a pear de todo a tiempo de pronunciar otra. Su foto en esa circunstancia era la que había tenido desde entonces en la mesilla la abuela Fructuosa. Ésta también se había aprendido todas estas difíciles palabras del título de la institución, aunque en aquellos tiempos sin la más sencilla, falto de la primera, pues le habían quitado el Real.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Martinilla, a quien muy poca gente ya llamaba así, sino la profesora Piñeiro de Castro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sister </i>un tratamiento sólo de puertas adentro, y siendo ése el síntoma distintivo de la entrega de su intimidad, no se explicaba cómo le habían sacado el billete en primera. Era la primera vez que eso la ocurría. Sintiendose un poco embarazada de tantas atenciones, aunque satisfecha de la anchurosidad del asiento tan propicia al trabajo intelectual.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se puso a leer atentamente un artículo sobre el vuelo del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dragon Rapide</i> de Londres a Tetuán pasando por Las Palmas, del 11 al 19 de julio de 1936. La preocupaba la determinación exacta del punto de su trayectoria en que había pasado más cerca de Galicia. Amanecía y estaban acercándose a Londres, cuando un joven aeromozo, el que más la había atendido durante el viaje, la preguntó sus preferencias para el desayuno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ella le enseñó las ilustraciones de aquel texto: un aeroplano, un trío de comensales a la mesa de un restaurant, un duque melancólico sentado melancólicamente, civiles, militares, un militar en la cabina al lado del piloto, la caricatura de un presidente; dos parejas a punto de subir a bordo, tan incitantes ellas como distinguidas, cuidado en ellos el corte de los trajes; y el mapa de la ida y la vuelta; Burdeos, Biarrtitz, Oporto, Lisboa, Casablanca, Cabo Juby, Agadir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Cuánta diferencia de unos vuelos a otros!-le comentó.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Como que yo a veces me siento empequeñecido de tanta comodidad. Con nostalgia de haber conocido aquellos tiempos heroícos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No todos lo eran. Y también los había endemoniados.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Cómo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Sabe que algunos monjes cristianos, de los que vivían muy antiguamente en el desierto, creían en los demonios del aire?. Eran sus peores enemigos. Entonces no había aviones. Pero al inventarse éstos era natural que esos diablos les hicieran su presa. ¿No le parece? ¿O lo ve raro? Yo soy hispanoangloindia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Formidable mezcla. Yo sólo parsi, pero tripulante. Y pienso volar, creo que conseguiré hacerme piloto. En cambio mi comandante, llegado casi a la edad del retiro, se va a dedicar a la historia de los vuelos de antaño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Ha visto este aeroplano?- le preguntó volviendo a enseñarle la revista.-Trajo a mi tierra y a mi país la guerra y la muerte. Sí, ya sé que en la guerra hay muerte siempre, pero en aquel caso vinieron las dos separadas, cual si pudieran ser independientes la una de la otra. Separadas y juntas quiero decir. ¿Y cuánto duró la guerra de España? ¿Sólo tres años? ¿O casi cuarenta? ¿Y si yo le dijera que las guerras sin batallas son peores que las otras? ¿Me tendría por poco humana? Es curioso, me hablaba usted de los vuelos que va a hacer y de las historias que su comandante va a escribir. De mí yo podría decirle que he estado siempre a la vez en la historia y en el presente, en mi trabajo claro, cual si le hubiera escogido como un ejemplo de que el pasado no está muerto y entre las tres dimensiones del tiempo no hay solución de continuidad. Aunque del futuro nunca me he ocupado ni pienso hacerlo. Y de mi ignorancia de él no querría salir. ¿Le gusta a usted el fútbol?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Oh, si no fuera por él...! ¿Sabe que mi comandante guarda mucho las distancias y conmigo sólo se le olvidan cuando él me habla del Real Madrid y yo del Barça? Y que en la India no tengamos nuestra liga...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues yo me hice de mi Celta de Vigo estando ya en la India. Y le llegará la hora. Al fin y al cabo, ¿las esperanzas no son más bonitas que las realidades? Usted la verá. Acuérdese entonces de esta pasajera. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras se tomaba su café solo, Martinilla cerro los ojos para ver la seductora sala de la academia madrileña. Una elipse de palcos, las butacas en una dispersión que por carecer de solemnidad las hacía más solemnes, rojo y oro todo, al fondo el gran retrato de un rey dieciochesco con predominio del azul, en lo alto las tribunas como en una iglesia jesuítica. Allí donde había hablado Antoñico de muy joven. No le dejaron hacerlo más veces Allí iba a hablar ella de vieja. Y en la Biblioteca Nacional aprovecharía sus horas matritenses para hojear muchas novelas por entregas: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El frac azul, Los amores de Alfonso VI, Las obras de misericordia, La casa de Tócame Roque La política y sus misterios o el libro de Satanás</i>. Hacía poco que un oyente de una emisión española para viejos había confesado lo mucho que ésta última le impresionó en su día y preguntaba por ella, como se hace por un viejo amigo. La valoración que Antoñico había hecho del género la había convencido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y el mundo en torno? ¿De veras que no seguían en el aire los demonios del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Absolute Bastard?</i> Pero al fin y al cabo había otros aviones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “De Havilland D.II.89.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> [...]</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Capacidad: 1.010 kgs. (¿=8 personas?”. ¿Era que los demonios del aire no tenían peso?). Tendría que examinar más pormenorizadamente los textos de los monjes de Egipto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una conferencia en la misma tribuna donde Antoñico había hablado. siempre habría sido para Martinilla uno de los eventos que simbolizan la vida y sus etapas. Pero su viaje a Madrid coincidía además con un descubrimiento que hasta ahora no había revelado a nadie.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ella no había querido olvidar el gallego de su infancia. Por ello siempre había procurado leer en portugués. Y hacía poco que, al fundar su congregación un colegio en Goa, se acordaron de ella para poner la empresa en marcha. Incluso se había hablado de trasladarla allí. Pero ella pidió que no la forzasen a dejar Benarés de súbito.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así las cosas, cuando después de la inauguración salía ya de la nueva sede camino de la estación que la iba a devolver a su residencia, en uno de esos larguísimos viajes en tren que tanto la gustaban de su país de adopción, se cruzó con un niño de unos diez años de modales nerviosos y ojos vivaces que la preguntó sin preámbulos si habría para él plaza allí. Y al mirarle más de cerca vio en su rostro la misma raya que Antoñíco había tenido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ella aplazó el retorno y consiguió que su compañera directora accediera al deseo del arrapiezo. Éste la dijo que hacía ya tres años que un turista a quien estaba acosando para venderle unas postales le había pronosticado en inglés que sería un gran hombre en el futuro. Martinilla le preguntó que si lo había tomado en serio. Él la respondió que le bastaba con acordarse de ello, sin pensar en ningún significado más. ¿Mas cómo era que, no sólo no se le había olvidado, sino que se le había ocurrido decírsdelo a ella? ¿Y se había enfadado con el profeta por no haberle comprado la mercancía? No, eso no. ¿Por qué?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El chico se llamaba Cayetano Pereira, pero la mezcla ibérica en su raza hindú, si es que tenía alguna, debía ser muy escasa. Era católico y cuando intentaba hablar portugués le salía una jerga propia. Martinilla sabía que en los tiempos de las ilusiones papistas en China, un jesuíta que se llamaba Pereira había tocado el clavecín delante del emperador. Y a su vez, ¿por qué ella se acordaba entonces de aquel dato erudito?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero sí tomó la decisión de llevar al escolar, contra viento y marea, a Santiago de Compostela. Ella no había vuelto a Galicia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Le preguntó si había sufrido alguna caída. Él lo negó. La dijo que aquella señal era de nacimiento. </span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"> </span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-86163547935986928202010-09-18T13:26:00.003+02:002012-03-30T13:54:08.195+02:00Cállese, Winston, que está borracho<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">CÁLLESE, WINSTON, QUE ESTÁ BORRACHO<o:p></o:p></span></u></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En la pasada centuria, y más a medida que fue avanzando, era corriente, ante la noticia de cualquier desaguisado, manifestar el asombro de que hubiera ocurrido en el siglo XX. ¿Por qué? ¿Narcisismo de quienes vivíamos en él? Pues la realidad histórica habría abonado precisamente la reacción contraria, el tomar nota de cómo una sombra más encajaba en una época de tinieblas. ¿Que en éstas se dejaron ver puntos luminosos, los alumbrados por los espíritus nobles disconformes? Sí. Pero ellos no eran un patrimonio coetáneo, sino de todos los tiempos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tomemos un libro clave, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Montaña Mágica</i> de Thomas Mann. Sus últimas páginas retratan un ambiente, extrañamente sobrevenido, de excitación y de ira. Era el precursor de la llamada Gran Guerra. Ésta duró cuatro años, de 1914 a 1918. A su salida se quiso respirar brisas amables. ¿La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">belle époque</i>? Pero los nubarrones que pronto se agolparon hicieron mirar con benevolencia los más siniestros del pasado. Por eso los historiadores prefieren llamarla de entreguerras. De 1939 a 1945 duró la segunda mundial. Por lo tanto hubo gentes que hicieron las dos. Y sin solución de continuidad, la última fue sucedida por la guerra fría, casi a lo largo de la mitad del siglo, un aislamiento feroz entre dos mitades del mundo, paradójicamente en los días de las comunicaciones más aceleradas que se habrían podido soñar. Un profesor italiano de Derecho Internacional sostuvo la tesis de haber dejado de existir éste como tal, vigente sólo en el interior de cada uno de los dos mundos al acecho. Así las cosas, ¿cuántos años del novecientos fueron de paz? Y no nos olvidemos de que las nuevas técnicas habían hecho los desastres de la guerra tan mortíferos como tampoco las peores pesadillas habrían vislumbrado. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estoy escribiendo desde mi rincón madrileño de la calle de Canillas. Está cayendo la tarde. Es abril pero el tiempo es bueno. Que, contra otro tópico, en este mes oficialmente de primavera abundan en esta tierra los días fríos. La mayoría de mis convecinos, y también de quienes no lo son, se quejan de la falta de tiempo, y de la incompatibilidad de la ciudad y el mundo en que vivimos con la puntualidad. Pero yo tengo tiempo. Por eso estoy escribiendo. Y no suelo llegar tarde. Ni lo quiero. Por eso escribo ahora, ya. En la minúscula terraza que prolonga mi tan pequeño como íntimo piso. Desde aquí puedo oír el teléfono. Y es positivo que ello me sea una circunstancia agradable, que aún lleguen a esperanzas algunas posibles llamadas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero a mi visión de esos cien años del mundo tiene que seguir una ojeada a mi país. Vaya por delante que, a estas alturas, no puedo tener por ventajoso y justo que no entráramos en ninguna de las dos guerras grandes. Nuestra realidad había sido una historia densa, de sombras espesas y luces multicolores, hasta que nos vino la guerra nuestra, que no fue pequeña. Y así se había pasado más de una tercera parte de la centuria. Bastante después, en una de sus comedias tan “típicas” en el sentido literal del adjetivo, Paco Martínez Soria cogía un periódico del día y empezaba comentando: “-Podría ser el de hace cuatro años”. Tenía razón. No había pasado nada, nada pasaba, nada iba a pasar. Y, sin embargo, nosotros nos habíamos creído que sí iban a haber pasado cosas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me he referido a la neutralidad. Pero en la segunda guerra entramos psíquicamente. De lleno. Creíamos que tenía algo que ver con nosotros. Que a su terminación iba a pasar algo, que su resultado se notaría también aquí. Mas no fue así. De tan perfecta la nada que vivimos, pudimos pensar que no existíamos. Además, habíamos tenido una visión romántica de aquel conflicto. Tardamos en darnos cuenta de que, en la mente y el propósito de sus protagonistas, había sido un juego de intereses materiales en el que por eso no tuvimos ficha. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Alfred Rosenberg, el mitólogo báltico del nacionalsocialismo, escribió un libro titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El mito del siglo XX</i>. Curiosamente, el Vaticano se atrevió a incluirlo en su índice de libros prohibidos. Pero en esa centuria hubo otros mitos. Que la nuestra ha heredado. Hace poco he estado en Nueva Orleans. Ya era hora. ¡Qué maravilla! Allí he visto, casi una enfrente de otra, una estatua de santa Juana de Arco y otra del primer ministro británico en la segunda guerra, Churchill, Winston de nombre, para ser exactos Winston-Leonard-Spencer Churchill. También nuestro caudillo tenía varios nombres de pila, hasta uno más que su colega de Albión, Francisco-Paulino-Hermenegildo.Teódulo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con que hasta una estatua en Nueva Orleans. ¿Winston pues un pequeño mito del siglo XX? ¿Defendió la libertad, ganó la guerra en la cual ésa estaba en juego, tuvo una participación decisiva en galvanizar para ello las energías de su país? Pues yo no lo creo así. Amigo Platón, pero más amiga la verdad. Y basta de preámbulos. Aunque aún debo reconocer que, sin embargo, accidentalmente, a mí el falso personaje me ha servido de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">leit-motiv</i> para apartar de mi vida los peligros, las influencias malévolas, los demonios si queréis que nos entendamos en el lenguaje tradicional.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo no había vuelto a vivir en Madrid desde los dos remotos años de preparación de las oposiciones. Por eso ahora, recién jubilado, la antigua Villa y Corte me sabe a golosina. Jubilado pero Decano del Colegio Notarial. Una innovación con sonido discordante al no tener ningún precedente, pero que se está ganando un reconocimiento unánime sencillamente por su eficacia. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sólo he tenido dos notarías en mi más de medio siglo de ejercicio. Unos meses en San Sebastián de la Gomera y el resto en Letamenia, mi pueblo, adonde llegué por permuta y de donde no quise moverme. De lo cual no me arrepiento, pese a los caudales perdidos. Me acuerdo también del paisaje de aquella isla, que tiene algún parecido con el tan singular de Letamenia. Ésta llovida en las peñas, una traducción del amerrizaje de aquélla en las olas. También estoy contento de haberme casado con Asunción, una paisana y vecina, tabique por medio la suya de la casa de mis padres, aunque de pared medianera bien protegida por el Código Civil, lo apunto para alejar cualquier veladura incestuosa. Y satisfecho también de haber tenido siempre desde entonces un perro pastor malinés. De Malinas, la sede de los primados de Bélgica. Siempre que voy al Escorial con él -y he hecho además un rito del llevar allí a cada nuevo animal, no sé por qué- me hago la ilusión de que esta fidelidad de uno de sus súbditos flamencos a este extremo del tiempo, habría llegado a poner un levísimo tinte de complacencia en la adustez de Felipe II. En fin, ahora estoy a punto de tomar una decisión, quizás la última, de la que tampoco espero arrepentirme, mientras que de no decidirme a ella presiento sería contrario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una pequeña vida la mía, claro que sin llegar siquiera a gota de agua en el océano, infinitesimal sencillamente en el contexto de la historia en torno. Por eso reconozco lo estridente de su relación en mi intimidad, en el ir y venir a y de mis soledades, con la de un hombre tan poderoso, protagonista de la historia misma, como el inglés de la estatua de Nueva Orleans. Pero de veras que no soy pedante. Sino que, veréis...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En francés, misa del demonio quiere decir interrogatorio del juez. Y yo de cuando en vez se la digo, le digo esa misa, al fantasma de aquel prémier. Aparentemente con la pretensión de juzgarle a él. En verdad previniendo mi propio enjuiciamiento. Para quedarme en la tierra de la verdad, a la vista aleccionadora, como una vacuna, de su mito. Pido pues vuestra venia para este interludio “litúrgico”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">1.-Una guerra que no era la nuestra</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando yo no había llegado todavía a la adolescencia, en las tierras y los mares en torno a nuestro país, lo repito, estaban pasando muchas cosas. Había guerra. Pero nuestra paz, la de la tumba, era inconmovible.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> 23 de julio de 1943. Winston invitó a comer, en su casa oficial de Downing Street 10, al Embajador de España. Era primo y buen amigo suyo, el Duque de Alba. El Caudillo nunca pudo soñar con un recadero de tanta alcurnia. No había señoras. Por eso sobraban cualesquiera pudores. El prémier manifestó su gratitud al Caudillo. Dijo haber estado de su lado en su guerra. Y que el Caudillo amaba a España. Winston nos echó incluso un piropo a los españoles, llamándonos fieros e indomables. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gracias, míster Churchill. Pero...el caso es que su elogio nos llegaba justamente cuando estábamos dejando de merecérnoslo</i>). El 23 de octubre, el Duque Jacobo Stuart Fitz-James le devolvió la invitación en su casa. Pero esa vez hubo señoras. ¿Acaso por ello el prémier se mostró un poco más parco en sus alabanzas al Caudillo?¿Le parecieron demasiado obscenas para esos tiempos? Pero estaba contento. La guerra le estaba yendo bien y las noticias de nuestro Madrid seguían satisfaciéndole. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ustedes, Winston, estaban ganando la guerra, sí. Iban a conseguir sin estorbos la rendición del enemigo sin condiciones. Como la suya en su día el Caudillo. El cual se permitió el lujo de hacerla más larga, la guerra, para que su victoria fuese más total. Perdón por la poca elegancia de mi estilo. ¿Usted también la prolongó? No sé si pudo. Pero le puedo recordar un episodio que demuestra su alarma ante las posibilidades de acortarla. Había un obispo de su iglesia anglicana, Georges Bell, el de Chichester, que de vez en cuando iba a sus despachos de Londres pidiendo algún entendimiento con los hombres de iglesia alemanes que tenían voluntad de paz. Uno de ellos era el pastor Dietrich Bonhoeffer, al que decapitaron los suyos a la postre poco antes de que la guerra terminara. Pero su ministro, Eden, llamaba a ese obispo clérigo pestilente, como en tiempos lejanos lo había hecho su rey Enrique II al arzobispo Thomas Beckett. Claro. Terminar antes los bombardeos habría supuesto más fábricas competidoras supervivientes. ¿Ve cómo el Caudillo y usted se parecen?).</i> Winston podía preguntarse porqué a veces algunos falangistas eran tan poco corteses con él. ¿Qué más querían?<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> (Perdone a esos muchachos, Winston. Al fin y al cabo la historia de las relaciones entre nuestros imperios ha sido tan turbulenta... Con que en el momento justo en que nosotros nos estábamos atreviendo a hablar de imperio otra vez... ¿No se acuerda de su estancia en nuestra Cuba? Pero cálmese. ¿No ve que, esos chicos, de hablar no pasan?</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Asunción y yo hicimos juntos el examen de ingreso en Aranda. Con los demás letamenienses de aquel curso. El Director del Instituto era un paisano viejo y bondadoso que había prometido tácitamente benevolencia a todos. Pero luego, a ella la llevaron a las Francesas de Valladolid, mientras yo tuve que contentarme con los dominicos de Santa María de Nieva. Su padre era militar retirado y forastero, extremeño fronterizo, de Olivenza. La letameniense era su madre, con alguna pretensión de hidalguía en la estirpe. Mi padre era procurador, con muy buena fama y clientela en el partido, o sea uno de los curiales, como se los llamaba en la Villa. Nuestros orígenes familiares se enraizaban en el modesto comercio local. Asunción estaba pues envuelta en una atmósfera más poética. Pero no tanto como lo que va de los suspiros de Bécquer al papel sellado. Pues mi padre leía mucho y yo lo aprendí de él, además de heredarlo. Los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Episodios Nacionales</i> los terminé antes que ella. Eso sí, encuadernados en pasta española, lo mismo que los trece tomos de Alcubilla. Y todavía otra coincidencia. En el Registro Civil, la inscripción de su nacimiento seguía a la mía, en el folio inmediato. Aunque ella el quince de agosto, el día grande, yo el trece, uno de tantos. Pero sigamos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> 24 de mayo de 1944. El prémier se seguía acercando irresistiblemente a la victoria. Por eso sentía ya la necesidad de destapar sus intenciones. Y ahora no se trataba de una mesa con pocos comensales. Sino de la Cámara de los Comunes. Que en tiempos había sido una abadía benedictina, Westminster, el Monasterio del Oeste. Por cierto que el mismo prémier había dado su visto bueno al bombardeo que destruyó el monasterio de Montecasino, la cuna de los monjes benedictinos precisamente. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Yo no voy a quitarle sus méritos de orador, Winston. Pero entre sus discursos y los himnos gregorianos de sus predecesores en el lugar, reconozco que medidos por el rasero de la poesía y la música se acusa la diferencia. ¿Acaso en su decisión destructora pudo contar alguna envidia a estas alturas del tiempo? Pero no quiero divagar demasiado. Estábamos en la hora de las palabras de verdad</i>). Usted empezó piropeándonos otra vez. Fuimos el imperio más poderoso del mundo. Y seguíamos teniendo una identidad poderosa y fuerte y una cultura elevada. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gracias, Winston. Se las doy sin retintín. ¿Sabe una cosa? Que la Armada Invencible no fue derrotada del todo.. Me lo hizo ver luminosamente un maestro de historiadores, don Antonio Domínguez Ortiz. No desembarcamos y nos volvimos a casa con bajas. Pero el espectáculo de tantos mástiles casi rozando sus tejados, uno tras otro y otro tras uno, fue una pesadilla que puso a sus antepasados la carne de gallina. ¿Quién sabía si no podíamos volver?Mas sigamos con su discurso</i>).Usted desaprobó a los que, a guisa de instrumento de la política exterior de su país, hacían caricaturas cómicas y hasta groseras del Caudillo, y encontraban ingenioso y divertido atacar a las gentes de su cuadrilla. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Claro. Hay que ser educados con todos, pero con el Caudillo reverenciosos además, que dejarse contagiar de la idolatría no es malo. Era el amo de España.Y gracias a usted, “nuestro” país iba a ser muy tenido en cuenta después de su victoria, de la de ustedes. No éramos tan pobres ni pequeños, vamos nosotros sí, el Caudillo no. Tenía el hierro de Bilbao, que usted citó. ¿Por eso acaso él veraneaba en San Sebastián, bastante cerca? Y eran suyas las costas del Mediterráneo. Pero usted, Winston, también nos mencionó a nosotros, a los españoles, a sus siervos, no sólo a Él. Para decirnos, aunque con otras palabras, que no existíamos e íbamos a seguir así, sin existir sencillamente. Nuestros problemas eran asunto nuestro, que nosotros teníamos que resolver, sin que ustedes se mezclaran en ellos. Mas, sólo una observación, Winston. Nosotros no podíamos. Teníamos atadas las manos. Y también los pies. Es como si le aconsejaran a usted algo que le sería tan grato como dejar de pagar sus impuestos. ¿Verdad que ahora sí me entiende? El caso es que su discurso pasó a ser el texto clásico del franquismo internacional. Usted iba ya camino del premio Nóbel de literatura. Por cierto que cuando se lo dieron, un periódico de Estocolmo lamentó irónicamente que Alfredo Nóbel no hubiera instituido también un premio de pintura para haberle otorgado a usted igualmente el galardón. ¡Que poco corteses son los rojos, aunque sean suecos! Mas volvamos atrás. Su discurso chocó. Aunque a usted le conocían ya d antiguo, se habían esperado un poco menos de obscenidad. Como en las cenas cuando hay señoras. ¿No había ya diputadas en aquella Cámara? Uno de sus compatriotas, llamado Charles Duff, publicó inmediatamente en Glasgow un folleto crítico, </i>Spain. The Moral Touchstone of Europe. A footnote on Mr.Churchill’s recent speech. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Acertado el título, mi país la piedra de toque de la moral internacional. Y de la suya, Winston. Que usted ya iba siendo un mito. El propio señor Duff caía en él cuando se excusaba de tener que atacarle, </i>por grande que sea nuestra deuda con usted, una deuda que no podremos pagarle nunca, “that can never be repaid”<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. Aunque, ¿no cree usted que no se la pagaron mal del todo? El monumento de Nueva Orleans no es el único, ni mucho menos. Y otras compensaciones fueron más sustanciosas. Aunque le hicieran perder las elecciones cuando todavía no había estrenado los laureles de la victoria. Acaso entonces pagó usted algunos intereses de aquel desahogo de mayo. Pues algunos carteles de la propaganda de sus competidores decían: </i>Votar a Churchill es votar a Franco. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y ahora que</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> ha pasado ya mucho tiempo, sus nietos no viven mal que digamos</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Asunción y yo también coincidíamos en ser unos estudiantes óptimos. Pero ella más libremente, permitiéndose el lujo de algunas excepciones. Yo de manera pesada, integral. Y aunque no era posible ningún acceso a ellos, se sabía que escribía versos. En cambio a mí lo que me divertía era imaginar casos prácticos de derecho. Iba ya formando una buena colección en los años de la carrera. Que conservo. Hasta quieren ahora, viruelas a la vejez, publicarme algunos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El quince de agosto era antes la fiesta de la patrona de Letamenia. Luego la retrasaron más de un mes, por mor de las labores de la cosecha. Pero ese día los ediles seguían yendo bajo mazas a la misa mayor. El año en que cumplíamos los trece yo coincidí con Asunción ese mismo día de su santo junto a la pila del agua bendita. Ella ya se había mojado los dedos y estaba ofreciéndosela a las amigas, como era entonces costumbre, evitándolas así que la tomara cada una de la pila misma. Yo la tendí los míos. Pero ella no se dignó mirame y se santiguó sin más. Me puse colorado, sintiéndolo como una afrenta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Que todavía no se me había olvidado cuando nos matriculamos en la Universidad Central, yo en Derecho, aún en el entrañable caserón de la calle de San Bernardo, ella Filosofía y Letras en la Ciudad Universitaria ya. En las primeras vacaciones de navidad, al salir un día de casa, me encontré un cuaderno en dieciseisavo forrado de hule negro, caído en el umbral de su casa. Lo cogí. Vi que nadie me había visto. Sólo tenía escrito, en latín, mediadas las páginas, lo que no cabía duda era un verso: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Noctis imago in urbe pulcherrima</i>. ¡Caramba con Asunción! Y eso que era guapa, guapísima...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo ya estaba entonces decidido a hacerme notario. Sólo por ser la única oposición que me permitiría vivir inconmoviblemente en mi Letamenia. Claro está que el consabido coro de los consejeros arreciaba al ponderarme la locura implicada en esa falta de ambición. Siendo así que, precisamente, era lo contrario, yo estaba tentado de ir a confesarme por el pecado de ser excesivamente ambicioso al programar de esa manera mi vida. Mientras tanto, seguía flaco pero no esbelto, poco garbosos los andares y la mirada desorientada, mientras que ella dejaba adivinar con opulencia la calidez de sus pechos y se había hecho maestra en el arte de peinarse aparentando ir despeinada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pues sí, Winston. Con su pieza oratoria de aquel mes de mayo, el nuestro de las flores, no voy a decir que primaveral por mor de la temperatura y el viento, usted se convirtió en el clásico de ese citado gremio, poco conocido pero de veras potente, acaso más por insospechado, del caudillismo </i>all over the world<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. Tanto que en su Cámara se hizo un tópico, el que siempre que usted entonaba un himno genérico a la democracia o se lamentaba específicamente de su eliminación en algún país por una dictadura no capitalista, de las filas de enfrente salera una voz interrumpiéndole: -</i>¿Y España? <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Usted salía del paso pretendiendo alternar la cal y la arena, aunque sin conseguirlo, pues el principio de contradición no fue inventado por santo Tomás de Aquino ni tramontó con su Escolástica. Así, todavía en guerra, en la suya, en el invierno de ese mismo año, 8 de diciembre de 1944, que ustedes no festejan a la Purísima, este diálogo: </i>-Yo saludo a la democracia. La adopto y deseo trabajar por ella. -¿En España? -[...] Es inútil que mi muy honorable amigo arrugue la cara como si estuviera tomando una poco gustosa dosis de medicina. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pues yo también me habría acordado del aceite de hígado de bacalao. Sí. Yo también, al oírle hablar a usted del Causillo, habría puesto la misma cara que cuando me lo hacían tragar de pequeño). </i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En el último curso conocí a Pepita Trigo. Rubia, llamativa, amiga por añadidura de los colores fuertes, alguna fama de libertad un ápice más allá de lo bien visto entonces. Con una finca en la provincia de Guadalajara, gustando de ponderar ser su capilla tan grande que tenía órgano. Me llevaron allí una tarde de domingo. Una excursión que en aquellos tiempos tenía sus complicaciones y requería alguna preparación. Recuerdo que el coche era de los Castroverde, una familia de comerciantes que veraneaban en Letamenia, cuyo hijo se hizo diplomático y sonó bastante en el futuro lejano de la transición. A mí me admiraban por hacer compatible, según ellos, la realidad y la fantasía. Pero yo no lo pasé del todo bien en aquella jornada. Flotaba en el ambiente un tufillo entre lo descarnado y lo ficticio. A los señores de Trigo les encontré demasiado obsequiosos. Y ni siquiera busqué la ocasión de perderme con mi anfitriona por las esquinas discretas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo vivía entonces en un piso vetusto del final de la calle de Claudio Coello. La dueña, María Rubio, era una viuda anciana de un dibujante de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">belle époque </i>que había hecho a la vez un ideal amable y un medio de vida del alquiler de sus habitaciones manteniendo el culto a las relaciones afectuosas con sus huéspedes incluso después de su partida. Me había llevado allí un compañero andaluz, de Cabra, compadecido de mis tribulaciones con una patrona de armas tomar que tuve en la misma calle de San Bernardo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una vez, el egabrense se presentó con un chucho recogido en la calle. El pelo corto, la piel marrón clara, se diría que adelantada la mirada, con capacidad para la ironía, la melancolía y la observación, aunque al principio era crónicamente huidizo, denso el miedo incubado en sus tropiezos con los desalmados de la calle. Se había hecho popular en el barrio. Siguieron por mucho tiempo reconociéndole los vecinos de la otra condición gracias a los cuales había sobrevivido. Mi compañero, Félix Alcalá-Galiano se llamaba, propuso nos quedáramos con él. María Rubio, empezó rasgándose las vestiduras, pero no nos costó demasiado trabajo convencerla, estipuladas unas bases razonables para el cuidado y el sustento del animal. Quien según el veterinario podía presumir de pastor de Malinas. Por eso le llamamos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flamenco.</i>Se parecía mucho al que pintó Velázquez en el retrato del cardenal-infante don Fernando.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Una tarde también de domingo estábamos solos en la casa el perro y yo. Eran los días taurinos de San Isidro. Pepita me llamó pidiéndome repásaramos juntos unas lecciones de Procesal. Yo accedí en principio, ella me tomó la palabra sin respiro y me dijo que la esperara enseguida. No había venido nunca. Tampoco esas visitas eran del todo ortodoxas en la época.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> No hizo esperar la suya. Al sonar el timbre, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flamenco</i> se puso a ladrar desaforadamente, lo cual no era corriente en él. Y sin yo poderlo evitar, por creerme no había motivo alguno para sospecharlo, apenas abierta la puerta, se abalanzó al vestido rojo de Pepita, quedándose entre los dientes con un pequeño rectángulo del que pendían generosos hilos. La escena que siguió rozó la histeria. De la que tampoco quise yo sacar partido erótico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando llegó Félix se mostró profundamente preocupado por la conducta de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flamenco.</i> Los perros no se mostraban agresivos gratuitamente, ni de obra ni de palabra. Yo me contagié de su aprensión, aunque él no pasó de las sugerencias veladas. Y entonces me sentí atraído por una fuerza irresistible- como la circunstancia eximente así enunciada en el Código Penal, de la que no he llegado a ver ningún caso práctico en la jurisprudencia ni siquiera la doctrina- que me hizo llamar a Asunción. Al fin y al cabo, si habíamos nacido juntos y juntos habíamos vivido, ¿por qué no dormir juntos también? Me citó a la salida de un examen de latín medieval. Con ese motivo la recité yo el verso de aquel cuaderno que tenía guardado como oro en paño.. Pero, sin sorprenderse demasiado, lo empalmó con el siguiente, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">supremum tempus in corde meo</i>. Así fue como Ovidio nos hizo oblícuamente de casamentero. Y yo me quedé para siempre con mi pastor malinés. ¿Tuve alguna vez la tentación de postergarle a Pepita Trigo? Corramos un tupido velo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Caudillo ya sabía, Winston, que ustedes iban a ganar la guerra. Y estaba decidido a ganarla también él, esta vez sin molestias. Aunque nunca llegó a tener demasiado miedo de perderla. Ni cuando nos ganó la de él, que esa si fue nuestra, se molestó mucho. El caso es que las palabas parlamentarias de usted en mayo, Winston, le abrieron el espacio y se le inundaron de luz. Todavía corría ese año 1944 cuando, a 18 de octubre, le escribió a usted. Su primo el Duque de Alba le hizo de cartero. Una más de las ocasiones que él nunca pudo soñar llegarían. En la carta le proponía a usted una alianza contra las fuerzas del mal que se iban a desencadenar apenas cesaran las hostilidades.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Usted le contestó el 20 de diciembre. Tuvo la deferencia de mandarle una copia a Stalin. ¿Qué le decía? Otra de las veces en que, sus protestas democráticas en la Cámara eran interrumpidas por la voz permanente, </span></i><span lang="ES-TRAD">¿y España?<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, usted dijo que había rechazado la propuesta caudillil. Pero no era verdad. Usted la aceptó. Sólo que sin parafernalia, renunciando a la foto, con austeridad, suprimido todo festejo. ¿Me entiende, Winston? Le voy a poner un ejemplo. El de la unión de un hombre y una mujer, la cópula. A veces ésta se publica clamorosamente. Es el caso de las noches de bodas anunciadas derrochando montones de oro e invadiendo los aires con cuerdas y vientos. Pero otras parejas se unen a escondidas, en su secreto exclusivo, silenciosamente, a la sombra de un huevo que se decía en mi tierra, llevándose su verdadera historia a la tumba. Así fue su alianza con el Caudillo. Tanto que usted ni siquiera se atrevió a gozar la dulzura de nuestro clima. Prefirió pintar en Madeira y en Casablanca. Le daba algún pudor que le gritaran demasiado en la Cámara desde las filas de enfrente. Así quitaba los últimos escrúpulos a los escultores de sus estatuas</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-¿No estaba perdido todo?</i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Asunción fue algún tiempo profesora en Tarragona. Nos casamos al poco de tomar yo posesión de la notaría de Letamenia. No hemos tenido hijos.Ella pidió la excedencia y andando el tiempo dio algunas clases en el embrión de instituto que nos pusieron en el pueblo. Pero siente el carácter impreso por su licenciatura y no ha dejado nunca de leerme y traducirme a los clásicos. Lo que de veras me vino pintiparado para mi ejercicio profesional y ahora me está ayudando a envejecer.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A medida que pasaba el tiempo, y éste ganaba para mí avances en el escalafón, vine siendo asaeteado por el coro de los consejeros de buena voluntad que me hacían ver lo irracional de mi permanencia en mi patria chica. ¿Cuántos ceros más estaba perdiendo por no pedir el traslado? Naturalmente llegó un momento en que casi todos se cansaron.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ahora bien, cuando tomé la decisión de hacerme inamovible ahí, tan pronto que no puedo precisar cuándo, Letamenia era tan distinta a lo que hoy es que a veces siento como si se tratara de dos pueblos que se hubiesen sucedido en el mismo emplazamiento. Y eso que a la fuerza ha permanecido el paisaje roquero y no hay muchos cambios en el casco que en él se asienta y moldea. Sin embargo, todo es tan diverso como ha cambisado la liturgia de sus iglesias. Ni más ni menos que al revés. Así las cosas, yo he tenido que hacerme la pregunta que sin embargo a mis consejeros nunca se les ocurrió. ¿Por qué no me fui del pueblo a la vista de ello? Pero es que desde el principio tuve la respuesta nítida. Sencillamente, me había quedado con los muertos.Y éstos seguían siendo para siempre los mismos. Sí. De veras viví con ellos. Y con ellos sigo viviendo en esta etapa de la calle de Canillas. ¿La última? Creo que no del todo, mal que le pese al calendario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Usted, Winston, había ganado la guerra y perdido las elecciones, una sorpresa tan ingrata que le pareció una alucinación y le provocó un tremendo dolor de espalda.</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Pero no. Es que sus compatriotas no quisieron votar a Franco. Era demasiado pronto. Tiene usted pues generosas vacaciones. 18 de enero de 1946. Nada más llegar a Miami se apresura a lamentar los ataques al Caudillo, aunque por descontado no pasen de verbales. Adobó usted su contrariedad por ellos llamándonos a los españoles orgullosos y suponiendo que esa falta de respeto a nuestro amo nos iba a unir más a él contra cualesquiera conjuras forasteras. El 5 de marzo, en Missouri, presentado por el presidente Truman, definía usted la nueva cruzada contra los enemigos de la democracia. Ni que decir tiene que el Caudillo no se contaba entre ellos. Al contrario. Era el mejor centinela de ustedes y sus libertades, sobre todo las de su bolsillo. <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Con que pasaron los meses, los años luego, aunque aquí no se notaba en los periódicos, el de hoy copiado del de ayer. Y usted siguió con sus piropos. Dicen, Winston, que no era mal orador. Yo no lo sé, no le he oído nunca. Últimamente parece que se le notaba la debilidad de la vejez. Pero el vino medicinal, sin arredrarse ante el coñac, tiene acreditadas sus virtudes. Siempre en la ex-abadía de Westminster, 5 de junio de 1946: “¿Cómo tenemos embajador en Moscú y en Madrid no? ¿Acaso los españoles no son más libres y felices que los rusos, los polacos y los checos? “.No tiene usted más remedio que poner el grito en el cielo, aunque usted mismo reconoce que el gobierno que le ganó las elecciones no está siendo tan feroz con su Caudillo, sí, su Caudillo escribo, ¿por qué no? Que en buenas lides políticas se permite exagerar un poquito. 17 de noviembre de 1949. Su sonsonete repetido nos recuerda irrespetuosamente el Bolero de Ravel. En cuanto al contenido, no es cuestión de discutirlo con usted. ¿En su preferencia de Madrid sobre Praga y Varsovia cuenta también la suavidad del sol, a pesar de ese viento de la sierra madrileña que mata a un hombre aunque no apague un candil?</span></i><span lang="ES-TRAD">).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y sí, aunque sin pasar nada se devanaron acá los lustros. Lo cual no implica que don Ramón-María del Valle-Inclán y Montenegro hubiera lamentado no haber dispuesto en su día de los mismos para argumento de sus esperpentos. Estoy seguro de ello aunque intentar explicarlo me llevaría muy lejos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El caso es que seguí vivendo en mi pueblo con sus muertos que eran también los míos. Como si el tiempo se hubiera detenido, continuaban los sacristanes cantándome las epístolas y las muchachas en flor los gozos de las novenas y hasta algunos latines de la misa- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gratias agimus tibi</i>-, como los bebedores sus canciones septentrionales interludiadas de jotas, de tarde en tarde dando entrada a unas gotas de flamenco, ahí tan exótico como el vino blanco anegado en nuestro clarete de la Ribera. Y los jugadores al billar, al mus y al dominó pasando por el tute arrastrado, pero también las viejas señoras de la brisca con los asomos viciosos de la canasta a peseta la postura mínima. Los dos boticarios seguían dándome prolijas explicaciones de sus fórmulas magistrales al pálpito de las auras juveniles de antaño en las facultades de Granada y Santiago. Y aunque tenga remordimientos no podía evitar que me contaran también sus proezas los cazadores con hurón y los pescadores con cartuchos de dinamita, eso sí, envidiándoles su conocimiento de todos los palmos de la comarca. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así la saga de sus trabajos y sus días, hortelanos, tejedores, sastres, sombrereros, cordeleros, barquilleras, carpinteros, albañiles, herreros-herradores, capadores, carteros, conductores y cobradores de los coches de línea, pastores, colmeneros, escribientes, rentistas, administradores, tertulianos, canteros, pintores, dependientes, pañeros, hojalateros, curtidores, encuadernadores del buen engrudo, mecánicos, impresores, figoneros, taberneros, fondistas, viajantes, veraneantes, taxistas, poetas de ocasión, guarnicioneros, peones camineros, jueces, registradores, secretarios, concejales, mecanógrafas, alguaciles, gaiteros, tamborileros, músicos de las bandas, electricistas, fotógrafos, incluso catedráticos y abogados del estado en vacaciones, guardias civiles, jefes de correos y de telégrafos, celadores, peatones, beatas, curas. cofrades, costureras, criadas, modistas, médicos, practicantes, enfermeras, abogados, procuradores, componedores, cocheros, sotacocheros no pero sí enterradores, fontaneros, fumistas, camareros, pieleros, tintoreros, bataneros, pescaderos, fruteros, carniceros, los bastoneros del baile, arrieros todavía. Con todos he vivido mi medio siglo de notario de mi pueblo. ¿Acaso ahí estaban mi vocación y mi deber? ¿El dar fe y levantar acta de todos los que se habían ido? Sí, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los borrachos en el cementerio juegan al mus.</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></i></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Usted tiene bastante diplomacia, Winston. Por eso, en sus loores al Caudillo, no se olvida nunca de poner alguna arena entre la cal. Pero a veces pierde la paciencia, se enfada, llega a irritarse, despotrica y le cogen los de enfrente en un renuncio. 10 de diciembre de 1948: vuelve usted a agradecerle a nuestro amo la ayuda indirecta que les prestó en la guerra. Y urge su pleno reconocimiento. Ya es hora. “Que ni británicos ni americanos han sido matados por los españoles”, por los caudilliles quiere usted decir. O sea, que a usted le importan los suyos, los de su país y los que al otro lado del océano hablan su lengua y le tranquilizan con su presupuesto militar. Por eso, por ser suyos y protectores, no por ser hombres. Los otros hombres, los españoles por ejemplo, no le interesan, no le interesamos. Pero es que, además, resulta que usted mintió. Pues yo le puedo citar algunos muertos suyos.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> El 29 de agosto de 1936, en tierras de Aragón bordeando las de Cataluña, una escultora londinense, Felicia Browne, cayó cuando retrocedía para recoger a un herido tras un ataque frustrado a un tren de municiones. Eso al Norte y en verano. Al Sur y en invierno, la noche del 28 al 29 de diciembre, entre los Santos Inocentes y Santo Tomás de Canterbury, cuando intentaban tomar un pueblo de la Alta Andalucía, Lopera, cayeron Ralph Fox y John Cornford, éste al cumplir los veintiun años. ¿Acaso habían perdido la nacionalidad, señor Churchill? ¿John por haberse casado con la hija de un minero de Gales? Pues le confieso que no lo sé, a pesar de mi condición de notario.Pero es que no me interesa. Sí sé que eran británicos, compatriotas de usted, Winston, por poco que tuvieran en común. Aunque Ralph era de Oxford, Magdalen College, historiador, y John de Cambridge, Trinity College, bisnieto de Darwin, hijo de Laurence, el historiador de la filosofía, poeta él mismo. Tenía predilección por las sagas de Islandia, las de los héroes que luchan sin esperanza. Lopera está cerca de Sierra Morena. Y en Sierra Morena era donde había cantado el poeta enamorado del </span></i><span lang="ES-TRAD">Quijote<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, lamentándose de que la esperanza le habían matado precisamente. Como usted a nosotros, Winston, dicho sea de paso. Por cierto que Fox le recordaba a Cornford unos versos de Byron, </i>yet freedom, yet thy banner, torn but flying, streams like the thunderstorm “against the wind”<i style="mso-bidi-font-style: normal;">, sí, contra el viento. En cambio usted siempre se cuidó de tener el viento a su favor. Como el Caudillo. Otra semejanza).<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">¿Y por qué Asunción y yo no adoptamos hijos? Naturalmente que nos hemos hecho la pregunta muchas veces, los dos juntos y en voz alta o para adentro, también cada uno y a solas, a todas las horas del día pero sobre todo a las largas y silenciosas de la noche. Sin haber encontrado la respuesta. Sin alegrarnos de así haber obrado ni entristecernos tampoco. Pero ello tiene mucho que ver con nuestra decisión última, la que ya os conté se avecina, es su impulso decisivo. Pues hay redenciones que llegan a última hora. ¿Por ejemplo la de vivir con los todavía no nacidos luego de haber pasado la vida en la compañía de los muertos? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hasta aquí, no creo que se me llegue a acusar de críptico. Sencillamente de estólido. ¿Pues dónde la pretendida conexión del prémier mitificado que ganó la guerra y el pobre notario de un pueblo de Castilla? Máxime ahora, cuando basta un leve aleteo de los tiburones que rigen el mundo para que se vayan al abismo montañas de los protocolos notariales. Al menos en los tiempos de Winston y su Caudillo un notario podía escudar su rincón en la guarda de ciertas apariencias, el reconocimiento de algunos límites, la circulación de unos valores en la superficie. Pero ésa es otra historia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Volviendo a la nuestra, esa referencia de mi humilde biografía a los fastos de la historia contemporánea requiere que todavía cuente otros dos acaeceres de la biografía del prémier. Uno de los últimos años y otro de los juveniles.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En su crepúsculo, el coñac le era ineludible para mantenerle a su propia altura oratoria. En una de esas situaciones, una diputada de la oposición, parece que de rostro poco agraciado, le interrumpió con esta imprecación:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cállese, Winston, que está borracho.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Dicen que su réplica tuvo algo de ingenioso, aunque no tanto como de malévolo. Pero eso no nos interesa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En su juventud, recién salido de la Academia, es sabido que el futuro prémier estuvo con nuestro ejército en la guerra de Cuba. Hay quien dice que fue a matar el hambre, escasos sus caudales para competir con la mayoría de sus compañeros de promoción en la mejor sociedad. También cuentan que de allí se llevó dos aficiones, la siesta y los puros. Además de la Medalla Militar de Primera Clase. ¡Lástima que no se hiciera la foto con el Caudillo, éste luciendo la Laureada! Ésta última cruz mucho más valiosa que aquélla, sí, pero en esa ocasión no le habría hecho sombra, pues estaba rebajada el detalle de habérsela concedido el condecorado a sí mismo, cuando además de Caudilo era Jefe del Estado, enseguida del Reino, y Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Winston salió pues de Cuba sano y salvo. Con arrestos para irse enseguida al Sudán, al Transvaal y a la India. En cambio mi tío Isidoro, un hermano mellizo de mi abuelo paterno -yo me llamo como éste, Salvador Baena-, murió allí de la fiebre amarilla, cuando sólo tenía veintiseis años y era teniente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Del tío Isidoro apenas sé algo. Guardo como una reliquia un libro de texto de Higiene Militar que él usó en la Academia de Toledo. Pero no conocí a mi abuelo y no me han llegado memorias de su hermano. Quizás por eso, paradójicamente, siempre me ha sido muy viviente su foto en sepia, angulosas las facciones adelgazadas, la mirada perdida, todavía más abotonado el fino esqueleto que el uniforme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sí. De veras que el rostro del tío es serio, impávido, aparentemente egoísta si es que llega. Mas yo estoy seguro de tratarse de una impresión falsa, debida a la fotografía ya que no al fotógrafo, y entendiendo por fotografía también la previa del mismo modelo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero ya vamos del hilo al ovillo. Cuando preferí <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flamenco</i> a Pepita Trigo, cuando me casé con Asunción, cuando dejaba pasar los concursos de rpoviciónm de vacanntes para quedarme con los muertos en la notaría de Letamenia, los dos fantasmas, de veras, Winston y el tío Isidoro, se me aparecían para aconsejarme. Llevándose ellos siempre la contraria, y haciendo yo siempre caso al último.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El espectro de Winston yo diría tiene dos caras. Hablando de la literalidad física nada más. Como que de ordinario resultaba tan liso como su calva. Pero a veces hacía ademán de sonreír y, aun sin conseguirlo, se animaba al arrugarse en un cinismo incluso socarrón. El fantasma del tío Isidoro, a mí si llega a sonreírme, desde luego levísimamente, imperceptible que pasaría para cualquier otro. Pero por eso de una eficacia admonitoria decisiva. Era como si le bañaran de vapor las facciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De esa manera, seguro del respaldo de esta cara familiar, cuando en vísperas de tomar las decisiones que os dejo contadas y otras menores, se me presentaba primero la aparición inglesa, la exorcizaba con aquellas palabras parlamentarias:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">-Cállese, Winston, que está borracho.</i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y voy a despedirme. El último acto- ¿o sólo llegará a epílogo?- no lo escribiré yo. ¿Será escrito? Una respuesta afirmativa me sería esperanzadora en este trance, y no por vanidad. Me explico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> He tomado la decisión. Volví a exorcizar al fantasma de Winston y a dejarme acariciar por el fantasma del tío Isidoro. Con que vamos a comprar una casa antigua en la calle del Teniente Coronel Seguí de Melilla. Es un edificio que tuvo en tiempos varias pensiones, de una densidad galdosiana bien simbolizada en su abundante madera desvencijada y el espesor de su polvo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A mí me ha sugestionado siempre la hostelería. Es una profesión de la que tengo nostalgias. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hospes hospiti sacer</i>. El lema de la Asociación Internacional, I.A.H., del que Asunción no consigue encontrar la pista, no sabermos siquiera si es una cita clásica u obra de uno de los que todavía en el siglo XIX y la prtimera mitad del XX no habían renegado del latín. Pero no me voy a hacer a estas alturas hostelero. Sin embargo, en la casa de Melilla voy a abrir un hotel. Aunque muy singular. No va a ser un establecimiento mercantil, pero tampoco un refugio de caridad. Una ventana a la hospitalidad de la inmigración, por los valores del mestizaje sobre todo, que funcionará según las normas de la experiencia. ¿Que esta idea no tiene base ni estructura, dirían algunos, me lo van a decir? La cuestión estriba en la base y la estructura son necesarias. O siquiera convenientes. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cállese, Winston, que está borracho.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Y a propósito de Winston y el tío. Alguna vez he fantaseado que sus destinos hubieran sido inversos. Que el inglés hubiera dejado en nuestra isla sus huesos y el castellano hubiera vuelto ascendido. ¿Qué habría sido el tío el 17 de julio de 1936? (Sí. El 17. Que estoy pensando en Melilla). ¿De algún peso para cruzarse en la estela irresistible del Caudillo? Y a falta de Winston, ¿el resultado de la segunda guerra habría sido otro? Por supuesto que esto último yo no me lo creo. Pero puestos a dar trabajo a la imaginación, podemos preguntarnos si entonces, de haber perdido la guerra los compatriotas de Winston, la habría a pesar de todo ganado también el impertérrito caudillo. Y ahora dejo escrito este título con “ce” minúscula, definitivamente</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-90707323000114029662010-09-18T13:23:00.002+02:002012-03-30T13:54:18.791+02:00La final del "Celta"<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">LA FINAL DEL “CELTA”<o:p></o:p></span></u></i></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 1.-El fútbol que es historia y biografía<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></b></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo he escrito muchas cartas. Y bastantes me han sido contestadas. Conservo mi epistolario- el recibido, no el enviado- que es copioso y variopinto. Ya tiene sesenta años de duración. Los treinta primeros los hice encuadernar esmeradamente en Valencia. Las cartas y las tarjetas, con sus sobres y sellos, menos los que tenían la cara de Franco que arranqué, están adheridas a grandes folios, y los distintos apartados caligrafiados en tinta china. Dos cintas blancas sujetas a las guardas pemiten atarlos, y una caja de cartón los enfunda. Una caja de madera enfunda a su vez cada volumen, del que sólo resulta visible el lomo. Todo en piel y dorado. Tan solemne como pesado. De veras que su manejo cuesta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero yo sólo abro algún tomo en busca de algún dato concreto y rarísima vez. La profesora Adela Tarifa me dice que es preciso hacer su estudio. Yo estoy de acuerdo con tal de que mi colaboración sea mínima.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ahora, en vísperas del partido final de la Copa del Rey entre el Celta y el Zaragoza, he buscado en el volumen titulado sencillamente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amicalia</i> el nombre de Manuel Vázquez. Y no ha aparecido. Una decepción. Pues yo creía tener alguna carta suya. De que le escribí estoy seguro, elucubrando por lo menos una vez en torno a los encuentros futuros entre el Celta y el Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Manuel Vázquez, un conddiscípulo del Colegio Corazón de María de Aranda de Duero, algún curso por encima del mío, era el único partidario del Celta entre nosotros. En esa remota época decíamos partidarios y no seguidores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> También contaban un solo partidario el Betis y el Castellón. El de este último tenía una expresión de bonhomía, dejando traslucir una postura en la vida entre despreocupada y de buena ley, como el lado bueno del conformismo. El bético era pequeño, relamido, pelotillero, ególatra de todas esas cualidades, y enchufado naturalmente. Del Valencia tengo la idea nebulosa e insegura de alguno o algunos. Del Barcelona- entonces nadie decía allí Barça- ni rastro de memoria. Los demás nos repartíamos entre el Madrid, que era el mío, el Aviación- que así había pasado a denominarse el Athletic madrileño-, y el Bilbao. Los llamábamos de esa manera. Ahora, uno de los indicios para calcular la edad de alguien entre la madurez y la vejez, es preguntarle por el equipo favorito del régimen franquista. Si dice que el Madrid hay que rebajarle años. En cuanto significa no haber conocido la etapa primera, la de la militarización enfervorizada de su eterno rival capitalino. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero volviendo al céltico Manuel Vázquez, hace mucho tiempo que se ha esfumado. Aunque, si bien sólo desde poco acá, estamos organizados los antiguos alumnos. Uno de ellos preside ahora el Atlético de Madrid, antes Athletic, pues Franco a la vez que le bautizó Aviación le añadió la “o”. También lo hizo con el Bilbao, pero los leones la eliminaron en cuanto pudieron. Los rojiblancos de acá han preferido mantener la enmienda caudillil. Mas no divaguemos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En el colegio, los domingos, durante la cena, nos llegaban los resultados de la jornada balompédica. Los leía un escolar de buena voz, la mejor era la de Mijangos aunque por eso le reservaban para tareas más largas y difíciles, desde algunas noticias de prensa seleccionadas por el padre Morrás, el director que nos presidía, hasta los trozos de turno de la vida del padre Claret. La expectación ante la relación de los goles era sepulcral. Y tanto los gritos jubilosos como los murmullos de impotencia de uno a otro ángulo del comedor sumamente expresivos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me acuerdo en cambio que una vez, al resultado Coruña 1-Celta 1, siguió un silencio integral. A lo cual glosó el padre Morrás: -”¿A los pobres gallegos no les decíis nada?”. Entonces hubo naturalmente un barullo de cortesía. Lo que no sé es si estaba allí Manuel Vázquez.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Como os decía, éste era algo mayor que yo. Y a mí me distinguía, eliminando en su trato conmigo esa suficiencia que en los umbrales del pavo se tiene con los que todavía no han salido del cascarón. Un trato que además era más frecuente de lo común.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero eso era todo. Y alguna carta en vacaciones, aunque no aparezcan las suyas, por más que yo conservo escrupulosamente todas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> No sé si alguno de los jóvenes hombres de ciencia que buscan una explicación siempre alejada de la apariencia y la espontaneidad a cualquier situación de la vida o actitud del ser humano, encontrará alguna casilla equívoca donde meter nuestra relación. Algo que por otra parte no me preocupa, porque el crédito que doy a esas exégesis es relativo. Aunque me leí en tiempos y no me arrepiento las obras completas de Freud. Aclararé que conscientemente no he tenido ninguna atracción homófila. Ni materialmente he mantenido relaciones de esa índole ni las he deseado ni he pensado en ellas. Por las mujeres sí me he dentido intensamente atrañído desde entonces hasta ahora. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Volviendo a aquel apreciado amigo mayor, siempre me he acordado de él intensamente. Envuelto de continuo en un aura afectiva. Pero ha desaparecido sin dejar rastro. Los condiscípulos que trato no guardan memoria suya. Una vez le busqué por la radio, en las “Cartas entre anigos” de “El Club de la Vida” de la Nacional. (Y nos ha salido otra palabra de Franco. ¡Qué espesa es la sombra del pequeño general!) Tampoco esa pesquisa dio resultado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero doy fe de que existió. Aunque para mí se haya convertido en un símbolo del tiempo sin más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un día de aquéllos, el Celta derrotó al Madrid en el campo de éste por 2 a 3. La noticia llegó primero como un rumor. Para Vázquez era tan buena que no se la creyó hasta verla confirmada. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A propósito, las fotos de aquellos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marca</i> de los lunes tenían un vigor y un dinamismo que a estas alturas del progreso absorbente de la imagen hemos perdido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y bien, ¿estará vivo mi amigo? Ayer se dio en mi Universidad de San Pablo el concierto final de curso. En el Aula Magna, una estancia ovalada, de gruesas vidrieras ocres y grises cruzadas por rayas caprichosas que aislan del mundo de la gran ciudad en torno. Consistió en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Requiem</i> de Mozart. Nuestros coros y el Juan del Enzina y la orquesa Castelnuovo Tedesco. Buenos los solistas, empezando por el bajo García Quijada. Precisamente un amigo mío agonizaba en un hospital cercano mientras tenía lugar esa interpretación. A lo largo de la cual yo no sabía si podía ya aplicarse o no por Vázquez.Otra ocasión de recordarle. A él dejándole flotar en la duda. Como de otra manera a mi otro amigo de la UVI. A los demás liberados de ella, definitivamente o no.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En memoria suya también hace ya años que fui con mi hijo mayor a un partido entre el Celta y el Rayo Vallecano. En el estadio de éste pintiparadamente ubicado en su pleno barrio. No recuerdo el resultado. Creo que el portero visitante era negro. El encuentro transcurrió tranquilamente. En algún rincón recóndito debo tener guardadas las entradas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y ahora, por segunda vez en la historia de ambos, mañana en Sevilla, van a jugar la final de la Copa el Celta y el Zaragoza. ¡El tiempo, el tiempo! Y lo que en su curso pudo ser y no fue. Y lo que se asomó para esconderse. También hay sentimientos que hasta disolverse se desvanecieron. ¿Perderse? ¿O se quedaron revestidos de otra realidad inefable, misteriosa, latente, de una influencia silente e insospechada?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo pensé ir a Sevilla para ver el encuentro. Pero me he quedado escribiendo estas cuartillas en lugar de hacer el viaje. No le veré tampoco por televisión. Para mí es hora tardía. Y creo que tampoco le oiré por radio. Por miedo a la excesiva tensión angustiosa. Soy un pobre enfermo sentimental. Ni que decir tiene que incurable.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-El fútbol que es presente y recuerdo</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ayer, veintinueve de junio, vine a mi pueblo. Era el día de San Pedro. ¿Es o era? A mí los calendarios nuevos de la Iglesia no me interesan. Lo que sé es haberse suprimido la fiesta civil. Y que en la villa no queda ninguna supervivencia del denso mercado que yo conocí, el de la contratación de los agosteros. Cuando venían, entre muchas otras, gentes de adentrada la diócesis de Sigüenza por poner un ejemplo. Era también el día del año en que más trabajaban los figones del cordero, entonces domésticos, que sólo asaban pocas veces, incluso en los mercados corrientes raramente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hoy treinta, litúrgicamente se celebraba la Conmemoración de San Pablo. Para precisar, la fiesta de ayer era de los dos apóstoles. Cada uno de ellos tenía otros días exclusivos a lo largo del año. En todos los de San Pedro se hacía mención de San Pablo. Y en todos los de éste (como el de hoy) se hacía mención de San Pedro. Pero ¡qué lejano parece este mundo, de puro olvidado, aunque todavía estemos vivos muchos que le conocimos! Yo aquí, en mi pueblo, he de tener presente continuamente, en cada rincón, a cada rostro, la dación de fe de Quevedo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y no hallé cosa en qué poner los ojos que no fuera recuerdo de la muerte.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta mañana, a pleno sol, descansando la vista en mi propia tierra, alternando las lastras pedregosas con las ondulaciones de panllevar, sentía la muerte más apacible, su momento menos temeroso. Es la tierra donde he nacido y está abonada por los huesos de muchos parientes en la sangre y el espíritu. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Serán exaltados los huesos humillados,</i> se cantaba antes ante todos los cuerpos sin vida, al empezar el ritual de las exequias. ¿Estarán ya humillados los huesos de Manuel Vázquez?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¡Lo que son las cosas! Yo llevo más de veinte años pasando algunos días en mi casa del pueblo. La construí yo mismo. Mi cuarto de baño tiene dos llaves de sendas luces. Yo he venido pulsando siempre las dos a la vez. Ya sé que es un derroche, pues casi nunca las necesito juntas. Pero pulsar una sólo me angustiaba. Veía en el detalle un símbolo de la soledad. Y bien, únicamente hoy, por casualidad naturalmente, hoy por primera vez en más de veinte años, me he dado cuenta de la luz que se enciende con cada aplique. Una corresponde a dos bombillas sitas a los correspondientes lados del espejo que hay sobre el lavabo. Otra a una espesa lámpara de vidrio pegada al techo. Cuya luz escasa es deliciosa de no necesitarse más. De veras, sumerge la estancia en una penumbra seductora. Disfrute del cual yo me he privado hasta ahora. Ahora cuando tengo la casa en venta y por lo tanto sería preferible que me quedaran pocas ocasiones de desquitarme. ¿Tendré alguna más de ver al Celta a las puertas de la Copa o la Liga? La respuesta negativa sería igualmente la mejor. Pero en lo que atañe a mi parte, no a la del once vigués. ¡He vivido ya tasntos largos años!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El caso es que mi privación maniática del usufructo por separado de las luces de mi cuarto de baño, tiene categoría de símbolo. Lo que pudo haberse gozado y no lo fue. Una vez más. Y día tras día. También de cuando en vez de una manera más intensa, por descontado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En el quiosco de la Plaza he comprado el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marca</i> y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">As.</i> Dice el primero que el Celta llega con ventaja pero no se ve favorito ni quiere confianzas. Sin embargo, si lo ve el veterano diario : “Se encuentra en una forma estable, su fútbol es reconocible desde temporadas anteriores, y sólo sufrió una crisis de identidad que le hizo coquetear con la zona baja de la tabla en el primer tercio de la Liga. Ahora sí es el Celta”. Y el presidente Horacio Gómez dice tener el doble de ilusión que en la final del Noventa y Cuatro. Recordando aquella fecha opina el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">As</i> que la Copa sabe a revancha. El entrenador Víctor Fernández piensa que “será un partido duro, equilibrado e igualado”. Y donde ganará el Celta por goleada será en las gradas, veinticuatro mil hinchas suyos por unos once mil del equipo contrario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Para mí, el Celta, además de traerme el recuerdo vaporoso de mi condiscípulo de los días arandinos, se envuelve en una seducción romántica. Hecha de las cantigas del amor profano y el sacro, las historias de mar, el encanto de la luz septentrional, las novelas del siglo antepasado, el oleaje sin puertas a todas las evasiones concebibles. Los árbitros debían pitarle con cantos de sirenas, sus balones hacerse de medusas y sus porterías de sogas de barco. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A Vigo el fútbol llegó por mar, naturalmente. Las rutas aéreas no existían aún, y por tierra tanto las tripulaciones como los grupos de viajeros eran demasiado poco numerosos y tenían los últimos itinerarios antes de la meta más limitados. Los primeros jugadores en la ciudad fueron los empleados ingleses del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cable</i>, afortunados si podían competir con los marineros de algún buqe de su bandera. La primera jornada seria fue el 9 de febrero de 1905, cuando su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exiles Cable</i> jugó con la dotación del acorazado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exmouth</i>. Al día siguiente ya fueron los chicos de Vigo quienes se enfrentaron a la de otro acorazado, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Triumph</i>, perdiendo por tres a cero. Pero antes de terminar el año, ya tenían su equipo fijo, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Petit Foot Ball Club</i>. Aquél fue el de la guerra rusojaponesa. A unos marinos rusos de paso para el teatro de operaciones los recibieron espléndidamente en el casino. Para un baile de gala sí tuvieron tiempo. Para jugar al fúrbol no. El horno no estaba para bollos, siendo además dudoso que conocieran ese deporte. Mas la historia había echado a andar deprisa. Ya en 1908, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vigo Foot Ball Club</i>, perdió la final de la Copa contra el Real Madrid. Pero esta efemérides no se ha recordado ahora. Ha llovido demasiado. Y además no había nacido oficialmente el Celta de hoy.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ya proa a la actualidad, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quuinocho</i>, otrora lateral derecho y después secretario perpetuo del club, como son los académicos reales, dejó dicho: “Creo que el Celta siempre ha tenido una característica de juego basada en la lucha, en la entrega, en el morir en el campo. Por ejemplo, el Coruña siempre fue más técnico, y nosotros no hemos sido nunca un equipo estilista, sino de garra y de no dar un balón por perdido”. Alejo Indias, el jugador que falló el penalty en la final anterior, acaba de rememorar desde la casa de su returo levantino: “En los días previos, todos los de la plantilla nos veíamos con posibilidades de salir campeones ¿Por qué no? Sabíamos que si habíamos llegado a la final podíamos ganarla”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
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</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¡Cuántas vueltas ha dado el mundo desde aquel empate del Coruña y el Celta! ¡Y cuántas mi vida! Así las cosas, este hito de la final de Sevilla ¿tiene algún significado en el tiempo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Qué pasará? Un proverbio ruso dice que en un partido de fútbol todo es posible porque el campo es muy grande y el balón muy pequeño. Pero hay que jugar por una copa. En el campo y fuera de él. Y hasta que el árbitro pite el final.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El único de nuestros profesores supervivientes de aquel colegio, el padre Jerónimo Vara, convertido en Venezuela parece que a la teología de la liberación, se extraña de mi entusiasmo por aquél, siendo así que sus deficiencias intelectuales notorias eran muy graves. Pero yo pienso que contraje con él bastante deuda por haber aprendido esa meta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En el centenario del Bilbao fui a San Mamés a ver su partido con el Brasil. Me acompañaba también esa vez mi hijo mayor. Entonces pensé no haber sido imposible que hubiera ido con nosotros mi padre. Pero éste había pagado su tributo a la tierra hacía más de sesenta años. ¿Estaré yo a tiempo todavía de ver al lado de Manuel Vázquez un partido del Celta? <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Maccaroni</i> es una película de Ettore Scola que se deleita morosamente en el rencuentro después de la guerra de un norteamericano y un italiano. Son Jack Lemmon y Marcelo Mastroiani.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"> </span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-11573210934708415082010-09-18T13:22:00.003+02:002012-03-30T13:54:31.548+02:00La felicitación del capitán<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">LA FELICITACIÓN DEL CAPITÁN</span></u></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Habia sido el ingeniero Ventura un niño prodigio? No estaba claro. A pesar de su leyenda que, desde luego, empezaba por ahí, y era ése el extremo en que estaban más acordes sus varias versiones, antes de ramificarse por los vericuetos de las muchas singularidades variopintas de su pensar,sentir y vivir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una vez, todavía joven, contando a una paisana de su edad un viaje a Estambul, aludió a su desconocimiento del idioma de la ciudad. A lo cual ella se quedó atónita: “-¿Cómo? ¿De veras que tú no sabes turco?”. Entonces la interlocutora estaba soltera. Llegando a viuda sin tardar mucho. Pero en ninguna de las tales fases de su estado civil, el ingeniero Ventutra se acostó con ella. Todo un síntoma en la encrucijada de fantasía y realidad de él, de la visión que tenía de sí mismo, y de las entre divergentes y concordantes visiones que de él tenían los demás, acordes sobre todo, eso sí, en su discordancia con la primera realidad, con el ingeniero Ventura de carne, hueso y alma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y falla alguna vez la continuidad entre la sepultura y la cuna del genio y la figura? Parece que no. En cambio su prolongación más allá del mismo sepulcro sigue siendo común. Así tuvo que serlo en el caso de nuestro ingeniero de la Villa. Hasta la sepultura pues, después e, incluso dicen que en ella misma. A su borde quiero decir. Pero abramos sin más este díptico suyo de la vida y la muerte. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
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</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> 1.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Confesión en Manhattan<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">-¿Es usted pariente de los Ledochowski?- la voz del enfermo sonaba nítida, pero muy despaciosa y más apagada que baja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Oh, vaya pareja: el cardenal primado de Gniezno y Prefecto de la Propaganda en Roma, y el sucesor de san Ignacio de Loyola? No tengo ese honor, ni siquiera soy aristócrata como ellos- contestó el sacerdote con un esbozo de aspaviento humorístico, a pesar de tener ya en la mano la estola dispuesta para ser cruzada sobre su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">clergyman</i> impecable.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El enfermo miró inquieto a la mesilla, que era muy amplia, y volvió los ojos tranquilizado al clérigo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Creía que todavía estaba ahí el décimo tomo de Balzac. Ya ni recuerdo cuántos años hace que empecé a leer su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comedia Humana</i>. Y si Dios quiere no la terminaré. Ha sido como un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">leit-motiv</i> en mi vida. Y no por excesiva admiración. No sé. Acaso sencillamente un síntoma de pereza.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -He visto el libro en la mesita de la entrada. Yo también he leído precisamente ese volumen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -En él están <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adieu</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Verdugo</i>, este así, con el título en castellano. Pero me parecía frívolo tenerlo al lado mientras me confieso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El padre Stanislas trató de hacer como que se sonreía para suS adentros:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Vaya, vaya, la historia eclesiástica de mi país, la literatura francesa ¿me va a decir acaso que son síntomas de agonía?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hubo una pausa demasiado larga, aunque no en absoluto, antes de la respuesta, que fue muy serena y en voz casi susurrante: </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Quizás sì, aunque parezca extraño. Que el hombre es un ser muy complejo, y por eso sobre todo el mundo es tan complicado. Pues, ¿por qué me he fijado en esos dos títulos, en el segundo más que nada? Hablando de otra cosa, ya sé que está aquí su cardenal de Cracovia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡De cuántas cosas ha estado enterado siempre nuestro ingeniero de la Villa!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pero si hasta el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">New York Times </i>ha dado la noticia. ¿Va verle sor Faustina?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Acaso no tenga tiempo. ¡Ah, el tiempo y nuestro tiempo! Pero yo no tengo prisa esta tarde. ¿Quiere que recemos el rosario, aunque puede que usted no lo haya hecho desde hace más de medio siglo? Se lo propongo por estar seguro de que me adivina la intención. Le va a servir de sosiego. Un preludio. Hasta musical. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y lo hicieron, bisbiseando suave y parsimoniosamente. Mientras tanto venía algún rumor a la sordina del interior de aquel último piso de ese rascacielos de Manhattan. ¿Llegaban a cinco mil las oficinas? Estilo barroco, de veras. 1931.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Salió el cura del cuarto, dejando sobre la mesilla la estola todavía plegada. Cuando al cabo de un momento volvió, se oyó canto gregoriano:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -He puesto un disco de los benedictinos de Beuron. Sor Faustina me había dicho dónde los tenía. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Eran los oficios del jueves santo. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ubi caritas et amor, ibi Deus est.</i> Oyeron un fragmento en silencio. El cura salió otra vez para apagar el aparato. Y al volver se puso ya la estola.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Usted es ingeniero de caminos. Ha tenido que hacer puentes. Éste es otro. Pero no quiero decir del acá al allá. De ése no sabemos nunca la hora, por lo menos el momento, sino de la confesión a la absolución, tanto como de ésa al pecado. Y cuando no hay confesión, del puente al río. Así tranquilizó a la viuda de un suicida el santo cura de Ars.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí. Algunos puentes he hecho. Pero me he salido del camino de Santiago.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Cómo? A Santiago llevan todos los caminos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Ah, sí! Otra vez la literatura. En el Instituto de Segovia, don Ángel nos contó el viaje que cierto canónigo hizo de Sevilla a Tetuán, pero...por tierra. Según las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Escenas andaluzas</i> de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Solitario</i>. En mis tiempos, en la Villa a la de Madrid a Irún la llamábamos la carretera de Francia. Entonces el país vecino disfrutaba el prestigio de la lejanía. Ahora ya tiene adquirido el doméstico. Pero yo aquí me siento cerca de todos los rincones del planeta. Y en estos instantes de las infinitudes de los mundos. Sin embargo, le insisto padre, fuera del camino de Santiago. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Esté seguro de que eso no es posible- le replicó brusco el confesor- ¿O sigue con el corazón seco?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Eso no lo sé, padre. No he podido saberlo nunca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Qué le está viniendo a la memoria ahora?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No sé si es materia del sacramento. Pero desde luego que no una frivolidad.Todavía tenía entonces la casa de la villa, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Ínsula.<u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></i></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> -Me acuerdo bien del piano de mesa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Fue una navidad. No conocía al capitán de la Guardia Civil. Pero llamó para felicitarme. Yo no había llegado y cogió mi hijo el teléfono. ¿Por qué no le devolví la cortesía?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hubo un silencio largo. ¿Raro también? A ninguno de los dos se lo pareció. Y no hizo sino continuarlo el enfermo al volver a tomar la palabra:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Dejé sin hacer muchas cosas, se me quedaron muchas palabras en la boca y muchas monedas en la mano. Con la agravante de haber intentado dar a quienes no querían recibir. Era el refinamiento de mi egoísmo. Sí. Para que me absuelva usted tengo primero que condenarme yo. En una larga ocasión confundí a la mujer fuerte de la Biblia con una muñeca mal fabricada. Al fin, una vez que ella llamó peguntando por Ventura no se puso el pelele. Pero hasta esa salida del túnel tuve cegada la fuente. Y otra vez la literatura francesa, ¡caramba con la hermana latina! Una novela de un católico, François Mauriac, se titula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Desierto del Amor.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">-¿El desierto es la patria de los monjes? Al menos su tierra predilecta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -También de los demonios.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pero por eso mismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y hubo otra pausa, cada vez más densas. Ello a medida que se iban haciendo más escasos y leves los rumores de fuera. La deshizo inquisitivamente el confesor, aunque la apariencia de la pregunta era anodina:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Sigue su hija en mi país?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No estoy seguro. Sí en cambio de que ella tiene medios de localizarme, hasta este rincón tan aéreo. Que por cierto también me recuerda de cerca a la Villa. Me dijo una vez Pedro Barral, a la vista del cañón del Duratón, desde la carretera del Villar, estar convencido de que sus almenas naturales habían inspirado toda la arquitectura de los castillos medievales. El remate de este rascacielos es muy parecido. Como un abarrocamiento de aquellas peñas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y usted cree ser bastante eso, la posibilidad de que su hija encuentre sus señas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No lo sé. Quizás no. Al fin y al cabo por eso siento más la necesidad de confesarme, antes que por el diagnóstico del hospital.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El padre Stanislas se quedó un momento con la mirada perdida, más allá de las paredes, dibujándosele una levísima sonrisa:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Sabe que mi paraje preferido cuando estaba allí era la Fuente de las Canalejas? La gracia suprema, la de aquellos chorros en la ladera, al caer musicalmente. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Magna opera Domini,</i> pero también las pequeñas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -A Claudel la lluvia le recordaba el agua del bautismo. Un agua que lo limpia todo. Como que en la historia del cristianismo ha habido quienes por eso retrasaban el sacramento hasta la última hora, a esta mía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Siente usted no ser uno de ellos?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues sí. Reconociendo mi cobardía. ¿Le digo una cosa? Yo he ido, como congresista en defensa de los derechos de los animales, a Wellington, a Sydney, a Singapur, a Manila, a Glasgow y a Valladolid. Ya sabe usted que los congresos más variopintos han sido una de mis pródigas manías. Y sin embargo, en la Villa, mandé despeñar a los cachorros de una de mis perras. Me duele todavía el tacto de las costillitas bien hechas de uno. Ya sabe, padre, que la epistolar ha sido otra de mis filias. Pero he dejado cartas sin contestar, y no he escrito algunas que me lo estaban pidiendo, sí, ser dadas a luz. ¿Otro puente entre el matar y el dejar nacer? ¿O no hace siquiera falta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Recuerdo que en la Villa usted me habló de nuestra visita al monasterio de Tyniec.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí. Cuando entré en la iglesia, el coro estaba cantando ese salmo que repite tantas veces <i style="mso-bidi-font-style: normal;">quia in aeternum misericordia eius.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">-También ese detalle me lo contó entonces, y se me había quedado en la memoria. Yo me sé el salmo entero. No le choque, así, de corrido, sólo ese y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">miserere </i>de todo el salterio. Se lo voy a recitar. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">miserere </i>será la penitencia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y lo hizo muy despacio, y no sólo por el tiempo requerido para irlo traduciendo al castellano. Cuando terminó hicieron otra pausa larga, que rompió el enfermo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Antes le hablé del desierto del amor. Haberlo buscado fue mi pecado. Ya le dije de aquella muñeca mal hecha. En cambio, Dios se complació en hacer a las mujeres de mi pueblo y yo no las vi. Y otra memoria que persiste. En una de mis etapas de provincias, me llamó varias veces una desconocida desde Madrid. Era cariñosa y amable, pero aplazaba desvelar su anonimato. Una de las veces, la dije algo subido de color. Se mostró muy dolida, yo adopté desde entonces un papel de pasividad rígida, y llegado el momento no quise conocerla. ¿Quién puede saber ahora las consecuencias? Incluso a la luz de este último tribunal. ¿Y cuándo cerré la puerta a aquel pobre? Él estaba fatigado de haber subido la escalera. Tengo su rostro abermejado todavía presente. “Estoy pidiendo limosna”, me confesó entre la naturalidad y el rubor. Yo me cerré entonces la puerta del palacio. ¿Por qué? Pero, a pesar de las apariencias, en torno a la libertad y la predestinación no me parece la hora de discutir. Otra vez, iba con mi perra por mi barrio madrileño. Nos encontranmos con una señora que la acarició, y ponderó con pena lo que se echaba de menos a los animales cuando se los perdía. Me dijo que vivía con su marido en la residencia de ancianos de la vecindad. Yo tomé nota del nombre de él y me acuerdo de él todavía, José Romo. Pero nunca llegué a invitarles ni a visitarles.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y del dinero?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Mi vieja entrañable, en la Villa, siendo yo adolescente, y al oírme ciertas ambiciones, tanto más peligrosas cuanto más fantásticas, me dijo que era la carrera del infierno. Yo no lo tomé en cuenta. Aunque he llevado la penitencia en el pecado. ¿Cómo en los otros? No soy competente para pesarlo. Mi vieja...No la volví a ver cuando me fui de allí. ¿Sabe que esta misma noche cumplo los setenta? Paul Claudel era de una aldea del Tardenois, Villeneuve-sur-Fère. En la página equivalente de su Diario escribió: “¡Ah. Villeneuve, Villeneuve! Desde aquel día de hace setenta años, ya no eres el pueblo más pequeño de Francia”. Yo hace tiempo que no llevo diario. Pero si me da tiempo y tengo fuerzas escribiré mañana: “¡Ah, mi Villa, mi Villa! A pesar de aquel día, sigues siendo el pueblo más grande del mundo”. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -En la segunda parte le doy la razón. Haber sido coadjutor allí me resulta el orgullo de mi vida sacerdotal. ¡Las Canalejas! </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por cierto una señal de que cualquier tiempo pasado no fue mejor. Antes no habríamos podido soñar con un clérigo polaco en nuestra parroquia. ¿Y los coterráneos que tuvimos? En Valladolid se ha publicado un libro de historia contemporánea titulado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Amaneceres ensangrentados.</i> Con los protagonistas de ellos ellos tuvieron que ver, llegaron a ser sus cómplices, algunos de esos clérigos nuestros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No acuse a los demás. Es usted el que se está confesando, ingeniero- le cortó seco el padre Stanislas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Me acuerdo de otro animal que me quiso mucho. Una perra que nos mataron en la Villa. Yo me siento también culpable del crimen. Los abogados distinguen entre lo doloso y lo culposo. Ustedes y Dios también. Pero el puente difícil es el que va de la culpa a la inocencia. ¿Por qué no volví a la Villa a ver a mi vieja entrañable?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Entonces la voz del cura sonó aparentemente hasta con una cierta frialdad administrariva, pero a Ventura le supo a agua fresca de manantial, sí, como los chorros de las Canalejas otra vez:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Rece el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">miserere</i> o lo que se acuerde de él. Voy a darle la absolución.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Terminada la fórmula, el confesor se quitó con rapidez la estola y el penitente cerró los ojos. Se golpeó el pecho, como antes era costumbre, decía para sí el acto de contrición, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">señor mío Jesucristo</i> en el lenguaje más doméstico. Su tono al tomar la palabra resultó más animado:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Ya se han ido todos los oficinistas. Como usted sabe, yo soy el único vecino del rascacielos. Y bien que me place esta altura. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Levanté los ojos a lo montes, de donde me vino el socorro.</i> De veras que le agradezco a míster Dulles este favor tan curioso. Pero no estoy solo. Quedan los vigilantes, claro. Y uno, Europo, me hace un poco de acompañante. Se llama así por la Virgen de Europa, la del santuario de Gibraltar. Es llanito, pero andalucista. Algo bastante raro. Es muy simpático y me ha tomado afecto. Con este timbre que usted ve, disimulado detrás de la cabecera, a la izquieda, le puedo localizar a cualquier hora de la noche. Por eso no es necesario que hoy se quede sor Faustina. Dando algún rodeo la puede usted dejar en su convento, cerca de la iglesia de San Vicente Ferrer. Así podrá ver a su arzobispo. Ya sé que mañana las dice la misa de alba. De eso hablábamos antes. De veras. Nada preocupante. Ella se resistirá, pero acabará por dejarse convencer.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El padre Stanislas asintió con una mirada entre inquieta y serena. De manera que, al cabo de poco tiempo, el ingeniero de la Villa estaba solo, tranquilo y con la luz apagada, aunque por un resquicio dejado a la persiana entraba bastante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se le vino a las mientes un interrogante de Antonio Machado en su poema a la muerte de Rubén Darío: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Te han herido buscando la soñada Florida, la fuente de la eterna juventud, capitán?</i>. Pero desechó los versos por parecerle de un sabor pagano impropio de aquel trance. Se acordó entonces de la tia Morucha, una pobre mujer de su pueblo que vivió sus últimos años en un ostugo a duras penas abierto bajo una escalera de una viejísima casa de Tetuán de las Victorias. Siempre había sido así de pobre, pero también siempre había estado igual de contenta, como de disponible para todos. Acompañado por su estampa, se durmió. Sintiéndose acariciado incluso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su penúltima visión había sido la de su ordenador. Se acordó de cuando se decidió a manejarlo, venciendo una tremenda resistencia. Al conseguirlo, aunque sin pasar de lo elemental, sintió como si le salieran alas. Lo mismo que ahora.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero no podría teclear el nombre de aquel capitán que le felicitó, para reparar su falta de correspondencia. No había llegado a saberlo. Aunque alguna vez se le pasó por la cabeza investigarlo.¡Cosas del ingeniero Ventura!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y la última? En una ráfaga, llegó a un escrúpulo, casi un remordimiento. ¿Por qué al padre Stanislas no le había dicho nada de sus buitres, de los buitres del cañón del Duratón?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> 2.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Misterio en el entierro?<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Antes del zafarrancho eclesiástico que tiró todo patas arriba, hay que reconocer que la liturgia de los difuntos tenía lo suyo de terrorífica. Baste recordar el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dies irae</i>. Nada menos que Mauriac se atrevió a llamarlo siniestro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pues bien, en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libera me Domine</i> se evocaba el día en que Dios vendrá a juzgar el mundo por el fuego, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dum veneris iudicare saeculum per ignem</i>. Y, sin embargo, la misma Santa Madre Iglesia tenía prohibida, bajo sus más severas penas espirituales, la cremación de los cadáveres.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Eso hasta no hace mucho tiempo. Pero desde entonces es tanto lo que ha llovido, y el mundo ha girado tan deprisa, y las idas y venidas de los hombres y las mujeres han sido tan vertiginosas, que aquello nos suena a agua muy pasada. Tanto como para resultar sorprendente que don José Oriol, el joven clérigo de la archidiócesis tarraconense prestado a la Villa como vicario, hubiera hecho del tema una obsesión. De la cual, por supuesto, apenas si se atrevía a hablar con nadie, siendo el silencio la más punzante de las torturas a que sus cavilaciones estaban llegando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Antes de nacer él, en los tiempos de Pío XI...Y esa memoria histórica se le devanaba en la composición de lugar del tío Fructuoso, el canónigo de la catedral de Tarragona, que no faltaba a coro sino cuando su fiebre pasaba de los treinta y nueve, y prolongaba la llamada estridente del despertador que le levantaba de la siesta a tiempo de llegar puntual a vísperas salmodiando cuanto su voz ronca le dejaba aquello de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cantemos del Señor las alabanzas para llenar nuestras panzas</i>, y a guisa de estribillo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">el abad de lo que canta yanta. </i>Los tiempos de Pío XI y el tío Fructuoso se definían sencillamente como los de la colocación defnitiva e infalible de cada cosa en su sitio, primero desde la cuna a la sepultura, luego igualmente fuera del tiempo mismo. Mientras que ahora se habían rebelado los muebles, y la campanilla, por la que tanto antes se habían peleado los monaguillos, tocaba a su albedrío. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pues bien, antes de nacer él, en esos tiempos de Pío XI, cuando la Santa Madre anatematizaba de esa manera la purificación de los cuerpos sin vida por el fuego, permitó sin embargo que un antiguo delegado apostólico en la India muerto en Italia fuera llevado allá para ser quemado. En un viaje a Benarés, él había visto los rescoldos de las piras funerarias recorridos por perros a la busca de algún trozo de carne escapado de la combustión. ¿A que de ello no se habría escandalizado san Francisco de Asís? ¿Y esa esperanza que había proclamado Juan Pablo II, echando anclas en San Pablo, de la vuelta a la vida de todas las criaturas de Dios, y no sólo de la que los paleontólogos habían dado en llamar la especie elegida? Alguien le había contado de un escritor anglicano que dejó de ir a la iglesia al negarle su pastor la esperanza de compartir el paraíso con su perro, mientras que en cambio, en el entierro presbiteriano del ingeniero Stevenson, el padre de Robert-Louis, el oficiante la sugirió por propia iniciativa a la vista de los perros del difunto asistentes a la ceremonia. Y además, si ahora ni siquiera los muebles tenían su sitio fijo. Aunque ello no quería decir que no siguieran cortándose alas. Por eso él se permitía, a pesar de todo, de cuando en vez, nostalgias de los tiempos de su muy ilustre tío. Si bien le daba horror mirar a la que oyó llamar generación homicida a uno de los que la habían pertenecido. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero a propósito de difuntos y sepulcros y funerales. Decían que el párroco de la Villa se opuso a que los cinco fusilados en el Monte de la Comunidad por los navarros de Mola fueran trasladados al cementerio, ya que “no habían tenido una muerte cristiana”. A la vista de esta decisión, podía caerse en la tentación vulgar de acusar de despiadado al Derecho Canónico. Pero, ¿era de las Decretales la culpa? ¿Estaba tan seguro ese cura de los detalles de aquel crimen como para asegurar que los asesinados no habían muerto cristianamente? Porque aquellas páginas de la historia estaban cubiertas tanto de sangre como de niebla. Aunque hubiera unanimidad, en el caso concreto, en la acusación precisamente a ese mismo párroco de tener sobre su conciencia aquella sangre. Por otra parte, esas muertes no habían sido voluntarias. Como tampoco la falta de confesión. Pues constaba que a ésos no se les había dado la oportunidad de hacerlo, a diferencias de otros muchos casos de esa misma oleada homicida, en los cuales tal oferta era una parte del ritual macabro. Por ejemplo, en Burgos, lo habían sabido demasiado bien los cartujos de Miraflores. ¿De veras pues que se había molestado el señor cura mayor en la exégesis de los cánones correspondientes? ¿O sencillamente se había sentido inspirado por el espíritu de sí mismo? ¿Hasta el extremo de estar seguro de que aquellos muertos no habían merecido la salvación eterna? Al negar las exequias religiosas a la escritora Colette, por mor de dos matrimonios civiles y los sendos divorcios, el cardenal de París, Feltin, respondiendo a Graham Greene en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Figaro littéraire</i>, había reconocido que se trataba sólo de una cuestión de disciplina externa, ya que en la otra dimensión, dentro de la ortodoxia más estricta, únicamente Dios sabía donde terminaba la culpa y empezaban los méritos. Por eso seguía también siendo desconocido el destino de ultratumba del almirante Carrero Blanco, pese a tener reciente la comunión cuando su coche explotó en el aire. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero don José Oriol se dio cuenta de lo mucho que se había desviado de su preocupación actual con las viejas historias tangenciales salidas al paso. O buscadas para aliviarse de la misma. De quienes tenía que acordarse era de los parsis. Que sí, otra vez, una más, estaba más cerca de la India.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tenía que acordarse y se acordaba. Incluso había llegado a soñar en torno a ellos. Uno de los recuerdos que tenía del tío Fructuoso era una tarjeta postal que representaba a Pío XI escribiendo sobre su mesa de trabajo. Todo de blanco naturalmente. Con el solideo. De perfil y bastante ladeado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y el Papa se volvió un poco más hacia José Oriol, no lo bastante para darle alguna confianza, pero sí para que resultara bien visible la serenidad impávida de su mirada. A lo cual el joven levita se sorprendió a sí mismo de la falta de reverencia con que reaccionó, clavando a su vez en el Santo Padre sus ojos se diría que hasta un ápice de desafiantes. ¿Cómo era eso? Pues él se sentía como arrastrado por una fuerza irresistible en ese momento. En el siguiente, la figura del Papa se esfumó en una nube espesa, que se fue adelgazando y se hizo translúcida hasta volatilizarse. Y entonces José Oriol se encontró vestido con una túnica blanca que se arrastraba y una estola también muy larga. O sea con los ornamentos de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dastur</i>, de un sacerdote parsi. Dándole miedo no saber encender el fuego sagrado, el cual tenía que estar compuesto de varios fuegos distintos, uno de ellos el del rayo.. Y le entró el escrúpulo agudo de haber robado la tela de su indumentaria a Su Santidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se despertó sobresaltado. Pero, precisamente para volver del todo en sí, siguió pensando en los parsis. Éstos dejaban a sus muertos en lugares altos. A veces eran las llamadas torres del silencio, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dakhumas. </i>Allí serían alimento de las rapaces. ¡Ah, si sus feligreses de la Villa fueran parsis, si lo hubieran sido san Frutos y sus hermanos san Valentín y santa Engracia! ¡Qué <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dakhumas </i>mejores que las que remataban el cañón del Duratón! Mas, al proceder así los parsis ¿tenían alguna intención benévola hacia los buitres? En todo caso, su repudio de la contaminación de la tierra por la descomposición de los cadáveres, ¿no estaba acorde a la imprecación de la vuelta del polvo al polvo que la Santa Madre Iglesia recordaba al imponer la ceniza en su miércoles? Los parsis estaban también obligados a hacer pozos. Viendo el agua como purificadora. Pero, ¿qué pozo podía competir con el Duratón encañonado? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Volviendo a la doctrina de su Iglesia, enterrar a los muertos era una obra de misericordia. ¿Ahora incinerarlos también? No cabía duda. Pero, ¿la libertad concedida a los hijos de Dios por su madre pía y clemente se detenía ahí? Esos buitres que, al sobrevolar el casco de la Villa ofrecían el espectáculo más hermoso de la creación, ¿iban a ser una muralla? En Rusia, la iglesia ortodoxa estaba escandalizada de que no se diera tierra a Lenin. ¿Qué habría pensado de dejarle en una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dakhuma?</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> José Oriol había llevado a cabo una verdadera encuesta sobre el tema, en la que había logrado hacer participar a eclesiásticos de talla. Pero el resultado fue desalentador. Él se quejaba de que los consultados, o no se tomaban sus inquietudes del todo en serio, cual si no mereciese la pena entrar de lleno en el asunto, o envolvían su tratamiento en vaguedades que nada aportaban dando por conclusión ineludible el mantenimiento del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">statu quo</i>. Pero sin darse cuenta de su propia responsabilidad en el estancamiento. Pues él empezaba por no entrar al trapo, sin proponerse coger el toro por los cuernos preguntando ni más ni menos a boca de jarro si era cristiano poder legar el cuerpo a los buitres. Y sí, habían sido descafeinadas las cartas recibidas de un benedictino de Montserrat, de un franciscano historiador del Derecho Canónico en Salamanca, de un canonista de Comillas, de un moralista de la Fordham University y de otro teólogo de Munich, pero no había que cargar el muerto sólo a los corresponsales.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su segundo sueño fue más breve. Le tuvo después de una noche pasada en duermevela y vela, en la que le hizo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">leit-motiv</i> con una insistencia de pesadilla el problema de la libertad en la Iglesia. No se durmió hasta las seis, ya a punto de amanecer, una hora a la que casi siempre estaba levantado. Se vio otra vez vestido de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dastur. </i>Estaba sentado en el viejo sillón de la sacristía de San Bartolomé que antes se utilizaba para confesar a los sordos y que él no había llegado a usar nunca. Tenía en el regazo un buitre que le miraba fijamente. Sintió miedo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Le despertaron las campanas que tocaban a muerto por el ingeniero Ventura. Había llovido y hacía mucha niebla. No tardó en sonar el teléfono. Era el párroco que le encargaba oficiar el entierro. El difunto lo había querido así, ya lo sabían ambos hacía tiempo. Pero él no podía acompañarle, pues tenía que irse a Valencia. En Benaguacil agonizaba una tía suya trapense. Le dejaba con plenos poderes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
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</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Comentaba una guía de turismo en Cuzco que el catalán es una lengua del todo distinta del castellano. Así se escribe la historia. Sin embargo, confundirlo en Castilla con el polaco parece demasiada inadvertencia. Y no es que se confundieran, pero unos decían que habían sido polacos y otros catalanes los ocupantes de una furgoneta todoterreno que comieron en Samoa el día del entierro del ingeniero y hablaron en su lengua naturalmente. Esos sí, todos estaban de acuerdo en que al entierro no habían ido. Aunque algunos aseguraban que la furgoneta había estado aparcada desde antes de ponerse el sol en la explanada del cementerio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al entierro, a decir verdad fue muy poca gente. El difunto había dispuesto que no se diera más aviso que el toque de clamor. Además, por una parte la Villa ya no era la de antes. La gente estaba muy ocupada con la televisión, y hay que reconocer que un entierro tiene lo suyo de cotilleo. Algo pues de los otros tiempos, cuando los unos se sabían las vidas y milagros de los otros en los pueblos, y hasta en los barrios y en las casas de Madrid, las vidas y las muertes. De otro lado, al ingeniero se le admiraba en la Villa, pero de lejos. De su leyenda hacía parte la distancia. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde Nueva York, el padre Stanislas trató de localizar en Polonia a la hija del muerto. Con esas mismas miras, llamó a don José Oriol para darle algunas pistas a intentar desde España. Pero ni las unas ni las otras dieron resultado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con lo cual, además de los no muchos convecinos, sólo llegaron tres coches desafiando la niebla, uno de Segovia con viejos compañeros del instituto, y dos de Madrid con colegas que se habían enterado a última hora. Les acompañaba doña Fredesvinda. Ésta era una octogenaria viuda zamorana con más ingresos que gastos, a la que se había muerto el único hijo recién acabada la carrera, y se consolaba pagando becas en la Escuela y disfrutando de la consideración de los ingenieros que no tuvieron tiempo de llegar a compañeros de su vástago.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estando el crepúsculo ya a las puertas, llegó el coche fúnebre entre ráfagas de viento alocado. Don José Oriol se dio prisa en la misa. En cambio, si bien la homilía también duró poco, alardeó en ella de sosiego, reduciéndola a una glosa de la necesidad de distinguir entre las apariencias de la superficie y las realidades profundas a la hora de juzgar a los vivos y a los muertos. Para concluir que sólo Dios conoce los secretos de los corazones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al día siguiente, el oficiante se fue súbitamente de la Villa. Sin despedirse ni dejar señas. Por explicaciones de la fuga, se sacaron a relucir ciertas rencillas clericales, y también algún peligro al acecho de sus relaciones con la juventud. Por las señas preguntaron a Romero, el administrador de correos, ya que don José Oriol tenía mucha correspondencia, pero él esgrimió el secreto profesional para no dar siquiera el dato de si se le podía reexpedir o era devuelta. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y en su caso, de veras que la respuesta no era una salida de tono. Porque Romero, aunque joven, era un superviviente de los viejos y buenos tiempos. Los de las estafetas y los vagones sagrados, las noches solemnes de sus ambulantes y sus desvelos sobre los folios densos de la geografía postal. Si acaso, podía reprocharse a aquellos aristócratas de la correspondencia que se llegaran a salir de su menester haciendo de detectives para localizar a un destinatario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Él, Romero sí que tenía las señas de don José Oriol. Por lo menos una dirección adonde la correspondencia le llegaría. Y le reexpidió bastante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una vez, estando a solas en la oficina, apartó de ella un sobre aéreo franqueado con sellos de los Estados Unidos, esos sellos tan característicos como poco atrayentes, para los filatélicos inconfundibles con cualesquiera otros. Le puso en una cartera de mesa donde guardaba los papeles de su despacho personal. Pasada la jornada laboral, a solas de nuevo, le examinó una y otra vez sin que le quedara un solo pormenor sin grabar en la memoria. Al reverso, en letras rojas muy menudas, por único remite estaba impreso el nombre de Zebi Metha. Al fin, el funcionario escribió en el anverso, luego de tachada la anterior, la dirección que sólo él conocía del clérigo, metió el sobre en la correspondiente saca y se fue a dormir seguro de tener curiosas cavilaciones antes de conciliar el sueño. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
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</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y pasó bastante tiempo. A la manera gris como ahora pasa el tiempo en cada lugar, escasos los colores para teñir los desapercibidos eventos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los dos antiguos alumnos del colegio claretiano de Aranda que quedaban en la Villa se reunían a comer de tarde en tarde en Samoa. Eran dos solitarios. El uno, Carlos, soltero, se había jubilado de intendente general del ejército y era enigmático y silencioso. El otro, Juan Antonio, estaba separado, tenía los hijos lejos, había sido funcionario de la lotería y estuvo siempre dominado por la curiosidad. Desde los ámbitos más elevados a los rincones más a ras de tierra. Cuando se le reprochaba llegar a extremos de cocinilla, replicaba que esa faceta femenina era una de las superioridades de la mujer sobre el hombre. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Acabadas de servirles las frambuesas del postre, luego de una conversación anodina y parsimoniosa, le dijo a Carlos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Mediados los cuarenta, a poco de salir de la cárcel, en el primer verano después de la guerra que pasó en la Villa, Pedro Barral me dijo que no había renunciado a dar una vuelta al mundo, aunque mientras el régimen durase no sería posible. Ya sabes que se murió sin hacerlo. Yo he pensado alguna vez que también nosotros dos tenemos esa asignatura pendiente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Acaso tú. Yo no soy viajero.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por eso mismo te sería más gratificante en este trance. Déjate llevar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Explícate.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Veamos. ¿Te acuerdas de la tumba del ingeniero Ventura </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Claro. Es la anterior a la de mis padres en la fila y está justamente detrás.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues no. Así lo dice la inscripción labrada por Juan Emilio. Pero está vacía, sólo guarda un ataúd abierto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Cómo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Así, literalmente, tal y como te lo digo y nada más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Pero no le trajeron desde Nueva York?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí. Pero no está. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sigue explicándote.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No es el momento. Por hoy me basta con darme cuenta de que no me crees.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Cómo quieres que te crea?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Y bien, adelantemos entonces los acontecimientos, ¿por qué no nos apostamos una vuelta al mundo? Te veo muy seguro de ganarla. Y yo también lo estoy. Con que ahí está la salsa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Una vuelta para el ganador?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Para los dos juntos a cargo del perdedor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Carlos estaba tan estupefacto que eso mismo le inhibió de rechazar la propuesta sin más. Tanto que dio pie a Juan Antonio para suponerla aceptada al preguntar ingenuamente:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> - ¿Y la prueba?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -En último extremo la inspección de la sepultura. Aunque no sería preciso si aparecieran otras indirectas que te convenzan A propósito, ¿se volvió a saber de don José Oriol?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No he oído nada. Ya casi no se habla de él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues yo acabo de verle en Ceuta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Qué hace allá?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Según dice, apostolado ecuménico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Con los moros?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -También con los hindúes. ¿Y no te acuerdas de los parsis?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sinceramente no.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues acaso te convendría.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Cada vez te entiendo menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Ya me entenderás del todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Se sintió violento el cura?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Yo le inspiro confianza. Y no me pidió que guardara secreto su paradero. ¿Tú te acuerdas de lo que pasó con los huesos desenterrados al restaurar la iglesia de Santiago?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por lo menos algún tiempo estuvieron en las lastras de la Picota. Un vecino se quejó de lo macabro que resultaba verlos asomar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Acabaron llevándolos al cementerio?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Lo dudo. Y también lo dudaba don José Oriol.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿De eso te habló ahora?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí, Y con bastante insistencia. Tomando pie en la desidia de su predecesor nada menos que para reprochar a los cristianos no tener la debida piedad hacia sus muertos. Por lo menos dando por inmotivada su pretensión de superar a las demás religiones en ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Qué cosa más rara que te sacara esa historia a relucir!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Acaso no lo sea tanto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sigo sin entender.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por ahora. A propósito, ¿te acuerdas de que el día del entierro del ingeniero vino una furgoneta llena de polacos o de catalanes, ahí no hay acuerdo, que comieron aquí en Samoa precisamente?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Cómo voy yo a retener esos detalles, si ni me fijé en eso?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues es lástima. Porque no fueron al entierro, pero su venida a la Villa parece que tuvo que ver con éste y muy a sabiendas de don José Oriol. Pero estoy siendo demasiado honrado. Ya ni debo ni puedo decir más. Aunque ha quedado aceptada mi propuesta, ¿no?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Habían servido a Carlos café y una copa de coñac y té a Juan Antonio, quien puso fin a la conversación advirtiendo muy gravemente:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por cierto que todo esto debe quedar por ahora entre nosotros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sólo entonces empezó a preocuparse Carlos. O sea a sospechar que su condíscipulo no tenía intención de invitarle al periplo lisa y llanamente aunque mediante un rodeo tan extravagante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Seis meses después, los dos estaban en ese mismo sitio con un tercer comensal, don José Oriol, que había llegado la víspera para ver a sus antiguos feligreses, sin aludir al interludio ni a la desaparición que lo había iniciado. Incluso aludió a la posibilidad de volver a ejercer su ministerio en la Villa, aunque en cualquier caso sería después de mucho tiempo. En la comida empezó muy locuaz, con ganas de monopolizador:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Han oído alguna vez dirigir a Zebi Metha? No hay otro como él. Es un milagro y nada más. ¿Y saben que es parsi? He tenido la suerte de conocerle y hablar con él casi media hora. ¿Pero a que no adivinan qué propuesta le hice? Hacer en el cañón del Duratón su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dakhuma</i>, el paraje donde se dejará su cadáver al cuidado de las rapaces. ¿No es el más bonito del mundo? ¿Y su mejor visión la de los buitres sobre la Villa? ¿No parece creado para el Maestro?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al cabo de un poco, Juan Antonio le hizo observar sin desarrollar la ironía:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y no ha pensado usted en convertirle?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sería demasiado presuntuoso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Démoslo por bueno. Pero, ¿ y si algún santo de nuestro tiempo hiciera el milagro? ¿Entonces? ¿Habría que renunciar a la maravillosa ilusión de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dakhuma</i>? ¿O la Santa Madre Iglesia sería benévola con los buitres?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Con los buitres y con el difunto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Eso he querido decir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Quién sabe!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y desde entonces hablaron en voz muy baja y teniendo cuidado de quienes se acercaban a la mesa, incluyendo el servicio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al año siguiente, entre julio y septiembre, los tres dieron la vuelta al mundo. Juan Antonio invitó al cura. Carlos reconoció haber perdido la apuesta y se hizo cargo de su parte y la de su condíscipulo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con que, ¿qué había sido de los huesos humillados del ingeniero Ventura? ¿Tuvieron algo qué ver con su destino final los hombres de aquella furgoneta? ¿Y don José Oriol? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-50938301614508264432010-09-18T13:21:00.003+02:002012-03-30T13:54:47.693+02:00La librería de la Quinta Avenida<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">LA LIBRERÍA DE LA QUINTA AVENIDA<o:p></o:p></span></u></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 1.-Un legado que no paga a Hacienda<u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Naturalmente que el abuelo Bernabé nos había hablado de ella a todos los nietos. ¡Faltaría más! Pero no sólo eso. Consiguió que nos fuera una referencia simbólica en la vida, aunque somos bastantes y muy distintos. De manera que para algunos no ha contado sino cual un recuerdo a mencionar, no a tener en cuenta. Aunque eso ya era algo. Yo, desde luego, no soy de ésos. Tanto que estoy seguro de merecer las complacencias más hondas del abuelo allá donde esté. Un favor al que parece ya nací predestinado. Porque desde muy pequeño podían a él decirle ser yo su doble con objetividad estricta, no en busca del halago. Que el meñique de mi pie derecho, lo mismo que el del suyo, se montara en el dedo vecino hasta hacer necesaria una prótesis, era nada más que un detalle.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero lo que antecede no es sino uno de los aspectos del problema. De cada problema quiero decir. Porque la presencia continua de aquella estampa en la vida de mi ascendiente, aunque siempre inmersa en la definitiva valoración simbólica que él la dió, no va acompañada de una exégesis segura para su aplicación a nosotros sus herederos en cada coyuntura concreta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No te debes ir de Nueva York sin fisgar bien la librería de la Quinta Avenida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sí, pero ¿qué piso?, ¿qué rincones?, ¿en qué momento?, ¿cómo?. Además, ir a Nueva York puede significar hacerlo materialmente o alrededor del propio cuarto. A veces es necesario lo primero, el vuelo. Mas no siempre. Y, a la inversa, para uno de los descendientes del abuelo Bernabé, es también posible estar allí sin que el viaje tenga nada que ver con su legado. Como si Nueva York no fuera el destino del mismo. No su Nueva York si lo preferimos, por no interesarle a él el periplo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por supuesto que empieza por no estar siempre clara la distinción entre las unas y las otras situaciones en la fase previa. Lo que ya implica la duda en cuanto a la significación de la estancia. Tal ahora yo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Que acabo de venir de la librería de la Quinta Avenida a mi vieja casona de Letamenia sin saber a qué atenerme en cuanto a ese extremo.. Tanto que llego a dudar si lo he hecho de veras. Quiero decir si me he desplazado en la dimensión profunda de nuestro mensaje. Ya que también cabe recibir el aviso de ir a Nueva York y aparentar obedecerlo, pero patearse la ciudad cual si fuera otra, sin haber llegado a estar en la Nueva York del abuelo, a pesar de haberle interesado a él que a ella volviéramos. Pero le cedo la pluma. Que me estoy poniendo muy farragoso y hasta lo mío de pedante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “Las fuerzas extrañas y las corrientes misteriosas existen. La realidad no se reduce a lo que percibimos inmediatamente por los sentidos. Algo que, de puro conocido y evidente, hasta resulta vulgar aseverarlo de esta manera tan expresa. Ya sé que va surgiendo una ciencia que lo tiene por materia. Pero la misma índole esencialmente ignota del fenómeno, tan tremendamente amplio por otra parte, es muy limitativa de sus progresos. Por eso a mí ni me ha atraído nunca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una de esas fuerzas inaprehensibles e inexplicables es la que liga de alguna manera el destino de unas y otras personas. A veces con poco contacto material entre sí, muy distantes en su situación de grado o por fuerza en el mundo, incluso sin apenas espacio común en los respectivos nortes. Por eso resulta un dato difícil de adquirir pero muy a considerar en la vida. También el caso contrario, el de los destinos divergentes. Paradójicamente, el empeño entonces en hacerlos converger puede llegar al aniquilamiento. Con lo cual se habría pasado al otro supuesto, aun equivaliendo a la nada la convergencia suicidamente intentada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por supuesto que las relaciones entre los hombres y las mujeres son el palenque privilegiado donde se cruzan esas líneas dinámicas. Tangencias, cortes e intersecciones que a veces se localizan en un espacio determinado. Sí, que ese mundo maravilloso e incógnito, tiene también su geografía y su topografía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y basta ya de preámbulo. Alexis Carrel, desde su experiencia de médico humanista, llegó a la conclusión de que los seres humanos de más calidad eran los santos católicos. (Entre paréntesis. Él no llegó a conocer la avalancha de santos embutidos en el calendario por Juan-Pablo II. No le achaquemos pues la aplicación de su opinión a esta masa añadida). </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De lo que Carrel no escribió fue de la santidad a la inversa. Y me refiero a la confesional específicamente. Acaso no la conocía tanto, pues la mayor parte de su vida estuvo alejado de los ambientes católicos. Una santidad al revés que puede consistir en disfrazar de virtud el pecado, hasta la tragedia. No hace falta que ponga ejemplos de historia contemporánea, que en la de España no nos faltarían precisamente, ¿verdad? Pero también puede quedarse atrapada en la malla tragicómica del esperpento. Lo que va de la cabeza del Bautista a la rebelión de los fantoches.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo no estoy conforme con el término de nacionalcatolicismo, aunque reconozca que merece por lo menos ser discutido con matizaciones, y a costa de buscarle alguna sustitución. En todo caso, mi pequeña historia, que transcurre en los años de su hegemonía, no tiene que ver con él. Las redes que la configuran son las del catolicismo puro y duro sin más. ¿Sólo de su caricatura?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una mujer, naturalmente. </i>Me gustaría que mis lectores de pocos años, aunque ni siquiera sé si voy a tener alguno, cayeran en la cuenta de titularse así un capítulo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Montaña Mágica.</i> Por implicar un síntoma de que seguían leyendo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Una mujer? Al menos ella lo era para los zoólogos. Los dos éramos jóvenes y católicos. Yo estaba haciendo los seis meses de alférez de la milicia universitaria en Jaca, una ciudad episcopal. Ella era hija del secretario judicial. Estaba a punto de matricularse en el primer curso de Filosofía y Letras en Zaragoza. Recién salida del colegio pues. De “monjas” también, naturalmente. Aunque no era catalana se llamaba Montserrat. Y la llamaban Serra. ¿Hace alguna vez el nombe a la cosa? ¿Otro ejemplo de relaciones desconocidas o mera coincidencia azarosa nada más?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo no puedo decir que la conocí, aunque me declaré a ella, e hice de su nombre y de su imagen, no de ella misma, una obsesión que a lo largo de largos años se me enquistó como un cuerpo extraño, en el cerebro no en el corazón. Sí. Pero de veras que no llegué a conocerla. ¿Qué mejor prueba que no haber reparado en que padecía halitosis hasta después de que dejara de existir para mí, y sin ya pretenderlo, ver hilvanarse con esa cualidad alguna que otra memoria difunta de la casa de los muertos dejada atrás?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tenía unos grandes ojos negros y un leve acento mimoso que disimulaba esporádicamente su talante masculinizante. Aunque también era incapaz de amar a las mujeres. Y nada más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su característica definitoria era la incorporación del catolicismo a su tocador. Unas divagaciones adelgazadas en torno a la generosidad a tener con el Altísimo y su posible incompatibilidad con la generosidad hacia los hombres eran su segunda capa de polvos. Un amago pues de vocación claustral en el humo al otro lado del telón, y el miedo a la maternidad en el patio de butacas, dibujaban su contorno de virgen impura. Creía haber así encontrado la armadura invulnerable para ponerse a cubierto de la reprobación de las santas fundadoras madres de tantas colegialas. Magdalena-Sofía Barat, María de San Ignacio Thevenet, Rafaela del Sagrado Corazón... </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero yo la tuve dentro de mí como una solitaria, una tenia quiero decir, durante todo ese interminable interludio en que dejé de vivir. Me encontraba anestesiado pero a la inversa de lo que en medicina se hace, insensible a todo lo placentero de la vida, potenciada en cambio la capacidad para el sufrimiento si bien únicamente el inmotivado y estúpido. A pesar de todo, más divorciado aún de la fantasía que de la realidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así saqué las oposiciones a Instituto. Mi profesor de Filosofía en el bachillerato, un cura liberal, el inolvidable don Teodomiro, me felicitó, le fui a ver, me desahogué con él, fue sensible a mi estado, y al poco tiempo me rogó atendiera en Madrid a otro eclesiástico de su cuerda, el hispanista francés monseñor Jobit. También enteré a éste de mi renuncia a la vida, paradójicamente disfrazada de entusiasmo amoroso. Él me observó que en ciertos ambientes muy católicos se incubaba el miedo al amor. Y de regreso a París, me propuso una beca para una estancia, también de dos años, en Nueva York. Mi aceptación fue el único síntoma en tanto tiempo de que todo no estaba perdido. Además de un detalle complementario, que parecerá extraño, tomado en cuenta como dato positivo quiero decir, pero ello da idea de lo turbio de mi condición entonces: me ilusionó el convencimiento de que en Nueva York si que verdaderamente había de todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y de todos los libros. Naturalmente que aún, aunque a estas últimas alturas, todavía sí, me avergüenzo de mis rezos en San Patricio desde recién llegado. Santo Tomás de Aquino defiende la legitimidad de pedir a Dios bienes temporales. Pero estoy seguro de que habría condenado las peticiones eunocoides que yo entonces le hacía, poniendo en su veto todo el desprecio de que es capaz y es permitido a un bienaventurado dominico. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El segundo día de mi estancia, a la salida de la misa dominical de doce, descubrí la librería, al otro lado y no lejos de la misma catedral. La fachada que ocupaba era muy amplia y se extendía a dos pisos altos. Pero su reclamo era modesto, luego me di cuenta de que hasta desdeñoso. El rótulo, aunque muy en relieve, no era muy llamativo, ni por el tamaño discreto de las letras ni por su color gris oscuro, que no destacaba mucho en el fondo de madera. En caracteres más pequeños se anunciaba la especialización en finos libros de arte. El escaparate ostentaba los mismos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">best-sellers</i> que las librerías del aeropuerto y colocados sin un esmero particular. Pero el fondo visible estaba espesamente tapizado de estantes henchidos y clasificados por materias. Distinguí el de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">judaica</i> en la planta segunda. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y tardé algún tiempo en entrar. No sólo por la paralización que sufría sino fiel a una constante de mi manera de ser que siempre me induce a aplazarlo todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mi primera visita fue larga y detallada. Salí mareado de leer tantos títulos y hojear tantos volúmenes una y otra vez, por uno y otro lado. Sorprendiéndome pormenores deliciosos. Por doquier había escaleras para alcanzar los estantes altos y hasta algunas butacas de fácil transporte para poder leer con comodidad, cual si aquel comercio fuese una biblioteca altruísta. Se veía a los empleados mezclados con la clientela, de vez en cuando subía o bajaba alguno cargado de libros, y sólo los cajeros con sus máquinas registradoras eran bien visibles. Entre ellos, bastantes mujeres naturalmente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así conocí a Ruth. Esa vez sí, llegué a conocerla, aunque de momento no estoy dando al vocablo su sentido bíblico. Era negra, más bien menuda, erguida, la expresión un tanto irónica y hasta un poco desafiante, delgadita de cintura y abultadita de pecho como dice la canción de nuestra tierra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En mi segunda visita, revisaba yo uno por uno los libros judíos, cuando me fijé en ella, que a su vez estaba mirando ese mismo estante y cambiaba el orden de algunos. Luego se fue, volvió a pasar dos veces a mi lado, y a la salida la vi hablando con un cajero y un cliente que tenía desplegado un enorme volumen sobre el antiguo Egipto. Haber reparado en ella, quedándome con su cara, ya fue un milagro. En mi situación, tan difícil como el que atribuía el Breviario a san Patricio, de no mamar los viernes por anticipado espíritu de penitencia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La siguiente vez yo iba de flor en flor por los amplios despliegues de la novela, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fiction.</i> Ella iba y venía por allí mismo, traía y se llevaba, inspeccionaba, reponía y colocaba. Y, eso todavía superaba el prodigio, al encontrarse nuestras miradas muy cerca, la pregunté, como inspirado y sin que se me hubiera pasado por las mientes hasta ese mismo instante:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Sólo tienen en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">paperback </i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Cabaña del Tío Tom?<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">-¿Por qué quiere saberlo?-me replicó muy sonriente-. Una pregunta ordinaria de dependienta de comercio, desde luego. Como si me hubiera pedido sin más que la precisara mi tipo de edición preferido. Pero yo lo entendí cual una incitación a confesarla, si bien de esa única incipiente manera posible en la temprana circunstancia, la tácita, que el motivo de mi interrogante era la busca de un pretexto para trabar conversación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y el caso es que aquellas dos frases fueron el principio de una historia que todavía no se ha terminado. Y que a estas alturas los dos podemos estar seguros de no terminarse sino cuando uno de los dos terminemos nuestro paso por la tierra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Yo no me conformo con el contenido, me interesa también el continente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿En los libros?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No sólo en ellos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Explíquese.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿No hay ninguna edición bonita?-interrumpí victima de mi timidiez constante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Le interesa más que científica?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Desde luego. Aunque he venido a Nueva York como doctorando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Hubo una muy atractiva, con muchos dibujos, que salió en Gegorgia el año de la elección del segundo Roossevelt.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Agotada?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Claro. Además no estuvo en el comercio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Miraré en las bibliotecas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Yo tengo una.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿La vende?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Quién la viera! ¿La enseña?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Quién sabe!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y aquel día no hablamos más. Pero sin tardar mucho, tuve el privilegio de ver el curioso libro en el apartamento de recatadas ventanas que Ruth ocupaba en el barrio de Queen’s, con dos amigas de su color y también de su simpatía. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Si bien antes, un buen día, me había encontrado con que la hija del secretario de Jaca había salido de mi cuerpo, lo mismo que ocurre con la solitaria, aunque en mi caso sin vermífugo alguno. Una vez ella me había ponderado, con una languidez sebosa, lo variado y abundante de la comida de su casa, por los muchos familiares que alojaban en el verano y en semana santa. Y yo me acordaba de aquellas supuestas y vedadas bodas de Camacho al desayunar cereales con Ruth, a veces acompañándonos sus compañeras de vivienda, como en la cita clásica el liberto que goza más de su nueva condición al venírsele a las mientes la anterior de esclavo. También me dijo en otra ocasión que ella necesitaba un director espiritual muy elevado para hacer oración. A estas alturas, el sustantivo puedo entenderlo, si bien reducido a su exclusiva dimensión de polvo de tocador en el caso concreto- que no del polvo del miércoles de ceniza-, pero en modo alguno la exigencia del epíteto y menos su superlativo. En cambio a mí, en aquellos tiempos nuevos de becario, me bastaba con los curas de San Patricio, entre la severidad y la simpatía. La discusión entre la unión material a Dios, del maestro Eckart y Miguel de Molinos, y la vía unitiva meramente espiritual de mi paisano san Juan de la Cruz, no me inquietaba cual acaso podía hacerlo, desfenestrada al traducirse a una coquetería sin femineidad, a la hija del secretario. Recuerdo de una vez en que ésta me hizo recorrer el plano de Jaca hinchado de salientes y entrantes, por mor de evitarse ciertos encuentros, no sé si de los jóvenes tenientes o sus madres o los confesores de la catedral. En cambio en aquélla época, ya se podía deambular sin agobio con las amigas negras por Manhattan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La moraleja ahí queda. Encontré el camino de mi redención en la librería de la Quinta Avenida. Sin más que darme cuenta de cuál era el ente que llevaba el signo de mi destino, y al contrario, o sea deshaciendo sencillamente una inversión. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por eso tengo que legar el símbolo de su estampa a mis hijos y nietos. Dicho sea de paso, aquella su dependienta no fue un obstáculo a mi conyugalidad posterior, pese a su presencia permanente, de lejos casi siempre, de cerca alguna vez. Si es que Nueva York está lejos, lo cual ya es otra cuestión y al fin y al cabo más superficial”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-Lejana y tardía adición de herencia</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> He vuelto a leer el relato del abuelo, a decir verdad su testamento espiritual, cuando ya estoy decidido a irme a los antípodas, dejando que hasta allá me lleven las alas del tío Isaac. La pequeña historia es curiosa. A la postre amable. De los días de los hombres distintos, las costumbres rituales de cada uno, las largas conversaciones en que la filosofía se acababa destilando sin salirse de las bendiciones de lo concreto, tanto en los casinos de los señores como en las tabernas de la buena gente del pueblo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aquel hermano mayor de mi padre había sido desde niño la oveja negra de la estirpe. Por eso yo me sentí llamado a rescatar para la familia su leyenda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En su juventud, todavía estaban muy vivas en la Villa las diferencias sociales. No se pasaba de tutear a los compañeros de escuela primaria. Por eso escandalizaban las preferencias del tío, no sólo por los artesanos, como se decía entonces, sino incluso por los desheredados del Barrio de Las Cuevas. Y sencillamente extrañaba su obsesión por las fiestas de las aldeas, de la Virgen de Agosto a la del Pilar, donde sólo por la dulzaina y el tamboril podía trocar la banda municipal de nuestra Plaza y los llamados bailes de sociedad también al aire libre. Hermanada con esa manía, tenía la arqueológica. Era incansable recorriendo los campos aledaños, pero hasta distancias agotadoras, a la búsqueda de trozos de cerámica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Le llevaron interno a los agustinos del Escorial, donde coincidió con el futuro presidente Azaña, unos años mayor. Yo aún no he logrado comprobar si aparece citado de refilón , como se dijo, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Jardín de los Frailes.</i> Lo cierto es que se las arregló para ser expulsado. Y así fue como acabó sentando plaza en la neonata Legión Francesa, pasado bastante tiempo y parece que teniendo que disimular la edad. En Alhucemas desembarcó con sus compatriotas españoles, desde entonces se identificó con el Rif, aprendió el árabe y el chelja y, al acercarse el 17 de julio de 1936, seguía soltero y estaba destinado en Melilla de comandante legionario. Pero la víspera de esa fecha cumbre desapareció sin dejar rastro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde entonces sólo me llegaron dos indicios de su permanencia en la tierra. En la Villa se dijo que alguno de los paisanos a quienes la guerra pilló en la otra zona le había visto en Valencia con unos moros. Y cuando yo estudiaba, en Valencia también, don Miguel Tarradell, uno de mis profesores, que había hecho excavaciones en Marruecos, me contó había recibido en Rabat la visita de un curioso personaje, islamizado pero presumiendo de su abolengo castellano, cuyo nombre no había retenido aunque sí recordaba estar magrebizado también. Yo intuí que sólo el tío Isaac podía ser. En cuanto a la noticia anterior, también estuve seguro de que él había ido a la entonces capital de la República con los nacionalistas que la ofrecieron sublevar el Protectorado contra los sublevados de Franco.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y así se devanaron los años. Yo me fui haciendo viejo, al fin me hice y, un buen día, no hace mucho, aquí en la casona de la Villa, recibí una llamada pidiéndome una cita, por un motivo familiar, sin más explicaciones, de un comerciante de Agadir que sólo me dijo llamarse Hassán. Antes de colgar, añadió que era en mi propio y exclusivo interés y me dio un número de Madrid. Sin tardar mucho, en el Hotel Velázquez, me enteré de tratarse de un mensaje póstumo del tío Isaac con el correspondiente legado. Mi interlocutor era un viejo simpático, de voz suasoria y mirada recogida, los ojos de oliva animando sin embargo muy vivamente su bronceado racial. Me dijo que se había hecho amigo del tío hacía muchos años. Él era anticuario y le compraba a veces sus hallazgos. Naturalmente sabía muchas cosas de su vida, como era de suponer principiando por sus mujeres. Pero no estaba autorizado para contarlas. El tío no se oponía a que fueran investigadas, pero a él sólo le había encargado transmitirle el afecto que había mantenido perenne por mí, sin mencionarle a nadie más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y a la vez había dejado en sus manos una suma de dinero, rogándole me la diera esquivando las formalidades legales y el pago de los impuestos a ambos lados del Estrecho. Todo ello constaba en una declaración, escrita en árabe en un solemne pergamino apaisado como los documentos medievales. Él me pidió sólo que estampara mi conformidad con una fórmula brevísima. Yo estuve de acuerdo y quedamos al día siguiente en el despacho de don José Luis Díez Pastor, el notario republicano y melómano, quien legitimaría mi firma y me daría una copia y el dinero. Éste ascendía a tres millones de pesetas. Como no se mencionaba la procedencia hereditaria, ello resultaba legalmente posible, y además no era necesario que constara en el protocolo. Así lo hicimos. Al despedirnos, Hassán me dio un pequeño sobre. En él había media cuartilla firmada por el tío, que decía únicamente: “Haz lo que quieras de esa pequeñez. Sólo te pido que con una parte te des algún lujo en memoria mía”. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y por eso estoy a punto de salir para Nueva Zelanda. Aunque, ahora insisto, sin saber si al hacerlo también obedezco una admonición más recibida en la librería de la Quinta Avenida. Y no sería lo mismo. Porque en la última hipótesis, cabría la posibilidad de que con el viaje sin más no fuese bastante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A mí me parece muy grave la imposición al lenguaje de la llamada “corrección política”. Hasta creo posible vislumbrar en ella la antesala de la pérdida consensuada de la libertad. En cuanto a los cambios de denominación de ciertas cosas o personas, salta a la vista ser producto de una mala conciencia de fondo que se quiere salvar con supuestas pero falsas concesiones de forma. De haber sido común tratar bien a las criadas no habría sido necesario trocar su nombre por el de empleadas de hogar, por otra parte una innovación léxica que no implica mejora en todos los aspectos a tener en cuenta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo cierto es que a veces esos cambios consisten en rodeos que alteran la misma sustancia de los medios de expresión. Así cuando en una sucesión numérica se prescinde de las cifras. Lo que hacen las compañías aéreas. Que tienen dos o tres clases ordenadas de superior a inferior pero las designan caprichosamente sin que los nombres escogidos para el significante den siempre idea del significado. Primera, segunda y tercera son, por ejemplo, gran clase, clase preferente o de negocios, y clase turista. ¿Todos los turistas son de tercera? ¿Cómo es que la llamada preferente sin más tiene otra categoría delante? Y ¿por qué no numerarlas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo siempre he volado en tercera. De haber conocido la aviación, mis antecesores en la casona de la Villa lo habrían hecho por lo menos en segunda. Pero los tiempos han cambiado y yo me he adaptado muy poco. Al adelgazamiento de mis rentas no ha correspondido hinchazón ninguna de mis emolumentos de hombre de letras, no sé si desdeñoso pero caprichoso desde luego. Para mí sigue estando vigente el lamento de Larra de que escribir en España es llorar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por eso llegué a Sydney con las piernas resecas, como si tuviese incrustadas en ellas unas varillas metálicas. En el aeropuerto sólo tuve tiempo de desayunar con una de esas magdalenas gigantes que hay por allá, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿muffin?</i>, antes de cambiar de avión y de compañía. Mi billete a Christ Church era en una neozelandesa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estaba ávido de contemplar los paisajes de esas islas, pero sobre el mar me propuse aprovechar el corto tiempo. Una de mis tantas amigas lejanas, tantas que apenas si algunas, demasiado escasas, me pueden llegar a sustanciosas, ésta profesora en Saint-Malo, de muchas más ambiciones que capacidades, lleva mucho tiempo a vueltas con Cervantes y me había pedido algunas observaciones a la traducción del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quijote</i> de La Pléiade. Volviendo a mi biaje, yo iba en asiento de ventanilla, no tenía nadie al lado, extendí mi tablilla, coloqué en ella el volumen y me enfrasqué. La tarea no era penosa. Leer de otra manera un texto tan de uno hace a veces gracia. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hasta que unos dedos delicados se posaron sobre el extremo inferior de la página de mi izquierda interrumpiendo mi trabajo. La azafata era rubia y esbelta. Andaría por la treintena. Su piel era muy blanca y su mirada propicia a crear un clima de confianza aunque no sonreía. Señalé un zumo de tomate de su carrito y me dejó además un poco atractivo paquetillo de trozos de galleta salada. Cuando terminó de repartir el refrigerio y yo ya había reanudado mi lectura, volvió, se me inclinó y me hablá bajo: </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Me llamo Wendy. ¿Puedo hacerle una pregunta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Desde luego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Está leyendo en español?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quijote</i> pero en una traducción francesa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Es usted profesor de literatura?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Pero si usted quiere me puede tomar por literato. ¿La interesa este mundo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí. A mí me interesa todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Podría invitarla a cenar esta noche? O mañana si lo prefiere.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No me es posible. Me estarán esperando para llevarme deprisa a la granja de la familia. Tengo allí problemas, dos abuelos a mi cargo en la frontera, ya sabe, la de sentir o no.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo la di mi tarjeta: -¿Ha estado en España? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Pienso ir. En ese caso le llamaría. Pero puede que le interese algo más a corto plazo. Por eso he venido a hablar con usted. Y volveré dentro de un momento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así lo hizo y me dijo muy sonriente:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -El comandante me ha autorizado a hacerle <i style="mso-bidi-font-style: normal;">up-graiding</i>, cambiarle de clase.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Nunca he ido en primera. Me acuerdo de una copla de mi país, de un cocherito que invita a montar en su coche: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y yo le dije, gracias cochero, no quiero coche que me mareo</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Así se acordará de mí. Venga.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La seguí, me instalé, también junto a la ventanilla, en una de esas amplias butacas cuadradas que hasta entonces yo sólo había visto al pasar en busca de las mías angostas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Aquí podrá trabajar mejor. Y verá, yo tengo una prima que es profesora en Christ Church, aunque ¿acaso tiene usted alergia a las pelirrojas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Nada de eso. Con alguna me he relacionado en mis buenos tiempos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Estupendamente. Mi prima es así. Pero muy simpática. Y bonita también.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Me está proponiendo que la invite pues a cenar a ella?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Algo así. Es que ella se pasa la vida a vueltas con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Don Quijote</i>. Quiere hacer una edición para niños, otra para adolescentes y todavía una tercera para la tercera edad. Estoy seguro de que la gustaría conocerle. Aunque para explotarle.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Eso no importa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Antes de llegar le daré sus señas. ¿Se hospeda usted en el Durham Bede’s? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Se lo diré también a ella si me lo permite. ¿Sabe que algunos pasajeros me han llamado su ángel del vuelo? ¿Es cierto que ángel puede significar mensajero?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pero yo en España me tendré que quedar aguardando su mensaje directo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y sin hacerse esperar mucho se dejaron ver las admirables montañas de Nueva Zelanda. A su panorama acariciante sentí un eco de la ilusión virginal del viaje de cuando era joven, cuando la alegría de andar no era tan fácil ni común. ¿También un levísimo brinco remoto del presentimiento adolescente ante la incógnita de la cabellera roja que me aguardaba?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y de nuevo estoy en mi casona de la Villa, otra vez pensando en el mensaje del abuelo Bernabé y en mi última visita a la librería de la Quinta Avenida. ¿Qué aviso tuve allí? ¿Le he sido ya dócil?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En este mi pueblo de hoy noto una inversión estridente. Antes, en la liturgia de nuestras iglesias, que era el lamento eterno de los cantos latinos, participábamos pasivamente. En cambio, en la tertulia de nuestras reboticas, tomábamos parte activa, diseccionando la entraña de nuestra convecinalidad. Ahora es al revés. En las iglesias hablamos todos en la misma lengua de la televisión. Mientras que las tertulias ya pasaron, en lo poco que hablamos no se toca apenas ese argumento, y así en nuestra condición de habitantes del lugar nos dejamos llevar por el tiempo como piezas inertes cada uno por su lado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo no sólo lo siento así, sino que lo veo. Claro que no todos están de acuerdo, ni mucho menos. Ni entre mis paisanos ni entre los demás. Pero de veras que no estoy buscando un pretexto al insistir en estas reflexiones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un pretexto que me vendría bien para aceptar la invitación de Katherine Hamilton, lo reconozco. A pasar una temporada en su Nueva Zelanda. De ocho meses, por ejemplo, como en los buenos tiempos antiguos. Pero el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quijote </i>es largo, felizmente para sus lectores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ya llevo muchos años solo en la vieja casona. ¿Bastantes? ¿Precisamente por ser muchos tendrán que ser definitivos? ¿Desde cuándo? Porque curiosamente, la respuesta a este último interrogante no es nítida. ¿Acaso en la librería de la Quinta Avenida noté algún cambio en la atmósfera, en mi respiración quiero decir? ¿Y la sombra del tío Isaac no me seguirá cubriendo? </span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"> Ah, a propósito de éste. En la Melilla del General Romerales...Pero ésta es otra leyenda. ¿Por qué no hilvanarla desde lejos? En la Nueva Zelanda de la reina Isabel todavía, sí, pero tienen una reina maorí también. ¿Qué dirían mis antepasados en esta misma casona, los Vélez de Robles y Encinas? De los que por cierto, a estas alturas del tiempo y del mío, me llega el pálpito de que uno de ellos, don Silvanio el Caballero de la Espuela Dorada, el que anduvo en varias guerras de Granada, no renegaría del tío Isaac. Otra historia más. Que también gustará a Katherine. </span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-76032066345419154862010-09-18T13:20:00.001+02:002012-03-30T13:55:03.697+02:00Cartas al muy ilustre señor Deán<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">CARTAS AL MUY ILUSTRE SEÑOR DEÁN<o:p></o:p></span></u></i></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 1.-La estafeta densa<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></b></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Singapur, fiesta de la Virgen de la Peña<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán: </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pax tecum</i>. Yo casi nunca vuelvo a leer la correspondencia de mi autoría antes de cerrar el sobre, pero a veces me ha parecido que las cartas a ti las encabezaba con tu título o a tu nombre según fueran más o menos atrevidas, aunque estarás de acuerdo en que nunca llegan a tales. En cuanto a ésta, de seguir aferrándonos a ese cotejo, pienso que sería neutra. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Como ves, te llega con un par de libros de viaje. Es mi género de lectura preferido, acaso para disculparme la pereza de no escribirlos yo mismo, con tanta desesperación tuya. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Por la América desconocida</i>, de Ciro Bayo, y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La alegría de andar</i>, de Eduardo Zamacois. No te pido que los leas, aunque no creo te escandalizarían. Por si no lo haces, como creo más probable, te voy a copiar una cita de cada uno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Zamacois escribe: “Momentos antes de que los camareros sirvan la sopa, aparecen sobre la blancura de los manteles cajas de píldoras y frasquitos, verdes, azules o negros, guardadores de misteriosos líquidos. Un poco avergonzados, todos los pasajeros se creen constreñidos a explicar a sus compañeros de mesa el porqué se medicinan, y cada cual procura embellecer <i style="mso-bidi-font-style: normal;">su gesto</i>”. Pues bien, uno de los motivos por los que yo estoy haciendo gratis este crucero, es mi menester de asesor de esa farmacopea individual y frívola. Me doy tan buena maña que ha llegado a arte. Sin saber ni yo mismo de qué manera la mayoría del pasaje de primera y una buena parte de los de segunda, no toman una pastilla sin consultarme. Y el médico del barco no se enfada. Al contrario, le quito mucho trabajo improductivo y casi le aumento el otro. Con que ya te puedes imaginar la batahola de conversaciones variopintas, hasta confidencias casi como las de tus confesiones, que ello lleva consigo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por su parte, de su estancia en Santa Cruz de la Sierra, una vieja ciudad boliviana, nos cuenta Bayo: “El más fino obsequio que os haría un cruceño y que se debe tomar como prueba de distinción, es una taza del rico café que produce el distrito y un cigarrito de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">chola</i>, u hoja finísima de maíz, que juntamente con las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pajuelas</i> o cerillas, ofrece la señora de la casa”. ¿Que esto a qué viene? Pues a reconocer uno de los medio vicios medio virtudes que tan bien me conoces. Que yo voy a los lugares donde las costumbres sean así de hospitalarias. ¿Acaso por eso paro menos en nuestro pueblo? No lo creas. No es tan cierto que ahí se guarden la hospitalidad para los forasteros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y ahora sí que me acuso de desidia. Porque debí haberte escrito antes de embarcarme, desde el Hotel Colón de Barcelona, ya sabes, el mío de siempre. Aunque estoy seguro de tu sinceridad cuando dices que no quieres ser obispo, y también de que al así sentir no te estás envaneciendo de la virtud de la humildad sino poniendo de relieve el vicio del egoísmo, sin embargo creo de tu interés facilitarte ciertos contactos que pueden tenerte al tanto de datos para ti no sé si convenientes pero sí curiosos. A Silos va mucho un farmacéutico de Bilbao a cual más notable. Es soltero, de refinados gustos artísticos, intelectual muy sociable. Uno de sus amigos es un canónigo de Santiago de mucha vida de relación y las más inesperadas influencias. Le gusta viajar y ha extendido sus amistades a Roma. El boticario le ha llevado a la abadía. Si coincides alguna vez con ellos te contarán cosas un poco sorprendentes, pero enjundiosas y muy a tener en cuenta. España, como Europa, como el mundo, no van a ser siempre como ahora. Y nadie ha de meditar en ello tanto como Su Santidad el Papa, ¿no es así? Ya verás que conversaciones tan jugosas tiene esa pareja cuando se franquea.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a nuestro capellán, tiene dividido al pasaje católico. Para unos, es admirable la rapidez con que dice la misa, por no hablar de su benevolencia si se le consulta alguna duda. Para otros, es sencillamente un cura al que no le gusta la Iglesia. Con los pasajeros de otros credos hace buenas migas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero la noticia es que viene una amiga de María Luisa. Sí, no creo exagerar mucho si la califico de amiga. Es de San Sebastián, Petrita Zalacaín. Dos años mayor, pero coincidieron un curso en las Francesas de Valladolid. ¡Qué curioso! Al cabo de ya tantos años me ha contado algunos detalles reveladores. (¿Sabes que el abad de Silos, cuando se sienta de tertulia con sus huéspedes privilegiados después del refectorio, les exhorta gravemente:-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Murmuremos, hermanos, murmuremos</i>?). </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estoy sentado al aire libre, bajo un toldo muy protector, junto a un bar de decoración tropical abigarrada, y en camisa blanca de manga corta, pero aun así, cuando veas la tinta emborronada, sabe que es de mi sudor. Pero no quiero aumentar la gravedad de mi pecado con más retraso. Absuélveme. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cura ut valeas.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Marco-Antonio de Floranes</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.-¡Ah! Siento perderme el predicador de hoy y mañana. Me dijeron era un capuchino navarro de mucho copete, un buen espada como algunos dicen aplicando el léxico taurino a vuestra oratoria. Lo siento. Pero no tanto como por las habilidades prestidigitatorias de Perico Cristóbal, arreglándoselas para sacar en el coro un porroncillo, del maletín de su violín, y echarse un trago a la vista escandalizada de las cantoras en flor, pero sólo a la de ellas. Por eso no tiene argumentos para vetarle el cura mayor. Que por cierto no es trigo limpio. Quiera Dios que alguna vez no tengas que darme la razón demasiado sobrada. Con las observancias no basta, de manera que no es posible fiarse de ellas nada mças. Por cierto que en segunda vienen bastantes frailes. Son vascos y castellanos. Por alguna frase que ha circulado de ellos, tengo bastante para sentirme seguro de no estar en mi calendario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En fin, me encanta el tráfago de gentes que está pasando por aquí. Entendí hace mucho a un jesuita valenciano que vive en Bombay cuando decía que, acostumbrado a la India, España le aburría. Pero ya si que no puedo soportar más esta asfixia. Aunque claro está que la prefiero al frío de nuestra tierra. No sé si estaré peor en el camarote o en el salón de té pero me voy.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------ </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manila, fiesta de Santa Águeda<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> He tenido que volver aquí al poco tiempo de haber tocado en mi anterior crucero. Tengo unos asuntos marginalmente relacionados con nuestra Compañía General de Tabacos, aquí todavía tan poderosa como si no hubiéramos perdido las islas. Claro que lo mismo podríamos ecir de la Universidad de Santo Tomás. Pero no pienses que me voy a hacer rico. Ya sabes que eso no ocurrirá nunca. Incluso cuando me relaciono con los poderes del dinero lo es por alguna conexión más bien romántica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De María Luisa es inevitable que me acuerde en este Día de las Mujeres. Pero nada más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> No sé por qué, llevo una temporada en que Cuevas Lóbregas no se me quita del pensamiento. Me acuerdo de la historia del pastor que desapareció en ellas con una buena parte de su rebaño. Claro que nadie llegaba a dar datos concretos, ni siquiera precisar la época, ninguno de aquellos ya tan viejos cuando nosotros éramos niños, de los pocos que la seguían contando. Sin embargo...¿Y la creencia de comunicarse con la planta baja de la casa consistorial? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A propósito, ¿qué pasó en la Villa hasta la llegada de Fernán González? Hay un pasaje inquietante de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia</i> de Colmenares que pasa desapercibido pero a mí me da cada vez más qué pensar. La alusión a los que escribieron- no dice quiénes fueron ni yo los he encontrado- haber estado entonces desiertas nuestras tierras. ¿Por qué presiento que estaban acertados? ¿Acaso el silencio no se palpa sobre el terreno cuando se evocan esos siglos? Con que, ¿y esos caminos subterráneos de que te decía? Antes y después, más antes, acaso hasta ahora. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿No es mágica la Villa y ya mucho el tiempo en que su magia no se nota o sólo en silencio? Es más, casi estoy convencido de que la noto sólo yo. Aunque un custodio tiene que haber siempre, y yo no me quejo precisamente de que me haya tocado. Al fin y al cabo, eso sí se lo cree también María Luisa. Tú, a medias Y no sé si algún paisano más. Pero yo creo estar en posesión de la chispa requerida para llegar al fondo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tengo que contarte una curiosidad que añadir a tus historias de sacristía. En el barco americano que me trajo la otra vez, venía un cura de San Francisco con el que hablé bastante, no era el capellán de que te dije. Estaba obsesionado con conseguir un ministerio en las islas Hawai. Yo le hablé de don Celestino, nuestro cura ordenado a título de patrimonio. Y él me aseguró que en todos los Estados Unidos no hay más que dos casos de esa especie. Lo sabía por el anuario católico, pero no conocía los detalles. Aunque a mí me picó la curiosidad y él me prometió hacérmelos llegar cuando se enterara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y otro cuento para que me lo agradezcas. Precisamente la vez anterior, aquí mismo en Manila, conocí a un escritor que había venido a dar unas conferencias. Se llama José-María Inglés, publica bastante en esas colecciones semanales de novela que ahora abundan tanto y no son tan frívolas como tú crees. Es de Tortosa y cuando la saca en las novelas la llama Dertusa. Se empeñaba en que sólo tienen derecho a llamarse en serio ciudades episcopales las que teniendo catedral no tienen gobierno civil. ¿De manera que no lo sería tu Segovia? ¿Tú tan sólo el deán de una población administrativa? Ni que decir tiene que le llevé la contraria ardorosamente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y hoy por qué te he escrito? Si me voy dando más cuenta de que no tengo nada que contarte. Ni siquiera que llegue a pretexto. ¿Será que la necesidad de desahogarme contigo se me aviva en esta tierra de nuestra herencia perdida? ¿Te acuerdas de nuestros combatientes de Cuba ya viejos, y por lo menos uno había también de aquí, el señor Baltasar, el de la fragua?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mas nada más por ésta. Pero déjame terminar con un acto de fe en Cuevas Lóbregas. Y de esperanza. Absuélveme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.- Petrita Zalacaín, te lo dije, me contó cosas interesantes, simbólicas incluso. Mas en cuanto al futuro, vaticino desenlaces extraños. Y también estúpidos. Pero de esto vis a vis.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y que no te falte cita en ésta. Es otra de Ciro Bayo, de un libro que se titula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aucafilú</i> y cuenta historias horripilantes del dictador Rosas y sus milicos. Pero el párrafo es amable, muy amable: “En los hogares argentinos, la hija de la casa es quien se encarga de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cebar el mate. </i>¿Por qué se dice <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cebar</i> en vez de servir mate? Porque no son semejantes. La palabra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cebar</i> expresa la idea de mantener, alimentar, sustentar algo en estado floreciente. Se quiere indicar con la frase <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cebar mate</i> no el acto de llenar la calabacita con hierba y agua caliente sino mantener la infusión en condiciones siempre apetitosas”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Te parece puesto en razón que esta cita venga a continuación de la mención de María Luisa? Pero fíjate que soy trotamundos de todas las latitudes y longitudes menos de las que hablan nuestra lengua. ¿Por qué? ¿Tendrá que ver algo con María Luisa desde tan lejos? ¿Nuestras siete puertas para mí también son las de los tangos y los corridos? Pero al fin y al cabo te estoy escribiendo en la capital de la Hispanoasia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Reykiavik, día de las Ánimas</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mi querido Deán: </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pax tecum.</i> No me tengas envidia por estar en Islandia. Esta capital es un pueblo de tantos. Y no voy a salir de ella. El glaciar es inaccesible. Quizás me lleven a las cataratas del Gullfos, a una solfatara y a un geyser. Todo en las cercanías. Y se acabó si es que llega. Aquí la gente lee mucho. Y escribe. Pero aunque supiera el idioma, yo tardaría mucho en beneficiarme de los tesoros de su literatura. Creo que para ello tendría que acortar mi vista. O al menos mi mirada. Renunciar a pasar el horizonte. Lo que no quiere decir que los islandeses sean miopes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo único grato es el Hotel. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Borg</i>, aunque no sé si hay siquiera alguno más. Porque tiene un bar tan bien acondicionado naúticamente que te crees en alta mar. Y eso no viene mal cuando se bebe un poco. Lo cual es bastante para coger fama de original. Pues aquí poco no bebe nadie. Aunque los hay que no beben nada. ¡Cómo me acuerdo de las tabernas de nuestra villa!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Claro que yo me esperaba más de este país de tan exóticas resonancias desde allá. Pero no he venido a su reclamo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me ha traído un curiosísimo amigo escandinavo. Es un industrial sueco millonario que tiene la red de sus negocios muy extendida por Alemania, Inglaterra y Francia sobre todo. Muchos artículos y fábricas y más distribuidores. Se llama Karl Sventfeldt. Es un gigante rubio como los hay en su país. Gasta el cuarenta y siete de calzado. Está soltero y pertenece al gremio de los que no prueban ni una gota. Quedó aquí citado con un filipino que vive en las islas Hawai, al que esperamos de un momento a otro. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En avión, claro. Pero no sé si es honesto que del nuevo vehículo te cuente algo. No porque lo desprecie. Al contrario. Es que me siento empequeñecido, de veras indigno de que sea yo quien te pueda comunicar la sensación y la noticia. Por mor sólo de tus sacras órdenes. O sea una de las tangentes que mi fantasía no pasa. Precisamente para dejarme libre todo el campo sin puertas. Ya veremos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El filipino se llama Tarsicio Aguinaldo del Carmen. También es fabricante y magnate. Al contrario de Karl tiene una familia numerosa repartida en colegios católicos de bastantes de los Estados Unidos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los dos se conocieron en un congreso sobre Geografía y Psicología de los Mercados que tuvo lugar en Sydney. Y se han hecho muy amigos por coincidir en una obsesión. La de que el mundo está en peligro de guerra y de veras mundial. Y que acaso los esfuerzos de algunos individuos, ellos por ejemplo, serían llegado el momento capaces de evitarla. Desde luego sus relaciones en las altas esferas de la política internacional son apabullantes. Habiéndose repartido el mundo, Karl Europa y el Oriente Medio, Tarsicio el Asia Oriental, y para ambos la América del Norte. Karl va mucho a Turquía y Tarsicio a Corea y Formosa. Y ése me está hablando a cada momento del Afghanistán.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero hoy es el día de nuestros muertos. Tú dices a diario que de los que nos precedieron en el signo de la fe y duermen el sueño de la paz. Voy a tomarme otra copa de aquavita para no ponerme demasiado melancólico. Pero me absolverás. No puedo dejar mal a nuestro pueblo ante esta pareja de personajes. ¿Qué cuál es mi vela en este entierro? Pues fíjate, estoy seguro de que, un poco mejor que yo, lo sabes tú. De veras. ¿No estás convencido de ello? Sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estambul, nochebuena<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta vez me siento a cual más píamente en tu terreno, aunque sabiéndole muy abonado para el mío. Como el día. Que tú también cenas y yo voy a la misa del gallo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El caso es que, al cabo de tantos periplos, es aquí, relativamente cerca, donde creo haber acabado dándome cuenta de que no somos el ombligo del universo. Y fíjate, ni siquiera en el orden de la materia y las cifras. Que acaso tienen mas que ver con la poesía que lo que se creen sus profesionales y especialistas. Claro que yo ya me sentía universal antes de salir de la Villa incluso. Y si nunca hablo de las limitaciones de mis compatriotas europeos es por despreciarlas integralmente. Pero hasta esta escala no había sentido en la profundidad debida lo relativo y lo obsoleto de mi puesto- el nuestro- en el mundo. O sea más de la Villa y por eso más abierto a sus cuatro puntos cardinales. Tan pueblerino pues y tan vecino del planeta. ¿Desde ahora nada más, puedo seguir afirmándolo, y tengo que insistir en la duda? ¿O es que me exijo demasiado? Aunque he de reconocer el poco ecumenismo de mi paladar, mi anclaje en el aceite de oliva, alguna insatisfacción ya al pasar los Pirineos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El domingo, en una iglesia de las nuestras donde fui a oír misa, me encontré a un compatriota, el mismo cura que la celebraba. Se llama Francisco Aguirre. Es un canónigo de la catedral de Oviedo. Nos hemos hecho amigos. Me ha contado que desde sus estudios en Roma le subyugaron Grecia y el Oriente. Entabló cuantos contactos pudo con sus gentes y sus libros y desde entonces los viene incrementando más y más. El Papa le ha dado permiso para decir misa en rito bizantino. En éste y los demás ritos orientales también hay católicos, cosa que yo no sabía. Por otra parte bastante complicado el panorama, pues hay poblaciones y tierras donde además coexisten gentes de diversos de esos ritos, y los latinos estamos en todas partes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Él se ha encargado de suplir unas semanas a uno de los párrocos griegos de aquí. Me invitó a su iglesia- a la otra también él fue invitado-, donde le oí la misa bizantina. Más luminosa, más aparatosa, más esplendente. ¿Qué cuál prefiero? De momento no quiero darte una contestación que podría ser superficial y demasiado precipitada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo cierto es que este contacto, insisto, ha acabado de convencerme de que los europeos y los blancos no vamos a seguir siendo los protagonistas de la historia externa, y que de la interna sólo en apariencia lo hemos sido alguna vez </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sí. Al lado del canónigo Aguirre se aprenden muchas cosas. Es hombre locuaz. Tanto que cuesta seguirle. ¿En qué ciudad, o en qué isla de Grecia, hay unos pocos canónigos latinos que todos los días se revisten a la italiana para cantar casi a solas el oficio?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero estoy invadido por una tremenda nostalgia de la tierra y los años nuestros. Por eso he aceptado la invitación de ir mañana a la misa de un colegio de monjas francesas donde van a entregarse unos diplomas y las colegialas actuarán en una fiesta variopinta. No me dirás que no estoy siendo pío. Por cierto que a María Luisa le hacían gracia mis curiosidades por las sacristías y sus recovecos de dentro y de fuera, hasta ha llegado a ironizar alguna vez a su propósito. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Como de costumbre te pido que me absuelvas, pero no de ningún pecado de heterodoxia. Aunque el canónigo Aguirre me ha dicho quejosamente que hay latinos a quienes lo oriental, aunque sea papista, les barrunta al olfato el azufre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.-Suaves y dulces horas en las Francesas de la antigua Constantinopla. Donde sí que no tuve otro remedio que acordarme de María Luisa. No siendo para ello preciso enterarme de si las de aquí son, como las de Valladolid, Dominicas del Rosario. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Rindieron honores litúrgicos al Embajador de Francia. Cuando entró en la iglesia sonó discretamente un timbre y del órgano salió la Marsellesa. Que dicho sea de paso nunca, ni a medias o muy disfrazada, ha sonado en los templos de nuestra villa. Lo de que cierta vez se le escaparon algunos compases al señor Norberto, el anterior sacristán de San Bartolomé, provocando las iras del celebrante, aquel coadjutor cadavérico que nos llegó por poco tiempo del Carajillo cuellarano, es una de esas amplificaciones fabulosas que también se dan en las tabernas cotidianas y en las tertulias de las señoras con o sin brisca. Que si llegó a volverse, tanta pues su furia que le hizo tomar una postura no prevista en lel ceremonial, y naturalmente no con la serenidad con que lo hacía al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dominus vobiscum</i>. Nada de eso. Una propensión a ciertos aires de pasodoble en los interludios, pero sin pasarse, y nada más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mas aquí sí, estalló la Marsellesa en la iglesia henchida de flores y repleta de velos blancos. Una monjita me dijo que al fin y al cabo por ahora es el himno de la Hija Mayor de la Iglesia. Después, en el salón de actos, casi un pequeño teatro, vestidas ya de pecadoras, las muchachitas en flor recitaron a Racine, ¡qué sueño!, escenificaron unos pasajes entresacados de Molière, eso ya muy otra cosa, cantaron de su folklore de norte a sur, y hasta contaron unos chistes de paletos provenzales y bretones. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sur le Pont d’Avignon on y danse...<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Sí. María Luisa no tenía más remedio que estar allí. Estaba pues. Tanto que me reconcilié definitivamente con nuestro rito latino, sintiéndome casi culpable de haber preferido por un momento siquiera esas luminosidades orientales por las que me entusiasmó fácilmente el canónigo Aguirre. Aunque desde luego las seré para siempre deudoras por haberme librado de lo que en mí quedaba de nuestras limitaciones del oeste. Pero es curioso, desde entonces me siento más plenamente al otro lado de nuestras siete puertas, intramuros claro, bien adentro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y que tanto romanticismo no me impidió cumplir con mi deber. Que yo he venido aquí, a esta silenciosa encrucijada de la diplomacia mundial, también a costa de Karl, el quijote escandinavo, y de parte suya. Hablando largamente con el agregado militar de nuestra hermana latina no me dejaba distraer por el frufrú alocado de tanta colegiala. Por cierto que el coronel Dusmet d’Achéry tiene noticias de nuestra tierra. En su casa hay unos cuantos libros españoles que se llevó un tatarabuelo suyo de la guerra de la independencia. Uno de ellos es la historia de la Virgen de la Hoz. Y él ha tenido la curiosidad de localizarla, encontrando el cañón del Duratón en un atlas del Touring Club. El mundo es un pañuelo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En fin. Me dejé transportar por los fervorines del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tantum ergo. </i>Ya sabes adónde. Mas, ¿para qué? Al fin y al cabo ésta es mi única pregunta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Rumbo a la isla de Chipre,<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Veinte de enero, San Sebastián el primero<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Querido Frutos: Navegar por este gran lago es delicioso. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aristóteles</i> es un barco lo bastante pequeño como para conservar el encanto de lo doméstico. Y los griegos nos dan muestras continuas de su xenofilia. En cuanto a las griegas yo no digo que no sean xenófilas. Es que vienen pocas a bordo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Karl se ha empeñado en que vea a un comerciante de Nicosia que se llama Dimitri Hisén. Es una mezcla de griego y de turco, o sea las dos etnias de la isla. Un mestizaje allí muy raro. En su tienda se vende de todo, como en tantas nuestras, a lo pueblerino. Pero la “trastienda” es harina de muy otro costal. Apenas visible, desde luego. Ya me entiendes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Karl anda a la busca de estos contactos con las gentes híbridas. Piensa que pueden ser la salvación de nuestra Europa. Y del mundo, claro. Es un hombre que se ha convertido en el liso y llano presentimiento del peligro. Dice que desde las septentrionalidades de su país se ven más agudamente los presagios y se palpan los síntomas. Sobre todo cuando no se bebe. Todavía mejor cuando se sabe beber, lo cual allí es rarísimo, pero él presume de ser uno de los elegidos. De los que se toman serenamente una sola copa de oporto o de jerez oloroso o dos de jerez seco. Y en la comida media botella de Burdeos. De lo cual acaba de hacer el aprendizaje. Ya te dije que yo le conocí abstemio. Y hay que echarle un galgo a un escandinavo que es capaz de eso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El caso es que, precisamente, quedándonos a nuestro lado de los Pirineos, yo creo que también podríamos sacar partido a la hibridez. Lo malo es que propendemos a llamarla contubernio. Por eso me alegra que hayas conocido a ese historiador de la vecina Ávila, que no se pierde ni una misa dominical, y con devocionario y todo, pero hace campañas electorales por sus amigos republicanos. Como nuestro cura de Turégano, entre el púlpito florido, las disertaciones académicas, la buena prensa y los inmensos volúmenes constitucionalistas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sic diva potens regna Chypri regat</i>. Que la poderosa reina-diosa de Chipre guarde, ¿a quién? ¿A ti? ¿A María Luisa? ¿A nuestro pueblo? Por descontado que yo para los tres la invoco. ¡Ah, y sin olvidarme de mi capitán Corcos!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por cierto que de los cuatro entes tú eres el que se define mejor. El Deàn de la Catedral de Segovia, y basta. María Luisa en cambio, ¿la colegiala de las Francesas? ¿la enfermera incólume del Instituto Rubio? ¿la mayorazga de los Salinas? Más difícil todavía Justo. ¿El oficial de la triste figura? ¿El castellano de la chilaba? ¿El letameniense del laúd bereber? ¿Y nuestro pueblo? ¿El de las Siete Puertas nada más? De acuerdo. Y ahí se queda toda la inefabilidad insondable. ¿Intra o Extramuros? ¿Antes o después de la queda? Tremendos interrogantes. Pero si sólo fueran esos...Y aquí sí, entro en mis dominios. Por mis fueros de cronista de lo desconocido y misterioso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me acuerdo de ese formidable bilbaíno salmantinizado- ¿y si dijéramos, sin ningún respeto para el cronismo, salmantino bilbainizado?- que a ti te lleva a mal traer con la irritación de sus irrespetuosas divagaciones en torno a tu teología. Dice que los pueblos del llano brotan del suelo. Mientras que los montuosos, como el nuestro, llueven del cielo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero Letamenia no se ha conformado con tomar tierra, sino que la ha excavado, se ha hundido en ella mucho más hondo que sus cimientos. Buena empresa la de nuestro ingeniero Reverte de hacer un plano de las cuevas de la Villa. Ésta tiene duplicada la dimensión de la altura. ¿Y qué quiere decir el número siete de las puertas de su muralla? ¿Sólo eso que a la vista está, la cifra que resulta de la operación de contarlas una a una?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero yo estoy convencido de que hay una Letamenia subterránea, en el centro de su tierra si lo prefieres. Otra Letamenia que también es una población, con sus vecinos, esos paisanos nuestros a quienes no conocemos. Siendo el número siete una clave que cuando se descifre dará lugar al mutuo descubrimiento de los dos pisos de la villa. Desciframiento que implicará también el hallazgo de un idioma que nos será común.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Te acuerdas desde mi último viaje desde Madrid a caballo? Sí, te acuerdas porque aunque no te lo he contado muchas veces, creo haberlo hecho muy vivamente. Y, por mucho que me jures y me perjures, estoy convencido de que me creiste, de que me crees. Cuando amaneció, pasado el Puerto, no había más que una llanura perfecta, sin un solo accidente del terreno, sólo al fondo el campanario de la torre del Salvador. Al fin me di cuenta de que era un lago, pese a que yo podía seguir cabalgando. Quedaba el camino, aunque no se notaba a la vista. ¿Será acuática la Letamenia inferior? ¿Puede haber en las prolongaciones de las cuevas, también en profundidad, otro pueblo intermedio?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero yo no lo pensé entonces. Sencillamente tomé nota de lo que había visto. No digo que lo creí, porque la fe tiene por objeto lo que no se ve. Y yo veía aquello tanto como un notario que levanta acta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cundo se me impuso, de súbito, esa interpretación, fue al volar de Cuatro Vientos a Grajera en la avioneta del comandante Herrera. La ascensión y el trayecto de una placidez insuperable. Pero yo sentía que la circunstancia de estar en lo alto y caminar por el aire me estaba aguzando el intelecto y los sentidos. Sólo esa vez. Cuando luego he ido en estos aviones de línea que están empezando a regularizarse, no he notado nada parecido. Al fin y al cabo el bautismo es algo muy diferenciado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De Herrera ya te conté. Lo que me decía de la casona de su infancia en Granada era de cuento de hadas. Como la misma Granada, sí. Pero además en su caso muy cerca de París. Quiero decir de nuestro París, esa ciudad en la que el mito pesaba más que la realidad. Mi París de ahora, el de la verdadera geografía, es otro lugar. Herrera piensa volar mucho más alto. Cuando le oía, me costaba trabajo saber que se trataba de un científico. Aunque era evidente que en él había algo más allá de la ciencia. No digo que no me contagiara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y ya sabes que todo esto te lo cuento sólo a ti sin ninguna reserva. Eres el único. Para los demás, según cada uno, pero aunque tenga fama de locuaz siempre me limito. Ya sé que Justo se queja de que con él me muestro lacónico. Y es que me da miedo imbuir de fantasías la cabeza de un militar, más en estos tiempos. Precisamente por esa índole real que mis fantasías estoy seguro tienen. Como tú bien sabes, mi padre fue militar también. Y no me cabe duda de haber yo heredado la fantasía de él. Pero así le fue. ¿Habría caído de no ser por ella en aquel preludio de guerra de África? Siempre llevo, tantas veces te lo he repetido, la canción conmigo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No te vaya a suceder lo que al General Margallo...</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a María Luisa, yo no la cuento nada. Pero por estar seguro de que ella se entera de todo lo que yo cuento, sí, de cuanto digo a cualquier otra persona, y sin perderse un solo detalle. Claro está que si así ocurre ello no es ajeno a su voluntad, ¿no? No parece demasiada vanidad pensarlo de esta manera. Aunque a vecs la loca de la casa dé demasiadas vueltas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aquí tenemos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Esfera</i>, nuestra revista. Sí, este pequeño barco tiene detalles sorprendentes. He visto en los números que hay en la sala dos fotos de sendas obras de arte que tienen que ver con Letamenia. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antes de la corrida</i> es un cuadro de Ignacio Zuloaga que está en el Museo de Bruselas. Un picador, rejón en ristre, mira el pueblo encaramado a las peñas, desde Las Cuatro Carreteras naturalmente. Tiene varias mujeres enfrente. Cada una mira a un punto diferente. No se cruzan los ojos de ninguna. Él parece no verlas. La expresión de ellas siempre es enigmática, aunque en una se vea la tristeza y la sensualidad en otra. Yo me pregunto porqué él no las ve, y si ellas se fijan o no en él. Pero además veo en todas a María Luisa. Lo que quiere decir que no veo a ésta. Y entonces me siento culpable de no hacer el esfuerzo de identificarla, de descifrarla sí. La otro foto es dun bronce de nuestro paisano Barral. Un desnudo femenino, ladeado, frívolo, juguetón, hasta inocente, como pieza humorística un logro. ¿Qué tiene que ver con las mujeres de Zuloaga? ¿Y con María Luisa? ¿Estoy obligado a contestarme?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y voy a beberme una copa de un vino griego deliciosamente resinoso que tienen en el bar. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cura ut valeas.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------</span></i><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">París, quince de agosto, antigua fiesta de la Virgen de la Peña<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estoy sentado a un velador, como por allí decimos, de un pequeño café de la rue Saint Benoît, pero al aire libre. Hace buen día. No es excesivo el calor. Está clara la atmósfera. Me acuerdo de nuestro humanísimo médico Teófilo Hernando. Me contó que su padre, médico rural en el pueblecito de su nacimiento, Torreadrada, durante un viaje a esta ciudad, algo entonces mucho más cotizado, escribió a la familia, también desde un observatorio como el mío: “Pasan muchas muchachas. Y son bien parecidas”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> He pasado toda la mañana en la trastienda del comercio más aromático que he conocido en la vida, y eso que puedo presumir de haber estado en tierras de merecida fama en ese ámbito, tú bien lo sabes. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aux racines de l’Arménie</i>, su dueño Komitas Beduyan. La trastienda es más grande que la tienda, y además hay un sótano. Y naturalmente que la fragancia se percibe por el olfato. Pero no exclusivamente. Te aseguro que también por la vista. Sí. No hay un milímetro cuadrado de las paredes que no esté tapizado por un cajoncito, un frasco, un envoltorio en papel polícromo, de especias, hierbas, polvos, ramitas, líquidos olorosos todos con su tinte. Cada rincón con su diferencia, pero a la vez integrado en un conjunto de una unidad sorprendente. Perfecta esta armonía entre lo particular y la resultante de las particularidades. Era una tentación quedarse allí. Hasta se sentía uno interiormente acunado por esa música de Oriente, como la de nuestro vecino Marruecos sin ir más lejos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Komitas es un viejo célibe nacido en la Armenia soviética. Naturalmente está exiliado, pero no se muestra del todo intransigente cuando habla de los nuevos dueños de su tierra, y conserva allá algunos contactos. Él es una mezcla de la evasión al ensueño y la eficacia, ésta más a largo plazo que en la realidad inmediata. Se pasa la vida en su rincón escondido de París, pero tiene tentáculos mercantiles muy diseminados por el mundo, en los Estados Unidos sobre todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su conocimiento es un servicio que yo he prestado a Karl. A mí me dio noticias suyas en una carta el canónigo Aguirre. Él es de la iglesia separada, pero han hecho los dos buenas migas. El canónigo le descubrió la sidra y desde entonces la busca de vez en cuando en una tienda de artículos españoles que hay en la rue Saint-Sulpice. Los curas de su iglesia se enfadaron por habérsela dado a conocer cuando ya estaban cansados de degustarla los de la iglesia uniata. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A Karl le ha interesado como una pieza más en su tablero de aproximaciones entre las gentes mezcladas o en conflicto. Un tablero en el que no sólo cuenta el presente sino también el pasado. Pues el ayer no está incomunicado con el hoy, no está muerto. Por eso la historia es trascendente y también la memoria enriquece. Supongo que sabes algo del exterminio de los armenios por los turcos. Está muy reciente. Karl insiste en que los muertos, como el pasado, no tienen retorno. Pero por eso mismo se impone barajar sus recuerdos. Como puede hacerlo Komitas en la pecera de su escondrijo, armenia pero de muchos colores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y viendo pasar a las parisienses bien parecidas te dejo. Éste es el corazón del París monacal, los dominios de la antigua abadía de Saint-Germain-des-Prés. Una selva literaria a falta de la península de peñas de nuestro San Frutos silense. La conjunción de las dos se queda para la vida perdurable.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Quince de agosto. De no caer en vacaciones, sería en los colegios un día tan blanco por lo menos como el ocho de diciembre. No sé si María Luisa es Hija de María. A nuestro capitán tengo que recriminarle porque la Asunción no sea patrona de ninguna de nuestros armas o cuerpos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aquí también es fiesta. Además el cumpleaños de Napoleón. Esta mañana oí la misa mayor en Notre-Dame. Muy suave en los alrededores la decoración de las palomas entre las monjas. Las campanas graves. Me recordaron las de nuestro San Justo. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vale.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Roma, Domingo de los Toros de Letamenia<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Todos los años, en estos días, esté allí o fuera, lo cual viene siendo lo corriente desde hace muchos años, cuando se ven o a uno se le representan caras de paisanos que hasta el año siguiente vuelven a estar olvidadas o invisibles, yo me acuerdo sobre todo de los muertos. Que estas fiestas son tanto de ellos como de los vivos. Las sensaciones cuando les tocó vivirlas de los que se fueron están dormidas en el aire, y cobran vida al llegar su aniversario colectivo, que al fin y al cabo sólo éste es el de la Villa. Su densidad tiene que pesar abrumadoramente entonces en nuestros dos cementerios. Tanto que, de veras, a mí me daría miedo ir a cualquiera de ellos desde el principio hasta el fin del programa. Los enterrados en las iglesias ya están hechos a compartirlas a diario con nosotros. Estos días también salen, claro, pero sin más problemas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hasta alguna vez me he imaginado una competencia por la mejor celebración de “Los Toros” entre el Cementerio Viejo y el Nuevo. Tiene que haberla, ¿no? En principio generacional, pero desde luego inserta en una urdimbre de ramificaciones complejas. Los del Viejo pueden presumir de ocupar el solar de la iglesia desmochada de San Pedro. Los del Nuevo nada más que el receptáculo de los incluseros de San Cristóbal, pero en lo más alto y con todo el horizonte. Los de San Pedro en cambio un mero hoyal ensanchado, sólo el vano de la Puerta de la Fuerza y el vislumbre del barranco de Las Canalejas para salir en su sueño de muros afuera. Los cristobalinos dominando el cncierro. Los del Viejo encajonados en su altanería. De veras que no serán sus peleas pecados menores. Los del Nuevo tendrán banda. Los del Viejo preferirán, aunque despectivamente, la dulzaina, y eso sí, cuidando mucho el tambor. Los de San Cristóbal exhibirán trajes regionales copiados de Segovia. Los de San Pedro gastarán sus pelucas, calzas y miriñaques, con mucho polvo sì, pero hecho abolengo. Arriba, la jota y el pasodoble; abajo, el vals y hasta el rigodón. Los del Nuevo, el Himno de Riego para algún interludio. Los del Viejo, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marcha del Príncipe de Dinamarca</i> de Henry Purcell. Y claro está que con defecciones en uno y en otro. Y con todas las complicaciones que lleva consigo lo humano y más lo femenino. Y los correspondientes emparejamientos mixtos, también morganáticos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero no todos están en el Nuevo ni en el Viejo. Los hay que no han encontrado ni en el uno ni en el otro su sitio. Son los que vagan intramuros. ¿También de murallas afuera? No sé si habrá almas letamenienses en pena que lleguen a ese destierro. De lo que sí estoy cierto es de que ni María Luisa ni yo seremos de San Pedro ni de San Cristóbal. Y de que el capitán Corcos irá y vendrá de abajo arriba. Y eso sí, los días de los toros, todos los muertos tienen libertad para moverse por todos los rincones del pueblo. Al fin y al cabo, es cuando los exiliados vivos se congregan también. ¿A divertirse? Secundariamente. La razón definitiva es levantar acta de su presencia, estar juntos como una fe de vida. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y no nos olvidemos de que muertos hay muchos más que vivos. ¿Qué densidad de población la de la otra Letamenia? Pues que no se mida aritméticamente no quiere decir que la pregunta carezca de sentido. ¿Y los letamenienses del centro de la tierra? La suya y la nuestra. Precisamente ahoras voy a poner unas líneas al Comandante Herrera. Para confiarle mi fe en los letamenienses del aire. Pero éstos son los sampetrinos y los cristobalinos que vuelan, de nuestro mismo etañants. Y a propósito de la especie, no sólo los hombres son letamenienses. ¿Acaso no tienen su vecindad ganada nuestros perros, asnos, mulos o machos, gatos, grajinas, cuervos, buitres, gorriones, cerdos, caballos; los mermejos, govios, barbos y truchas de nuestro padre río? Pero no quiero inquietar tus teologías divagando en torno a su ultratumba.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con que bajemos a este mundo, el nuestro por ahora, el de los vivos de la superficie.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me acuerdo de que a la bisabuela de María Luisa la llamaban <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Menora</i>, por haberse quedado huérfana y rica heredera. Cifraban su renta diaria en una onza de oro, una fanega de trigo y una gallina. Todavía en la casona de San Millán. Por cierto que rara ave en esta tierra su amplio patio rectangular. Reminiscencias románicas en las arcadas, y los escudos de los Salinas remetidos y enverdecidos de lisa y llana antigüedad. Amansados los leones dormidos y desdibujadas las cruces de brazos barroquizados como las laudes de las sepulturas abandonadas en nuestros cementerios al aire libre. La mudanza del abuelo a una de las casas nuevas de la Plaza fue el toque de campana del cambio de los tiempos, aunque a él todavía le tocó la mitad del mayorazgo según la transición legislativa. El padre continuó la evolución, al insertarse en un escalafón de las administraciones modernas: Director del Instituto de la vecina Aranda de Duero, donde se pasó la vida enseñando las matemáticas. Casado muy tarde, quizás dubitativo ante el destronamiento de la estirpe decretado por los burgueses conquistadores. Yo le conocí siempre con larga barba blanca. Y fue el último sombrero de copa indefectible en los entierros y las procesiones. La estampa postre que hace de la literatura de nuestro Francisco de Cossío el exponente de la nostalgia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y lo que son las cosas. Si María Luisa no hubiera sido hija de un catedrático, por muy bisnieta de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Menora</i> que fuese, yo habría bailado con ella antes que nuestro capitán. Pero esa circunstancia elevaba por lo menos al cubo mi primera timidez. Me pareció que entre los dos se interponía la masa inconmovible de una inmensa biblioteca henchida de libros de texto en todas las lenguas y escrituras. Y de números y signos de cálculo aritmético y algebráico. De manera que en los primeros Toros en que él y yo bailamos con las chicas, Justo se me adelantó.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero al cabo de un año largo tuve una compensación insospechada. Seguíamos internos, ella en las Francesas y yo en El Escorial. ¿Y no fue milagro que a ella por San Sebastián y por San Blas a mí nos mandasen a reponernos a casa de nuestras respectivas abuela y tías después de haber padecido sendas semanas de fiebre? De veras que yo todavía me lo pregunto. Pues al fin, entonces sí, en esas vacaciones insospechadas, un literal anticipo del paraíso- de no verlo así, ¿el paraíso qué podría ser?- bailamos largamente, fíjate, largamente, en el Teatro. Me sigo acordando además de aquellos días como de los de la verdadera vida del pueblo, éste en su propia salsa, sin estudiantes ni veraneantes. Y ahora mismo me pregunto también si el único problema de mi vida no ha sido la impotencia para sumergirme en ella. Para adquirir la vecindad, según el Fuero. En puridad, para mantenerla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Todavía hace demasiado calor aquí. Faltan muchos de tus hermanos de sotana, retenidos aún <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ad aquas</i>, como llaman sus largas vacaciones. Aun así, pasan bastantes hábitos de uno y otro sexo, y trajes talares y sombreros de teja, ante esta terraza de la anodina Vía Véneto. Que corresponde a un café de pretensiones literarias, pero de la otra Roma, no la del Papa Rey. Aunque también se han ido los escritores de esa cuerda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero yo vuelvo a cerrar los ojos para ver aquellos bailes del Teatro. ¿Cuántos colores tenían las cintas del bastonero? A ella y a mí, en aquella bendita ocasión, se nos quedaban muchos mirando con una compasión siempre un poco temerosa y de vez en cuando un tanto maligna. Sin recatarse de cuchichear. Aunque nadie se atrevía a pronunciar la palabra. Y eso que ésta es bellísima: Tuberculosis. No me dirás que no, también misteriosa. Por eso seguimos los dos en esta parte del mundo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero lo que yo no puedo dejar de envidiar a Justo es su perro. ¿De dónde le ha podido venir ese formidable San Bernardo? Por mucho que se empeñe en hacernos creer que se lo trajo del Rif no es capaz de llegar a lo verósimil. Pues sí, le envidio. Absuélveme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tendría que contarte tantas cosas como para llenar un tomo del Espasa. Fígurate, en Roma, en tu Roma, y de días y noches bien aprovechados. Pero los días y las noches de los Toros sólo se puede hablar entre letamenienses de Letamenia. Por muchas figuras ornamentales del Vaticano que a pesar de todo pululen por aquí, como os llama Cerón, el buen poeta de Segovia. De Ocidente y Oriente, que los orientales son una mina de sabiduría, apertura, colores, luces y curiosidades. Nunca le agradeceré bastante habérmelos descubierto al canónigo Aguirre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta mañana he oído la misa en el Seminario Abisinio, que está dentro de los muros vaticanos. El rito es sorprendente y los cantos tienen un arrullo mágico. Pero, lo repito, hoy es el día grande de Letamenia. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vale.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.-Por cierto, ¿te acuerdas de que en los Toros suele caer el cumpleaños de Justo? Lo pongo entre interrogantes, pues como su madre murió al darle a luz, ni él lo celebra ni los demás hablamos de ello. Yo ni siquiera sé exactamente en que día fue del calendario, ni qué jornada de las fiestas era aquel año.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Berlín, fiesta de la Virgen de la Peña<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me encuentro mal. Esta es la definición literal de mi estado. Mal en el aposento donde resido, mal cuando voy por la calle, mal si hablo con alguien, mal al dormir. Estoy mal, y ello se debe a la geografía que me cobija. No voy a decir que me hospeda, pues esta palabra lleva consigo alguna suavidad hospitalaria. Me encuentro mal pues.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Karl me ha traído aquí, pero no se empeña en que le acompañe en todas sus entrevistas y brujuleos. Con eso está dicho todo. Que él atribuya a evasiones pasionales latinas mi toma de conciencia. Allá él, aunque no se estrellará solo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> No es conveniente que te escriba ahora mismo todo cuanto pienso. Aparte no ser necesario. Tengo remordimientos si al despreciar a ciertas gentes poderosas me acuerdo de que he estudiado en El Escorial. Pero se me pasan cuando reparo en que Letamenia tuvo fueros, mas no perteneció a ningún Señor. Entonces me gustaría estar en una de nuestras tabernas, no en él, pero sí junto a uno de esos coros de menestrales que, cuando han tomado la penúltima copa y ésta ha pasado su raya, corean <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Internacional.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Esta mañana tuvimos una conversación con un almirante a punto de pasar al retiro. Casi toda fue de recuerdos históricos de armadas y batallas en los mares septentrionales comunes a ellos dos, los de Persiles y Segismunda pues. Pero por habernos dado a entender previamente que no había nada sustancioso de que ocuparse. Ello quiere decir que pensaba como yo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Dicen que el optimismo es un síntoma de la tuberculosis. Sin embargo, de no estar el sueco y yo a la misma distancia de ella, yo sería el más próximo. De eso no hay duda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Este hombre se sabe, ya puedes haberlo supuesto, toda mi vida y sus milagros. Le he hablado largo y tendido de nuestro capitán. Pero me he negado a ponerlos en contacto. Darle sus señas sí. Y nada más. Ni con él ni con ningún compatriota. Pues tengo el presentimiento de que estamos aparte. Lo cual no quiere decir que nosotros tengamos toda la culpa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Siento nostalgia de la última vez que te escribí en este día, por lo lejos de nuestra Europa que entonces estaba.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando el almirante nos despidió, me tuvo un cumplido. Me recordó que en su tiempo el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Santísima Trinidad</i> fue el navío más grande del mundo. En el cuarto del hotel donde estoy encerrado, sólo puedo cantar interiormente los gozos de la Patrona: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sois en el cielo adorada, astro divino en la tierra...<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Llevo en este país ocho días. Y sólo he tenido una hora buena. Las vísperas de los benedictinos de María Laach, un monasterio románico vuelto esplendorosamente a la vida. Los movimientos de los monjes tenían el más estricto rigor marcial, pero ungido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A Dios gracias mañana vuelo a Copenhague para ocho días de vacaciones plenas. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vale.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------------------------</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estocolmo, día de Los santos<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Llevo aquí una quincena larga. Y se nos está contagiando la clandestina atmósfera etílica. Tranquílizate. No he llegado apenas a beber demasiado. Pero propendo a hacerlo a solas. Lo cual precisamente se tiene entre esta gente por síntoma peligroso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estoy leyendo mucho sobre el Afganistán. Fíjate en el mapa. Entre Persia, la India, la China, Rusia. En otros tiempos también cerca de Grecia y de las estepas de los mongoles. Hasta ayer tarde cruzadas a su través las miradas de rusos e ingleses. Y ahora mismo sólo de momento tienen los ojos cerrados. Por otra parte, muchas gentes y muchas lenguas, además de bastantes paisajes. Es un país interior, pero Karl estará allí como el pez en el agua. No es fácil viajar por él. Pero le ofrendaré lo que de antesala de la vejez me queda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aquí casi no hay católicos. Esta mañama fui a misa a los dominicos. Vi por primera vez como un prodigio la posibilidad de creerme literalmente en una de nuestras iglesias de Letamenia. Ni un ápice ceremonial era distinto en esa sencilla misa rezada. De puro cotidiano no lo pensé así antes. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cura ut valeas.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Isfahan, Primavera, día de San Benito, “Now Rouz”<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hoy celebran aquí el año nuevo. Estamos esta tarde invitados a casa de un notable. Me encuentro bien entre esta gente. Mañana por fin salimos para el Afganistán. Sin la pretensión de contar los días ni menos calcular la densidad del polvo cuando vayamos en coche ni los cambios de cabalgaduras en otro caso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y de veras que un letameniense no se siente en Persia en tierra ajena. Por mor del cordero. Coincidiendo con nuestros Reyes Católicos, hubo aquí una lucha entre dos dinastías turcomanas llamadas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Qark Quyunlu</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aq Quyunlu</i>, que quieren decir respectivamente del Cordero Negro y del Cordero Blanco. Eso ya pasó. Pero el cordero no. Comemos muy a menudo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tchélo kabab</i>, que es un arroz coloreado de yema de huevo y con cordero asado, sea o no lechazo. Nuestra ensalada para el caso parejo, la de nuestras lechugas que llevan el aceite en sí mismas, puede competir ventajosamente con ésta de los pepinos, los nabos y las cebollas crudas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">khiar, torobtcheh </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">piaz</i>. Pero yo no te oculto que a la idolatría de nuestro asado, sin condimento alguno, hay que ponerla límites. Ya sé que nuestros corderos llevan también en sí la salsa, que ésta está en nuestros pastos, pero junto a esta variante hemos de abrirnos a otras. Dejar que lo simple alterne con lo compuesto y lo clásico con lo barroco. Y en estas latitudes encontraríamos buenos maestros. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esfahân, nesf-é. djahân</i> dicen en esta ciudad, “Isfahan, la mitad del mundo”. Viene ello de los tiempos del Châh Abbâs I, soberano de la dinastía adzerbaijana de los Sefevidas, que trasladó a ella la capital después de sofocar la rebelión de un gobernador, y además la embelleció prodigiosamente. Una belleza que todavía es visible. Pero yo me siento en la mitad del mundo por estar entre Oriente y Occidente. Un convencimiento que no sólo es hijo de la geografía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estamos precisamente en el Hotel <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Châh Abbâs</i>, junto a la madrasa o escuela coránica de la Madre del Rey, con una cúpula de porcelana donde navegan las flores azules. El hotel fue un caravanserrallo hecho para dar un medio de vida a los estudiantes y profesores. El mismo origen tiene un mercado cubierto que tenemos al lado, y es un anticipo del Bazar, el Qaisârieh de la Plaza Real, donde dice mi guía francesa que “el tiempo parece haber suspendido su vuelo para dar una estampa fijada en una era indeterminada”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A menos de una legua está el barrio armenio de Djolfâ. El domingo fui a misa a su catedral del Salvador. Por cierto que sus pinturas están también entre Oriente y Occidente. Luego estuve en una tienda que Komitas me había recomendado en París pero que, a pesar de su autenticidad, no puede competir con la suya. En cambio encontré el coro de la iglesia sedcutor hasta la embriaguez. De un aroma rústico que potenciaba su arte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por cierto que en Kabul encontraremos a un pastor luterano compatriota de Karl. Se llama Gunnarson y es hijo de islandés. Anda como el mismo Karl a la busca de contactos para hacerlos puentes, él en su esfera divinal. Pero no tengas miedo. Si todas las tentaciones me fueran tan inocuas como la de hacerme protestante tendría asegurada la salvación eterna. Mientras no ilustren las letanías de los santos sólo me interesan de visita de cumplido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al encontrarme febril me acuerdo de aquellas benditas vacaciones de invierno. Pero, ¿cuáles podrían ser a estas alturas? <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cura ut valeas.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Herat, Catorce de Abril<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me encuentro muy bien en esta hermosísima ciudad afgana. Está lloviendo pero sin riesgo de inundación. Te lo digo porque es una de las amenazas de este mes acá, algo mucho más llevadero que los vientos y calores de más tarde. No noto mucho haber salido de Persia. El desierto está cerca. éste es uno de sus oasis. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Coincidiendo con nuestro Renacimiento, lo tuvieron aquí bajo la dinastía timurida, sin fronteras entonces con su solar de Samarcanda. Acabo de leer en un libro reciente de un viajero inglés, Robert Byron, que la diferencia de ese renacimiento con el nuestro es que no llevó consigo una reacción racionalista. O sea que fue de “curas” ilustrados. Ideal para ti, ¿no? Aunque no llego a compararte con don Jerónimo, el de Turégano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estamos en la misma altura que Letamenia. Las chuletas de cordero, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pochti kebâb</i>, aquí se asan a la brasa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los minaretes son más decorativos que las torres de nuestras iglesias. Por eso mismo van más conmigo éstas. El de la Mezquita del Viernes y su elevado pórtico, lo mismo que sus hornacinas, son la apoteosis de los colores. Hacen pasar de las ciencias a las artes la Física Óptica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero el paraíso que yo he descubierto aquí es el musical. Se trata de una encrucijada entre lo persa y lo indio, éste predominante en las maneras afganas venidas de Kabul. El secreto está en su laúd, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">târ </i>o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rubâb</i>; también tienen el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dotâr</i> de las estepas del Asias Central. Indios son la pareja de tambores, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tabla</i>, y su armonio de soplo manual. He oído a un estupendo intérprete de éste, que también canta, Ustad Amir Jan Kushnanaz. Estoy contento de tener una foto a su lado. Es uno de los que piensan que la música estimula a los pájaros a cantar. Pero no sólo eso sino que, al oír musica bella, ellos se asocian a la misma, se hacen intérpretes, entrando en el coro o acompañando al solista. Por eso a veces los músicos los llevan consigo en sus jaulas. Sus trinos son un certificado de excelencia pues. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A mí, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rubâb</i> me crea una atmósfera distinta de la que respiro. Pero no es una muralla de aire. Se mezcla con esa otra. Sin embargo, tiene la bastante densidad para protegerme. Quiero decir que es envolvente de los azares de la vida que vienen, como consolatoriamente, en todo caso siempre una compañía. Evitando que la melancolía se llegue a hacer angustia, y limitando la potestad del dolor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rubâb</i> tiene tres cuerdas principales, dos largas que le hacen de bordón, y quince más que se acordan a la melodía elegida. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dôtar, </i>aquí también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dambura</i>, tiene dos cuerdas nada más. Y para mí es bastante distinto. Es estimulante, exige otra respuesta que la de ver venir la vida aunque se la beba. Mucho más juvenil pues, más adecuado para acompañar el canto que para tocar solo. Me evoca las clases de literatura. En cambio el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rubâb, </i>la contemplación de nuestro pueblo desde el mirador de Las Cuatro Carreteras que se llevó para siempre consigo Ignacio Zuloaga.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me gusta deambular por estas calles. Son un microcosmos de razas y lenguas. Aunque yo sólo distingo a los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hazarahs</i>, por sus caras mongoloides. Casi todos los musulmanes nativos de la ciudad, como en el resto del país, son <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sunnitas</i>, pero los hay también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">chiítas.</i> Los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pastums</i>, que son la mayoría de la nación y la han hecho, aquí no hablan su lengua sino el persa. Hay además <i style="mso-bidi-font-style: normal;">uzbekos, turcomanos, balutchas.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Al oír de ello me acuerdo de nuestra Letamenia. Que también es un microcosmos. Fíjate en los hortelanos, labradores, artesanos, obreros, hombres de carrera, curas, mendigos, rentistas y sus administradores, guardias civiles, cazadores y pescadores furtivos, comerciantes, músicos, viajantes, taberneros, maestros, confiteros, panaderos, churreros, barquilleros, tratantes, sacristanes, cordeleros, fondistas. Por lo menos otra vez te lo he escrito ya ¿Y qué decir de los barrios? Muchos metros separan el bajo de San Esteban del alto del Salvador. La Plaza en el punto medio, con San Bartolomé y San Gil. El islote de unos hoyales, San Justo, dando paso al ensanchamiento de La Virgen, del que se escapa hasta el borde de las antiguas murallas San Millán. ¿Y los trogloditas de Las Cuevas? En cuanto a Santiago, luchando contra la carretera entre el amor y el odio, Sopeña irredenta. Trascastillo tan escondido como a la vista. Pero todos hablamos la misma lengua, y las diferencias de indumentaria y aspecto se reducen a las que van de la prosperidad a la escasez. Que yo no menosprecio, Dios me libre. Pero cuando aquí salgo de mi cuarto, tengo envidia de esta policromía. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El bazar de esta ciudad es espléndido. Y he hecho en él algunas compras de que ya tendrás noticia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aunque sé que me tienes por habitante de una torre de marfil egoísta, no me he olvidado de la fecha de hoy. Y te ruego que no te preocupes. De veras que para los deanes de nuestras catedrales, a la tempestad seguirá la calma. El único cuidado es capearla mientras tanto. A compatriotas de otros estamentos no les hablaría con tanto aplomo. Pero...déjame que me embelese en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rubâb.</i> Absuélveme.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.-Estamos esperando a un piloto también sueco que nos va a llevar a Kabul, haciendo una escala larga en Maymana. Me han hablado de los mercados de ésta, en jueves como los nuestros, y tambièn los lunes en lugar del sábado. Policromía, desde luego. Y el cordero se guisa. Es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mantu</i>. Voy a tomar nuestra para nuestros figoneros, hay que repetírselo. Pero Maymana está ya en las estepas. Donde el caballo cuenta como el hombre. Lo cual a mí no me escandaliza. Al contrario. ¿Sabes que es su San Bernardo lo único que sigo envidiando a Justo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kabul, Primero de Mayo<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ya sé que para ti hoy es una fiesta antigua de precepto, los santos apóstoles Felipe y Santiago. Por un compañero francés, un profesor sindicalista todavía en la plenitud del entusiasmo juvenil, me he enterado de la otra efemérides. Ha puesto en la puerta de su habitación tres banderitas rojas. De no ser por ello, acaso me habría pasado desapercibida. Y es que me noto algo fuera del calendario. El tal compañero es de hospital. Pues esoy en el de Kabul, tomando a juego las subidas y bajadas de mi fiebre. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aquí he conocido también a otro francés, un escritor viajero, Joseph Kessel. Me ha regalado un libro suyo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Wagon-lit</i>. Y veo logra la agresividad del idioma al servicio de la expresión literaria. Algo que en su país no es raro. Se conmueve hablando de su padre, de “su grande y tierna sabiduría”. Me llevó a dar un paseo por unos barrios populares que hay en torno a la carretera de Qandahâr, y nunca o casi lo he pasado tan bién. En todas las esquinas hay contadores de cuentos, y jamás les falta argumento. Siendo sorprendente que se los entiende sin entender su idioma. De veras, así, literalmente. A Kessel le daban envidia. A su propósito se explayó hablando de los valores que los occidentales hemos perdido, al precio de ciertos refinamientos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me ha hecho el elogio de los grandes nómadas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pastums</i>, indomables, vencedores de los ingleses tras un siglo de combates, “los de los pasos del Este y los castillos en nidos de águila; forjadores de sables, lanzas y fusiles en sus talleres secretos”. Espero verlos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> He recibido la visita de nuestro cónsul. Es un donostiarra muy simpático, Nacho Garayalde. Cuando me hablaba de San Sebastián, una subida de la fiebre me ayudaba a ponerme nostálgico de lo que pudo ser y no fue. Si cuando tuve el título de abogado en el bolsillo hubiese hecho oposiciones a notarías en lugar de tomar la salida para recorrer las siete partidas del mundo, quizás ahora estaría casado con María Luisa. Pero desde luego, no estoy convencido de haber sido ello mejor. Quizás sea inevitable que sueñe con esa existencia, húmeda, atlántica, septentrional, plácida en lo dependiente de nuestras voluntades, leyendo despacio y volviendo a las novelas perennes del pasado siglo y su continuación en éste.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me extraña el traslado de nuestro capitán de Xauen a Melilla. Es de los detalles de allá que me inquietan vagamente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cuanto a mi hospital, es un islote europeo. Por eso me aburre. Aunque me lo hace soportable una enfermera escocesa, Jane McLauglin. Por cierto que se parece a María Luisa, alta, blanca, los ojos verdes y sobre todo el pelo color de trigo. Ha leído a su compatriota Walter Scott naturalmente. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vale.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------------<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Kabul, Corpus<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> No te quejarás de mi fidelidad a nuestra Santa Madre Iglesia. Aquí nadie más que yo se acuerda de la fiesta de este jueves. Me viene a la memoria nuestra Cofradía del Señor, esa convivencia tan espontánea y natural de los vivos y los muertos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Como ves, te escribo desde el Hotel Spinzar. Me dieron el alta en el hospital con la promesa de volver para radiografiarme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Karl me hizo entrevistarme con algunos soviéticos. Pero hubo de dejarlo por imposible. Cuando hablaba con ellos, me daban la impresión de hacerlo sólo desde una mínima parte de su ser hacia afuera, como si se expresaran en un idioma únicamente apto para traducir sus reservas y percibir las de los otros. En cambio me he hecho amigo de un exiliado de los de Trostsky que se hospeda aquí mismo. Habla buen castellano y me hace continuamente preguntas sobre España.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El pastor Gunnarson ha llegado desde la India. Yo no le hablo nunca de religión, pero sacio sin pereza su insaciable curiosidad por nuestras devociones y vuestra vida, la de los hombres de iglesia “papistas”. Vino con un joven matrimonio de su país. Es una pareja muy poco habladora de estudiosos, él naturalista y ella antrópologa. Trabajan sin mesura. Los cuatro haremos el viaje al valle de Bâmiyân, donde están las estatuas gigantes de Buda, empotradas en la roca. Karl se quedará en Kabul, recibiendo y despidiendo a gente. Me ha demostrado que si la situación internacional llegara a peligro inminente de guerra, él dispondría de un avión oficial para ir de una a otra de las capitales de las grandes potencias, en la confianza de servir de algo. Sí, me ha dado pruebas convincentes de ello. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y fíjate que, mientras tanto, quiere ir a Melilla. Yo me limitaré como te dije a darle una carta de presentación para nuestro capitán. De menos nos hizo Dios. Y por cierto, ¿cómo tarda éste tanto en ascender? <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vale.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Djairez, día de San Pedro</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me llega hoy desde allí esa marea de voces que anega la Plaza en el gran mercado del año. Cuando la tierra pasa intramuros de la Villa, hasta de lejos, se contratan los agosteros para la siega, y en las callejuelas en torno se espesa el olor del asado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hemos tomado el itinerario más difícil, porque también es el más hermoso, el de la garganta de Onay, a tres mil trescientos metros de altura. Ya estamos a cincuenta y seis kilómetros de Kabul. Para Bâmiyân nos faltan ciento treinta y cuatro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Acabamos de hacer una parada en un santuario pequeño y tapizado de cintas que contiene las peticiones de los devotos. En este pueblecito también hay un bazar muy animado. Yo te estoy escribiendo desde una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tchâi khâneh</i> o casa de té, como tantas hay en todo este país. Nos acompañan dos jóvenes guías de la raza <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hazarah.</i> Son buenas gentes, vivos de talento, serviciales y generosos, oprimidos desde hace mucho tiempo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El pastor Gunnarson se ha traído unos libros de budismo y me plantea de vez en cuando la cuestión de si éste es una religión o no. Yo más bien me inclino a responderle negativamente, pero me siento tímido para hacerlo. Pienso puedo estar influido por nuestra densidad pía. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Uno de los guías se defiende en francés y otro en inglés. Yo voy estando ya más suelto en esta última lengua. Acaso ello sería bastante motivo para unas calabazas de María Luisa. Recuerdo su costumbre de decir a cada momento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">c’est fini</i>. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los guías nos han asegurado que quedaremos admirados cuando se nos aparezca la masa del Hindukush dominando el valle de nuestra meta. Pero sobre todo nos han dicho algo que me hace recordar la esencia de nuestra Letamenia. Desde que, treinta kilómetros más allá, empecemos a subir el Onay, a cada revuelta del camino será diferente el paisaje. ¿Y no es eso lo que pasa con nuestro caserío, tanto que por eso no se acaba nunca, incluso para quienes tienen el privilegio de habitarlo? No me fío ya tanto de que las gargantas de Tang-é-Pâ-yé-Maori, próxima ya la llegada, se parezcan a nuestro cañón. Pues ninguno de los pretendidos paralelos que he visto han resultado comparables. No sé porqué, pero se trata de una realidad evidente y profunda. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vale.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">PS.-Me ha despertado un guía para llevar esta carta a un correo que va a pasar. Me ha interrumpido un sueño estridente. Veía las siete llaves de las puertas de nuestra muralla que guardamos en el salón de sesiones de nuestro consistorio manchadas de sangre, algunas teñidas del todo. Entonces me acordé de una frase de un fiscal de Segovia, según el cual en nuestra provincia la criminalidad es casi nula.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Despierto ya, lo que tuve no fue un sueño, sino una visión. Alegórica. Estaba María Luisa en la taberna de Silvanio. Inverosímil por lo tanto. Mirando a la barra. A la izquierda y a la derecha, pero muy apartados y mirando en cambio a la puerta de entrada, Justo y yo. Él con un puñal, yo con un vaso de vino. Y, aunque imperceptiblemente, nos movimos. Pero los dos para alejarnos de ella. Vuelve el guía, que ya se va el correo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bâmiyân, Diez y Siete de Julio de 1936<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi querido Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al fin hemos llegado. Ayer nos instalamos en el Hotel Bâmiyân. Nos alojamos en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yurtas</i> o tiendas a la manera turcomana que aquí se llevan. Además tenemos una habitación colectiva en el edificio central, entre otras cosas para escribir cartas. Pero yo lo estoy haciendo sobre el terreno. Estamos en la ruta de la seda, que iba de Roma a la China y la India.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta peña es roja como la sangre y está cortada a pico, aunque ha acabado por dejarse moldear en unas formas que se parecen un pcoo a Montserrat. Estoy frente a la hornacina acupulada tallada en ella que alberga al Gran Buda. Los guías me dicen que éste tiene cincuenta y tres metros de alto. Su antigüedad es de mil seiscientos años. Tiene mutiladas la cara, las manos y las piernas, y ha perdido su dorado y su tinte azul.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por doquier hay cuevas y galerías, los antiguos monasterios rupestres. Pero ya no queda ni un solo monje. Con sus túnicas color de azafrán habrían coloreado atractivamente el paisaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El pastor Gunnarson me ha explicado que este lugar era una de las sedes del budismo llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Mahayana</i> o “Gran Vehículo”. Éste concibe a Buda como el dios de la compasión, rodeado de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">boddhisattvas</i> que equivalen a nuestros santos. A él y a ellos se reza pidiendo su intercesión. El budismo anterior, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Theravada-Hinayana</i>, también vigente, está más alejado del mundo y el hombre, concentrado en la meditación tendente a alcanzar el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nirvana</i>. Yo me siento como oreado por un aire suave al pensar en esa compasión universal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El tiempo es bueno pero yo tengo demasiado calor en el pecho. Mañana es el cumpleaños de María Luisa. Absuélveme.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.-¿Sabes que estos Budas, el Grande y el Pequeño, estriados los torsos, me han recordado la imagen de nuestro San Juan que tenemos sobre la puerta de nuestro santiago? Te acompaño esta otra carta para nuestro capitán. Prefiero que la eches al buzón tú, pero después de haberla leído:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Querido y recordado Justo: No hacía falta este segundo epìteto, pero lo he puesto al reparar en un detalle que hasta ahora me había pasado desapercibido. Y es que nunca nos hemos escrito, al cabo de tantos años. Acaso superfluas las misivas por acordarnos demasiado el uno del otro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Estoy en el Afganistán. Es también un país de moros, los tuyos de adopción. Te gustaría esta gente indomable.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Te acuerdas de cuándo tú estabas en los baveros y ella en las Francesas? Los dos en Vlladolid. Yo trasterrado de vosotros en la grandeza de San Lorenzo del Escorial. Donde se gestaba su último acto, de Felipe II al Presidente de la República. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y qué me dirías si te escribiera sólo para comunicarte una sospecha y hacerte un ruego? La sospecha: Yo creo que tú no aprovechaste tu cercanía en aquellos cursos vallisoletanos. Por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fair play</i> para conmigo, sencillamente. ¿Y ahora? El ruego: en nuestras tabernas se canta la canción dirigida al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pajarito, pajarito, pajarito que volaste, y al atravesar el mundo qué solito te quedaste.</i> No la tengas presente cuando te acuerdes de maría Luisa o te acerques a ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y sosiégate. Acaso en este momento, dentro de las profundidades de cada uno, discordantes de las apariencias, en nuestro país sea la de militar la condición más preferible. Por más excusable. Tuyo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Melilla, Diez y Seis de Julio de 1936<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Te escribo sin ningún motivo concreto. Por necesitar el alivio de comunicar desde lejos con un amigo que da la paz sean cuales sean las circunstancias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aquí es densa en exceso la atmósfera. Cual si este verano no fuese a terminar nunca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Nuestro General, Romerales, es goloso. Yo le había hablado de nuestros soplillos y ayer conseguí llevarle una caja que me ha traído un soldado paisano. Me entretuvo un poco hablándome de chocolates-loores a uno de Pozoblanco, que metamorfosea el paladar, así me dijo él-, y de mantecados, polvorones, bizcochos borrachos y bartolillos. Luego me vio mi coronel y me hizo unas preguntas raras. Y yo fui a un colegio femenino, de una congregación llamada de la Divina Infantita, para tranquilizar a las monjitas, que son casi todas mejicanas, y están inquietas ante este pesado ambiente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Creo que Marco-Antonio anda por Asia. María Luisa no sé si en Madrid o en Letamenia. Pero yo no sé a cuál de los dos tiene más cerca. ¿Y por qué tengo que asociar siempre a ambos en mi recuerdo? El caso es que lo mismo se ha preguntado él. Me lo ha asegurado. Y no lo dudo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aunque estoy viendo el mar, me acuerdo del fresco de tu catedral en este tiempo. Un abrazo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Justo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------- </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Upsala, Veintinueve de Septiembre de 1936<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Hermano en Cristo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Le ruego me permita presentarme. Soy el pastor Thorlakur Gunnarson, de la Iglesia de Suecia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tengo el dolor de hacerle saber la muerte de su amigo y paisano Marco-Antonio de Floranes, ocurrida en el Afganistán, en Bâmiyân. Falleció de un ataque al corazón en el hotel que compartíamos, unas horas después de que el correo se llevara una carta que había escrito a usted estando yo delante, junto a la estatua rupestre del Gran Buda. Yo no le he escrito a usted hasta estar cierto de ser la persona para ello indicada, por una serie de circunstancias que le omito.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al desplomarse buscó mi mano, pero no pudo decir ninguna palabra. Le enterramos junto al cementerio del pueblo. Pusimos una cruz con su nombre y las fechas de su nacimiento y su muerte que nuestro amigo Karl conocía. En Kabul, ello le fue comunicado a un diplomático español, a quien se le entregó su “cédula personal”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Unos días antes me había hablado de un diario que viene llevando desde sus años juveniles. La última parte la tengo yo, la escrita en este viaje. La anterior me dijo estaba donde consta en un documento autorizado por un notario de Madrid que hace poco fue ministro de España y antes había ejercido de juez en Letamenia, su pueblo. Con esos datos será fàcil localizarlo. Me dijo que el diario debía ser dado a su amiga María Luisa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Además de ese manuscrito, yo tengo tres regalos que él compró en el Afganistán: una túnica de cordero bordada para usted, pues me dijo que a veces allí se pasa frío dentro de las casas y entonces le vendría bien sobrepuesta a su traje eclesiástico; unc collar de lapislázuli para María Luisa, y un puñal de plata labrado con motivos florales para su amigo capitán. Espero poder hacerle llegar a usted todo ello sin tardar mucho. De haber sido normal la situación lo habría hecho ya, pero teniendo en cuenta las circunstancias que ustedes atraviesan no me ha parecido oportuno correr ese riesgo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo guardo del difunto la memoria de un corazón. Gracias a él tenía a menudo la sensación de estar viajando por su país, tantas cosas como me contaba y descritas con tantos colores y pasión. Recuerdo la última, unas tiendas que hay en el centro de Madrid, en torno a su Plaza Mayor, de telas de color para hábitos que prometen y llevan los devotos de cristos, vírgenes y santos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Le adjunto una relación del dinero que nuestro amigo tenía y de sus efectos personales, en espera de instrucciones suyas. Todo está en mi poder.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Reiba un saludo fraternal en Él</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> T. Gunnarson</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gijón, Virgen de Agosto de 1939<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me siento abrumado por este destino, aunque el mar, la situación norteña y estas gentes, este Hotel Comercio, me habrían resultado a cual más gratos en otras circunstancias. Me encargaron la misión de localizar a un grupo de fugitivos, y llevábamos varios días recorriendo brañas cuando recibimos aviso de un puesto de Infantería de Marina de haber una barca sospechosa en un punto solitario de la costa. Yo no había querido descargar en ninguno de mis subordinados este mando. El problema moral habría sido el mismo, y además me habría sentido cobarde. Cuando llegamos, la barca estaba hundiéndose, atestada de gente, por los disparos de los infantes.Un comandante de ellos me dijo no entender que no se les dejara marchar. Pero tenía órdenes estrictas. A los pocos días se suicidó. No se sabe porqué. Se habla también de un enredo de su mujer con un asistente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo querría retirarme de las armas, no sólo por estas contingencias, sino por todo el contexto histórico que vivimos. Pero habiendo hecho la guerra podría parecer un intento de borrarla de mi vida. Y el pasado no tiene retorno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Vi a María Luisa en Madrid. Entre su tía Florencia y su tía Enriqueta. Como sabes, de siempre la primera se encargaba de ahuyentarla todos los pretendientes posibles, incondicionalmente. Ninguno se la podría merecer. Era algo dogmático. En cambio tía Enriqueta congregaba a todos bajo sus alas maternales, ajena a cualesquiera dogmas. ¿Distintas visiones de su propia soltería por parte de la una y la otra? El caso es que hasta en esas actitudes inconmovibles se ha notado el trauma que vivimos. Me recibieron con mucho cariño las tres, y no advertí el más pequeño asomo de discrepancia entre las dos custodias. Y no fue por el uniforme, ya con las estrellas de coronel. Era síntoma de algo más profundo. Que Dios nos tenga de su mano. Tuyo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Justo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.-Ya sabrás que un hermano tuyo de capítulo tiene harto a un capitán general chusquero pidiéndole su intercesión de héroe para una mitra..</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ----------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madrid, 29 de Agosto de 1939<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi respetado Don Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Tengo el atrevimiento de felicitarle por la oveja descarriada que ha tocado a usted llevar al redil de la Santa Madre Iglesia. Me vino a ver Komitas, el amigo armenio de Marco-Antonio que en gloria esté. Me contó de su conversión al catolicismo, que por cierto yo sospecho un homenaje póstumo a nuestro paisano, y la elección de usted para recibirle en su seno. También sé de la obstinación del obispo de Segovia en hacerlo bautizar, aunque ningún teólogo en su sano juicio puede sostener que el bautismo de los armenios no es válido. Pero así ofició usted una ceremonia más solemne para el recuerdo, ya que no más eficaz para el pecado original.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Marco-Antonio le había hablado de mí y quería conocerme. Me ha regalado un frasco de azafrán de peña. Tiene el color del nuestro, pero las hebras son más duras. Sin embargo, hay que frotarse con ellas la cabeza hasta que se disuelvan en agua y colonia. Me dijo que es el afeite más preciado de allá, más y más raro, casi secreto. Que el azafrán sea comestible no importa. Me dio la sensación de no seguir encomiándome sus virtudes de tocador por mor de incurrir en alguna alusión deshonesta. Y desde luego su fragancia es profunda, singular. Perdón por esta confidencia, Señor Deán. Tómela como un símbolo de la vuelta aromada del hijo pródigo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A propósito de Marco-Antonio, como letameniense me siento huérfana al recapacitar en la vacante que ha dejado. ¿Quién puede sucederle como cronista de la otra Villa y Tierra, la de la fantasía y el embrujo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Voy a felicitar a Justo. Hoy es su cumpleaños. Coincidente con el aniversario de la muerte de su madre, claro. Le pide sus oraciones y saluda respetuosamente</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> María Luisa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madrid, 31 de Mayo de 1941<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Querido Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> María Luisa y yo nos casaremos, Dios mediante, en la Virgen de la Peña, la víspera de San Juan. Contamos con que tú seas el oficiante. Pienso ir en breve a Segovia para tratar contigo de los detalles que te incumben. Espero nos concedas este favor que tanto preciamos los dos. No te anuncié antes nada pues la decisión ha sido súbita. Tuyo, Justo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -----------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Badajoz, 19 de Julio de 1941<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi respetado Don Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Acaso cuando reciba ésta, ya sepa usted la inesperada noticia. Mi marido se ha ido a Rusia en la División Azul. Hace ya de esto cinco días. Sólo había pasado una semana desde nuestra vuelta del viaje de novios a Mallorca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Le pido perdón si le inquieto y fatigo con mis cuitas, pero en mi situación es inevitable que las divagaciones se me agolpen a solas, y no sólo por ser una recién llegada a esta ciudad lejana donde Justo acababa de ser trasladado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Antes de marcharse él, yo había oído rumores diversos sobre la situación en torno a la guerra. Alguien aseguró que en una unidad mandaron formar un pelotón para decirle: “Que dé un paso atrás el que no quiera ir a Rusia”. En cambio otros hablaban de jefes que disuadían a los suyos de emprender la aventura. A mí, Justo me dijo sencillamente que tenía que irse. Nada más. Ningún síntoma hasta ese momento había podido hacerme presagiar nada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ahora estoy empezando a planear los cambios que mientras esto dure tendré que introducir en mi vida, de residencia incluso. Mis tías ya han llegado de Madrid por el momento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Respetuosamente le saluda y pide sus oraciones</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> María Luisa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ---------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Feldpost, 16 de Agosto de 1941<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Muy respetado Señor Deán:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cumplo con el triste deber de hacerle saber la muerte de mi jefe, el coronel Justo Corcos, acaecida ayer en este frente del lago Ilmen. Acaba de ser enterrado y se le ha dicho la misa de campaña.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo me honraba en gozar de su confianza, sin mengua de la diferencia jerárquica. Me había hablado muchas veces de su pueblo y de usted, a pesar del poco tiempo que ha durado nuestra convivencia de campaña.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Fue al amanecer. Se oyeron inesperadamente unos disdparos y él salió en la dirección de los mismos. Vio caído a un soldado y se acercó. Al darse cuenta de que estba herido, se inclinó sobre él tratando de incorporarlo para traerlo a la posición. Los disparos seguían, aunque de una manera irregular y extraña, como si fuesen al azar. No había duda de tratarse de guerrilleros. Él cargó con el soldado y fue abatido en mitad del trayecto. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Todos estamos aquí de acuerdo en que su valor fue continuado y que obró con plena consciencia, habiéndose hecho acreedor al máximo reconocimiento. Hay que tener además en cuenta que las circunstancias hacen particularmente ejemplificatoria su conducta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La comunicación a su familia y la entrega de sus efectos se harán por el cauce reglamentario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Queda con todo respeto a sus órdenes</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Claudio Lobo, Capitán de Infantería.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">San Sebastián, Virgen de Marzo, 1942<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi respetado Don Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hace dos días nació el hijo de Justo y mío. Le llamaremos Frutos, por nuestro santo. Desearía que usted le bautizara. He hablado con el párroco de aquí y no se ha opuesto a que para ello se espere unos días, con tal de echarle previamente el agua de socorro, lo que ya hemos hecho. Siento molestarle con este desplazamiento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo he venido aquí a dar a luz por mi amiga Petrita Zalacaín. En mi situación se busca el consuelo de quienes con una compartieron los años mejores y están disponibles..</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Respetuosamente se le encomienda</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> María Luisa</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ------------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bilbao, Veinte Años Después<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Mi respetado Don Frutos:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sí, todos éstos han pasado desde mi última carta. Lo que no sabría decir es si a lo largo de ellos ha habido pocos o muchos eventos en mi vida. Todo depende del cristal con que se mire.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La realidad es que mi hijo Frutos está en vísperas de la mayoría de edad legal. Y creo que la otra, la del espíritu, ya la tiene desde hace algún tiempo. Sí, estoy convencida de ello, en virtud de eso mismo por lo que aparentemente puede parecer inmaduro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde niño venía hablando de la India. Desde adolescente quería irse allá. Y ayer, para allí ha salido de Barajas, ya con el título de licenciado en Filología Inglesa y unas cuantas direcciones variopintas en su agenda. Ni menos ni más. Aunque creo que una novia del país tiene, conocida en la Facultad, en un para él largo y cálido cursillo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y ahora, Señor Deán, pasando a hablar de mí, espero no censure mi decisión de hacerme religiosa de la Madre Margarita-María López de Maturana. Es más, me atrevo a confiarle que sentí la vocación traducida al japonés. Sí. Haré todo lo posible por irme allí. Siento la necesidad de beber de otras aguas. Me pesa la hora histórica del mundo en que he nacido</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Acaso le parece esto más una ilusión poética que una llamada del Señor? Cuando hablé por primera vez a la maestra de novicios de mis intenciones, no las tomó en serio. Me propuso un trato. Yo aprendería el bastante japonés para leer un librito que me dio, y hablaríamos. Así ha sido. Y de momento ya estoy en el noviciado. Espero rece por su respetuosa paisana</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> María Luisa. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS.-¿Sabe que a veces llego a sospechar que no le concedieron la Laureada a Justo por haberle dado a probar los soplillos de nuestro pueblo al General Romerales? Un pequeño detalle es que aquí puedo hablar de estas cosas con menos riesgo de no ser entendida que en Madrid y en Letamenia. Y al fin y al cabo, desde que el Caudillo se la otorgó a sí mismo es natural haya variado el régimen de esa condecoración. Una compañera de las Francesas me aconsejó nada menos que escribiera a ése. No reparó en que su voz se parece demasiado a la de las mujeres que no la tienen bonita y su estatura no guarda una proporción armónica con su peso, lo bastante pues para no agredecer la ocurrencia. Álvarez Almirante, un general compañero de promoción de Justo, estuvo hace poco a verme, con un hijo suyo, joven teniente. Y les entregué todos los papeles referentes al caso para la posteridad y la honra. ¿Acaso van a vestirnos de masones?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se me ha venido a las mientes un detalle de la ceremonia de la confirmación, el cierre de las puertas de la iglesia hasta que termina. Recuerdo cuando nos la administraron en San Justo, de “portero” Don Blas, el capellán gigante. Marco-Antonio trató de salir. Luego se dijo que para comprobar la eficacia de la medida. ¿Y sabe, Don Frutos, que yo, ahora, con un pie en la escalerilla del avión para el Japón, es cuando tengo la sensación de que esas puertas al fin se me han abierto?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero antes tengo que arrodillarme para pedir a usted perdón por las frivolidades de arriba. Espero no incurrir en ninguna más ya que llevo el hábito. Pero eso sí, todos los amaneceres y anocheceres de mi vida, veré nuestra Letamenia, sin cansarme por muchos que sean.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un epílogo que es un prólogo<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Santa Escolástica tiene vistas a los cañones de los dos ríos que se abrazan abrazando las peñas donde Letamenia se asienta. El casco vecinal de ésta no se entrega con el desbordamiento que embriaga desde la carretera que tiene enfrente. Se despliega sólo de soslayo. Pero por eso incita más a penetrarlo. Tanto que deberían haber vivido aquí Galdós, Balzac y Dostoyeusqui.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y yo? Una chica de Bombay que se llama María de la Peña, ¿tiene aquí su sitio? Yo no lo dudo. Quiero decir después de que Martinillo el de la Pipa me ha enseñado el punto exacto del barranco de Las Canalejas, la fuente que se despeña hecha armonía en sus chorros románticos, donde está la sepultura de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Somniator</i>, el San Bernardo del abuelo Justo. Martinillo fue asistente suyo en África, y la abuela María Luisa le dio el perro al quedarse viuda. A Martinillo el de la Pipa le llaman así por la rareza que en su condición y ambiente implicaba fumar de esa manera. Todavía está orgulloso de haberse compenetrado con su capitán lo bastante como para interpretar con la misma fidelidad del can muerto su voluntad póstuma al elegir ese paraje para sus huesos de éste y excavárselo secretamente. Sólo yo lo sé desde ayer tarde, al cabo de tantos, tantos años, de los que él es casi el único superviviente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esta casa tiene pocos, aunque ha pasado por ciertas vicisitudes curiosas. En su primera etapa había en ella muchos libros, por ejemplo. Lo cierto es que esa novedad, y su aislamiento, en uno de los montículos que anuncian recatadamente la Villa, la hacen más adecuada para mí que los viejos solares de los abuelos que no tenían mezcla de sangres.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En el armario de este mi dormitorio tengo el voluminoso <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario</i> de Marco-Antonio, el singular amigo de los abuelos, escrita la última página al pie del Gran Buda de Bâmiyân. Al otro lado de esta pared está durmiendo Aishwaraya, mi amiga afgana y budista. Cuando ya los Budas de Bâminyân no existen. Para destruirlos se necesitaron cañones. ¿Y para rehacerlos?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Todavía me ha dicho alguien que yo tengo un aire a Marco-Antonio. A quien mi padre debió parecerse mucho más. De no haber muerto aquél seis años antes de que ése naciera, la abuela habría pues andado en lenguas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De ella tengo en la mesilla su foto, de hábito blanco salvo la toca, al lado de la emperatriz del Japón, en el jubileo de su colegio. Su puesto allí sin duda alguna. Ayer volví a ejercitar mi métrica castellana en un poema copiado de su puño y letra, escrito por un prócer de un castillo aquí vecino que ella me encargó visitar, Castilnovo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En los cristales muere el día,<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> y en la penumbra de la estancia<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> el clavicordio de María<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> va desgranando su fragancia.</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Para la abuela esa rima lo que pudo ser y no fue. Pero no lo que debió haber sido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ella me hablaba mucho del Teatro Bretón. Donde los aficionados del pueblo representaban funciones, se bailaba y últimamente había habido cine. Esta tarde Aishwaraya charlará allí de las mujeres del Afganistán y también de sus tesoros de arte. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La abuela echaba de menos un sucesor de Marco-Antonio como cronista de los misterios de Letamenia. Según me dijo, lo mismo pasaba al abuelo Justo en los pocos años que le sobrevivió. Y aquel cura que compartía la intimidad de los dos, Don Frutos, el Deán de la Catedral de Segovia. El cual, lo sé por la abuela también, pero sin que ella añasiera comentario alguno, se murió de un infarto la vìspera del día en que debía dejar de decir la misa en latín, un helado seis de marzo. La abuela estaba también convencida de que su marido habría podido llegar a suceder al amigo muerto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y en este momento, de repente, lo estoy viendo, lo veo. Sin haber hasta ahora sospechado nada. Aquí, en Letamenia, y con piedra de sus canteras, se reconstruirán los Budas. Y serán llevados a los mismos emplazamientos que tenían en el valle de Bâmiyân. En su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">piedra rosada de la autora fría eternamente encantada</i> que cantó Antonio Machado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Las dificultades materiales no serán insolubles.El taller en uno de los campos de La Pedriza, de los que dijo un escritor local parecer de calaveras. Donde también será posible el aterrizaje de un avión del tamaño bastante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando Aishwaraya termine de contar, yo lanzaré la idea en el Teatro. Marco-Antonio escribió muchas veces en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diario</i> que en Letamenia todo es posible. Y la abuela María Luisa no ha dejado nunca de creerlo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hoy es sábado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-64777356527342833022010-09-18T13:17:00.001+02:002012-03-30T13:55:16.610+02:00El arcipreste, el registrador de la propiedad y los dientes de Brigitte Bardot: Congreso en Alcalá la Real<div class="MsoTitle" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">EL ARCIPRESTE, EL REGISTRADOR DE LA PROPIEDAD Y LOS DIENTES DE BRIGITTE BARDOT: CONGRESO EN ALCALÁ LA REAL</span></u></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 1.-El aroma de los libros inmobiliarios<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></b></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Era la primera edición del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Derecho Civil </i>de Castán. La única en un solo volumen. Grueso, de papel poroso y aunque recio amable al tacto y a la vista, encuadernado en una impecable pasta española, con las subdivisiones de las materias por letras y números dando una sensación que llegaba a estética, muy negra la impresión, los caracteres tendiendo a un redondeamiento acariciante. Para Juan-Pedro Vigil de Quiñones era el símbolo de su carrera de Registrador de la Propiedad, también del que seguía siendo su medio de vida ya jubilado. Muchas horas de fatiga sobre él antes, y una responsabilidad continua cimentada en ciertos valores después.</span></div><div class="MsoListBullet2" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">·<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span><span lang="ES-TRAD"> Se acordaba de una discusión, en los años centrales de la interminable dictadura, con un sobrino que había salido trotskista, en la cual él defendió su postura en la vida:-Cierto que mi oficio responde a la defensa de la sociedad y la existencia burguesas. Pero dentro de unos límites y con arreglo a unas normas inconmovibles que también pueden redundar en beneficio de quienes están al margen de ellas. Y en cuanto al bienestar personal adquirido a su costa, aun reconociendo puede pasarse de la raya debida, no se sale de la humanidad, haciendo posible su comunicación al bienestar de los demás. </span></div><div class="MsoListBullet2" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">·<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span><span lang="ES-TRAD"> Ahora, al galopar de la democracia neoliberal sin mordaza alguna al capitalismo salvaje, esas palabras últimas le resultaban retrospectivamente proféticas. El valor en curso no era el egoísmo en el propio beneficio, sino el avance de las cifras hacia una meta indefinida. Al no estar en juego seres vivos sino cálculos matemáticos, ningún argumento derivado de la sustancia del hombre podía serle una enmienda. Repercutía en la sociedad y sus individuos, claro, pero ciegamente, y como algo accesorio y sobre todo ajeno a su coordenada, de lo que por lo tanto no había que tomar ni nota informativa. Una situación en la cual los prestigios heredados de la anterior eran un estorbo que, sin llegar a ser peligro ni obstáculo a la marcha, podía incomodar levemente, lo que no estaba puesto en razón tolerar.</span></div><div class="MsoListBullet2" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Symbol;">·<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span><span lang="ES-TRAD"> Acariciando la encuadernación de aquel <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Castán</i>, cotejaba sus desvelos inclinado sobre sus páginas en que se había dejado una parte de la juventud, con las habilidades de los poderosos de los nuevos tiempos, recordando un pequeño suceso que le había contado un periodista culto:-Eramos bastantes en una reunión oficial distendida de la que hacía parte don José-María Pemán. A mí me deparaba unas atenciones halagadoras para mi juventud, y estabamos los dos hablando en una esquina. Él se quedó mirando a otro de los participantes y me dijo: “Ese niño es un imbécil. ¿Quieres ver como nos trae unos cafés?”. Efectivamente, le llamó, se los pidió y fue obedecido. Yo comenté entonces al viejo maestro: “Este hombre llegará lejos en política”. Y así fue. Ha sido uno de los jefes de gobierno del postfranquismo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Thomas Mann ha tenido en cuenta esas formas de vida elevadas, selectas y melancólicas que son patrimonio de algunos espíritus elegidos. ¿Podemos contar entre ellos al registrador Vigil de Quiñones? Desde luego que, para respondernos negativamente, no nos valen argumentos ningunos de las gentes de esta nueva ola basados exclusivamente en la productividad. Porque no tienen que ver con los hombres. ¿Y los de los trotskistas? Éstos habría que discutirlos al menos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Rafael Cansinos Asséns tuvo un amigo registrador del que guardaba buen recuerdo, habiéndole oído decir complacidamente era dueño absoluto de su vida y de sus actos. El registrador Vigil de Quiñones sentía tranquilizada su conciencia, al hacer balance de los suyos, en cuanto seguro de haber oídos siempre a una canción en el decurso de su existencia libre. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo que él no ocultaba, ni a sí mismo ni a los demás, era ser un hombre de nostalgias y de la nostalgia. Estando convencido de ser tan natural que cambiaran los tiempos como que sobreviviesen nostálgicos de los tiempos idos. Y de la falta de sustancia latente tras de la juvenilización aparente de muchos de sus contemporáneos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En su despacho privado, que era el rincón más íntimo de su casa, tenía enmarcado el nombramiento de Registrador de Manila a favor de su abuelo paterno, llamado como él, que la Reina Regente había firmado la víspera de la derrota de Cavite. Junto a ese título estaba la orla de la promoción de aquél en la Universidad de Oviedo, de una densidad apabullante su sepia. Uno de los profesores retratados era don Leopoldo García-Alas y Ureña. Debajo del cuadro había dispuesto un pequeño estante a propósito para las dos primeras ediciones de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Regenta</i>, la segunda la del prólogo de Galdós.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por su parte, la nostalgia del abuelo Juan-Pedro había sido de lo que pudo ser y no fue, o sea su frustrada residencia en la Hispanoasia. Toda su vida se dejó caer de vez en cuando por una tertulia de antiguos funcionarios allá que había en un café abierto en una esquina recatada de la antigua calle madrileña del Olivo. El año 1936, viudo y jubilado, hizo por fin el viaje al archipiélago con el que siempre había soñado. Y murió de una infección en Zamboanga en pleno agosto, cuando estaba barajando los posibles planes del retorno a la España dividida por la reciente guerra.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por entonces, un consuegro suyo, Pedro-Pablo Valdés, que era el otro abuelo de su nieto homónimo, y había sido ministro de Justicia en uno de los efímeros gobiernos derechistas de la República, habiéndole sorprendido la contienda en San Sebastián, pasó la frontera y se quedó en Bayona, de donde ya no volvió. Se hizo popular en la ciudad por su constante disposición a ayudar a los sacristanes de la catedral en cualesquiera menesteres relacionados con la liturgia, por ejemplo disponer las cintas de los misales en los pasajes correspondientes a las rúbricas de cada día, colocar los ornamentos del color requerido en el orden adecuado para revestirse el celebrante, y cuidar de que en las navetas hubiera siempre incienso abundante.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La evocación de aquel San Sebastián, naturalmente que para Juan-Pedro era otro polo de la saudade. Por un amigo bibliotecario de Palacio se había enterado de un párrafo de una de las primeras tarjetas postales que Ena, la futura reina de España, había escrito a Alfonso XIII antes de ser novios, el 19 de septiembre de 1905. Decía así: “Miro la vista de San Sebastián que nos has enviado y siento comprobar cuánto más bonita es tu tierra que la nuestra”. Evocando el futuro de aquella pareja, Juan-Pedro no podía encontrar sino un ejemplo más de lo insospechado de los avatares de la vida de los hombres en la urdimbre de las sombras y las luces. Pero pasando a los destinos coetáneos de la humanidad sin más, se preguntaba si su tiempo no había sido de un destino particularmente sombrío. Aquel año fue el de la guerra ruso-japonesa y la primera revolución rusa. ¿Y la densidad de las cosas que habían pasado después, acaso no era distinta?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un empeño del que había hecho una obsesión era convencer al sobrino trotskista, a la postre trotamundos de una en otra tarea de cooperación por tierras asiáticas e hispanoamericanas, de que ser registrador de la propiedad era un oficio noble. Como en cambio había siempre reconocido que los maquis antifranquistas fueron los últimos héroes. La encuadernación más lujosa de su biblioteca se la habían hecho en Cádiz los Hijos de Galván para <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Luna de lobos</i> de Julio Llamazares.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde luego era consciente de que su postura podía ser acusada tanto de cinismo como de infantilismo. Y no negaba que tuviese algunas brechas donde encajar esos impactos. Pero se justificaba lanzándolos a su vez contra los sistemas presuntamente acorazados de sus contradictores. En una ocasión, y aunque se trató de una conversación breve, la tenía muy presente casi a guisa de legítimo comodín para situaciones variadas, un profesor universitario valenciano, a propósito del conformismo de su tierra, que desde luego no era una excepción, le dio por sentado, y de paso, cual la evidencia más natural, que el Caudillo era menos reaccionario que los hombres de la democracia liberal anterior. Él creyó haber oído mal, pero no se trató de un problema acústico. ¿Y los muertos? No tenerlos en cuenta, ¿no implicaba de por sí un fallo argumental decisivo? Claro está, su interlocutor podía pensar que aquellos liberales habían matado de hambre más que su sucesor a tiros mientras que los sindicatos verticales de éste decían asegurar una ración. Pero si las matemáticas son infalibles, los matemáticos no. Y acaso, también los “humanistas” que presumían de rigor matemático se dejaban arrastrar por otros vientos. Así, en esa colocación en sus escalas de valor del Caudillo sobre los viejos políticos, ¿no habría alguna punta de envidia? Pues la elegancia de don Eduardo Dato de frac podía suscitarlas más que la incapacidad del pequeño dictador para revestir de marcialidad su uniforme, aunque éste fuera su preferido de capitán general de la Armada. Quizá de no haber tenido seguro el poder absoluto hubiese buscado a ello algún remedio mediante un posible tratamiento de repercusión abdominal.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A propósito de conformismos precisamente, tampoco él negaba que lo intenso y continuo de sus reacciones frente a las comunes escondiera el deseo de disimular el conformismo de su propia vida con la sociedad y la posición que había heredado y elegido además. Pero ello no le impedía estar convencido de la razón intrínseca de los mismos. Ahí estaba, por ejemplo, el trato que los países prósperos daban a sus tesoros artísticos. Contando con medios abundantes para conservarlos y transmitirlos los habían convertido en juguetes productivos, lo cual implicaba su profanación, su inmersión en una vorágine de luces y ruidos. Así, venía siendo común que los directores del Museo del Prado hicieran el propósito de dejar en él huella de su mandato. Ese síntoma, ¿no era de ricos nuevos? A la postre, determinante de una pérdida de los valores esenciales de las mismas creaciones agredidas.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por estos caminos, aunque tardíamente, él se había convertido en un admirador de Picasso. En cuanto veía en la evolución de la pintura de éste la respuesta pintiparada a la evanescencia del mundo que le tocó vivir. Para darla había contado con un talento extraordinario. Y el resultado había sido una sonrisa magistral, a veces carcajada. Después de la suya, ya otra ni era posible ni necesaria.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Repasando alguna vez su colección del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Blanco y Negro</i>. reflexionaba sobre su página de siluetas de actualidad, obra en los años veinte de Sileno. Magnífico su aprovechamiento de esos dos únicos colores- o su ausencia si lo preferían los físicos-, y agilísima la movilidad de las figuras, ahí el secreto del impacto de sus textos a cual más móviles también. Y bien, el caso era que también esos comentarios gráficos habían sido los últimos. Más adelante, mentras hubo guerras, no eran posibles ni la libertad de movimientos ni el humor de esas figuras. Después, los hombres de Occidente habían dejado de hablar y se habían vuelto muy secos, con lo cual, de haber tenido aquel artista algún sucesor, se le hubiera congelado la tinta china.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-El escalafón y el mapa<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro había servido los registros de Cogolludo, Mora de Rubielos, Peñafiel, Águilas, Santa Cruz de la Palma, Ibiza, Pamplona y uno de Madrid. Éste le complació por consumar la vuelta a su pueblo, aunque nunca había dejado de vivir en él y por mucho que se insistiera en la coletilla de que los madrileños pueblo no tenían. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El recuerdo que le había dejado Cogolludo era la apropiación de la geografía, la sensación profunda de la simbiosis del hombre y la tierra. Nada menos que eso. En cuanto a la aragonesa Mora, tuvo en los viejos tiempos una colegiata, y él alcanzó aún a conocer a viejos que contaban nostalgias de curas a su vez nostálgicos que se hicieron la ilusión de mantener en su iglesia los fastos litúrgicos cuando ya no quedaban liturgistas ni rentas ni siquiera otros monaguillos y sacristanes que los de una parroquia de pueblo. Peñafiel tenía un imponente castillo roquero y a sus pies el Duratón desembocaba en el Duero. Buenos símbolos el uno y lo otro para variadas situaciones de la vida por venir. En Águilas, sobre los propios libros inmobiliarios, soñó con las vidas aventureras de burgueses conquistadores primero y de marinos errantes después. Su época en Santa Cruz de la Palma coincidió con la decoración de su consistorio por el pintor Mariano de Cossío. Una memoria que se le fijó en cuanto él seguía teniendo, no había dejado nunca de tenerla, la sensación de haber quedado también hecho figura estática en aquella isla. Ibiza le sonaba a medicina natural. Y se había enamorado de sus perros misteriosos. Tanto que le hacían de cuando en vez desvariar a propósito de las relaciones físicas y metafísicas de unas y otras especies. Con los navarros había hecho buenas migas, convencido de que habían llegado a hacer suya la mejor intersección de lo propio y lo ajeno, lo local y lo universal.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En La Palma había conocido a Rosa, su mujer. Hasta entonces había ido de flor en flor, teniendo ya cumplidos los treinta y cinco cuando llegó a la isla. Formidable estampa la de ella, tan blanca la piel como negro el pelo, acariciante la voz y los modales de diablesa, le enamoró obsesivamente. Aunque más exacto sería consignar que así se lo creyó. Ella le correspondió nada más que coqueteando. Casi tenía quince años menos. Al fin, en un rasgo de independencia, cambió de isla y creyó encuadernar las hojas de aquel volumen, sin ponerle numeración de tomo ni indicación de continuarse. Pero no fue así. Estando ya en Pamplona recibió una carta de ella proponiéndole una visita para que la enseñara Navarra. Su condíscipulo de los jesuitas de Chamartín, Genaro Liras, que se había hecho cura y era capellán de las benedictinas de San Plácido, le aconsejó que no la recibiera. Pero hizo lo contrario. Y la profecía de aquél, poniéndole en guardia para el futuro contra la reaparición del fantasma de los días sombríos, se cumplió de alguna manera. Sólo se fue difuminando a medida que Rosa se hundió más y más en el Alzheimer y tempranamente.</span></div><div class="MsoBodyText" style="mso-line-height-alt: 12.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando aquella situación se estabilizó, una vez encontrada una abnegada cuidadora marroquí, en la que pudo descargar una confianza plena, Juan-Pedro se fue una semana a Marrakech. En el Hotel Al-Munia conoció a Juan Goytisolo. Y las derivaciones de la conversación no larga que con él tuvo habían de llevarle insospechadamente a lamentar no haber sido registrador de Alcalá la Real.</span></div><div class="MsoBodyText" style="mso-line-height-alt: 12.0pt; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="mso-line-height-alt: 12.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">3.-De cómo está vivo un cura de la Edad Media<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="mso-line-height-alt: 12.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoBodyText" style="mso-line-height-alt: 12.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se acordaba de un comentario de Genaro cuando era joven párroco del pueblo serrano de Bustarviejo. A la noticia de un visitante del lugar sobre los últimos estupros de que se quejaban las ex-mozas embarazadas, replicó echando una ojeada a su estantería: “Se está mejor con los clásicos”. Lo cierto era que a él los clásicos le habían hecho pasar extensos y buenos ratos desde que aprobadas las oposiciones se libró de la tiranía de los inmensos volúmenes hipotecarios de don Ramón-María Roca Sastre. Tenía la colección completa de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Clásicos Castellanos</i> y de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Biblioteca de Autores Españoles, </i>y eran muchas las páginas que se había leído de ellas. El Arcipreste de Hita había siempre gozado de sus preferencias, sencillamente porque al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro del Buen Amor</i> le encontraba la cualidad aparentemente imposible de no acabarse nunca. Lo cual implicaba su sensación de novedad cada vez que volvía a abrirle al azar. Quizás por lo mismo que había oído a Francisco Rico confesar que la tal obra no se entendía por estar incompleta, de modo que ni él mismo con toda su práctica era capaz de ello.</span></div><div class="MsoBodyText" style="mso-line-height-alt: 12.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y así las cosas, Juan Goytisolo le dijo que únicamente en la plaza Xemaá el Fná de Marrakech había llegado a comprender uno de sus pasajes, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Disputación de los Griegos y los Romanos</i>. Ello al oír a un cuentacuentos letrado, Abdeslam. Entonces se enteró Juan-Pedro de la hipótesis de haber nacido y pasado sus diez primeros años Juan Ruiz en Alcalá la Real cuando ésta era mora. Poco tiempo después tuvo ocasión de invitar a cenar en Al-munia de Madrid a una profesora neoyorquina inquieta, vivaracha, tremendamente simpática aunque sin morderse la lengua, Louise O.Vasváry, autora de un estudio sobre ese mismo fragmento, cuyo título se entendía sin entender inglés, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Semiotics of Phallic Agression on Mela Gonistic Ritual in the “Libro de Buen Amor”. </i>Un trabajo indiciario de una liberación de la bibliografía sobre el tema que había tenido lugar en los últimos veinticinco años. Consecutiva a otro cuarto de siglo en el cual cada investigador, antes de enfrentarse a una de las piezas de la obra, la sometía a una taxidermia, de manera que sus conclusiones quedaban aisladas de cualquier otra opinión, en una autonomía acorazada, inamovible en su encasillamiento clasificatorio, por cierto siempre definido en una terminología novedosa y dificultosa. Hasta entonces, los estudios arciprestales no habían reclamado una independencia radical del mundo que el registrador había conocido de joven, cuando buscaba datos en el Manual de Hurtado y González Palencia y se deleitaba paladeando el de don Ángel Valbuena, o sea la busca de las fuentes, el acotamiento del género, el examen del estilo, el análisis de los elementos y la penetración de las intenciones.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En 1973, el profesor Criado de Val, un hombre a quien ningún congreso se le resistía, había celebrado uno en Barcelona sobre Juan Ruiz y su libro. Allí fue donde el historiador medievalista Emilio Sáez y su discípulo paleógrafo Pepe Trenchs, lanzaron la hipótesis del nacimiento alcalaíno y mudéjar del personaje, por mor de un documento descubierto por el último en el Archivo Secreto Vaticano mientras allí seguía las andanzas del cardenal Gil de Albornoz. Sáez era el hombre del intelecto bien ordenado, la apertura al mundo circundante, dotes de organizador y una tan tardía como entusiasta vocación de agente de viajes de la que se sentía legítimamente orgulloso. Era un placer específico el suyo cuando en los académicos que llevaba a cabo sabía colocado en su cuarto a cada participante. Trenchs era un joven inquieto, dinámico aunque no siempre lo pareciera, algo melancólico acaso después de ser operado de desprendimiento de retina, amigo de andar también. Juan-Pedro había hecho con ellos la ruta de los restaurantes arroceros de Madrid. Y desde que ambos dejaron de pertenecer al mundo de los vivos, sentía alguna sensación de orfandad al asomarse al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro</i> que se había convertido en el suyo de cabecera.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una conexión de vitalidad literaria que le llevó a hacer de Alacalá la Real su pueblo adoptivo. Ningún texto le era de más grata lectura que el programa mensual de las “propuestas culturales” de su ayuntamiento, de los títeres al flamenco pasando por el tango. Alguna vez pensaba que tratando de agotar las ramificaciones de sus sugerencias se podría hacer una tesis doctoral sobre las mentalidades coetáneas. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Alcalá la Real estaba dominada por La Mota, otrora no sólo fortaleza sino casco urbano, hasta el corrimiento de éste ladera abajo. De la misma manera, la vida de su espíritu seguía tutelada por Carmen Juan Lovera, una mujer que eligió desposarse con el lugar e infundirle una savia propia, habiendo logrado sucederse a sí misma tácitamente y por encima del tiempo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro tenía allí un piso, en la calle Real, donde hacía llegarle cuanto correo se relacionara con el Arcipreste y su pueblo. Al que viajaba con una periodicidad establecida para despacharlo, cual en sus tiempos de ejercicio a los registros de su destino. En la convocatoria sobre el terreno de un congreso sobre el Arcipreste, bajo su coordinación, vio su canto de cisne. Aunque ajeno a las derivaciones ambivalentes que iba a llevar con él.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">4.-Aquellos dientes de película</i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Todavía en pañales la ortodoncia, el proyecto de una penitente de Genaro, que asediaba a éste con el supuesto escrúpulo de haber falta de generosidad en el no entregarse a la vida religiosa, y a la vez coqueteaba con Juan-Pedro teniendo escrupuloso cuidado de que no la rozara la mano, la idea de ella, de colocarse un aro en la dentadura para ajustarse herméticamente dos piezas entre las que otro escrúpulo la decía haber hecho el aire una rendija, determinaron la liberación de ambos, el cura y el seglar. Ése la despachó de su confesonario con cajas destempladas, y éste decidió pasarla a la categoría de las inexistentes, caracterizada por no distinguirdse entre los vivos y los muertos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Entonces los dos amigos eran jóvenes y ninguno había leído entero el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro del Buen Amor. </i>Cuando Juan-Pedro descubrió en él la descripción de la mujer hermosa, antes de conocer ninguna exégesis, comentó con su amigo levita lo singular de la preferencia de aquel su lejano hermano en el saerdocio por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los dientes un poco apartadillos.</i> Recordando con ese motivo a aquella virgen obscena, convinieron en que el Arcipreste era un bocado demasiado suculento para su paladar clorótico.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Después, Juan-Pedro leyó el artículo de Dámaso Alonso, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La bella de Juan Ruiz toda problemas</i>, y su demostración de ser ese gusto de origen árabe. ¿Demostración del alcalaínismo de Juan Ruiz? ¿Quedaría además en la diócesis de Toledo algún vestigio de aquella preferencia cual otra incrustación mozárabe? <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aflach, tafriq yasir</i> la boca, con una cierta separación, sobre todo en los dientes de delante. Por tenerlos así Mahoma, cuando hablaba salía de ellos luz. ¡Claro! Lo que quería evitar aquella hembra oscura. Así, fijándose uno en todo acababa encontrándose alguna explicación a ciertos hechos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo sorprendente estuvo en haber sido el capellán y no el registrador quien se diera primero cuenta de que así los tenía, sí, los dientes, Brigitte Bardot. Y eso que aquel cura no frecuentaba el cine ni mucho menos, y no constaba que sus costumbres se parecieran a las del Arcipreste. Pero el mundo es muy tan complicado y el hombre un ser tan complejo. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">5.-La alegría del congresista<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro había conseguido fijar el comienzo del congreso el día ocho de mayo para poder festejar, a su singular y solitaria manera, al patrón de su cuerpo y el del notariado, San Juan Ante Portam Latinam. Este santo era el mismo evangelista del veintisiete de diciembre, el único apóstol muerto incruentamente y por ello celebrado con ornamentos blancos. Pero en vida había sido martirizado, sumergido en un barril de aceite hirviendo junto a la Puerta Latina de Roma aunque milagrosamente ileso. Por eso el seis de mayo se le celebraba con ornamentos rojos. Y por mor del instrumento de su suplicio llegó a ser el patrón de los fundidores de caracteres de imprenta. De las dos fechas, los notarios y registradores habían elegido la primaveral por motivos prácticos, aunque litúrgicamente tenía menos categoría antes del Concilio. Y en virtud de la reforma de éste había sido suprimida. ¿No era complicar innecesariamente el calendario dedicar dos fiestas al mismo santo? Juan-Pedro se preguntaba si por ese camino de la simplificación no se seguiría viviendo como en Atapuerca. Acaso habría sido mejor, pero ésa era otra cuestión.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aunque de esas cuestiones no departía con Genaro. Los dos habían convenido tácitamente en que era más suave y hasta práctico evocar los tiempos idos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al darse cuenta de que la Iglesia iba a romper con la tradición, quiso precisamente Genaro asegurarse una posición más independiente de la que su ministerio diocesano le permitía. Y consiguió convalidar y aprobar en un año bachillerato, filología y oposiciones a cátedra de latín de instituto.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así las cosas, el día de San Juan celebraba escrupulosamente la misa de San Pío V, sin saltarse una brizna de rúbrica, en una habitación que todo el año no hacía sino esperar la fecha, de las muchas y de altísimos techos que integraban el inmenso piso de un caserón destartalado de la calle de la Luna, una supervivencia en el centro de Madrid posibilitada por la ley arrendaticia expropiatoria que había sido uno de los enigmas a medias del franquismo y por otras complicaciones luego. Juan-Pedro lo había heredado y prefirió seguir viviendo allí, aunque sus reformas sólo consiguieron eliminar alguna de las molestias y la entrada parecía más de uno de los antiguos corrales de vecinos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A esa misa sólo asistía el registrador, que naturalmente hacía de monaguillo. Ni siquiera Rosa. De la fidelidad de sus amigos conservadores, siempre propicios a hacer concesiones, sobre todo cuando se trataba de tradiciones tan improductivas como ésa, no se fiaba. Y los progresistas que estaban en el secreto aseguraban que era el único día del año en que Genaro decía misa. En cuanto a Juan-Pedro, no se lo quiso preguntar. En esos tiempos era corriente que el silencio fuera más benevolente. ¿Por eso habían pasado las tertulias? </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro seguía acudiendo a alguna de las que quedaban. Pero no se adaptaba al cambio experimentado por ellas. Era endémica la falta de sosiego para exponer los hechos y afinar las facetas posibles de su exégesis. La conversación resultaba demasiado volandera. Y los argumentos eran más reducidos, hasta hacerse monótonos. Una prueba de la carencia de información, en la esfera de lo cotidiano, era la situación del clero que Genaro le había contado, de pocos conocida a pesar de practicar o de contar con la Iglesia como un poder fáctico. Antes, cada cura decía una sola misa al día, salvo casos de necesidad, los cuales siempre eran excepcionales, y por cada misa se cobraba un solo estipendio, corespondiente a una única intención. Ahora, cada cura podía decir cuantas quería y por cada una cobrar cuantas intenciones tuviese. Ello quería decir que no había un solo céntimo para quienes no estaban en las plantillas de los templos, mientras que antes entraban en el reparto los jubilados y transeúntes. Así había terminado la purificación conciliar. Pero, eso sí, sin escandalizar, en asoluto silencio. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un abra le resultaba el aula de música de la Universidad de San Ignacio. Una hora muy alargada los lunes, a partir de las siete y media, a veces rebasadas con creces las nueve, entre octubre y mayo. En una estancia apaisada, a la que algunas curvas en las esquinas daban una anchurosidad entre real e imaginada, las ventanas unas vidrieras geométricas de tonos amarillos que aislaban totalmente del exterior, casi el centro de Madrid pero ya uno de esos remansos que brotan en el tráfago de las grandes ciudades, con vida propia y fuera de la geografía urbana.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cada curso se dedicaba a un tema. El profesor había sido Ventura Catarinéu. De tantos años como cultura, distraído por igual en su trato y en su docencia, y ahí estaba su seducción, en el libar de flor en flor a medida del hilo de sus recuerdos y sugerencias, posible gracias al embeleso que había suscitado sin proponérselo en su auditorio de gentes maduras, tanto que incluso se habían llegado a formar en él bandos y contaban las confidencias y las reservas.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando los alumnos llegaban, Catarinéu llevaba ya un ratito cabe su mesa o al encerado, éste de un inmaculado blanco y generosas dimensiones. Sobre la mesa iba disponiendo cuidadosamente el contenido de su enorme y abultada cartera: libros, folletos, programas, apuntes, discos de vinilo, discos compactos, fotocopias de textos a repartir. A él mismo le recordaba el apartado con que los liturgistas empezaban el tratamiento de cada ceremonia bajo el título de “cosas que han de prepararse”.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Y comenzada la clase, el aula se transformaba en un buque que se botaba a navegar por las siete partidas del mundo del espíritu, de las alas de las notas o el embrujo de las palabras.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero el profesor Catarinéu, sintiéndose viejo y enfermo, se había despedido inopinadamente sin esperar la terminación del curso. Con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Saúl</i> de Haendel. Juan-Pedro, hundido en la espesa nostalgia de aquellas horas idas, se venía repitiendo de vez en cuando del aria de Micol: “El corazón del rey está poseído de la ira y la desesperación, pero se amansa en cuanto David toca la lira con un fuego celeste. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fell rage and black despair possess’d with horrid sway the monarch’s breast; when David with celestial fire struck the sweet persuasive lyre.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">En esa circunstancia, hizo del congreso un bálsamo a su melancolía. Sin esperar de él otra cosa, que ésa ya sería bastante. Cuando surgieron inopinadamente, con poco tiempo para rumiarlas, dos novedades insospechadas. Apareció una moza de dientes un poco <i style="mso-bidi-font-style: normal;">apartadillos</i>. O sea, aunque nada más que en eso, parecida a Brigitte Bardot. Y unos viejos papeles subieron la temperatura del alcalaínismo del Arcipreste. Poniendo al registrador tanto la una como la otra despiadadamente en el ojo del huracán.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">6.-Una mujer, naturalmente<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A Kathleen la conoció en Alcalá la Real. Fue en un festival de la Tertulia Flamenca. Era estadounidense del norte, junto a la frontera central con el Canadá, pero vivía desde iniciada la adolescencia en las islas Hawai, donde su padre tenía un puesto en la marina de guerra. Había sabido aprovechar la liberalidad de los planes de estudio de las universidades de su país para confeccionarse un menú raro y caprichoso salpimentado por las lenguas orientales modernas. La fascinaba la India. A España acababa de venir, y en pos del flamenco precisamente. Al fin había encontrado en la musicología su tierra prometida.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Era muy alta, y como en la canción castellana, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">delgadita de cintura y abultadita de pecho. </i>Conseguía vestirse siempre dando la sensación de llevar una túnica, prefiriendo los tonos oscuros y los estampados que de alguna manera traslucían los lunares. Pero lo que sedujo abrumadoramente a Juan-Pedro naturalmente que fueron sus dientes. Al fin y al cabo, ¿en ese detalle no era su deber tener el mismo gusto que el Arcipreste?. Que sí, que los de esa moza tenían dos espacios en la hilera inferior y otro en la de arriba. Lo bastante exiguos como para pasar desapercibidos, pero también lo bastante visibles para chocar si su cara despertaba el suficiente interés para mirarla con alguna atención.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mas hasta entonces, la exigencia del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro del Buen Amor</i> había sido para el registrador una curiosidad erudita. Fue al ver a Kathleen cuando la hizo suya en los abismos más hondos de la sensualidad. ¿Por qué esos levísimos intersticios se le hicieron resorte del deseo? Naturalmente que no era capaz de responderse. Sencillamente una vez más la literatura y la vida se identificaban.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se dio habilidad para invitarla a comer en El Rey de Copas. Se sintió feliz al tenerla frente a sí en aquel comedor sereno, campestre, callado y recoleto, la paja de los muebles su mejor emblema. Dejó que les eligieran un muestrario de bocados a discreción, con la misma libertad de las tapas en un chateo informal pero a la vez en la complacencia de la apacibilidad grata a un hombre de sus años. Mientras tanto la fue descubriendo el mundo de Juan Ruiz, del que ella tenía pocas noticias y ninguna de su presunto origen alcalaíno. Si bien nada la dijo del retrato de la belleza ideal a que su dentadura respondía. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Desde un principio le entró la esperanza vaga de una sublimación ascética, desde luego entreverada con las fantasías lujuriosas más desbocadas. En lo que puso empeño fue en animarla a participar en el Congreso. Ofreciéndose a ayudarla plenamente en su primera toma de contacto con el cura poeta y amador. Es más, en su conocimiento estuvo el último impulso para decidirle a montar la asamblea erudita.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y mientras ella descansaba en su lejana residencia insular de sus trabajos viajeros, aparecieron los papeles prodigiosos. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">7.-No hay nada mejor que un legajo</i> </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Era uno de cuadernillos sueltos, algunos incompletos, y de distintas épocas y letras, reunidos con motivo de un proceso por apostasía mahometana en la curia primada de Toledo, ya en vísperas del Setecientos. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se lo regaló Inocente Valcárcel, el solitario librero anticuario de Lérida dispuesto a liquidar sus existencias, cerrar su tienda, y retirarse a una residencia para los de su edad en la isla de la Palma precisamente. Juan-Pedro asistió a un homenaje que le dieron los amigos y clientes en su mismo establecimiento, por unas horas convertido en bodega y despensa literarias con algunos ribetes de juegos florales, y al día siguiente fue llamado para recibir el obsequio. Inocente le dijo que quería tuviera un recuerdo suyo sin pagar precio, y le comunicó su impresión de tratarse de un buen bocado para dar que hablar en profundidad, al menos al soltar su noticia. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La lectura no era fácil. Los textos más antiguos estaban en letra cortesana, pero la mayoría usaron ya la procesal y algunos la encadenada. Juan-Pedro no quiso ponerse nervioso estancándose al descifrarlos y recurrió a sus amigos los beneméritos paleógrafos de Valladolid, que le hicieron una traducción impecable, no sin devolverle el original con indirectas acerca de su buena explotación.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El proceso había sido incoado contra un capellán mozárabe, un canónigo de la catedral de Toledo, una monja de San Clemente y un médico seglar, acusados de prácticas moriscas. El canónigo y el médico eran naturales de Hita. Y como prueba de cargo se aportaron fragmentos de una acusación en su día contra el propio Juan Ruiz en la que se hacían alusiones a su nacimiento y crianza en tierra de moros y a su pretensión de disimularlos callándose cuando se le hacía originario de la Alcalá castellana de los señores arzobispos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Todo empezó cuando el canónigo enfermó de gravedad, le asistió el médico, y el capellán encartado, que era su confesor, le llevó la comunión después de recibido el viático, estando los dos mientras el rito se desarrollaba y resultaba materialmente posible sentados a la moruna en una espesa estera que tapizaba todo el suelo de la casa cual si fuese de una pieza. A lo largo de los autos se descubrió que la monja inculpada hacía lo mismo en su celda. En la casa del médico se encontró el corpiño de encaje que su madre difunta había llevado el día de su boda en el pueblo. Prenda que fue catalogada por los acusadores como una genuina azodra morisca. El canónigo alegó entre otras cosas que el arzobispo Gonzalo Petrez también se había sentado a la usaza mora. Y en el breviario del capellán encontraron, si bien de señal, una cuarteta que se demostró era del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro del Buen Amor.</i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Naturalmente que, con aquel hallazgo, Juan-Pedro se puso más contento que si le hubiesen tocado las quinielas. Sí, éstas, porque a la primitiva no se había pasado y la lotería nunca podía sacar de apuros. Pensando en él insistentemente, antes aún de conocer su entero alcance, al contemplar a su guisa los dientes un tanto separados de Kathleen en El Rey de Copas e ineludiblemente acordarse de Brigitte Bardot.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De momento se limitó a pedir a los paleógrafos le guardasen secreto profesional, prometiéndoles exigiría que se los citase y no sólo como traductores cuando la publicación llegara.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">8.-Conciliábulo de consejos</i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro tenía una vieja prima, viuda sin hijos desde joven, que había sublimado sus anhelos más hondos en la ingeniería financiera, habiendo llegado a ser la rica de la familia. Era consabido que a él el reprochaba su falta de ambición en ese terreno. Sí, lo necesario para vivir desahogadamente y darse los caprichos de rigor, pero nada más. Lo que le implicaba la incapacidad para sentir el placer del dinero. En sí, como fin y no como medio. Lo que de veras valía una misa. A propósito de misas, ella, la rubia Irene, tenía presente la historia que la contaron en un viaje a Bulgaria. A un pueblo donde prosperaba un comerciante judío llegó un nuevo y joven pope con fama de predicador elocuente. Como era costumbre, el judío le cumplimentó al poco de su toma de posesión. Y el primer sábado de su estancia, ya caída la noche, el pope visitó al judío en su trastienda, después del cierre. Pidiéndole en préstamo una cantidad de cierta importancia, con la promesa de reintegro rápido. El judío se la dio sin exigirle recibo. El lunes, antes de abrirse la tienda, el pope acudió a devolvérsela. Y ello se repitió, sin ninguna variante, todos los sábados del año. Al fin, el judío se atrevió a preguntar al pope el secreto encerrado en aquella sucesión de idas y venidas. Y aquél le respondió sencillamente: “Los domingos, al revestirme para celebrar, me coloco en el pecho una bolsita con tu dinero. Y por eso dicen que predico tan bien. ¡No sabes la fuerza que da saberse con tanto dinero junto al corazón cuando se anuncia la palabra de Dios!”.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro desdeñaba la escala de valores de Irene, tanto en su fuero interno como abiertamente, y así se lo decía sin cortesías ni timideces. Pero sin embargo, a la vez la admiraba. Con lo cual ella se daba por satisfecha. Lo curioso era que, si bien únicamente para salir de ciertos embarazos a la hora de elegir, la prima le consultaba asuntos de su propio terreno. Juan-Pedro también contaba con ella. Pero nada más que por su condición de parienta más vieja.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así lo hizo a propósito del legado toledano. Y también contó con Genaro. Los consejos del uno y la otra fueron terminantes y rápidos. El cura le aconsejó que destruyera los papeles. En un momento en que el integrismo islámico estaba devorando a la cristiandad, cualquier consideración debía ceder ante el peligro de brindarle el más mínimo aliento, o siquiera una complacencia por inofensiva que pareciese. La prima optó porque los publicase él, buscándose las ayudas intelectuales necesarias para quedar a la altura de la ocasión. Al fin y al cabo ése era el mundo de su ilusión, y de esa manera su nombre se abriría paso en los manuales teniendo una compensación que le aliviaría en esa última hora la nostalgia de no haber sido profesional de los libros de las bellas letras en lugar de los registrales.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Del Congreso iba a salir la edición crítica del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro.</i> Una empresa entre unos pocos sabios diseminados por las siete partidas del mundo, como ahora era la norma también en el campo de la globalización científica hasta en la cenicienta que eran las letras.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro se había cuidado de la dimensión lúdica de la reunión. Se empeñó en popularizar entre el pueblo de Alcalá la Real a su singular paisano. Tan singular y tan de todos. Había conseguido formar en el lugar grupos que le recorrerían escenificando el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro</i> sin horario ni programa fijos pero a todas las horas del día y de la noche. Vendrían una orquesta andaluasí de Tetuán y unas bailarinas de Estambul. Además de los auroros del territorio abacial, cantaría gozos a la Virgen una escolanía de Úbeda. También los cuentacuentos tendrían a su cargo una escenificación narrativa. De La Mota al Llanillo habría intercambios de luz y sonido entre moros y cristianos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Él se inscribió como comunicante sin título, ni siquiera provisional. De no caer en la tentación de hacerse protagonista a costa de los papeles toledanos, pensaba contar distendidamente nada más que su encuentro con el Arcipreste y su patria chica. También se reservó una habitación en el Hotel <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nullius</i>, el nuevo y más capaz en la Calle Real donde iba a hospedarse la mayoría de los congresistas. Quería estar y sentirse en medio de ellos y sus circunstancias más vivamente que su piso le habría permitido.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Kathleen también se había inscrito sin título. Cuando faltaban quince días le llamó desde Ceuta, donde estaba haciendo una encuesta entre los comerciantes de origen hindú. Le dijo que pensaba disertar en torno al flamenco y los contenidos musicales del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro</i> de una manera igualmente desenfadada para la que le pedía la benevolencia de la organización. ¿Sería tolerante Francisco Rico?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A Juan-Pedro se le vino a la memoria el tópico de sus viejos tiempos de ir hermanadas en la mujer el estudio y la fealdad. Ahora no era posible, dado el número elevado de estudiosas. Pero nunca había llegado a ser real. Lo cierto era que Kathleen resultaba estudiosa e inteligente. El Arcipreste lo habría reconocido así a pesar de lo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">apartadillo</i> de sus dientes.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Consiguió que Genaro aceptara su invitación a un viaje, el de la ruta del incienso. Se lo ofreció para compensarle de los oídos sordos a su propuesta sobre el legajo primacial. Hizo esa elección por la tentación implicada en la densa reminiscencia litúrgica. El itinerario empezaba en el sultanato de Omán. La resina de incienso de su provincia más occidental, Dhoffar, era la mejor del mundo y seguía vendiéndose en aquellos zocos. Desde allí se seguía el mismo camino que otrora las caravanas del incienso mismo. Terminando en Palmira, donde ésas se habían encontrado con las de la seda que llegaban de China. Por añadidura, el cura catedrático se encontraría también con piedras que hablaban latín, tal en Petra y en Bosra. Antes de su partida, el registrador le hizo decir una misa de difuntos en sufragio de Sáez y Trenchs. La única vez que le pedía ese favor fuera de la conmemoración patronal del seis de mayo. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En esos sus últimos tiempos, Juan-Pedro se había hecho adicto a los congresos. Un pequeño mostrador o sencillamente una mesa a ser posible rectangular, detrás de la cual una azafata o una becaria va preguntando sus nombres a quienes llegan para darles una cartera y el imperdible de su acreditación, tenían para él la impronta de todo un paisaje, tanto vital como erudito. Congresistas que pueden ser clasificados según distintos criterios, dependiendo de la característica elegida. Las profesoras que cruzan las piernas y las que las separan demasiado. Las que sacan partido de una indumentaria aparentemente casera y las que tienden al traje de noche. En las sesiones, los que se dominan a sí mismos y los que se dejan dominar vacunamente por sus papeles. Los que toman el aire de estar llevando a cabo algo trascendental y los que sólo teraslucen la naturalidad de charlar o leer. Quienes vocalizan generosamente y quienes hablan para sí mismos. Sin olvidar el dato esencial de tener o no en cuenta el reloj y hacer o no caso de la falta de elasticidad del movimiento del sol en torno a la tierra. En cuanto a los refrigerios, es raro que quienes no tienen hambre ni sed dejen de perturbar con conversaciones inagotables a los agradecidos a las vituallas y su riego, a veces interceptados despiadadamente en sus últimos pasos hasta las mesas y las bandejas. Y esas discordancias, la discordancia es el hilo desconductor de los congresos todos. Porque cada congresista tiene sus espacios libres y sus espacios ocupados que sólo casual y esporádicamente coinciden con los correlativos de los demás. De manera que más bien resultan aquéllos citas para encuentros futuros que encuentros en sí mismos. Sin perjuicio, había que reconocerlo, de que no fuera demasiado raro disponer del tiempo necesario para conocerse durante los mismos en los dos sentidos, el social y el bíblico. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro había redactado un resumen, corto pero muy incisivo, de los explosivos documentos arciprestales. Añadiendo una coletilla a guisa de vacuna, para salir al paso de quienes pretendieran encasillarle sin más en la visión histórica de Américo Castro. Que él había tenido de siempre una debilidad sentimental por don Claudio. Le llamó a Rico para asegurarle, una vez más desenfadadamente, que Juan Ruiz era de Alcalá la Real, pero sin aludir a ninguna prueba nueva. Rico le contestó abundando igualmente en su escepticismo despectivo. Ninguna definición del personaje y su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro</i> podían a su juicio pasar de la incógnita. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras tanto, el Registrador tenía preparada una sorpresa que sólo conocía el alcalde. Habiendo conseguido que se la financiera nada menos que su prima Irene, al señuelo de unas ventajas fiscales bien atornilladas. El grato teatro de la Linterna Mágica de Praga iba a actuar aparatosamente de noche en La Mota. El argumento, naturalmente, no podía ser otro que el Buen Amor del Arcipreste. Se iba a llegar a la apoteosis del blanco y el negro, para él investido de un simbolismo literalmente inagotable.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">9.-¿De los sueños que no se interpretan?</i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La antevíspera del Congreso, tomó en su Renault la carretera de Andalucía avanzada ya la mañana. Una de las pocas de veras primaverales que en su mes patronal de mayo disfruta Madid. A la altura de Valdepeñas se sintió pesadamente soñoliento. Entró en el pueblo, aparcó frente a un bar amplio que conservaba los veladores y algunos espejos antiguos, pidió le hicieran un par de huevos fritos con patatas y preguntó por un hotel. Le encaminaron a uno tradicional que se mantenía en una calle ancha, el único edificio de cuatro plantas en ella, como si las demás casas a sus dos lados fueran anejos de su volumen opulento. Pidió una habitación con poco ruido, le dieron una interior y se acostó enseguida para una indefinida siesta.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Soñó que estaba en el fondo de Despeñaperros, también acostado en una habitación de hotel. Estaba próximo el amanecer. Y sonaron unas músicas marciales. Se asomó en pijama al balcón, desde el que se veía la carretera. Y vio ésta cortada por unas filas de tanques atravesados que llevaban los colores americanos. De uno de ellos asomaba la cabeza cadavérica del presidente Eisenhower, quien luego sacó su brazo izquierdo intentando levantarle hasta hacer el saludo fascista pero sin conseguirlo, la mano curvada hacia abajo irritantemente. Las torretas de los dos tanques que tenía a los lados se volvieron hacia el hotel. Juan-Pedro se sintió apuntado por ellas. Pero le quitó el miedo una figura que se fue perfilando a lo lejos, en el firmamento, hecha al condensarse las nubes que a la vez iban dejando paso al alba. La cara de un viejo bondadoso que le sonreía anchurosamente. De pronto, su cabeza se vio cubierta por una mitra. Era el abad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nullius</i> de Alcalá la Real. Juan-Pedro le preguntó por Kathleen, dicièndole que en tiempos había estudiado en el colegio del Sagrado Corazón de Manhattan. Y que ahora ayudaba al sostenimiento de un ermitaño en las inmediaciones de Pearl Harbor. Pero entonces el prelado se esfumó, y el presidente mortecino se puso en la misma posición de los otros dos tanques inmmediatos, riéndose de una manera que a Juan-Pedro le pareció siniestra y apuntando a su balcón como podía con su mano tan desvencijada. El Registrador se acordó entonces del profesor de literatura del colegio que le había dejado más huella, el padre Valverde, que escribía versos latinos. Una vez les había contado el episodio en que Rabelais describe a Gargantúa inundando París con su vejiga desde la torre de Notre-Dame. Juan-Pedro intentó emular su hazaña pero fue en vano. Tampoco podía gritar, ni hablar siquiera. “Si el presidente necesita un riego para cambiarle el color. Sólo quiero hacerle una obra de misericordia”. Mas ni siquiera conseguía abrir la boca. Entonces tuvo ante sí uno de los libros inmobliarios del Registro, tremendamente agigantado, y le gritó al General vestido de paisano, estentóreamente recuperada la voz, que la Casa Blanca no estaba inscrita. Pero entonces sintió que Kathleen estaba desnuda a su lado, y no se veía la cara del presidente por haber quedado tapada con unas bragas que debían ser las de ella, agitando él sin ningún éxito furiosamente la cabeza para quitárselas de encima. Los dos cayeron a carcajadas en la cama y él trató de morder sus dientes <i style="mso-bidi-font-style: normal;">apartadillos</i>. Naturalmente, al poco se despertó.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al mediodía siguiente llegó a Alcalá, guardó su coche en el garaje habitual, y se encerró en su piso a pesar de tener ya reservada en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nullius</i> esa noche como la anterior.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">11.- ¿Mejor que la separación de los dientes?</i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Allí no tenía teléfono, pero a media tarde sonó su móvil. Con la única llamada posible, la habitual, pero sin embargo le pareció como si brincara. Tanto que le puso en guardia.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Soy Kathleen. Llegué al hotel esta mañana. Me he pasado todo el día llamando a su habitación. En recepción no sabían nada. Estoy deseando de verle. Sin hablar con usted por extenso me sentiría sin alientos para intervenir.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿De veras? Esas cosas gusta oírlas aunque uno no se las crea. Déjeme un poco de tiempo. Yo también quiero que hablemos. La llamaré sin tardar mucho.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Me dedicará un rato para mí sola?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y gastó Juan-Pedro mucho tiempo en pasear a zancadas el piso, asomándose tímidamente alguna vez a los cristales del balcón. De repente, cual si obedeciera a una fuerza irresistible, llamó a Cultura Municipal. Sabía que allí contaban con poca gente y medios, pero también que Paco Toro carecía de la capacidad que hace falta para dejar insoluble un problema.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Por favor enviénme alguien que me lleve unos papeles al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nullius</i>. Yo no puedo ir ahora. Ya les explicaré. De veras que éste va a ser un congreso de los que dejan huella. A la altura de La Mota.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al poco tiempo se presentó un adolescente, quizás hijo de un funcionario o voluntario, que en Cultura además de a destajo se trabajaba domésticamente. Juan-Pedro le dio dos sobres dirigidos a Kathleen, prohibiéndole que dijese dónde se los había entregado. Y la llamó al cabo de un rato.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Escúcheme, Kathleen. Uno de los sobres que ha recibido es el texto de mi comunicación. El otro consiste en la suya. Sí, no me diga que no. Puede añadir alguna alusión a lo que iba a decir del flamenco. Pero es de usted. Que así se carga con la responsabilidad de desarrollarla en el futuro. La pido perdón, pero la va a seguir como la sombra al cuerpo. No, no me interrumpa. Ya la quedará tiempo de hablarme. No tenga miedo de don Francisco Rico. Seguro que la va a valorar. La ruego también que lea la comunicación mía. No. Yo no voy a estar. Y otro favor, ya sabe que los verdaderos congresistas son los que vienen a los congresos por amor al arte. Los espectadores, que por eso no se pierden nada. Quienes no son ni ponentes, ni comunicantes, ni siquiera estudiosos de la materia. Aquí hay algunos, ya se lo dirán en Cultura y los conocerá enseguida. Más ellas que ellos. Por ejemplo, las tres hermanas Cañizares. solteras, huérfanas de un militar de la última guerra de Ifni, viajeras, antes devotas ahora no sé qué, charlatanas, tan amables como difíciles. Por favor, atiéndalas un poco y discúlpeme. Yo tengo que irme. Ya sabe algo de las condiciones de mi mujer.Quiero llevarla a su isla de La Palma antes...El viaje en su estado es complicado y me ha surgido una oportunidad que no puedo aplazar. Voy a irme enseguida a Madrid. Pero antes la prometo un segundo congreso. Que será mitad mitad erudito y creativo. Entonces me desquitaré. Por cierto, ¿usted estudió en el Sacred Heart de Manhattan?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Sólo he estado en Nueva York de paso. Pero mi madre sí. Ella es del pueblo donde está la casa de Washington Irving. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y usted me disculpa también, Kathleen, usted sobre todo? De veras que el próximo será pronto. No se pierda los bollos de las Dominicas. Son de esos bocados de cardenal que ya no se hacen. Y anime a los de Cultura para que sigan con su programa de títeres. De eso ya hablaremos con calma. ¿Me disculpa? ¿Lo entiende del todo? ¿De veras?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero tuvo que espaciar los últimos interrogantes, al fin y al cabo fingiendo un diálogo que se había cortado, ya que el silencio de ella fue lo bastante largo, y sobre todo dejada percibir su densidad, tanto como para hacerle embarazoso.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues, de veras, apenas le entiendo- casi susurró al fin, pudiendo adivinarse que se la estaban saltando las lágrimas-. ¿De qué podría disculparle, mi querido maestro? Ni aunque me atreviese a llamarle mi amigo. Haré lo que usted me ha dicho, no faltaría más. Perdón por esta expresión. Se me ha quedado para siempre de mi primera profesora de español, que andaba siempre a vueltas con ella. ¿Cómo no voy a hacerme cargo? Otra cosa es que me vaya a sentir tan sola, en Alcalá la Real precisamente, aquí, donde he venido con tanta ilusión de oírle, de verle también. Pero eso es otra cosa distinta.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y entonces fué el quien tardó en seguir, sorprendiéndose inmediatamente de haberlo hecho en francés, tanto que fue ese el detalle que le volvió a poner en guardia, otra vez contra sí mismo:</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">-¿Dans le Congrés? ¿Parmi les oliviers? ¿De la solitude dans votre chambre du </i>nullius?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En cambio ella no hizo alusión al cambio de idioma.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Claro, en mi cuarto, pero también en el Palacio Abacial.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Teniendo lugar otra pausa, pero esta vez porque él sencillamente se distrajo, apartándole del diálogo una visión, un viento suave y cálido que se abría paso entre los intersticios de los dientes de ella, cuando le dejaba la lengua, que también se asomaba, un ápice sólo de su punta, por eso justamente más llamativa. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Perdoneme, Kathleen, se me ha ido el santo al cine. ¿La parece adecuado el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Buen Amor</i> para una película?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Ah, claro que sí, desde luego. Además la espero, la vengo esperando.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Yo me siento desanimado al no llegar a tiempo de que la protagonice Brigitte Bardot.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No le conocía esa preferencia, maestro.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Y la choca?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Me le hace más cercano. Pero no entiendo que la nostalgia de Brigitte llegue a desanimarle.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Claro, como que mi preferencia se debe al parecido de sus dientes, de los de usted, Kathleen, con los de ella. O sea los preferidos del Arcipreste. Sentì aquélla después de fijarme en los suyos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Juan-Pedro se había puesto de pie y medía el pasillo alternando las zancadas con los pasos menudos. Se irritó al tropezarse con su cara en el espejo. Pero ello antes de hacerse alguna consideración sobre la realidad y el significado de su aspecto. Y se acordó súbitamente de su madre. Con lo que su tono pasó a hacerse más grave, sólo eso, pero por su misma solemnidad resultando más distante que de haber buscado la sequedad:</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Querida Kathleen, todo va a salir muy bien. Créame, deme confianza. No se va a sentir sola, la va a acompañar el Arcipreste. ¿Me entiende ahora?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -En todo caso no será culpa suya, mi caro maestro.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -A propósito, ¿por qué no va al cine si tiene tiempo? Yo en Alcalá la Real no lo he hecho nunca. Hágalo por mí, en mi nombre sí, y recuérdeme allí. Con tal de no dejar por ello otras cosas.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿O personas?</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Naturalmente. Pero ya sé que para usted las cosas tenen ánima. Y que ahora se queda contenta. Coja el<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Buen amor</i> cuando cuelgue. Hágame caso.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Puedo llamarle en Madrid.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Kathleen, mi teléfono no es privado. Y está en la Guía. Aunque no quiero imaginar que la va a ser necesario recurrir a ésta.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Me quedo don esto último, Maestro </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Y yo con este nombre que me da, a un Registrador de la Propiedad una mujer de letras.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Una mujer. Adios. </span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Con lo cual, a las once de la noche, Juan-Pedro se encontraba en el mismo cuarto del mismo hotel de Valdepeñas que la víspera. Estaba cansado y se quedó pronto dormido.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Soñó con su tío Pedro-Pablo, el Ministro de la República. Quien le sonreía y le daba una estilográfica de oro y un libro blanco encuadernado en rojo con el escudo de España y la corona mural. “-Es para el Registro de la Propiedad Intelectual. Tiene también que quedar a cargo de nuestro cuerpo. Ya tengo el decreto para la firma del Presidente”. Entonces llegaba Kathleen, con un librito verde de encuadernación romántica. Le pedía su inscripción registral. Él se quedaba impávido. Entonces ella se señalaba provocativamente sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dientes apartadillos</i>. Pero el Registrador siguió durmiendo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando llegó a la Villa y Corte, se había dado cuenta de que haría un buen papel como ayudante del nuevo profesor del Aula de Música. Era un joven investigador de la sacra del barroco. ¡La catedral de Toledo! ¡En Madrid la Encarnación y las Descalzas Reales! ¡La escolanía de Montserrat! ¡Los jesuítas del Paraguay! ¡Y el romanticismo de los Comillenses! ¡Las misas mayores de su amigo Genaro! La sala entrañable se volvería a transfigurar por mor de la acústica de lo divino y lo humano.</span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y para un registrador de la propiedad jubilado que tenía la mujer enferma, ser el coordinador entre los olivos de Alcalá la Real del mundo de los arciprestistas, y auxiliar de Música en el rincón más alado de la capital, no eran ocupaciones pobres.</span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-47641299614534754592010-09-18T13:15:00.003+02:002012-03-30T13:55:30.830+02:00La penitencia y la gloria de Don Celestino<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">LA PENITENCIA Y LA GLORIA DE DON CELESTINO</span></u></i></b></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">1.-Un voluntario en la guerra</i></span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En la Villa chocó que don Generoso se ofreciera como capellán castrense en el Cuartel General que en la Casa del Conde tenía montado García Escámez. Ya no era tan joven, andaría rozando la treintena, y sobre todo que ni a la primera impresión ni cuando se le conocía algo más a fondo dejaba traslucir arranques de esa índole. Pálido, casi esquelético, soterrada la unción de la voz, propicio a la fatiga, hasta jadeante, entregado al vicio común de algunos levitas de no mirar de frente, habría podido servir de modelo a una pintura de San Luis Gonzaga. En el clero tenía fama de retraído, y la única debilidad que se le conocía era la afición al vino dulce, pero en aquellas copitas que parecían dedales y sin llegar ninguna mañana o tarde a tres, y a dos muy rara vez. Decían que si en una ocasión, volviendo de decir misa en San Justo a dejar un recado en la casa rectoral de la Plaza, había aceptado la invitación, quizás maliciosa, de tomarse una en la confitería, anfitrión el propio dueño, el señor Rafael. Pues esa confitería no era sólo el obrador de los deliciosos petisús y las almibaradas capuchinas, sino que también servía de bar, y últimamente más frecuentado por los de la cáscara amarga, que en Castilla se llamaba de esa manera a los hijos descarriados de la Santa Madre Iglesia. Pero el episodio no estaba probado. Tanto que al llegar a oídos del cura mayor, éste no se creyó autorizado a reprender a su coadjutor por el mero rumor. Don Generoso era de Campaspero, el pueblo más observante de la diócesis de Segovia, al otro lado de la raya provincial de Valladolid, tanto que los carmelitas del Henar conocían en el confesonario a los penitentes de allí sin necesidad de ninguna pregunta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En fin, que no fue sólo la decisión lo que sorprendió, sino el convencimiento de haberle surgido repentinamente. De manera que, como a pesar de los tiempos que corrían, ni siquiera todos los de su bando estaban acordes en tener esa guerra por una cruzada lo bastante milagrosa para haberle supuesto una inspiración sobrenatural, se hicieron ciertas cábalas a su propósito, pero tan carentes de sustancia que pronto cayeron en el olvido. Ya por esos caminos, lo que no sorprendió es que quisiera alejarse, pues pidió y obtuvo irse al lejano frente de Andalucía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al día siguiente de salir de la Villa con tal destino, se desplomó parte de la bóveda de la iglesia de Santiago, la auxiliar de parroquia a la cual él estaba adscrito. Claro está que uno y otro evento no podían tener ninguna relación entre sí. Pero hay tantas cosas ocultas y desconocidas en el mundo...Por mucho que esta consideración no sea aplicable al caso de autos, sólo una sugerencia para otros si llegaran.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-La suave existencia de un ordenado “in sacris”</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Celestino se había ordenado a título de patrimonio. Ello implicaba el afianzado compromiso paterno de subvenir de por vida a las necesidades del clérigo, liberando de tal carga a la Iglesia. Ésta en cambio renunciaba a exigir de aquél una disponibilidad plena. En el caso concreto de don Celestino quería decir que no saldría nunca de la villa natal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su padre había hecho florecer un comercio de tejidos en la Plaza, invirtiendo en el la herencia de dos tíos solteros que habían hecho algún dinero administrando fincas de los antiguos mayorazgos luego vecinos de Madrid. Pero su intención no fue hacer de su hijo un eclesiástico privilegiado por fuero orgulloso sino por los temores que su estado enfermizo le había inspirado desde que naciera. Pues a entonces remontaba su dificultad respiratoria y lo exageradamente bermejo de su rostro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sin embargo, los años habían pasado, y don Celestino había llegado tranquilamente al umbral de la vejez, sin apenas faltar a la misa temprana que decía a diario a las Franciscanas de la Divina Pastora, antes de que las puertas de su colegio se abrieran a la chiquillería de ambos sexos. Y para la parroquia, sus dos iglesias auxiliares, el santuario de la Virgen y El Salvador sede de cofradías, era un alivio, siempre dispuesto a suplir la falta de algún levita, no tan abundosos como en los buenos tiempos del Cabildo Eclesiástico. Su confesonario estaba muy concurrido por la dulzura de su manga benévola. Que lo de ancha parecía un tanto áspero para aplicárselo de adjetivo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Vivía en la cuarta y última planta del edificio donde uno de sus hermanos continuaba con la tienda paterna. Pero él no se asomaba nunca a los balcones que daban a la Plaza, donde sólo se veía a sus sobrinos, su sirvienta e incluso algún amigo de visita. Los suyos eran los de la fachada trasera, desde donde se agolpaba el caserío, como si fuera a precipitarse sobre el espectador, a costa de trepar caprichosamente en una sucesión de encabalgamientos que volvían sobre sí mismos. A uno de los cuartos con esa vista se abría su alcoba, y en él guardaba sus libros del seminario, el Diccionario de Raimundo de Miguel y los textos latinos de moral y dogma, en una alacena de nogal adaptada muy holgadamente. En el llamado Gabinete, cuyas persianas casi no se subían nunca, además de un tresillo tapizado de rojo y un espejo de marco dorado cargado de molduras barrocas, había un armario oscuro, que había sido tallado en Berlín, regalo de una penitente que había estado casada con un diplomático allí destinado. En él dormían los ornamentos de su cantamisa, blancos bordados en oro, y se había dispuesto un espacio a propósito para su suntuoso misal miniado impreso en la casa Mame de Tours.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se habló en aquellos sus tiempos juveniles, que ya se iban haciendo pasado remoto, de haberle gustado una muchacha, Teresa, la hija de un militar de la familia de la Casa del Moro que pasaba los veranos en la Villa. Pero todo quedó en algunas conversaciones vacacionales y ninguna a solas. Siendo en lo sucesivo su conducta tan inmaculada como parecía haberlo sido su vocación. Hasta el extremo de poder decirse que a la vez que asmático había nacido levita.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su debilidad eran los perros, aunque no tenía ninguno. Pero en su trayecto cotidiano a la capilla de las monjas iba acompañado siempre por el de su hermano, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ron</i>, un formidable mastín, y algún otro de la vecindad que se les unía. En su presencia nunca reñían ni ladraban. Aunque ese amor se le había despertado tardíamente, a raíz de una peregrinación a San Frutos, cuando el antecesor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ron, Cancio,</i> evitó que el viento arrastrara su breviario peñas abajo, mientras él iba intentando rezar el oficio confiado en la habilidad y maestría del macho que cabalgaba y desafiando la furia tempestuosa del día.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras tanto, Teresa Oñate ejercía de profesora de griego en el lejano Instituto de Cabra, algo no común para su condición y su tiempo. Seguía soltera y hacía muchos años que no venía a la Villa. La Casa del Moro ya no era de su familia más allegada. Alguna ocasión, en la tertulia de la rebotica de don Casimiro, se había hablado del encanto de aquella población andaluza, incluso de su centro de enseñanza, que alguna noticia de la medio paisana llegaba de vez en cuando. Pero ya nadie recordaba en voz alta, y para dentro sólo muy vagorosamente, aquella nada más que sospechada predilección de don Celestino cuando seminarista por la guapa helenista. Porque lo era, desmintiendo la aprensión que en aquellos tiempos se tenía del maridaje de la sapiencia con la fealdad. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo que si se comentaba de tarde en tarde era la buena salud del clérigo, pese a sus ahogos en el latín de la misa, su imposibilidad de predicar y el susurro de su frase en la conversación, ésta por otra parte escasa. Una vez copió y tradujo a don Casimiro una invocación latina que el futuro papa León XIII escribió en el recordatorio de su primera misa, habiéndose adelantado ésta con dispensa pontificia por el temor de que no llegara a cumplir los veinticuatro años que era la edad canónica: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mortali vita quod superest, oblata piaculari hostia, artiuc adhaerere Deo,</i> el ofrecimiento del eucarístico sacrificio para estar más unido a Dios en lo que quedara de vida mortal. Pero ese Romano Pontífice pasó de los noventa años.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">3.-Un escrúpulo difícil</i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Celestino se confesaba con don Senén. Éste era también de la Villa y de su edad. Pero esa circunstancia, en lugar de serle un reparo a las confidencias más íntimas, le quitaba cualquier inhibición. Y por añadidura revestía paradójicamente de más sobrenaturalidad la esencia sacramental del acto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Senén tenía un corpachón ancho, unos andares deslavazados, una voz ronca, la cara un enorme triángulo color de vino tinto en el que nunca acertaban a cerrarse los labios crónicamente abultados. Era el capellán de la Virgen. De cuyo ministerio se ausentaba considerablemente, pero teniendo las bastantes relaciones en el clero del contorno para hacerse suplir siempre con comodidad. Sus salidas eran sobre todo a las ferias, y no siempre las cercanas, si es que de Buitrago podía decirse tal entonces, pase que sí de Turégano. Alguna vez había llegado a Extremadura. Y por mor de esa dedicación había hecho amistades profundas nada menos que en el cabildo primado de Toleedo, desde un favor que en una ocasión hizo a un cardenal también ganadero a punto de ser timado en Zafra por unos gitanos ilustrados. Se decía que una vez le fue decisiva una recomendación certificada de allá al Palacio Episcopal de Segovia adonde había llegado una equívoca delación que tenía que ver con una dama de alcurnia de un castillo de las inmediaciones, la única fortaleza viviente en muchas leguas a la redonda, aunque no de dedicación castrense.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Donde era incorregible era en la duración de la misa. Nunca llegaba a la media hora si era rezada, ni mucho menos. Él reconocía que esa prisa le diferenciaba de todos sus colegas, pero se defendía con las normas romanas en la mano, aunque interpretadas sofísticamente. Concluía que sólo el cuarto de hora era anticanónico, y en cuanto a la irreverencia negaba tuviese que ver con el reloj.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A don Celestino le confesaba junto a la librería de éste. Las rejas que ésa tenía en la parte superior recordaban una celosía conventual y contribuían a densificar la atmósfera sacra toda de aquella estancia. En esas ocasiones, don Senén no tenía prisa. Siendo corriente que la charla que seguía a las acusciones del penitente evocara los viejos tiempos de su condiscipulado en el Seminario de Segovia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hasta que la víspera de un domingo de septuagésima, don Celestino comenzó invirtiendo ese orden habitual y lógico, inmediatamente de oír el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sin pecado concebida</i> de don Senén:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Te acuerdas de don Restituto?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Cómo no? Jerónimo, el sabiondo de Turégano, decía que se sentía en la cárcel al explicar la teología de Santo Tomás. En cambio se explayaba leyendo a San Agustín e incluso citaba a Platón de vez en cuando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pero era un alma de Dios. Y había en él algo, y no sólo su talento, que movía a la envidia a sus compañeros menos en las alturas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Quizás. Tú te fijabas más en esas cosas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Desde luego no tanto como Jerónimo. Pero, ¿sabes que le estoy echando de menos ahora? Sencillamente que en este momento, hoy nada más, me gustaría tenerle a él de confesor en vez de a ti.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Caramba, qué cosa más rara!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Y el caso es que no podría decirte porqué. Con que me acuso...Verás, ya sabes que yo tengo mucho cariño a los perros. Tú te acuerdas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ron.</i> No se me borra aquella mirada de sus ojos verdioscuros. A veces era muy expresiva. Pero me llegaba más al alma cuando no se proponía comunicar nada. Nunca me he sabido tan acompañado como a su lado entonces. Cuando se murió sentí un dolor agudo. Demasiado para durarme tan poco. Tanto que llegué a sentir remordimiento por ello. Y eso me ha pasado con todos los demás. Hasta que pensé que ellos no se morían del todo, que seguían viviendo en los demás seres de su especie. Y de ahí lo pronto del consuelo. Pero a pesar de ello, me dije, la memoria de cada uno permanece. Como la de las personas queridas en la nuestra. Por ahí empezó todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -También me acuerdo de aquella historia de tu breviario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿De toda?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -De todo lo que tú me contaste. Si hasta en Segovia pasó los muros de Palacio. ¿Acaso hay más?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Pues verás. Creo que de aquélla no, aunque quien sabe...Pero el último día de las Ánimas, en la tercera misa, a medias de la secuencia...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> - ¿Tú no omites la secuencia cuando lo permiten las rúbricas, como en ese caso?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No. Es una costumbre. Así no tengo que hacer distinciones. Y bien, al llegar al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">voca me cum benedictis</i>, noté que se me pasaba el miedo que da ese texto, el mal regusto de los pecados y el temor de la condenación, y en cambio como si se me abriera un espacio, tal cuando camino de Madrid se pasa el puerto de Somosierra. Me sentí ya salvado, en la gloria del paraíso...Y entonces, de repente, me vi rodeado de perros, a mi lado derecho <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ron</i>, pero muchos más, incontables, por los cuatro lados, llenándolo todo, subidos incluso a los altares y el coro de las monjas, tapando hasta las imágenes. En la capilla no había más que perros. Lo único que dejaban visible era el cáliz, todavía cubierto, claro, y la Divina Pastora a la que rodeaban mezclándose con los corderos que tiene a los pies. Fue una verdadera aparición. Me paré unos minutos. Afortunadamente nadie se dio cuenta. Pero tuve que seguir la misa sumergido en ella. Sólo al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lux aeterna</i> de la comunión desapareció, se desvaneció tan silenciosamente como había venido. Hasta entonces se me venía muchas veces a las mientes el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">voca me</i>, interrumpiéndome para mis adentros las demás lecturas y oraciones. El caso es que me sentía llamado al paraíso con los benditos, con los buenos. Y también allí estaban los perros con nosotros, con los que habíamos merecido la salvación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¡Qué cosa ! Nada me habías dicho.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -No creí fuera materia confesable.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Naturalmente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí, pero es que, últimamente, he dado en pensar que mi visión manifestaba una realidad teológica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Cómo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Que también los perros tienen un alma inmortal y están llamados a la vida eterna.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A don Senén, que dio un pequeño respingo, se le dibujó una sonrisa irónica:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿Como nosotros?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí, claro. Y como todos los demás animales, juntas todas las criaturas de Dios.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A eso el confesor se tomó un respiro antes de intervenir:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Fíjate en tu librería. Cada libro en su sitio. Desde los tiempos del seminario. Casi no tienes ninguno nuevo. Pero no te hacen falta. Lo único importante es que no cambien de lugar. De esa manera siguen siendo los mismos, pero distintos también, porque cada día te dan la respuesta que en cada caso vas necesitando. Si se alterara su orden serían el desastre y el caos. Y yo te pregunto, ¿en tu fuero interno sigues teniéndolos como siempre, según está mandado? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Celstino bajó los ojos, suspiró, se miró las manos acordándose de cuando se las habían ungido en el sacramento del orden, y al levantar la vista contestó con aplomo:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí. ¿Qué decimos en el credo? La resurrección de la carne y la vida perdurable, la de los muertos. ¿Hay ahí sitio para cadáveres? ¿Son cristianos los cuerpos sin vida?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Así no nos lo enseñaron, no es eso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -¿No puede ser que porque no hacía falta que lo hicieran expresamente? ¿Al decir “los muertos” no quedaba dicho todo? ¿Y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Benedicite</i>? Si en el cielo no hay animales, ¡cómo van a bendecir al Señor? ¿Y puede Dios des-crear, destruir su propia creación?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Acaso no creó el mundo ya de esta manera?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Perdóname Senén pero yo también lo he pensado así, mejor dicho lo he tratado de pensar. ¿Y sabes que entonces me ha horrorizado llegar a tener nada menos que un asomo de tentación contra la fe, irme por los despeñaderos de los descreídos? Pero se me vinieron afortunadamente a la memoria trozos de conversación con Jerónimo, en el último curso. Unas vueltas en torno a alguna sugerencia de un libro que sí está ahí, en su sitio, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Filosofía fundamental</i> de Balmes. Él no las desarrolló. Pero yo ahora puedo recordar ciertas líneas sin haber tenido que volver a abrirla: “La idea de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yo </i>es aplicable a todo ser sensitivo, pues no se concibe la sensación sin un ser <i style="mso-bidi-font-style: normal;">permanente</i> que experimente lo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">transitorio.</i> Es decir, sin ser <i style="mso-bidi-font-style: normal;">uno</i>, en medio de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">multiplicidad</i>”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Senén se quedó pensativo unos instantes alargados y, como si su reflexión le hubiese dado fuerza, habló con plena seguridad:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -La teología tampoco es materia de confesión. ¿Tú crees lo que cree la Iglesia y acatas su magisterio?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo extraño fue que también don Celestino tardara en contestar con el monosílabo esperado:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -Entonces vamos a pasar al resto, como de costumbre, y a la absolución.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La confesión siguiente tuvo lugar la víspera del miércoles de ceniza. En ella don Celestino consultó con don Senén su propósito, -él reconocía que a sí mismo le resultaba algo extraño, cual si fuera producto de una inspiración exterior- de peregrinar a Segovia a pie. Como un intervalo de reflexión antes de hacerse categóricamente viejo. El confesor estuvo de acuerdo, luego de haberle asegurado el penitente que a pesar del viaje no iba a exponer su caso al canónigo penitenciario. Al fin y al cabo, la sumisión monda y lironda que era la obediencia del intelecto a la sapiencia de los Doctores, contenida en el Catecismo de Astete, y que no sólo era aplicable al pueblo sino también al clero, había sido ya la solución definitiva de aquel escrúpulo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El martes de pascua, los clérigos del arciprestazgo y alguno más del contorno, se reunían tradicionalmente en el llamado Balcón de los Curas, el cual no era más que una solapa de roca cascada que afloraba en el altozano de las eras y los pedregales de La Picota. Aunque de año en año menos jumentos, menos mulos y menos manteos y sombreros de teja. Don Celestino acudió como siempre hacía. Le notaron más locuaz que de costumbre, mucho más. Y al día siguiente se puso en camino antes de que amaneciera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">4.-La peregrinación a la ciudad episcopal</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aun proponiéndose no pasar de un ritmo medio, de manera que no hubiera de disminuirlo a la fuerza, tomó desde el principio un buen paso. Respiraba bien. Le pareció que mejor de lo habitual, algo extraño. A los altos previstos había hecho llegar previamente mudas y sotanas por si fuera preciso cambiarse. El tiempo estaba bueno, sólo levemente fresco hasta dos horas después de salir el sol, lo cual no había que haber esperado en aquella tierra de los abriles heladores. Pero él quiso correr el riesgo con tal de llevar a cabo su obra pía en la semana pascual. El único extraordinario de su indumentaria eran las botas, que él utilizaba sólo las rarísimas ocasiones en que llegaba más alla de la huerta con casa que la familia tenía antes del Setenta, el quilómetro emblemático que ya presagiaba el empalme con la Carretera de Francia. Su único equipaje era el tomo correspondiente del Breviario, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">verna</i>, primavera. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La primera parada fue en Aldealcorvo. Tuvo por buen augurio que al entrar en el pueblo estuviera sonando el ángelus de las doce. En la pequeña iglesia encontró al viejo sacristán a punto de salir después de cumplido ese menester de campanero. Hizo su visita al Santísimo y se fue a casa del cura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Rigoberto, tan anchas las espaldas como el rostro curtido, era nada más que tres cursos posterior. Pero no quería ascender. Su aspiración era sólo acabar sus días en aquel pueblecito. Por mor de las patatas de siembra que éste atesoraba. El pastor de almas se había convertido en su mejor cultivador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se sintió feliz al esponjarse ponderando en la comida las capacidades culinarias de las mismas. Tanto que estuvo seguro de que don Celestino no se canasaría de la repetición de la materia prima, tanta variación cabía en ella. Deliciosas las fritas, suaves sin una sola raspadura pero llegadas a un tostado tan grato al paladar como a la vista. Un platito para abrir boca. Luego las patatas a la importancia o sea después de levemente pasadas por la sartén, luego, cocidas y en salsa. El estofado, también con ellas, de segundo fuerte. E incluso de postre, unas patatas en dulce bien almibaradas rodeando la fuente del arroz con leche. Don Celestino cantó sinceramente las loas merecidas al hortelano, sin despreciar las habilidades del ama, fondona y de mirada un tanto vacuna, que por su parte puso por encima de todo las excelencias del vino de quina que para ocasiones como ésa guardaba en la despensa, medicinales aquéllas pero más allá. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y sin alargar la sobremesa siguió para Valdesimonte. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Allí le esperaba el párroco midiendo ya nervioso la carretera a genuinas zancadas. Era un mocetón joven, rubio hasta la rareza entre aquellas gentes, rojas las abultadas mejillas, gruesa la voz que contribuía al atropellarse de su palabra exuberante. Vivía con una hermana viuda, de luto naturalmente, que había hecho una tarta deliciosa de chocolate en la que con éste competía el mezclarse de las yemas y de las claras. Consiguiendo de pura golosina que a pesar de ello no resultara pesada tras el estofado del conejo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Francisco José estaba embargado por sus esperanzas de apostolado juvenil. Se preciaba de estar transformando el panorama espiritual de la mocedad en el poco tiempo que llevaba de sacro ministerio. Antes se reducía todo a las Hijas de María que comulgaban el día de la Purísima. Pero ahora ya sabían muy bien lo que empezaba a ser la Acción Católica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Acostó a don Celestino en la cama de matrimonio que su hermana se había traído para los huéspedes, le despertó todavía de noche, le ayudó edificantemente a la misa que dijo a solas en la iglesia gratamente penumbrosa y tapizada de pequeños retablos e imágenes rústicas, y le despidió entre protestas más y más subidas de disponibilidad y afecto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El peregrino no se sintó cansado en el trayecto hasta Veganzones, pero se paró más veces y dijo su breviario más lento. Se sentía un tanto rejuvenecido, como habitado por una fuerza rara. Se hubiera querido llevar a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cancio</i>, pero no lo hizo por mor del ingrediente penitencial del viaje y sobre todo por aquello de la soga en casa del ahorcado. Aunque la compañía invisible de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ron</i> no le abandonaba nunca. Ni más ni menos que la tentación, claro, tan indomable como las ya olvidadas casi de la carne, que por otra parte nunca le fueron de mucha quemazón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El párroco de aquel alto, don Tiburcio, era un escuálido viejo lleno de ojeras y hasta legañas, descuidado el porte de la sotana con manchas, la voz apenas perceptible, la mirada triste y la expresión ausente. En toda la diócesis se sabía que su existencia era un continuo escrúpulo de conciencia, habiéndose dado el caso de tener alguna vez que acudir uno de los clérigos de las inmediaciones para mandarle decir misa el domingo y así evitar que se quedaran sin ella los feligreses. Don Celestino y él se pasaron la mayor parte del tiempo en una mutua contemplación silenciosa, aunque gracias a las previsiones de la matanza bien untada en el aceite de las orzas que la mantenían no pasaron hambre, suplida la inexperiencia del ama improvisada de turno, que ellas paraban poco en aquella casa lúgubre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ello contribuyó a que saliera el viajero holgadamente temprano para Turégano, el antiguo señorío de los obispos precisamente, donde llegó ya muy caída la tarde. A su párroco, don Florentino, le llevaba más tiempo. De porte ascético y mirada dura, era conocido en la diócesis por su nocedalismo. Tenía la colección completa de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Siglo Futuro</i>, habiendo llegado a estampa intermitente la suya en Segovia cargado con su paquete de uno o dos meses camino de la encuadernación del señor Canuto en la calle Real. En sus rumiares, Aparisi y Guijarro y Vázquez de Mella se habían antepuesto a los viejos textos latinos. Le obsesionaba la tibieza de Castilla en el mantenimiento del fuego sagrado y llegaba a sentirse humillado ante las noticias que le llegaban de los ardores de las tierras vascas, catalanas y sobre todo navarras. Su conversación consistió en una cadena de murmuraciones en torno a los hombres de Palacio, sin excluir al propio obispo, no de mucho fiar aunque era vizcaíno. Obsequió a su huésped con una cena más selecta, exquisita la salsa del congrio y bocado de cardenal la leche frita. Y le dejó dormir tempranamente como estaba puesto en razón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De allí a Segovia era su propósito ir en una sola jornada. Y, sintiéndose todavía con más fuerzas que en el resto del viaje, llegó a comer a buena hora con el cura de Escobar de Polendos. Era éste misacantano reciente y había sido siempre el número uno del seminario. Leía continuamente, se había ya convertido en un pozo de ciencia, y se deleitaba con el griego y el hebreo. Bajo de estatura, muy pálido, continua la expresión melancólica de sus ojos azules, estaba enfermo del pecho y le confesó a don Celestino su presentimiento de vivir poco. Su interlocutor le contó su propio caso y el del Santo Padre León XIII. Pero don Pedro-Pablo no se animó por eso, si bien a causa de no estar previamente desanimado. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y, habiendo estado en la ciudad episcopal el día anterior, era portador de una noticia que al peregrino le sonó a mensaje personal del arcángel san Gabriel. El obispo le invitaba a pasar la noche en Palacio y a celebrar el día siguiente en su capilla particular. Al despedirse, don Pedro-Pablo le contó una costumbre de su parroquia. El día de la Virgen de Septiembre, después de la romería que duraba la entera jornada, bajaban la imagen de la ermita que tenía en el monte al pueblo, haciéndose ya de noche. Pero a lo largo de la cuesta había de trecho en trecho montones de hojarasca y ramas secas que se iban encendiendo a medida que la procesión avanzaba por los mismos participantes.Así unas generaciones a otras, le terminó comentando sentenciosamente. Y se arrodilló para recibir su bendición.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Por primera vez en el itinerario, al poco de reanudado el camino, se nubló el sol, aunque sin nubarrones en el horizonte ni aparente peligro de lluvia. Y don Celestino le siguió a buen paso, de manera que sólo empezaba a caer la tarde cuando tuvo ante los ojos Segovia, su población mitrada de. La catedral, el mástil de un barco navegando la llanura. El paisaje convecinal llegaba a la plenitud bajo aquel tono mate, cual si se poseyera la naturaleza y recibiera un ósculo del cielo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">5.-Nunc dimittis...</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Celestino se sentó en un ribazo de la cuneta, se secó unas gotas de sudor, sacó el breviario y se dispuso a rezar vísperas. Previamente a abrirlo por la cinta correspondiente al día, había empezado a decir de memoria el primer salmo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dixit Dominus Domino meo</i>. Y antes de terminarlo, sin llegar aún al versículo que le recordaba era sacerdote eternamente según el orden de Melquisidech, tropezó con la estampa que Teresa le había dado cuando cantó misa. Era la Virgen de la Peña, pero generosamente orlada de encaje, una pequeña y escondida joya. En la margen superior izquierda estaban desprendidos unos hilillos y había una mancha amarillenta. Era de los dientes de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ron</i>. Después de salvar éste en aquella memorable ocasión el libro sacro, se dio cuenta de que esa estampa había volado y estaba resguardada a duras penas por una mata de salvia, ya junto al precipicio del cañón del río, manteniéndose contra los embates del huracán sólo a tiritones. Y llegó a tiempo de rescatarla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A ese recuerdo, el piadoso peregrino fue acometido por un escrúpulo tan agudo como repentino, que nunca se le había presentado. Su gratitud a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ron</i> y su enamoramiento de los seres de su especie datado de entonces, ¿tendrían su origen en aquel detalle? Se sintió sudoroso y suspendió el rezo. Saliendo del embarazo cuando se acordó precisamente de don Restituto, quien más de una vez les había dicho que, incluso si no era precepto de las rúbricas, los textos litúrgicos debían leerse, aunque se supiesen de memoria. Y se dispuso a hacerlo así con las vísperas y muy despacio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Se le vinieron a las mientes las invocaciones contra la flecha que vuela de día, la pesadilla que ronda de noche, el demonio del mediodía. ¿Cuántas veces las había recitado desde que antes de ordenarse las cantaba todos los días en las completas de la octava del corpus que la cofradía del Señor celebraba en El Salvador? Vamos, las cantaba cuando la fiesta caía tarde y ya eran vacaciones, y otro curso en que por esas fechas estuvo enfermo, se acordaba bien. Pero, ¿venían ahora a cuento? ¿Aquel escrúpulo era tal? ¿O más bien un buen pensamiento providencialmente dirigido a ponerle en guardia contra rincones oscuros que sin tener conciencia plena llevaba muy dentro? Si uno no se daba cuenta no había culpa. Aunque, ¿la del darse cuenta era una linde clara?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Fijando los ojos en la torre de oro cobrizo recuperó la tranquilidad del espíritu. Nunca como en ese momento había sentido la catedral tan suya. También Teresa podía entrar en ella a rezar. Como él a decir misa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Notó la voluptuosidad de respirar a plenos pulmones. Y enseguida la de hacérsele caliente el aire, nada más grato para el fresco que se avecinaba cuando estaba cerca la noche y el sol llevaba oculto varias horas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De esa manera, como un avecilla del Señor que da su último canto a solas en el campo, se murió don Celestino. Su última visión fue convertírsele Segovia en almohada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">6.-Dos misas de negro</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Al enterarse en Cabra la lejana profesora, le mandó celebrar una misa de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">requiem</i> a toda orquesta en la iglesia de Santo Domingo. Se hizo acompañar por unas pocas compañeras y amigas, diciéndolas que el difunto era un símbolo de su tierra y estirpe. Pero acordaron que la presidencia reservada a los familiares estuviera vacía. Ella había considerado la otra alternativa, una misa silenciosamente rezada en una capilla recoleta. Pero a la postre pensó que los cantos, el incienso, el órgano y las ceremonias complicadas, hacían un contraste seductor con aquella soledad incógnita. Sólo a su amiga más íntima la dijo algo más. Era la viuda perenne de un teniente muerto en la guerra de Cuba.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando la noticia llegó a la Villa, el coadjutor de Santiago, don Segis, un hombrachón congestionado de la sierra de Pradales, sintió una preocupación añadida a su sentimiento natural por el difunto. Hacía una temporada que, al alzar la sagrada forma, en la cruz marcada en el centro de la oblea, concretamente donde se juntaban sus dos brazos, veía la estampa provocativa de Piedad la del Condado, una moza exuberante, tan tosca como apetecible de primera intención, que venía bastantes jueves al mercado y tenía sus amistades, se decía que algunas un tanto libres y atrevidas, entre la masculinidad local. Él no se había propuesto tal aparición, ni pensaba en ella mientras se revestía y a lo largo de la misa. ¿No tenía pues la culpa? ¿Era una tentación del demonio nada más? Pero, ¿por qué buscaba tantos pretextos para pasarse esos días por la ferretería del señor Ángel donde Piedad dejaba las alforjas? ¿Y por qué alguna vez se subió de paseo por las Cuatro Carreteras a la hora en que las campesinas se volvían montadas en sus borriquillos a sus respectivos pueblos? Además, en la misa del mismo día del fatal evento, se le presentó un síntoma alarmante. Se había acordado de la moza ya al descubrir el cáliz y con más dudas en torno al posible consentimiento, hasta la complacencia incluso. Y llegada la elevación la vio desnuda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Él también tenía de confesor a don Senén, pero para aquel caso tuvo la intención de buscar la absolución de don Celestino. Desaparecido éste, se sintió impotente, preso de una tremenda desidia de plantear la duda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero tenía buena voz. En su funeral se encargó de cantar la secuencia entera él solo. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dies irae, dies illa</i>. Se celebró en Santiago porque allí estaba bautizado el muerto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">7.-Los hilos del ovillo</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A don Carlos Gómez de Sálaba, catedrático de Farmacia Práctica en la Universidad Central, le sorprendió el 18 de Julio en la Villa, cuando pasaba unos días en casa de don Casimiro, compañero de estudios en aquellos días ya lejanos. Le dieron una ocupación en el hospital de sangre que allí se montó enseguida, y él, hombre curioso si los había, se sentía como pez en el agua buceando en la vida y milagros de los nacionales y los extranjeros que por su vera pasaban, los moros sobre todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Si bien, con ser su curiosidad desorbitadamente sorprendente, su cualidad más notable era una capacidad de zahorí para establecer relaciones entre los detalles más aparentemente carentes de ella de los hombres, el mundo y la vida, de brujo casi.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Un ejemplo nada más. El cura mayor, don Ladislao, había insistido varias veces al sacristán y al coadjutor de Santiago que no entraran nunca de noche en esa su iglesia. ¿Por qué en ésa y no en las otras? Incluso de presentarse últimos sacramentos de urgencia. Para ese caso tenía dispuesto le despertasen a él en persona. A Dios gracias, teniendo en cuenta la situación de las casas donde vivían los demás curas, estaba seguro de que no por ello se retrasarían tales extremos auxilios.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así las cosas, cuando sin segundas intenciones, y como una de tantas briznas convecinales de conversación, salió a relucir ese detalle en la tertulia de la rebotica, inmediatamente don Carlos se acordó y lo dijo, de un libro de viaje a la Villa del mago Mario Roso de Luna que sugería exoterismos insospechados y por supuesto paganos en los constructores románicos de Santiago, por mor del triángulo que encuadraba la imagen de San Juan sobre el rectángulo de la puerta de entrada. ¿Con que heterodoxo don Ladislao? Claro que no, nada de eso. Pero sí acaso demasiado miedoso de los espíritus malignos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Don Generoso estuvo dos veces a las puertas de la muerte. Una durante la guerra todavía, en el hospital militar de Sevilla, por un balazo en el vientre. Otra, unos cuanos años después, en el desierto del norte mejicano, no lejos de Hermosillo, donde había ido a dar con sus huesos, una decisión que, tras de la sorpresa de la anterior, ya no le resultó inesperada ni chocante. Le dieron unas fiebres prolongadas e intermitentes,a las que llegó a acostumbrarse, hasta pasar una vez de la raya acompañadas de temblores y vómitos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y en las dos ocasiones él se acusó al confesor que le oyó antes de viaticarle, de haber desobedecido al cura mayor de la Villa, entrando una noche de noviembre en la iglesia de Santiago. Le habían entretenido en casa del médico, donde festejaban Santa Inés, el santo de su esposa, y ésta tenía fama de saber escoger los vinos dulces, con lo que él no había tenido tiempo de rezar vísperas y completas y se había dejado el breviario en la sacristía. ¿Había hecho bien en posponer la prohibición del superior a la sacrosanta obligación de las horas canónicas de todos los días?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Naturalmente que las dos veces, los sendos confesores se extrañaron de que, en tales trances y a esas alturas, su colega de sacerdocio tuviera presente aquel detalle.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La tercera y última, reproducidas esas mismas fiebres pero galopantes, no tuvo tiempo de confesarse. El cura más próximo estaba lejos y tardó en encontrársele. Mientras tanto, una vieja india que no hablaba castellano, le dio a beber un extracto de raíces de cactus disueltas en un jarabe que sólo ella tenía. Y desde entonces hasta exalar el último suspiro, estuvo transido en una muy leve sonrisa plácida, bisbiseando alguna vez pero sin dejar percibir ninguna palabra. La vieja estuvo a su lado hasta el final. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El cura que ofició el entierro era del otro lado de la frontera. Su castellano no era fluido y a los feligreses no les agradó que la despedida a su pastor de almas la hiciera un gringo. Pero con la vieja se entendió bien. Sorprendentemente conocía su lengua.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y llovieron los años. Había llovido de veras mucho cuando un buen mediodía de noviembre, consecuentemente no bueno por la temperatura, se recibió en el Palacio Episcopal de Segovia un abultado y consistente sobre marrón con remite de la iglesia de Santa Ana de Dallas, de donde llevaron en su día la extremaunción al presidente Kennedy. Su párroco comunicaba al obispo que había recibido de un vicario difunto el encargo de hacerle llegar el otro sobre lacrado que adjuntaba. La sede segoviana estaba vacante y le abrió el vicario capitular.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El vicario tejano creía un deber de conciencia transmitir la visión que había recogido en un ministerio ocasional entre las viejas tribus de lo que otrora fue la Nueva España. Incluso los nombres de sus protagonistas diocesanos de Segovia le habían dado. Habiendo sido este tan extraño detalle lo que más le impulsó a tomarla en serio, hasta escribirla y comunicarla si bien póstumamente a la circunscripción de origen. Hela aquí:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cuando don Senén y don Segis salieron del purgatorio, todavía san Pedro tenía para ellos una noticia. en alguna manera suplementaria. Indefinidamente, habían de pasarse todas las noches del mes de noviembre, el mes de las Ánimas Benditas, en la iglesia de Santiago de la Villa. Don Segis ayudaría a don Celestino las tres misas seguidas del día dos, el de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, y una cada día del resto de la treintena. Don Senén celebraría solo en el altar de San Roque, pero tan despacio que comenzaría nada más ponerse el sol del día uno y no terminaría hasta el amanecer del día treinta. Y toda la iglesia estaría llena, colmada, repleta, henchida de perros.</span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-34169261187205873862010-09-17T19:12:00.003+02:002012-03-30T13:53:04.146+02:00El Hotel de Campoamor<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;">EL HOTEL DE CAMPOAMOR</u></i></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> 1.-La clausura de la urbanización</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El poco público que asistió a la conferencia del profesor Blanchet en la recoleta sala subterránea del Hotel Montepiedra fue otro dato confirmatorio de la tesis del conferenciante. La definición del hombre contemporáneo como un ente cableado, envuelto sí, en una red de cables que le comunicaban con los rincones más alejados pero a la vez le aislaban de los prójimos que tenía al lado. De ahí la lógica de su ausencia en contactos como ése. ¿Acaso cada uno no tenía su televisión, y muchos eran internautas incluso en las vacaciones playeras? De continuar siendo don Ramón de Campoamor su dueño, ¿habría tenido a quien recitar sus poemas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cuando Ginés de la Jara Funes hizo su primera visita al paraje, en los comienzos la urbanización de la finca, la policía, la Brigada Político-Social iba pisándole los talones. Pero además suscitó la curiosidad de las pocas gentes que había sobre el terreno. Ahora había muchas las noches de verano. Pero la principal diferencia no era ésa. Sencillamente se había pasado de la vida relacionada a la yuxtapuesta. La curiosidad no era por la carne y los huesos sino por sus representaciones lejanas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Entonces él estaba muy lejos de atisbar los avatares que su vida había de atravesar, hasta devolverle a la Dehesa de Campoamor como escenario del último acto. Pero aunque todavía no era demasiado viejo, lo que viniese no podía ser sino un apendice. Lo cual no le entristecía, al contrario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De niño todavía, entre los viejos libros de su padre había encontrado y leído una pieza teatral de Azorín, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Old Spain</i>. Magníficamente impresa, con generosidad de espacios, como los libros de la escena se hacían antes. Era un cuento rosa. El magnate americano que llega inopinadamente a un pueblo antiguo como tantos hay en la vieja España, se prenda de él, y sin esfuerzo para su economía deja allí la bastante cantidad para resolver todos sus problemas y colmar todas sus aspiraciones. Una liberación de las exigencias del dinero que de rara parecía irreal. Pero Ginés de la Jara, a punto de poner en marcha un plan de vida que de alguna manera descansaba en esa misma ilusión, se preguntaba si, a costa de dejarse abrumar por la tiranía contraria, los hombres no renunciaban a menudo al ejercicio de su libertad también en la medida en que la inexorabilidad de aquélla se lo permitía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A la vez que el profesor Blanchet hablaba en Campoamor, lo hacían Alain Tourain y Manuel Castells en la Residencia de Estudiantes de Madrid. El primero sostuvo la tesis de estarse viviendo en la no sociedad. El segundo la de una sociedad en la red.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mientras que Ginés de la Jara prefería dejar que los demás pensarab y él actuar en la parcela que felizmente había podido agenciarse. ¿Estimulante aquella reciente película del erotismo mar adentro y tierra costera? A esas alturas no hacía falta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sin habérselo propuesto, le envolvía un aura de respeto a lo incógnito de su pasado. Y ello porque él mismo había conseguido relegarlo al rincón de los objetos olvidados e inservibles. Cuando bebía parsimoniosamehte con los más íntimos, le gustaba evocar, sin dar detalles, algunas estampas de mujeres que habían cruzado por su vida, efímeramente. “La irlandesa del viaje a Lourdes. La de Brujas. ¡Cuánto catolicismo! ¿La de Torrevieja también? ¿O ella habría preferido hacer compañía al índice de Gabriel Miró?”. Era evidente que lamentaba no haberse quedado con alguna de ellas. Pero eso bastaba. La historia de las otras o la otra, con las que se quedó pero no hasta el día, resultaba secundaria. Y ahí estaba lo bueno de esta hora suya en la urbanización de la Costa Blanca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En ésta, le parecía obligatorio traer a colación a menudo al poeta que había acabado dándola nombre, felizmente arrumbado el precedente de Matamoros, el que había figurado en su propia escritura de adquisición. Don Manuel Azaña dijo en el Ateneo, poco antes de la República, que Campoamor era escéptico y algo cazurro y tenía un ingenio de notario. ¿Qué pensar de ese retrato? Ginés de la Jara admitía alguna incompatibilidad entre el ingenio por un lado y por otro la catarata de casillas de los presupuestos de la fe pública y las garantías del derecho inmobiliario. Pero cuando el ingenio afloraba a pesar de ese lastre, era tanto más jugoso cuanto adquirido por derecho de conquista. Y aplicaba esa deducción a Don Ramón, aunque éste no hubiera pertenecido a ninguno de los dos cuerpos hermanos de notarios y registradores. “Don Quijote a caballo de Clavileño me parece menos ridículo que los filòsofos positivistas que pretenden galopar hacia lo ideal montados muy gravemente sobre el hecho o, lo que es igual, sobre el pollino de Sancho. ¿No es verdad que paraliza el corazón y asfixia el cerebro este aire encalmado que apenas puede sostener los miasmas de la tierra por donde ha pasado?”. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y no era esto tremendamente actual? Para Ginés de la Jara en la Dehesa de Campoamor, sí. Lo que no era incògnito era que él había decidido retirarse en busca de sus originalidades de siempre, luego de haber llevado una vida fecunda agavilladora de muchas y variopintas experiencias en el campo de la hostelería. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hospes hospiti sacer. </i>Le daba rabia no saber quién era el autor de este lema de la IAH, la Asociación Intrnacional del gremio, ni siquiera si era moderno o estsba tomado de un clásico. Pero todo se andaría. Que a la vera del mar latino se podía aguzar el ingenio y ahondar en el estudio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Aquí, Ginés de la Jara había tomado por lema una canción que los tuaregs del desierto de Sahara dedican al rito hospitalario del té: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Es el momento en que el tiempo cambia de valor y la vida se mide entre los instantes que separan el primero, el segundo y el tercer vaso.</i> Un momento y una medida cuya recuperación estaba convencido sería la salvación del hombre moderno. Él se había propuesto alumbrar una gota de muestra inmerso en la Dehesa de Campoamor. Desde un hotel naturalmente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La geografía urbana de esa urbanización le parecía una genuina clausura monacal. Hasta salir a la carretera de Cartagena a Alicante se respiraba una atmósfera inefablemente cerrada en sí misma, definida exclusivamente por su propio aislamiento. Tanto que no necesitaba de murallas para tener la categoría esencial de intramuros. Y entre la carretera y ella no había solución de continuidad, ninguna frontera. Alejándose por la playa, a un lado se encontraba Mil Palmeras y al otro Aguas Marinas. Todavía dentro de la clausura, también como las aldeas de los alfoces medievales en torno a la villa. Más allá, para Ginés de la Jara se entraba convencionalmente en el territorio del automóvil. Fuera de la clausura pues, pero igualmente sin transición alguna. De ahí que la dimensión vertical fuera la más campoamoriana, los rascacielos por encima de los chalets y no sólo en el literal sentido geométrico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y la geografía humana? Los vecinos envidiosos de algunos territorios privilegiados decían a veces neciamente ser éstos vagones de primera con pasajeros de tercera. Pero eso era en los otros tiempos, los del estadio de la evolución humana que podía llamarse el de la sociedad. En la de hoy, Campoamor era su arquetipo, el de la falta de sociedad sin más. Dentro de su clausura había inquilinos y propietarios de espacios horizontales o cúbicos que se codeaban esporádicamente, y no demasiado, en sus espacios comunes, pero nada más. Así, en la toponimia urbana se repetía el nombre de Navia, el municipio del concejo de Coaña donde nació el poeta asturiano. Allí se estaba celebrando el centenario de su muerte. ¿Podía imaginarse cualquier conmemoración en la Dehesa que llevaba su nombre?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A propósito de la clausura, Ginés de la Jara tenía presente uno de tantos ámbitos agridulces de la historia del siglo XX. Un estudiante alemán de música, Alban Schachleiter, nacido en Maguncia y escolar en Leipzig, de paso por Praga, entró en la iglesia de los benedictinos de Emaús. Y recibió tal impresión de la majestuosa belleza de sus oficios que tomó allí mismo la decisión irrevocable de hacerse monje suyo. Propósito que cumplió. Llegando a ser abad del monasterio. Del cual hizo un abra de belleza romántica. Pero el siglo estaba turbio. Al independizarse Checoeslovaquia, fue expulsado del nuevo país por presunto espía alemán, vuelto al suyo se hizo amigo de Hitler mientras creaba una escolanía gregoriana y poco antes de que squél entrara en su Praga de adopción murió fuera de la Iglesia. De toda esta historia, Ginés de la Jara retenía la fecundidad posible de una clausura monasterial. ¿Por qué no esa Dehesa de Campoamor tan enclausurada?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y hacía memoria a su propósito de su visita anterior. Y del presentimiento entonces, hecho intuitivamente voluntad, de que volvería. Claro estaba que, de haberlo hecho muerto, el designio no habría dejado de cumplirse aunque de otra manera y no se le habría podido acusar de infidelidad. Pero estando vivo su fidelidad tenía otras exigencias. Y a su servicio abnegado estaba. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Él todavía se sabía el proverbio de que el buen paño en el arca se vende. Ambivalente como todo el refranero. Lo cual no le menoscaba. En cambio el axioma contrario, que era el imperante en la actualidad, sólo admitía una lectura, la no existencia de lo que no sale en la foto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Enfrentado a la puesta en marcha de su empresa, Ginés de la Jara reconocía la necesidad de tener en cuenta las dos vertientes. El repudio de la identificación del espíritu con el escaparate llegaba a la propia esencia de su empeño. Pero si no hacía conocer éste no llegaría a darle a luz. Pues ahora ya sólo los anticuarios vendían arcones y no para guardar paños.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Sin embargo, no era raro que uno se diera por vencido sin luchar ante el deslumbramiento óptico que era la receta de la época. Aunque alguna vez era posible escudriñar ciertos rincones no alumbrados por sus focos. Él se había dado cuenta de ello en el período aúreo de su carrera. Cuando dirigía el Savoy de Londres.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Y por qué buscar en Campoamor el reducto? ¿Solamente por el sentimentalismo ligado a aquella su remota visita cuando estaba tan densamente fichado por la policía franquista?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Él estaba convencido de haber razones más objetivas, aunque sin negar lo decisivo de su impulso personal- Cierta vez conoció a un benedictino de Montserrat empeñado en hacer una fundación renovada en un paraje del todo virgen de historia. Le había entonces hablado del tremendo peso que para empresas tales la historia tenía, por más que los tiempos hubieran cambiado y entre la etapa de ayer y la de hoy mediara tanta solución de continuidad. Dándolo por bueno, Campoamor, con una historia que no llegaba al medio siglo y ya polarizada hacia la fase asocial que se estaba acabando por vivir plenamente allí, aún más nítidamente que en su entorno, resultaría pintiparado para su proyecto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Unamuno acuñó la frase seductora, tanto que luego fue atribuida a otros escritores, entre sí distintos pero con algo de común en su sensibilidad, de las felices ciudades que tienen obispado y no tienen gobierno civil. Ginés de la Jara la hacía suya. Pero sin negar su inversa. El encanto de las ciudades que contaban con gobernador civil pero no tenían obispo. Donde uno se sentía alado por libre del lastre de la historia y sin la sombra de una catedral que podía llegar a amenazadora no tenía que recordar todos los pecados cometidos desde la confirmación hasta acá. Así La Coruña. Bilbao, San Sebastián, Castellón, Huelva, Logroño, hasta la provincia profunda de Ciudad Real, Soria y Guadalajara. Y este Alicante sobre todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En Alicante le contaron la historia de Iñaki Bereciartúa y Emil Kekofors, una de las pocas historias que se sabían en Campoamor, donde naturalmente había historias, como en todos los lugares donde hay hombres y animales, pero resultaban desconocidas, y de no serlo, casi nunca tenían quien las contara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Iñaki y Emil eran dos viejos, el primero un sacristán vasco y el segundo un pastor de la iglesia luterana de Finlandia. Los dos viudos, solos y de los pocos vecinos que la urbanización tenía todo el año, Iñaki en el edificio Rhin y Emil en el Ulla. Emil alto, ancho, pálido, rubio su escaso pelo, muy claros los ojos azules, pasaba todas las tardes un rato largo frente a un vaso grande de leche fría en el hall del Montepiedra. Iñaki, delgado, cenceño, calvo, nervioso y gruesa la voz, la cual prodigaba desde luego más que Emil, coincidía con él allí algunas veces, en su caso frente a una copa de jerez oloroso, concretamente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">BC200</i>, una selecta y escasa marca de Osborne de la que sólo quedaban vestigios y a lo largo de toda su historia se había vendido casi exclusivamente en Boston. Una de aquellas ocasiones, ante lo insistente de la mirada de Emil al violeta de su vino, Iñaki le sonrió amablemente y consiguió que le entendiera una explicación rigurosa de la elaboración del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sherry.</i> Emil se interesó por los detalles, pero dijo que no bebía ni una gota de alcohol, hasta el extremo de haber encabezado en su país un movimiento para usar en la misa leche, arrostrando los consiguientes problemas bíblicos y teológicos. Iñaki se atrevió a preguntarle si Martín Lutero había bebido demasiado, como había oído incluso predicar a un cura en Vergara. Emil se rió ampliamente y le respondió que el asunto era complejo. Para hablar de él largo y tendido como debía ser.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Así se hicieron amigos. A Emil le divertía oír contar a Iñaki de las devociones de su tierra, de procesiones, cofradías, difuntos, bendiciones y hasta exorcismos, vírgenes y santos. A Iñaki en cambio le interesaba la visión del mundo de aquellos cristianos tan secos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A Ginés de la Jara le gustó aquel encuentro. Una excepción al mundo incomunicado de esa urbanización y las demás, aunque lamentablemente había que reconocer que sin mucha diferencia con las viejas ciudades y hasta con las aldeas incluso si es que en ellas quedaba más de un habitante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero había otro estimulante a esa composición de lugar. Era el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">BC200</i>. ¿Cómmo aquel vino tan caro y en peligro de extinción en aquel bar y al alcance de un cliente de tantos? La explicación que le dieron le puso definitivamente en su camino. El sacristán vasco no era un cliente de tantos. Y no por poder más. Se trataba de una escala de valores caprichosa y romántica del director. Ese vino se reservaba a quien más capacitado estuviera para paladearlo. La elección no era fácil. Como que sólo se hacía de tarde en tarde alguna. Resultando siempre más que polémica, extraña. Y ese había sido el caso del viejo servidor de la iglesia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Hasta que aquel director se fue muy contento a la isla de Samoa. Ginés de la Jara andaba en busca de sus señas. Y su propósito era hacer regla de su excepción. O sea lo suyo a cada cual.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo curioso era que del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">BC200</i> quedaba una botella mediada de la que no se preocupaba nadie. En el muro de tras de la barra, entre tantas. Sin que nadie la pidiera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La reserva se había casi agotado en una boda, la del propio Emil, con una hermana viuda de Iñaki que había sido cerora. Al pastor le pareció el menester tan interesante que, por muchos años que Dios le diese de vida, siempre estaría a tiempo de enterarse de alguna curiosidad más gracias a su cónyuge. Y por añadidura se dio al aprendizaje del vascuence. Alguna vez, ella, Aránzazu, le instaba a hacerse católico. Pero él la decía que habiéndose protestantizado el catolicismo, dar ese paso. nada más que aparente, no tendría sentido. Apostillando que no se trataba de un juicio de valor, sino de la comprobación de un hecho.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2.-A la busca y captura de hombres y de vidas</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ginés de la Jara llegó a tiempo de comprar, para su peculiar empresa, el último rascacielos de la línea de la playa que cabía en la Dehesa. Lo adquirió estando todavía en obras, pero lo bastante avanzadas éstas como para necesitar ser modificadas a fin de adaptarlas a su caprichoso plan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> A él le gustaban los rascacielos. Como la aviación. Y no le escandalizaba que se hubieran construido en la costa. ¿Había abominado ya Gabriel Miró de “la destrucción de Benidorm”? Acaso de vivir ahora no sería de los más protestantes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su idea era dedicar el edificio a hotel. Pero éste sólo a medias sería un negocio. Más de la mitad iba a tener un destino altruísta. Que sencillamente consistiría en hacer de Campoamor el punto de arranque de la recuperación del comunicarse entre los hombres de carne y hueso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Las plantas de habitaciones no iban a ser apenas diferentes de las gemelas en los otros rascacielos de apartamentos que había en la urbanización, con nombre casi todos de río. Las destinadas a los servicios comunes requerirían desde luego una distribución muy distinta. Y las habría también mixtas. Una característica sería cierta propensión al laberinto. La dificultad de conocer el plano, la falta de simetría, la posibilidad de la sorpresa, eran valores esenciales en su concepción de aquella morada. Algo de eso había en su hotel favorito, el Velázquez de Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Del suyo se haría una propaganda basada en la singularidad. Un terreno en que él se perdía. Habiéndolo entregado por eso a los especialistas en publicidad. La dificultad estaba en hacerse entender de ellos. Pero fue superada. Eso para la parte mercantil. Para la otra se bastaba él mismo. Únicamente para cabalgar por la internaútica recurría a colaboradores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> La peculiaridad estaba en que al menos el cincuenta y uno por ciento de los cuartos de ese hotel serían ocupados gratuitamente por quienes demostraran tener más entusiasmo y estar dotados de la suficiente capacidad en pro de esa fe de erratas de esta vida moderna definida por la base asocial y la consecuencia de la incomunicación. Se complació en elaborar el reglamento detallado que la idea exigía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Para no romper con la joven tradición de la toponimia del lugar dio a la casa el nombre de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danubio.</i> Por haberle llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">río divino </i>Garcilaso de la Vega. También pues en consonancia con el callejero todo dedicado a escritores. Debajo del hidrínimo, en letra más pequeña, se leería el epíteto en cuestión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Los clientes de pago tendrían la misma libertad que en un hotel cualquiera. Pero siéndoles posible participar en las faenas de los otros e integrarse en ellas. Y Ginés de la Jaera no se arredraba ante la posibilidad de dar a la televisión las facilidades bastantes como para iniciar una tímida competencia al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gran Hermano.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Su aspiración última era que se siguiera su ejemplo. Mostrándose muy ambicioso en cuanto a esta difusión. Pero con la renuncia anticipada a salir de ese rincón y ocuparse de ella. Después de haber viajado, en tren y entre naranjos, de Murcia a Orihuela, creía haber adquirido el derecho al descanso que también sería el eterno en la tierra prometida. Joan Maragall tenía también en Campoamor una calle, y a él le resonaba allí su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cántico espiritual.</i> Otro poeta, Antonio Machado, había cantado las suaves noches y las finas torres de Valencia cuando ésta era la capital de la guerra. ¿No eran tambén finos los rascacielos de la urbanización? Desde luego sus noches sí suaves.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y cuando se pasaba de esas excelsitudes poéticas a la planificación de su gastronomía, no tenía la sensación de un descenso. Aunque en ello no ahondaba. El caso era que la piedra de toque de su ideal iba a ser el culinario. Estimularía la participación de todos en él, tanto activa como pasiva. Cual la mejor manera de comenzar la comunicación intensamente desde el principio. Y en esa aspiración, ¿por qué no llegar a elaborar variedades representativas del chocolate, teniendo tan de cerca el recuerdo del que había fabricado a su nombre el creador de la urbanización? Sí. Los chocolates Tárraga serían la base.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “Yo fui locutor en el Servicio Español de la BBC. Viví unos cuantos años en Londres atendiendo las exportaciones de tomates de uno de mis tíos. Somos murcianos. Me llamo Fulgencio Pagán.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El inmenso edificio del Bush House era una cosmópolis. Tanto que la calidez de los viajes que la imaginación se podía permitir en su interior era una enmienda a la frialdad que lo definía. ¿Y eso de la hipocresía inglesa? Sólo apuntaré un detalle. Se emitía en chino cantonés, pero en irlandés no. Me dijeron que el irlandés no se hablaba en la parte de Irlanda servida por la BBC. Mas, ¿esa falta de atención entre vecinos?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Las emisiones para España duraban un cuarto de hora a mediodía- noticias y revista de prensa- y tres cuartos desde las nueve de la noche. Hispanoamérica estaba mejor atendida, pero yo no tenía contactos con ellos. Nuestro grupo era el de los países mediterráneos e Israel.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Una vez a la semana había unos minutos de programa regional. Recuerdo uno muy atractivo sobre las fiestas del pueblo leonés de Villalbino, el de Luis Mateo Díez. Cuando se dedicaban al País Vasco, Cataluña, Valencia, Baleares o Galicia, solían ser en sus lenguas. El último consistió en un paralelo entre Sorolla y Blasco Ibáñez. Se habló de su coincidencia en ocuparse de los trabajadores humildes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Esos minutos al mes en lengua no castellana irritaban a Franco, quien consiguió preocupar al embajador británico en Madrid. A su vez éste contagió de su preocupación al Foreign Office. El cual la trasladó a la BBC. Ésta canceló las emisiones anatematizadas. Allí decían que la emisora era independiente y que habrían podido no atender la recomendación. Curiosa manera de defenderse agravando la acusación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> El incidente coincidió con algunos episodios sentimentales de mi vida, a uno y otro lado del Canal. Con que decidí dejar a los anglosajones en busca de las gentes de mi lengua. No agradecí nada el fervor caudillil que los liberales y democrátas británicos habían desplegado por ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Encajé bien en Bolivia. De veras que el mundo andino tiene un un misterio que seduce. Allí me sentí en la plenitud de mis ilusiones pero también de sus realidades, siendo la voz amiga para unas gentes que tenían media vida en la radio, aunque no perdidos tan aislados entre sus altas cumbres que habían adquirido la bastante capacidad para ser mis interlocutores a distancia, de una manera tan vigorosa que de veras dialogábamos cuando yo sólo veía mi micrófono. Estoy escribiendo mis memorias de esos años. Una vez tuve una conversación con el General Vicente Rojo que enseñaba en la academia militar del país. ¿Este itinerario vale de recomendación para regar la semilla de la comunicación en la Dehesa de Campoamor?”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “Soy Beat Burckhardt, un suizo de lengua romanche o reto-románica. Tengo una farmacia en San Fridolín del Otero, ésta me han dicho que sería la mejor traducción castellana de mi topónimo. He dado algunos cursos de Historia de la Farmacia en Basilea. Estoy convencido de la vida del pasado en el presente. Y consecuentemente de su trascendencia para el futuro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me sigo deleitando con la elaboración de las fórmulas magistrales, que no despacho, sino que dispenso. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fiat secundum artem</i>. Tengo clientes de cantones lejanos y hasta de más allá de la frontera. En los viejos tiempos de nuestra vieja Europa, algunos boticarios tenían que saber latín. Por ejemplo, los de Montpellier. Donde por cierto me dijeron que había nacido un rey español. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Reconozco las excelencias de la Química, pero no la concedo el derecho de devorar la Botánica y la Zoología, ni la Geología siquiera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Yo he aliviado y hasta curado a mucha gente con un remedio de la farmacopea romántica, el Liquen Islándico. A unos pocos, y muy caracterizados, con la Uña de la Gran Bestia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¿Qué es el Liquen Islándico? No lo mire al Espasa. Debo explicárselo yo. Hay un último toque que no encontrará en la inmensidad de sus doctas páginas. En alguna farmacopea de antaño, sí. Pero sería difícil de encontrar y habría que saber leerla. Yo puedo enseñarle.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> De veras que mi remedio tendría buena aplicación en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danubio, río divino</i>”<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> “</span></i><span lang="ES-TRAD">Me llamo Bruno Manso de Irala. He sido monje cartujo en Jerez de la Frontera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Reconozco que soy poco animoso, nada emprendedor, necesitado de apoyo, enfermizo desde niño. No sé cómo me admitieron en la Orden. Una de las exigencias a los postulantes es la falta de propensión a la neurosis. Aunque no estoy descontento de mi permanencia en ella, ni me siento culpable frente a mis votos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Pero al cerrarse mi monasterio me sentí sin fuerzas para pasar a otro. Estuve tentado de aceptar la oferta de irme con los fundadores de uuo en Corea. Mas no pasó de una ilusión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Cierta vez, el Ministro de Sanidad del Reino Unido hizo una magna encuesta sobre todos los núcleos de población y comunidades del país. La única cartuja que hay en éste, Parkminster, arrojó el índice de mayor longevidad. El Ministro no nos conocía. Cuando preguntó por nuestro régimen de vida, desistió de recomendar su imitación a sus compatriotas de a pie. En España era creencia común que los cartujos no hablaban más palabras que las de esta forzada salutación al encontrarse entre sí: -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hermano, morir tenemos. -Ya lo sabemos.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Lo cierto es que nuestra existencia es una mezcla perfecta de la soledad y la comunidad. Cada uno pasa el día en su celda, y cada una de éstas es una casita de dos pisos con un trozo de huerto. Pero hay a la semana una tarde de recreo y otra de paseo. Y vamos juntos al coro tres veces, la primera al interrumpir el sueño para cantar maitines y laudes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ya fuera de la cartuja, yo confieso que tengo miedo tanto al silencio como a la conversación. Y creo haber encontrado la fórmula saludable: guardar silencio conversando y conversar en silencio. Lo que creo aplicable a las intenciones de usted a la vera de ese mar. Le pido me deje hacer el experimento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> En la Universidad de Salzburgo hay otro antiguo cartujo inglés, James Hogg, que lleva ya editada una nutrida biblioteca de temas cartujos. Si usted quiere, la enriqueceremos con un nuevo título. Que no sería de los menos comerciales. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> PS- Unamuno escribió una vez de “la voz abismática y eterna de su casta cartujana”. Y uno de sus libros se titula <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Soliloquios y conversaciones”.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Y lo más importante. Me han asegurado que el territorio de Campoamor fue de una cartuja que tenía por titular a San Pedro. Y parece no acabó cuajando por mor del miedo a los piratas berberiscos. Con que ¿ ha prescrito todo? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “Le escribo desde Orense. Me llamo Ass Thiossane. Soy senegalés. Estoy encantado en esta mágica ciudad provinciana del interior. Me parece un milagro haber conseguido vivir aquí sin más que enseñar la música de mi país.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mi instrumento es la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">kora</i>, de calabaza y tetracorde. Aunque estoy al tanto de las modificaciones con que la han enriquecido unos benedictinos franceses que tenemos cerca de Dakar. Y naturalmente tengo muchos de percusión, para lo que ya voy contando con concertistas discípulos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> No voy a divagar en torno a las grandezas y miserias del fútbol. Las últimas no pueden estar más a la vista. En cuanto a las primeras, he oído contar que un campesino le dijo a otro al ver por primera vez su juego: -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Cómo se pelearán tanto por una bola? Como no tenga algo dentro...</i>Pero es que sí lo tiene. El intríngulis está en descubrirlo y disfrutarlo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Me ofrezco a traducir el fútbol a música. Ni más ni menos. Darle una expresión musical. Que puede ser tan variada como el juego mismo. Lo que quiere decir épica, lírica, dramática”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “Me llamo Epifanio Cortés Mogrovejo, y era conocido en el cuerpo por Epi el Astorgano. Aunque no soy de Astorga. Pero sí de la diócesis. Berciano de Bembibre. Me acuerdo todos los días de Don Álvaro y Doña Beatriz. Por cierto que desde ahora me ofrezco a sacar partido en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danubio, río divino</i> a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Señor de Bembibre</i>. Del que, a propósito, falta la película.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Mas, yendo al grano. Fantasías aparte, ¿qué méritos tengo? Sólo uno, haber sido a lo largo de treinta y seis años ambulante de correos en el nocturno Salamanca-Astorga. Con la solemnidad, el esmero y el orgullo de buena ley con que en mis buenos tiempos se prestaba ese servicio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ya sé que de tantas cartas como he manejado, las de más trascendencia no tienen porqué haber sido las de procedencia lejana y franqueos exóticos. Pero también de esas matasellé.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Y es el caso que ahora los hombres necesitan cartas más que nunca. Yo de las cartas de antes por dentro no puedo decir nada. Mi secreto profesional no tenía que envidiar al del penitenciario de mi catedral. Pero manipularlas, de veras que me hizo conocerlas. Me imprimió carácter. Y creo estar en conidiciones de comunicarlo a quienes comunicarse quieran en y desde la Dehesa de Campoamor”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “Yo soy hijo de un portero de la calle de Velázquez. De la casa donde tenía su torre-piso Ramón Gómez de la Serna. Mi padre fue miliciano y se exilió en Méjico. Y todos los días de su vida que estuvimos juntos, me contaba algo de aquella vivienda literaria. Recibió alguna carta del escritor desde Buenos Aires.Yo tengo las obras que le dedicó, bastantes. Aquí mismo estoy acariciando la encuadernación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Secreto del Acueducto.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">¿Quiere que le reconstruya en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danubio, río divino</i>, la torre de Ramón? ¿O que aprovechemos ese divinal cajón de sastre para montarnos otra distinta? Deme ocasión. Ya será la última. Que ha llovido mucho desde que André Malraux envidiaba las ocurrencias de los contertulios de aquellos cafés madrileños. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se nota que el hombre desciende del mono por la manera que tiene de mondar los cacahueses”.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> --------------------------------<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¡Y qué curioso! El mensaje de Epi el Astorgano era el único que había llegado por correo electrónico. Ginés de la Jara admitió todas esas solicitudes. Por su parte, él tomó también la iniciativa, haciendo algunas ofertas. A los Hermanos de la Cruz Blanca, para que le prestaran por un poco de tiempo a uno de los suyos. En esta época de cierre de monasterios y extinción de congregaciones por inanición, se había fundado esa nueva. En Ceuta. Ello era tan significativo que no hacía falta saber más. Una frontera esa ciudad, como ya cuando la citó Dante. Pero ahora sin aduana para las pateras. A Ricardo Gelmírez, un radiotelegrafista de El Ferrol que había navegado los cinco océanos del mundo, desde la Trastlántica hasta pequeñas compañías domésticas y hasta individuales desparramadas por el Caribe, el Sureste de Asia y Polinesia. Porque él sabía que cada mar tiene sus idiomas, aunque en todos hay algo común. A Rosendo Cabanillas, el campanero de la catedral de Mondoñedo, que había logrado hablar con sus toques mucho más en detalle y allá de las distinciones convencionales de duelo, júbilo y ritmo señalero de lo cotidiano, y se tenía aprendidas muchas historias inéditas oídas a Álvaro Cunqueiro y algunas desde la botica de su padre. A Wolfgang Stegmüller, un veterinario del zoo de Berlín, venturosamente enclavado en el centro de la ciudad, para que explicara cómo había logrado que los animales de su custodia transmitieran a sus convecinos humanos mensajes subliminales. A Pep el Rabudo, un artista fallero de Valencia, que entendía del doble significado de las cosas y los hombres, o sea en su estática y en la dinámica de su consunción. A Pancho del Carmen, un prestidigitador del norte mejicano, en la frontera del desierto de Nevada, que llegado a la Tierra del Fuego, siempre con el único equipaje de una maletas flexible de cuero donde le cabían incontables cosas, decidió recorrer todo el continente, con la única aspiración de ir siendo mantenido de pueblo en pueblo. Y ahora, llegado ya a Alaska, estaba un poco cansado. Campoamor le vendría bien para algún reposo, compatible con la docencia en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danubio, río divino</i> del otro doble lenguaje de las cosas. ¿De los seres también? A John-Bede Murray, un astrónomo a punto de jubilarse en el suroeste australiano, que había sido discípulo del jesuíta O’Connell, su compatriota director de la Specola, el Observatorio del Vaticano. Éste había estado a punto de recibir la sagrada púrpura. Entonces le habrían llamado el cardenal de las estrellas. John-Bede había aprendido de él una cierta manera de intercambiar el silencio y la locuacidad, cada uno con su valor a la busca del común a ambos, también a la manera cartujana, aunque lo había vaciado de contenido místico. Y a Katherine Baldwin, en Christchurch; a Jane Mansfield, en Chicago; y a Margaret Spencer, en la Samoa americana. Eran tres filólogas obsesionadas con la comparación de unas y otras lenguas, angustiadas por la expectativa de que desaparecierran antes de dejarse testimoniar por ellas. Y en Taiwan, la Formosa de antes, Chen-Shen-I, una maestra de baile y ópera antigua, había llegado a otro secreto, el de combinar el movimiento y la inmovilidad, que ambas cosas hacían a la vez sus danzarinas, sobre todo con los brazos pero también con el resto del cuerpo, con todo él, y por supuesto con el espíritu.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Ginés de la Jara soñaba con las conversaciones que se iban a tener en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Danubio, río divino</i>. Y con las historias que se iban a incubar en sus laberintos. ¿Acaso también llegarían los detalles de su arquitectura a un modelo a imitar por esa vía de la salvación de lo que estaba perdido? Y gracias a que también se soñaría, además de los recuerdos de esperanzas no faltarían las esperanzas de recuerdos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> Claro que lo único seguro era que su libro estaba encuadernando en blanco. Si sus páginas iban a ser escritas y en qué letras aún se lo tenían reservado los hados. Y mucho más su traducción a otras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> ¡Ah! Y la empresa no se concebía sin perros. Faltando éstos los hombres carecerían de toda una dimensión de su lenguaje. Ni más ni menos. A quienes desconocían esta verdad, no les faltaba sólo la sapiencia del veterinario Stegmüller, sino una sabiduría más profunda, la esencia. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> ANTONIO LINAGE</span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD"> Rhin, 9ºG</span></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-24610900689004340592010-09-17T19:01:00.001+02:002012-03-30T13:50:43.740+02:00La Plaza de la Violeta<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;">LA PLAZA DE LA VIOLETA</u></i><o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></b><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><span lang="ES-TRAD">Sepúlveda, 2006</span></div><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /> </span></b> <br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Para Luisi, Emperatriz de La Violeta</span></i></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> ...</span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">y la tenía el viento</span></i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">envidia de sus alas</span></i><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></b></div><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="page-break-before: always;" /> </span></b> <br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CENSO DE PERSONAJES<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Doña Eleonora</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Leonor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">El Africano, </span></i><span lang="ES-TRAD">Tanis</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Rafael</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Luis Morales</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Lola</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Concha</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Nines</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Antonio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Vicente</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">José-Enrique</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Chicos y Chicas</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Romualdo, el barbero</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Benito, el maestro</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Crisanto, profesor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Mesonero de Segovia, Palomares</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ventura</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Peña</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Carmen</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Luisa</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></b><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Del Preludio y el Epílogo<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Secretario</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Alcalde</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Concejal primero</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> “ </span></b><span lang="ES-TRAD">segundo</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “ tercero</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “ cuarto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “ quinto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> “ sexto (=Horcajo)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Nicomedes</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Doña Magdalena</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Sebastián, el empresario de los coches</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Esteban, el Capitán de la Guardia Civil</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Servando, el notario</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Egidio, el juez de primera instancia</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Leocadio, el Cura Mayor</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Sandalio, el farmacéutico</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ignacio Zuloaga</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Carmelo, médico</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Evaristo, el jefe de correos</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Abate Raymond Etchegaray</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Jacques Gouyon, Subprefecto</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Criado indio</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Narrador<br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> PRELUDIO.- I. Sesión municipal en el siglo nuevo<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><o:p></o:p></u></i></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">En el despacho del alcalde de Sepúlveda, a 13 de marzo de 1901. Aquél a una mesa. En torno suyo, a ambos lados, los concejales. El secretario en una mesita, al otro extremo. En lo sucesivo los concejales, salvo una excepción necesaria, serán designados por números, pero sin tener en cuenta el orden de la lectura de sus nombres que ha hecho el secretario</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL ALCALDE.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Si les parece, Señores, se abre la sesión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL SECRETARIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Habiéndose excusado de asistir a ella los concejales don Nemesio Honrubia Herrero y don Pedro de la Serna Cid, se constituye el ayuntamiento, bajo la presidencia del señor alcalde don Braulio Abad de Diego, con los concejales don Victoriano Horcajo Monte, don Saturnino Velasco de Frutos, don Ignacio Antón García, don Mariano López Serna, don Lorenzo Pérez Serna, y don Agapito de la Cruz Cristóbal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL ALCALDE.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Hay una instancia de Tomás del Barrio Sánchez, pidiendo se proceda contra su vecina Ángeles López Serna, en la calle de San Gil, por amenazar ruina las casas de la misma en perjuicio de las colindantes. Pero la vía pública no resulta afectada. ¿Conformes por lo tanto en que no es asunto de nuestra competencia? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gestos de asentimiento</i>)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SECRETARIO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">De trámite: ¿Se acuerda encargar las palmas para la fiesta de Ramos y la cera necesaria para las procesiones de Semana Santa, invitando oportunamente para todos los actos religiosos a las autoridades, según costumbre? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los mismos gestos</i>)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ALCALDE</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ahora me congratulo de dirigirme a la asamblea para darla cuenta del cumplimiento de su encargo: Con el fin de dar ensanche a la población, y depositar en ella los carruajes y caballerías que hoy, merced a la topografía de esta villa, invaden las calles más principales, con perjuicio del libre tránsito y de la seguridad del vecindario, he conferenciado con don Nicomedes Arambarri y Merino y su señora esposa doña Magdalena Collado y Mata, vecinos de esta villa, para obtener de los mismos la cesión al municipio de la finca que a ella pertenece por herencia de su difunta señora madre doña Salvadora Mata Díez.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SECRETARIO.- “</span></b><span lang="ES-TRAD">Una huerta en el Espinacar, a pasto, de tercera calidad, que cabe veintinueve áreas y cuarenta y siete centiáreas, y linda a oriente calleja de la Viña; poniente, huerto de herederos de don Francisco de Cossío; sur, las peñas; y norte, también las peñas, hoy la carretera provincial”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ALCALDE.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Y tengo la satisfación de comunicar a mi corporación que dichos señores están dispuestos a donar gratuitamente la indicada finca, en atención a las pruebas de afecto y consideración que dispensó la Villa al finado notario don Ángel Collado y Balza, padre de doña Magdalena, eligiéndole repetidas veces concejal de su ilustre ayuntamiento, con lo cual además de pagar una deuda de gratitud, querían honrar la memoria de su difunto padre, quien siempre demostró un interés decidido por el progreso moral y material de la población. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SECRETARIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">En su vista pues, ¿acuerda la corporación, por unanimidad, que una comisión de su seno pase a dar las gracias a los expresados señores y a rogarles se presenten inmediatamente ante este ayuntamiento a ratificar su generoso ofrecimiento? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gestos más vivos de asentimiento</i>)<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se van el alcalde y el concejal sexto. Hay un intercambio inquisitivo de miradas durante un breve silencio. Sólo el Secretario continúa impasible tomando notas y mirando papeles</i>).</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL PRIMERO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Si he de seros sincero, yo pienso ante todo en la competencia. Con el desahogo que vamos a tener, vendrá más gente los días de mercado. Cierto que no nos falta. Pero no hay que perder de vista a Cantalejo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL SEGUNDO.- Y</span></b><span lang="ES-TRAD">o desconfío de que la gente lleve sus ganados al nuevo recinto. Ya sabéis como son en los pueblos. Atar a la argolla en la calle es la fuerza de la costumbre y, sobre todo, el animal queda más a la vista, según la ruta de cada uno y la vigilancia de los allegados.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL TERCERO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero, ¿y cuándo vengan los automóviles?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL CUARTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Has oído a Serapio del Río las cosas que cuenta de esos países tan adelantados donde estuvo, a que sí?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL TERCERO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Hasta de multas a quienes los ponen fuera de sitio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL CUARTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo no tengo mucha fe en esos panoramas extraordinarios. Pues el que ve Frades ve todos los lugares. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL SEGUNDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Justo. En Madrid es fácil pasar apuros con los caballos. Y pensando en los que nos dan nuestras caballerías los jueves y los sábados estamos reunidos aquí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL QUINTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Lo que a mí más me preocupa es la dificultad de allanar el espacio. No confío en que quede bien. ¿Habéis oído ya todos la coplilla que anda por ahí, no? <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Quién, que no sea un atún / o tendero de Campillo/ pensará hacer un jardín/ en donde sudó betún/ el difunto Serenillo?</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL PRIMERO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">La realidad es nuestro destino. En Sepúlveda somos prisioneros de las peñas. La belleza que se paga si queréis. En cuanto a que el alcalde sea de Campillo de Aranda en vez de haber nacido en nuestro barrio del Campillo, ¿sabéis que a Cantalejo le están haciendo grande forasteros, y muchos de ellos incluseros que se casaron con cantalejanas? Nos haría falta aquí otra vez San Cristóbal, Aunque visto de otra manera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL CUARTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Prisioneros, sí. También Victoriano se queja por tener su casa encima del Arco de la Villa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL TERCERO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Y amenazado de pagar alguna cuenta municipal para las piedras de la muralla?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL CUARTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Pero los presos pueden moverse en su celda lo que ésta da de sí. Y hasta en su calabozo. Algo más sueltos podremos pasear cuando a colmo llegue esta obra. Sin que los machos nos estorben la contemplación de las buenas mozas del campo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llegan el alcalde y el concejal sexto, con don Nicomedes y doña Magdalena. Se levantan todos e intercambian los saludos de rigor. El matrimonio se sienta a ambos lados del Secretario. Éste lee</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SECRETARIO.- “</span></b><span lang="ES-TRAD">Puesto en ejecución el anterior acuerdo, comparecen en este acto los señores don Nicomedes Arambarri Merino y su señora esposa doña Magdalena Collado Mata, manifestando ésta que, usando de la licencia más amplia y necesaria en Derecho, que en el momento la presta su citado marido, y de su libre y espontánea voluntad, dona gratuitamente, transmitiendo para siempre jamás a favor de esta villa de Sepúlveda, la propiedad y absoluto dominio que la pertenece en la finca que declaran conocer obra en los antecedentes de este ayuntamiento”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Firman don Nicomedes y doña Magdalena el papel que el Secretario les exhibe. Se van, luego de intercambiadas las oportunas despedidas. Les acompaña el alcalde hasta la puerta</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL CONCEJAL HORCAJO (=SEXTO).- </span></b><span lang="ES-TRAD">No os niego que estoy entusiasmado. Pero ni más ni menos que porque vamos a hacer más grande el pueblo, ensancharlo. Y nada más difícil cuando las verdaderas murallas son las peñas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ALCALDE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Me perdonaréis si os confieso que tengo la tentación de pensar en la historia? Sí. Que también nos la escribirán en el futuro. Una historia pequeña, claro. Por eso más nuestra. Y que también harán parte de ella los dimes y esas coplas que de momento me están sacando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se oye una voz grave y pausada que declama muy fuerte: “En tiempos de Braulio Abad se hizo esta barbaridad”</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL CONCEJAL HORCAJO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo estuve una vez en las Salesas de Madrid. Mi hermano el historiador me contó que, cuando se empeñó la reina Bárbara de Braganza en construirlas, se hicieron chanzas, a propósito de su nombre, a vueltas con “la bárbara cuenta de las Salesas”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ALCALDE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Aquí tenemos la piedra al fin y al cabo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL CUARTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Y la ilusión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SECRETARIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Se aprueba por unanimidad?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los concejales primero, tercero, cuarto y sexto responden a la vez con enérgicos signos de cabeza. Después de un instante lo hacen también, con otros mucho más leves, los concejales segundo y quinto</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL SEXTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Hemos hecho más ricos a nuestros hijos. ¿Y quién puede saber hasta dónde?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL CUARTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Haciéndoles más cómodos los días de mercado?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCEJAL SEXTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Por ahora. ¿Quién sabe, quién sabe?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ALCALDE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Se levanta pues la sesión.</span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /> </span> <br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">II. Ignacio Zuloaga en la rebotica</b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span>(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Año 1908. Es otoño y está anocheciendo. La rebotica de don Sandalio, en la Plaza. Armarios con visillos, una mesa larga y alta para trabajar de pie, algunos estantes con tarros</i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">En medio está el cuadro de Ignacio Zuloaga, </span></i><span lang="ES-TRAD">Sepúlveda y Gregorio. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sillones, uno algo más alto. En éste se sienta don Leocadio, el Cura Mayor. En los otros el notario don Servando, el juez don Egidio, y el empresario de los coches de caballos don Sebastián. El boticario don Sandalio entra y sale. El Capitán de la Guardia Civil, don Esteban, de pie, se mueve en torno al lienzo y de vez en cuando se detiene a observar algún detalle).<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Uno diría que está usted haciendo preguntas al cuadro, capitán. O sea que se las está haciendo a sí mismo. ¿O a un interrogado?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Claro que sí. Fíjense que fuera del pueblo hay una plaza de toros llena de gente. Y frente al pueblo, Gregorio el siniestro, tan cínico y desafiante como si tuviera un secreto capaz de matar de miedo. Pero en el pueblo no hay nadie, en la calle quiero decir. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? De veras que me siento de servicio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Con todos mis respetos, don Esteban, yo no tengo ninguna duda de la solución. Todos están viendo los toros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Una posibilidad, don Sebastián. Pero sería la última en la que yo pensaría. Aunque no me pregunte por qué. No sabría contestarle. En todo caso, yo siempre he valorado las posibilidades de un empresario de coches para ayudarnos en las investigaciones difíciles. Que mucho se ve por los caminos y a las salidas y entradas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SERVANDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo creo que a todos los vecinos que se han quedado les da miedo salir. Como si esperasen algo y quisieran seguir al resguardo en cuanto les sea posible.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EGIDIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Acaso, querido notario, se ha acabado el mundo y el pueblo vacío está esperando otro?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y qué me dice don Servando de los de la plaza de toros?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EGIDIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Como el arca de Noé en el diluvio, si don Leocadio me absuelve.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De veras, don Egidio, que me siento importante al saber que un juez, el juez, no está exceptuado de mis poderes sacramentales.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>¿Se acuerdan de la parábola de las vírgenes necias y las sabias? ¿Y si se la aplicáramos a los de la plaza de toros y a quienes se han quedado en casa?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Haciendo penitencia por los otros?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Podría ser.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SANDALIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Con tantos oficios de difuntos y tantos clamores, que yo no critico, y no dejo de contribuir a ellos, ¿no será que las ánimas benditas se han hecho dueñas del pueblo por un día y los vivos las respetan dejándolas las calles a su albedrío invisible?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Las ánimas del purgatorio, don Sandalio, no quieren quedarse solas, don Sandalio. Por eso las rezamos tanto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Después de mirar fijo al lienzo). </i>Gregorio no deja nunca de parecerme un enigma. Si tuviera que interrogarlo no sabría por dónde empezar. Por mucho convencimiento que se me imponga de que con esa cara tiene que ser culpable.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SANDALIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">En todo caso, nos van a durar poco las dudas. Porque el pintor está a punto de llegar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SERVANDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Ignacio Zuloaga, mi paisano?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SANDALIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Efectivamente, don Servando. Se iba a pasar la tarde pintando en las Cuatro Carreteras, y luego en la fonda durmiendo una siesta larga. Pero estará levantandose, si es que no lo ha hecho ya.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De veras que Sepúlveda le está gustando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SANDALIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A mí me ha dicho que más de lo que por sus cuadros parecería, con ser esto mucho. Y que Sepúlveda está en otros donde a simple vista es invisible. Pero eso lo deja para los futuros investigadores de su obra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SERVANDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Cosas de artista.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Y si la realidad de éstos fuese más verdadera que la otra? Parece que esta sugerencia está muy alejada de Santo Tomás, pero yo interpreto lo contrario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Teniendo con nosotros al doctor de la Iglesia no hay que referirse a ninguno más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Entran Ignacio Zuloaga y don Carmelo el medico</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Con el doctor y en busca de la medicina, señores. Por añadidura en esta espléndida rebotica de don Sandalio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Está usted enfermo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Llevo un par de días tosiendo más de la cuenta. Y la providencia me ha hecho coincidir en la fonda con este estupendo galeno. Que suerte tienen ustedes de poseer a don Carmelo. En cambio, uno de los que me tocó en Zumaya cuando era pequeño y estaba en mi pueblo me habría prohibido levantarme no sé hasta cuándo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Son dos métodos distintos. Cada uno con sus contras y sus pros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Nos permite, don Ignacio, que hagamos al doctor una pregunta sobre su cuadro?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Por supuesto. Nada más grato para un artista que se ocupen de él de esa manera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Adelante, capitán.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Por qué pìensa usted que el pueblo está vacío?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No dudo en responderle deprisa y seguro. Están soñando en sus casas, a solas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y qué sueñan?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">El cuadro mismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Bonita de veras la ocurrencia, doctor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Entra don Evaristo, el jefe de correos, con una carta</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Me permiten, señores? Al hacer el apartado he visto esta carta para don Ignacio y me he permitido traérsela. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se la da</i>). </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No podía esperarme tanta amabilidad en ningún sitio, don Evaristo. Claro que Sepúlveda es mágica. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mira el sobre</i>). De allá, del otro lado del charco. Don Evaristo, ¿y si ahora le preguntara yo por mi cuadro?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Usted a mí?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Claro. Mejor que a mí mismo. Vamos a ver, ¿por qué cree usted que he pintado el pueblo vacío?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pues verán, va a parecerles rarísimo lo que se me está ocurriendo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No importa. Tenemos el permiso del creador. Dígalo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pues están arreglándose para ir a la Plaza Nueva.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿A inaugurarla?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A tomar posesión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO. </span></b><span lang="ES-TRAD">¿A la Plaza de la Violeta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SANDALIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Cómo de la Violeta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Déjenme que la llame así. Ya nunca lo haré de otra manera. Verán. Una amiga me dijo que en el huerto que había antes, aunque más bien era un desmonte, si había suerte se podía coger alguna violeta. Y yo he tenido la suerte de encontrar una el otro día en un rincón de la plaza misma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y se la habrá usted regalado a la señorita de la noticia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No podìa por menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SANDALIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De veras que es sabio nuestro nuevo médico, pero no menos romántico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No lo niego. ¿Verdad, don Leocadio, que no es pecado?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Desde luego. Más pecados se incuban en el otro extremo. Porque de que usted incurra en uno grave contra el quinto no tengo miedo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EGIDIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Con que, ¿la llamaremos Plaza de la Violeta desde ahora todos?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y no sería un homenaje a nuestro pintor? Fíjense en el espacio que en el cuadro la ha dedicado, y la colocación que la ha dado, pese a su falta de antigüedad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZUl.OAGA </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo lo acepto dando las gracias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero ahora, sí es usted el que debe revelarnos el secreto. ¿Por qué está Sepúlveda vacía?.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y se creen que yo lo sé? Menos que ustedes. El último. Además, aunque fuera el único ignorante, no querría saberlo. Si a la inspiración y el arte se les quita el misterio, ¿qué nos queda? No valdría la pena.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMELO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero déjenme un momento con mi paciente y el farmacéutico que ha de dispensarle, que no debe decirse despachar. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Salen los tres).</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEOCADIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo he de pasar por casa antes de la novena, que ya estarán a punto de tocar en San Justo. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se va con las consabidas muestras de saludo</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ESTEBAN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A mí me espera ya en el cuartel el correo del apartado (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se va igualmente).<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EGIDIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ahora se me ocurre otra pregunta al cuadro. ¿Por qué la Plaza Nueva está también vacía? No digo de personas, sino de caballerías y de carros. Porque de la sugerencia de don Evaristo no podemos hacer un dogma previo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> En este detalle no cabe duda. El pintor se ha atenido bastante a la realidad. ¿Cuántos se acuerdan de ella para dejar sus machos y sus burros?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Me acuerdo del pobre Lorenzo. Ya saben que llegó a tiempo de votarla como concejal. Y antes de que..le pasara, de que hiciera eso, me dijo que a veces los hombres actuamos sin darnos cuenta de que alguien lo está haciendo por nosotros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SERVANDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Quería decir que alguna potestad invisible estuvo en aquella sesión del ayuntamiento con otras miras que las que el alcalde y sus concejales se creyeron?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EGIDIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y habrá guiado también la mano del pintor?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SEBASTIÁN.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¡Quién sabe! Lo que no debemos es escatimar nuestra alegría por la Plaza dela Violeta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EGIDIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Con este nombre?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Acaso se puede imaginar otro más hermoso? Y no lo duden, el pintor la ha representado vacía por la seguridad de que iba a llenarse en unos instantes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EGIDIO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y por qué no la pintó después ya llena?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EVARISTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Eso ya no era cuestión suya. Nos correspondía a nosotros, a los que estamos viendo su obra. Ésta, cuando el autor la termina, ya no es de él solo, sino de todos los demás.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD"> LA PLAZA DE LA VIOLETA </span></u></i></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;">ACTO PRIMERO<o:p></o:p></u></i></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(1929. Verano. Plaza de la Violeta. Cobertizo casi todo ocupado por un automóvil Citroen de color verde. Junto a las paredes, cajas de cartón, envoltorios variados, y algunas prendas de ropa muy polícromas dispuestas con escaso cuidado.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Doña Eleonora y Leonor están sentadas en taburetes, mirando al espacio de la Plaza donde hay bloques de piedra de un taller de cantería y montones de madera con los que se arma la Plaza de Toros. Cae la tarde)</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Doña Eleonora, ¿se acuerda usted del padre de Rafael?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Claro que sí, Leonor. Y muy bien. Habrás oído que era retraído. Hasta de misántropo se le ha tachado. Y no digo que sin razón. Pero tenía sus momentos de expansión, y gentes con las que le gustaba comunicar. Yo era una de ellas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Parece que muy diferente de la señora Basilisa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Desde luego. Pero por eso mismo, y por tener algo hondo en común aunque no se notara, fueron felices. Él no iba a la iglesia. Pero estaba pendiente de las campanas para que su mujer no llegara tarde a sus devociones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Creo que salía poco.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Más que de su tienda, era hombre de la trastienda. Tenía en ella una mesita de despacho, y allí disfrutaba embebiéndose en catálogos, sobre todo de ferretería y frutería, pues también atendía algo la huerta de su suegro. Y es curioso, se entretenía localizando en un atlas los lugares de sus proveedores. Viajaba sin salir de su cuarto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">El del saledizo que da a la calleja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Se te nota cariñosa la voz, mi pequeña Leonor. Pero, ¿por qué me preguntas por el padre? Claro que del hijo no haría falta que yo te dijera nada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.-</span></b><span lang="ES-TRAD">No sé. Curiosidades que una no sabe de dónde vienen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Ni adónde van? ¿Acaso quieres de mí algo que a él no te atreverías?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">O que quizás ni él pueda darme, que él mismo no sepa. Pero a ninguno de los dos nos interesaría.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No debería interesaros. Y espero que no os interese. Mas por eso mismo es preferible hablarlo de una vez por todas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Ahora, aquí?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Por qué no? Mientras las paredes no oigan. Y siempre que hagas el propósito de no repetirlo, de no repetírtelo a ti quiero decir. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Cuánto siento no haberla tenido a usted de profesora de literatura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- A</span></b><span lang="ES-TRAD">lgo me has tenido, ¿no? Aunque no en ninguno de los no sé si ya cuarenta cursos que llevo en el Instituto de Aranda. Yo te convencí de que no era tan pesada la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Divina Comedia.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Bien que me acuerdo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero vayamos al grano. Con más posibilidades que el señor Ventura, yo he viajado mucho también alrededor de mi cuarto. Mis alumnos no podían sospechar que ciertas lecciones estaban cargadas de las vivencias de alguno de esos itinerarios. Y no todos eran a países exóticos, a pesar, ya sabes, de mi debilidad por Stevenson. A veces era aquí, al pueblo, adonde los clásicos me traían. Y, sin haber tenido hijos, al revés, por eso, a veces estaba más capacitada para vislumbrar los secretos que se tejen en las alcobas, muy silenciosamente, por eso de huella más profunda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Esto quiere decir que Rafael lleva con él alguno, aun sin saberlo acaso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No forzosamente. Es posible. Pero al carecer de interés no puede preocuparos. Lo que nosotras dos estamos haciendo ahora es cotillear, ni más ni menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A pesar de eso estoy pendiente de sus palabras.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Tú no has conocido a Delfina Bergaño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿La hermana de don León?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">La misma. Creí que ni siquiera te sonaría el nombre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero éste nada más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Era bastantes años mayor que él. Yo no sé si vive. Es de las personas de Sepúlveda que, al desaparecer de él, menos huella han dejado en el pueblo. Dicen que siempre anduvo melancólica, doliente. Se hablaba de un pasado de amores contrariados por prejuicios de familia y de clase que había empezado muy pronto. Y también de ciertos desquites aparentemente muy vulgares, plebeyos, buscados a propósito con un ánimo de revancha. En fin, una larga temporada que pasó sin salir de casa, andando de boca en boca una supuesta tuberculosis galopante, coincidió con el nacimiento de Rafael. Enseguida ella se fue a Madrid. Se dijo que había entrado en el cuerpo de Telégrafos y que pidió un destino en las islas Canarias. Y hasta ahora. En casa de don León no se la puede mentar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Los padres de Rafael llevaban mucho tiempo casados y no tenían hijos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Así era.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y pasó algo en la casa-cuna que tuviera que ver con esas coincidencias?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No me consta. Pero recuerda el principio de nuestra conversación. Sería lo de menos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Algunos curas dicen que la duda es peor que la incredulidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Siempre que se dude por falta de fe. Pero la duda puede tener otros orígenes. Volviendo a la casa-cuna, no en todos los folletines es lo más importante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y don León y doña Elisa?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sin hijos. Pero eso no basta para conocer a una pareja. Ni a una persona sola. Yo tengo cierta autoridad para decirlo, ¿no?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Será verdad que si don León no se compromete más con el porvenir de Rafael es por ella?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ahí sí tienes tú mas noticias. Pero lo más seguro en toda esta madeja, sea inventada o real, es que ni al señor Ventura ni a la señora Basilisa nunca les ha preocupado. Y esto sí es decisivo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y si fuera por alguna reminiscencia de aquellas sospechas nuestras? Por otra historia posible, y no la que usted me acaba de contar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Volvemos a lo mismo. Sin interés para nosotros. Pero en cuanto se trata del momento presente no hay que bajar la guardia. Sólo eso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tras una pausa).</i> Hay mucha devoción a santa Rita en Sepúlveda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y en Aranda,claro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero dicen de ella dos cosas que dan algún temor. Que es abogada de imposibles. Pero que cuando concede una gracia da a la vez una espina.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Con espinas la representan. ¿Por qué se te viene ahora a la memoria esa santa?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Rafael me ha regalado una estampa suya con una dedicatoria muy cariñosa. Esta mañana la tenía en la mano cuando entró mi madre en mi cuarto, me azoré, salí de prisa pretextando tener que mirar la lumbre, se me cayó en los carbones y se chamuscó una esquina.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Otro recuerdo más. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doña Eleonor se levanta, sale del cobertizo y mira al horizonte). </i>Se retrasa la gente. El que se acerca es el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Africano. (Entra éste, que así llaman a Estanislao Cristóbal)<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Dios os guarde.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Que sea contigo. ¿Se te ha pegado también de allá esta salutación?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Allí la aprendí. Pero de un compañero de mili granadino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿No te sientes ya sepulvedano?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Doña Eleonor sabe que eso sería imposible. Algunos me han sugerido si me he hecho renegado. Pero el año pasado fui costalero en una procesión de la semana santa de Melilla. Lo que pasa es que en Villa Sanjurjo me siento como pez en el agua. Recordando siempre, eso sí, este rinconcillo. A la distancia sabe mejor. Parace raro pero es una realidad. Y si no me llamáis Tanis, o incluso Estanislao, es cosa vuestra. Aunque lo de Africano no me enfada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Como que nunca le agradecerás bastante a don Miguel Primo de Rivera que se le ocurriera desembarcar, ahora va para tres años, en aquella bahía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y que lo diga. Pero como no hace elecciones no he podido votarle. Aunque hacerme del somatén no he querido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Dejemos la política. Se está mezclando demasiado en el teatro de este año. ¿Y qué tal te va?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Estoy contento. La electricidad es bonita. Y un interventor me ha prometido algún curso o título. Lo cierto es que voy viviendo,</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y algo más?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No hay prisa. Lo que siento es no poder serviros de apuntador, como ya lo hice en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Granujas, </i>aquel sainete. De veras que en el día de vuestra función, como en los Toros y San Miguel, es cuando más nostalgia siento del pueblo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Sabes que yo tuve una oportunidad de africanizarme? Y estuve a punto. Incluso alguna vez me arrepiento de haberme perdido esa experiencia. Un compañero arandino, destinado en Melilla, se pasó la vida pidiéndome que permutara con él. Pero allí ha dejado sus huesos el pobre. Éstas tuvieron la culpa, mis discípulas en las vacaciones de verano. Pero viene Rafael. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llega éste</i>)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Tardes muy buenas. ¡Qué contento me siento de veros a los tres!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Dirás mejor a Leonor y a los otros dos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No voy a desmentirla, doña Eleonor. Y sé que no se enfadará si reconozco que estoy aprendiendo bastante de Tanis.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Con la diferencia de que doña Eleonor sabe contestar todas tus preguntas y yo sólo algunas y en parte. Por ejemplo, quieres que recuerde las bodas de los moros y los judíos con tanto detalle, que para complacerte tendría que llegar a las interioridades que ni aquí ni allí tienen testigos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y por qué tanta curiosidad? Conste que no te lo censuro. Sólo que a veces me lo pregunto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Así he nacido. Tan sepulvedano como ávido de conocer el mundo sin ninguna frontera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Hasta la tentación de seguir el camino de nuestro<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Africano?<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Eso no. De veras. Aunque me congratulo de ser su paisano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Hay acuerdo ya para la función de navidad?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Las espadas siguen en alto.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y quién tiene la culpa?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Preguntarlo así no es un buen planteamiento, Leonor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ya sabes bien que de mi sencillez no quiero salir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ni yo lo pretendo. Acaso a doña Eleonora le haya extrañado que te regalara una novela de Rafael Pérez y Pérez.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pues no. En eso hay compañeros que me tienen por heterodoxa. Además, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inmaculada </i> me gusta. Lo mismo me pasa con las novelas por entregas de la otra generación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD"> A propósito de eso, yo estaré siempre agradecido a mi abuela Rafaela de haberme contado muy entusiasmada el comienzo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las obras de misericordia </i>de Pérez Escrich. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">(Ha entrado Luis Morales). </i>En esto no va a estar Luis Morales de acuerdo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ya sabes que en gustos apenas coincidimos. Aunque con excepciones, ¿no, Leonor?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Habría que matizar. Yo no niego que don José Ortega y Gasset tiene un talento prodigioso. Pero en el mundo hay muchas cosas fuera de él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿En las tabernas, por ejemplo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No sólo allí. Además, nada más en algún rincón de ellas no tendría sitio, en otros sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¡Qué cosas más raras!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sería paradójico que para poner paz entre vosotros hubiera que hablar de la Unión Patriótica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(Dando a Rafael una palmada en la espalda). </span></i><span lang="ES-TRAD">En el teatro hay que conseguirla. Al fin y al cabo, el único escollo está en el procedimiento. ¿Mayoría? O si ha de ser dictadura, ¿de quién?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y si te dijera que, en cuanto a ese detalle, estoy dispuesto a reconocer alguna virtud al marqués de Estella?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Ser agradecidos es de bien nacidos. Ahí queda tu conferencia en el Teatro. Y en Cantalejo con más éxito.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿No querrás decir que se lo debo a él sólo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y todavía menos exclusivamente al Delegado Gubernativo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llegan Nines, Concha, Lola, Antonio, Vicente y José-Enrique. En el cobertizo apenas hay sitio para todos. El grupo se extiende a la puerta y al exterior</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Bienvenidas las flores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y las plantas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y quienes las riegan. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se besan las mujeres y se palmean los hombres</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sin solución el dilema de cuál de las tres es la más guapa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Es cierto, Lola, que alguna vez has pensado teñirte el pelo de negro?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LOLA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No. Pero os confieso que se lo cambiaría a cualquiera de estas dos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Lo que yo haría también de muy buena gana. Lástima que no pueda ser. Aunque estoy convencida de que ella preferiría el trueque con Nines que contigo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Por mi parte, Concha, me encuentro bien de morena. Me parece un estímulo para tener más cuidado, al no poder llamar la atención por el pelo sin ningún esfuerzo de mi parte. Quizás el pecado de Concha sea la poca coquetería.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LOLA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">La llame o no yo, no siento mi rubio tan propio como otras cualidades. Por eso me sabe a extraño que se me identifique por él. Así que diste en el clavo, Nines.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">He oído que Emiliano Barral ha estado en el jurado para elegir Mis Europa. La candidata sueca era muy rubia, naturalmente. Él la dijo que, de ser su marido, esas noches de su país que duran seis meses iban a parecerle cortas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VICENTE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Parece, Antonio, que la suerte de Emiliano con las mujeres se pasa de la raya.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Ahí está el peligro, Vicente. Y Antonio siempre enterándose de cosas que nadie más sabe.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Peligro para quién, José-Enrique? ¿Hasta para estas mocitas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No iba por ahí. He querido decir para él mismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Con que nosotras podemos estar tranquilas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VICENTE.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Eso nunca. Quién sabe de las cosas raras del mundo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pero en cuanto al peligro que decía José-Enrique, ¿cómo el que tuvo don Juan Tenorio?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A propósito del Tenorio, ¿tenéis al fin pensadas vuestras preferencias para la función? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las chicas se ponen a hablar entre sí en voz baja</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VICENTE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo ya sabéis que sólo votaré por Muñoz Seca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A mí, querido Vicente, me parecería presuntuoso de nuestra parte. Hacer reír es muy difícil. Él lo ha conseguido, pero yo no me siento con fuerzas para llegar a su altura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">José-Enrique el mesurado. Sin embargo, aquí se le ha representado otras veces.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero ahora pretendemos un nuevo despegue.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Y no habrá en ese propósito una pretensión más vanidosa todavía?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Acaso. Pero abdicar de ella a estas alturas sería tan cobarde que a la larga no nos lo perdonaríamos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Te veo, Rafael, por unos derroteros patéticos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No te llevaré la contraria. Pero si es así, estoy convencido de ser mi hora.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y puedo yo deciros que me encantan los hermanos Quinteri?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Tambien a mí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿De veras?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Palabra. Pero me agradarían más representados en verano, ahora mismo y aquí, en La Violeta, al aire libre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿No los crees adecuados para un escenario?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No he querido decir eso. Sólo la impresión que tengo en este momento. Pero en fin, confío en que lleguemos a un acuerdo. No me negarás, Luis, que yo ya he hecho mi concesión al retirar mi candidatura de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los semidioses</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Acaso tenía alguna posibilidad?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No lo sé. Cuando desistí fue sin cálculos previos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y no habría que valorar mi deseo de concordia si propongo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los intereses creados</i>?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Excelente obra. Y talento exquisito y sòlido el de don Jacinto. Pero me parece, en esta ciercunstancia, demasiado grave para nosotros. Óptimo si fuesen nuestros padres los actores.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Veo que no vas a transigir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Desde luego no renunciaré a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan José. </i>Cualquier otra elección sería en contra de mi voluntad. Lo que no quiere decir sin más que no la acepte. Y no pretendo abusar de lo que todos hemos aprendido de doña Eleonora llamándola en mi auxilio. Pero la acabo de oír una vez más cómo siempre ella ha estado por encima de las pedanterías de los académicos al valorar lo popular. Aunque yo no pensé por eso que iba a llegar a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Inmaculada.</i> En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan José </i>hay que ver ante todo un mensaje sentimental y no una trama revolucionaria.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.</span></b><span lang="ES-TRAD">- ¿No será que por eso mismo éste resulta más eficaz y peligroso?<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Caiga el mal sobre aquel que piense mal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE.</span></b><span lang="ES-TRAD">- Dicen que el cura mayor anda preocupado por este asunto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y si así fuera?<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No nos salgamos de nuestro tema.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Ya puestos, ¿por qué no resucitar a don José Echegaray?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Por ese camino mejor desembocar en don Pedro Calderón de la Barca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Si estuviera yo aquí, hariáis las paces con Lope de Vega. Acaso para mi jubilación me hagáis esa pleitesía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Rafael nos impondrá <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuenteovejuna.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Por qué no <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Peribáñez?<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Con su Comendador de Ocaña por delante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llegan Romualdo el barbero con su guitarra y Benito el maestro</i>)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LOLA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Menos mal, alguien con quien poder hablar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Tú crees?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo no.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Las buenas tardes con música son el mejor lujo. Y que ningún confesor me absolverá de no haber sido capaz de aprender la guitarra con nuestro barberillo Romualdo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Falta la letra. No se decide don Benito a soltar la de su himno a nuestra mujer.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Acaso estoy celoso de no haber llegado a tiempo de tener a Romualdo en mi escuela.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿No será que no ha decidido a quién va a dedicársela?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿O está ya en boca de los juglares?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De los juglares no sé pero sí de las nuestras.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Hasta de la mía que ya es decir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Os traigo el comienzo, y de verdad que vosotras sois las primeras: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sepulvedana, rosa fragante y lozana.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No te enfades si te pronostico que veo venir un ripio. Pero no te importe. De ripios está hecha una parte de la buena pòesía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Lástima que mi <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sepúlveda invicta villa </i>tenga lo primero y no llegue a lo segundo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ésta va a parecerle a doña Eleonora una conversación demasiado literaria teniendo estas niñas al lado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VICENTE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Incluyéndola a ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No faltaba más. Y siempre la primera. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pasaron los tiempos en que sólo las feas sabían latín. Además ella está segura de que para nosotros no hay literatura que no sea en homenaje suyo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y la función? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellas vuelven a conversar entre sí</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Lo que yo siento es no poder desempataros con una zarzuela. Y no haría falta que fuese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La del Soto del Parral. </i>Aunque mi debilidad por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Granujas </i>con música os de pie para tomarme el pelo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Si no nos decidimos por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan José </i>vamos a hacernos muy impopulares. Está en el ambiente. Y más después de lo que cuentan de suspicacias y hasta coacciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y ésta no será otra coacción?<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i> ¿Por qué están tan calladas nuestras damiselas?<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo os cuento hechos. Así de claro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Nos quedamos, pues, con Joaquín Dicenta? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asienten tras un intercambio de miradas).<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero si hubiera algún contratiempo no me carguéis con ningún tanto de culpa. ¿Te puedo pedir que lo recuerdes, Leonor?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y por qué a Leonor precisamente?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No sé. Pero no he querido despreciar la buena memoria de ninguna.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Hablando de otra cosa, ¿es verdad, Leonor, que te pone un poco nerviosa ver platicar a Rafael con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Africano</i>, por algún emor de que sus alas le den envidia?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pues de lo que precisamente yo no dudo, acaso de lo único, es de su sepulvedanía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO.- T</span></b><span lang="ES-TRAD">ambién Tanis presume de ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">El juez me ha dicho que cuando ensayéis irá un día a veros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Hay que agradecer que nos deje guardar nuestros trastos con su coche.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y que me da envidia este Citroen verde.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LOLA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿No te animas ya, Romualdo¿ (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ademanes de todas hacia él</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ya os dije. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUIS.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Nos bastaría con la copla que sacásteis allá en la guerra:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando silbaban las balas<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> del tio </span></i><span lang="ES-TRAD">Crista<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> me acordè,<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> que decía a las grajinas:<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> -Os, a lo de </span></i><span lang="ES-TRAD">Garduñés.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero reconozco que a esa letra no le hace falta música.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Esta tarde no hay tiempo de cantar. Don Francisco Cano nos invita a merendar en su casa. Ya estarán los demás allí y hay que repartir los papeles. Le gustará que lo dejemos resuelto en su presencia. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan José </i>le pareció muy bien.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Yo os acompañaré. Pero dejar que Leonor y Rafael me terminen de enseñar vuetros trapos. No tardaremos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Estando delante don Francisco sí hablaremos nosotras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Tantos libros no han llegado a darle preferencia por vuestras filosofías.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y cuál entre nosotras...y las otras?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Si es un santo varón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero viudo (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se van todos menos los tres dichos</i>). </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo voy a fisgar. Podéis hablar los dos mientras tanto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Tengo grandes novedades. O si quieres una sola. Ya te comenté que doña Elisa me daba de vez en cuando la matraca con la esperanza de que hiciera Derecho para trabajar en el despacho de don León. No sólo sin entender mi ilusión por la Veterinaria, sino rechazando cualquier otra vocación. Él en cambio nunca me ha presionado, ni siquiera con indirectas.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ya te dije desde un principio que de doña Elisa no me fiaba. Y siempre sospeché que a ella casi nada tenías que agradecerla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo no diría tanto. Pero no puedo negar la diferencia entre los dos. El caso es que llevaba bastante tiempo notando, del mismo don León, reticencias en cuanto a su promesa de mandarme a la Facultad de León el próximo curso. Ya no le hacía gracia bromear en torno a la coincidencia de su nombre y el de la ciudad. Por ahí empecé a darme cuenta. y esta tarde me ha dejado caer ella que derecho se puede estudiar desde casa. ¿Qué te parecería si lo hiciera?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No quiero ser egoísta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Soy yo mismo quien siento a veces la tentación. Por no dejar este paisaje, este pueblo, estas gentes, aunque sea por temporadas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sólo por eso...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A tí te llevaré consigo donde vaya y siempre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿De una manera o de otra?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De la única.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo no debo influirte. Ni quiero.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Nada podría alegrarme tanto como oírtelo. Me estás confirmándome en mi esperanza y en mi fe. Estoy decidido. Me voy a Madrid enseguida. Buscaré un trabajo que se relacione de alguna manera con mi vocación y haré todo lo que pueda por estudiar la carrera. Mientras tanto voy a empezar aquí, lo que queda del verano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.-.</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Cómo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Practicando con el herrador. Como disciplina nada más. Y, ducho sea de paso, si Luis Morales se frota las manos, tanto peor para él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Por qué?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Siempre ríe mejor el que lo hace el último.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero ten siempre cuidado de pisar el suelo. Sólo las aves tienen alas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Por las aves de las alas podemos los hombres soñar vuelos. Así se inventó la aviación. Y yo voy a ser veterinario.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Bueno con tal de no confundir sueño y realidad. Por cierto, cada vez tengo más aprensión de que don León no ve lo nuestro con buenos ojos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Más le valiera ver más allá de su cara mitad, y no sólo a hurtadillas o de vez en cuando. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sale Doña Eleonora</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Vamos, pareja de tórtolos, que don Francisco estará esperando por nosotros. Y como es tan caballero no dejará que nadie tome un bocado sin mí. Ni siquiera un vaso de vino. !Y vaya con el auto del señor juez¡</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Para mi oficio no voy a decir que sería demasiado lujoso, pero sí poco práctico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y para la boda?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Las escalerillas de San Bartolomé las hay que subir y bajar andando.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> O en brazos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">DOÑA ELEONORA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Muy bien dicho.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;">ACTO SEGUNDO</u></i></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(16 de julio de 1936. Plaza de la Violeta. Por la tarde. Los bloques de piedra y los montones de madera. Conversan de pie Rafael y </span></i><span lang="ES-TRAD">El Africano. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se pierde a lo lejos la canción: </i>Sepulvedana, rosa fragante y lozana de los campos castellanos. Para tí tejen mis manos corona de soberana). </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Hay mucha agitación por allá?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Como en la Península, por lo que yo tengo entendido. Fuera de los cuarteles no se nota diferencia, y no creo que haya mucha por dentro. Las circunstancias son imprevisibles, y llegado el caso cada palo aguantará su vela. No estoy de acuerdo en que los militares del otro lado del Estrecho sean más revoltosos. Eso sí, desde que hice con ellos la mili me consta que hay de todo, como en cualquier cuartel de pueblo, como en nuestra Academia si queremos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Como has podido seguir viendo, en el pueblo llevamos años gozando y padeciendo una intranquilidad permanente. ¿Y sabes que, de haber una fecha decisiva para el arranque, yo me fijaría en la negativa del cura mayor a aceptar el dinero recaudado con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan José</i>?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿En la profesión estás contento?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Espero estarlo. Me presentaré a las oposiciones para el nuevo Cuerpo Nacional. Ahora tengo una beca de investigación. Y de los trabajos que me salen para vivir procuro quedarme con los que no me disgustan del todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿No te casas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Tú crees que debo hacerlo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Esa pregunta sólo tú. Lo que te confieso es que no soy capaz de imaginaros a ti y a Leonor de otra manera que juntos. ¿Es cierto que os habéis enfadado, y que tú venías retrasando la boda por resultarte violento a los ojos de algunos hacerlo por la Iglesia?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ha habido un poco de eso. Pero me estoy temiendo que el episodio sea síntoma de algo más profundo. Aunque confío en que lo salvemos entre los dos. ¿Sigues leyendo mucho?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No me veo sin un libro a la cabecera. Ya no me queda ninguna novela de Felipe Trigo. Y he vuelto a empezar los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Episodios Nacionales.</i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Te regalo esta novelita. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">(Le da un pequeño libro</i>). Me interesa que la leas. Tengo el presentimiento de que en el futuro hablar de ella nos hará reflexionar sobre nuestros caminos recorridos. A serte sincero sobre los míos. Los tuyos son menos enigmáticos y están más avanzados y visibles. Pero ya sé que a ti nunca los que conmigo tengan que ver te van a ser indiferentes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">La botella endemoniada</span></i><span lang="ES-TRAD">, de Robert-Luis Stevenson. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La isla del tesoro </i>sí la he leído. ¿Cómo no, a la vera de doña Eleonora?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo me quedo con otro ejemplar igual. Aunque casi me la sé de memoria.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">En ti no me extraña.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No seas cómplice de esa leyenda de prodigio que se ha tejido alrededor mío. Y de la que no tengo la culpa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sólo te diré que cuando el río suena...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿El ruido del cauce tiene que ser siempre de agua? He querido darte la novela por si a mi vuelta no te veía ya, aunque voy a estar poco tiempo fuera. Salgo para Madrid enseguida. Me lleva el notario en un taxi. A él le urge el viaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Me acuerdo del Citroen de aquel juez tan simpático, el que guardaba aquí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">El de ahora no tiene auto. Por cierto que es un poeta espléndido, aunque escribe poco. Ya quisiera yo hacer versos a su altura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Te vas en busca de consolaciones no santas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No. Trabajo y perspectivas. Viene un veterinario francés, un hombre de una vocación envidiable. Y creo que de tenerla sí que puedo yo presumir. Pero aun así. Ha escrito un libro precioso de memorias, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los animales me han enseñado humanidad. </i>Me gustaría ser yo el autor. Se va a reunir con unos zoólogos en la casa de fieras del Retiro y me han invitado, Para mí es un privilegio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO-. </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Lo ves? Tengo mucha fe en que llegues alto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y a mi altura una mujer? Pero si los elogios vienen de los paisanos me complacen tanto que hay peligro de que caiga en la tentación de creérmelos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Sabes que Luis Morales te valora, aunque siempre con peros y reticencias? Está de teniente en Villa Alhucemas. Ya sabes que a mi ciudad la cambiaron el nombre. Sí, mi ciudad digo. pero éste es mi pueblo, y la palabra significa mucho más, muchas más cosas, algo único.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sobre todo por coincidir en esa doble vertiente nos estimamos tanto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿No vas a venir a verme?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Claro que sí. Pero no ha llegado el momento de fijar la fecha. ¿Sabes que pensé en ti cuando me sortearon en la mili? Y sólo por el retraso en la carrera me habría disgustado África. Aun así, veo el Estrecho como una tentación. Lo mismo que doña Eleonara en otros tiempos. Yo tuve entonces suerte. Ya sabes que la pasé en el Ministerio de la Guerra, en ese prestigioso organismo que tiene el nombre curioso y equívoco de Brigada Obrera y Topográfica.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Has pensado como salida en la veterinaria militar?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Tenerla en cuenta era inevitable. Pero, al menos en la situación actual, cualquier decisión en torno a ella me habría resultado tremendamente compleja. Ya puedes imaginarte. Discutir la cuestión nos llevaría horas. Y sin salida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">No sé en qué novela he leído que el mundo es muy complicado y el hombre aun más.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">RAFAEL.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Bueno, No es que la frase sea original.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Y</b>o la recuerdo de un alemán, Thomas Mann. Pero me voy. Tengo media hora para reunirme con el notario. Los demás estarán a punto de llegar. Y no quiero despedirme de Leonor ni de nadie. Pasaré Santiago en Madrid, pero poco más. No les digas que me fui. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se va. </i>El Africano<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> hojea el librito mientras pasea por el recinto. Lee en voz alta:</i> “El protagonista de esta historia es un hombre natural de las islas Hawai. Lo designaremos con el nombre supuesto de Keawe. Cierto día, Keawe sintió el deseo de emprender un gran viaje, y para satisfacer su anhelo tomó pasaje en uno de los barcos que hacían la ruta de San Francisco,ciudad, como nadie ignora, espléndida”.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llegan Leonor, Nines, Concha, Lola, Antonio, Vicente, José-Enrique, y más chicos y chicas. Cada uno trae una silla. Las disponen en círculo. Se sientan algunos. Otros se asoman al muro. Se forman parejas que se acercan a él o pasean. </i>El Africano <i style="mso-bidi-font-style: normal;">y Leonor se quedan de pie hablando, en primer plano</i>). </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Has visto ya a Rafael?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sí. Me ha regalado esta novelita. Pero ha sido muy deprisa. Tengo ganas de hablar con él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Si te dijera que yo también... A ti no me importa confesártelo porque lo sabes. Como que él está en el mismo caso. Sin embargo, por ahora no hablamos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No es fácil entenderlo. O peligrosamente fácil.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.</span></b><span lang="ES-TRAD">- Si, a poco que se reflexione. Pero dejémoslo. No saldríamos del atasco.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sentí la muerte de don León. Aunque al fin y al cabo llegó a verle con la carrera terminada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Sabes que la que está muy cambiada es doña Elisa desde que se quedó viuda?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No me extraña. Ahí había algo más difícil de descifrar que una discrepancia matrimonial en torno a Rafael por comodidades o intereses de despacho. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">También conmigo se porta muy diferente. Ahora la preocupamos los dos. Está muy al tanto de nuestros altibajos. Y me consta que está a punto de decidirse a intentar las paces.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">En cambio lo que más suena por ahí es la rebatiña de los buitres en torno a la herencia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No he querido enterarme cuando me han sacado el tema. Sólo sé que ha quedado ella dueña absoluta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mostrándola la cubierta del librito</i>). Acuérdate de este título, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La botella endemoniada</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Por qué?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo no lo sé todavía. Pero Rafael me ha dicho que al pasar el tiempo nos serviría casi de recordatorio. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Como si fuérais vosotros los personajes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Más precisamente, como si cada uno fuese el protagonista. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lee: </i>“Ligero como el viento, Keawe corrió al lado de Kokna. La botella había desaparecido para siempre”).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo no la leeré mientras él mo me lo pida. Nunca le he oído mentarla. ¿Sabes que Luis me ha mandado una postal encargándole que le excusara ante la pandilla por no venir? Han suspendido allí todos los permisos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ya lo oí antes de salir. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero es inaudito. ¿Qué se ha creído ese hombre?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Hay que respetar los amores imposibles. Ni Santa Rita es su abogada. ¿Y tu madre?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ya puedes suponerte. Ha endurecido su oposición a lo nuestro. Si mi padre viviera...Menos mal que mis hermanas me sostienen todas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Se me ocurre una idea. ¿Por qué no trabajas en la función de este año?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¡Qué disparate! </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Precisamente por no habérsete pasado por la cabeza. Serías sangre nueva en el reparto. Estoy seguro de que saldrías airosa. Y ahora te convendría. Por lo menos consúltaselo a doña Eleonora. ¿Hay algo sobre la obra?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Es curioso, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan José </i>hace ya siete años. Y ahora que en el pueblo andan tan peores las cosas y en el país, parece que va a haber acuerdo. De Benavente. Pero no lo más conocido suyo. Dudan entre dos comedias de fantasía, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y va de cuento </i>o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La noche iluminada.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No me sorprende. Al mal tiempo buena cara.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Mal tiempo, tiempos malos, sí, Tanis tengo miedo. ¿Por qué se ha desbordado tanto Rafael? No son sólo los adversarios quienes le desaprueban. Hay buenas gentes sencillas que se van sintiendo defraudadas de las esperanzas en él puestas. Le ven jugándoselo todo a una sola carta. Y lo que es peor, sin solución aunque la carta le saliera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ni él mismo puede con la intransigencia de su idealismo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo me veo atada de pies y manos y como si me faltara la respiración.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero no te olvides de que eres el único ser con alguna posibilidad en él.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Estoy pasando de la duda a la desesperación.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ésta no debe llegar nunca al ánimo. Aunque los hechos campen por sus respetos. Alguna vez te he visto con el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Calendario Zaragozano.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">La que no se puede pasar sin él es mi madre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pues fíjate en sus pronósticos del tiempo. Alguna vez no acierta. Pero hay algo esencial en lo que no falla. Y es que el tiempo siempre llega. Esto te parecerá una perogrullada tonta. Y lo es. Pero también una realidad a la que se puede sacar su filosofía.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¡Cuánto te ha enseñado la electricidad!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Si no he aprendido, más ha sido por falta de atención.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Me ha llegado un cántico del colegio de las monjas en la Gran Guerra: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Y España, dando gracias/ en este novenario/ entona ante el sagrario/ sus cánticos de paz.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Recordarla no te vendrá mal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Lo que querría es que Rafael se la aprendiese.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Quién sabe. Pero no exageramos. Si hubiera guerra no la habría podido declarar él. ¿Y por aquí?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Lo de la rubia y José-Enrique es cosa hecha. Él se quedará en la tienda de su padre. Las veraneantas le han dejado un buen recuerdo, pero nada más. Más huella ha quedado a Nines de aquel francés. Pero la veo poco ambiciosa. Me temo que no escoja bien, aunque los que la ven tardar en decidirse se crean lo contrario. Concha, con sus nervios no sé adónde va. Vicente tan simpático y Antonio tan curioso, nos darán una noticia cualquier día. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Dos médicos paisanos más.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero sin sitio aquí, y con la ilusión de venir. Aunque Antonio ha sido el alumno predilecto de don Teófilo Hernando y de don Juan Negrín. ¿Y tú?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Siento que no hay tierras buenas ni malas sino sólo la tierrra de uno. Y que su nostalgia es un placer raro que hay que conquistar teniéndola lejos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No te enfades ni me desprecies si no lo entiendo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Tampoco del todo Rafael, a pesar de su alma viajera. ¿Y su profesión te gusta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ahí no tengo reservas. Me ha contagiado su entusiasmo. Como que estoy cansando a madre Pilar sacandola a colación siempre que la veo las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Florecillas </i>de San Francisco. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llegan Romualdo y Benito. Se acercan todos. Ellos se mueven de pie en torno suyo</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Me ha llegado la propuesta de un compañero que estoy seguro habría puesto de acuerdo a Rafael y Luis Morales de estar juntos. Por esta vez dejarían de ser gallos de pelea. Pero ante todo os pido un momento de reflexión. ¿Por qué estamos nosotros aquí? ¿Por qué hemos vuelto otra vez a la Plaza de la Violeta? Ahora ya no es por el cobertizo del auto del juez.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Se va haciendo costumbre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VICENTE.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Es espaciosa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Tiene un buen paredón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LOLA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Lucimos bien en ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Nos enseña que también en los pueblos viejos puede haber esperanzas nuevas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Yo la siento nuestra. Capaz de apropiármela.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LOLA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Sencillamente, yo estoy aquí bien.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Lo cierto es que cada vez hay en ella menos carros y caballerías los días de mercado. Pero no es tan difícil abrirse paso por las calles, como temía aquel ayuntamiento cuando tuvo la felicísima ocurrencia de hacerla, para evitar ese inconveniente, hace treinta y cinco años. Los cobertizos que reducen su espacio no son un buen negocio municipal. Y afortunadamente les queda poco. Bien están las maderas para la plaza de toros, y los sillares de la cantería. Pero La Violeta nos pide y exige más. A todos y para todos. Éste es el quid. Nada tan convecinal como ella. Y con la seducción de la virginidad, todas las posibilidades intactas. Siento que Romualdo no os lo quiera decir con su música. Pero Zuloaga nos lo ha dejado escrito en aquel cuadro de Gregorio. Hay que meditar en el protagonismo que tiene esta Plaza en su visión del pueblo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero si precisamente yo siempre que veo La Violeta o pienso en ella siento que me pide música. Otra cosa es que no esté a su altura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Esa es la otra cara de la moneda de oro. Pero a lo que os decía. Ya conocéis todos a mi compañero Tomás Calleja. De la tierra, es de Navares. No para de escribir. Le veo con mucho futuro. Abierto a muchos vientos, y de ideas felices. Él me ha convencido de que el destino de La Violeta tiene que ser lúdico, festivo, el corazón del pueblo pero en la superación de la realidad sin alejarse de ella. Eso es el teatro, ¿no? Pero aquí, sólo aquí, podemos tener su magia sin el intermedio de la representación. Pues ahí el secreto de La Violeta. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Aplausos</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VICENTE</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No lo echemos en olvido. Y desde ahora. Aunque la Comisión Gestora no se sienta con fuerzas para empresas permannetes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Al contrario. Por ser provisional tiene más prisa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-En todo caso, nosotros a lo nuestro. Yo veo la batalla ganada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿No os parece que La Violeta tiene un alma y que cuando estamos en ella nos la entrega?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">BENITO-</span></b><span lang="ES-TRAD">.Pero hay que cambIar de tema.. Por mucho que aquí celebremos los cumpleaños, y a pesar de la constitución laica, no podemos olvidarnos de los santos. ¿A qué Carménes hay que felicitar hoy? Este día no te podrás negar a las cuerdas, Romualdo, a las tuyas, que no quieres que sean nuestras. Y por si tú no quieres tocar vamos a cantar a estas tres, aunque no se llame Carmen ninguna. Claro que no necesitamos a ninguna más, aunque toquemos a menos (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantan, llevando él la batura: </i>Quisiera, quisiera, quisiera volverme hiedra/ Y subir, y subir, y subir por las paredes./ Y entrar en, y entrar en, y entrar en tu habitación/ Por ver el, por ver el, por ver el dormir que tienes).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">JOSÉ-ENRIQUE</span></b><span lang="ES-TRAD">.-A propósito, se me ocurre que cuando vengan Rafael y Luis, de no estar de acuerdo en el detalle menor de cuál de las dos obras de Benavente vamos a poner, la saquen a cara o cruz.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Buen símbolo de paz.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR-</span></b><span lang="ES-TRAD">.De los pocos que quedan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Te has quedado muy pensativo, Tanis.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Estaba pensando que, como en aquella tierra por donde ando no nieva, tienen un pronóstico menos. No podrán opinar si el año 1936 va a ser año de bienes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- He oído a más de uno que hoy se notaba nervioso al espiquer de Unión Radio al dar las noticias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LEONOR</span></b><span lang="ES-TRAD">.¿No lleva así ya unos cuantos días?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿Os estaréis pasando de ojo clínico?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.</span></b><span lang="ES-TRAD">-Me quedo con el dicho de los de Aranda: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Por Santiago y Santa Ana pintan las uvas; por la Virgen de Agosto ya están maduras.</i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Pero no pasa de un enigma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿No lo es en este mundo todo? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No te llevaré la contraria. Pero, pase lo que pase, haced un propósito de la sugerencia de Tomás Calleja. La Violeta será la fiesta, pero cotidiana. La evasión, el ensueño y la fantasía, pero salidos de la plenitud de la realidad, la consumación del pueblo, el hogar del espíritu en el día a día de la residencia amable y aceptada en la tierra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Y el espíritu del vino. De momento no puede inspirar mejor a los oradores aun sin haberlo bebido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">TODOS A UNA.-</span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> </span></i><span lang="ES-TRAD">Lo prometemos).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ROMUALDO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Vayamos pues a tomar un vaso. Cantaremos el himno de don Benito a éstas, y os tocaré algo, sí, ya es hora. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se van. Entran Crisanto y el mesonero Palomares</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Tenía interés, Mesonero- sólo así quiero llamarte ya, me cuesta acordarme de que te apellidas Palomares, eres el Mesonero y nada más, el nuestro-, en que conocieras la Plaza de la Violeta. Ahora no es más que un espacio virgen que se aprovecha para la primera conveniencia. Precisamente por eso me recuerda tu mesón, no te enfadará. Ahora te sigue dando el jugo heredado. Pero yo veo su futuro sin límites.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Nunca seré ingrato, querido profesor Crisanto, con los guisos de la abuela.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero se comían como se cocinaban. A puerta cerrada. Aunque hospitalaria. Tú has ascendido de teniente a teniente general. Pero no es sólo eso, sino que Segovia ha abierto al mundo los arcos del acueducto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Por lo menos a Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Como a sus cuatro vientos. Y no hay más universo. ¿Qué tal estos días?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-He tenido lleno. Nadie altera sus planes. Ni de veraneo ni de excursión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿Crees más el ruido que las nueces?<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-No es eso, no voy por ahí. Lo que pienso es que los ruidos pasan y las nueces vuelven a su cosecha.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> El único ruido que queda es el de varearlas. ¿Sabes que a Sieteiglesias, el de Obras Públicas, le toman por un alucinado cuando opina que aquí acabaremos teniendo problemas de tráfico?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Pero justamente son los alucinados ellos. Y la alucinación hecha de lo que se ve es la más peligrosa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ayer comentaba León, el de La Ribereña, que entre Castillejo y Aranda se había cruzado con veinticinco coches.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Esa cifra ya está más allá del comienzo. Pero expláyate más en por qué me has traído a La Violeta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- He dado muchas vueltas a una carta de mi tío Sandalio, el boticario, de hace ya casi treinta años. Me las escribía muy largas cuando yo estaba en Fernando Poo, mi apuesta decisiva por recorrer mundo, siendo casi un chico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Hasta hace muy poco no he tenido yo como un presentimiento de haberla ganado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Es verdad. En la isla de Samoa, el tesoro escondido de Stevenson. No te olvides de que el mundo vendrá a tu mesón. Y así podrás seguir recorriéndolo sin moverte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Mi presentimiento?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero verás, Zuloaga acababa de pintar la vista de Sepúlveda con el siniestro Gregorio en el primer plano. La Plaza de la Violeta, esta plaza acababa también de hacerse. Antes esto era poco más que un desmonte. Por eso en la tertulia de la rebotica chocó que él la diera tanta cabida en su cuadro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ten en cuenta que la nobleza de su piedra y la apostura de sus muros no tienen nada que envidiar a las murallas de la Edad Media.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Aun así. El cuadro estuvo una tarde en la rebotica y los tertulianos dieron su opinión sobre ese extremo. Mi tío me escribió una verdadera crónica de la reunión. De veras que resultó publicable. Desde entonces yo no he dejado de reflexionar en el interrogante. ¿Qué vio aquí el pintor? ¿Qué es y que será este espacio?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Yo cuando me quedé con el Mesón me hice una pregunta parecida. Mejor te diría que sentí que me la hacía alguien pero de dentro afuera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y la respuesta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-La que todos los días estoy dando desde que levanto el cierre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">. Yo sólo creo haber sorprendido el secreto de Zuloaga desde hace poco. En su cuadro, ya sabes que fuera del caserío hay una plaza de toros llena de gente. Mientras que el pueblo está desierto. Pero, aunque no se pieda ver por lo elevado del muro, estoy seguro de que es aquí, en La Violeta, donde todos estaban. Si bien uno de aquelos contertulios decía que arreglándose en sus casas para venir. Todos los demás, todos los sepulvedanos que no habían querido salirse para ir a la corrida. Los de la vida auténtica y en su sitio. Y llena la Violeta no pueden estar vacías las calles, aunque nadie esté visible en ellas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- A simple vista es raro lo que dices.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No presumo de original demasiado. Algún contertulio de la rebotica sintió algo parecido. Y todos ellos como un pálpito.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pues te confieso que yo, viendo pasar desde mi Mesón a la gente que entra y sale, lo entiendo mejor. De veras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- A mí me ayudó a entenderlo una reflexión de un profesor de anatomía escandinavo de la Universidad de Copenhague en el siglo XVIII, Niels Steinsen. Me enteré de ella en mi etapa septentrional de profesor errante. Estaba él haciendo la autopsia a una muchacha muy bella. Cortó un trocito de su piel, y ponderó su hermosura. Un ejemplo de la que pueden tener las cosas que se ven. Pero las que se conocen son más bellas todavía. Y las más hermosas son las que se ignoran. Entonces se daban las clases en latín, y este latín se entiende aun sin saberlo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pulchra quae videntur, pulchriora quae noscuntur, longe pulcherrima quae ignorantur</i>. Con que tengo a la vista otra vez el cuadro de Zuloaga con Sepúlveda vacía. Con el interior invisible de la Plaza de la Violeta. El único espacio abierto invisible del cuadro. Donde, precisamente por no verse, estaban la Sepúlveda más real, los sepulvedanos más reales. Con mi convencimiento de ser este paraje mágico desde que así lo capté, en una visión nueva, como una llamada interior.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Estupenda confidencia en este tiempo de fiebre.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Que pasará.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- A eso iba. Pero no la magia de los lugares predestinados. Yo sé que tampoco dejará de pasar por mi mesón la gente. Al menos durante tanto tiempo que el otro ya se me sale de mi historia y de la historia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Has notado que la radio es la que tiene la temperatura más alta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero La Violeta los muros más recios.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Hace poco me ha contado una amiga haber oído en casa de sus padres al obispo de Vitoria una opinión que da qué pensar. Que antes todos nacíamos en la Iglesia. De no querer estar en ella teníamos que salirnos expresamente. En lo sucesivo será al revés, el acto de voluntad necesario para entrar. Cuando esto de su propia iglesia lo dice un obispo nos pone ante los ojos una tremenda imagen de los cambios en curso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero las piedras permanecen. O en el peor de los casos surgirán otras en su sitio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Otra Violeta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.O ésta con otro destino. Ya se trata de eso en Sepúlveda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- El que soñó Zuloaga en su cuadro. Perdóname que sea pesado. En él no se ve a nadie porque están aquí todos. Los de la corrida extramuros no cuentan. Y en La Violeta los sepulvedanops están viviendo y soñando un pueblo que tiene más realidad precisamente por estar hechizado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Volveremos a hablar de esto cuando todo pase.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Aquí mismo, y a la puerta de tu mesón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Hace poco dí de comer a don Miguel de Unamuno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- A Nikos Kazantzakis, un amigo griego, le ha dicho en Salamanca que ha progresado tanto el hombre moderno que es incapaz de digerir su progreso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">,. Tanto más necesaria La Violeta entonces. Por cierto, no he visto a Rafael.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Acaba de irse a Madrid por una semana, si es que llega.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No hay dia en que no le mienten en el Mesón a él y a su pueblo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- A simple vista da miedo el volcán que lleva dentro. Pero justamente porque nunca se le apagará uno está seguro de que no va a incendiar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y también de no quemarle a él?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">- Eso ya puede depender de las circunstancias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y tú?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ni me creo ni pretendo ser inmune a éstas. Pero por ahora voy a seguir mi vida nómada. Mañana embarco en Santander. Otra vez hacia el Norte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Entiendo que por los mismos motivos que yo voy a seguir dando comidas. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Siempre será necesario ayudar a un niño y un adolescente a ponerse delante de un libro. Y a un viejo también. Sin embargo, de no haber hombres que murieran en la guerra dejando viudas y huérfanos habría menos materia épica. Y de no haber más que escritores, profesores y gentes parecidas al pescado, se habría agotado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero La Violeta seguiría llena de sepulvedanos aunque deapareciera esa plaza de toros.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO.- !</span></b><span lang="ES-TRAD">Que Dios nos tenga de su mano¡ Pero no te sientas pesimista. Casi es una deformación profesional. La exclamación está tomada de una novela de Stevenson.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;">ACTO TERCERO<o:p></o:p></u></i></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plaza de la Violeta. Noche de verano. Hacia el año Sesenta. Hay baile. Y gentes sentadas en los veladores. Se oye atronadora la canción del picú: </i>El barrio de Sagunto, tiene un torero. Le llaman Jaime el Choni, Jaime el Primero. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Concha está sola. Cuando pasa Ventura, el hijo de Rafael, le llama, se levanta, y muy vehemente, le lleva a su velador y le sienta frente a ella, casi de un empellón</i>).</span></div><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13pt;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /> </span> <br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">No tengas miedo, Ventura. No voy a privarte mucho tiempo de las buenas compañías que convienen a tu porte y tu edad. Pero seguro que a tu padre le has oido mi nombre alguna vez.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Nines? ¿Lola?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">No. La otra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Concha, claro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Diana al fin. Pero las últimas seremos las primeras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Como que me dijo estar yo mismo aún en peligro de enamorarme de ti.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Algo más de respeto a los años. Pero bien urdido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Pues nada exagero si al verte he tenido la sensación de conocerte de hace tiempo. Como el pueblo. Mi padre dice que desde que se fue todas las noches se da una vuelta por él antes de dormirse. Y por supuesto que siempre se encuentra con vosotras.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Claro que sí. Cosas de Rafael. ¿Cómo iba a cambiar? Y más estando fuera y lejos.¿Se acuerda mucho de Leonor?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Supongo. Aunque la nombra menos. Acaso por eso. No creo que por respeto a mi madre. Cuando ésta vivía era casi ella la que más la mentaba. Lo cierto es que él tiene una curiosidad por los conventos y las clausuras desde luego nueva. Nueva desde aquel entonces, claro. Desde que supo que ella se había hecho monja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Un entonces ya muy lejano. Religiosa, que puntualizaba ella. Jesuitina, como las del Colegio de Segovia donde siempre había internas algunas sepulvedanas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Lejano aquel tiempo, sí, pero precisamente por eso a veces cada vez más cerca. Para él quiero decir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Y para mí sin vuelta de hoja.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Mi padre se enteró de un detalle curioso. Cuando Sor Leonor salió expulsada de China con otras tres hermanas de convento, las facilitaron un pasaporte vaticano para agilizar su retorno. Algo muy raro. Ninguno de sus amigos policías había tenido ocasión de ver ninguno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿Sigue empeñado en no venir?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿Por más de un motivo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Ahí no me atrevo a opinar. Aunque, de haber sabido lo que iba a pasar...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿La falta de tu madre quieres decir?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Sí. Pues se siente culpable de no haberla enseñado Sepúlveda. Ella lo estaba deseando desde el principio. También puede haber influido Méjico. No estar exiliado sino transterrado. Es la palabra suya y de algunos otros en su caso allá. Propicio el país a acostumbrarse, a no sentirse forastero. De haberse ido a otra tierra quizás habría sentido más la tentación de claudicar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se van acercando </i>El Africano <i style="mso-bidi-font-style: normal;">y Nines</i>). Ahí tienes a esta pareja. ¿A que también al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Africano</i> le conocías? Pero en este momento estoy viendo algo con toda claridad. Y es por estar a tu lado y hablando de Rafael contigo al cabo de tantos años. Sí. Lo estoy viendo...Pero me guardaré el secreto. Hay milagros invisibles y a distancia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿No me lo vas a decir?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Ya te enterarás y te hará más gracia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Saludan los dos</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> No hace falta que nos digas quién eres. Y no sólo por la cara. Por algo más, un no sé qué.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Se lo noté al andar cuando le vi de lejos esta mañana.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Yo soy capaz de ver ese no sé qué suyo aunque esté sentado y no se mueva. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se sientan</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero llevo ya un ratito aburriéndole. Con que cambiar la primera impresión rápido y que se vaya con los suyos, con las suyas quiero decir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">- Por cierto que bien se sabe cuántas buenas amigas le han salido al ecuentro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Con mejor pie ha entrado que su mismo padre nació. También yo oigo las campanas y sé de que iglesia tocan.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- A propósito de campanas. A mi padre le conmovió que cuando se quedó viudo dieran un clamor general aquí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Aunque esté mal decirlo, a mí se debió en una buena parte.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ya lo sé. Naturalmente porque él bien lo sabía. Lo paradójico es que, en sus tiempos juveniles, luchó en contra de las campanas de su pueblo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Aquella minoría radical socialista...Menudas sesiones en el salón del ayuntamiento</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Pocos detalles así de reveladores para la historia como ese cambio tan insensible como profundo. También de usted me ha contado mucho. Bien sé que es vecino de África.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ya entre gentes como nosotros no se estila acá el usted. Y no se te olvide que mientres estés aquí eres sepulvedano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Y bien orgulloso que de ello me siento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Te ha contado de una novela corta de Stevenson que me regaló poco antes de vernos la última vez?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Sí, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La botella endemoniada.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿La has leído tú?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No. Tenía la aprensión de no haber llegado el momento, y estar del todo cierto de no ser bueno hacerlo en uno cualquiera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Él te contó el argumento?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">No. Sólo me habló de su mensaje en términos más bien teóricos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y si fuese éste el lugar para esta lectura? Y claro que también el tiempo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ya hablaremos de eso. Estamos cansando a Nines.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No lo creas. A mí me asombra que no la aburra yo del todo y estoy convencido se debe a la literatura. Por otra parte, que una sepulvedana como ella alterne de esta manera con un electricista es un signo de algún cambio de los tiempos incluso de murallas adentro.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Por la literatura también está viniendo el cambio?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Eso lo sabrás mejor tú. Yo no me he movido de mi sitio. Y cuando te tengo a mi lado siento y no pienso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Hablas como si tuviéramos la edad de Ventura.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> De veras que no creo sea mejor que la vuestra para decir esas cosas. Me acordaré cuando la tenga, pero me siento seguro de que no habré cambiado esta opinión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vuelve Concha con Carmen, Peña y Luisa</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Las hijas de las madres que amé tanto me besan ahora cual se besa a un santo, que diría tu padre. Tú las dirás otras cosas muy diferentes. Peña, ¿te gusta el nombre? Hay a quienes les choca. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> No a los de este pueblo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y Peñita?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Como ella quiera. Pero yo la prefiero sin diminutivo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pues Peña ya es veterinaria como nuestro Rafael. Recién salida y estrenada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PEÑA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Y aunque te parezca raro creo que algo de mi vocación se debió a tu padre desde tan lejos. Tanto se hablaba de él en mi casa. Hasta me he enterado de que él quiere que medicina veterinaria se llame la profesión, como se ve en algunas peliculas de habla inglesa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Es hija de Lola y José-Enrique.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Carmen y Luisa, hijas de médicos, de Antonio y de Vicente. Carmen azafata y Luisa enfermera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Las dos profesiones del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sex-appeal.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Tú te crees esas cosas habiendo corrido tanto mundo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Por eso mismo, Carmen.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUISA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y las veterinarias y las médicas no? A nosotras la experiencia nos habría hecho recitificar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Si ha sido así, Luisa, es que fuisteis demasiado ambiciosas. Pero con tanto motivo para ello que tenéis que volver a serlo si es que de veras habéis bajado algo la guardia. Seguro que cualquier novelista estaría contento de que le contarais cosas. En cuanto a las veterinarias, yo sólo estaba generalizando de las alas de la literatura. Claro que ésta es la vida.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Ahora sí que me parece estar oyendo a Rafael.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Yo espero conocerle cuando vuele a Méjico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y traerle no?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Sería demasiado presuntuoso creerme capaz a estas alturas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Pues sólo una sepulvedana lo conseguiría.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUISA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pero no tan en flor. ¿No te parece, Concha?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> En los milagros hay que creer, pero una vez oí a don Guillermo que Dios no los hace sin necesidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Y en otras ocasiones es necesario que a ellos cooperen los hombres.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Has querido decir las mujeres? Pues a mí me has hecho pensar en la Anunciación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUISA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Tengo una idea. ¿Sabe Romualdo que ha venido Ventura? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Ya pregunté por él, pero aún no le he visto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUISA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Os habéis enterado allá de que, desde la guerra según me han dicho, no quiere tocar la guitarra al aire libre?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Así es. Aunque muchas veces ha repetido que ya se han terminado los lutos. Pero que los viejos están en su puesto retirados a sus cuarteles de invierno.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿A las jovencitas os preocupa eso?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Claro. Tienen envidia de cuando nos oyen contar de cómo a nosotras nos rondaban.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PEÑA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Con que adivino, Luisa, que tu idea es que las rondas vuelvan y que el retorno de Romualdo a la calle lo conseguiría.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUISA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y la animación de la memoria que la venida de nuestro huésped le traerá consigo no le animará a ello?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">- Huésped no, por Dios. ¿Qué diría mi padre? El paisano que vuelve.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero no el hijo pródigo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Con segundas. Mas te doy las gracias. Y mientras Luisa no esté de acuerdo no dormiré tranquilo. Que yo sólo de mí pueso responder.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Aunque quisieras hacerlo por otros?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NINES.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Todo se andará, Concha?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Oíste de Tomás Calleja, Ventura?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Sí. En casa tenemos libros suyos. Ya puedes suponerte que de muchas materias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pues aquí tienes su propuesta hecha realidad. La Plaza de la Violeta el espacio festivo de la Villa. Y no porque agonicen los mercados, sino por otras causas más profundas. El bienestar, la diversión, el horizonte abierto, sin fronteras. Sólo para eso la Villa y sus vecinos. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Cómo antes del pecado original?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Y aunque falta Benito el maestro, ha quedado la canción que nos hizo. Hasta estas jovencitas se la saben.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">- También para ellas y por ellas iba, aunque antes de su concepción. Pero me siento un poco nervioso. Nuestro Africano me está comparando con mi padre. Y en ese terreno estoy inseguro, me pierdo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No lo creo Pero efectivamente, el cotejo me resulta inevitable. Aunque te diré una cosa. Yo sí que me sentiría perdido si hubiera de hacer un balance.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Lo que más me preocupa es el aprobado en sepulvedanía. Comprendo que es mucho pedir, pero...</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿No nos has dicho habértele dado a ti mismo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Sólo en la intención. Yo no creo en esas competencias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PEÑA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Y quién las tiene? ¿Las de nuestra edad o las de nuestro Africano? ¿Nosotras o los hombres?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Vosotras, claro. Las de él pueden seguir enjuiciando a mi padre. Pero se me está ocurriendo una cosa rarísima. Tanto que no me atrevo a confésarosla.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Venga, no te la guardes, no tienes derecho después de haberlo soltado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Bueno, acaso sea una prueba de fuego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Bien, al grano.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Yo colecciono cactus. Méjico es el paraíso de ellos. Como todas las plantas, los cactus tienen su nombre en latín. Hay uno que se llama <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mamilaria elongata. </i>Cuando consiga contagiar a alguna chica de Sepúlveda de mi pasión por él me sentiré apto. Aunque me costará un poco desafiar a la Real Academia haciéndome leísta y laísta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUISA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Pero no esperaremos al examen para bailar contigo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Por lo menos Peña, ¿no? Tiene que llevarte en su avión Carmen. El rancho de Tamaulipas donde ahora trabaja mi padre te gustará. Vacas que son una mezcla de las suizas y las cebúes jorobadas de África. Pero la joroba no es fea.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PEÑA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Tendría trabajo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">No sería imposible. Pero acaso tu preferirías las lecheras más suaves de Chihuahua.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PEÑA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">A mi madre la oí que tu padre vivía entre caballos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Eso fue al principio. En Nuevo León. Eran muy finos, de carreras, de los que recorrían las cinco partes del mundo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llegan El Mesonero y Crisanto y llaman a Ventura</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¡El hijo de Rafael en Sepúlveda! Que no se te suba a la cabeza, pero para verte enseguida he venido desde Segovia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Por unas horas huérfana la ciudad episcopal. Pero no sé mi padre, yo sí estoy seguro de no merecerme más que un vaso de vino.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-¿Qué es eso de ciudad episcopal?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Es que vivo en el mundo de la piedad barroca de mi tesis doctoral. Capital de provincia me suena a anacrónico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No te creía un joven tan interesante. ¡Bravo!</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Sabes que tu padre, sabéis que vuestro Rafael fue mi primer cliente de categoría?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Sí cuando se fue de aquí no tenía un céntimo ni trabajo fijo siquiera.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Aun así. Cobraba algún extra y no era precisamente tacaño.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">En todo caso, ahí está la demostración de haberse debido a sus méritos exclusivos el imperio que usted ha creado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Bueno, falsa modestia no voy a tener. Desde la puerta de mi mesón ya he dominado el mundo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Por algo es paisano de un emperador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¡Qué cosas! Un emperador de mi pueblo y ninguno de París. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dirigiéndose a Carmen</i>). ¿Tú padre es médico?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Sí.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Claro, Antonio. La que a su familia se parece...De manera que eres la azafata.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Tanto que hacer, tantas gentes de las cinco partes del mundo, y al tanto de todo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Por lo menos de todo lo de acá. Pues ceréeme que estoy orgulloso de que Sepúlveda haya dado una azafata a nuestros aviones. ¿Y sabes que por un motivo muy personal? Verás, un monseñor del Vaticano, su autógrafo está enmarcado en uno de los comedores, me definió como el oficiante de la hospedería. Quería decir el mantenedor de la hospitalidad, incluso con su ritual, en un mundo donde la profusión de los visitantes la ha hecho desaparecer, y sólo quedan el servicio y la cuenta. Pues eso es lo mismo que hacéis las azafatas en los viajes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Saben en Iberia de esa ocurrencia?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Precisamente para decírselo estás tú.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Al Mesonero y Crisanto</i>).- ¿Parecen haberse quedado ustedes muy meditativos?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Sí. Nos acórdabamos de la otra vez que coincidimos en La Violeta. El mismo día en que tu padre se fue de Sepúlveda. La víspera de aquello. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se apartan Nines y El Africano aparte, y los demás dispuestos a bailar</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Y hace mucho tiempo, más del preciso para darme la razón, en vez de esperanzas de recuerdos recuerdos de esperanzas. Las crecidas y los estiajes pasan. Pero el caudal, precisamente por estar siempre pasando no pasa nunca. Es raro el día que no tengo clientes extranjeros, no voy a decir de los nuestros, que traen a colación alguna memoria de la guerra suya. Con la esperanza de que no vuelva. En las trincheras o desde los aviones, haciendo la guerra se acordaban de mi mesón. Con la esperanza de que volviera. Y felizmente llevaban las de ganar. Incluso a quienes les tocó quedarse. ¿Y tú?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- El nómada que quiere hacerse más sedentario que los que lo fueron siempre. Pero tampoco es una contradición. Después de patearme las siete partidas del mundo mi ideal sería dar algún curso de vez en cuando en Sepúlveda y nada más. Yendo de un barrio a otro viajaría de una a otra latitud en el recuerdo. Incluso en la esperanza. Como antes, cuando de una latitud a otra iba me parecía andar intramuros de mi pueblo. Los monjes medievales lo expresaron bien. Los había de clausura en sus monasterios, la estabilidad un voto añadido. Otros hacían el de la vida errante por Cristo. Pero los primeros hablaban de peregrinación en la estabilidad, y los segundos de estabilidad en la peregrinación.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Ya hablaremos del curso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No somos desdeñables las viejas realidades, pero siempre que hagamos sitio a las jóvenes promesas. ¿Qué nos cuenta de su tesis el hijo de nuestro Rafael?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Todo empezó por la amistad de mi padre con el cronista Artemio de Valle-Arizpe. Una vez estuvo él en casa y cuando mi padre iba al D.F. solían verse. Recuerdo que el primer libro suyo que leí, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estampas virreinales</i>, se me hizo muy pesado. Pero desde el segundo me enredó, sí, es la mejor palabra. La campanilla de las ánimas, las procesiones, los mantos de las vírgenes, las novenas, los cristos sangrantes o no, los santos abogados, las apariciones y los milagros, todo alumbrado por cera, mucha cera, de los virreyes a los indios que no hablaban castellano. Empecé a ver las iglesias barrocas y sus retablos. Mi padre me dijo entonces que el de la Virgen de la Peña no podía tener allí ningún equivalente, por estar enmarcado en un ábside románico. Y entonces me propuse dedicarme a su estudio, como trampolín además, eso sí muy ambicioso, para trepar a las ideas estéticas. Lo expreso de esta manera tan pedante y así me anticipo a las críticas, me critico yo mismo y no me disculpo. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- No puedes imaginarte lo que me emociona oírte. ¡El hijo de Rafael andando los buenos caminos! Acá en cambio han tomado el arte por juguete de rico nuevo. Te habrás enterado de que destrozaron El Salvador. Menos mal que has llegado a tiempo a la Virgen de la Peña. En el artículo Sepúlveda del Espasa hay una foto del interior del Salvador. Pero pasó como las pajas que se lleva el viento.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Las páginas de ese artículo están tan manoseadas en el Espasa de casa que hemos tenido que reforzar las márgenes con tiras transparentes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Un artículo que por cierto ha dejado una pequeña huella en el archivo municipal. Ahora, esa ilustración podría ilustrar una elegía. Ni a los muertos dejaron en paz, pues levantaron sus lápidas y luego las colocaron a su capricho. Las paredes desnudas para que a los mediocres sin imaginación no les entre dolor de cabeza por la mezcla de los estilos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sobre la mezcla de estilos</i>, sí, podría ser el subtitulo de mi tesis. Pero doy vueltas a una prolongación de ésta que ya no estoy seguro de que merezca su aprobado, aunque me consta que pocos tan abiertos como usted en el mundo académico.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Tanto como yo en mi mesón.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Y ya es decir.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Pues verán. Se suele definir el barroco por el recargamiento. Y es una característica suya, sí. Pero conjugado con una significación profunda. Recargado está el retablo de la Virgen. Pero todo converge, aunque hay que fijarse mucho, pues a simple vista no lo parece, a la hornacina donde está la imagen. Es asombrosa la perfección con que lo consiguen los pequeños ángeles, a pesar de que sus movimientos podrían ser un paso de ballet. Pues bien. En el cuadro de Zuloaga con Gregorio ante la vista de Sepúlveda, yo creo se puede sostener que todo converge hacia esta Plaza de la Violeta. Acabada entonces de construir. Pero hasta las iglesias medievales miran y señalan a ella. Y así las cosas, así tal y como yo las veo, quiero decir, aunque no yo solo, me parece posible establecer una relación entre el retablo del siglo XVIII y el lienzo del siglo XX. ¿Heterodoxo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Por eso sugestivo para un heterodoxo tan impenitente como este profesor errante. Sí. La Sepúlveda de los trabajos y los días continuos para la libertad lúdica de La Violeta. Y no al revés. En tiempo presente. ¿Y en el futuro? Yo tengo una tremenda aprensión. Un franciscano vasco amigo que vive en una pequeña comunidad italiana, en Quaracchi, dedicada exclusivamente y desde hace muchos años a hacer la edición crítica de las obras de san Buenaventura, al que Unamuno llamó el trovador de la Virgen, me ha dicho que la televisión ha destruido ya el horario de algunas casas religiosas. Y el horario es, por lo menos acaba siendo ni más ni menos que la observancia, la consagración de la vida. ¿Qué ocurrirá con ese fenómeno, con la televisión en nuestros pueblos? Entonces La Violeta será el único áncora de salvación de Sepúlveda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Eso quiere decir que para esos tiempos el barroco será necesario, deberá estar de moda?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Claro que sí. Y de no estarlo los hados se cobrarán su buena factura. De momento tú al tajo. De veras que no le habrías podido escoger más luminoso. Y actual, por mentira que parezca.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Desde mañana, de hoz y de coz en el archivo parroquial.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Como entre las violetas de La Violeta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vuelve Carmen</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Saben que me están entrando unas ganas locas de volar a Méjico? Pero es muy largo todavía para mi poco tiempo en la empresa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Todo podría andarse. A mí hace tiempo que me han invitado a ir allí. Y estoy ya haciendo los planes.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Llevarle sería para mí el doctorado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cum laude </i>si además iba Peña a ver aquellas vacas y esos caballos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Sin excluir a los bípedos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llega Concha</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Planes de viaje? ¿Y si yo también los hiciera?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-T</span></b><span lang="ES-TRAD">an perfecto que daría algún temor aun sin ser supersticioso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> A tu padre no le deja de rondar la cabeza un homenaje póstumo aquí a doña Eleonora con una obra de Lope de Vega.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pero no basta para decidirle a venir a actuar en ella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> ¿Y si la montaña fuera a Mahoma ya que no viene Mahoma a la montaña? Si allí hay gente yo me comprometo a montar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doña Rosita la soltera. </i>Aunque tomando por título sólo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El lenguaje de las flores, </i>que al fin y al cabo es su segunda parte<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">VENTURA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Mi padre siempre ha pensado en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La dama boba.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Te crees que no estoy enterada? Y también que duda entre Nines y yo quién sería Finea y quién Gerarda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Llegan El Africano y Nines</i>),</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD">De viajes hablábamos. Y, que si los bramanes de mi compañía no me estiman bastante madura para ir a Méjico, a Melilla y a Tetuán y al otro lado de esa frontera, ya estoy cansada de volar. Habiendo casi siempre sitio para una pareja más por lo menos. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se quedan mirándose Nines y El Africano</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">¿Y el avión de Méjico va muy cargado?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Depende, claro. Pero, ¿por qué te interesa?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.- Es que estoy pensando que acaso la interese mucho a Luisa.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PEÑA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-No lo creas. Mientras el Méjico-Madrid venga a su medida no pensará en la otra dirección.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.-</i> </span></b><span lang="ES-TRAD">En todo caso no estaría del todo fuera de su sitio si cambiaran las tornas. ¿Sabéis que las primeras azafatas eran enfermeras? Allá en los Estados Unidos, cuando empezaron hace más de treinta años. Lo cuenta un piloto raro que tiene afición a la historia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">LUISA</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Pero se vive en el presente.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Eso es. En cierto pasajero del Méjico-Madrid.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">PEÑA</span></b><span lang="ES-TRAD">.- ¿Pero de ida sin vuelta?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Entre la ida y la vuelta todo es posible.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Por San Juan era doncella/ la moza de Gil de Blas./ Por San Juan era doncella,/ por San Pedro tralará.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">MESONERO</span></b><span lang="ES-TRAD">.-Conozco esos versos. Porque son de un amigo, Cerón, el de Obras públicas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CRISANTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">El marido de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mujer de tierras de </i>Segovia que retrató Emiliano Barral. Por cierto, todavía en los sótanos del Museo del Arte Moderno. Ya sabéis el motivo. Pero a propósito de teatro, Azorín no tuvo éxito en él, pero tiene una comedia que nos vendría pintiparada en Sepúlveda. El título está en inglés, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Old Spain. </i>Tan frívola y caprichosa como la de un millonario yanqui que con sus caudales resuelve todos los problemas de un antiguo pueblo de la vieja España. Aquí sería la única solución. Lo que quiere decir que no la hay, que no la tenemos. Ya pasó el tren. Y el Madrid-Burgos nos va a quedar demasiado lejos. No sólo en el espacio sino en el tiempo. Pero por eso mismo quedarnos adormecidos ante su escenario tendría sentido.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CONCHA.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Yo os hago la promesa solemne de ir a Méjico cuando me pueda llevar Carmen,siempre que antes haya llevado a Melilla a Tanis con Nines.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">EL AFRICANO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Yo estoy acostumbrado a los barcos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">CARMEN.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pero aún estás en tiempo de cambios.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">EPÍLOGO. Monólogo al cumplir el siglo</b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span> </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Principios del siglo XXI. Un apartamento en la Bajada a San Esteban, haciendo parte de las construcciones en régimen de cooperativa que dejaron entre ellas un espacio plenamente convecinal, entre patio y vía pública. Rafael está reclinado en un sofá, junto a una ventana que da a aquél. El sol entra levemente. En la estancia, un armario con libros y fotos, una rinconera con bibelots, una mesita y varias sillas</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: large;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 17px;"><br />
</span></span> <br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rafael, para sí</i>). De pequeño, la madre de un condíscipulo, envidiosa de mi mayor brillantez, me reprochaba, cual si fuera poco menos que un defecto, mi buena memoria. Para ella algo superficial, frívolo, carente de valía, ajeno al intelecto. En cambio, hace poco he oído cantar sus loores al helenista Gil, un hombre que gracias a esa dedicación confiesa haber vivido en un mundo exquisito. ¡Y con cuánta razón su alabanza! ¡Cómo echo yo ahora de menos aquella buena virtud que ya me va flaqueando, infelizmente desde hace tanto tiempo! ¿Dónde sin ella el material para las elucubraciones sapientes? Desdeñarla viene a ser algo así como para el automovilista preterir la gasolina. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Se me ocurre esto a propósito de una novela inglesa en la que un hombre de mi edad, el siglo justo, consigue hacer el amor, tras una larguísima jornada naturalmente, con una mujer de setenta y cinco. Pero soy incapaz de recordar ni el título ni el autor. Aunque se trata sólo de una pieza sin otro interés que el archivístico de datos curiosos. Pues por supuesto no pretendo emular a ese personaje literario. Por otra parte, en Sepúlveda, de mi edad no queda ninguna, y con las que tienen veinticinco años menos me siento tan paternal que pensar de esa manera en ellas me sabría a incestuoso. Son los que llevo a mi nuera Luisa, que no se siente jubilada por la tarea, siempre latente, de atenderme cuando anda por acá. Pero, a esta y sobre todo a la otra orilla del charco, ¡cuántos se habrán preguntado ya hace tiempo por la fecha aproximada de la muerte de Rafael, el sepulvedano!. Tanto que yo a veces me pregunto si de veras soy el que aquí sigue.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se cambia de postura</i>). ¡Qué bien me siento en este rincón! Para vivienda demasiado pequeño, pero para cama de hospital muy grande. ¿Y qué más puedo yo pretender a estas alturas, y en mi pueblo, que una cama de hospital? La vejez es de por sí enfermedad. Lo escribió Séneca, pero antes y después lo dijeron muchos analfabetos y otros tantos letrados, y lo sintieron todos. Sin ninguna necesidad de expresarlo, como las verdades que no requieren de enunciado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Volviendo a esta mi residencia, en la utilización de cada centímetro cuadrado de este espacio se ha llegado a la perfección. Tiene su sugestión esta victoria sobre la escasez. Nada desaprovechado ni en vertical ni en horizontal, ni a lo largo ni a lo ancho. E idéntico triunfo en la consumación del mobiliario. A la inversa, participa del mismo desahogo en plenitud de las casonas que alardeaban tosca y calladamente de su exceso de cabida. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A las cuales yo prefería la anarquía de los recovecos de algunas viviendas menos pretenciosas de este mi pueblo. Una sorpresa en cada rincón, de improviso un par de peldaños, como una aparición alguna hornacina, y hasta su transformación en cámara cuasi secreta. La entraña del barroco, pero nada más que de las alas de un plano caprichoso y espontáneo. Así es todavía la del canónigo Horcajo en la Plaza del Trigo. ¿Y qué decir de los entrantes y salientes de unas en y sobre y bajo de otras? La primera de la Plaza Mayor en la numeración más antigua, que luego abrigó las delicias gastronómicas de Domingo, fue motivo de un pleito entre la familia colindante de Horcajo y el remoto antecesor de aquél, Esteban Sanz, el yerno de Cayetano Velasco, en otro comercio lejano, con fábrica de chocolate incluida.Yo vi en los autos el dictamen de un arquitecto de Segovia a propósito del laberinto que formaba con esa otra aledaña, ya con fachada a la Plaza del Trigo. Pero no fui capaz de entenderlo. ¿Sí el juez que hubo de sentenciar? Y esas casas de Sepúlveda no se acababan nunca. De veras. Estaban por encima de la aritmética. Rebeldes a cualquier medición. Desdeñosas de la brutalidad de las cifras. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En cuanto a mi asistencia, lo sorprendente es cómo el pueblo, para asegurarla, está recuperando la convecinalidad. Darse una vuelta para ver si sigo vivo, hacerme recados, prestarme los servicios que necesitamos los viejos, traerme provisiones, y discos, muchos discos para compensarme de la imposibilidad de escuchar aquí la Radio Clásica, todo ello se ha convertido en una incesante ocupación colectiva que está haciendo a mis paisanos recuperar el entramado social que habían perdido, inmolándolo a la soledad frente al televisor y el ordenador del hombre moderno. La misma función por lo tanto que la Plaza de la Violeta. Y, a propósito de ésta, ¡qué curioso sueño el mío esta noche sobre el mus y el parchís de sus campeonatos, la encarnación óptima de la convecinalidad en cuestión! </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cierra los ojos</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD"> (Interludio en la India Francesa)<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">NARRADOR.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Yo todavía estudié en Geografía los llamados Establecimientos Franceses de la India. El principal era Pondichery.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Subprefectura y Arzobispado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Casas blancas, con rejas y azoteas a lo moruno no sé porqué. Palmeras y cocoteros. Las calles estrechas y de nombres antañones: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rue Royale, Rue Saint Louis, Quai de la Ville Blanche. </i>Tras de los visillos, los muebles y los relojes que llegaron por el Cabo de la Buena Esperanza. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">En el Golfo de Bengala, no lejos de Madrás, la calma solemne de la provincia que escribió Balzac. Y yuxtapuesta, la población nativa: Bazares, tmplos hindúes, en el paisanaje un paisaje más variopinto.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El Subprefecto, Jacques Gouyon, un bordelés, y un abate vasco, Raymond Etchegaray, gustan de juntarse para devanar el tiempo de su lejana estadía, dando lo suyo a la tierra lejana y a la de su residencia, de una manera que va a llevarnos a los campeonatos de mus y de parchís de nuestra Plaza de la Violeta.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Véamoslo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">En un cuarto de estar de la Subprefectura. Entra el abate Etchegaray saludando al Subprefecto Gouyon)</i>.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE RAYMOND ETCHEGARAY.- </span></b><span lang="ES-TRAD">A la paz de Dios, Monsieur Gouyon.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO JACQUES GOUYON.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Que Él le pague sus lecciones a este nostálgico subprefecto, mi buen abate Etchegaray. Hoy estoy dispuesto a ser un alumno disciplinado y paciente. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se sientan a una pequeña mesa frente a frente</i>) ¿Le trajo algo el último correo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Otra de las cartas interminables de mi viejo párroco de Hasparren.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">A mí, la invitación a la boda de una novia antigua. A ustedes el celibato les libra de estas melancolías.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Prefiero contestarle en latín: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Secretum meum mihi.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Sólo por permitirles a ustedes salir del paso de esta manera les valdría la pena esa lengua.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.-</span></b><span lang="ES-TRAD">No lo dudo. Pero en el Seminario de Bayona no era yo solo el que tenía que agradecer, precisamente al mus, el alivio de la carga del aprendizaje latino y el estímulo a su esfuerzo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Algo así va a ser para mí la clase de hoy.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Servatis servandis. </span></i><span lang="ES-TRAD">Por cierto que en Bayona me están copiando el pasaje del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diccionario </i>del padre Larramendi que da la primera noticia de nuestro juego.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Pero de la palabra, ¿en qué quedamos? ¿Francesa o vasca?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.</span></b><span lang="ES-TRAD">-Conociendo los datos, ya sólo queda la libertad de opinar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Mouche. </span></i><span lang="ES-TRAD">La boca con que se hacen las señas, el hocico si se quiere, es un francés muy castizo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.-</span></b><span lang="ES-TRAD">Pero sólo los vascos lo pronunciamos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mus. </i>Y ningún derecho de apropiación mejor que haber inventado el juego. Más interesante me parece la discusión historica entre nosotros a uno y otro lado de la frontera. Pero de ser así, ¿de veras que a otro jesuíta, paisano de Larramendi, se lo enseñaron unos indios de América? Se nos dispararían las fronteras geográficas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De lo que ya tanto sabemos en esta India Francesa. Aunque a veces me pregunto si sólo en apariencia. Como si siguiéramos viviendo en Francia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Un escrúpulo que yo siento menos, aunque paradójicamente diga la misa en latín igual que allá.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Estoy pensando en el jugador que canta el mus. Tremendo simbolismo, yo diría que para todos y cada uno de los hombres. ¿A quién no le trae recuerdos paralelos esa alternativa de hacerlo así o descartarse?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Educación sentimental o filosofía, mi querido Subprefecto? De veras que por la parte que me toca me siento orgulloso de que nuestro juego de tascas suscite tales tan espontáneas como profundas reflexiones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De tascas, pero bien sabe, señor abate, que yo quiero estar muy lúcido cuando recibo sus explicaciones. El mus me parece tan difícil que no tolero más de un vaso.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Eso lo dice un bordelés? ¿Y la caza de la inspiración?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Entra un criado indio con una bandeja en la que hay una botella y dos copas. Las llena y se va</i>)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Pero bebamos por los viejos y los nuevos tiempos. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chocan las copas y lo hacen</i>). Y por los espacios también. Yo no querría irme de aquí sin llevarme algo de estas gentes. De no ser así, me sentiría menos viajero que antes de conocer París.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Le propongo que antes de la clase echemos una partida al juego de ellos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Buena idea. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agita tres veces una campanilla</i>). Ya sabe que a esta señal me traen el tablero. Y déjeme que le llame <i style="mso-bidi-font-style: normal;">parchisi</i>, como sus inventores de acá. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El criado trae el tablero del parchís y le coloca en el centro de la mesa</i>). Por cierto, me han avisado que va a venir un escritor, Pierre Loti, ese marino que usa este seudónimo. No le he leído ni tengo prisa. Pero haré que le preparen la danza de las bayaderas.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Ya sabe, Señor Subprefecto, que en mis pláticas del Sacré-Coeur, no hago alusiones críticas a la cultura local.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero de ella le cae mejor el parchís.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">parchisi, </i>sí. Sobre todo jugado entre dos, cuando hay tanto campo para la estrategia y hasta se puede plantar cara al azar.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Mas no me negará la brillantez del espectáculo cuando le juegan diez y seis fichas vivientes en los tableros de mármol rojo y blanco de los palacios de Alahabad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Del sexo femenino, claro. Haría las delicias de ese escritor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pero en nuestros tiempos, yo ni siquiera me atrevería a ofrecérselo, si nos visitara, al Presidente de la República.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Acaso va a tener nostalgias, mi querido Monsieur Gouyon, de los días en que los arzobispos de Burdeos prodigaban más su título de primados de Aquitania?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Juguemos, pues. ¿Le parece bien que me quede con las naranjas y las verdes?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Claro que sí. En cuanto a mí, el azul es celeste, y el amarillo me recordará el oro eclesiástico. Lo que no quiere decir que esté suspirando por llegar al episcopado.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Luego de quedarse un momento suspenso). </i>Estaba pensando en el inagotable alcance de estas dos diversiones. Desde una taberna vasca y un palacio indio, ¿hasta dónde? Me hace pensar en la infinitud del mar. Poder imaginarnos en el futuro, todo lo distintos que queramos, a sus jugadores en las siete partidas del mundo, en todas las tierras y bajo todos los climas. Imaginación, sí, pero de realidades. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Incluso sería posible idear un juego hecho de esas fantasías. Otros jugadores de mus, otros jugadores de parchís, competidores si queremos. ¿Dónde? ¿Cuándo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Pues se me ha venido a la memoria España. A alguien he oído que sus terrazas se parecen a las de Pondichery. Cuando yo estaba interno en los Marianistas de Burdeos, las noches de amago de lluvia se oían muy nítidos los silbidos de las locomotoras. Yo sabía la hora del tren que iba al otro lado de la frontera. Y si estaba despierto me hacía soñar con la Alhambra de Granada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿Está profetizando campeonatos allí?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> Aún no.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.- </span></b><span lang="ES-TRAD">Yo prefiero de escenario Castilla. Una paisana mía, de San Juan de Luz, vive allí, en un castillo, Castilnovo. En medio del páramo. Me ha dicho que al principio la resultó tenebroso. Pero, una vez asumido, no concibe otro paisaje.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">De momento empecemos la partida. Ahí tiene sus amarillas y sus azules señor abate. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">ABATE.-</span></b><span lang="ES-TRAD"> A usted, señor subprefecto, las naranjas pueden seguir evocándole España. Y si me lo permite, le recordaré que en la liturgia el verde es el color de la esperanza.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD">SUBPREFECTO.- </span></b><span lang="ES-TRAD">¿También en las novias perdidas y vedadas?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> -------------------------------------------</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sigue el soliloquio de Rafael</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El mus y el parchís. La Violeta lúdica, pero de todos los días y las horas todas. Ahí lo singular de su milagro. Que siempre se juega en ella. Aunque no sea el tiempo de sus campeonatos. Y tanto los días de labor como los festivos. Aun en las horas en que está cerrada. Yo tengo una fantasía. Que hubiera en ella un grupo teatral que de vez en cuando, sin avisar, representara un sainete de don Ramón de la Cruz Cano y Olmedilla. Últimamente, cuando voy allí, alguna vez cierro los ojos, y veo la pieza que elijo. A una de ellas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manolo, </i>don Ramón la subtituló “tragedia para reir o sainete para llorar”. Lo que yo a estas alturas siento ha sido mi vida. Y la de este mi pueblo. Y la de los hombres y sus lugares todos.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Las idas y venidas de la historia, alrededor de cada cuarto y a lo ancho de las siete partidas del mundo. Ahora, en este rincón del planeta, el mus y el parchís están salvando lo que estaba perdido, nada menos que mi pueblo, así, sin salvedades. Antes, quienes vivían en él, como en los demás, eran eso, vecinos del lugar. Ahora son habitantes de casas aisladas que están en su casco. Como las casitas que forman una cartuja, donde cada monje vive solitario. Pero los cartujos tienen una tarde de paseo y otra de recreo a la semana. Como Sepúlveda tiene la Plaza de la Violeta. Y ahora este anciano centenario al que atender y mimar un poco.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Puesto por eso en razón, en la suprema sinrazón mejor, mi sueño último? Sí pero...¿Mejor haber soñado con el baile, en La Violeta misma desde luego? Mas no. La jubilación tiene sus delicias. Y ya tengo aquí cerca, desde hace muchos días, una deliciosa novela, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cielito de tango, </i>escrita por una mujer argentina, Elsa Osorio. “Con ese roce, esa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">marca </i>que el hombre hace sobre la espalda de la mujer, ella debe cruzar el pie y girar hacia la izquierda y luego hacia la derecha, para que él la recupere haciéndola girar otra vez hacia él”. Siempre una novela. ¿Por qué no fui yo novelista? ¿No era esa la solución que no supe encontrar al dilema de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La botella endemoniada</i>? “No hay secreto que sus piernas no puedan descifrar, con la mano sabia de Pascual en su cintura”. Pasual, ¿acaso san Pascual bailón es el patrón del baile y el abogado de los bailarines y demás gentes de la danza? Ahora me siento deudor a mi pueblo de sus novelas, las que con su argumento tuve que haberle dado. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mientras en Sepúlveda se baila en La Violeta, sólo allí. Como que no es nada macabro ver en los vivos que lo hacen la representación también de todos los paisanos que fueron y bailaron. Los de la paz y los de la guerra, los que se fueron a hora temprana y los que rondaron mis devenios. La Sepúlveda que baila en La Violeta por encima del tiempo. Que no es irreverencia negar a la Iglesia el monopolio de la sucesión de las generaciones.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hay ocasiones, por ejemplo tras la lectura de ciertos libros o la audición de algunas piezas musicales, en que yo tengo la sensación de haber sido inevitable que esas obras fueran creadas. Era tan intenso y constante el clamor de la humanidad por ellas que habían de surgir. Así, en esta Sepúlveda de hoy, La Violeta. Y en La Violeta, el maestro de baile, Sergio.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A la Sepúlveda de la era de la incomunicación que se comunica en La Violeta ha vuelto el baile de salón, por obra y gracia de este argentino, maestro también en la calle de Castelló, un lazo más de tantos como hilan la carretera entre Madrid y Sepúlveda. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sergio define su menester como la enseñanza de los pasos básicos. Los pasos básicos del baile de salón que, como el mismo baile, son una herencia de los pasos del folklore. Los pasos de la mujer, los pasos del hombre, los pasos de la vida, los pasos de la historia, los pasos del destino, los pasos de la tierra, los pasos del universo, los pasos de la danza.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mis paisanos de ahora, del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fox</i> sólo conocían un poco la música. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fox </i>de mis buenos tiempos, una irrupción del folklore inglés. (Recuerdo al agudo profesor Jover señalando su relevancia en la época, cuando recomendaba a alguna alumna la lectura de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El negro que tenía el alma blanca</i>, de Alberto Insúa, apostillándola que tuviese cuidado por lo subidamente erótico de algunos pasajes). Inglés pues el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fox. </i>Como el pasodoble, aquí adoptado con tanto cariño, nos vino del folklore alemán. El refugio de quienes no sabían bailar. ¿Yo estaba entre ellos? Habiendo cumplido el siglo, puedo permitirme la vanidad a medias de no responderme. Sergio me dice que a sus disípulos les es algo difícil tomar el estilo de los bailes caribeños. En cambio les nota no haber perdido la costumbre de los pasos vieneses, más aún el vals que la polka. Opina que precisamente el pasodoble, por su misma simplicidad, es más favorable a la relación de la pareja. Y curiosa la evolución del tango, de los arrabales a los salones pasando por la prohibición pontificia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">Aquí tenéis al Cartero/, con la dulzaina en la boca/, tocando buenas canciones, morena/, para que bailen las mozas. </span></i><span lang="ES-TRAD">De la dulzaina de Julián el Cojo y el señor Eusebio al salón de Sergio. ¡Mi pueblo, mi pueblo! ¡Y qué mujeres las nuestras las suyas! <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si por algo Dios dispuso que nacïera yo aquí. </i>¡Qué nítido vuelvo a oír a Jorge Negrete!<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i> </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Voy teniendo cada vez más a menudo la sensación de que todo está en orden, como debe ser, cada cosa en su sitio. Yo, en este apartamento de la Bajada a San Esteban, rodeado de los vecinos de la cooperativa que la urbanizó. ¿Por cuánto tiempo? Esto es secundario. Pero la pregunta se me ha venido a las mientes esta vez al acordarme de unas tumbas. Las mías, la de Carlota a la otra orilla. Aquí, arriba, la de Concha. Como a mí van a incinerarme no se me plantea el problema de optar por una u otra. Acaso por eso lo he decidido así, que ya están muy lejos las vanaglorias anticlericales de antaño. Y tengo bien cuidada la de Tanis y Nines en el cementerio español de Alhucemas. De Villasanjurjo, que ya pasaron aquellos resquemores y puedo llamar así a la ciudad adoptiva de mi curioso paisano, el autodidacta impenitente, el último heraldo de la erudición progresista. Un día de éstos volveré a llamar al Consulado de Nador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Parece que a Linneo le daba miedo la felicidad. Como si fuese el presagio de algún infortunio. Yo creo que desde hoy, desde este centésimo cumpleaños, me puedo sentir libre de esa aprensión. No será ya mucho lo que pueda pasarme. Con que me complazco de tener en aquel rancho a mi Rafael y a Peña, ya libres de obligaciones profesionales, pero siguiendo en el disfrute de los animales que les hicieron seres humanos. Y a Ventura con su Luisa en su clausura de la Dehesa de Campoamor, de viaje en viaje aunque cada vez menos, y entre sus libros de arte. Y puedo recordar la novelita de Stevenson sin pesadumbre. Porque el demonio ha salido de la botella.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">También viajando Tomás Calleja, entre Torrevieja y Madrid y con escapadas navideñas germánicas, complacido de lejos de la consumación de su sugerencia en La Violeta. La cual ha llegado mucho más allá de donde él pudo ambicionar. No contaba con ese matrimonio de magos, Luisi y Juan-Antonio. La Violeta, el Fuero de Sepúlveda del siglo XXI. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Los catalanes siempre han tenido la debilidad de presumir de ciertas preeminencias de su tierra. En la clínica oftalmológica yo me enteré de una. Hubo un canónigo de Barcelona, tío abuelo del doctor Barraquer, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mosén Bacalao</i> le llamaban por su delgadez, que a raíz de quedar los conventos vacíos recogió todas sus memorias dispersas en boca de los supervivientes. Ningún otro territorio tiene algo así en Europa, aseguraban. Y un paciente del mismo doctor Barraquer, después de operado, le escribió que como agradecimiento y recuerdo se iba a leer, con los ojos renovados, los seis formidables volúmenes de aquella obra. Mas, ¿por qué me he acordado yo de esto? Pues sencillamente porque Sepúlveda, gracias a Juan-Antonio, va a taner un archivo arquetípico de su historia contemporánea. Al día, la documentación audeovisual sustitutoria de las cartas que no se escriben. Ni un palmo de terreno, ni un centímetro de piel capaz de escapar a su cámara. Una labor la suya para el futuro complementaria de su misión en el presente. ¿Qué le daremos nosotros a cambio? </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">De aquellos tiempos no ha sobrevivido nada. Pero yo no he cambiado ni un ápice, pese al radicalismo diferenciador de una y otra época biográfica, mas sólo en las apariencias. Aunque en aquel ayuntamiento republicano propusiéramos que se prohibiese el toque de las campanas, y ahora yo lamento que suenen menos y con menor brío. Hoy, Quince de Agosto, echo de menos más volteos. Y no para felicitarme. Recuerdo que hasta pasar un día de mi cumpleaños en Asunción del Paraguay tuve una asignatura pendiente. Al fin llegó, como tantas otras, no todas. La misa del arzobispo, con guardaespaldas en el púlpito velando por la seguridad del Presidente, los cohetes de la procesión.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ayer, el telegrama del Rey. Claro que lo agradezco. Como cuando fue allá a ver a la viuda de Azaña y en Toulouse a los viejos republicanos. Pero ninguna satisfación como la de haber sido capaz todavía de poner en el buen camino al viejo Isaías para librar a su perro de un quiste insidioso. Todavía más que la ceremonia de dentro de tres horas. Hijo Predilecto. En el Salón de Plenos. Bajo la mirada del príncipe ecuestre de ese formidable lienzo tan luminoso. Terciopelo rojo en los asientos, y dorado el escudo en los respaldos. Y a la vista la Plaza del Trigo. ¿Le dejará San Pedro a mi padre festejarlo en su ferretería eterna? De don León estoy seguro que lamentará no ser notario para levantar acta de la ceremonia. Pero la cámara de Juan-Antonio no me faltará.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mientras se acerca un evento al que me hace ilusión llegar, el último vuelo de Carmen. Recuerdo a nuestro Mesonero, comparando el ritual de su hospitalidad con la de las azafatas en los aviones. Mucho ha cambiado ese capítulo. Pero también en el aire surgirá alguna Plaza de la Violeta. Feliz ocurrencia esa comparación. Las musas de ágiles rodillas, que cantó a las azafatas Jaime Gil de Biedma. De no haber sido Carmen nuestra azafata sepulvedana, ¿habría ido Concha a buscarme? ¿Y mi colega Peña a ver mis vacas y mis caballos y quedarse con mi hijo como Concha conmigo?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Dijo el Mesonero que yo fui su primer cliente de categoría. De chico espabilado nada más. De mí saltó a los ministros de la República. Más difícil le habría resultado a la postre elegir el más ilustre entre las gentes de los cinco continentes y las islas lejanas de su imperio. La vida que pasa. Como el amor. Pero por eso mismo quedan una y otro. Es el único aforismo que los viejos no debemos olvidar nunca. Bien aprendido y guardado ese secreto, tendríamos bastante.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Cada cosa en su sitio. Yo aquí en mi pueblo, al siglo de haber nacido en él. Pero también transterrado. Como lo estuve allá. Y lo sigo estando cuando vuelvo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mas, ¿y los fantasmas del mundo? ¿Los cuatro jinetes del Apocalipsis? No voy a cerrar los ojos. Pero si fueran sólo ellos los desbocados tendríamos andado el primer paso. Sí. Siento a Méjico muy cerca de Dios y muy lejos de los Estados Unidos. Aunque me pesa de haber vivido todavía cuando tantos libros y papeles ardieron en Bagdad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">A las sobrinas del cónyuge se las llama políticas, no sé si naturalmente o no. Para las de los amigos y los paisanos no hay vocablo. Y yo me paso este rato de vida echándolo de menos. Estoy en el paraíso de las sobrinas. Tanto que mi pueblo me está pareciendo un harén casto. Se pelean por copiarme el recetario de dulces poblanos que vengo recordando. No sé si lo harán también por elaborarlos o dejarán la tarea a sus viejas madres. Puebla de los Ángeles, con todavía más iglesias que Sepúlveda.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Esto es la terminación de una novela rosa? Pero también el rosa existe. Incluso en los tiempos severos de la Santa Madre Iglesia podían usarse ornamentos de ese color dos domingos al año, un alivio precisamente del morado del adviento y la cuaresma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y a estas alturas. mis cataratas reducidas a argumento de una elegía. Sendos cuartos de hora escasos en el quirófano de luces de colores, fuegos de artificio, la judía o habichuela o puente-¿el de Alcántara?- a la que había que mirar, retratadas en ese jolgorio Carlota y Concha... Cuando en la misma Sepúlveda Mario Esteban termina su Historia de la Oftalmología. Una operación rejuvenecedora. Aunque sólo sea para dejar de ver definitivamente con dignidad. Terrible por cierto el poema de Antonio Machado a Emiliano Barral, el deseo de la ceguera. Hubiera sido preferible uno de su hermano Manuel. Pero la estancia sepulvedana de Marío si fue prodigiosa. Una clínica oftalmológica en el pueblo cuando éste había bajado de los mil habitantes. Una compensación del fallido intento de Crisanto de terminar con esporádicos cursos impartidos en él su tarea de profesor nómada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y sí, ya sé que en cualquier lugar del globo puede haber un establecimiento que se llame Samoa y tenga una decoración samoana, en las realidades de lo vulgar. Pero para mí, nuestra Samoa, el bar de Sepúlveda, es un misterio porque es un trozo de aquella isla. ¡Como sueño y disfruto bajo sus palmeras de esplendentes colores! También a esa decoración habría que declararla bien de interés cultural. Por cierto que, ¿aprobaré mi asignatura pendiente? La de ir a Samoa, a la otra quiero decir, a la isla de Stevenson. Mis nueras están divididas. Luisa me lo aconseja, y Peña se opone, curiosa discrepancia entre la enfermera y la veterinaria.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Estuvo igualmente en su sitio Leonor en el convento de las jesuitinas? Pienso que sí. Que me perdone. Pero todos los días miro la estampa de Santa Rita que yo la regalé y luego ella devolvió a mi hijo Ventura, el que hubiera podido ser nuestro, en su primera visita a España. En su sitio, sí. Pero ello sin pasar de una intuición. No tanto como cuando en el Teatro pusimos al fin <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La dama boba </i>en memoria de doña Eleonora. Y a la otra orilla, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doña Rosita la soltera</i>, sin que ya pudiera darse por aludida a sí misma Concha. Eso sí, cuando conseguí enterarme de que Leonor había leído <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La botella endemoniada, </i>me sentí aliviado, alegre, Como si hubiera sido una asignatura pendiente que se aprueba. Pobrecilla, tuvo que pedir permiso a la madre superiora, y no se la dio a la primera. Y fue en China. Hasta dicen que sólo un benedictino yanqui fue capaz de ablandarla.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">También en su lugar el hombre cuando vuelve a la tierra. Como el polvo al polvo que es, según nos decían el miércoles de ceniza. ¿Y no es un milagro que desde aquí mismo yo vea, esté viendo tres ejemplares de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mamillaria elongata</i>, el doctorado en sepulvedanía de de mi hijo Ventura, la adopción por algunos paisanos de su capricho impertinente?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Me acuerdo últimamente de don León más que en otras etapas de mi vida. Me he convencido de que su decisión de no sufragarme la carrera en la ciudad de su nombre se debió a creerlo más conveniente para mi entrada en la vida. Confiando en el triunfo de mi esfuerzo. Él siempre se sabía en mi retaguardia por si fuera preciso. Y tuvo razón. En cuanto a doña Elisa, fue tan otra desde que se quedó sola...Pero yo la sentía más cerca a la otra orilla. Como en ésta del tiempo cada vez más a mi padre. Mas, ¿por qué se me viene ahora al magín que la tesis de mi amiga de Úbeda, la historiadora Adela Tarifa, tratara de los expósitos de su esplendente ciudad? Aunque parece que ellos estuvieron peor que los nuestros de San Cristóbal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pero me quiero seguir complaciendo en el milagro de nuestros Juan-Antonio y Luisi. Roma ya no tiene el café Greco, ni Venecia el Florian, ni Florencia el Gilli, ni Turín el San Carlos, ni Pisa el Ussero, ni Padua el Patrocchi, ni Trieste el San Marcos. Y en Viena ya no están el Central, ni el Imperial, ni el Sperl, ni el Museum, ni el Karlplatz, ni el Leopold Hawelka ni el Tirolerhof. Pero Sepúlveda no sólo no ha perdido, sino que ha ganado La Violeta. El poeta Louis Aragon escribió que la historia se reduce a cambiar de café. Tener un café es necesario para existir y que la historia siga. Mi pueblo debe pues a La Violeta seguir siendo.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se oye un rasgueo de guitarras, anunciando un corrido</i>)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Mis Mariachis han llegado antes que los nietos. ¿Tendré tiempo de que me acompañen todos ellos al próximo derby entre el Athlétic de Bilbao y la Real Sociedad? Ahí sí que mis dos nueras están de acuerdo para animarme al viaje. Recuerdo que nuestro Mesonero decía que somos del Norte y que éste empieza en Tres Casas, el pueblecito aledaño a Segovia que fue de la abadía de La Granja. Y cuando León Albarrán volvía asombrado en el coche de línea de su padre diciendo había contado veinticinco coches desde Aranda, cuando el Athlétic jugaba la final. También en el norte está Vigo. ¿Cuántos años sin saber de aquel condiscípulo que tanto afecto me tomó, inexplicablemente, y que tenía la rareza de ser partidario del Celta- entonces nos decíamos seguidores-? ¿Cuántos desde que ganó al Madrid por 2-3 y empató a uno con el Coruña en el campo de éste?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Asoman los Mariachis cantando</i>).</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A nuestro Sepulvedano<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> le canta el Méjico lindo,<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> el corazón en la mano<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> y un vaso de vino tinto.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">¿Habrá sido mi última salida la del homenaje a Antonio Pereira en Ponferrada? Una devolución de la visita que hizo a La Violeta y a nuestra Samoa en el centenario de Stevenson. En Ponferrada aseguró que había llegado aquí una tarde en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Sepulvedana. </i>(Línea que no viaja a esta Villa, y además está amenazada de un cambio de nombre. Pero no importa. Un cuento de Pereira, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toque de obispo</i>, relata un viaje en tren a Mondoñedo, donde no le hay. Pero le habrá. Tambien <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Sepulvedana</i>, sin perder su nombre, llegará a Sepúlveda). Sí. Que Pereira habló con unos pastores envueltos en sus capas pardas. Y en la habitación que le depararon sus anfitriones, de una casa misteriosa batida por el viento, llena de libros y de recuerdos de un escritor, y de cuadros con paisajes y escenas de Samoa, las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Oraciones a Vailimia </i>de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tusitala</i>, estaban en la mesilla de noche. Se durmió luchando contra la tentación de desvelarse y releer allí mismo la historia del doctor Jekill y míster Hyde. Y Robert-Louis Stevenson se le apareció. Sepúlveda, pues, ha pasado a ser el pueblo donde por las noches Stevenson se aparece. Porque siempre, no sólo aquí, estamos en una atmósfera de misterio y rodeados de cosas misteriosas. El próximo cuento de Antonio Pereira va a titularse <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sepúlveda y Stevenson. </i>Me ha confesado que de la estima que me tiene hace parte ser los dos hijos de ferreteros. ¡Y qué tremenda solemnidad tenían los catálogos que sus proveedores mandaban a mi padre! Merecía la pena que me encuadernara uno en Cádiz Galván, como lo está haciendo. El último lujo de un jubilado.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pero de los Mariachis me parece ha emergido la voz de Jorge Negrete. Y cerca, muy cerca. ¿Demasiado cerca? <i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cantan los Mariachis<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> A nuestro Sepulvedano<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> felicitan sus paisanas,<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> el corazón en la mano<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> al alba de cien mañanas</span></i><span lang="ES-TRAD">)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Sí. Están allá arriba. Pero también los hay aquí, en mi pueblo, y en La Violeta. Los míos, aunque también lo sean éstos, están allá, pero no solos. Que les siguen acompañando los animales, mis animales que me hicieron hombre. El papa Juan Pablo II creía en su resurrección. Se lo comenté a un amigo alemán. Y me dijo que en eso coincidía con Martín Lutero. Y ahora, ¿con quién? ¿Dónde estoy yo? ¿Bailando en La Violeta? Pero ahí están los unos y los otros... </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se acerca más el canto:<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Siete puertas, siete llaves,<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> las guardan siete doncellas.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> Se fue una a la Nueva España<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> para volverse una estrella<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> A nuestro Sepulvedano<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> le abren todas a porfía,<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> y voltean las campanas<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD"> que en su pecho las tenían).<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Pero tengo que irme arreglando para llegar puntual al Ayuntamiento. Ahí, sí, parece. ¿Y a Samoa? ¿Y al estadio de San Mamés? ¿O a dónde?</span></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-74121358591936554382010-09-17T18:46:00.004+02:002012-03-30T13:50:58.521+02:00De Sepúlveda a Ponferrada<h4 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">DE SEPULVEDA A PONFERRADA<o:p></o:p></span></h4><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">PERSONAJES:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Fredesvida, ama de Elvira<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Elvira<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Millán de Condat, caballero templario<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Román de Pontigny<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Cunegunda, abadesa de Saint-Rémy<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Frei Nicolás, caballero templario<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Frei Lupicinio, caballero templario<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Sergento Clodoveo, templario.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Frei Agustín, clérigo templario<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Jacobo de Molay, el último Gran Maestre<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px;">NARRADOR- En la iglesia del Temple de Ponferrada las velas y las lámparas todas estaban a cargo de un hombre del que nadie conocía el nombre. “El de las candelas”, le llamaban todos y nada más. He dicho secamente que de un hombre, porque tampoco sabía nadie qué condición tenía en la Orden. Ni siquiera si pertenecía a ella como donado. De puertas adentro su misión era que no faltase el agua y que estuviera limpia. Tanto en la casa como en la huerta. De ese menester hacía parte la limpieza de las letrinas. Así se hizo muy viejo. Tanto que su edad también había llegado a secreta y se mitificaba. Había quien le hacía centenario.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Así las cosas, la mañana de un Quince de Agosto, “El de las Candelas” no se levantó a la temprana hora de la Regla. Y a la salida de maitines se le encontraron en su lecho muy sonriente y plácido pero dormido para siempre. Fue una sorpresa que, al día siguiente, la iglesia apareciera iluminada como en las funciones mayores, y el catafalco de las mismas dimensiones y terciopelos que para los funerales de los caballeros estaba prescrito. Cuando se había esperado en el altar un solo celebrante y nada que de lo ordinario se saliera. Mas ése era el acto final, o si queréis el penúltimo, como acabaréis viendo, de una historia larga y densa de trances y vivencias.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">La Edad Media se acercaba a su otoño cuando llegó a la corte de Francia un sepulvedano, Rodrigo de Montalbán, como embajador de Castilla. Le acompañaba su hijo Millán. Rodrigo era viudo. Su esposa había muerto al dar a luz a Millán y éste era un joven triste. El embajador corrió en París aventuras galantes y acabó casándose con una dama espigada y rubia de la Lotaringia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Millán se quedó en Francia. Doña Petronila de Condat, una viuda sin hijos que vivía en un castillo de la diócesis de Rouen, le adoptó. Él hizo del exilio un consuelo agridulce de su melancolía. Las doncellas le miraban con buenos ojos, pese a su esquivez tímida.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Doña Petronila tenía una hermana severamente ascética, la abadesa Cunegunda, del monasterio benedictino de Saint-Rémy. Millán frecuentaba éste, y a sus confesiones sacramentales con el capellán, la abadesa añadía diamantinas pláticas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Completaba sus estudios en la escuela catedral de Rouen cuando se hizo fraternal amigo de Román de Pontigny, hijo del señor de La Bastide.les-Pins. Román enseñó a Millán las artes de la noble caballería. Aquél estaba prometido a Elvira de Montsant, de la nobleza de París aunque originaria de Navarra. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">En Rouen se iba a jugar un formidable torneo. En él competirían los dos amigos, entre muchos más. Elvira vino a presenciarlo. Dejándola que hable con su vieja ama Fredesvida empezamos nuestra farándula.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h4 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">I<o:p></o:p></span></h4><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(En el castillo de doña Petronila).<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">FREDESVIDA- Muy pensativa te veo, querida Elvira.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELVIRA- Sí, ama Fredesvida. Daba vueltas a nosotras, a las mujeres. Al salto que va de doncella a desposada. Tremenda la entrega al hombre. ¿Y es justo que ni siquiera se pueda mirar de reojo a otro lado? ¿Tenemos que hacernos también una cárcel dentro?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Esas parecen filosofías. Pero, al contrario, dejan adivinar tras ellas alguna inquietud muy de carne y hueso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Hay mujer que no las tenga?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Todas somos iguales, pero cada una distinta de las otras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Yo siento como una tentación de hacer de las dos cárceles una sola.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Atente al padrenuestro. No caigas en ela. No te enojes si te digo que bajo una apariencia refinada lo que me dices no pasa de una vulgaridad mal expresada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Duras palabras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Pero nos entendemos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px;">(Entra Millán)</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px;">MILLÁN- Adivino consejos de víspera de boda.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Y que lo digas Millán.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Por qué no de antesala de torneo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- No creo al ama Fredesvida muy curiosa de tales lances.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- No has errado. Pero bien me parece que a las damas obsequien sus caballeros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E. ¿Sólo los suyos?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Por algo dice el cura, al dar el anillo a la desposada, que ha de ser huerto cerrado y fuente sellada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Pero son obras de misericordia dar al hambriento de comer y de beber al sediento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- De no atribuirlas precisamente a un desbordamiento de enamorada, tus palabras me sonarían tan placenteras como peligrosamente audaces.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Tu observación me trae a las mientes lo que dicen de la sequedad de las llanuras de Castilla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Pero mi pueblo está entre dos ríos y sus riberas son frondosas. Y hasta en nuestro país más calcinado y helado se crían buenas vides.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Es nada más eso lo que te alimenta la nostalgia de la tierra?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Y un paisaje de adentro, tan remoto que no tiene fecha.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Siempre hay que mirar adelante. Hasta para los viejos es una lección.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- De no haberlo hecho yo, no estaría a este lado de las montañas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E. ¿Están ya ordenadas las justas de mañana?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Es posible que Román lo sepa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Te gustaría competir con él?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Estuve a punto de retirarme al ver esa posibilidad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E<span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">- Pues de veras que no lo entiendo. ¿No sería broche de amistad?</span></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span lang="ES-TRAD"></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">F- ¿Acaso necesita otro sello la de ellos dos?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">M- Me da hilaridad sólo pensarlo. Él vendrá nseguida. A mí se me está h</span></span>aciendo tarde para ir a Saint-Rémy.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿A confesarte con la abadesa?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Os dejo. Acaso no nos veamos antes de la fiesta. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se va</i>).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Miras al castellano demasiado. ¿Sólo por ser amigo de tu novio?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Es un huérfano triste.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- ¿Y en Román no notas ninguna tristeza?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Acaso no le crees bastante enamorado?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- ¿Y no has pensado si no será justamente por ello?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Puede tener algún motivo de queja?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- También en la iglesia nos han dicho alguna vez que el corazón del hombre es tan grande como el mar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(Entra Román).</span></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px;">ROMÁN- ¡Cuánto me alegra veros a las dos juntas! Bien sé que nunca tuve mejos abogada que tú, Fredesvida.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Sabes cuánto me enorgullece conveertirme en el ama de Román de Pontigny. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- ¿Vino Millán?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Se fue a Saint-Rémy.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- ¿A Saint-Rémy?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Te parece raro?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- Quizás. Creo que está dando demasiada trascendencia al juego.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿No debe tenerla para los buenos caballleros?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- Pero sin que dejen de ser juegos precisamente. Por cierto, habrá sorteo de las parejas a enfrentarse. Pero tendrá lugar en la misma ceremonia. Una vez que el enviado real mande a los heraldos sonar las trompetas, barajará los nombres el enviado del común.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Y si te tocase Millán?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- De poder elegirlo lo haría.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- ¿Por qué?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- Vería en ello un mutuo homenaje de hermano a hermano.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿También a mí?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- ¿Cómo podría ser de otra manera? Eso sería dudar del anillo de nuestra promesa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">F- Que no nos deje Dios de su mano. Pero ya es hora de que platicar amores os deje yo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(Hay un silencio al quedarse solos).</span></i><br />
<i><span lang="ES-TRAD"></span></i>E- ¿Estás caviloso?</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">R- Pensaba en cómo Millán y yo estamos tan unidos siendo tan distintos. A mí me ha dicho muchas veces que aprendió a montar a caballo y manejar la lanza por parecerle la mejor manera de cumplir la misión del hombre en este mundo, sostenerse en la tierra. Yo no concibo esos penmsamientos. En las justas no puedo ver más que un juego.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Pero con peligros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- También los trae consigo el hecho de nacer. Pero no son cuestiones mías. ¿Y tuyas?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Ahora te miro nada más.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- ¿Nada más? ¿De veras?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- ¿Tornas a ofenderme con unas aprensiones que yo no sé de dónde salen?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- ¿Acaso habría sido mejor que yo hubiera ido a Saint-Rémuy también?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Ahí no puedo entrar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">R- ¿Siempre queda algo por dar?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">E- Yo no dije eso. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">II</div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(En el locutorio de Saint-Rémy)<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MILLÁN- En esta hora, madre abadesa, me arrepiento de haber venido demasiadas veces a hablar con vos. Como si ello quitara gravedad al desahogo que ahora la terrible circunstancia que vivo me impone.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CUNEGUNDA- Todos los instantes son graves en la vida del cristiano, sencillamente porque cualquiera puede ser el último. Aunque sólo algunos sean los de la decisión entre caminos distintos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Lo que por añadidura me digo es que la necesidad de elegir quita mérito a la elección, sea cual sea ésta. Es cuando no están los caminos cerrando el paso y ante los pies del viandante, cuando se debe optar por uno de ellos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Al pasado hay que mirar con arrepentimiento. Pero sin pretender ir más allá del dolor del corazón. Y no te olvides de que la abadesa Cunegunda es una mujer que no puede perdonarte los pecados. Aunqaue te escucharé si no confundes una misión y otra.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Tengo que ser breve porque todo es muy sencillo. Tan simple como terrible. Yo derribé a Román y se murió de la caída. Y sigo en mi caballo. Pero me siento en tierra. El fracaso definitivo de mi ilusión al hacerme caballero, el estar en mi sitio mientras pasaba por este valle de lágrimas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- ¿Dices que definitivo? ¿Quieres decir sin redención? ¿No llegarías por ese camino a la blasfemia? ¿Excluyes que la misericordia de Dios te deje levantarte, sentirte jinete de nuevo? Incluso que en los planes de su providencia entre el mandato de que vuelvas a ser su paladín.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- ¿El jinete de Dios?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Quién sabe...Acuérdate de cuando san Agustín quería recoger en una concha toda el agua del mar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Tenéis que perdonarme, madre abadesa, si dejo caer en este locutorio profanidades. Pero he de deciros que en el momento de cruzar mi lanza con la de Román, noté que Elvira me miraba a mí. Y tengo la certeza de haberlo visto él también.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- ¿Y qué? Cada uno sólo de las miradas de sus ojos tiene que dar cuenta. Lo otro hace parte de los despeñaderos de la superstición. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- ¿Mas no puede haber mensajes de lo alto en las miradas de tejas abajo de los demás?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Sí. Pero para creerlo así hace falta una revelación clara. Y buscarla en la oscuridad sería presunción y vanagloria.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- ¿No se puede ser también jinete de Dios yendo a pie?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Claro que sí. Esto que dices me hace pensar en los caminos antiguos de los padres del desierto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Antiguos sí, pero también de siempre.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Cierto. Junto a los que hay que poner los caminos nuevos para preguntar al Altísimo cuáles conviene que siga cada uno en su trance. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Mas yo me siento gastado, veo el episodio pavoroso como un colofón. Nada más lejos de participar en una renovación.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- ¿Y si el colofón fuera precisamente del capítulo antiguo? ¿Y por eso la letra inicial del nuevo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- No tengo ojos para verlo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Después de confesarte, piensa y medita. ¿Oiste hablar de la nueva milicia? La que ha nacido para custodiar, de cerca y desde lejos, el Templo del Señor en Jerusalén. Para que sus peregrinos puedan transitar los caminos que a él llevan. Esos nuevos caballeros son jinetes y llevan armas, pero también son monjes como los padres del desierto. El abad de Claraval, Bernardo, ha escrito su loa. Cuando salgas de la iglesia piuedes recoger una copia en la portería. ¿Podría ser la continuación, purificada después de la terrible prueba, de tu manera de estar en la tierra? Que Dios te bendiga.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h4 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">III<o:p></o:p></span></h4><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(En un claustro de los Templarios de Jerusalén)<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">FREI NICOLÁS- Día grande hoy en el Santo Sepulcro. Que pontificara el Primado de las Galias lo sería siempre, pero más en esta ocasión, salvado de milagro de tan tremenda emboscada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">FREI LUPICINIO- ¿Crees, frei Nicolás, que llegó a tanto el peligro?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Estoy convencido, pero no me extraña que tú desconfíes un tanto, mi buen frei Lupicinio. En ti hay alguna tendencia a no estimar demasiado lo extraordinario.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- Una realidad de la que me he dado cuenta sin esfuerzo, sin más que observar lo cotidiano a la vista y alcance de todos. Por otra parte siento mi deber y el de los demás en atenerse a tal experiencia, la que siempre se renueva.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Muy bien ello está si no quita la visión de lo que nada más está al alcance de unos pocos. Mas parece que viene hacia nosotros el sergento Clodoveo. Aunque no estaba alí parece que se ha enterado bien de todos los detalles.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(Se les acerca el aludido).<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">SERGENTO CLODOVEO- ¿Se sigue hablando de mí, queridos hermanos?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- Sí.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Yo no lo sé. Nunca presté atención a estas cosas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- ¿Hay fundamento para ello?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Sólo para empezar. En el terreno de lo acostumbrado. Lo que de él se sale son patetismos de fácil invención. Era natural que yo preguntara cosas al moro herido por fray Millán. De los golpes y la amenaza de no dejarle morir en paz nada sé.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- ¿Morir en paz un islamita?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- No es de recibo plantearse la pregunta.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- ¿La habría excluido nuestro santo Bernardo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Lo cierto es que el moribundo no habría podido contarme muchas cosas. Esas gentes actúan sin saber nada los unos de los otros. En cualquier momento pueden surgir y esfumarse. La guerra ya terminó. Se trata de algo muy distinto. No hay más que ir armado y no confiarse nunca bajando la vigilancia a todos los lados. En lo que desde luego nunca ha flaqueado ni se ha despistado fray Millán de Condat. Aunque en más facil a plena luz y en pleno desierto como fue la ocasión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- ¿Y dices que terminó la guerra? ¿Estos episodios no hacen parte de ella? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Sería equivocado no usar para cada trance las armas adecuadas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Pero no nos olvidemos de lo terminante de las palabras del santo Bernardo: “Toda la confianza de los nuevos caballeros está puesta en el Señor de las Batallas, buscando una victoria segura al combatir por su causa”. Y la promesa de nuestra profesión fue conquistar la tierra santa de Jerusalén. ¿Alguna vez podremos estar seguros de tenerla ya para siempre conquistada?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- Lo bueno es atenerse a la realidad que se ve y no teorizarla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(Llega fray Agustín)<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">FREI AGUSTÍN- Que sea con todos la paz, en la medida en que como sacerdote de Cristo la puedo invocar sobre mis hermanos del Temple que no recibieron las órdenes. Vengo de ver al moro. Le dejé agonizante.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- ¿Y convertido?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">A- No. Se arrepintió de haber intentado el robo y la muerte, pero no de su creencia en Alá. Os confieso que fui por lo que de tus visitas se contaba, mi buen frei Clodoveo. En otro caso habría esperado a ser llamado, y por supuesto sin ninguna esperanza de que tal ocurriera. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Mysterium iniquitatis.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- ¿No está puesto en razón dejar para el clero los latines? Pero es frei Millán el que nos llega.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">(Se les acerca el aludido)<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">C- Que la paz sea contigo sin ninguna reserva, nuestro buen frei Millán. Frei Millán de Condat pero...¿te enfadarás si me atrevo a sugerirte que te habría complacido más, pese a llamarte así, que el pontifical le oficiara el primado de Toledo? Uno puede olvidarse un tanto de la tierra donde uno nació, pero no de donde los pdares vinieron al mundo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Me sentiría feliz si fuera capaz de discutir preferencias entre Lyon y Toledo. Mas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anima mea turbata est valde. </i>Hasta el latín me parece frívolo, perdón frei Agustín. Murió el moro al que clavé la lanza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Al más sagrado de tus deberes habrías faltado de no haberlo hecho así. Recuerda lo que te dijeron al armarte caballero del Temple: “Con toda la fuerza y el poder que Dios os dé, ayudaréis a salvar y serviréis a cualquier cristiano, según vuestro poder”. Y a Dios gracias tú le tienes en tu brazo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- Debes pensar que no tuviste elección, viviste el día que te estaba destinado. Razona al revés. ¿Quñe otra cosa hubieras podido o debido hacer? No te queda sino pasar el folio y mirar a otro lado. Al del futuro. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">A- Ya sabes que no pecaste. Pero en todo caso el tribunal de la penitencia te sigue abierto sin condiciones.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- ¿No es una condición el propósito de enmienda? Pero no voy por ahí. Lo seguro es que Dios habla donde y cuando quiere. Y no es una confesión la que aquí voy a hacer. Pero si así fuera no me importaría vuestra presencia. Maté una vez. ¿Sin querer? Empuñar el arma sí que quise. Y consciente de su poder era. Una mujer fuerte me indujo a trocar por la caballería de Dios la del siglo. Y por eso me hice templario. Para seguir pensando que sobre un caballo es como mejor uno cumple con el deber de residencia en la tierra que le ha querido Dios. Cierto que sabía que podía matar al continuar armado y haber prometido hacer uso de las armas. Y así ha sido.Lo que ahora siento es haberse derramado sobre mi brazo la misericordia del Señor. Y que es encorvado sobre el suelo como estaré en la Tierra mejor mientras el Altísimo quiera que en ella le sirva.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">A- ¿De dónde te viene la seguridad?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- El premio íntimo de haberle bien servido, y nada más, es lo que sentir debes. De tus mismas palabras lo estoy deduciendo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Eso no lo sé. Sí haber recibido la dipensa de servirle de esta manera. Que hay otros caminos, otros puestos, otros servicios, distintas condiciones. “Para llevar un doble combate: contra los enemigos de la carne y la sangre, y contra el espíritu del mal”. Son palabras del santo Bernardo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Mas que precisamente no necesitan de interpretación alguna.<o:p></o:p></span></div><h3 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">A- Y ese espítiru del mal, ¿dónde le ves?<o:p></o:p></span></h3><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Dejadme, nuestro frei Agustín, entender esas palabras purificadas por el trance que acabo de vivir. Me siento llamado a luchar contra el espíritu del mal peregrinando en la otra dirección, la que sé que sólo en apariencia es contraria. Alejándome de Jerusalén, yendo hacia la tierra de mis mayores y hacia la de mi madre de adopción, es cómo podré conquistar la ciudad santa para siempre.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">L- ¿Sólo para ti?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Pero en el Temple y en la Santa Iglesia no hay riqueza de nadie que no sea la de todos los demás hermanos. “Entonces aceptarás el sacrificio de la justicia, las ofrendas y los holocaustos, y las inmolaciones sobre tu altar”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">N- Sí, entonces, Cuando Él mire con buenos ojos a Sion y se vuelvan a construir las murallas de Jerusalén.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">M- Pero la ciudad santa irá conmigo por los caminos de mi vuelta. Y allá la habitaré. E intramuros de ella. Quedaos vosotros, gozando de su paz y disfrutando sus esplendores, en este su seno, que yo me siento vedado. Ahí mi penitencia, creédmelo de veras. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">NARRADOR- Aqul Diez y Seis de Agosto, antes de comenzar el funeral por “El de las Candelas”, el Maestre anunció solemnemente que el difunto era el caballero frei Millán de Condat. Y terminada la misa de entierro se le llevó a la Seúlveda donde había nacido, para ser enterrado, al lado de su madre, en la iglesia de la Virgen de la Peña. Un privilegio muy singular en la Orden. Mientras que en la diócesis de Rouen, a él y a su madre adoptiva, Petronila, les llegaron a atribuir algunas intercesiones rozando el milagro. Hasta hubo peregrinos que a Ponferrada y a Sepúlveda de allí vinieron en busca de su aroma.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Una vida singular la de este templario paisano nuestro. ¿También su muerte? Esa no lo parece tanto. La Escritura dice que la de los santos del Señor es preciosa a los ojos de éste. Pero además, llegado a ese trance, el historiador, hasta el autor, sabe que ha llegado a un terreno vedado. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mi secreto para mí. </i>Por más que, vistas desde fuera, resulten muy diferentes las muertes de unos y otros caballeros del Temple, desde los orígenes hasta el fin. Hasta la del último Gran Maestre, Jacobo de Molay, quemado en París después de haber sido suprimida la Orden por el papa Clemente V a instancias del rey de Francia Felipe IV, todos ávidos de sus riquezas, el día 18 de marzo de 1314. ¿No será oportuno oír su voz, en este mundo que nos toca vivir, transformado hasta la raíz por el progreso material pero sin avance moral alguno? Jacobo de Molay también quiso hablarnos a los hombres de hoy.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO DE MOLAY- Pusisteis en lo alto el oro. Cambiasteis por él el sol. Sin daros cuenta de que no el sol, pero sí el oro, os abrasaría ciegos. No habría ocurrido así de haberle dejado en su lugar. Con oro y no con leña está encendida esta hoguera donde quieren que muera mi Rey y mi Papa. El oro le conquistasteis, sí. Pero no os cuidasteis del agua. Y se os está secando. En cambio yo ya siento su río suave y dulce correr por mis venas, más poderoso que el fuego que las está consumiendo. Cuando a vosotros os queme no seréis en cambio capaces de sentir este alivio. ¡Ay de Roma, y de Francia, y de las tierras que las circundan, de las otras de lejos o de cerca donde el oro seque los manantiales de las aguas! Sólo buscar quien las redima les será dado. Pero dentro de un plazo. ¿Y a qué antepasados podrán mirar en la carne o en el espíritu? Mientras que yo siento a mi lado las almas de mis justos que se fueron sucediendo a lo largo de nuestras generaciones en el Templo del Señor. Que Dios tenga con esta cristiandad la misericordia que no se merece. Yo me apago en un día penitencial. Es cuaresma. Si la mía y las otras ánimas de mis caballeros que se durmieron en la paz y nos precedieron en la fe valieran que un día las tierras nuestras tornaran a trocar por el oro el cordero pascual me sentiría más feliz en estos últimos momentos. Fue para que estos países y sus fieles tuvieran libres los caminos de la ciudad santa para lo que mis antepasados espirituales fundaron la nueva milicia. Ahora no sé en qué dirección miran. Pero es lo mismo. El oro no les dejará ver el Templo del Señor. Están entregados a consumar la iniquidad de profanar todo lugar santo. Su idolatría lleva consigo la soberbia de aleccionar con la exhibión de su pecado como el ostensorio de la virtud que ha de dar la paz y la felicidad a las gentes. Mi último ruego es que éstas distingan los puntos del horizonte y sepan cuál es el de Jerusalén. La que yo ya veo, donde estoy entrando, llevado de mi caballo, esta buena criatura de Dios, que a mí me conoce, me sigue conociendo entre las llamas y el humo, y para el oro no tiene ojos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-30284940885719672232010-09-17T18:39:00.004+02:002012-03-30T13:51:10.961+02:00En Sepúlveda: Teatro en el Teatro<h3 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">EN SEPÚLVEDA: TEATRO EN EL TEATRO<o:p></o:p></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h1 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-size: 12pt; font-weight: normal;">PERSONAJES<o:p></o:p></span></h1><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Gabriela<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Antonia<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Don Juan Nepomuceno, cura de San Esteban<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Don Francisco-Antonio, regidor<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Don Gumersindo, maestro de latinidad<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Baltasar<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">María Luisa<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Anselmo<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Concepción<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Dolores<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Elisa<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Gaspar, estudiante<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Francisco Castelló, el juez<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Justo Romea, brigadier<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Melchor, el secretario judicial<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Doña Amelia<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Engracia<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Eliseo<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Jacobo Alvariño<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">Delfina<o:p></o:p></span></div><h2 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-style: normal; font-weight: normal;"><o:p> </o:p></span></h2><h2 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-style: normal;">Primero<o:p></o:p></span></h2><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">NARRADOR.-Se acerca a su fin el siglo de las luces. Reina Carlos IV. Desde hace casi media centuria, va siendo menos raro que los sepulvedanos, entre su nacimiento y su muerte en la Villa, vean alguna tierra ajena. Está en el ambiente la ilusión de inventar, y los inventos y sus proyectos, reales o ficticios, son tema de conversación. Han aparecido los globos. Aunque los señores curas y las gentes de autoridad y orden tienen miedo a los papeles subversivos que vienen de Francia. Se está ensayando un drama largo en verso, La toma de Sepúlveda por el Conde Fernán González, de Manuel-Fermín de Laviano. De ello están hablando, en el patio de la Casa de San Millán, Gabriela y Antonia. Luego llegan el cura de San Esteban, don Juan Nepomuceno de Santillana, y el regidor don Francisco-Antonio Saénz de Bergaño.<o:p></o:p></span></div><h3 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">GABRIELA.-¿Qué te parece el drama que nos han dado?<o:p></o:p></span></span></h3><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIA.- Muchos lances de guerrra. Claro, es de cuando las siete puertas eran cosa seria.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">GABRIELA.-Sí. Pero pienso una cosa. Si ahora vienen dos caballeros y nos ven y los vemos y cruzamos las miradas y las volvemos a cruzar de otra manera, ¿no te parece que en eso tan pacífico hay algo de guerra?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIA.- No se me había ocurrido. Pero, vistas así las cosas, ahí está el mismo drama, con esas guerras también en la otra.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">GABRIELA.-Entre las moras y los cristianos. Y al revés, aunque no se diga.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIA.-¿Y entre Anselmo y Baltasar por una parte, y María-Luisa por otra?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">GABRIELA.- Si hubiera que llevarlo al escenario, yo no sabría elegir entre drama y comedia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIA.- Parece que a María-Luisa están dejándola de hacer demasiada gracia las gracias de Anselmo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">GABRIELA.- Ya era hora. Aunque hay que reconocer que las virtudes de Baltasar son tan ocultas...<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIA.- Por eso valen más. ¿Y que habrá de las fantasías de don Francisco-Antonio?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">GABRIELA.- Demasiado bonitas para hacerse verdad. Ahí es nada, cada jornada de la obra en un escenario, unos de campo y otros de ciudad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANTONIA.-Tantas diversiones para nosotras, que hasta se alarmaría el bueno de don Juan Nepomuceno. Pero vienen los dos. Vayámonos. A veces cansan. (Salen ellas y entran ellos)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON JUAN NEPOMUCENO.- Me he pasado la semana meditando y leyendo. Y estoy cada vez más convencido<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISCO-ANTONIO.- ¿De que también los locos podemos tener alguna vez los pies en el suelo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON JUAN NEPOMUCENO.-Lo indudable es no haber sitio como nuestra villa para hacerse una idea del mundo viéndola desde un globo. Los ríos en el fondo del suelo. Las peñas hacia el cielo. O sea la tierra creada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISO-ANTONIO.- ¿No se nos dirá que al fin y al cabo nosotros del mundo hemos visto poco?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON JUAN NEPOMUCENO.- Estando en nuestra Sepúlveda no hace falta otro recorrido para hacer esa afirmación. Y en cuanto a demostraciones escolásticas no quiero cansarle. Mis estudios en Salamanca son nada más que un complemento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISCO-ANTONIO.-Pero en La Granja sí vendría bien la prueba.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON JUAN NEPOMUCENO.-Pues de tener ocasión, yo confiaría en convencer al Rey.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISCO-ANTONIO.- ¿Hasta traerle aquí?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON JUAN NEPOMUCENO.- Eso sería cosa de vuestra merced, con mucho trabajo y algún tiempo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISCO-ANTONIO.-Por fin parece que va a subir un globo en Segovia. Voy a ir a verlo. Si pudiera allí hablar con alguien... (Entra don Gumersindo)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON JUAN NEPOMUCENO.- No puedo por menos de preguntarme, al pensar en nuestro don Gumersindo, si además del maestro de latinidad no le tenemos también en la Villa el del arte de hacer comedias.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISCO-ANTONIO.- Afortunadamente. ¿Y acaso él no prefiere este título? Esta pieza se la debemos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON GUMERSINDO.- Yo ya pongo los personajes. Pero más no puedo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISCO-ANTONIO.- Por mí no ha de quedar. Claro que no estoy cierto de ser bastante. Lo que sí aseguro es que de conseguirse la ascensión del globo en presencia real, el Rey también vería el drama.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON GUMERSINDO.- ¿No se cansará de ir y venir de un sitio a otro? Selva corta, bosque largo; salón largo, bien adornado con dosel; San Julián, fachada principal de la Plaza Mayor; bosque corto, oscuro y aclara al aviso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON FRANCISCO-ANTONIO.- Si me dejan cambiar los caballos de las carrozas, respondo de su comodidad. (Entran Baltasar y Anselmo). Le dejamos con sus jóvenes. Y a Anselmo no le vendría mal que los ensayos le alejaran por una temporada de ciertas correrías. (Se van los dos).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON GUMERSINDO.- Pero tengo unos comediantes dóciles que saben lo difícil de mi tarea. Seguro que os parecerá bien que Anselmo sea Abubad y Baltasar Ramiro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANSELMO.- Hay quien dice que a veces ocurre pasar del teatro a la realidad. ¿No habrá pretendido Vuestra Merced que yo me pase al moro?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">BALTASAR.- Pues yo no cambiaría mi papel por el del Conde.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANSELMO.- ¿Gato encerrado. (Entran María-Luisa, Gabriela y Antonia).</span><br />
<span lang="ES-TRAD"></span>GABRIELA.- ¿Y a ti, María-Luisa, te gustaría hacer de Fátima?</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA-LUISA- La cuestión está en merecérmelo. Pero ya me sé algunos trozos:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y yo que quiero dejar<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">la secta en que me he criado<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">y pretendo ser cristiana<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">tu auxilio especial reclamo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANSELMO.- ¿Mirando a Ramiro?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA-LUISA.- Eso que don Gumersindo lo disponga.</span><br />
<span lang="ES-TRAD"></span>ANSELMO.- ¿También esto otro</div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Observando que Guillén<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="IT">del campamento separa<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="IT">con gran misterio a Ramiro,<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">quiero ver de qué se tratan,<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">pues una interior zozobra<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">anuncia cuidado al alma?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(Vuelven don Juan Nepomuceno y don Francisco-Antonio. Se van los demás. Don Juan Nepomuceno llama aparte a Baltasar).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON JUAN NEPOMUCENO.- Oye, Baltasar, ¿has pensado si a María-Luisa la gusta ser Fátima porque ésta cambia en el drama y ella está cambiando de inclinación, si es que ya no ha cambiado?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">BALTASAR.- Que Santa María de la Peña le oiga.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h2 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-style: normal;">Segundo<o:p></o:p></span></h2><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">NARRADOR.- La reina Isabel II ha sido destronada y se ha ido de España. También en Sepúlveda se oye esta copla:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">En el puente de Alcolea<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">la batalla ganó Prim,<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">y por eso le cantamos<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">en las calles de Madrid.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">El llamado ayuntamiento revolucionario, dando oídos a un clamor ya antiguo de los sepulvedanos con imaginación e ilusiones, ha decidido dedicar a teatro la Panera del Pósito. Se está preparando su inauguración. Juan-Eugenio Hartzembusch estuvo hace tiempo en la Villa y en el Condado de Castilnovo. Paraba en la casa de don Diego González, en Trascastillo. En 1843 había estrenado en el madrileño Teatro del Príncipe Honoria, un drama en cinco actos que pasa cuando se acerca el reinado de los Reyes Católicos. El primero se desarrolla en el cañón del Duratón, junto a San Julián. Ahora van a ensayarle los aficionados sepulvedanos. De ello están hablando, como vamos a ver, en el Campo de la Virgen.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Ya me he leído el primer acto de Honoria. De veras, es estupendo. Aunque difícil, larguísimas parrafadas en verso. Demos pues gusto al brigadier.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- ¿Hasta dónde, Concepción?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Nuestra Dolores siempre pensando en lo mismo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DLORES.- No tanto como las que no lo dicen.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Volviendo a Honoria, va a intrigar. La gente estará pendiente hasta el desenlace. Yo ya estoy deseando de leer la continuación. Y mucho argumento. El primer acto valdría por sí para una obra entera.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- ¿Y tienes ya el papel que vas a proponer?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- En ese acto hay muy pocos personajes. Mujeres nada más que dos, Desideria y la del título.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- ¿Cuál te gusta más?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Sería a la vez sencillo y complicado contestarte. Ya te darás cuenta cuando lo leas. Viene Elisa. No tardará Gaspar, a machacar en hierro frío.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- Ya se va cansando. (Entra Elisa). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- ¿A que hablando de teatro?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- No es difícil adivinarlo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- Nuestro brigadier no dormirá tranquilo hasta que no le deis palabra de representar Honoria.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN- ¿Cómo que las demás? ¿Acaso tú no?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- Yo no voy a entrar en el reparto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- Y sin Elisa, ¿será Gaspar de salir a escena?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- Allá él. Pero creo que nada como eso le conviene.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- ¿No te vas a arrepentir?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- Quién sabe...Acaso me he arrepentido ya.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.-¿De otras cosas?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.-Puede que de esta misma. Ahí le tenemos. (Entra Gaspar).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- ¿Quién se llama Desideria y quién Honoria?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- Sólo sé que yo ninguna de las dos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- ¿La habéis leído?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- De las tres, sólo yo, y sin pasar del primer acto. Y tú, ¿quién vas a ser?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- No tengo duda, Jimén.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- El militar enamorado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- Puesto en razón me parece, por muy estudiante civil que seas. El amor es también guerra.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Con victorias y derrotas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- Y retiradas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Con retornos posibles.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- De ningún agua puede decirse que no se beberá nunca. Por eso, acaso no os choque que yo siga con mi medicina, pero en Cádiz.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- ¿Y si yo adivinara otra razón por la que de Jimén quieres hacer?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- Sería de agradecer interés tanto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES. Pero cuéntanos la trama.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- Lo hará mejor Concepción.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Cuenta, haz caso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- Había dos niñas de padres desconocidos que se criaban en Sangarcía. Se llaman Honoria y Desideria. Doña Inés las trajo a su casa de Sepúlveda. Dos medallones guardan el secreto de su nacimiento. Bajando de San Julián al río, Honoria conoce a Jimén. Se enamoran. Él vuelve a cumplir su palabra, con la noticia de que ha muerto un tío suyo, rico y noble, reconociendo antes por hija suya a una niña que dio a criar en Sangarcía. Se inquietan Jimén y Honoria pensando si serán primos. Ese no es el caso. Pero Desideria, que se ha hecho con los medallones y sabe su secreto, dudando entre la ambición y los celos, los tira al Pozo Sin Fondo, que según el autor está en esa ribera. Y...hasta el acto segundo. Pero viene don Francisco el juez. Ayer me contó que, siendo casi un niño, le llevaron en Madrid al estreno de Honoria. Está entusiasmado con volvérnosla a ver aquí a nosotros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- ¿Le llevará su entusiasmo a siquiera plantearse salir de la viudez?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- Fue un trago amargo el suyo, dicen los que se acuerdan, morírsele de parto la mujer apenas llegado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Un buen partido sigue siendo. (Llega)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DON FRANCISCO.- Que Dios os lo pague. Con Honoria me estáis rejuveneciendo. ¿Y sabéis que la decoración del Teatro del Príncipe se parecía bastante a la realidad? Cuando yo vi San Julián creí estar volviendo a aquella escena. También porque no siguieron la acotación al pie de la letra: “Árboles, matas y peñascos por todas partes”. Pero, ¿quién va ser Honoria?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DOLORES.- Yo me ofrezco.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- A mí no me importa ser Desideria. Pero viene el que faltaba. (Llega el brigadier).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DON FRANCISCO.- Brigadier.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">LOS DEMÁS.- Don Justo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DON JUSTO.- También en Sepúlveda podemos cantar victoria. El teatro va a quedar precioso. Y deprisa. Pero hay tiempo para Honoria si no bajáis la guardia. Yo sacaré el jugo al buen ayuntamiento revolucionario.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">CONCEPCIÓN.- Que son cinco actos...<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">GASPAR.- Como para un viaje de ida y vuelta de Sepúlveda a Cádiz.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISA.- Pues manos a la obra. Aplaudiros si que sabré yo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h2 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: 'Times New Roman',serif; font-style: normal;">Tercero<o:p></o:p></span></h2><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">NARRADOR.- El siglo XX se acerca a su mitad. Ha terminado la guerra mundial. En Sepúlveda es obsesiva la inquietud por la disminución de la población, la carencia de fuentes de riqueza y puestos de trabajo, la necesidad de emigrar. Hay empeño en que residan los funcionarios para dar categoría al lugar. Vienen veraneantes, pero los turistas son todavía novedades raras. Cuando el ingeniero jefe de Obras Públicas de Segovia, que era el Marqués de Quintanar, opinaba que con el tiempo habría aquí problemas de tráfico, se le miraba como a un visionario. Jacobo Alvariño, un médico enfermizo y melancólico, está impulsando la representación en el Teatro Bretón, de Baile en capitanía, no hace mucho estrenada por Agustín de Foxá en Madrid. Mientras las campanas de San Bartolomé van llamando a la misa de once, en la Plaza se forman tertulias de ocasión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Son ciertas lenguas tremendas, Amelia. Ayer, a la salida de misa de once, a propósito de las relaciones de Jacobo y Delfina, más de una señora pía comentaba con retintín que así las chicas pierden mucho. Como si a él le auguraran ya la santa unción.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.- Lo que de veras se pierde, Melchor, son las ocasiones que se dejan pasar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Aunque sólo de paso se ofrezcan.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.-Eso. También las que no dejan ningún papel en tu secretaría.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- El que es un tesoro es este chaval, Eliseo. Como dibuja. Nos van a quedar las decoraciones bordadas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.-Y mientras, él se aprovecha lo que puede de faldas en faldas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR- Siempre llevándole unos años.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.- Claro. Acaba de cumplir los diez y siete abriles. (Llega Engracia). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Cuando Amelia y Engracia están juntas me siento acomplejado de no tener ninguna pista para opinar siquiera sobre cuál es la más guapa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.- Defecto grave en un varón. Pero no en este caso pues podríamos ser madre e hija, y así todo queda en galantería.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ENGRACIA.-Eso no importa. ¿El defecto será por exceso de romanticismo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- ¿Sabéis que el doctor Marañón define a Don Juan por la escasez de virilidad?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.- ¿Y tú te lo crees?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- No paso de pensarlo, de darlo alguna vuelta por respeto a la ciencia. Y de Jacobo y Delfina, ¿quién es más romántico?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ENGRACIA.- Yo el romanticismo de él no le veo por parte alguna. ¿No habría que pensar en egoísmo más bien?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.- No te niego sentido práctico, Engracia, pero ello es compatible con un exceso de inocencia de vez en cuando.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Y que no sabe por dónde vas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ENGRACIA.- A la vista el jovencito más deseoso de que todas cometamos un infanticidio. (Llega Eliseo).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Bienvenido el sepulvedano del futuro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ENGRACIA.- Aunque con muchas pretensiones de adelantado en el presente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Pasemos revista. Cuatro actos y otros tantos escenarios. La estación de Aranjuez, una venta en el camino de Vitoria, la Antesala de Consejos del rey Carlos VII en Durango, y el salón de gala de la Capitanía General de Burgos. ¿Cuál te gusta más?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISEO.- El primero. Nada como un tren poderoso que cambia humo por leguas. El segundo, más por lo que tiene de punto de encuentro, al misterio incluso la ventana. Y uno y otro el camino. El de irse y el de volver, el de irse para recordar también.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.- ¿Y el baile no?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISEO.- ¿No te impone su índole funeraria? Bailan los prisioneros carlistas que van a ser fusilados en cuanto amanezca.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Ahora que ningún tributo mejor a las damas que ese terrible hacer de tripas corazón. Pero aquí están Jacobo y Delfina. Seguro que a ellos los encanta.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.- Por algo ha escogido él la obra. Sin reparra en que los personajes son ochenta y tres.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ENGRACIA.-Pero contando los extras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ELISEO.- Yo me voy a dibujar. (Se va él y llegan los dichos).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.- Llevas quince días, Melchor, sin que te tome la tensión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Me he encontrado bien. Pero déjame que piense si tú estás cuidando a todos menos a ti mismo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.- Con Sepúlveda tengo medicina bastante. Y la única.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">ENGRACIA.-¿La única?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA-Bueno, no es preciso que aclare, todas hemos entendido.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.- Y eso que los gallegos tenemos fama merecida de padecer la morriña de nuestra tierra. ¿Va bien todo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">MELCHOR.- Nos va a tener envidia Mercedes Prendes. Me voy a coger sitio. Que los hombres no tenemos reclinatorio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">AMELIA.-Nosotras tenemos ocupados los nuestros. Todavía no soy la más vieja de la familia. Te acompañamos (Se van).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DELFINA.-Me alegro por ti. Va a llover antes de que termine la misa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.-Ya sabes que no echo de menos la lluvia cuando estoy contigo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DELFINA.-Pero si la tienes todavía más felicidad, ¿no?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.- Y a tu lado, en la huerta de don Diego, por la tarde en el cenador y a la sombra de los frutales, me parece estar en la ría del Ferrol.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DELFINA.-Ya me he terminado de leer el drama. Tremendo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.- Pero ¿te has fijado en la belleza de algunos versos?. ¿Te acuerdas de la carta de Eugenia a Luis? ¡Cómo tiemblas, blanca carta de amor! Y va mi vida/ en sus azules letras enredada; y así conmueve al corazón del hombre/ este breve papel que lleva el viento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DELFINA.-Sin embargo, es horrible el desenlace. ¿Por qué la has escogido? Y cuando sospecha Eugenia, antes de saber la noticia: ¿Acaso nuestro amor, por ser hermoso,/ tiene que ser perecedero y breve?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.-Pero luego ella misma reconoce: nos queda amor, es suficiente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DELFINA.-Vamos ya. No te olvides de mirarme cuando alcen a Dios. Y haz entonces la promesa de llamar mañana mismo a tu compañero del Hospital de la Princesa. Melchor debía haber añadido que al no cuidarte tú también yo me quedo sin cuidos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">JACOBO.- ¿Tienes esperanza?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;">DELFINA.- La que por ser en este presente no me puede quitar ningún futuro. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal"><br />
</div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-45055806570051155762010-09-17T18:10:00.004+02:002012-03-30T13:51:24.240+02:00¿Por quien dobla el cimbalillo?<div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><u style="text-underline: double;"><span lang="ES-TRAD">¿POR QUIÉN DOBLA EL CIMBALILLO?<o:p></o:p></span></u></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h1 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">PERSONAJES</span><o:p></o:p></span></h1><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Torcuato, marido de Asunción</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Asunción, hermana de Diego</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">María de la Peña, mujer de Diego</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Angustias</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El escritor Pedro-Antonio de Alarcón</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Felipe</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Santiago</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Petra </span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Severina</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El pintor Ignacio Zuloaga</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El canónigo historiador Eulogio Horcajo</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Frutos</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El alférez Soto</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El médico Jiménez</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Ruperta</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Fuencisla</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Don Fermín, cura</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Hasán, moro</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h2 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">PRIMERO</span><o:p></o:p></span></h2><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">NARRADOR.-“Esas felices ciudades que tienen obispado y no tienen gobierno civil”. La frase es de Unamuno. Una de ellas es Guadix, al norte de Granada. De allí era Alarcón, el autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El escándalo</i>, una novela que se leyó mucho en Sepúlveda. </span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Y en un saloncito de Guadix vamos a oír conversar a dos sepulvedanas, Asunción y María de la Peña. Son cuñadas. Asunción está casada con un guadijeño, Torcuato. María de la Peña, que vive en Sepúlveda, con Diego, hermano de Asunción. </span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">Esto pasa a mediados del siglo XIX.</span><br />
<span lang="ES-TRAD"></span>TORCUATO.- ¿Me da permiso esta linda pareja?</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.-Pero Torcuato, ¿estás ya tan cansado de tu cuñada como de mí? Lo podría entender si alguna vez te aburrieras del casino.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">TORCUATO.- Donde precisamente no voy a encontrarme a ninguna dama. Y sí echaros de menos a las dos, para disfrutaros con más fervor a la vuelta.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Vete y que Dios te guarde,</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">TORCUATO.- Os dejo en las pláticas de vuestra Sepúlveda. Ahí si sois vosotras las incansables. <i>(Se va)</i></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><i></i></span>ASUNCIÓN.- ¿Y si empezáramos por una copa de jerez?</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- ¿Cómo si estuviéramos mucho más lejos de nuestro pueblo, en Inglaterra en vez de Andalucía?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Pero nos va a llevar a Sepúlveda muy deprisa. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toca una campanilla. Entra una muchacha</i>)</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Angustias, del oloroso que más me gusta, el de tarde en tarde (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sale</i>). Ya sabes, Peña, que desde aquí me siento muy cerca de ti y de mi hermano.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- Diego te mienta a todas horas. Y créeme, es otro detalle de los que a nosotros dos nos unen.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.-Perdóname, si no arrodeo. Pero, ¿ a qué en cambio no os unen, al contrario, Felipe y Santiago?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- Nunca habíamos hablado de eso.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Pero yo lo he pensado tantas veces... Aquí y antes de venirme.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.-¿Y te parece mal?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Esa no es la cuestión. Basta con que lo entienda. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vuelve Angustias con la bandeja y las copas. Beben</i>). </span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- De veras, gracias.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Me acuerdo tan bien como tú de los detalles. Aparecieron a la puerta de la Virgen del Milagro, en Hornuez. La noche del primero de mayo. Por eso les pusieron los nombres de los dos apóstoles que se celebran ese día. Cada uno llevaba una mantilla de sayal blanco, un mandil de estameña, una camisa y una cofia.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- Con encajes.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Sí, con encajes.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- Y había un papelito en el pecho de uno.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- “Sólo el Señor conoce sus caminos. Aunque el primero que van a andar estos dos hermanos no nos parezca justo. Esperemos en su misericordia para los demás de su vida. Hasta el último. Llevan el agua de socorro”.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- Dos niños expósitos más de los que caen para San Cristóbal.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- ¿Y para vuestra casa?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- Llevábamos entonces tres años de casados. Pasados muchos, le vi a Diego tan entusiasmado cuando los trajo de criados...Al fin.Después de haber seguido bastante de cerca su crianza en Fuentidueña. ¿Y todo porque ese mismo día es también su cumpleaños, y vio en la coincidencia como un signo cuando se enteró del hallazgo? Claro que ya estábamos perdiendo la esperanza de niños.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- En cambio sí que os une nuestra Peñita cuando está con vosotros. Sobrina y nieta única en la casona. Pero, ¿me das libertad para que obre? Por Diego no te preocupes. Estoy segura de él. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Apuran las copas</i>).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.-Eso no lo dudo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Pues déjame. Va a venir Perico Alarcón dentro de un momento.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- ¿Pedro-Antonio, ese joven que me dijiste es escritor?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.-Él mismo.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- ¿Es amigo vuestro?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Le conocemos bien. Y fíjate, hace cinco años, cuando entró en quintas, volvió de Madrid, para que su padre le pagara la cuota y librarse del ejército. Y ahora ha sentado plaza para irse a África, a la guerra. Como lo oyes. En el batallón de cazadores de Ciudad Rodrigo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- Cosas de artista.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Sí. Pero hay algo más. Va de ordenanza de un general, que es escritor también, Antonio Ros de Olano. Y le dejará tener tienda, caballo, burros y criado. Criado, sí. Y máquina de fotografiar. ¿Y si el criado fuera Santiago?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARÍA DE LA PEÑA.- ¿Por sus manías de coplero? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Entra Angustias?<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ANGUSTIAS.- Don Pedro-Antonio.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Que pase. Y trae otra copa. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sale. Entra Alarcón</i>).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ALARCÓN.- ¡Cuánta belleza en esta casa! Asunción ya me había dicho de la otra rosa de Castilla. Por cierto, el General Ros me ha hablado de los Oñate, de Sepúlveda. ¿Los ve usted?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARIA DE LA PEÑA.-Alguna vez. (Vuelve Angustias con la bandeja y la copa).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ALARCÓN.- Tomaré un sorbo, aunque a la vista de ustedes ya me siento embriagado.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARIA DE LA PEÑA.-El General Ros es el que le deja a usted que se lleve a la guerra su criado.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ALARCÓN.-Gracias a Dios. Pero, cómo está de enterada. Por cierto que ya he conocido a ese muchacho de su pueblo.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.- Bajo este techo está. Con su hermano.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ALARCÓN.-¿Podría verle?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.-¿Cómo no? (Toca la campanilla. Entra Angustias). Que pasen Santiago y Felipe. (Entran los dos y hacen una profunda reverencia).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ALARCÓN.-Vamos, mozo, Anímate. Improvisa.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SANTIAGO.- </span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">El silbido de las balas,</span></div><div class="MsoList2" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">bajo la luna africana</span></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">se hará música de estrellas<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyTextIndent" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">y la noche madrugada.<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(Alarcón se queda muy pensativo. Bebe otro sorbo).</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ALARCON.- ¿Te quieres venir pues?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SANTIAGO.- Si los amos me dejan.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARIA DE LA PEÑA.- Pues ya es suyo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.-Y tú, Felipe, ¿me dijiste que sabías ayudar a misa?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.-Los curas de Sepúlveda dicen que no lo hago mal.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.-Buena recomendación para quedarse en una ciudad episcopal como ésta.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARIA DE LA PEÑA.-Que Dios os bendiga. Y a nosotras. Por cierto, don Pedro-Antonio, mi marido se ha enterado de que en Granada hay un artista que está llenando los casinos del mundo de salones al estilo de la Alhambra.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ALARCÓN.- Claro, Rafael Torres, amigo mío. Somos los dos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Cuerda Granadina.</i> </span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">MARIA DE LA PEÑA.- Fíjese que Diego, mi marido, sueña con tener uno en Sepúlveda.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ASUNCIÓN.-Pero allí no acaban de cuajar los casinos. Cosas nuestras. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Beben todos</i>).</span></div><h5 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SEGUNDO</span></h5><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">NARRADOR.-Ha entrado el siglo XX. La gran novedad de Sepúlveda es la Plaza de la Violeta, recién construida. En ella tiene lugar la escena siguiente. Felipe, convertido en un indiano sesentón, ha vuelto al pueblo. Éste tiene un historiador, don Eulagio Horcajo, el canónigo.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">(Se encuentran Petra y Severina)</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SEVERINA.- Buenos días, Petra.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">PETRA.-Que tú los tengas, Severina.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(Severina se queda mirando a Petra, como interrogativamente, con una leve sonrisa maliciosa).<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SEVERINA.-¿No hay novedad?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">PETRA.- ¿Cuál puede haber?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SEVERINA.-¿Una semana lleva tu Felipe en el pueblo y no le has visto?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">PETRA.-¿Mi Felipe dices? ¿A la edad de los nietos?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SEVERINA.-Pero tú no los tienes. Y también de las que son abuelas se podrían contar cosas.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">PETRA.-Tiempo habrá de que nos encontremos en la calle.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SEVERINA.-Eso, tiempo habrá. Ya se verá de qué. Pues es el destino el que manda. Lo cierto es que viene libre.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">PETRA.-¿Seguro?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">SEVERINA.-Sí. Lo sé de buena tinta. Enviudó hace mucho. Y por allá le queda una hija, pero casada a su disgusto. Muy lejos, y no sólo por el charco. Y que me acuerdo, como si hubiera sido ayer, de aquellos achuchones en Trascastillo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">PETRA.-¿Sabes que me ha pintado ese vasco que anda por aquí? Claro que no me creí que fuera por lo que me queda de belleza.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(Llega Don Eulogio). <o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">LAS DOS.-Buenos días, don Eulogio.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.-Buenos días nos dé Dios. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se van ellas. Llegan Felipe y Frutos</i>).</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.-Buenos días, señor canónigo.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FRUTOS. Buenos días, don Eulogio.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.- Que Dios esté con vosotros, paisanos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.- Allí me llegó la noticia, don Eulogio, de su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Historia de la Virgen de la Peña.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.- Estoy haciendo ya la copia para la imprenta.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FRUTOS.- Es una fortuna para un pueblo tener su historiador.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.- Y más se nota cuando se ha estado lejos. Pero, señor canónigo, ¿puedo confesarle que me encanta haberme encontrado a la vuelta con esta plaza nueva?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.-Muy puesto en razón. También La Violeta es ya historia de Sepúlveda. Buen alcalde don Braulio Abad. Como vosotros mismos sois hisoria ya y esta nuestra conversación ahora. Por cierto, Felipe, mañana diré en El Salvador una misa por tu hermano.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.- ¿Por Santiago?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.- Como desde hace años ya</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.- ¿Y quién se las encarga?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.- No puedo decirlo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.-</i> ¿Sabe, señor canónigo, que tengo una carta larga sobre mi hermano de Alarcón, el escritor?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.- Espero me la enseñes. Acaso ya has oído a algún señor cura que las novelas no verlas. Menos algunas, como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El escándalo.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(Llega Ignacio Zuloaga. Se saludan con reverencias muy corteses)<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- Celebro encontrarles. Voy deprisa a recoger mis bártulos. No quiero perderme este cielo de mañana. Pero esta Plaza de la Violeta tengo que pintarla. Y muy despacio.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.- Que Dios le premie la atención que dedica a nuestro pueblo y a nosotros.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">ZULOAGA.- Soy yo quien tengo que dar gracias por haberme encontrado con su maravilla. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se va</i>).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">DON EULOGIO.- Les dejo. Voy a San Bartolomé, a celebrar. ¿Te veré, pues, mañana en la iglesia, Felipe?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.-No sé si estaré. Tengo que recoger en Santander el último envío. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se va Don Eulogio</i>).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FRUTOS.- ¿Te vuelves a encontrar, en tu pueblo? ¿O echas las otras tierras de menos?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.-Me parece como si hubiera vuelto a nacer. Lo que me falta es el mar. Aquel de Veracruz... Para no angustiarme tengo que pensar que tampoco el cielo tiene límites.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FRUTOS.- Y de Petra, ¿te acordabas allí?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.-¿Lo dudabas tú?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FRUTOS.- Yo no, Pero acaso sí ella. ¿Y ahora?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.-Cada vez que me la represento, la veo de una manera distinta. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una pausa</i>). Hablando de otra cosa, fíjate, en Guadix hacen unas jarras de barro con muchos adornos, sobre todo gallos o pájaros. Son muy bonitas. Las jarras acitanas. Las mozas echan en ellas sus ahorros para la boda cuando llegue. Doña Asunción me regaló una cuando me fui. Pero se torcieron las cosas. Y no fue la jarra de mi hija. La he traído aquí.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FRUTOS.- Ya vendrán las nietas.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FELIPE.-Quién sabe...Pero voy a decirte una cosa, a tí solo, y para entre nosotros. No voy a ir a la misa por mi hermano. Porque no sé si está muerto o vive. Por desaparecido le dieron. Pero yo sé más. Al cabo de muchos años recibí una carta suya. Me decía en ella que se había pasado a los moros para siempre. Que en cuanto vio aquello se dió cuenta de que era lo suyo, y que todos nosotros somos algo moros sin darnos cuenta. Que se acordaba mucho de mí, pero no volvería a darme noticias. Saber uno de los caminos del otro podía perturbar a los dos. Yo le contesté hablándole precisamente de la jarra. Le dije que la guardaría para sus nietas y las mías, por si alguna vez se encontraban.</span></div><h4 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">(Hay un silencio)<o:p></o:p></span></h4><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FRUTOS.- El mundo y el hombre son complicados. En fin, ya es hora de que veas a Petra.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><h2 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">TERCERO</span><o:p></o:p></span></h2><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">NARRADOR.-Ha pasado más de un cuarto de siglo. Hay guerra civil. Antes de ser inaugurado, el Grupo Escolar de Sepúlveda se ha convertido en hospital de sangre. Allí vamos a terminar. El campanillo del Salvador está tocando a muerto. Están Jiménez, que es un médico de Sepúlveda, y el alférez Soto.</span></div><h3 style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;">EL MÉDICO.- ¿Le gusta Sepúlveda, alférez?<o:p></o:p></span></h3><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Me está encantando. Le envidio, doctor, por vivir aquí.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL MÉDICO.-El riesgo es acostumbrarse al milagro. Y qué chicas, ¿eh?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Como no me esperaba. Suena precioso, ese campanillo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL MÉDICO.- Es el cimbalillo del Salvador. La iglesia más alta, desde donde se vigila la aviación. Dicen que tiene aleación de oro. Sólo toca en los funerales de cabildo. El cabildo era la corporación de los clérigos de la Villa. Ya no existe, claro. Pero los entierros y las misas más lujosas son de cinco curas. Y se llaman así, de cabildo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Será que van a decírsela a los hermanos Miralles.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL MÉDICO.- Le dejo.Voy al pueblo, a ver a mis enfermos de siempre. Tan de siempre que los llevo conmigo. Ah, me olvidaba decirle que mañana, por ser tercer domingo, hay misa de minerva. Es también en El Salvador, de la Cofradía del Corpus. Hay una procesión por el pórtico y toca un tambor. Acaso a usted le gustaría. Vaya, si puede. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se va. Entra Ruperta</i>).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- Buenos dìas, señor capitán. Me han mandado limpiar otra vez aquí.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Pero ya te he dicho que yo a capitán no llego. ¿O es que sigues sin conocerme? (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ella se pone a barrer</i>). Tan guapa como triste. Con lo que ahora se divierten las chican en Sepúlveda, con tanto mozo...¿Tienes novio? ¿O un secreto?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- No, señor alférez. Tengo novio, pero...está en Madrid, estaba por lo menos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Ya se arreglará todo. Mientras tanto hay que vivir. Yo no tengo novia. Pero mi madre está lejos, en Granada. Mi padre murió y yo soy hijo único.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- ¿Granada?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Sí, ¿te choca? ¿Has estado allí?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- No. Yo no he salido nunca de Sepúlveda. Pero mi padrino hablaba mucho de aquella tierra. Había vivido de joven en un pueblo que se llama Guadix.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.-¿Guadix? Donde yo he nacido.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- Por algo dicen que el mundo es un pañuelo.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Y más cuando hay guerra y se mueve la gente.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- Yo tengo de Guadix, una jarra. Me la dejó mi padrino. Yo era muy pequeña cuando se murió.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Será una jarra acitana. ¿A qué te gusta?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- Es preciosa.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- ¿Y guardas en ella tus ahorros de novia?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.-Sí. Pero el padrino me dijo que no era sólo suya, sino también de su hermano, y había que esperarle. A él o a sus hijas o sus nietas. A sus nietas, a estas alturas.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- Y aquel hermano, ¿dónde estaba?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.-Le dieron por muerto en otra guerra, en África. Pero a última hora, mi padrino daba a entender a los de más confianza que acaso eso no fue verdad.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(Entra la enfermera Fuencisla).<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FUENCISLA.-Traen a un moro y a un cura. Gravísimos los dos. Que se queden aquí un momento, dice el capitán médico.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD">(Los entran. El alférez y Ruperta ayudan).<o:p></o:p></span></i></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL CURA FERMÍN.- ¿Te sientes muy mal?</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL MORO HASÁN.- Saber que morir.</span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL CURA FERMIN.-¿Estás tranquilo?</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL MORO HASÁN.- Mulama es Mulama. Mulama ser muy grande. Tranquilo me siento estar en sus manos.</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">FUENCISLA. Voy a ocuparme de que vengan enseguida a confesarle, padre Fermín.Ahora vendrán a por ti, Hasán. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sale</i>).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL MORO HASÁN.- Morirme, pero ver bien. Estar en un pueblo que haber tenido, saberse el pueblo abuelo mío. Las casas del cielo. Tener él aquí una jarra. Para las monedas de las bodas. Ser yo sólo nieto suyo. Mulama es Mulama. Con el abuelo. Desde pueblo de él. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Expira. El cura Fermín se santigua y se pone a rezar. Vienen dos camilleros y se llevan al muerto</i>).</span></div><div class="MsoBodyText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">EL ALFÉREZ.- No estés triste, Ruperta. La sierra no va a ser siempre una frontera. (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Se vuelve a oír el toque de clamor). </i>¿Vuestro cimbalillo sólo toca por los hermanos Miralles?</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD">RUPERTA.- Eso dicen.</span></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1743632461736163252.post-70599667391581465062010-09-17T18:01:00.001+02:002012-03-30T13:51:41.254+02:00EL REY A SOLAS<div class="MsoBodyTextIndent" style="text-align: justify;"><b><u><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">EL REY A SOLAS<o:p></o:p></span></span></u></b></div><h1 style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">PERSONAJES<o:p></o:p></span></span></span></h1><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Mauro, </span></span></i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">monje francés</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Odón, “ “</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Alfonso VI, Rey</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Beltrán, </span></span></i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">caballero de la Corte</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Sebastián, paje</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Benedicto, </span></span></i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">monje de Sahagún</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Zorayda, </span></span></i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">mora de Toledo</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Romaiquía, “ “</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Constanza, reina</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Benedicto, monje de Sahagún</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Frutos, monje de San Frutos</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Nagid, médico judío</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Fátima. mora de Toledo</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Myriam, “ “ “</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: justify;"><br />
</div><h1 style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">NARRADOR</span></span></span></h1><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Cuando Sepúlveda vivía todavía su repoblación, en el Oeste de la Península la futura España cristiana se estaba rahaciendo. El rey Alfonso VI, el de la confirmación definitiva de nuestro Fuero, miraba a Europa. Uno de sus faros era el monasterio francés de Cluny. </span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Los eclesiásticos franceses tenían mucho poder entre nosotros. Uno sería el primer metropolitano nuevo de Toledo, otro algo más adelante el obispo de la diócesis restaurada de Segovia. </span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Dos de esos monjes francos están conversando entre sì, a propósito de esa presencia suya a este lado de los Pirineos.</span></span></div><h2 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> PRIMERO</span></span></span></h2><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">EL PADRE MAURO.- Se os nota en la cara, padre Odón, que os encontráis entre los españoles como los peces en el agua.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">EL PADRE ODÓN.-A decir verdad, no estoy a disgusto, mi buen padre Mauro. ¿Es ello pecado?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.- Ni eso ni lo contrario. En sí mismo quiero decir. Por otras vìas, quién sabe...</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.- Claro. Nadie conoce todos los caminos. Hay quien opina que ni los ángeles. Y vos, ¿cómo estáis aquí?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.- No voy a confesarme. Por otra parte ya sabeís o suponéis.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Desde luego. No me hace falta oiros. De mí os diré una cosa. Cuando estuve en París, en la catedral de Nuestra Señora no me sentía allí, en la ciudad quiero decir. Estaba en el lugar sagrado como fuera del espacio. En cambio eso no me pasa en las iglesias de Toledo. Me siento a la vez en el templo y también en el suelo donde están sus cimientos.</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">MAURO.- Yo no voy a ocultaros, padre Odón, que ya en Roncesvalles, notaba la tierra demasiado diversa. Y claro que no por haber traspuesto las montañas.</span></span></span></h3><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"></span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif; font-size: medium; font-weight: normal;">ODÓN.-Entonces, ¿os habéis parado a pensar el porqué?</span></h3><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">MAURO.-No hace falta. O si queréis no es posible. Sin salirnos de nuestra Borgoña, los de mi pueblo, Saint-Pierre-des-Eaux, sabemos que la línea invisible que nos separa de Saint-Paul-de-la-Rivière es una frontera. Aunque el terreno no puede ser más llano. Y entre los dos términos la separación no se percibe.<o:p></o:p></span></span></span></h3><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ODÓN- Aquí, ¿os sostiene vuestra misión?</span></span></span></h3><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.- ¿Para vigilar la superstición toledana? No soy tan soberbio como para hacer la competencia al Papa de Roma. Pero...</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Mas pensad que son nuestros compatriotas francos y nuestros hermanos en religión quienes están esperando se les mande de aquí el Corán traducido al cristiano.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.- Al no saber a ciencia cierta para qué, no me hago problema de la cosa. </span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ODÓN- ¿Será el mismo motivo por el que nos han traído?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-Pero no te olvides del oro de Castilla que en Cluny se hace sillería de iglesia.</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.- Para cantar las alabanzas del Señor.</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.- Con más anchurosidad.</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.- Así sea.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><h1 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">NARRADOR</span></span></span></h1><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">El Rey Fernando I había muerto sin confirmar el Fuero de Sepúlveda. Sencillamente, porque habiendo otra vez poca gente en la Villa y la Tierra, no era casi necesario. En su testamento dividió el reino entre sus hijos: Galicia para García, León para Alfonso y Castilla para Sancho. Hubo guerra entre los hermanos. García fue desposeído y Sancho venció a Alfonso. Éste se refugió en el reino moro de Toledo. Su hermana Urraca, señora autónoma de Zamora, no está conforme con ese estado de cosas. Es tanto el afecto entre esos dos hermanos que se murmura de ello.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Alfonso conversa en Toledo con uno de los leales que le han seguido al exilio.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN.- ¿Sabéis, Majestad, que Zamora no puede estar mejor guardada? Ni caballos tan preciados ni arqueros de tan buena puntería en todos los dominios donde reinó vuestro señor padre. Y es copiosa la reserva de flechas.</span></span></div><h4 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(Hay un silencio)</span></span></h4><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO- ¿¿Por qué me cuentas esto, querido Beltrán?</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">BELTRÁN.-¿Acaso no os incumbe?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Pues podría deciros que no. No va a depender de ello la hospitalidad que me da este buen rey moro</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">BELTRÁN- ¿Y la suerte de vuestra hermana?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Ya sabéis la respuesta. Pero tan hermana es del rey Sancho. (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">El Rey parece hablar consigo mismo). </span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Mi hermana Urraca, Urraca, mi hermana, ¿por qué Dios la dio esos ojos verdes? ¿O fue el diablo?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN.- Majestad, Dios escribe derecho con renglones torcidos aunque éstos los haya trazado el mismísimo demonio.</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ALFONSO.-¿Acaso de guerrero te vas a hacer clérigo?</span></span></span></h3><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN.- No. Pero de conocer bien a los clérigos sí que me precio. Por cierto, que de un momento a otro llegará de Sahagún el padre Benedicto.</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ALFONSO.- ¿Tan deprisa?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN.-¿Acaso es censurable que se apresure en cumplir vuestros deseos de verle?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- No es eso. Pero os confieso que, después de mandarle llamar, se me pasaron las urgencias. Sentí que recurrir a él en vez de a uno de nuestros monjes francos fue como sucumbir a una tentación.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN.- ¿Y por què no al contrario? En cuanto al fondo del asunto, tan sacerdotes del Altísimo son los unos como los otros.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO- Sí. Pero unos consangúineos de la tierra y otros no. Y a veces el parentesco es una trampa traicionera. (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Otra vez se queda absorto y ausente</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">) ¿Por qué son verdes los ojos de mi hermana? </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(Entra el paje Sebastián</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">).</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SEBASTIÁN.- Señor, el padre de Sahagún ha llegado.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO-. Que descanse y espere.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN.- Majestad, sean cuales sean vuestras decisiones, demorarlas no sería bueno ni para los unos ni para los otros.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SEBASTIÁN.- Señor, el padre Benedicto ha dicho que desearía veros lo antes posible.</span></span></div><h4 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(Hay un silencio)</span></span></h4><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Sea. Que entre cuando quiera. </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(Sale el paje</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). Estoy tomándole ley a este pequeño Sebastián.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN.-Hasta haceros perder alguna vez la solemnidad del protocolo.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Aquí me lo puedo permitir. Ventajas de haber perdido la soberanía.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(Entra el padre Benedicto. Se inclina profundamente ante el Rey. Éste le hace sentar)<o:p></o:p></span></span></i></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ALFONSO.- ¿Qué tal la jornada?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.- Laboriosa, Señor. Largos caminos, altos montes, ojos avizores, todavía mucho desierto. Son grandes las tierras de los reinos. Y se diría que las defienden tanto los hielos como los calores.</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BELTRÁN- Con vuestro permiso, Majestad, me voy.</span></span></div><div class="MsoList" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">El Rey le hace un gesto de asentimiento)</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Iba a deciros que os soségarais. Pero yo os llamé precisamente porque necesito sosiego.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.-También lo están necesitando los dominios de vuestro hermano. Que Zamora no va a rendirse.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Pues de veras, padre Benedicto, que no me es buena esa noticia, esa situación mejor os diría, que aquí todo llega y se sabe, y unos lo cuentan en árabe y otros en romance.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.-Nunca son buenos los vientos de guerra. Salvo que conjuren males mayores, guerras peores aunque sea a más largo plazo. </span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Con severidad</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). ¿No es poco respetuoso con vuestro Rey que le adelánteis las respuestas?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.-Tenéis razón. Perdonadme.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Ya sabéis que, antes de que mi hermano y yo nos pelearamos, pactamos que el vencido se conformaría con su suerte. Y yo vivo aquí cumpliendo mi promesa.</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">BENEDICTO.-¿Promesa de hermano a hermano o de rey a rey?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Reyes y hermanos somos.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.- Pero a cada cosa lo suyo. Vuestra hermana no estuvo en el pacto.</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ALFONSO.- (</span></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Irritado</span></span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">).- ¿A qué viene eso?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.-Por el cerco de Zamora. Ni tuvisteis entonces presente esa ciudad ni de ella habríais podido disponer ante el Altísimo.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Sigue enfadado</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">).- No os mandé llamar en busca de consejos políticos, sino de la paz espiritual.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.-Así lo haré en cuanto pueda distinguir lo uno de lo otro, que no siempre es el caso.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-No os oculto que aquí me encuentro bien.</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">BENEDICTO.- ¿Entre infieles?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Yo no soy responsable de sus almas. Además, también ellos fueron mis súbditos y ahora lo son de mi hermano.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.-Hay que tener cuidado de no atribuir al espíritu las flaquezas de la carne.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Si lo creeis vuestro deber, hablad más claro.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">BENEDICTO.-Pienso, Señor, si acaso no sería el mejor ejercicio divinal abrir las puertas de vuestro corazòn de nuevo a las tierras heredadas de vuestro padre, también a los moros que las habitaban y en ellas siguen. ¿Este Toledo del Islam no puede estaros siendo una tentación? ¿Y si en el futuro a Toledo volvierais de otra guisa? ¿Por qué no pensarlo y esperarlo?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO. -(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Vuelve a ensimismarse</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). ¿Por qué Dios dio a mi hermana esos ojos verdes? ¿O fue el demonio? ¿Sabeís, padre Benedicto, que me acuerdo de mi hermano García? Sancho y yo decidimos quitarle Galicia porque nos daba miedo el mar. Por él podrían venirnos cualesquiera peligros si su puerta no estaba en nuestras manos. Aquellas gentes de las islas de Inglaterra...Pero ahora pienso si no es el mismo caso el de la tierra firme. (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Otra vez absorto</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). Veo los ojos verdes de mi hermana como un mar en tempestad. Infernal ésta. Pero vayamos a la iglesia.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(Se van y entran Zorayda y Romaiquía. Zorayda mira por todos los rincones)<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA.- ¿Está bien ordenada y provista la cámara del rey..y de su bienamada Romaiquía?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ROMAIQUÍA.-¿Del rey? Mejor diríais, Zorayda, del cristiano o del castellano. Lo bueno que tiene es que rey no es. ¿Para qué? ¿No es antes la corona que la vida?</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ZORAYDA.- ¿Bueno para él? ¿O para ti?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ROMAIQUÍA.- No tengo ninguna duda de que para los dos.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA. Desde luego que muchas cabezas segurían en sus cuellos y guerras se habrían evitado si hubieran pensado así todos los hombres. Y las mujeres, claro.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA.- Yo estoy casi segura de que Alfonso no es de ésos.</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ROMAIQUÍA.- ¿Casi?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA.- (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Pensativa</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). Sí. Tengo que reconocer que el casi me falta. Es como si hubiera un hilo, un hilo nada más, que sigue sin romperse. Un secreto que se vislumbra de vez en cuando, en alguna ausencia sin motivo, a lo más inesperado, a lo menos oportuno. Aunque pasa a veces mucho tiempo sin notarse.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ROMAIQUÍA.- ¿Otra boca, otros ojos?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA.- Desde luego no veo en el primer plano la corona.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ROAMIQUÍA.- Que no le falten los aromas ni las músicas. En esto sí ganamos a los infieles. Y él bien lo sabe y lo siente.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA.- Ay, si el Tajo fuera por lo menos como el río de Sevilla...</span></span></div><h3 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">ROMAIQUÍA.- ¿Y qué?<o:p></o:p></span></span></span></h3><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA.- Que entonces me sería más fácil enseñarle cómo los caminos del mar son mejores que los de la tierra.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ROMAIQUÍA- Cuando un hombre y una mujer los andan juntos...</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA- Y que navegar aquéllos es preferible a reinar en éstos.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ROMAIQUÍA.- Pero eso también se puede aprender en Toledo. Y aunque no tuviese río...</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ZORAYDA.- Que Alá el Misericordioso te oiga.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ROMAIQUIA.-Quién pudiera cantar como aquella que hacía versos de amor, como Aisa Alqurtubiya: </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Soy una leona y los cubiles ajenos no me agradaron nunca...<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><h5 style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></span><b><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">SEGUNDO<o:p></o:p></span></span></b></span></h5><div class="MsoNormal" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><b><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NARRADOR.-</span></span></b><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Han pasado bastantes años, pero muchas más cosas. Alfonso ha vuelto a ser rey de todas las tierrras donde lo había sido su padre. Toledo se ha incorporado a su monarquía cristiana. De esa manera está asegurada la repoblación de Sepúlveda, que ha dejado de ser frontera pero goza de su Fuero. El Rey conversa en Toledo con su segunda esposa, la francesa Constanza.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- De veras, Constanza, que sigue pesándome haberte echo caso y dado a los cristianos para catedral suya la mezquita mayor.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-Pon los pies en la tierra, querido esposo. No es bueno seguir el sentimiento cuando nos incita a volar pero sin darnos alas.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Yo creía mejor haber dejado las cosas como estaban, en cuanto hubiese sido posible.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-Justamente, ahí está el quid. Por otra parte, si lo miramos en profundidad, nada ha cambiado. Si ahora hay en Toledo un rey cristiano, hay que ver en la aparente variación la adaptación a la realidad nada más. Pero sólo en lo necesario para conseguir la permanencia del estado de cosas, de la andadura del reino que sigue.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Muchas razones, pero...</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA- ¿Poco sentimiento?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Nunca me arrepiento en cambio del nuevo rito de la misa y de los sacramentos. ¿Acaso menos apegado al antiguo por ser castellano, en virtud de la encomienda paterna y no leonés?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.- No es eso. Es que te halaga pensar cuánto en Cluny rezan por ti mis paisanos a la manera que ahora es ya la tuya y de tus súbditos.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-De veras me siento sostenido cuando así se me viene a la memoria.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-¿También te sotiene tu mujer?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Desde luego, querida esposa. </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(Se queda pensativo)<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-¿No te entristezcas; Ya sé que sigues esperando los hijos. No dejes de confiar en el Altísimo y, tengo que repetirtelo, en las oraciones de los buenos monjes borgoñones. Además, si mucho te costó dejar Toledo cuando era tu refugio y tu destierro, disfruta ahora de este Toledo en el que eres soberano, el soberano.¿No es una ganancia?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Según se mire.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-De veras sigo convencida de que los infieles te tentaron.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Pensativo</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). Sí. Pero no tanto como los de casa. Y los de más cerca.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.- ¿De la familia, de la sangre?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Hay un silencio. No se miran. Entra Sebastián</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">).</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SEBASTIÁN.- Señor, Sarracín ha llegado de Sepúlveda.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Que entre.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Pasa Sarracín. Hace una genuflexión leve</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">).</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Sentaos Sarracín. ¿Mala la jornada?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.-Sólo cuesta pasar la sierra. Mi país y Magerit el mismo, más ahora bajo vuestro cetro.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Veamos. ¿Cómo va aquello?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.-Va llegando buena gente. Con ganas de tener una tierra donde sembrar.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-Os dejo. Que los sepulvedanos no se olviden de que soy su reina, aunque no llegué a tiempo de poner mi nombre en el Fuero. (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Saracín se inclina y la besa la mano. Se va</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">)</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Sin ovejas negras?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.-Siempre las hay, Majestad. Pero del presente, las del ahora, no por el pasado.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Qué quieres decir?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.- Que la libertad para asentarse sin rendir cuentas de lo que dejan atrás no es lo que ha dado malos frutos. Tira mucho la tierra cuando es nueva, en otro sentido que la de uno de siempre recibida de los mayores.</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- ¿Estás pidiéndome algo?</span></span></div><div class="MsoBodyText" style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.-Majestad, yo os diría que el libre tránsito sin regateos. A los que llegan a Sepúlveda no se los pide cuentas de su vida pasada. Que se los deje también andar el camino, con tal de que pasen dentro de las murallas. Todavía la tierra está falta de hombres. No se nota en la Villa pero sí en las aldeas</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Esa es mi mente. Pero no hay que pedir a mis oficiales milagros. Un poco de paciencia. No dejar de ponerse en el lugar del otro. ¿Y a San Frutos? ¿Van los nuevos sepulvedanos?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.- Poco a poco se van dando cuenta de que ahí está su centro espiritual.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-No deben olvidar la suerte de contar con el cuerpo de un santo ermitaño de los otros tiempos. De cuando había obispo en Segovia. Y gente. Como de haberles sido un don del Altísimo que ni soñar podían.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.-Así es Majestad. Pero están haciendo sus iglesias con tanto ímpetu que quizás su visión les vela la de más lejos sin darse cuenta. Es una maravilla El Salvador. Va a quedar como un pico de una cordillera.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Y los otros?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACIN.-Tenemos judíos estupendos, Señor. Y los moros trabajan bien en las obras sagradas.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Se portan bien los franceses?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACIN.-Tienen sus cosas...</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Como vosotros.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN.- Así es, Majestad.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-No te olvides de que eres el hombre de mi confianza. Y diles que estaré en la consagración de la iglesia de San Frutos. No busquéis conflictos con los monjes. No pelearos por los barbos del Duratón ni por los pinares de arriba.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SARRACÍN-Gracias, Señor. (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">El Rey le hace un gesto y se va. Vuelve Constanza. Se oye una canción melancólica, aguda: </span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Amán, yas habibit, al-wahs me no feras)</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO- ¿Entiendes ya esta lengua de los viejos cristianos de Toledo? ¿Sabes lo que cantan?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA- No. Sólo adivino algo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Amado mío, no me puedes dejar sola. </span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Es fácil, </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">aman</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">=amado, ¿no?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA- Esa letra vale también para los esposos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO-Debe valer. Debería...Oye Constanza, no te reprocho que me hayas echado en cara a veces mi complacencia en el Toledo de antes, mi nostalgia de esa vida sin los cuidados del gobierrno, el poder y sus recelos. Al fin y al cabo si eres mi mujer también la reina, y con el rey te casaste. Incluso comprendo que mi estima de los moros te llegara a parecer sospechosa. Por eso ahora no quiero ocultarte nada.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-¿Del pasado ?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-No. Del presente. ¿Si te dijera que ahora sigo sintiéndome bien en Toledo?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-Es el deseo que yo te he expresado hace sólo unos momentos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Pero quiero decir más, querida esposa. Es que no querría avanzar. No mirar al Sur. Quedarme sólo con la tierra que ahora tengo. Me da miedo la otra solución.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">CONSTANZA.-Hay que confiar en la Providencia.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-No dejo de hacerlo. Pero también me han enseñado a estar en posesión de mi libertad, el don de Dios por el que tan alto precio pagamos los hombres. Me gustan los moros, sí. Estuve bien con ellos y a ellos quiero tenerlos de súbditos. Pero son éstos, los míos. Prefiero no pensar en los del otro lado del mar. Desde lejos los veo muy distintos. Y me contentaría con que se quedaran en su sitio. </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Alma y vida te ofrezco, tierra mía</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">...Como cantó un poeta suyo. ¡Ah, esos otros moros, los de Oriente, a sus versos sí que no los temo!. En fin, prefiero complacerme en el nacimiento de mi Sepúlveda. Cuando sueño con el mar siempre es una pesadilla.(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">La Reina le toma la mano</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">)</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> </span><b><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">TERCERO<o:p></o:p></span></b></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NARRADOR.- </span></span></b><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Ha seguido pasando el tiempo. Con la misma abundancia de cosas, lluvias y noches. Los moros de España se sintieron amenazados y llamaron en su auxilio a los moros de África. Pero éstos no vinieron a ayudar, sino a dominar. Y de otra manera. Pasó la España de las tres religiones, las tres lenguas, las tres culturas. Llegó la intolerancia, ¿hasta cuándo? El Rey Alfonso fue derrotado, aunque no perdió Toledo. Sepúlveda no volvería a ser frontera.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Ya es viejo. Ha tenido cinco esposas legítimas y algunas amantes legitimadas. Una de ellas, mora, su bienamada Zayda, al fin le dio un hijo varón, el infante Sancho. Pero éste cayó muerto en la derrota de Uclés.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">El Rey está muy solo. No queda apenas ninguno de sus mujeres y hombres de antaño.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">En Toledo, el Rey conversa con el padre Frutos, un benedictino del monasterio de su nombre. Se oye cantar un romance elegíaco:<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> -¿Dónde vas, infante Sancho?,<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> las muchachas le cantaban.</span></span></i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> -</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Voy en busca de mi madre,<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> a una Sevilla lejana.<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> -¿Dónde vas, infante Sancho,<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> que en Sahagún está tu padre?<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> -Con los monjes de Cluny,<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> otra esperanza a cantarle.<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> -¿Dónde vas, infante Sancho,<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> cristiano y moro de España?<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> -Allá, en los Campos Elíseos,<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> mis corceles ya cabalgan).<o:p></o:p></span></span></i></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-Os veo absorto, Majestad.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Cómo no estarlo a mis años y en mi estado?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-Lo único que me atrevo a preguntaros es si miráis al pasado o al futuro.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO- ¿Es necesaria la pregunta? ¿Acaso tengo futuro?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-No olvidéis que el último momento de la vida es el más importante. Aún no os ha llegado. Ni sabéis lo que se hará esperar. Y no os digo esto por ser sacerdote. Seguro que también os lo diría un moro.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Estoy de acuerdo. Con tal de reducir a ese momento todo el tiempo por venir.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-No sé si sería o no bueno pensar así, pero no es posible. Hasta ese instante sigue fluyendo la vida. También para vos. No podéis evitarlo por muy rey que seáis.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Después de un silencio meditativo</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). ¿Os acordáis, padre Frutos, de que los africanos trajeron hipopótamos a la batalla de Sagrajas?</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"><o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.- Se comentó en nuestro monasterio de Silos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Yo me sentí ya vencido cuando los ví a lo lejos. Era la consumación de mi presentimiento. El miedo que el otro lado del mar me daba. Esa África que nunca se acabaría...</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-Dios está por encima de todo. Y es todopoderoso.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Supe entonces que no podía vencer. Y que sería derrotado mi reino entero, aunque ni un grano de tierra hubiera perdido. Las cosas ya iban a ser distintas. No era el mismo el aire a respirar. También era la derrota de mis moros. Los vencedores eran otros, tan distintos de ellos como los cristianos. Tanto que, aun teniéndolos al otro lado de la frontera, ya no será igual el reino que mis sucesores hereden</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-No podemos poner puertas a la Providencia.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.- Ahora me averguenzo de haber tenido también miedo a que las gentes de Inglaterra pusieran los pies en el reino de mi hermano García. Mi hermano García. Otra herida incurable en la memoria. Mi hermano Sancho. ¿Y por qué esos ojos verdes de mi hermana Urraca? ¿Por qué la belleza hiere en la paz como las armas en la guerra? Siento a veces, también temeroso, la voz de mi padre.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-No es malo eso, pero sin olvidaros en ningún momento de que es inifnita la misericordia de nuestro padre celestial.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Y en San Frutos?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-Rezando las horas del Breviario se ahuyentan las pesadillas nocturnas y se consigue que unos días sean iguales a los otros hasta que llegue el último y ya no haya tiempo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Os gusta el paraje?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.- Como que siento escrúpulos cuando comparo mi enamoramiento de él con mi propia vocación sagrada.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Sin embargo, ya sé que otros hermanos fueron allá desterrados.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.- Claro. El mundo es complicado y el hombre un ser complejo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-¿Y Sepúlveda?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-Bien asentada ya en sus peñas. Aunque queda mucho sitio aún dentro de muros. Y eso que ya hay una parroquia fuera de ellos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Entra Sebastián</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">)</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">SEBASTIÁN- Señor, el médico Nagid espera.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Que pase. Este fiel Sebastián es de los pocos que me quedan der aquellos tiempos. ¿Por qué vivir tanto, tanto demás? No se vaya padre Frutos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">(</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Entra Nagid</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">)</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NAGID.- (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Después de mirar atentamente al Rey</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">). Os veo, Señor, en mala disposición para recibir mis medicinas.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-No os lo niego. Ninguna podría darme lo que deseo. Y esto no es nada complicado, pero terriblemente imposible, hacer retroceder el tiempo, que lo que ha sido deje de haber pasado.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NAGID.-Un día os recité unos versos de Samuel Nagrela, el visir poeta:</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> ¿Hay entre tú y yo un mar que no me deja sufrir por ti, y correr con el corazón temeroso a sentarme junto a tu sepultura?</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> Se lo recuerdo, Señor, para que piense en la fuerza de los recuerdos. Y en la compañía que continúa de los que se fueron. A nuestras edades esa reflexión es la mejor preparación para las otras medicinas. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-El Padre Frutos confía mucho en las hierbas que crecen en las peñas de su monasterio. El del río Duratón.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NAGID.-De ellas me han hablado. Y espero ir allí.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-Nuestra casa la tiene abierta.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NAGID.-Muy honrado por la oferta benedictina. Y cojo la palabra. ¿Ha probado esas hierbas, Majestad?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Una infusión entre áspera y delicada que alguna vez me ha reconfortado. Aún me queda algo de ella y os la puedo ofrecer.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FRUTOS.-Yo me había atrevido a traeros más, Señor.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Doctrina, poesía, hierbas. Algo me queda todavía en el mundo. ¿Estoy ya recetado por hoy?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NAGID.-Desde luego. Por las palabras de la prescripción.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-No os entretengo más. No olvidéis al infante Sancho, mi buen padre Frutos. Y vos, Nagid, concertar con él vuestro viaje al Duratón. Ya son tan pocas las cosas que por mí pueden hacerse...</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Se inclinan y se van. Se oye un cantar alegre: </span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Es una novia Sevilla,</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> es su novio Ben Abad,</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> su cintura el Alfaraje, </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> Guadalquivir su collar. </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> Entran Fátima y Myriam; ésta es mucho más joven).<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Bienvenidas a consolar al triste. ¿Sevilla! Yo soñé con ella, desde aquella Toledo con ir de viaje, desde esta Toledo incluso con reinar allí. Pero ya se han derretido las nieves de antaño. ¿Qué me recitas hoy, mi buena Myriam?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MYRIAM.-</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Soy entre muertos inmóviles el único vivo; voy por el mundo y sólo veo seres dormidos Sobrevivo como una huella del pasado.<o:p></o:p></span></i></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FÁTIMA.-Soy yo la que ha escogido a Myriam estos versos de Al-Jatib. Precisamente porque no dejaré nunca de confiar en vuestro vigor. Sois el único vivo. De vos depende tomar la parte buena de esa realidad. Que tenéis la vida aún. Incluso os debéis con ella a los que ya se fueron.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO- Todavía eres hermosa Fátima. Yo no te miro con menos agrado que cuando tenías los años de Myriam.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FÁTIMA.-Eso dicen es señal de juventud. Como de vejez lo contrario.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ALFONSO.-Por eso es más grave que aquí, a vuestro lado, lo que sienta es el deseo de dormirme.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FÁTIMA.-De ninguna manera, Señor. Durmiendo se vive también. ¿Y si lo que desearáis es soñar con nosotras?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FÁTIMA-¿Pudiendo teneros?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MYRIAM-Quién sabe donde está lo mejor...</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FÁTIMA- ¿Y cada cosa en su tiempo? ¿O en todos los tiempos todas las cosas?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MYRIAM.-Si es la voluntad de Alá.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">FÁTIMA.-El Misericordioso. (</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Se queda el rey dormido. Las dos mujeres se miran en silencio).</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-TRAD"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> </span></o:p></span></i><i><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;"> </span></span></i><b><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">EPÍLOGO</span></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">NARRADOR.- </span></span></b><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">En Sahagún se han celebrado los funerales del Rey. El padre Mauro y el padre Odón han asistido a ellos. Y, como al principio, ya peinando abundantes canas, cambian impresiones.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Ya nos hemos hecho españoles. Incluso vos, mi buen cohermano Mauro.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-Puede tanto el tiempo. Y eso me parece a estas alturas y desde aquí nuestra Borgoña. Tiempo, que no espacio. En el tiempo la veo. Como si la Geografía no contara para ella y sus solos caminos fuesen los de la memoria.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Pueden mucho el tiempo y la historia.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-La historia tiene su fuerza del tiempo mismo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-¿Y os habéis alguna vez parado a pensar en por qué vinimos?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-Nos mandaron.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Sí, mas de buena gana obedecimos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-De acuerdo.Por mi parte os diría que aquí había más sitios.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Queréis decir más cargos, ¿no?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-Tanto como eso...</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-¿A qué disimular? ¿Y estáis contento?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.- Todo es relativo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Claro. No sois el arzobispo de Toledo, ni siquiera el obispo de Segovia.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-Ni llegue a pensarlo.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Quien sabe... A veces no conocemos todos nuestros pensamientos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-¿Y vos?</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">ODÓN.-Yo quise venir no pensando en más espacios, sino en más espacio, en singular. Y por eso no podía decepcionarme. Nada más pasar Roncesvalles le encontré.Y le sigo respirando ahora, cuando rezo porque el buen rey salga del purgatorio.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">MAURO.-Al fin y al cabo en eso os acompaño cohermano Mauro.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: left;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">LOS DOS.-</span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times,'Times New Roman',serif;">Requiem eternam dona ei Domine, et lux perpetua luceat ei.</span></i></span></div>Antonio Linage Condehttp://www.blogger.com/profile/10401259709772886756noreply@blogger.com0